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¡Adóptame! [LIBRE]
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¡Adóptame! [LIBRE]
Todos sabían que no podía resistirme a los animales (demasiado obvio estudiando zoología) y mucho menos en temporada de frío. El suelo estaba nevado y llegué resbalándome hasta donde Patience Fitzgerald, también activista contra el abandono de animales, me había pedido aquel gran favor. Mientras me preparaba para una tarde completa de helarme las manos, me explicaba lo que había ocurrido: algún mago desalmado había abandonado a las crías de un kneazle, dejándolos a la deriva en una caja cerca de Hogsmeade.
Por lo regular era Patience quien se dedicaba a buscarles casa, pero era fin de año y las cosas se ponían complicadas para todo el mundo. No iba a fingir que yo estaba atareada, mucho menos si se trataba de el futuro de tres kneazles con un particular color gris chimenea, como si hubieran sido blancos y se hubieran metido a una red flú. Mi deseo fue que vivieran conmigo para siempre, pero no podía hacerlo. Papá y el ama de llaves me odiaban ya lo suficiente con la manada variada que vivía en la casa.
Mi labor era simple: ofrecer a los felinos en adopción a algún mago que pasara por ahí. Realmente no era la mejor de las ideas pues nadie me aseguraba que les darían un buen hogar, pero eso era mejor que dejarlos morir de frío (siendo honesta NUNCA los dejaría morir de frío, antes terminaría escondiéndolos en la oficina del decano Blackburn o algo así) y claro, mejor que llevarlos a casa, ya me habían dicho muchas veces que era imposible.
-¡Buenas tardes señor! ¿Siente un vacío en su vida? Seguramente se debe a la falta de una mascota ¿Ya vio a estas hermosuras? Los kneazles son extremadamente listos, no piense en ellos como una carga…- me escuchaban por unos segundos, me sonreían (con suerte) y seguían de largo. Algunos niños se demoraban de más acariciando a los bichos, y yo me agachaba para incentivar su interés, pero hasta ahora ninguno de los kneazles tenía casa.
-¿No se le ablanda el corazón al verlos?¿Pueden creer que no tengan casa? Ustedes podrían darle una…- cada que lo intentaba, lo hacía con una sonrisa. Pero en ese momento estaba ya matando por al menos poder beber un café.
Por lo regular era Patience quien se dedicaba a buscarles casa, pero era fin de año y las cosas se ponían complicadas para todo el mundo. No iba a fingir que yo estaba atareada, mucho menos si se trataba de el futuro de tres kneazles con un particular color gris chimenea, como si hubieran sido blancos y se hubieran metido a una red flú. Mi deseo fue que vivieran conmigo para siempre, pero no podía hacerlo. Papá y el ama de llaves me odiaban ya lo suficiente con la manada variada que vivía en la casa.
Mi labor era simple: ofrecer a los felinos en adopción a algún mago que pasara por ahí. Realmente no era la mejor de las ideas pues nadie me aseguraba que les darían un buen hogar, pero eso era mejor que dejarlos morir de frío (siendo honesta NUNCA los dejaría morir de frío, antes terminaría escondiéndolos en la oficina del decano Blackburn o algo así) y claro, mejor que llevarlos a casa, ya me habían dicho muchas veces que era imposible.
-¡Buenas tardes señor! ¿Siente un vacío en su vida? Seguramente se debe a la falta de una mascota ¿Ya vio a estas hermosuras? Los kneazles son extremadamente listos, no piense en ellos como una carga…- me escuchaban por unos segundos, me sonreían (con suerte) y seguían de largo. Algunos niños se demoraban de más acariciando a los bichos, y yo me agachaba para incentivar su interés, pero hasta ahora ninguno de los kneazles tenía casa.
-¿No se le ablanda el corazón al verlos?¿Pueden creer que no tengan casa? Ustedes podrían darle una…- cada que lo intentaba, lo hacía con una sonrisa. Pero en ese momento estaba ya matando por al menos poder beber un café.
Nuru Caulker- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 29/12/2014
Re: ¡Adóptame! [LIBRE]
//pensé que esperabas a alguien especial... pero ya estoy aquí!//
No se necesitaba una escusa para estar dando vueltas por Diagon. Las vacaciones solían ser más ociosas que lo que la mente hiperactiva de Alf podía soportar en paz. Y quedarse todo el día en casa viendo como su hermano estudiaba no funcionaba. Terminaba siempre moliéndolo a palos por cualquier razón con tal de molestarlo, y su madre echándole la bronca a ambos por destrozar el living y tomar de rehén al gato del dulce hogar. Así que esa tarde había partido para Diagon a buscar algo que hacer que no involucrase arruinar la vajilla familiar lanzando tiros en el jardín.
Por otro lado tenía una cita pendiente en la herboristería del paseo mágico, una que no involucraba mujeres con faldas cortas, sino un viejo de bigotes al cual pedir empleo. Sus años universitarios se escurrían como agua entre los dedos. Y si no apuraba sus goles, terminaría en una oficina del ministerio nomenclaturando hierbas inofensivas, aburrido como una ostra de traje y corbata. Tenía que conseguir un trabajo en el mundo real, antes de quedar rezagado por sus compañeros de estudios, y Alf no tenía una familia dedicada a las plantas como para confiarse en palancas sociales. No le preocupaba el trabajo sucio, ni empezar de cero, pero si que aquel hombre lo conocía demasiado por sus aventuras con las hierbas desde los años de Hogwarts, cuando iba a la tienda a robar ejemplares por curiosidad extrema, como para confiarse en él.
Se pasó dos horas chamullándose al viejo. Manteniendo la postura, haciéndose el interesante, tratando de sacar a la luz sus conocimientos excelsos sobre mil hierbas y terminar comprando unas especias mágica para cerrar el trato. No había conseguido nada, pero al menos no tenía la entrada vetada para una próxima vez. A este punto era cuestión de seguir insistiendo... pero no ahora. Ahora a tomarse una cerveza o un helado o... COMPRAR GRAJEAS DE TODOS LOS SABORES!! y a ver cachorros de kneazle tan mononos!! *-* Con sus grageas en una mano, se acercó al grupo de gentes que tocaba sin llevar. Se coló entre unos niños que apenas si alcanzaban a su cintura y se acuclilló ganándoles el paso, para tomar un gato con la mano que no sostenía las grageas. - ohh que bonito eres... ohh oh... bonito gatito -
Estaba hecho todo un ridículo, poniendo sus labios en trompa como una viejita fascinada con su nieto bebe recién nacido. Una niña le jalaba la remera como reclamando que era su turno para tocar al gatito, pero Alf la miró con recelo y se lo negó. No había reparado en si aquello era una venta o un espectáculo ambulante de vacaciones de invierno hasta que Nuru apareció por ahí - Ey Nuru!! Son tuyos?.... - y le encajó las grageas en el pecho para agarrar al Kneazle a dos manos y acunarlo en su pecho. Hacerle caricias en la barriguita aunque el gato no estaba muy convencido. - este tiene pinta de aguerrido... lo inscribimos en peleas callejeras y nos ganamos unos pesos, que te parece? - y el gato le mordió.
No se necesitaba una escusa para estar dando vueltas por Diagon. Las vacaciones solían ser más ociosas que lo que la mente hiperactiva de Alf podía soportar en paz. Y quedarse todo el día en casa viendo como su hermano estudiaba no funcionaba. Terminaba siempre moliéndolo a palos por cualquier razón con tal de molestarlo, y su madre echándole la bronca a ambos por destrozar el living y tomar de rehén al gato del dulce hogar. Así que esa tarde había partido para Diagon a buscar algo que hacer que no involucrase arruinar la vajilla familiar lanzando tiros en el jardín.
Por otro lado tenía una cita pendiente en la herboristería del paseo mágico, una que no involucraba mujeres con faldas cortas, sino un viejo de bigotes al cual pedir empleo. Sus años universitarios se escurrían como agua entre los dedos. Y si no apuraba sus goles, terminaría en una oficina del ministerio nomenclaturando hierbas inofensivas, aburrido como una ostra de traje y corbata. Tenía que conseguir un trabajo en el mundo real, antes de quedar rezagado por sus compañeros de estudios, y Alf no tenía una familia dedicada a las plantas como para confiarse en palancas sociales. No le preocupaba el trabajo sucio, ni empezar de cero, pero si que aquel hombre lo conocía demasiado por sus aventuras con las hierbas desde los años de Hogwarts, cuando iba a la tienda a robar ejemplares por curiosidad extrema, como para confiarse en él.
Se pasó dos horas chamullándose al viejo. Manteniendo la postura, haciéndose el interesante, tratando de sacar a la luz sus conocimientos excelsos sobre mil hierbas y terminar comprando unas especias mágica para cerrar el trato. No había conseguido nada, pero al menos no tenía la entrada vetada para una próxima vez. A este punto era cuestión de seguir insistiendo... pero no ahora. Ahora a tomarse una cerveza o un helado o... COMPRAR GRAJEAS DE TODOS LOS SABORES!! y a ver cachorros de kneazle tan mononos!! *-* Con sus grageas en una mano, se acercó al grupo de gentes que tocaba sin llevar. Se coló entre unos niños que apenas si alcanzaban a su cintura y se acuclilló ganándoles el paso, para tomar un gato con la mano que no sostenía las grageas. - ohh que bonito eres... ohh oh... bonito gatito -
Estaba hecho todo un ridículo, poniendo sus labios en trompa como una viejita fascinada con su nieto bebe recién nacido. Una niña le jalaba la remera como reclamando que era su turno para tocar al gatito, pero Alf la miró con recelo y se lo negó. No había reparado en si aquello era una venta o un espectáculo ambulante de vacaciones de invierno hasta que Nuru apareció por ahí - Ey Nuru!! Son tuyos?.... - y le encajó las grageas en el pecho para agarrar al Kneazle a dos manos y acunarlo en su pecho. Hacerle caricias en la barriguita aunque el gato no estaba muy convencido. - este tiene pinta de aguerrido... lo inscribimos en peleas callejeras y nos ganamos unos pesos, que te parece? - y el gato le mordió.
Alfred Mayer- Mensajes : 108
Fecha de inscripción : 22/12/2014
Re: ¡Adóptame! [LIBRE]
- ¿ERES GILIPOLLAS? ¡ME CAGO EN DIOS, LANZA YA!
Propinó un fuerte manotazo contra la mesa de madera del Caldero Chorreante y gruñó sentándose al fin en su silla, después de casi una hora en pie. Sufrido, ese partido había sido sufrido. La liga de Navidad de Quidditch había reunido a Inglaterra e Irlanda en un partido que reunía a tantos magos que era imposible comprar entradas. Darren se había quedado con la maldita ilusión de un estudiante de Quidditch Profesional de entrar al estadio para poder dejarse la voz gritando a los idiotas que no lanzaban cuando tocaban pero la desgracia había querido que Brackminster tuviera que escuchar el partido a través del pequeño transistor que había en el Caldero Chorreante. Incluso había pedido a James que tirara de sus hilos de profesional y rostro de portada de revista para ver si conseguía alguna de las VIP pero por desgracia ni él pudo obrar tal milagro. No habían tenido otro remedio que conformarse con las sobras y ahí estaban, sentados en una mesa apartada mientras compartían una botella de whisky de fuego.
Justo en ese momento, el buscador irlandés atrapó la snitch y el partido fue para la competencia. Darren dejó caer la cabeza contra la mesa en un “poff” de auténtica rendición y alargó la mano sin mirar para tantear a la búsqueda de la santa botella que aliviaría las penas. Ni se sirvió un vaso, bueno, en realidad sirvió el de James para que ahogara su dolor en el alcohol y luego vertió el culo que quedaba en su boca sin para tragárselo con una mueca de desagrado. Siempre decía igual, el puñetero whisky entraba fuerte y salía aún peor.
- El año que viene ficho en Alemania como tú. Reniego de mi patria, reniego de esos IMBÉCILES que no son capaces de meter una puta quaffle por los aros. ¿Dónde coño estaban los golpeadores? ¿Los has escuchado? No. Yo los hubiera mandado al hospital como te mandé a ti un mes…. - dejó la botella con otro golpe seco encima de la mesa y colocó la mitad del dinero para cubrir la bebida - …aunque lo tuyo fue por amistad - siempre decía eso cuando salía el tema a colición aunque fuera el mismo quien se pronunciara al respecto. En realidad tiró a James por pura competitividad y es que encima de una escoba perdía el norte, el sur y hasta los amigos.
- Te invito a la última en mi casa - empezó a decir mientras se levantaba y ponía la chaqueta larga oscura, buscando en sus bolsillos un cigarro - Tengo una botella de ron del mejor. Me la regaló Amy por haberla acompañado al baile pero creo que es una ocasión más que necesaria, ahogaremos el puto dolor de esta amarga derrota - gruñó en lo que sacaba la cajetilla y a su vez un cigarro que dejó entre sus labios. Puso rumbo a la puerta del Caldero y salió con su amigo a la calle, encendiéndose el extremo del cigarro con la varita y dando una profunda calada - ¿Qué te han regalado a ti, mamón? - murmuró sin quitar el cigarrillo de sus labios y sacando el humo por las comisuras pero justo cuando estaban encaminándose hacia el piso, ubicado sobre la tienda de artículos para Quidditch una pequeña congregación de gente llamó su atención. Darren pegó una palmada fuerte en el pecho de James para llamar su atención y caminó con su paso despreocupado hasta el grupo de magos para hacerse un lugar y descubrir a los kneazles.
Darren tenía prohibido por preinscripción zoóloga (Amy Jackson) tener cualquier tipo de mascotas. ¿El por qué? No duraban vivas mucho tiempo a su lado pero no porque Brackminster fuera cruel con ellas sino porque estaba condenado por alguna maldición del tipo imperdonable y criatura que tocaba, criatura que tenía mal fin. Miró a Nuru y sonrió en saludo, la conocía de Hogwarts como a casi todos los magos de su generación aunque al virar los ojos y ver el archienemigo de James (o al menos con uno que se peleó) casi hace que estallara en carcajadas aunque se contuvo por convivir. Uno de los kneales mordió su pantalón y Darren se acuclilló para coger al bichejo por el pellejo de la nuca, tal como lo harí su madre - ¿Qué pasa colega? - el gato lamió su nariz y Darren frunció el ceño - ¿Los vendes? - y miró a la chica. Tenía ganas de una mascota e igual si esta vez sobrevivía podía restregárselo a Jackson.
Propinó un fuerte manotazo contra la mesa de madera del Caldero Chorreante y gruñó sentándose al fin en su silla, después de casi una hora en pie. Sufrido, ese partido había sido sufrido. La liga de Navidad de Quidditch había reunido a Inglaterra e Irlanda en un partido que reunía a tantos magos que era imposible comprar entradas. Darren se había quedado con la maldita ilusión de un estudiante de Quidditch Profesional de entrar al estadio para poder dejarse la voz gritando a los idiotas que no lanzaban cuando tocaban pero la desgracia había querido que Brackminster tuviera que escuchar el partido a través del pequeño transistor que había en el Caldero Chorreante. Incluso había pedido a James que tirara de sus hilos de profesional y rostro de portada de revista para ver si conseguía alguna de las VIP pero por desgracia ni él pudo obrar tal milagro. No habían tenido otro remedio que conformarse con las sobras y ahí estaban, sentados en una mesa apartada mientras compartían una botella de whisky de fuego.
Justo en ese momento, el buscador irlandés atrapó la snitch y el partido fue para la competencia. Darren dejó caer la cabeza contra la mesa en un “poff” de auténtica rendición y alargó la mano sin mirar para tantear a la búsqueda de la santa botella que aliviaría las penas. Ni se sirvió un vaso, bueno, en realidad sirvió el de James para que ahogara su dolor en el alcohol y luego vertió el culo que quedaba en su boca sin para tragárselo con una mueca de desagrado. Siempre decía igual, el puñetero whisky entraba fuerte y salía aún peor.
- El año que viene ficho en Alemania como tú. Reniego de mi patria, reniego de esos IMBÉCILES que no son capaces de meter una puta quaffle por los aros. ¿Dónde coño estaban los golpeadores? ¿Los has escuchado? No. Yo los hubiera mandado al hospital como te mandé a ti un mes…. - dejó la botella con otro golpe seco encima de la mesa y colocó la mitad del dinero para cubrir la bebida - …aunque lo tuyo fue por amistad - siempre decía eso cuando salía el tema a colición aunque fuera el mismo quien se pronunciara al respecto. En realidad tiró a James por pura competitividad y es que encima de una escoba perdía el norte, el sur y hasta los amigos.
- Te invito a la última en mi casa - empezó a decir mientras se levantaba y ponía la chaqueta larga oscura, buscando en sus bolsillos un cigarro - Tengo una botella de ron del mejor. Me la regaló Amy por haberla acompañado al baile pero creo que es una ocasión más que necesaria, ahogaremos el puto dolor de esta amarga derrota - gruñó en lo que sacaba la cajetilla y a su vez un cigarro que dejó entre sus labios. Puso rumbo a la puerta del Caldero y salió con su amigo a la calle, encendiéndose el extremo del cigarro con la varita y dando una profunda calada - ¿Qué te han regalado a ti, mamón? - murmuró sin quitar el cigarrillo de sus labios y sacando el humo por las comisuras pero justo cuando estaban encaminándose hacia el piso, ubicado sobre la tienda de artículos para Quidditch una pequeña congregación de gente llamó su atención. Darren pegó una palmada fuerte en el pecho de James para llamar su atención y caminó con su paso despreocupado hasta el grupo de magos para hacerse un lugar y descubrir a los kneazles.
Darren tenía prohibido por preinscripción zoóloga (Amy Jackson) tener cualquier tipo de mascotas. ¿El por qué? No duraban vivas mucho tiempo a su lado pero no porque Brackminster fuera cruel con ellas sino porque estaba condenado por alguna maldición del tipo imperdonable y criatura que tocaba, criatura que tenía mal fin. Miró a Nuru y sonrió en saludo, la conocía de Hogwarts como a casi todos los magos de su generación aunque al virar los ojos y ver el archienemigo de James (o al menos con uno que se peleó) casi hace que estallara en carcajadas aunque se contuvo por convivir. Uno de los kneales mordió su pantalón y Darren se acuclilló para coger al bichejo por el pellejo de la nuca, tal como lo harí su madre - ¿Qué pasa colega? - el gato lamió su nariz y Darren frunció el ceño - ¿Los vendes? - y miró a la chica. Tenía ganas de una mascota e igual si esta vez sobrevivía podía restregárselo a Jackson.
Darren Brackminster- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 29/11/2014
Re: ¡Adóptame! [LIBRE]
Me ponía feliz que la gente adorara a los cachorros pero era una cosa efímera; la verdad era que a todos les gustaba acariciarlos y verlos hacer gracias pero lo pensaban mucho más en serio cuando se trataba de llevar a uno a casa. Y con justa razón, las mascotas siempre eran una gran responsabilidad aunque yo siempre estuviera dispuesta a los sacrificios por la alegría de tener uno alrededor, con su amor desmedido hacia sus dueños y su manera de sacar lo mejor de nosotros. Sí, así de mucho me gustaban los animales.
No prestaba tanta atención a los bichos hasta que se acercaba Alfred como un niño, grajeas en mano, a juguetear con un kneazle. Lo reconocí desde antes que él cayera en cuenta que era precisamente yo quien estaba enfrente y me reí por dentro de su embelesamiento hasta que me notaba.
-Soy su madrastra, están bajo mi tutela provisional- le dije riendo. No sabía que le gustaran los animales -Muy gracioso, ya sabes que los chistes de animales no me hacen gracia- pero igual me reí, era el juego eterno entre nosotros. Antes de decir cualquier otra cosa reconocía a Darren Brackminster; de la escuela, claro, pero sobre todo de ser muy amigo de Amy y, no sé, siempre tener alguna que otra historia extraña con ella. Aunque fuéramos cercanas nunca me gustaba indagar de más en cosas que mis amigos no me contaban por voluntad propia a menos que sus caras me dijeran a gritos que necesitaban hablar del tema. Le sonreí, sobre todo al ver cómo le era simpático a uno de los niños. Bueno, “niña” de hecho.
-No puedo creer que hasta a las kneazles les gusten los jugadores de quidditch- bromée -Es la única hembra de la camada. Realmente estoy buscando gente que los adopte, los abandonaron en pleno invierno ¿Puedes creerlo? Si se quedan más de diez minutos mimando a los niños tienen dos opciones: o los adoptan, o me traen un café latte de canela- claro que estaba bromeando, me daba igual que tuvieran interacción humana, aunque claro que deseaba que encontraran un hogar. Miré un poco más allá, notando que Darren parecía ir de paso, por que iba acompañado. Sonreí de lejos.
No prestaba tanta atención a los bichos hasta que se acercaba Alfred como un niño, grajeas en mano, a juguetear con un kneazle. Lo reconocí desde antes que él cayera en cuenta que era precisamente yo quien estaba enfrente y me reí por dentro de su embelesamiento hasta que me notaba.
-Soy su madrastra, están bajo mi tutela provisional- le dije riendo. No sabía que le gustaran los animales -Muy gracioso, ya sabes que los chistes de animales no me hacen gracia- pero igual me reí, era el juego eterno entre nosotros. Antes de decir cualquier otra cosa reconocía a Darren Brackminster; de la escuela, claro, pero sobre todo de ser muy amigo de Amy y, no sé, siempre tener alguna que otra historia extraña con ella. Aunque fuéramos cercanas nunca me gustaba indagar de más en cosas que mis amigos no me contaban por voluntad propia a menos que sus caras me dijeran a gritos que necesitaban hablar del tema. Le sonreí, sobre todo al ver cómo le era simpático a uno de los niños. Bueno, “niña” de hecho.
-No puedo creer que hasta a las kneazles les gusten los jugadores de quidditch- bromée -Es la única hembra de la camada. Realmente estoy buscando gente que los adopte, los abandonaron en pleno invierno ¿Puedes creerlo? Si se quedan más de diez minutos mimando a los niños tienen dos opciones: o los adoptan, o me traen un café latte de canela- claro que estaba bromeando, me daba igual que tuvieran interacción humana, aunque claro que deseaba que encontraran un hogar. Miré un poco más allá, notando que Darren parecía ir de paso, por que iba acompañado. Sonreí de lejos.
Nuru Caulker- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 29/12/2014
Re: ¡Adóptame! [LIBRE]
Ser jugador profesional tenía sus pros y contras, entre los pros era que había dinero, contratos millonarios que te abrían las puertas del mundo, fans locas esperando fuera de los vestidores, personas que te reconocían donde ibas e incluso te invitaban cosas gratis, de los contras era que estabas tan metido en los asuntos de la liga de Quidditch que pocas cosas llegaban a sorprenderte, como en su caso era la victoria de Irlanda sobre Inglaterra. James ya lo sabía y por eso no se había molestado en conseguir los boletos que Darren quería (en verdad no le veía el caso), pero no le había dicho que el partido estaba arreglado para que así Irlanda pudiera conseguir los puntos suficientes para calificar en el mundial del 86 que se acercaba.
Aceptó ir con él al caldero por solidaridad, pero mientras otros magos y brujas estaban ansiosos por el partido y poniendo sus ilusiones él se había resignado a simplemente sentarse en ese lugar con los lentes oscuros y una cara de mal genio como si supiera el resultado. Aun así le frustraba mucho cuando se escuchaba por el artilugio que Irlanda anotaba, que los golpeadores de Inglaterra no hacían lo suyo y también despotricaba en ocasiones al unisonó de todo el bar por la infamia de que perdieran.
Soltó una risa con sorna cuando Darren dio ese golpe y si tomó el vaso que le sirvió, se bajó un poco los lentes solamente para ver como este bebía como loco y luego se bebió lo suyo para compañarlo.- Te lo dije… Irlanda necesitaba esos puntos. Si quieres un equipo ganador renuncia a tu patria como yo y únete al equipo Aleman. Entrenamos con baldes de hielo sobre la cabeza ¿te lo dije? Es como ese deporte extraño… - No estaba callendose de borracho pero ya se le olvidaban las cosas que iba a decir. Hizo un ademan de “lo que sea” y luego decidió que si iba a seguir a su compañero a su casa para poder desahogar sus penas con alcohol y tal vez invitar a otros para seguir con el despecho.
Siguió a Darren hacia el callejón tras pagarle a la bruja encargada del caldero, como siempre Darren se le adelantaba sin más soltando preguntas como aquellas. Él simplemente se alzó en hombros- Bueno, me regalaron un par de bragas nuevas si es lo que quieres escuchar, luego te daré detalles... – Le decía en broma, claro que no iba a decirle cosas privadas de Aislynn, solo era una forma de decirlo. Dejó que Darren se adelantara en algo por que un hombre llegó a cerrarle el paso al reconocerlo como jugador profesional, se quedó platicando con él unos momentos en lo que buscaba con la mirada hacia donde se había ido el otro jugador y fue cuando lo encontró en un pequeño grupo de gente que se adelantó hacia ellos.
No me digas que quieres encontrar a tu mascota numero 325 Brackminster..- Él sabía de la suerte de Darren con los animales y Amy se lo había dicho también. Aquella mención iba entre enserio y broma. Se giró a ver a la joven ahí presente, la recordaba por que había estado en su casa y en su mismo grado también, aun que jamás fue muy abierto con ella o compartieran momentos memorables -. ¿Nuru verdad? No le acerques nada a este sujeto, por el bienestar de los Kneazles – Se frotó las manos por el frio y vio de reojo a Alfred que estaba ahí como idiota haciéndole caras a un gato. Quiso agregar algún comentario desfavorecedor para el sujeto que evocaba lo peor de él pero mejor se guardó los comentarios.
¿Entonces están en adopción? Podría quedarme con dos, a mi hermana le gustarán y escuche que es bueno que estén en pares, se vuelven menos huraños… - No recordaba quién le había dicho eso, tal vez alguna persona de zoología mágica o la misma Amy, daba igual. Se acercó para tomar el ultimo Kneazle que estaba ahí pero lo tomó con un poco más de cuidado, se notaba que él si había tenido mascotas con anterioridad.
Aceptó ir con él al caldero por solidaridad, pero mientras otros magos y brujas estaban ansiosos por el partido y poniendo sus ilusiones él se había resignado a simplemente sentarse en ese lugar con los lentes oscuros y una cara de mal genio como si supiera el resultado. Aun así le frustraba mucho cuando se escuchaba por el artilugio que Irlanda anotaba, que los golpeadores de Inglaterra no hacían lo suyo y también despotricaba en ocasiones al unisonó de todo el bar por la infamia de que perdieran.
Soltó una risa con sorna cuando Darren dio ese golpe y si tomó el vaso que le sirvió, se bajó un poco los lentes solamente para ver como este bebía como loco y luego se bebió lo suyo para compañarlo.- Te lo dije… Irlanda necesitaba esos puntos. Si quieres un equipo ganador renuncia a tu patria como yo y únete al equipo Aleman. Entrenamos con baldes de hielo sobre la cabeza ¿te lo dije? Es como ese deporte extraño… - No estaba callendose de borracho pero ya se le olvidaban las cosas que iba a decir. Hizo un ademan de “lo que sea” y luego decidió que si iba a seguir a su compañero a su casa para poder desahogar sus penas con alcohol y tal vez invitar a otros para seguir con el despecho.
Siguió a Darren hacia el callejón tras pagarle a la bruja encargada del caldero, como siempre Darren se le adelantaba sin más soltando preguntas como aquellas. Él simplemente se alzó en hombros- Bueno, me regalaron un par de bragas nuevas si es lo que quieres escuchar, luego te daré detalles... – Le decía en broma, claro que no iba a decirle cosas privadas de Aislynn, solo era una forma de decirlo. Dejó que Darren se adelantara en algo por que un hombre llegó a cerrarle el paso al reconocerlo como jugador profesional, se quedó platicando con él unos momentos en lo que buscaba con la mirada hacia donde se había ido el otro jugador y fue cuando lo encontró en un pequeño grupo de gente que se adelantó hacia ellos.
No me digas que quieres encontrar a tu mascota numero 325 Brackminster..- Él sabía de la suerte de Darren con los animales y Amy se lo había dicho también. Aquella mención iba entre enserio y broma. Se giró a ver a la joven ahí presente, la recordaba por que había estado en su casa y en su mismo grado también, aun que jamás fue muy abierto con ella o compartieran momentos memorables -. ¿Nuru verdad? No le acerques nada a este sujeto, por el bienestar de los Kneazles – Se frotó las manos por el frio y vio de reojo a Alfred que estaba ahí como idiota haciéndole caras a un gato. Quiso agregar algún comentario desfavorecedor para el sujeto que evocaba lo peor de él pero mejor se guardó los comentarios.
¿Entonces están en adopción? Podría quedarme con dos, a mi hermana le gustarán y escuche que es bueno que estén en pares, se vuelven menos huraños… - No recordaba quién le había dicho eso, tal vez alguna persona de zoología mágica o la misma Amy, daba igual. Se acercó para tomar el ultimo Kneazle que estaba ahí pero lo tomó con un poco más de cuidado, se notaba que él si había tenido mascotas con anterioridad.
James Blue- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Edad : 32
Re: ¡Adóptame! [LIBRE]
- pero si no era un chiste! es un negoción - contestó rápidamente riéndose a carcajadas. A veces podía ser cruel, pero no era el caso. Alf no tenía una fascinación especial por las mascotas, en su casa siempre había habido lo mínimo y lógico para que los niños cuando fuera pequeños supieran como tratarlas, aprendieran a cuidar de algo, hacerse responsables y tuvieran compañía para jugar. Tenían un gato desde siempre, negro y altivo llamado White, al que Alf había herido más de una vez, un par de hadas en el jadín, los gnomos salvajes que su hermana quería domesticar y se negaba a que fueran fumigados, pero el mejor había sido Bite! el perro que hablaba, lástima que había muerto en la guerra por un hechizo en el vecindario... pobre perro que nada tenía que ver terminó fulminado en el jardín trasero.
Ahora que lo pensaba habían tenido más mascotas incluso, los peces estrella en el living, el san bernado que regalaron porque su madre no aguantaba los pelos que largaba, la lagartija de Bruce, los tres micropuff de Barbara... esos si que vivían poco. Un Knezale no vendría mal. Estaba por preguntar qué onda, si podía quedárselo cuando Brackminster y el otro aparecieron. También saludó levantando un mano, y no más, estaba entretenido con su cachorro en brazos.
A saber porque ese Blue lo tenía a Alfred entre ceja y ceja y si bien Alf nunca huía de una pelea, tampoco le iban esas cosas... A él los chistes, no las discusiones testoteroniles. De todos modos había algo mutuo, a Alf por su parte se le hacía que ese Blue siempre tenía que andar demostrando algo, como por ejemplo ahora: que leyendo la situación de necesidad de Nuru y los cachorros ofrecía quedarse no con uno sino con dos de un solo saque. James, el salvador de damiselas en peligro! James el jugador estrella!, James, James, James, James....
- Quieres este también? ... dicen que no hay dos sin tres - Y si! es que vamos, era imposible no escupirle algún chiste sobre su acaparamiento de situaciones... Igual, no había que meterse en esas cosas, ese puto no tenía sentido del humor, se giró a Nuru y agregó - un café latte de canela dijiste? y unos muffins? - Que ella le encomendara la tarea y se largaría a buscarle el café... ya que ahí estaban los jugadores de quidditch para salvar el momento.
Ahora que lo pensaba habían tenido más mascotas incluso, los peces estrella en el living, el san bernado que regalaron porque su madre no aguantaba los pelos que largaba, la lagartija de Bruce, los tres micropuff de Barbara... esos si que vivían poco. Un Knezale no vendría mal. Estaba por preguntar qué onda, si podía quedárselo cuando Brackminster y el otro aparecieron. También saludó levantando un mano, y no más, estaba entretenido con su cachorro en brazos.
A saber porque ese Blue lo tenía a Alfred entre ceja y ceja y si bien Alf nunca huía de una pelea, tampoco le iban esas cosas... A él los chistes, no las discusiones testoteroniles. De todos modos había algo mutuo, a Alf por su parte se le hacía que ese Blue siempre tenía que andar demostrando algo, como por ejemplo ahora: que leyendo la situación de necesidad de Nuru y los cachorros ofrecía quedarse no con uno sino con dos de un solo saque. James, el salvador de damiselas en peligro! James el jugador estrella!, James, James, James, James....
- Quieres este también? ... dicen que no hay dos sin tres - Y si! es que vamos, era imposible no escupirle algún chiste sobre su acaparamiento de situaciones... Igual, no había que meterse en esas cosas, ese puto no tenía sentido del humor, se giró a Nuru y agregó - un café latte de canela dijiste? y unos muffins? - Que ella le encomendara la tarea y se largaría a buscarle el café... ya que ahí estaban los jugadores de quidditch para salvar el momento.
Alfred Mayer- Mensajes : 108
Fecha de inscripción : 22/12/2014
Re: ¡Adóptame! [LIBRE]
- Es el encanto de los jugadores de quidditch. Las veelas nos envidian por él - bromeó con Nuru, lanzándole una sonrisa ladeada antes de regresar la vista miel al peq… a la pequeña que tenía en su mano. Igual no parecía un método correcto de coger al animal, tan exagerado por el pellejo, pero la kneazle parecía encantada como si su madre estuviera atendiendo sus necesidades - No, no puedo creerlo - mintió como bellaco para darle la razón a la chica aunque en realidad sí podía creerlo pues habían sufrido una guerra por la mayor estupidez del mundo. Si los magos podían dañar a otros por el mero hecho de tener sangre distinta, ¿cómo no iban a dañar a unos indefensos gatos? Estaba por decirle a Nuru que no hacía falta las amenazas porque estaba convencido de su adopción cuando James llegó a difamar tras haber atendiendo a sus fans.
- Dato equívoco. No he tenido mascotas porque Amy me prohibió tocar ninguna después de la muerte accidental de sus dos tortugas. No me difames porque esta mujer - puso la gata entre sus brazos - me ame. Aprende a aceptar los rechazos - ¿Había dicho antes algo de unas bragas regaladas? Entrecerró los ojos mirando a su mejor amigo pero desterró la idea, probablemente serían imaginaciones suyas producidas por el alcohol. La kneazle trepó desde sus brazos hasta su hombro, más como mono que como felino y Darren la dejó hacer a pesar que la jodida empezaba a mordisquear su oreja como muestra afectiva. Giró la cabeza para hundir su rostro en el pelaje del bicho y darle un bocado suave de reprimenda que hizo bufar al gato. Entre carcajadas se hallaba cuando James regresó al ataque, otra vez, lanzando falacias sobre su persona - Soy capaz de cuidar del kneazle. Crecerá y cuando crezca os lo voy a restregar a todos. A TODOS - pausa y miró a la zoóloga con determinación - La adopto.
Esta vez ya estaba en riesgo su propio orgullo. Vale, admitía que no era responsable con él mismo pero llevaba desde temprana edad independizado y sobrevivía día a día con su trabajo de fines de semana en el Callejón Diagón y el subsidio universitario. ¿Qué no podía cuidar de un triste gato? Ahora por sus huevos iba a cuidar del bicho hasta que muriera de viejo. Maldito el complot que había iniciado Amy pues ahora hasta James se había unido para destrozarle su alma de salvador gatuno. Él que consideraba al jugador su mejor amigo… Negó con la cabeza y dejó que el kneazle se frotará contra su mejilla mientras Blue empezaba a negociar la adopción como regalo a su hermana. Pero como no, Alfred Mayer, tuvo que poner la guinda al pastel e intervenir para meterse en la conversación con un chiste cuyo tono molestó incluso a Brack.
Darren enarcó una ceja y miró al lumbreras que había intervenido. Sabía de la poca paciencia que James gastaba con Mayer así que o A) ese tipo buscaba problemas o B) era masoquista - ¿Qué coño te pasa a ti? ¡Eh! Eh, tú - lo llamó con un gesto de cabeza - No te hagas el longui con el café, macho. Sí quiere dos pues quiere dos. Si quiere tres pues tres - hablaba directo y brusco pero odiaba que buscaran la boca a sus colegas más cuando James había sido un señor que ni había dirigido una palabra al susodicho por convivir en paz ante Nuru - Puede mantenerlos y es un tío legal así que no veo la necesidad de ironizar sobre el tema.
- Dato equívoco. No he tenido mascotas porque Amy me prohibió tocar ninguna después de la muerte accidental de sus dos tortugas. No me difames porque esta mujer - puso la gata entre sus brazos - me ame. Aprende a aceptar los rechazos - ¿Había dicho antes algo de unas bragas regaladas? Entrecerró los ojos mirando a su mejor amigo pero desterró la idea, probablemente serían imaginaciones suyas producidas por el alcohol. La kneazle trepó desde sus brazos hasta su hombro, más como mono que como felino y Darren la dejó hacer a pesar que la jodida empezaba a mordisquear su oreja como muestra afectiva. Giró la cabeza para hundir su rostro en el pelaje del bicho y darle un bocado suave de reprimenda que hizo bufar al gato. Entre carcajadas se hallaba cuando James regresó al ataque, otra vez, lanzando falacias sobre su persona - Soy capaz de cuidar del kneazle. Crecerá y cuando crezca os lo voy a restregar a todos. A TODOS - pausa y miró a la zoóloga con determinación - La adopto.
Esta vez ya estaba en riesgo su propio orgullo. Vale, admitía que no era responsable con él mismo pero llevaba desde temprana edad independizado y sobrevivía día a día con su trabajo de fines de semana en el Callejón Diagón y el subsidio universitario. ¿Qué no podía cuidar de un triste gato? Ahora por sus huevos iba a cuidar del bicho hasta que muriera de viejo. Maldito el complot que había iniciado Amy pues ahora hasta James se había unido para destrozarle su alma de salvador gatuno. Él que consideraba al jugador su mejor amigo… Negó con la cabeza y dejó que el kneazle se frotará contra su mejilla mientras Blue empezaba a negociar la adopción como regalo a su hermana. Pero como no, Alfred Mayer, tuvo que poner la guinda al pastel e intervenir para meterse en la conversación con un chiste cuyo tono molestó incluso a Brack.
Darren enarcó una ceja y miró al lumbreras que había intervenido. Sabía de la poca paciencia que James gastaba con Mayer así que o A) ese tipo buscaba problemas o B) era masoquista - ¿Qué coño te pasa a ti? ¡Eh! Eh, tú - lo llamó con un gesto de cabeza - No te hagas el longui con el café, macho. Sí quiere dos pues quiere dos. Si quiere tres pues tres - hablaba directo y brusco pero odiaba que buscaran la boca a sus colegas más cuando James había sido un señor que ni había dirigido una palabra al susodicho por convivir en paz ante Nuru - Puede mantenerlos y es un tío legal así que no veo la necesidad de ironizar sobre el tema.
Darren Brackminster- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 29/11/2014
Re: ¡Adóptame! [LIBRE]
-Así es ¿James Blue, no?- Claro que era James blue ¿A quién pretendía engañar fingiendo no estar segura de quién era? En compañía de Darren eran algo así como el farolillo que iluminaba el campo de quidditch, todas sabían quién era. Pero había que parecer casual, como si nada, oh sí, claro, tu rostro me parece conocido galán jugador de quidditch, aunque no sé exactamente de dónde. El frío me estaba helando las manos, pero resistí la tentación de quitarles a un kneazle para calentarme las manos con él.
Reí un poco incómoda al notar que algo ahí estaba haciendo corto circuito, como decían los muggles. No sabía si Darren o James detestaban a Alfred, o los dos, o si simplemente era su manera de llevarse. Igual no me sorprendería, Alfred era un chico peculiar, de esos que sacan de quicio a los que tienen poca paciencia. Respiré profundo e intenté ser amable con todos, algo que hacía todo el tiempo de cualquier forma.
-Están buscando hogar, claro… sólo, ya sabes, son de quien quiera que desée hacerse responsable de ellos. Los kneazles son criaturas adorables ¿Sabes? algunos dicen que tienen mal carácter pero más bien son muy sensibles, y muy listos… me interrumpí cuando Alfred no hacía más sencillas las cosas, pero me reí ¿Qué más iba a hacer si no?
-Nada de muffins, no quiero engordar, tuve suficiente con la cena de navidad… y lo que sobró de la cena de navidad, y lo que sigue sobrando de la cena de…- de nuevo me interrumpí, por que Darren iba a adoptar a uno de los bebés ¿No era perfecto? Un montón de guapos llegaban conmigo a darle hogar a un montón de gatos (bueno, eran tres). Lo que me ponía tensa de pronto era la reacción al humorcito agrio de Alfred. Sonreí algo incómoda, pero había que aligerar la situación -No no, si nadie ironiza, es sólo que… ya sabes, nada. ¿Entonces en serio los adoptan? ¡No saben lo feliz que me hacen!-
Y más valía que mi felicidad bastara para olvidar las tensiones. O eso, o terminarían a golpes y yo lanzando un aguamenti a todos, como hacía con los perros de mi casa cuando se peleaban. Siempre funcionaba.
Reí un poco incómoda al notar que algo ahí estaba haciendo corto circuito, como decían los muggles. No sabía si Darren o James detestaban a Alfred, o los dos, o si simplemente era su manera de llevarse. Igual no me sorprendería, Alfred era un chico peculiar, de esos que sacan de quicio a los que tienen poca paciencia. Respiré profundo e intenté ser amable con todos, algo que hacía todo el tiempo de cualquier forma.
-Están buscando hogar, claro… sólo, ya sabes, son de quien quiera que desée hacerse responsable de ellos. Los kneazles son criaturas adorables ¿Sabes? algunos dicen que tienen mal carácter pero más bien son muy sensibles, y muy listos… me interrumpí cuando Alfred no hacía más sencillas las cosas, pero me reí ¿Qué más iba a hacer si no?
-Nada de muffins, no quiero engordar, tuve suficiente con la cena de navidad… y lo que sobró de la cena de navidad, y lo que sigue sobrando de la cena de…- de nuevo me interrumpí, por que Darren iba a adoptar a uno de los bebés ¿No era perfecto? Un montón de guapos llegaban conmigo a darle hogar a un montón de gatos (bueno, eran tres). Lo que me ponía tensa de pronto era la reacción al humorcito agrio de Alfred. Sonreí algo incómoda, pero había que aligerar la situación -No no, si nadie ironiza, es sólo que… ya sabes, nada. ¿Entonces en serio los adoptan? ¡No saben lo feliz que me hacen!-
Y más valía que mi felicidad bastara para olvidar las tensiones. O eso, o terminarían a golpes y yo lanzando un aguamenti a todos, como hacía con los perros de mi casa cuando se peleaban. Siempre funcionaba.
Nuru Caulker- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 29/12/2014
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