Chispazos letales - Jasmine

Hoy se había despertado bélico, luchador, gladiador, mercenario, militar, soldado, remachado, y todo el léxico asociado, que no vamos a poner en este post porque se pasarían tres días leyendo la interminable lista que nuestra lengua tiene para hablar y describir cosas relacionadas con la violencia hacia el prójimo. Dejó el libro abierto, uno que estaba ojeando sin ganas en la biblioteca, para salir caminando a paso rápido hacia la Hermandad.

El salón era imponente, majestuoso y abrumador. Mesas de duelo donde todo era movimiento, luces, gritos, explosiones, y tantos otros suceso mágicos que le daban al lugar toda la potencia de una super producción de cine muggle, repleta de efectos especiales de una realidad increíble. Era inevitable ver esto y no sentir cómo la sangre empieza a hervir en las venas y la mente empezaba a volar. Será que el ser humano no puede evitar ser poseído por la adrenalina, o bien Jony se toma todo como un juego, hasta algo tan importante como un duelo mágico. Así también han sido las ocasiones en que terminó en una cajita de fósforos de la paliza ligada.

Se detuvo en una de las mesas para ver un duelo que pintaba picante, dinámico y de buen nivel. Volaron varios hechizos hasta que el muchacho pelirrojo, que estaba en el lado donde Jony observaba, salió volando con una explosión de luces y humo de colores en gradientes granate. El probre tipo quedó hecho un retorcijo de telas chamuscadas y una bolsa de huesos inconsciente. -Daría la impresión de que perdió- Metió de bocadillo, mientras sonreía de costado observando lo ocurrido.

Mientras el derrotado en el duelo anterior era atendido, y el ganador bajaba de su rincón, Jony se subió a la, ahora vacía, mesa de duelo a esperar que alguno, de la multitud de presentes, subiera por el otro extremo para desafiarlo. Una hermosa manera de bajar los niveles de estrés, y viciar el efecto adrenalínico, sin correr riesgo de vida. Varita en mano, alegría y nervios, esperando rival.

Pues bien, Jasmine era asidua de los duelos, muy independiente de la extraña y tensa relación que sostuviera con el Encargado. Por lo que podía asegurar que, si pasaba buena parte de su día ahí de manera regular, era por interés en el combate como deporte. Como un escape y una manera de distraerse, de liberar tensión. No porque pretendiera estarse preparando para la próxima vez que Jessy auguraba.

Había estado distraída porque se encontraba prestando atención a uno de los otros duelos, sin estar muy al tanto de que uno más acababa de terminar y que una nueva persona estaba buscando contrincante. No escuchó a Andrei acercarse, pero si que lo escuchó gritar. Obvio se sobresaltó un poco porque la pequeña broma iba con toda la mala intención. Apenas y lo miró de reojo y entornó la mirada, poniéndose en pie. - Jaaaaa simpático. -

Subió a la plataforma, a fin de cuentas siempre estaba dispuesta a un duelo. Reconoció al chico, un medimago de una generación un poco más adelantada que la de ella, con fama de un poco excéntrico. Todo estaba bien por ella. Asintió lo que el árbitro decía, sabiéndose de memoria las reglas, y una vez todos en sus lugares era hora de comenzar. Se acercó al centro de la plataforma con él, hizo la reverencia reglamentaria y retrocedió los 10 pasos. No sonreía, porque aunque se mostrara alegre la gran parte de las veces, en un duelo se tomaba las cosas a seriedad.

Y la función empezaba en 3, 2, 1…

Sacudía los brazos para sacarse un poco los nervios y esa picazón que mete la adrenalina, justo antes de salir corriendo o atacar frontalmente. Pero no podía negar la alegría que le producía estar a punto de sacudirse, mutuamente, el cuero a base de hechizos y maldiciones. Gran parte de mantenerse joven es nunca perder la capacidad de asombro ni los nervios de un debut.

Hizo un gesto de saludo a Andrei, a quien conocía poco pero no le caía mal, pero no pudo evitar abrir bastante los ojos cuando el árbitro llamó a Jasmine, quien luego sería su contrincante, de esa forma tan... poco elegante, podríamos decir. Pero, más allá de los medios, lo bueno fue que le consiguió un contrincante muy rápido.

Caminó los diez pasos, concentrando su vista en el tapiz que recubría la mesa de duelos, para luego detenerse y girar ciento ochenta grados, de frente a Jasmine. Hizo la reverencia formal y se detuvo con la varita lista. Escuchó la cuenta regresiva, y tan pronto como terminó : -Acqua Eructo!!-

Por cosa de un segundo sus reflejos habían sido más lentos que los de Jony, pero no por eso se iba a desanimar apenas empezar, eso lo tenía más que claro. De pie, ligeramente de costado (porque si tenia poco campo de vision para verlo se iba a segurar de verlo bien),

Escuchó el hechizo usado en su contra e interiormente puso el ojo en blanco. No tenia ninguna intencion de salir empapada y escurriendo agua de aquella sala. Habria que ver como resultaban las cosas. - Mobilicorpus. - Conjuró confiada, con la intención de alzarlo en el aire y enviarlo fuera de la plataforma.

Alcanzó a sentir alegría, por una milésima de segundo, al ver surgir el chorro de agua de su varita, pero se le borró al instante cuando sintió que lo levantaban por los aires para lanzarlo, con terrible fuerza, lejos de la mesa de duelo.

La caída fue dura, es que el piso no tiene resortes que lo amortigüen un poquito. EL dulce beso de piedra lo dejó mareado y con dolor por todo su cuerpo, una suerte de efecto secundario de las mil cachetadas de Vishnú.

Se puso de pie, lentamente y con algún tembleque, sonriendo de lado, y "caminó" de vuelta hasta su rincón. Justito como para evitar perder por descalificación. Se reía pensando que nunca tuvo buena racha en los comienzos de los duelos, nunca pudo tener una victoria inmaculada.

Escuchó la señal de Andrei, y sacando fuerzas de dónde pudo: -IMMOBILUS! Gritó apuntado con toda determinación al pecho de Jasmine. Era muy linda, y este tipo de situaciones calentaban mucho al estancierito.

Ni siquiera parpadeó cuando su hechizo resultó ser el vencedor del turno y Jony salía de la plataforma, dándose tremendo golpe. Aunque hubo algo de revuelo al respecto por parte de los espectadores que se habían decidido a seguir su combate, tampoco sonrió ni dio señales de estar sobre confiada. Ese era un enfrentamiento deportivo en terrenos universitarios, no un combate real, pero había costumbres difíciles de perder. El no vanagloriarse antes de tiempo era una de las que consideraba más sanas.

Esperó a que el muchacho regresara a la tarima y aunque de nuevo se mostró más veloz (¿impaciente incluso?) que ella, la pelirroja no tenía ninguna pretención de dejárselo fácil. – Duro. – Respondió a su ataque, buscando impactar en el brazo con que sostenía la varita, sabiendo de antemano que la sensación de como músculo, piel y ligamentos se solidificaban como piedra era por demás dolorosa. Por un segundo había llegado a contemplar el apuntar hacia su pecho o su cuello pero… estos eran tiempos de paz, tenía que recordarse. Debía defenderse, pero no había amenaza real.

Todo su brazo se entumió como si mil manos estuvieran apretándolo con toda su fuerza. Era tan fuerte la presión que daba la sensación de que los huesos se iban a romper inmediatamente. Un elefante le había agarrado el bracito como asiento y no se quería ir. ¿Qué hora es cuando un elefante se para sobre tu brazo? Hora de comprar un brazo nuevo.

Plegando un poco el torso, sujeto su varita con la mano izquierda, la cual aún funcionaba normalmente, haciendo un gran esfuerzo para quitarla del agarre de su mano derecha, ahora más dura que Disney, y la acomodó como pudo para utilizarla con su lado menos hábil. Total, para lo que sirvió el hábil, no había mucha diferencia.

Respiró profundo, tratando de concentrarse para que el dolor ya no fuera un impedimento. La sensación de todas las arterias de su brazo luchando por expandirse era algo que le quitaba toda su atención. Así que tomó unos instantes pero al fin pudo re-centrar su enfoque como para tener una nueva idea sobre cómo proceder.

Apuntó su varita a los pies de Jasmine, aunque sin pretender pegarles con específicamente, solo bastaba con que explote lo más cerca posible. Ya no podía pretender tener puntería cuando su brazo “bueno” estaba entumecido. -Confringo- Esta vez no levantó la voz, lo dijo con calma, si sale bien y si no también.

Sintió la fuerza del conjuro pasar justo a su lado, pero ya fuera por un fallo en puntería de parte de su contrincante o el que había alcanzado a esquivarlo a tiempo, nada ocurrió. No fue así con el hechizo que ella había lanzado. Sabía que de acertar al muchacho le estaría doliendo bastante el brazo, pero no se tentó el corazón al respecto. Ya una vez terminara aquel duelo y bajara de la tarima, ganara quien ganara, volvería a ser amabilidad y sonrisas. Por ahora, la historia era distinta.

Encontraba de lo más gracioso que el primero en alzar la varita siguiera siendo él. Daba igual. Decidió que, si ya había conseguido inhabilitarle un brazo, trataría de hacer lo mismo con el otro. Se mantendría por la misma línea.

- Glacius - Tenía como blanco el brazo con el que ahora sujetaba la varita. Se mantenía con la misma calma y concentración. No iba a perder el control.

Su hechizo habia fallado y aquello implicaba un ligero contratiempo, pero nada que le hiciera preocuparse por no ganar aun. Fruncio el ceño y apenas y alcanzó a cubrirse un poco de las astillas que la explosion del maniqui habia hecho volar.

El silencio que se acababa de hacer en la sala crispaba los nervios pero no podia dejar que aquello interfiriera con su concentracion. Estando tan cerca, no iba a dejar que una victoria se le escapara de las manos asi como asi. Arrugo la nariz y entrecerro los ojos. Parecia ser que Jony tambien estaba distraido por la explosion o algo, porque esta vez quien se movio mas rapido fue ella. Sin demorar ni dejar lugar a la duda, decidio cual seria su proximo movimiento. - Incarcero! - Mejor inmovilizarlo sin darle oportunidad a que el efecto del duro desvaneciera y recuperara el uso de su brazo bueno.

No había suerte, como siempre, pero Jony era de esos que no pierden la esperanza aunque las fatalidades le griten en la cara y lo abofeteen dos o tres veces para que reaccione. Claro que, muchas veces, es la constancia lo que nos provee de resultado, más que el talento genético, el cual nos lleva a relajarnos y olvidarnos que las capacidades deben nutrirse.

Vio como su hechizo volaba para estrellarse contra el susodicho maniquí suizo, suizo pedazos (viva Chespirito). No pudo evitar sonreírse con su mala puntería, pero no se frustró por la seguidilla de pifias que venía metiendo. El brazo todavía le dolía mucho, pero la sensación de contractura había desaparecido. Así que volvió a tomar su varita con la mano diestra.

Apuntó al pecho de Jasmine, objetivo bien claro y difícil de no ver: -Stupefy!- Jony estaba en un estado de calma, los nervios estaban casi nulificados, y la concentración se había hecho dueña de su mente.

De acuerdo a las nuevas reglas reglas de los duelos, Jasmine gana 80 galeones  y 70 puntos de experiencia  mientras que Jony gana 36 galeones y  18 puntos de experiencia.

Jasmine se lleva 35 puntos para Ogmios que contarán para este nuev semestre.