El carnaval {Kris y quien crashee}

A Kristján le dio risa la forma en la que Zelda lo invitaba, porque en realidad le estaba diciendo que era su última opción, pero a él no le importaba, a nadie le caía mal un viaje gratis, mucho menos en su estado en el que cuando no estaba haciendo ejercicio se sentía tremendamente agobiado por el asunto de Hutchins. A Italia no se le decía que no, era cierto, pero tampoco a Zelda. Así que había hecho sus maletas luego de avisar a Jessy (la verdad, él habría hecho una escena si ella le hubiera dicho que iba a viajar a cualquier lado con un tipo) y qué diablos, también a Kit, porque sí, por ser idiota.

Cuando llegaron al hotel después de tomar un traslador y menos cansado que con el trayecto que viajar a ver a su familia, por lo menos, Kristján miró a su alrededor. Era un lugar bastante exagerado y encima, estaba lleno de otros magos (se les notaba en su manera de vestir, jamás aprenderían a ser contemporáneos). Respiró profundo y decidió olvidarse de cualquier problema para disfrutar de la oportunidad que Zelda le daba ese día, a quien le quitó la maleta de la mano para que dejara de cargarla y pudiera ayudarla él, aunque no le sorprendería que en cualquier momento llegara algún botones ansioso por complacerla.

-Una habitación, cariño. Puede que no vaya a ponerte las manos encima tampoco, pero eso no quiere decir que vaya a dejar que otro lo haga por mi. Además no confío en nadie.-No podía dejar a Zelda a merced de otro depredador. Territorial como era, llevaba en la cabeza que si iban juntos se quedaban juntos, además no estaba mal que la gente pensara que era un hijo de puta con demasiada buena suerte por estar acompañado de una chica como ella.

-Oye, eso del carnaval…no tengo que disfrazarme de nada, ni esas cosas, ¿o sí? Me reúso a parecer un ave que quiere aparearse.-Kristján no era un tipo de mucho mundo. Lo que conocía había sido gracias a sus delicadas y afortunadas novias que lo habían llevado fuera de Gran Bretaña en una que otra ocasión, pero no sabía de protocolos, fiestas ni festividades como se esperaría de alguien con mejor posición social y más habilidades para parecer oriundo aunque se fuera turista.  -Una sola habitación.-Volvió a repetirle mientras veía a pasar a un trío de italianas que estaban demasiado buenas. Así se cuidaban mutuamente.

Tenía la impresión de que a todas sus amigas les gustaba llevarlo a lugares caros, aunque no se iba a quejar por eso, claro estaba. Como era de esperarse, al escuchar sobre el rubio que ya estaba lanzando miradas sobre Zelda, Kristján se puso en su papel territorial y le pasó un brazo por los hombros a la semi veela mientras le lanzaba una mirada amenazante al tipo.

-Por esta noche sí, estás casada conmigo. No voy a dejar que un potencial asesino termine violándote. Ve, ese tiene cara de estar enfermito, no lo veas.-Jugando le tapó los ojos con una mano antes de que llegara el botones. Por seguir con ese juego del territorio la besó en la mejilla como un loco, babeándola de más y todo. -Ahora eres solo mía, estás marcada.

Si estaba tomando esa actitud era solo por egoísta, tenía que admitirlo. No quería que Zelda lo corriera de su habitación para follarse a un desconocido mientras él guardaba las promesas a su chica. Y a Kit, de algún modo aunque no hubieran hablado del tema. Era una putada pensarlo así porque uno diría, ¿le estás guardando fidelidad a dos personas? ¿eso no es ya infidelidad por default? Bueno, pues sí, estaba jodido y así vivía su vida, pero ya Kit se lo había dicho, era adicto a hacerse daño a él mismo.

Al ver su sonrisa de semi veela y su pestañeo glamouroso, Kristján terminó poniendo cara de bobo y después sonriéndole. -Maldita seas, deja de hacer esos trucos conmigo, ¿quieres que te bese enfrente de su pretendientes?-No iba a hacerlo pero debía saber que las chicas como ella que eran mágicas y demás, tenían efectos inmediatos en hombres débiles como él. -Esta bien, haremos lo que tú quieras, pero mi sentido del ridículo me dirá cuándo parar. Ahora enséñame esa habitación en donde lamentablemente (para ti) no voy a follarte-Le puso una mano en la espalda y la hizo caminar. En parte era bueno andar por ahí con ella, Zelda levantaba muchas miradas y que pensaran que era suya lo hacía sentir orgulloso aunque fuera una gran falsedad.

-Sí, me lo han dicho varias veces.-Le dijo respecto a ser un cerdo. Y no mentía, se lo habían dicho varias, todas en muy malos términos. Se limpió la baba de Zelda de la punta de la nariz usando la muñeca, pero le sonrió. ¿En verdad había notado que le había visto el culo a las italianas? O él era muy indiscreto o Zelda era muy perspicaz. -Sólo estaba dándoles una revisada, no pienso tocar a nadie, tengo novia, ¿te acuerdas?- Alzó las manos en el gesto típico de quien quiere demostrar su inocencia y después la siguió hacia el hotel.

-¿Por qué no? No es que tengas los poderes de una veela de verdad para convertirte en pájaro del demonio y calcinarlos. Tú no sabes los fetiches que puedan tener los asesinos seriales, Zelda, ni sus mañas.-Bromeó con ella. Estaba de buen humor así que la picaba para darlo a entender. Hasta se carcajeó por sus elaboradas explicaciones sobre dejar a un lado el sexo por el sexo y tener puesto un cinturón de castidad.

-Tranquilízate, ahora que soy un hombre de compromisos no voy a escurirrme en tu cama a menos que me de mucho frío, pero si lo hago será solo para dormir. Ohhh vamos, quita esa carita de decepción.-Le acarició la barbilla a Zelda con el pulgar como si en verdad la pelirroja estuviera muy deprimida y él quisiera animarla como a una chiquilla.

-¿Cuál era nuestra habitación? ¿Tienen elevadores aquí?-Seguía sin saber si ese era un hotel mágico o muggle, así que tenía sentido que preguntara. Le pasó un brazo alrededor de la cintura a Zelda, en un gesto territorial pero no que demandaba nada directamente, seguía pensando que debía cuidarla. -¿Haces este viaje todos los años o estás huyendo de algo?