Thinking hard -libre-

Cada vez hacía más frío. En la noche solo se dejaba ver la neblina cubrir todo a su alrededor y en casos especiales o cuando el clima no contribuía de forma amigable, la nieve caía lenta y suave, dando paso a las vísperas de uno de los inviernos más crudos visto en Irlanda del sur en estos últimos años. Con un cigarrillo en la mano y sentado en el filo del muelle, Dante no tenía otro pensamiento que el de realizar un pedido masivo a Colombia. Con el humo y los aros que formaba este, se le iba el tiempo, considerando que su padre le negaría el permiso para hacer de su negocio algo redondo y muy redituable, más de lo que ya era. Su hermano Guissepe decía que un movimiento así era arriesgado y muy idiota, ya que los latinos poco a poco se adueñaban del mercado de las drogas, sobre todo la coca.

Terminó el cigarrillo y antes de tirar la colilla en el lago, tomó otro y lo encendió con la pequeña chispa que aún brillaba. Exhaló con fuerza y rápidamente se lo puso en la boca, dándole una profunda calada. Se quitó los guantes de piel que cubrían sus manos y los puso en su abrigo. Se frotó las manos mientras sostenía el cigarrillo en sus labios y movía los pies, columpiándolos lentamente. La distancia entré él y el agua era mínima, un mal movimiento y estaría sufriendo una severa hipotermia.

No estaba segura de donde encontrarlo, pues hacía rato que no lo buscaba. Pero sabía que había ciertos lugares más propensos para aquellos tratos, como las orillas del lago, o la cabaña del bosque, atrás del bar, en el pasillo subterrano que unía a dos facultades. Por esos pagos caminaba pues en su dormitorio Dante no estaba, ya había verificado.

Luego de 40 minutos andando, tapada hasta las orejas por su capa más gruesa, con la mano en el bolsillo jugando con la sorpresita, y pensando mil cosas sin claridad lo vio sentado a la orilla del lago. Si había podido reconocerlo en estados deplorables, ahora que estaba limpia y sobria sabia perfectamente que ese cabello le pertenecía.

Se acercó por atrás con sigilo y dejó caer sobre sus piernas un envoltorio trasparente con unas cuantas pastillas de éxtasis. Las caritas felices relucían entre tanta oscuridad. Jessy no dijo nada de inmediato, había pensado varias cosas, pero no es que quisiera reprocharle algo, solo curiosidad. Aunque sabía que era peligroso para ella acercarse a él, encontrar eso dando vueltas por la uni le había dado la escusa perfecta para hacerlo. Se mentía a si misma diciéndose que solo una respuesta iba a buscar, y lo peor era que lo sabía.

- Ampliaste el negocio?... o alguien te está amenazando la clientela?... - El éxtasis se había prohibido hace un año en USA, él venía de ahí, así que podía ser que fueran de su propiedad. O no. Como fuera, eran puras escusas para dejarse tentar.

El silencio con el que amaba dejar brotar sus pensamiento fue roto por la presencia de una de sus más fieles clientes: Jessy Lutrell. Pensó que lo visitaba por que había otra grapa más que iría a parar a su nariz; malamente, la razón por la cuál la rubia estaba allí era totalmente diferente. La bolsa que dejó caer en sus piernas, solo lo hizo dar una fuerte calada al cigarrillo y arrojar la bolsa lo más lejos posible y al fondo del lago. Esa no era mercancia suya y el solo hecho de ver como es que alguien más se atrevió a hacerle competencia, sacó la ira que resguardaba dentro.

-En este momento me dices quién mierda te dio eso, Luttrell. Se levantó de su asiento y se acercó peligrosamente hacia ella, exigiendo respuestas y empujándola bruscamente. Tiró el cigarro al suelo y lo pisó fúrico, alguien debía ser un completo estúpido al siquiera intentar hacerle competencia, no sabía con quién se había metido y como resolvía esos negocios. Se alejó de ella, tratando de pensar quién o quienes intentaban echar a perder lo que tanto esfuerzo había logrado en los últimos años. Se le ocurrieron un par de nombres cuyas intenciones pudieran estar ligadas al éxtasis que ahora circulaba por Brigantia. También pensó en que Jess solo quería conseguir coca de forma gratuita y la manera de obtnerla era haciendole ver que había otro mercader en la universidad.

No esperaba que Dante se exaltara tanto, dio un mínimo paso para atrás, pero de inmediato volvió a afianzarse en su sitio con su rostro adusto y los brazos cruzados debajo de la capa invernal. - Te calmas - le espetó cuando la empujaba y la obligaba a meter los pies en un charco. Que modos eran esos? Ella no era "el maldito infeliz" todo lo contrario, venía a hacerle el favor. Y no no esperaba coca gratis, incluso iba a tratar de no tentarse de sacar el tema, pero si le preguntaban llevaba cuantiosas monedas en el bolsillo. Por si acaso... pero no.

Se tomó todo su tiempo para mirarse los zapatos negros y hacer como que estaba muy preocupada por el cuero italiano, pero el ya estaba metido en sus propios pensamientos, así que sacó su cajetilla de cigarrillos y encendió uno con la varita. Instrumento que dejaría bien a mano entre sus ropas porque parecía que el muchacho tenía un mal día. Finalmente le comentó - Unas niñatas de herbología me lo dieron. Pero ellas no lo metieron en la uni, se notaba en sus caras que no sabían que tenían en las manos. - Jessy si sabía y como se sentía responsable terminó comprándolo por dos monedas solo para quitárselos a las jovencitas recién entradas en la facultad de las manos.

Puso su mejor cara de pena y agregó - en verdad pensé que eras tu... venía a recomendarte que fueras más discreto... pero no. Veo que hay algún otro idiota en el campus... - Fumó su cigarrillo ya mirando al lago.

La miró de reojo, negando con una cínica semi sonrisa en el rostro. "Niñatas de herbología, claro que sí" pensó de inmediato. Solo había una forma de saber quién o quienes circulaban esa estupidez en la universidad y quizá tendría que utilizar a Jessy para dar con ellos. Debía primero esclarecer cual sería su estrategia, no podía mandarla solo así, aunque con su famita de drogadicta, su credibilidad como tal estaba intacta, un punto a su favor.

Paso de largo el comentario sobre "el otro idiota", no lo tomaría como una ofensa, estaba pensando en otra cosa ahora como para brindarle importancia a algo como eso. Pensó que debía suavizar un poco el trato con Jessy, en caso de utilizarla a su conveniencia. -Bien, así están las cosas... quiso agradecerle pero mejor mantendría esas palabras en su boca, hasta no ver el favor completo no me mostraría agradecido con ella. -En tal caso tendré que investigar la procedencia de esta porquería, sin embargo, me intriga saber ¿por qué viniste a decírmelo? No me debes nada y yo a ti mucho menos, y dudo que sea un acto de caridad de tu parte. Algo me dice que no fue gratis el favor, ¿que quieres?-

Que le hablara civilizadamente estaba mucho mejor, y Jessy se lo hizo saber sonriendo forzadamente. Él podía estar haciéndolo por su conveniencia, pero la rubia se lo tomaba como que estaba ganando respeto en la situación, eso la hacía sentir más segura y más relajada. Aunque no iba a soltar la varita por debajo de la capa, Dante parecía más un matón yanqui que un punk inglés y eso estaba claro para la rubia, que había tenido encuentros de todooo tipo con bestias de distintas calañas. No la iba a agarrar desprevenida tan fácil.

- No quiero nada que tu puedas darme- respondió de inmediato, no fuera cosa que se le escapase pedirle coca. - ya te dije, solo quería saber si era tuyo-. Se dio la vuelta y empezó a andar por la orilla, cuidando sus zapatos y fumando de vez en cuando. Pero por alguna razón, no se iba y seguía allí caminando más lento que una tortuga reumática

- No deberías decir que es una porquería.... de hecho es mucho mejor que lo que tu vendes... es moderno, vienen en surtidos colores... y es mucho más fácil tomar pastillas que aspirar por la nariz... Lo has probado?...- le preguntó volteándose a verlo. Dante iba a mandarla a la mierda en cualquier momento. El chico no era de hablar y ella se estaba pasando de pesada con toda esa charla que no iba a ningún lado. Pero bueno, que la arrojase al lago si se atrevía.

-Nada que no pueda darte...claro- dijo en voz casi inaudible. Pensó que en algún momento le cobraría el favor, ¿cómo? de la única forma en la cual la clase de tipas como ella podía; pidiéndole, no, rogándole por una línea más de aquel polvo blanco. Solo se sentaría a observar como la decadencia de su situación actual la alcanzaba a niveles ridículos. Exhaló ya un poco más calmado y dirigió su mirada hacia el lago, no tenía nada más que hablar con ella, la cuestión era ¿por qué carajos no se largaba de una vez? No era una compañía agradable pues el silencio era su método de comunicación y le enfurecían las personas ruidosas y chillantes.

-¿Se te ofrece algo más? no has terminado de irte y quiero estar solo...-Se dio la vuelta y miró la lejanía del lago. El viento cada vez era más cruel, pues soplaba con fuerza, moviendo los pequeños copos de nieve en distintas direcciones. Nuevamente, Dante tomó un cigarrillo, lo encendió y se sentó en la orilla del muelle, tenía otros asuntos en mente que analizar. -Si me haces el favor de largarte...-Le importó una mierda si la ofendió con el comentario, le gustaba la soledad y la disfrutaba, no tenía por que pretender amabilidad con alguien por no quedarse solo, prefería mil veces quedarse así que involucrarse con alguien como Jessy Luttrell.