Overture - Libre -

El tiempo se le venía encima, Joseph estaba seguro de que el movimiento que los ex mortifagos estaban planeando solamente alertaría a las autoridades mágicas y eso no estaba bien para él. Llevaba cerca de un año y medio en la universidad en busca de potencias mágicas que pudieran ayudarles a sus fines en estados unidos, pero estaba en un callejón sin salida.

¿Qué si estaba dentro de aquel movimiento de raptar estudiantes y todo eso? Si, pero no por los ideales que los mortifagos seguían, él no idolatraba a una figura como voldemort, si bien siempre había sido conservador, no era un fanático que luchara por la pureza de sangre, a él lo movía el poder y estaba dispuesto a aceptar a cualquier mestizo o hijo de muggles que pudiera ganarse un lugar entre los suyos.

Tal vez por el hecho de estar metido en ese movimiento no tenía miedo de salir al bosque o a cualquier lugar entrada la noche. Había cosas específicas que necesitaba hacer a la luz de la luna o pistas que seguir en busca del saber como para disimular frente a los otros. Joseph era extraño, pero nunca había puesto en tela de juicio su profesionalismo.

Tenía un libro en las manos, un libro extraño y que no era de ninguna editorial. Era un libro suyo escrito con su puño y letra, lo tenía abierto en una página en uno de los claros del bosque mientras contaba algunos pasos antes de alzar la varita y conjurar un encantamiento hacia un pequeño animal en la distancia. No era un cruciatus, pero el pequeño bowturckle hizo un sonido de dolor horrible antes de caer muerto desde una de las ramas de los arboles hacia el suelo.

No es suficiente…- Apretó la varita con fuerza y tomó el libro en sus manos, fue que escuchó a alguien acercarse que se puso en alerta de verdad.

¿Quién está ahí? – Dijo sin ningún temor, era un estudiante de artes oscuras, no era extraño que estuviese haciendo experimentos aquella noche específicamente, pero tenía que asegurarse.

Joseph alzó una ceja con arrogancia y luego cerró el libro con una sola mano, seguía teniendo la varita desenfundada y su penetrante mirada azul profundo sobre ella. El mayor de la familia Morgan y heredero principal de las raíces y fortuna era en efecto un hombre extraño, pero no por ello apartado de la sociedad, podía ser muy elocuente al hablar y políticamente correcto, especialmente con sus familiares del “viejo mundo”.

Giró su cuerpo hacia Zelda e hizo un movimiento para guardar su varita, el libro se lo llevó bajo el brazo y dio un par de pasos acercándose a ella en la oscuridad de la noche. La luna estaba sobre ellos y le daba a la piel de la semi veela esa aura magnética hacia los hombres, él no gustaba de ellas aun que por algunos segundos se quedo con la mente en blanco, como hacia cualquier hombre en esos lugares.

Susto no es precisamente la emoción, ¿Qué haces en este lugar Fay? – Se dirigió hacia ella por su apellido, el que no compartían, era una forma elegante de ponerla en el lugar que correspondía, ni más ni menos, solo donde era. Joseph no era precisamente arrogante al hablar, pero tenía maneras que no a todo el mundo le gustaban, especialmente con ella o con Ellie.

Sabes que es peligroso estar en la noche en lugares como esos, ¿Estas buscando ser raptada también como tus amigos? Creí que el concejo escolar había dictado algunas reglas de seguridad. – Ni si quiera lo sabía, no estaba seguro. Se movía como si fuera una persona mayor (en cierta forma lo era) Joseph era como un viejo atrapado en el cuerpo de un joven.

¿Cómo sigues? Ya sabes, de tu enfermedad… - Él era un sanador reconocido en estados unidos, uno de esos prodigios en la rama de lo suyo, le importaba saber si Zelda había tenido alguna recaída y esas cosas medicas que no hablaban precisamente mucho de él pero si de los demás.

Puedo acompañarte si gustas a Cerridwen cuando termine de experimentar con algunas cosas. Si no tienes inconveniente en esperarme, no me gustaría que estuvieras sola por ahí. - Era verdad, Zelda fuera o no mestiza tenía en esos momentos una buena posición social y lo menos que quería era que los mortifagos se metieran con su familia en un arranque de fanatismo, hasta él sabía que era una idiotez.

Joseph mantuvo su mirada penetrante fija en la pelirroja que llevaba en las venas la sangre Morgan, diluida tal vez, pero sangre suya al fin de cuentas. Sus labios se curvaron en una sonrisa que no era verdadera pero se mostró complacido al escuchar que no tenía miedo en verdad, de la oscuridad, de los atentados, de esas personas que estaban llevándose a los estudiantes de su clase, mestizos cualquiera, para torturarlos por mero placer.

Pensé que podrías tener miedo de que te sucediese lo mismo que a esos estudiantes. ¿Los conocías? Creí escuchar a Ellie alguna vez decir que el jugador había salido contigo alguna vez. ¿Cómo van las cosas?¿Crees que los encuentren pronto? - Estaba soltando palabras al aire, como si él supiera algo más, claro que él siempre parecía así aun que no tuviese las respuestas, era un hombre confiado.

¿Quieres saber lo que hago? Estoy practicando un encantamiento. Si hubieses ido a América estarías más familiarizada con ellos, a pesar de tener una excelente rama de artes oscuras al parecer en el viejo mundo aun tienen demasiado miedo de utilizar la magia negra a su favor. Pero bueno, no estoy aquí para juzgarlos.

Era verdad, en realidad tampoco creía que la rama de artes oscuras en el viejo mundo fuera mejor que la que llevaban en estados unidos, aun que claro allá era diferente, magia negra, sacrificios, en el viejo mundo tenían las herramientas para ser poderosos pero mucho miedo en utilizarlas. Joseph alzó su varita apuntando a la criatura frente a él.

Aeter Ignis - Dijo con una voz dura conjurando un hechizo hacia la criatura. En primera instancia parecía no estar sucediendo nada, pero pronto la punta de la varita comenzó a encenderse en color naranja como si un fuego invisible saliera de ella. Momentos después la criatura en el suelo comenzó a retorcerse y a hacerse pequeña como si algo estuviera quemándola de adentro hacia afuera, al final terminó muerta y humeando en el lugar.

La magia oscura Zelda, es muy poderosa. Yo podría ayudarte a encontrar a esas personas, pero ¿Realmente te interesa encontrarlos? ¿Qué estarías dispuesta a dar a cambio? La magia oscura siempre requiere un precio a pagar.

¡Ahí estaba! Ese era el carácter de los Morgan que Zelda quisiera o no poseía, Joseph se mantuvo distante y prestando una gran atención a sus palabras, no era una idiota y lo sabía, pero él había estudiado muy bien su papel como un líder y nuevo dirigente de la familia, por que estuvieran en otro continente o no, seguían siendo parte de la misma línea de sangre.

Tienes razón, la familia es familia. No importa qué, lo son. – Puntualizó, estaba dándole por primera vez el reconocimiento de algo, pero es que a ojos de Joseph, el respeto no se entregaba así como así, había que ganarlo. Nunca tenías nada por hecho así fueras un rico magnate o un pobre plebeyo. Zelda estaba dando un paso adelante y no podía más que observarlo gustoso.

Claro que no sabes nada más, ¿Crees que el ministerio está realmente haciendo algo para encontrarlos? Claro, interrogaron a un puñado de personas, encarcelaron a unos cuantos. ¿Y los desaparecidos? Nada… no están en realidad haciendo nada para encontrarlos Zelda.

Joseph dio un paso hacia ella, tranquilo, como si tuviera el mundo en sus manos. Confiado.

Sé muy bien que va a funcionar porque lo he hecho antes. Podría hacerlo por ti, porque somos familia… en cuanto el precio a pagar. Sería simple.

Hizo una pausa hasta estar frente a Zelda, con una mano le tocó un mechón de cabello que le caía por el hombro, pelirrojo y lacio. Le causo un amago de sonrisa.

¿A qué se dedica mi familia en Estados Unidos? ¿Lo sabes Zelda? ¿Sabes que tenemos desde hace generaciones el hospital mágico con más renombre en América? Bueno resulta que en pro de mejorar nuestra línea familiar, sería bueno que busques formalizar las cosas con la familia Meyer. ¿Por qué me interesa lo que hagas? Porque se la clase de influencias y contactos que ellos tienen en el reino unido y me interesaría que colaboraran en un futuro con nosotros. Eso es todo. Yo te hago un favor a ti en estos momentos. Tú me ayudas en el futuro siendo completamente feliz y mejorando la línea de sangre que tu madre arruinó por ir en busca de dinero.