Cazando peces con jabalinas - Libre

-Seguramente la respuesta se encuentra en la creación de yemas advenedizas que producen las plantas para reemplazar el tejido que pierden- La bibliotecaria ya no sabía si adoptarlo como el entrañable hijo que nunca tuvo, o asesinarlo volverlo hamburguesas y hacer una fiesta homenaje para todos los estudiantes. Es que Jony se había decidido en mudarse allí hasta que lograra comprender la manera de restaurar heridas necróticas. Estaba convencido que era el camino para evitar la muerte celular y así alargar la vida indefinidamente, sin perder calidad ni condiciones corporales.

-Allvery ya voy a cerrar. O se va, o lo voy- La paciencia de la pobre señora estaba más allá de todo límite humano. Se había estirado tanto como goma de mascar, al sol, pisada por neumático de camión. Bastaba un mínimo pinchazo para que volara por los cielos. -Solo un minuto que necesito terminar el parraaaaAAAAARG!- No lo dejó terminar y lo sujetó de la patilla, bien juntito a la oreja, con un hechizo que invocó, en medio del aire, una mano del tamaño de troll, y lo jaló todo el camino hasta la puerta de la bilioteca. Finalmente le arrojó como bolsa de harina vacía, y el pesado de Jony quedó frotándose el costado de la cara hasta que recibió un librazo en la nariz que lo dejó viendo estrellitas blancas. La hermosa biblotecaria le había "prestado" el libro para que siguiera estudiando sin molestarla más.

Así que se fue, con paso audaz, masticando mentalmente todas los conceptos que ese libro estaba tallando a fuego en su maltratado cerebro. La magia médica era capaz de regenerar heridas cortantes, reponer músculos, reparar huesos y hacerlos crecer de nuevo, pero todavía no podía revertir un proceso necrótico, como el que causa una maldición cuando lascera un cuerpo e impide que se pueda restaurar el tejido dañado. Si se podía descifrar la forma de invertir la necrosis, se podría avanzar en quitar el rastro de magia negra que dejan esas maldiciones para luego regenerar cualquier herida. Es un tema que ha desvelado a medimagos por siglos pero, siempre que parece haber un avance, algo impide llegar a una respuesta definitiva.

Sin notarlo, demasiado, estaba caminando sobre la orilla del lago, que a esas horas de la tarde comenzaba a verse como una gran joya de color azul profundo. Ese croma oscuro que, si te quedas viendo, puede consumir toda tu atención y dejarte en un estado de paz incomparable. Paz que en esos momentos no existía en la cabeza del proyecto de medimago.

El libro voló hacia un lado, junto con la ropa de Jony, excepto los pantalones, y saltando había sujetado una rama a la cual comenzó a tallar con magia. Finalmente había improvisado una lanza con la cual se metió al agua, que en esa época no era precisamente un yacuzzi. Sintió el frío calando hasta sus huesos, pero su determinación pudo más, tanto como para mantenerlo exclusivamente concentrado en perforar el costado de un pez. Necesitaba un sujeto de pruebas aunque ni pensó en usar magia porque de niño iban a pescar a los arroyos y ríos cercanos a su estancia, y, además, porque era un idiota

Luego de muchos minutos, casi una hora, salió del agua con un pez de mediano tamaño clavado en la lanza. Pálido, temblando, y casi muerto. Finalmente terminó sobre las piedras y arena de la costa, desmayado y a punto de caer en coma por la hipotermia que tenía. Eso sí, la lanza quedó hermosamente clavada junto a él, bandera de su taradez, con un pez retorciéndose en lenta agonía.

Jessy solo estudiaba perdida en el medio del bosque. Allí donde una roca y un árbol caído se cruzaban para no dejar paso más que a los mosquitos. Lo bueno del invierno era que de esos bichos no había. Lo malo, que anochecía temprano y no avanzaba más que dos capítulos por vez. Pero era mejor eso a que la vieran leyendo en el comedor sin escusa aparente. No quería que nadie supiera que le había encontrado el gustito a un buen libro, y menos que prefería teoría dura y cruda a literatura liviana. Le costaba, más que a mucha gente, pero una vez que se adentraba en un tema ponía todo su esfuerzo en seguir leyendo. Y en eso andaba cuando unos ruidos la alertaron.

Pensaba que andaba segura por allí. Pero evidentemente no. Guardó el libro en el bolso bien rápido y se irguió alerta para mirar por detrás de unas ramas. El lago mágico como de costumbre se había movido de su sitio y ahora no estaba más que a cien metros de ella. Una sombra parecía andar caminando por las aguas haciendo un ritual ancestral. Frunció el entrecejo y se fue acercando, cautelosa, varita en mano. Más cerca y más convencida de que no se trataba de un enemigo sino de un idiota. Un idiota bien grande. Resopló y se dio la vuelta cambiando la varita por el cigarrillo.

Lo encendió, y volteó a mirar solo por curiosidad de ver si reconocía a quien andaba por allí invocando a Poseidón. Pero al buscarlo con la mirada, ya no lo encontró y un terror terrible la atacó. Que diablos! SI recién estaba allí! se dijo a si misma. No era curiosidad sino responsabilidad, lo que la hizo apurar el paso mirando a todos lados como una loca. Siempre podía tratarse de un deficiente mental que se había ahogado o de alguien sufriendo un hechizo autodestructivo. Esperaba que salieran del agua unos brazos desesperados y así poder lanzar algún encantamiento, pues siquiera podía gritar el nombre de un desconocido.

Sin darse cuenta terminó corriendo los últimos metros y ahí si lo vio: tirado en la playa, azul tiritante y con una lanza que clavaba un pez. !??!?!?!?!?!?!? Esa era la cara de Jessy, un "what´s the fuck?" gigante a mandíbula caída alternando sus ojos descreídos entre la lanza y las pintas de muerto del muchacho. Se recompuso tomándose todo su tiempo, junto al cadáver, porque estaba reconociendo al muchacho: un viejo sly del que se podía esperar cualquier cosa.

Con la punta del pie le pateó las costillas preguntando - Hey! estás vivo?- alzo las cejas - parece que no... enervate! conjuró rápidamente, un básico hechizo para recomponer desmayos y esos males. Había gente en el mundo para ayudar, y justo Jessy se iba a cruzar con ese ejemplar que no valía nada.

Estaba esquiando por una ladera interminable de nieve, un manto blanco, más grande que el campo visual, se extendía hasta el horizonte. Era un paraíso congelado, y Jony lo atravesaba a gran velocidad. Los pinos pasaban corriendo por sus laterales, mientras que las montañas danzaban a lo lejos. El aire frío, muy frío, el sol lo compensaba un poco, pero cada vez hacía más y más frío. A lo último ya no quería seguir avanzando. Vio a lo lejos una fogata, y empezó a avanzar hacia ella pero, por más que iba con toda velocidad, no conseguía alcanzarla. Tan rápido fue, que finalmente alcanzó el fuego, pero con tanta mala suerte que se cayó encima de las llamas.

-AAAAYYYYY LA MADRE DE...!!!- se levantó a los gritos, retorciéndose más que el pescado empalado que tenía al lado. No entendía nada. -La nieve, y el pescado, y la fogata, esquiando...- se había puesto de pie, pero enseguida cayó sentado otra vez. Tenía un mareo como si se hubiese bajado de un trago dos litros de whiskey caliente. Todo su cuerpo se sentía adormecido, como si fueran partes telescópicas, sabía que sus extremidades eran suyas, pero cuando las movía se sentían ajenas.

Todo su cuerpo comenzó a cambiar de color, yéndose a un blanco muerte espantoso. Más pálido que emo de sótano. Hasta sus iris se volvieron color perla. Todo era una reacción secundaria al frío y la desorientación. Intentó retomar su consciencia, traerse a la fuerza al plano en que existía, respirando y pensando en cada parte de su cuerpo a la vez. Un poco de cordura reingresó a su mente, por lo que, parpadeando rápidamente, pudo empezar a distinguir que había alguien más allí. -Gracias, todavía no te distingo, pero gracias-

-Qué buena idea, pescar con un día así- se golpeó la frente con la palma de la mano. No podía ser tan idiota, si se mete a un concurso de idiotas sale segundo por idiota! Giró la mirada y se encontró lo que estaba buscando. El pescado seguía ahí, clavado y sacudiéndose. Tomó el palo y desclavó a su sujeto de pruebas. Automáticamente comenzó a sangrar más, se notaba que hacía tiempo que estaba así en base a la sangre coagulada ¿cuánto estuvo desmayado? Rápidamente, murmurando versos como un canto de cuna, comenzó a mover su varita sobre el hueco que tenía el pescado. La herida comenzó a sanar rápidamente, decenas de hilos unieron los lados del agujero, para luego rellenar todo. Al instante estaba como nueva.

-Tienes algo comestible...- le dijo a Jessy justo antes de caerse de lado, exhausto -Y si no es mucho pedir, me alcanzas mi ropa?- Comenzaba a recordar su rostro, pero no distinguía bien todavía, tenía su vista desenfocada.

Jessy dio dos saltos para atrás cuando Jony volvía a la vida. No es que no se lo esperara, ella misma había conjurado sobre él, pero todas las palabras y la cara muerta del chico no eran consecuencia de su hechizo sino de la locura mágica que el sly llevase dentro. Alejada y bastante, digamos que cada vez más, se lo quedó mirando con recelo mientras trataba de llevar su cigarrillo a la boca y no darle más vueltas de las necesarias al asunto. Pero le daba cosa el muchacho, y ya no sabía qué pensar: si era su personalidad que desde Hogwarts había empeorado o era que en verdad en frío del lago le había afectado y tenía ella que hacer algo para volverlo a la normalidad.

- no. de nada...- respondió bajito, como quien no quiere hacer un ruido de más por miedo a terminar sufriendo lo que el pescado. Su ceño fruncido se trasformaba en asco y del asco a algo que podría vislumbrase como asombro mientras observaba como Jony arreglaba al animal. - que no piensas devolverlo al agua? - preguntó cuando el chico caía a sus pies. O sea, si lo había curado para ahora dejarlo morir asfixiado era una crueldad extrema, digna de un sly. O quizá ella no veía bien y el pez ya estaba muerto.

No quiso mirar más la situación, era repugnante. Así que moviéndose un poco del lado de Jony, como si temiera que por estarle cerca de los pies iba a pasarle la peste buscó con la mirada las ropas y con un accio se las dejo sobre las piernas. - Tienes varita? - le preguntó y así ya se quedaba tranquila de que el chico podría secarse solo y ella podía largarse de allí. Y no, no tenía nada de comer. Y a todo eso, a que venía esa pregunta? Negó con es rostro e hizo unos pasos para irse, pero como antes volvió y el dijo con voz clara y fuerte, como para diagnosticarlo según su respuesta. - Allvery no te ves muy bien. Como te sientes? Sabes donde estás?

Todavía le duraba el mareo, el piso no quería dejar de emular a un carrusel acelerado. Ese malestar se había vuelto jaqueca y ardor de ojos, con esa característica punzada en el entrecejo que tienen las resacas. Para colmo se sentía débil, como si cuerpo pesara varias toneladas. Pero su consciencia estaba de vuelta, por completo. Era el cuerpo el que seguía adormecido, sus sentidos los que estaban atontados y disminuídos. Por lo que tardó bastante en vestirse cuando Jessy le alcanzó sus ropas. Podía notar, rudimentariamente en base conclusiones de pobre data, que ella estaba incómoda, pero aún no lograba a articular frases para calmarla y pedirle disculpas.

Todavía en silencio, quieto y firme en su posición, respirando hondo y sin hablar, agitó su varita hacia el lago y un chorro de agua salió volando para dirigirse hacia el pescado. Lo envolvió por completo creando una esfera, del tamaño de una pecera, que quedó flotando a unos pocos centímetros del piso. El animal se veía claramente aliviado al poder respirar y nadar nuevamente, se agitaba por todos lados a máxima velocidad, escapando en círculos eternos, siempre hacia el mismo punto.

-Si, si, estoy mejor- contestó a las preguntas con tono fuerte que Jessy profería, en medio del susto y las ganas de irse de allí que la chica estaba experimentando. -Discúlpame, Luttrell, no era mi intensión molestarte-  Por fin había logrado reconocerla, era una vieja compañera de Hogwarts, de la casa opuesta, sí, pero eso a Jony nunca le había importando.

Se frotó la cara, repetidas veces, con las palmas de sus manos, tratando de darle calor a su piel vía fricción. Enseguida introdujo su mano derecha para buscar el bolsillo interior que tenía una petaca de whiskey, siempre con él. La destapó y le dio un buen beso. La bebida descendió ardiente por su garganta, abriéndose paso con una abrasadora sensación de quemazón que pateaba vida y tibieza en su cuerpo helado.

-Estamos en el lago, estimo que me acabas de salvar de un cuadro grave de hipotermia, dada la soberana estupidez de pescar en el agua con este frío, y supongo que si esto hubiera pasado en Hogwarts yo no podría regresar a mi casa- sonrió de lado, era un comentario sarcástico pero sin intención de ofender, sino de demarcar cuanto madura la gente cuando deja de lado partidismos inútiles como lo son, en visión de Jony, las casas del colegio de magia y hechicería. -Quieres un trago? Es whiskey de la bodega de mi familia- Extendió su mano, con la botellita de acero inoxidable y madera, tratando de ser amable, pero creía que ella lo iba a rechazar.

A Jessy si que le importaban las casa, pero no venía a cuento eso. Era mucho más trascendente lo extraño que le caía aquel chico solo por su personalidad que de qué color llevara la corbata años atrás. De todos modos que fuera Sly sumaba a sus reservas para con él. Aunque ella ahora pareciera la idiota, mirándolo de lejos con los brazos cruzados sobre el pecho, frunciendo el ceño y mordiéndose el labio por dentro. Tendría que armar una fogata para él? Ay dios, no se le daba nada bien eso de ayudar a la gente evidentemente.

Ella también se frotó los ojos mientras lo escuchaba y pensaba si acaso era bueno en su condición que empezase a beber. Pero bueno, que le importaba a ella en realidad. Y así como Jony se equivocaba en todo, en aquello también. De inmediato, y sin mediar palabra, alargó su brazo flaco y le quitó la petaca para llevársela a los labios y darle un buen trago. Uno muy bueno. No se había planteado empezar a tomar desde tan temprano pero la situación lo ameritaba, - no está tan mal - le devolvió su parecer sobre la bebida, haciendo lo mismo con el envase.

Suspiró, miró el horizonte, y allí al pez que nadaba en su burbuja de agua. Alzó la varita y lo traslado con gentileza hasta que desapareció en el agua de verdad.- Disculpa, no se que querías hacer con él, pero no me gusta ver a los animales encerrados.- por eso no tenía mascotas, se le hacía cruel auqnue fuera un domesticado gato. Miró a Jony de arriba a abajo y agregó - De todas formas así no podrás hacer mucho. Se te acabó la diversión por hoy... Quieres ir a la enfermería o que?-

Ahora si con más gentileza le pidió la petaca y tomó otro trago. Fueran a la enfermería o no Jessy empezó a caminar, no se iba a sentar a su lado como colegas, pero tampoco quería dejarlo solo pues, porque... ya veía que mañana aparecía la noticia de un estudiante muerto en el lago y la culpaban a ella.... - tu eras metamorfomago, no?... cuéntame de eso... puedes trasformarte en cualquiera?- quería darle charla porque así se aseguraría de su estado de salud, y también el mental...que tan en este mundo estaba, si le agarraba un ACV, esas cosas cotideanas.

Cuando que el pez, que casi le cuesta la vida capturar, era enviado de vuelta al agua, se le pusieron los ojos más grandes que huevo de avestruz frito. Pero por las mil cachetadas de Buda!! Cómo hacía eso?! Encima, para colmo de males, Jony estaba aletargado como abusador serial de Prozacs, por lo que ni reaccionó, todo esto fue simplemente un pensamiento y sensaciones que quedaron apagadas dentro de su mente. Apenas si sintió una cosquilla de bronca que le circuló por el pecho y los brazos. Simplemente se quedó con la bocota, de idiota bostezando, abierta mientras que sostenía su petaca, algo inclinada, regando el piso con el whiskey.

La miró por un segundo en silencio. No sabía bien cómo reaccionar. Una vez más el puto impedimento que se metía en el camino con cada mujer que se cruzaba en su vida, sea cercana o no. Tenía deseos de gritarle y hasta maldecirla con magia, pero quedaban muy reprimidos, imperceptibles, bajo una barrera psíquica infranqueable. Por lo que, sin esbozar gesto alguno, respondió normalmente -Pensaba usarlo como sujeto de pruebas. Estoy investigando la reformación tisural luego de la destrucción por origen necrótico, algo que podría incluso revertir el efecto de la magia oscura y reparar daños producidos por maldiciones-

Con toda la dificultad del caso, se fue  poniendo de pie. El piso aún se le movía pero lograba controlar su cuerpo cada vez más. Luego de un intento, algo tembloroso, tomó posición erguida nuevamente. Respiró profundo unas cuantas veces, con los ojos cerrados, en un intento de concentración y relación. -Supongo que por hoy no puedo hacer mucho más, pero sigo teniendo hambre...-Apuntó su varita al lago y pronunció "accio pez" teniendo bien en mente al ejemplar que había capturado con su jabalina, y que luego Jessy había enviado al agua.

-Soy metamorfomago. Y si bien me falta mucho por dominar, es cierto que puedo convertirme, en apariencias, en cualquiera- Sin decir más convirtió su rostro para imitar el de Jessy, aunque el tamaño de las partes de su cara eran ligeramente diferentes. -Todavía no es algo perfecto- volvió su rostro a la normalidad. Conjuró unas ramas secas que había cerca del lago y encendió una fogata. Al pez lo evisceró en el aire, con movimientos quirúrgicos de su varita. Los sobrantes, tripas, cabeza y cola del pescado, volaron hacia el agua donde se perdieron rápidamente. El cuerpo limpio del animal comenzó a girar, flotando, lentamente sobre la fogata. -No necesito ir a la enfermería, pero sí tengo que cenar. Has comido o quieres acompañarme?-

Jony quería matarla por dentro y Jessy murió del asco cuando el muchacho volvió a sacar el pez del agua y lo destripó para comérselo allí mismo.

Tanta fue su impresión que todo aquel pensamiento sobre largarse caminado con él o sin él hacia la enfermería o hacía donde fuera quedó trucado y estático como dos dos piernas enraizadas al suelo. Incluso podría habérsele olvidado su propio nombre (si alguien le preguntaba) mientra veía las tripas volando hacia el lago. Fue un momento terrible. Pues para completarla Jony llevaba su rostro. O sea el de Jessy, era Jessy quien tenía un pez muerto destripado en las manos. Era Jessy quien iba a comerse un cacho de carne asada en un afogata improvisada. Era Jessy quien la invitaba a si misma a sentarse en el suelo húmedo a cenar un bicho asqueroso.

- Quítate mi rostro - le dijo primero que todo, con una cara de asco y enojo descomunales. Cuando todo estuvo normal volvió a hablar - No puedo creer que vayas a comerte eso.. ahh... es desagradable! - Vamos, había que entender que Jessy no ingería más que jugos vegetales hacía un lustro. Igual Jony nada de esto sabía. Pero era Jessy la que ahora estaba descompuesta, tenía la tez pálida y le daba vueltas el mundo.

- Creo que... dame tu petaca. - Se sentó donde quedó, casi digamos que cayó su cola al suelo y estirando una mano esperó el alcohol. Dios que mla se sentía. Eso si, no volvió a mirar a Jony, ni al pez, ni la fogata, ni al mar donde descansaban todas esas tripas. Respiraba profundo como embrazada y sus ojos estaban perdidos en el horizonte arbolado. Tomaría un trago del licor y se recompondría, solo necesitaba un segundo que su estómago y mente dejaran de dar vueltas como en carrusel de feria. - Me enfermas...