Los posteadores más activos de la semana
No hay usuarios |
Últimos temas
OGMIOS: 0 PUNTOS
CERRIDWEN: 0 PUNTOS
ARIANRHOD: 0 PUNTOS
SMERTIOS: 0 PUNTOS
GRÁFICOS:Administración
Este foro está creado enteramente para esparcimiento y diversión sin fines de lucro. La temática, tramas y personajes son 100% originales creados por el equipo administrativo y los usuarios de este mismo foro. Todo lo demás, pertenece a J.K.Rowling.
Los amantes de Verona {LIBRE}
2 participantes
Página 1 de 1.
Los amantes de Verona {LIBRE}
Se amarró la melena pelirroja en una coleta y sostuvo el libreto con la boca en lo que se dedicaba a quitarse todo el cabello de la cara. Tenía planeado, para navidad, proponerle a sus compañeros del club de drama hacer una puesta en escena de los amantes de Verona, Romeo y Julieta, en forma de contribuir a las festividades. Claro, ella no dirigiría, nunca había sido buena para eso, pero si podía ser la Señora Capuleto, la Nana o, si corría con suerte, Julieta. Pero antes de proponer o sugerir si quiera nada, necesitaba demostrar que su interés era genuino y, para eso, requería ensayar por lo menos los diálogos de los personajes femeninos para así poder participar activamente si el resto de los muchachos estaba de acuerdo. Ya con una colita de caballo formada en lo alto de su cabeza, volvió a tomar el libreto entre sus manos. Tenía tantas notas encima que apenas y se veían las letras del texto original. Entre acotaciones propias, ideas para la escenografía, vestuario, se podían observar rayones en colores azul, verde y rosa.
En esos momentos estaba completamente sola en ese pequeño salón donde se reunían todos los miembros del club, ya fuese para practicar actuación o para escribir sus propias obras de dramaturgia. Ella estaba realizando un proyecto para lograr hacer una obra del mito del hada Melusina pero aún le faltaban algunas correcciones para considerarlo apto si quiera. Por eso mismo no quiso dedicarse a su texto, sino a la interpretación de Julieta Capuleto, eso podía abrirle la mente y darle ideas. Así pues, se miró en el espejo de cuerpo completo que tenía frente a ella y comenzó a recitar.
— Si el manto de la noche no me cubriera, el rubor de virgen subiría a mis mejillas, recordando las palabras que esta noche me has oído. En vano quisiera corregirlas o desmentirlas... ¡Resistencias vanas¡ ¿Me amas?... No, no suena bien así… —se detuvo y comenzó a rayonear el libreto con una acotación “menos sobre actuación” y continuó — Sé que me dirás que sí, y que yo lo creeré. Y sin embargo podrías faltar a tu juramento, porque dicen que Jove se ríe de los perjuros de los amantes. Si me amas de veras, Romeo, dilo con sinceridad, y si me tienes por fácil y rendida al primer ruego, dímelo también, para que me ponga esquiva y ceñuda, y así tengas que rogarme.— se llevó una mano al corazón y la otra la dejó relajada mientras que sus facciones se suavizaban para dar el efecto de la esperanza, tomó aire — Mucho te quiero, Montesco, mucho, y no me tengas por liviana, antes he de ser más firme y constante que aquellas que padecen desdeñosas porque son astutas. Te confesaré que más disimulo hubiera guardado contigo, si no me hubieses oído aquellas palabras que, sin pensarlo yo, te revelaron todo el ardor de mi corazón. Perdóname, y no juzgues ligereza este rendirme tan pronto. La soledad de la noche lo ha hecho… — terminó y volvió a hacer un apunte, luego se observó en el espejo una vez más.
El vestido vaporoso de color blanco con flores le llevaba hasta las rodillas y, encima, llevaba puesto un suéter color azul marino y zapatos de piso color negro. En su rostro, unos lentes descansaban sobre el tabique de su nariz.
— Necesito un Romeo… — ladeó la cabeza — O verme más vieja. Quizá sea mejor interpretar a la nana, no me veo como Julieta — comentó para sí misma cuando escuchó que alguien se detenía para entrar al salón. Si era uno de sus compañeros masculinos, no podía evitar reírse por ver su pequeña petición cumplida.
Zelda Fay- Mensajes : 203
Fecha de inscripción : 01/12/2014
Re: Los amantes de Verona {LIBRE}
¿Qué hacía yo por los pasillos de los clubs? Nada en especial. Había empezado a calentar mi voz y tararear en voz alta durante un rato, completamente sola, mientras caminaba de un lado a otro de la habitación. Movía las manos delante de mi cuerpo, las agitaba más bien, una manera de sacar la tensión de mi cuerpo mientras practicaba aquellos calentamientos que tan recomendados estaban. Monosílabos sin sentido, la verdad. Llevaba el largo cabello rubio recogido en una trenza que me había hecho con ayuda de la magia aquella mañana en mi dormitorio de la facultad Smertios. Había acabado allí porque no tenía ningún otro sitio al que ir y porque, seamos sinceros, me había levantado algo tensa por alguna razón totalmente desconocida para mí, y había tenido la imperiosa necesidad de acercarme a aquel lugar.
Ahora me encontraba en los pasillos, caminando tranquilamente con la idea de volver hasta mis dormitorios, quizás ir a buscar a mis hermanos mayores, qué se yo. El caso es que una voz sumamente conocida llegó hasta mis oídos, haciéndome alzar primero ambas cejas con sorpresa antes de seguir el sonido hasta el lugar donde estaba el club de drama. Reconocí casi en el acto aquella cabellera pelirroja recogida en una coleta y sonreí brevemente. Claramente ella no se había percatado de mi presencia, mientras recitaba aquellas palabras de William Shakespeare, a quien conocía precisamente gracias a pelirroja. Se la notaba… ¿concentrada? Con las gafas colocadas encima del tabique. En ese momento di unos pasos hacia delante, delatando mi presencia en el lugar, pues por algún momento el suelo sonó bajo mis pies.
- ¡Z! – Oh, bendita manía mía de llamarla simplemente por la inicial de su nombre. – ¿Recitando Romeo y Julieta? Creo recordar que son de esa obra esos versos. – Sonreí unos segundos antes de fruncir el ceño, no completamente segura de estar en lo cierto. Me quedé parada unos segundos antes de acercarme del todo hasta la muchacha y darle un apretón cariñoso en uno de sus brazos cuando llegué a su altura. – Siempre me he preguntado si realmente estaban enamorados… Es decir, está claro que Romeo estaba bajo la influencia del Opio en aquellos momentos. – Menté llevándome el dedo índice a la barbilla en una postura totalmente pensativa. – ¿O era otra droga? – Como fuera, realmente no es que estuviera en sus plenas facultades en aquellos momentos, ¿no? O eso al menos había entendido yo, a ver si es que ahora lo había entendido todo al revés. – ¿O me lo he inventado? Como sea…¿vais a hacer la obra los del club de drama? – Pregunté con curiosidad mientras miraba a mí alrededor.
Cuando llegué a Brigantia, sopese meterme en el club de drama, pero al final la música fue más influyente en mí. Me gustaba usar la música para desahogarme, relajarme, estudiar… Era algo que de alguna manera me permitía expresarme y al mismo tiempo liberarme de muchas cosas que podían estar carcomiéndome en aquellos momentos. Al menos así lo sentía yo. Le sonreí a la muchacha mientras observaba por encima del hombro el libreto que tenía entre sus manos, lleno de anotaciones aquí y allá. – ¿Quieres que te ayude a practicar o algo? Aunque… Quizás no se me de demasiado bien. No sé… - Precisamente el miedo a que la actuación se me diera rematadamente mal, había sido uno de los motivos, sino el principal, por el cual al final decidí no inscribirme en aquel club.
Ahora me encontraba en los pasillos, caminando tranquilamente con la idea de volver hasta mis dormitorios, quizás ir a buscar a mis hermanos mayores, qué se yo. El caso es que una voz sumamente conocida llegó hasta mis oídos, haciéndome alzar primero ambas cejas con sorpresa antes de seguir el sonido hasta el lugar donde estaba el club de drama. Reconocí casi en el acto aquella cabellera pelirroja recogida en una coleta y sonreí brevemente. Claramente ella no se había percatado de mi presencia, mientras recitaba aquellas palabras de William Shakespeare, a quien conocía precisamente gracias a pelirroja. Se la notaba… ¿concentrada? Con las gafas colocadas encima del tabique. En ese momento di unos pasos hacia delante, delatando mi presencia en el lugar, pues por algún momento el suelo sonó bajo mis pies.
- ¡Z! – Oh, bendita manía mía de llamarla simplemente por la inicial de su nombre. – ¿Recitando Romeo y Julieta? Creo recordar que son de esa obra esos versos. – Sonreí unos segundos antes de fruncir el ceño, no completamente segura de estar en lo cierto. Me quedé parada unos segundos antes de acercarme del todo hasta la muchacha y darle un apretón cariñoso en uno de sus brazos cuando llegué a su altura. – Siempre me he preguntado si realmente estaban enamorados… Es decir, está claro que Romeo estaba bajo la influencia del Opio en aquellos momentos. – Menté llevándome el dedo índice a la barbilla en una postura totalmente pensativa. – ¿O era otra droga? – Como fuera, realmente no es que estuviera en sus plenas facultades en aquellos momentos, ¿no? O eso al menos había entendido yo, a ver si es que ahora lo había entendido todo al revés. – ¿O me lo he inventado? Como sea…¿vais a hacer la obra los del club de drama? – Pregunté con curiosidad mientras miraba a mí alrededor.
Cuando llegué a Brigantia, sopese meterme en el club de drama, pero al final la música fue más influyente en mí. Me gustaba usar la música para desahogarme, relajarme, estudiar… Era algo que de alguna manera me permitía expresarme y al mismo tiempo liberarme de muchas cosas que podían estar carcomiéndome en aquellos momentos. Al menos así lo sentía yo. Le sonreí a la muchacha mientras observaba por encima del hombro el libreto que tenía entre sus manos, lleno de anotaciones aquí y allá. – ¿Quieres que te ayude a practicar o algo? Aunque… Quizás no se me de demasiado bien. No sé… - Precisamente el miedo a que la actuación se me diera rematadamente mal, había sido uno de los motivos, sino el principal, por el cual al final decidí no inscribirme en aquel club.
Sira O'Sullivan- Mensajes : 52
Fecha de inscripción : 30/11/2014
Localización : En algún rincón de Brigantia
Re: Los amantes de Verona {LIBRE}
Se lo podía imaginar todo. El escenario contaría con, por los menos, seis cambios. El primero sería la ciudad italiana de Verona, con sus calles empedradas, las casas de tabiques y la vegetación que hacía el paisaje romántico; la segunda tendría que ser la hermosa casa de los Capuleto donde podría sugerir un ambiente renacentista con pilares de tipo corintio y muebles de madera; se enfocaría también en el balcón donde seguramente colocarían enredaderas a lo largo de la pared hasta llegar a la plataforma donde Julieta recitaría sus líneas a Romeo; luego, la capilla, que tendría que tener un aspecto gótico y lúgubre para que proyectara el sentimiento de misterio. Podía imaginarse los vestuarios, con los vestidos de brocados diferentes, los peinados llenos de rumos para las mujeres, las botas de cuero y espadas para los varones. El escenario estaría iluminado dependiendo la escena y quizá podría acordar con los del club de música y canto que tocasen y cantasen piezas romances. Estaba demasiado emocionada por dentro y aún ni siquiera lo había propuesto. Quería ver la mascarada, la confesión del balcón, la muerte de Julieta, los duelos entre Mercutio, Tibalt y Romeo. Incluso no importaba si le daban el papel de alguna fulana ordinaria de Verona, quería estar ahí y observarlo todo.
Ahí, frente al espejo, deseó protagonizar la obra, quería vestirse de Julieta. Pero eso se decidiría después. Se acomodó los lentes y entonces notó la presencia de alguien. Era Sira, una chica de Smertios, tres años más chica que ella pero con la que se llevaba bastante mejor que con las chicas de su edad. La escuchó hablar de Romeo Montesco y las drogas que se había metido y no pudo evitar sonreír.
— Yo siempre pensé que, más que estar drogado, estaba caliente. Ya sabes, a los hombres les da por pedirle matrimonio a una mujer si no se la pueden follar… o cuando ya se la follaron… nunca he comprendido a los hombres, la verdad, ni siquiera a los ficticios — respondió quitándose las gafas para limpiarlas con una punta del suéter — Quiero proponer la obra como presentación teatral navideña, antes de que se acabe el curso — comentó regresándole el gesto cariñoso con una suave palmada en la mano que se aferraba a su brazo — Envenenamientos, duelos, sangre. Cualquiera podría quedar satisfecho —la miró sin los lentes que sólo necesitaba para leer — Tu podrías cantar — sugirió para ver si encontraba su idea buena — No, no te quiero torturar con esto. Aunque si quieres, te pongo un bigote y haces a Romeo. Puede que te den el papel — bromeó dándole un codazo ligero en las costillas. Sabía que Sira no tenía madera de actriz porque le daba pánico y se le olvidaban las líneas, así que sería una canallada de su parte hacerla representar un personaje.
Zelda Fay- Mensajes : 203
Fecha de inscripción : 01/12/2014
Re: Los amantes de Verona {LIBRE}
Escuché con atención su respuesta antes de sonreír durante unos segundos. – Yo sí que los entiendo… Eso creo, supongo que es lo que tiene crecer con tres hermanos varones y ser la única chica. – Al menos yo tenía la firme certeza de que eso era el motivo por el que parecía entenderles y descifrarles con más facilidad que otras personas, aunque siempre había ese tipo de cosas que se te hacían totalmente inexplicables por muchas vueltas que le dieras a la cabeza, por mucho que lo miraras desde diferentes perspectivas. No, no tenían sentido algunas cosas. – Eso que dices, pasa especialmente cuando la mujer se niega a tener relaciones sexuales antes del matrimonio. – Una práctica que según había oído de boca de mi propia madre, sus antepasados lo llevaban a cabo. Siempre se reía cuando hablaba de aquello y hacía bromas al respecto, sobre todo si estaban mis hermanos delante, picándoles, no dejaba de decirles que seguramente ya estarían casados de vivir en aquella época y a mí me arrancaba una serie de carcajadas de las cuales mis hermanos luego se aseguraban de vengarse. Por supuesto.
No me parecía mala idea esa de proponer la obra como representación navideña, eso sí, me quedé callada, mientras sopesaba mentalmente sino sería más adecuado que la obra en sí ocupara el tema navideño, por algo estábamos en Navidad, ¿no? Supuse que no siempre se tenía que tener tan en cuenta la temática, después de todo no iba a ir tampoco una cantidad excesiva de gente a verlo, solamente los alumnos y profesores. ¿Qué más daba que tocara el tema de la Navidad o no? – No es mala idea, quizás pegaría más algo navideño, pero… me gusta la idea. – Sonreí al tiempo que notaba como me regresaba el gesto cariñoso dándome una palmada en la mano que aún sujetaba levemente su brazo que en ese momento solté. Había decidido ser sincera, porque así era yo, sincera. No me gustaba ir con medias tintas, del mismo modo que no me gustaba mentir. Si tenía que decir algo lo decía, cuidando y midiendo las palabras para aplacar el posible daño, pero prefería la honestidad a la hipocresía, por mucho que a veces no pudieras evitar dañar a tus seres queridos.
- Te has olvidado del amor y el drama. – Dije dejando escapar una tenue risa entre mis labios. Bien era sabido que especialmente a las mujeres nos encantaba todo aquello del drama, ¿o no? - ¿Cantar? Sí, claro… la verdad que un poco de música para ambientar nunca está de más. También podría acompañar con el piano, incluso podríamos componer los del club de música una canción especial para la obra. – Mi padre, que siempre había sentido una extraña fascinación por todo lo relacionado con los muggles me había enseñado a tocar partituras muggles cuando era pequeña antes de morir. Ahora aquellas notas que sonaban cuando pulsaba las diferentes teclas del piano me llevaban a aquellos momentos, a los recuerdos almacenados que poseía de mi padre en mi mente. Suponía que ese era otro de los motivos por los que siempre había sentido algo especial por la música.
- ¿Torturarme? ¡Para nada! Además… me estoy ofreciendo voluntaria y sólo es leer lo que pone ahí… Ya sabes que lo de actriz no se me da bien, como mucho yo podría hacer de apuntador. – Que ellos al menos podían tener el texto delante, para seguirlo y poder avisar al actor si en algún momento a lo largo de la obra se quedaba en blanco y se perdía. Estábamos fastidiados si me pedían en serio que hiciera una obra, porque mi memoria podía ser muy buena para otras cosas, pero para eso no. Era como si mi mente automáticamente supiera que esos “conocimientos”, el saber eso, no me iba a servir de nada en el futuro y en mí día a día, y guardaba espacio para aquello que realmente iba a necesitar y era importante. – Tampoco creo que haga falta bigote… ¿no? – Arrugué la nariz unos segundos. Si solo era un ensayo el vestuario, al menos en mi opinión, era lo menos importante. Encima aquello ni siquiera era un ensayo oficial propiamente dicho. - ¡Y no! ¡Mejor que no me den el papel! – Agité las manos unos segundos en el aire antes de echarme a reír. – Ya sabes lo desastre que soy para estas cosas…
No me parecía mala idea esa de proponer la obra como representación navideña, eso sí, me quedé callada, mientras sopesaba mentalmente sino sería más adecuado que la obra en sí ocupara el tema navideño, por algo estábamos en Navidad, ¿no? Supuse que no siempre se tenía que tener tan en cuenta la temática, después de todo no iba a ir tampoco una cantidad excesiva de gente a verlo, solamente los alumnos y profesores. ¿Qué más daba que tocara el tema de la Navidad o no? – No es mala idea, quizás pegaría más algo navideño, pero… me gusta la idea. – Sonreí al tiempo que notaba como me regresaba el gesto cariñoso dándome una palmada en la mano que aún sujetaba levemente su brazo que en ese momento solté. Había decidido ser sincera, porque así era yo, sincera. No me gustaba ir con medias tintas, del mismo modo que no me gustaba mentir. Si tenía que decir algo lo decía, cuidando y midiendo las palabras para aplacar el posible daño, pero prefería la honestidad a la hipocresía, por mucho que a veces no pudieras evitar dañar a tus seres queridos.
- Te has olvidado del amor y el drama. – Dije dejando escapar una tenue risa entre mis labios. Bien era sabido que especialmente a las mujeres nos encantaba todo aquello del drama, ¿o no? - ¿Cantar? Sí, claro… la verdad que un poco de música para ambientar nunca está de más. También podría acompañar con el piano, incluso podríamos componer los del club de música una canción especial para la obra. – Mi padre, que siempre había sentido una extraña fascinación por todo lo relacionado con los muggles me había enseñado a tocar partituras muggles cuando era pequeña antes de morir. Ahora aquellas notas que sonaban cuando pulsaba las diferentes teclas del piano me llevaban a aquellos momentos, a los recuerdos almacenados que poseía de mi padre en mi mente. Suponía que ese era otro de los motivos por los que siempre había sentido algo especial por la música.
- ¿Torturarme? ¡Para nada! Además… me estoy ofreciendo voluntaria y sólo es leer lo que pone ahí… Ya sabes que lo de actriz no se me da bien, como mucho yo podría hacer de apuntador. – Que ellos al menos podían tener el texto delante, para seguirlo y poder avisar al actor si en algún momento a lo largo de la obra se quedaba en blanco y se perdía. Estábamos fastidiados si me pedían en serio que hiciera una obra, porque mi memoria podía ser muy buena para otras cosas, pero para eso no. Era como si mi mente automáticamente supiera que esos “conocimientos”, el saber eso, no me iba a servir de nada en el futuro y en mí día a día, y guardaba espacio para aquello que realmente iba a necesitar y era importante. – Tampoco creo que haga falta bigote… ¿no? – Arrugué la nariz unos segundos. Si solo era un ensayo el vestuario, al menos en mi opinión, era lo menos importante. Encima aquello ni siquiera era un ensayo oficial propiamente dicho. - ¡Y no! ¡Mejor que no me den el papel! – Agité las manos unos segundos en el aire antes de echarme a reír. – Ya sabes lo desastre que soy para estas cosas…
Última edición por Sira O'Sullivan el Jue Dic 18, 2014 10:52 am, editado 1 vez
Sira O'Sullivan- Mensajes : 52
Fecha de inscripción : 30/11/2014
Localización : En algún rincón de Brigantia
Re: Los amantes de Verona {LIBRE}
Hubo un tiempo en que creía que las mujeres que convivían demasiado con hombres, llegaban a mimetizarse y adoptar ciertas actitudes para encajar en el círculo. Algunas chicas se volvían más rudas y se veían inmersas en el mundo del deporte, así que jugaban Quidditch tanto por hobbie como de manera profesional; otras perdían el pudor muy fácilmente y no distinguían ya diferencia entre hombres y mujeres, se vestían con ropa más holgada de lo normal y, en ocasiones, compraban ropa de hombre. Y estaban las que eran como Sira, que a pesar de haber estado en un nido de hormonas masculinas, aún conservaba su feminidad. Aunque claro, convivir con tantos hermanos, al parecer, le había dado la ventaja de saber la forma en la que estos piensan. Eso y tenía ahora cuatro guardaespaldas gratis. Y espanta novios.
— Gracias al cielo soy hija única, de haber tenido un hermano mayor ahora sería virgen, viviría en Francia y habría asistido a Beauxbatons para estar entre puras niñas y así evitar que cayera en la tentación — claramente exageraba, pero tendía a pensar que si hubiera tenido un hermano más grande que ella, éste podría haber sido muy protector y celoso, lo contrario a su padre pero toda la actitud de su madre — Por eso Sira, hay que tener experiencia en el campo de las artes amatorias — dijo alzando un dedo — porque si no te vuelves una frígida que usa vestidos largos y baberos — finalizó.
No era un secreto que el ochenta por ciento de las mujeres y hombres de la universidad ya no eran ni quintos ni vírgenes. Encontrar una chica a la que no se la han follado era como encontrar un diamante con propiedades de rubí y color de topacio. O sea, algo prácticamente imposible. Zelda no creí que Sira lo fuera así que podía hablar abiertamente del tema sin pena.
El club de drama a veces estaba tan muerto que daba pena entrar. A Zelda ya hasta le daba tedio planear cosas porque sus compañeros preferían estar en otras cosas. Por eso frunció la nariz con toda la idea ahora que lo pensaba mejor. Sira tenía razón, algo navideño estaría mejor pero ya estaban en vísperas del baile y lo que menos querían los estudiantes era ver una puesta en escena, ellos querían que las bandas más populares asistieran a Brigantia para tocar hasta que diera la madrugada. Ya prepararía una obra escolar después y Sira estaría en ella cantando, porque actuando no era buena idea. Le tomó un mechón de pelo a Sira y se lo puso abajo de la nariz, en forma de emular un bigote.
— Pues serías un Romeo muy guapo, de facciones filosas — comentó frunciendo la boca — Creo que hasta podría considerar ir contigo al baile si te pones un tupido bigote y barba — le guiñó un ojo juguetona y luego la soltó para ir a guardar el libreto en su bolsa — Que por cierto, dime que ya tienes pareja porque no pienso dejar que vayas sola, mira que los hombres últimamente son tan jodidamente tímidos que me desesperan. Seguro alguien ya te pidió ser su pareja ¿no? — preguntó y se quedó a la espera de una respuesta.
Ninguna de sus amigas iría sola al dichoso baile. Ninguna.
Zelda Fay- Mensajes : 203
Fecha de inscripción : 01/12/2014
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Jue Mayo 07, 2015 7:49 pm por Syd Crawford
» TRAMA: EL RESCATE
Jue Mayo 07, 2015 6:33 pm por Syd Crawford
» los últimos días...
Jue Mayo 07, 2015 11:21 am por Kristján Sveinsson
» Situación delicada número 56
Jue Mayo 07, 2015 1:11 am por James Blue
» A Ride [Frances]
Lun Abr 27, 2015 3:12 pm por Frances Alechinsky
» UNOS TRAGOS, (PRIVADO, JAMES & WHITNEY)
Lun Abr 27, 2015 8:01 am por Whitney Fenn
» Tomates Asesinos
Sáb Abr 25, 2015 1:11 am por David Finnerty
» Blood Ties [ Julia ]
Jue Abr 23, 2015 10:54 pm por Julia Wardwell
» De vuelta al ruedo -Libre-
Jue Abr 23, 2015 3:28 am por Dante Pazzoli