Jasmine Hartmann

Quienes conocieron a Jasmine años atrás en el colegio, antes que la Guerra Mágica se desatara, recordarían a una chica demasiado ingenua para su propio beneficio, bastante asidua a llorar cuando las cosas se salían de su control. Los años y las experiencias han hecho a la pelirroja madurar, a veces de manera más dura de que se esperaría.

De pocas palabras, es una persona centrada y con los pies bien plantados sobre la tierra. Sumamente independiente, pues ha tenido que aprender a valerse por sí misma sin tener que gravitar siempre alrededor de quienes le rodean. Se maneja sola y la verdad es que se ha acostumbrado a hacer las cosas a su manera. Donde había antes sensibilidad desmedida hay ahora temple firme y aunque sigue siendo una persona que busca evitar el conflicto, su manera de enfrentarlo ahora es lidiar con él en el mismo instante en vez de huir. Es una persona cariñosa y leal, que valora los silencios tanto como los momentos de desahogo. Pasional y determinada, trabajadora y perseverante como buena Hufflepuff que es orgullosa de ser. Sabe poner las cosas en perspectiva, teniendo la habilidad de poder contemplar varios puntos de vista encarando un mismo obstáculo hasta encontrar la mejor solución. Es gentil y comprensiva. La clase de persona que va a quedarse contigo hablando toda una noche si lo necesitas.

Es poco paciente cuando siente que le están haciendo perder el tiempo y sus niveles de tolerancia para con los demás ya no son lo que eran antes en lo que respecta a las personas. Con su círculo cercano podrá permitir cualquier cosa, pero tratándose de abrirse a alguien nuevo se muestra con recelo. Ha viajado mucho y no es algo que pretenda dejar de hacer pronto. Disfruta mucho de volar aunque no es algo que haga a un nivel competitivo. No es la más ágil de todas, que tener el campo de visión reducido a la mitad cuando se está en el aire resulta complejo. De lo mismo es que sea mejor escuchando que observando. A primera vista no pareciera haber nada distinto en su rostro pero si se mira más de cerca se logra distinguir que su ojo izquierdo no es real.

No es una persona enamoradiza, y si se llega a dar la situación en la que se abre a alguien de esa manera se compromete, aunque llegue a tardar en entregarse por completo a un nivel más íntimo. Fuma más de lo que bebe, tanto tabaco como cualquier otra cosa. Frecuenta más las galerías, pubs y bares de músicos emergentes de lo que lo hace con las fiestas estridentes, aunque irá si se trata de algún amigo. Aunque su brújula moral no apunte siempre al verdadero norte y su escala de blancos y negros sea más bien gris, procura hacer lo que el instinto le dice que es lo correcto.

La vida de Jasmine nunca fue muy distinta a la de cualquier otra niña de buena familia, ni tampoco a la de los cientos de magos y brujas de origen muggle que se enteran de la existencia de otro mundo con una carta al cumplir los 11 años. Cuando le fue revelado que era una bruja siendo tan pequeña para ella todo se trató de un cuento de hadas hecho realidad. En Hogwarts quedó seleccionada para la casa Hufflepuff y pronto se hizo de amigos, así como pronto se volvió un blanco por su condición de sangre sucia. Fue ganando popularidad tanto por su apariencia como por su carácter dulce, mismo que le volvía propensa a que tomaran una actitud de sobreprotección con ella con la que, siendo honestos, estaba bastante cómoda. Hasta los 16 años el mayor descontento de su vida había sido que su novio le engañara con otra chica.

Eso cambió cuando la Guerra Mágica alcanzó su punto más fuerte y por una decena de circunstancias distintas, la burbuja en que Jasmine vivía reventó al verse involucrada. Fue abusada y torturada, y en busca de la retribución de alguna clase tomó una serie tras otra de malas decisiones apresuradas que tuvieron repercusiones no solamente para ella, sino para sus seres queridos. Sus padres fueron asesinados por mortifagos y ella quedó bajo tutela de parientes muggles de su madre por breve tiempo, pues escapó de esa casa para establecerse por completo en el Mundo Mágico, temiendo que a sus tíos pudiera ocurrirles algo también. Ellos lo atribuyeron a que el no poder manejar la pérdida había llevado a Jasmine por malos pasos, cuestión que no iba muy distinta de la realidad. A día de hoy Jasmine se conoce Konckturn Alley al derecho y al revés.

Aunque nunca fue el arquetipo de luchadora por tratarse de una personalidad blanda, terminó por unirse a un grupo de defensa formado por varios compañeros dentro de Hogwarts contra la presencia mortifaga del colegio, contribuyendo con su varita, su caldero, y la herencia que le había quedado. Fue en una de esas peleas que perdió el ojo izquierdo cuando le fue arrancado, literalmente, de raíz. De todas las cosas que ha atravesado, ese recuerdo es el que aún la despierta por las noches a veces. Peleó hasta el límite de sus capacidades – que en sus propias palabras no tenía nada más que perder – y estuvo a punto de morir, hasta que el nacimiento de un niño puso final a todo.

Terminando la guerra, Jasmine decidió que no quería quedarse en Reino Unido. Una parte de su herencia la invirtió en el mundo muggle y otra más en galeones. Una tercera la tomó para dedicarse a recorrer mundo. Nunca hubo primeras clases ni hoteles lujosos, pero sus viajes ayudaron a traerle perspectiva a su vida y a que encontrara la paz que necesitaba. Después de tres años y la oferta de matricularse en Brigantia (que había llegado a ser su plan en algún momento), el volver a ver a viejos amigos fue suficiente para decidirse a regresar.

• Ojo del Justo: Ojo mágico de cristal que le permite ver en la oscuridad. Hace falta ver a Jasmine dos veces para darse cuenta que lleva un ojo falso. Quizá sea influencia del artefacto, pero desde hace años que Jasmine se siente más cómoda en la penumbra que a plena luz del día.
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