El Scary Witches {David, Ellie y quien le entre}

El Bar

Una cita a ciegas era lo peor que le podían proponer en la vida. Pero tenía una amiga finlandesa que andaba de vacaciones por Londres y, además de acompañarla a dar el tour, le había contado que tenía un “novio por correspondencia” en la ciudad. Al principio Zelda no pudo evitar pensar que eso de novios por correo era una reverenda estupidez, pero la muchacha era tan noble que no podía arruinarle la tarde ni su cita para que se conocieran. Para su desgracia, el dichoso novio llevaba un amigo. Así que había tenido que permanecer en una mesa alejada del par de tórtolos –que al final se habían llevado la mar de bien-, con un fulano que medio masticaba el inglés y que estaba más emocionado por la guerra de bandas en el bar que por la pelirroja, por muy semi-veela que fuera. Así, estaban ahí, en el Scary Witches en un mini concierto donde varios grupos se enfrentaban como en concurso para ganarse la grandiosa cantidad de mil setecientas monedas. No era una mala suma de dinero y al final no eran tan malos los que ahí se presentaban. Quienes abrían y tocaban de vez en cuando para amenizar y levantar los ánimos eran Las Brujas de Macbeth y de invitados tenían a Las Nornas, un grupo de chicas que tocaban rock con instrumentos de cuerdas y de viento. Cuando Zelda miró el programa, notó que en la lista estaba el nombre de una banda que había tocado en la Batcave ya cuando se acababa la noche.

Estaba sentada bebiéndose lo que parecía ser un mojito cuando miró a una rubia muy familiar entrar ahí toda sola buscando a quién sabe quién. Como si se tratase de salvar su vida, levantó el brazo y lo agitó en el aire.

— ¡ELLIE, ACÁ! — su acompañante dio un respingo y volteó para ver de quién se trataba, pero le dio igual y siguió muy entrado en la música de la banda en turno.

Iba a verse con Kris, sonaba raro pero así era. La cosa era que el islandés quería disculparse por lo que había hecho en su patio –no la parte en la que había empezado a sucumbir al pecado, sino la parte en la que le había partido una ceja a Kit en pleno bautizo enfrente de Hanin – y su manera de disculparse era sacándola un rato, como amigos, a un bar en donde estaba una guerra de bandas o algo así. Como ya sabía que Tobias nunca quería salir ya, y que además ni le decía nada, aceptó ir con él solo un ratito, no como un reto a su marido, sino como una oportunidad para el islandés de no ser un idiota. Las reglas con ella eran simples: nada de escenitas, nada de golpes, nada de drogas duras. Claro que esas reglas se fueron al carajo cuando a medio camino se encontraron a Kim Ginsberg y Frances le suplicó que los acompañara por lo que más quisiera en la vida.

-Ok islandés, no me voy a quedar a ver a todas las bandas eh, así que prepárate para terminar temprano tu escandalosa noche o para cargar a Kimmy hasta su casa cuando esté súper ebria a las seis de la mañana.

Le dijo mientras le pasaba un brazo por los hombros un segundo, justo antes de entrar al lugar. No sabía si el islandés le había dicho o no a Jessy que saldría con ella, pero ese ni era su problema, así que ni siquiera le preguntó para no parecer una loca. Al entrar fue muy fácil reconocer a Zelda en el lugar, resplandecía, lo mismo que…¿Ellie? Claro que a esas alturas ya sabía lo de Abner así que como idiota buscó a su hermano con la mirada pero no estaba, en lugar de eso estaba acompañado por un rubio guapo, ojalá fuera su primo.

-Miren, las guapas de Brigantia. Déjenme saludar a mi cuñada, ¿ya sabían ese chisme?

Apenas dio unos pasos más hacia adentro vio a Dave en el escenario. Se quedó dos segundos congelada y luego se giró hacia Kris para darle un zape.

-Lo hiciste a propósito, maldito asqueroso.

Claro que ninguno de los dos sabía absolutamente nada así que no tenía argumentos para culpar a Kris. Puso los ojos en blanco y aunque por un segundo se planteó largarse, terminó avanzando hacia Zelda, Ellie y sus compañía, sin mirar hacia el escenario. Llegó por detrás de Zelda y la tomó por los hombros para un zarandeo sorpresa.

-HOLA ZELDA, QUÉ SORPRESA, TRAJE AMIGUITOS. Hola Ellie, ¿no trajiste al babosito de mi hermano?

No mirar hacia el escenario, esa era la clave.

Ropi

Frances se dio la vuelta, el momento perfecto para encarar por un segundo a islandés y preguntarle por qué mierda estaba tan raro. Que no me dijera que por Jessy su nueva noviecita con la que parecía esforzarse como un loco por andar “en serio”, una actitud que nunca le había visto antes. Se veía demasiado esforzado y eso no dejaba de parecerme raro. Me carcajée antes con lo que decía Frances.

-Cálmate Francia, no voy a embriagarme, soy una atleta- le dije cuando se adentraba en el lugar y en una esquina anterior a la vista de cualquiera, acorralé a Kristján. No le dije nada, lo besé pensando que era una tipa con un corte de cabello similar al mío e incluso pegué su cuerpo contra el de él, antes de separarme con una sonrisa, como si todo hubiera sido una broma. De hecho, lo era. -Mira, mi instinto homo me dice que necesitabas besarme. Estuvo bien ¿No? Soy buenísima con los besos, y con el sexo oral, pero eso sólo va con mujeres NI ME PIDAS cosas raras con tu cosa rara, ugh, me vomito-

Le pasó un brazo por los hombros y le di un beso en la mejilla. Quería a ese idiota, daría la vida por él si un mortífago en ese momento llegar a amenazarnos. No esperaba nada de la noche más que tomar unas cuantas cervezas. Seguimos a Frances y saludé por encimita a todos. Me sentía más cómoda gritando QUÉ HACEN PUTAS a un montón de tipos que hablando con niñas bien portadas y sus novios guapos. Seguramente la noche sería más aburrida de lo que había pensado. A menos que alguien estuviera dispuesto a hacer algo loco.

-HOLA, TRAJO AMIGUITOS ¿Qué es lo más barato para beber aquí? Ni crean que voy a gastar en algo decente, con que embrutezca está bien-

Terminaba de cumplimentar unos informes cuando uno de sus compañeros se paró frente su escritorio para invitarlo a un local aquella noche, el Scary Witches aprovechando que ninguno de los que iban a aparecerse por allí tenían turno nocturno. Reghan asintió por asentir porque no tenía ni intención de ir pero fue un elegante gesto para que el hombre desapareciera de sus narices sin inquirir más de la cuenta ni hacerse el molesto. Terminó de firmar con su prolija letra al final del pergamino y clasificando el documento en una carpeta marrón se puso en pie para llevarlo a los archivos solo que cuando pasó por delante del ascensor un halo de semiveela bastante reconocido hizo que se detuviera a saludar a Ellie Morgan.

Le debía una compensación por su ayuda en el callejón Knockturn hacía unos sábados y parecía que algo no marchaba bien en ella aunque Reghan desconocía por completo sus problemas sentimentales. De todos modos, la invitó a acompañarlo al Scary Witches por el placer de compartir un par de copas en amena compañía. Y así habían terminado entrando en aquel sitio que si bien no era de las preferencias de Breen iba a hacer la excepción por una noche. Estaba escrutando los presentes a la búsqueda de conocidos con sus ojos azules cuando escuchó el comentario de la rubia, Reghan soltó una carcajada entre dientes y esbozó su sonrisa maldita.

- Eso era parte de un medio para conseguir un fin. Esta noche estás libre de compromisos, solo amigos - si podía calificarse su relación con la semiveela así. La miró con aquellas facciones enojadas y solo pudo acentuar la sonrisa, estaba casi mejor enfadada que no pero no tenía ni idea si aquel gesto era por su invitación o porque la chica ya venía con problemas de casa. Reghan no iba a preguntar, no era hombre de preocuparse por asuntos que no fueran suyos. La voz de una chica llamando a Ellie captó la atención de el auror que giró sobre si mismo y tras asentir a la seña, se acercó a Zelda con las manos en los bolsillos de su traje negro, un traje negro sin corbata y con los primeros botones de la camisa blanca entreabiertos. Ellie los presentó aunque Reghan ya conocía a la semiveela al menos de vista, cosas de tener una familia en alta clase social.

- Un placer, Zelda - retiró una mano del bolsillo de su pantalón y se presentó de forma educada pero distante, Reghan siempre mantenía la distancia con todo el mundo a excepción que tuviera algún interés particular. Estaba por ir a por algo para beber cuando llegó la inconfundible hermana de Abner Borroughs, Reghar levantó una ceja y miró a Ellie cuando Frances mencionó algo de venir acompañada de su hermano. Sentía que no tenía toda la información  aunque tampoco había preguntado- Buenas noches - saludó a los que llegaban mientras los miraba, mucho más jóvenes que él eso desde luego -Voy a por algo de beber - se inclinó para decirle al oído a Ellie y se fue en dirección a la barra.

Pidió un whisky sin hielo y un vodka para Morgan, mientras esperaba que lo sirvieran miró un segundo al escenario al grupo que tocaba. En contra de lo que creyeran era del tipo de música que podía llegar a gustarle a Breen pero ni tiempo tuvo de escuchar bien cuando el camarero regresó con las bebidas y claro necesitó pagar. Un trago a su whisky y regresó donde todos, colocándose tras Ellie y rodeando su cuerpo con un brazo solo para ponerle el vodka ante sus narices en lo que daba otro sorbo a su whisky - Supongo que te gustará.

El Bar
Ropa

Podía ser muy paciente y muy amable, pero cuando le tocaba ser traductor viviente, podía exasperarse. Con Kristján todo el asunto del estudiante de intercambio había sido más llevadero por su personalidad, por lo menos él se molestaba tantito en dar signos de interés, pero el finlandés de ahí estaba tan malditamente insípido que le daban ganas de arrancarse los párpados de la desesperación. Por suerte, Ellie había aparecido para salvarle la noche, junto con un rubio bastante guapetón. Sólo esperaba que no se fuese a parar por ahí Abner o esa noche iba a acabar en golpes. Le dio un sorbo a su mojito que, de repente, le supo mejor y se juntó más hacia el finlandés para dejarle espacio a los dos recién llegados. Levantó la mano para que la mesera le hiciera caso y cuando llegó, con su encanto de siempre, hizo una petición:

— ¿Me podrías juntar una mesa más y una botella de whisky? Gracias, guapa — pronunció y la mesera de inmediato juntó otra mesa sin dejar de sonreír, era el efecto de la semi-veela pelirroja y el de la rubia —Un placer Reghan — saludó al nuevo y luego le contó a Ellie sus peripecias — ¿Pues te acuerdas de Tallulah? ¿La fulanilla finlandesa de intercambio que le gusta hablar de dragones y esas jaladas? Pues resulta que tiene un novio aquí, por correo la muy imbécil — ni se preocupó por hablar de Tallulah de esa forma ante el extranjero porque él no entendía ni jota del inglés — Ahí están en la mesa de atrás, voltea discretamente porque es medio paranoica. Trajo a un amigo que nunca había pisado tierra fuera de Finlandia y helo aquí, se llama Tuomas y le entiendo diez por ciento de lo que habla ¡Yai por mí! — fingió emoción para darle un sorbo a su bebida — No ha tratado de coquetear conmigo y se la ha pasado viendo al vocalista, creo que es gay. Estúpidas citas a ciegas. — agregó mirando al tipo que ahora cantaba y que se le hacía muy familiar

De repente un grito que casi le hace escupir el mojito. Frances, era Frances. ¿En qué momento todo eso se había vuelto una fiesta?

— ¡FRANCES! — se levantó del asiento —  ¡WOOO! AMIGUITOS — todo eso cada vez se ponía más loco — ¿SOY ZELDA Y TU ERES? — gritoneó solo por hacerse la escandalosa — Ay no te preocupes por la bebida, ya me pedí una botella de whisky, ya después pedimos otra si se quieren poner hasta el dedo — saludó con la cabeza a Kristján y le sacó la lengua — ¿Tú y yo dormimos juntos o qué, no me vas a saludar, mozo de cuadra? — inquirió en un tono de indignación para luego ver a Barunka arribar a ese desmadre improvisado, ya si el finlandecito se largaba por ahí a cogerse a algún baterista era muy su problema, ella estaba ya muy a gusto — Owwwn, ¿querías venir al club de lectura erótico? Es que es por membresía, no sabía que te gustaba leer pornochadas, Baru, te voy a compensar — movió las cejas de arriba hacia abajo repetidas veces en forma insinuante — ¡Que ya pedí una botella, carajo! Invítame un shot de tequila y soy tuya para lo que se te antoje — se mordió el labio en un juego de provocaciones que era más de broma que porque realmente pensara en Barunka para experimentar su lesbianismo.

-No te ignoro, estás mal de la cabeza.

Le dijo a Barunka dándole un beso tronado en la mejilla antes de reírse por aquello de la discriminación y recibir otro beso correspondiente. Le gustaba la idea de que ahí también estuviera Barunka, porque entre más gente hubiera, menos posibilidades de caer en la tentación de reventarle a Rayder una silla en la cabeza por todo lo que le había dicho a la tarada de Sandra.

Ahora, por otro lado, ¿Zelda ya había pedido una botella de whisky y la ofrecía así como si nada? Perfecto, ella iba a aprovecharse de la situación porque no quería gastar, iba con la idea de que el islandés la invitara y como ya había dicho, no iba a emborracharse como loca porque quería llegar a su casa pronto.

-¿Y quién es Reghan?

Bueno, no quería parecer una chismosa pero tenía que preguntar, el tipo ese se veía bastante encimoso pasándole una mano por la cinturita y hablándole al oído y tal. Si no era un primo…bueno, Abner iba a querer saberlo. Le hizo cara de “bueno ahí tienes” cuando Kristján se presentaba solo y de paso presentaba a Kim. Notó que antes de escuchar quién era el misterioso amiguito se largaba, seguro por alcohol.

Le iba a decir que mejor robaran el whisky de Zelda pero al parecer estaba ansioso por gastar así que ya no dijo nada y mejor se concentró en Ellie, mientras le hacía caras a Kim desde donde estaba ¿se quedaban o  se iban de ahí, arrastrando al islandés a otro lado? Eso era lo que quería decirle a la chica en lenguaje de caras y gestos. Ojalá escogiera la segunda, en serio.

Los ojos del auror se desviaron de nuevo al escenario mientras apartaba la mano de los hombros de Ellie para meterla en el bolsillo de su pantalón. Justo llegó Barunka, Reghan no tenía ni idea que se conocían pero sonrío a la semiveela a su llegada y se hizo a un lado dejándole plena libertad para que charlaran de sus cosas mientras él lapidaba el contenido de su whisky a sorbos pausados. Regresó de sus cavilaciones mentales cuando notó la palmada de la rubia sobre su brazo antes de que señalara la barra como autoinvitación a una copa. Sopesó la idea pero terminó aceptando solo porque desde su visita improvisada a su casa, Breen le debía una copa y era hombre de cumplir cada una de sus deudas. Inclinó su cuerpo hacia la barra para dejar el vaso de whisky vacío y escuchó las “presentaciones” de todos tanto del chico como de Frances. Miró a Ellie un segundo y tras humedecerse los labios para eliminar los rastros de whisky decidió intervenir porque no estaba dispuesto a entrar en aquel juego medio estúpido de adolescentes universitarios.

- El amiguito se presenta solo. Reghan Breen – no creía tener que dar más información sobre si mismo porque no veía la necesidad de andar excusándose con desconocidos pero continuó con su intervención solo para echarle una mano, desde su perspectiva, a Ellie – Nuestras familias se han criado prácticamente juntas, soy como su primo – dijo con toda la naturalidad del mundo y credibilidad en sus palabras – Si no hay más preguntas, no tengo bebida – y aunque la prima de Ellie, Zelda, había pedido una botella y no quería menospreciar su gesto, necesitaba apartarse del grupo durante unos minutos – Voy a por tu copa – mencionó a Barunka y caminó hasta la barra.

En el camino se encontró a dos de sus compañeros que lo habían invitado aquella noche y aunque intentaron convencerlo de que se fuera con ellos, Reghan rechazó el gesto alegando que había venido acompañado. Los aurores se fueron a por sus chicas y Breen terminó de acotar la distancia hasta la barra para pedirse el segundo whisky de la noche aunque agregó uno más para Barunka y un nuevo vodka para Ellie. Lejos de volver inmediatamente a la congregación de feromonas desatadas, decidió beberse el whisky que el camarero servía casi de un trago. Tenía buen estómago para el alcohol y estaba demasiado cansado después de un día entero metido en el santo ministerio cumplimentando informes que empeoraban el humor del auror.

Estaba terminándose el tercer whisky cuando notó movimiento a su lado. Reghan observó su compañía por el rabillo del ojo y formó una sonrisa de medio lado cuando atisbó a Ellie a su lado, lo bastante desatada para alargar la mano y coger el segundo vodka a fin de endiñárselo de golpe. Breen no dijo nada porque no estaba allí para hacer de niñero pero se ocupó de hacer un gesto también al camarero para que rellenara las dos copas que tenía delante. Se apartó de la barra para sacar del bolsillo interior de la americana la pitillera de plata y extrajo dos de sus cigarrillos turcos. Aprovechó que el camarero estaba sirviendo a Morgan su ¿tercer? Trago y cogió el mechero que se asomaba por el bolsillo de su camiseta para encender los dos cigarrillos a la vez como hizo en el callejón días atrás. Era una mala costumbre que tenía desde siempre, no era nada ligado a Ellie y ya que no había hecho asco entonces, suponía que tampoco aquel día. Cogió el pitillo entre dos dedos y tendió el cigarro sin siquiera mirar a la rubia, devolviendo a la par el mechero a su lugar mientras expulsaba las primeras caladas hacia arriba.

- Los estatutos sociales dictaminan que si hay una probabilidad que te encuentres un conocido el día que menos quieres, esa probabilidad se realizara.

No estaba cien por cien convencido de su teoría pero en sus treinta años de vida así había pasado.  Bebió su whisky con mucha más calma que la semiveela que parecía encantada encadenando un vodka con otro cosa que no sorprendió a Reghan visto la acogida que había tenido su compañía en su círculo de amigos. De hecho cuando ella lanzó la siguiente pregunta referente a Frances, Reghan no pudo contener la sonrisa sarcástica mientras enarcaba una ceja y daba el trago a su whisky ya que tenía el vaso contra su boca. Tardó unos segundos mientras saboreaba el licor y humedeció su labio inferior, retirando el alcohol que quedaba.

- Tan encantadora como sus compañeros de Hogwarts – no, no se equivocó de institución fue el comentario mal intencionado en relación a su edad mental. ¿No sabían meterse en sus asuntos? Reghan no tenía nada que esconder porque en verdad no estaba haciendo fuera de lugar y aunque lo hiciera (que también tendía) detestaba que la gente metiera las narices donde no debían. Era así, repelía la sociedad porque la sociedad era demasiado intensa con asuntos ajenos que no les atañían - ¿Quién dice que finjo? – esta vez sí giró la cabeza para mirarla a los ojos directamente aprovechando que estaba aún cerca aunque regresó los ojos azules hacia delante cuando ella se fue a por su trago aunque alargó la mano para recoger los galeones de encima la barra y ponerlos sobre la palma de Ellie – Hoy invito yo. Otro día ya me lo devolverás– pagó todas las bebidas y lapidó el contenido de su último whisky de la noche, al menos en aquel local.

Giró hacia ella, dejando el codo apoyado en la barra y le hizo un gesto con los ojos para que apurara el vodka que traía en las manos aunque ya empezaba a notarse en sus mejillas que la semiveela llevaba más grados de los permitidos en el cuerpo. Miró hacia el grupo de amigos de la chica y luego devolvió el gesto a la rubia. ¿Qué culpa tenía él que Abner la hubiera dejado tirada? Ninguna. Algunos debían empezar a cuidar mejor su territorio – Bueno ya que lo creen, sembremos un poco más la discordia – ofreció su mano para que bajara de su asiento – ¿Quieres beber sin convivir? Yo te consigo un lugar y de paso evito que en tu aparición pierdas la cabeza, soy un concienciado auror que procura por el bienestar de su compañera de misiones – cogió el whisky que había pedido para Barunka y cogiendo la mano de Ellie caminó hacia el grupo de universitarios para dejar el trago ante la otra semiveela – Nos vemos otro día, Jentsch. La llevó a su casa antes que pierda un brazo intentando llegar – se despidió del resto con un escueto movimiento de cabeza y salió con Morgan hacia fuera para conjurar un traslador tampoco es que estuviera en las mejores condiciones para aparecerse.