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Situación delicada
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Brigantia86 :: Mundo Muggle :: Gran Bretaña :: Londres
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Situación delicada
Ni siquiera tuvo tiempo a responderle porque todo llegó de golpe, Darren persiguiéndola, impidiéndole que se fuera, agarrándola del brazo y besándola. También el desagradable tirón del traslador para instantes más tarde aparecer en la entrada de su casa, en las afueras de Londres, en un barrio de casas adosadas completamente muggle. Agradeció que fueran aquellas horas de la madrugada, porque si no hubiera explotado el secreto mágico en los morros de cualquiera de sus vecinos.
Parpadeó varias veces mirando a Darren intentando comprender lo que acababa de suceder. Se había marchado para estar lejos de todo, sobretodo de él, y porque necesitaba estar sola para analizar con cuidado todo lo que se arremolinaba en su interior. Se sentía al borde del abismo porque sin duda la sensación de vértigo era la misma, y por una vez en su vida no supo ni qué debía decir. Todo se asemejaba de forma terrorífica a lo que había vivido cinco años atrás, cuando estaba ciegamente enamorada de Darren, pocos días antes de que todo se fuera al diablo, y con ello incluso cualquier opción de que pudiera continuar siendo amigos. ¿Por qué seguían cayendo una y otra vez en los mismos errores?
- Debiste haberte quedado. ¿¡Por qué me haces esto!? - gritó entonces dándole un golpe en su pecho desnudo. Por los dioses... ¿¡Por qué iba sin camiseta!? ¿Y por qué ella tenía tanto frío?
Su cuerpo temblaba ligeramente, no sabía si por los puros nervios que la recorrían, por el frío o porqué, pero no podía continuar haciendo frente a aquello. Quizás era cobarde, pero no podía enfrentar otra vez todo lo que había vivido cinco años atrás, menos cuando el recuerdo de Darren disfrutando del cuerpo de Barunka, una semiveela de nuevo, como la última vez, estaba tan fresco en su memoria.
- No podemos tener nada pendiente. Se nos ha ido de las manos y no podemos Darren... No podemos. - la sola idea de perderlo definitivamente, de no tenerlo más en su vida porque iban a estropear las cosas esta vez si hasta que ya no tuvieran arreglo, la hacía sentir lo suficientemente miserable y asustada para que un par de lágrimas cayeran de sus ojos. Y no, no quería llorar y parecer más estúpida de lo que ya se sentía, pero no podía hacer nada para evitarlo. Los sentimientos, los estúpidos sentimientos, amenazaban con ahogarla.
Parpadeó varias veces mirando a Darren intentando comprender lo que acababa de suceder. Se había marchado para estar lejos de todo, sobretodo de él, y porque necesitaba estar sola para analizar con cuidado todo lo que se arremolinaba en su interior. Se sentía al borde del abismo porque sin duda la sensación de vértigo era la misma, y por una vez en su vida no supo ni qué debía decir. Todo se asemejaba de forma terrorífica a lo que había vivido cinco años atrás, cuando estaba ciegamente enamorada de Darren, pocos días antes de que todo se fuera al diablo, y con ello incluso cualquier opción de que pudiera continuar siendo amigos. ¿Por qué seguían cayendo una y otra vez en los mismos errores?
- Debiste haberte quedado. ¿¡Por qué me haces esto!? - gritó entonces dándole un golpe en su pecho desnudo. Por los dioses... ¿¡Por qué iba sin camiseta!? ¿Y por qué ella tenía tanto frío?
Su cuerpo temblaba ligeramente, no sabía si por los puros nervios que la recorrían, por el frío o porqué, pero no podía continuar haciendo frente a aquello. Quizás era cobarde, pero no podía enfrentar otra vez todo lo que había vivido cinco años atrás, menos cuando el recuerdo de Darren disfrutando del cuerpo de Barunka, una semiveela de nuevo, como la última vez, estaba tan fresco en su memoria.
- No podemos tener nada pendiente. Se nos ha ido de las manos y no podemos Darren... No podemos. - la sola idea de perderlo definitivamente, de no tenerlo más en su vida porque iban a estropear las cosas esta vez si hasta que ya no tuvieran arreglo, la hacía sentir lo suficientemente miserable y asustada para que un par de lágrimas cayeran de sus ojos. Y no, no quería llorar y parecer más estúpida de lo que ya se sentía, pero no podía hacer nada para evitarlo. Los sentimientos, los estúpidos sentimientos, amenazaban con ahogarla.
Amy Jackson- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Situación delicada
Las prisas de marchar de la tienda para poder hablar con ella antes que desapareciera como loca hicieron que quedara con la camisa solo metida por la cabeza. No habían casi aparecido en el rellano de la casa muggle de Amy que ya estaba golpeándole con el puño el torso desnudo, Darren recibió el golpe sin inmutarse pero su cara se había transformado durante el viaje, ya no llevaba la mueca jocosa y despreocupada que solía llevar siempre como si nada del mundo importara. Esta vez sí importaba porque estaba delante de Jackson y ella era vital, no podía imaginarse su existencia sin la morena a su lado. Tenía problemas con las relaciones, eso era de dominio común pero que sufriera pánico ante ello no significaba que no sintiera. Nunca había dejado de sentir por Amy aunque después de su canallada decidió aparcar sus sentimientos, esconderlos y amarrarlos al fondo de su subconsciente solo dejando latentes los obvios de la amistad. ¿Para qué torturarla? No era hombre de hacer sufrir a las personas que creía importantes y fue el gañán quien se fue a acostar con una semiveela sin siquiera pensar en que eso podía hundir a Jackson. ¿Con qué derecho iba a presentarse diciéndole que la quería?
Un par de lagrimas fueron el detonante para que Brackminster volviera a la acción, terminando de ponerse la camiseta antes de coger a Jackson por el rostro, posando ambas palmas en sus mejillas y limpiando con los pulgares las lágrimas que caían por su rostro. No perdió tiempo y se inclinó hacia ella para besar su pómulo y descender su labios hasta apoyarlos sobre los de Jackson sin dejar de acariciar con los pulgares sus mejillas. Dejó escapar un suspiro largo y pesado contra su boca antes de dejar su frente pegada a la de la chica - No podemos pero lo tenemos y los sabes. Sé que lo sabes - alzó la cabeza para besar su frente y la abrazó porque empezaba a notar su cara fría pero no fue un abrazo cualquiera, la atrajo hacia él con la necesidad de sentirla porque aún tenía el alcohol demasiado metido en su sistema como para desinhibir los bloqueos que su mente hacía sobria así que solo dejó que fluyera la necesidad de tenerla a su lado. Porque si eso se les iba de las manos otra vez y salía mal no iba a ver vuelta atrás. No había terceras oportunidades y Darren era consciente de ello.
Pero tampoco podían eludir los sentimientos y dejarlos aparcados de por vida, no Darren al menos. Aún así, no podían discutirlo en plena calle y a esas horas de la noche porque el grito de Amy ya había hecho encender alguna luz. Hacía tantos años que conocía a la familia Jackson que no hizo falta indicaciones para que, tras dejar ir unos segundos a la morena, Darren estirara la mano y tanteara sobre el marco de la puerta hasta hallar al llave de repuesto. Abrió la puerta e hizo pasar a la chica dentro antes de encender la luz, cerrando cuando ambos estuvieron dentro. Lanzó la llave encima del recibidor y se giró para acorralarla contra la puerta, poniendo ambas manos a lado y lado del rostro de la Ogmios - Dime porque no podemos - empezó a decirle completamente serio sin ni rastro de burla a mandíbula apretada, mirándola a escasos centímetros cosa que no era productivo porque era tan jodidamente guapa que quería haerle otras cosas en ese momento - No quiero razonamientos lógicos ni un puñetero sermón, quiero saber que coño sientes cuando nos besamos y estamos juntos - pero en contra de cuanto acababa de decir,sintiéndola tan cera, la besó con furia porque era su forma de decirle que aún la quería y no solo como amiga.
Un par de lagrimas fueron el detonante para que Brackminster volviera a la acción, terminando de ponerse la camiseta antes de coger a Jackson por el rostro, posando ambas palmas en sus mejillas y limpiando con los pulgares las lágrimas que caían por su rostro. No perdió tiempo y se inclinó hacia ella para besar su pómulo y descender su labios hasta apoyarlos sobre los de Jackson sin dejar de acariciar con los pulgares sus mejillas. Dejó escapar un suspiro largo y pesado contra su boca antes de dejar su frente pegada a la de la chica - No podemos pero lo tenemos y los sabes. Sé que lo sabes - alzó la cabeza para besar su frente y la abrazó porque empezaba a notar su cara fría pero no fue un abrazo cualquiera, la atrajo hacia él con la necesidad de sentirla porque aún tenía el alcohol demasiado metido en su sistema como para desinhibir los bloqueos que su mente hacía sobria así que solo dejó que fluyera la necesidad de tenerla a su lado. Porque si eso se les iba de las manos otra vez y salía mal no iba a ver vuelta atrás. No había terceras oportunidades y Darren era consciente de ello.
Pero tampoco podían eludir los sentimientos y dejarlos aparcados de por vida, no Darren al menos. Aún así, no podían discutirlo en plena calle y a esas horas de la noche porque el grito de Amy ya había hecho encender alguna luz. Hacía tantos años que conocía a la familia Jackson que no hizo falta indicaciones para que, tras dejar ir unos segundos a la morena, Darren estirara la mano y tanteara sobre el marco de la puerta hasta hallar al llave de repuesto. Abrió la puerta e hizo pasar a la chica dentro antes de encender la luz, cerrando cuando ambos estuvieron dentro. Lanzó la llave encima del recibidor y se giró para acorralarla contra la puerta, poniendo ambas manos a lado y lado del rostro de la Ogmios - Dime porque no podemos - empezó a decirle completamente serio sin ni rastro de burla a mandíbula apretada, mirándola a escasos centímetros cosa que no era productivo porque era tan jodidamente guapa que quería haerle otras cosas en ese momento - No quiero razonamientos lógicos ni un puñetero sermón, quiero saber que coño sientes cuando nos besamos y estamos juntos - pero en contra de cuanto acababa de decir,sintiéndola tan cera, la besó con furia porque era su forma de decirle que aún la quería y no solo como amiga.
Darren Brackminster- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 29/11/2014
Re: Situación delicada
Claro que sabía que tenían cosas pendientes. Las habían tenido siempre, incluso en esa época donde intentó fingir que le odiaba por haberle sido infiel con una maldita semiveela y que no lo quería en su vida. Incluso entonces lo había sabido. Como también había sabido que nunca podrían funcionar juntos, porqué él le tenía pánico a cualquier cosa que sonara mínimamente a relación formal, y ella en cuanto bajara todas sus defensas se enamoraría perdidamente de nuevo, y volvería a acabar con el corazón roto. Y por eso mismo mantenía todos sus muros levantados, porque no estaba segura que pudiera recomponerlo otra vez.
El beso de Darren sólo la hizo llorar más, porqué eso era exactamente lo que quería, que la besara, sentirlo cerca y sobretodo que sólo fueran ellos dos. Y por eso mismo dolía tanto, porque era algo que sabía que no podía tener, no al menos a largo plazo y desde luego no lo quería como algo temporal.
A pesar de todo, y de que todo su ser le decía lo mala idea que era dejarse llevar, le rodeó la nuca con ambos brazos, correspondiéndole al beso. Su cuerpo la traicionaba y su cordura no podía hacer nada para evitarlo, porque cada vez tenía menos fuerza.
Cuando él se separó para ir a abrir la puerta de su casa, se sintió de pronto demasiado sola y desprotegida, temblando ahora si de frío. Por eso pasó dentro de su propia casa abrazándose su propio cuerpo con los brazos, intentando resguardarse del frío nocturno del mes de diciembre. Pero antes de que pudiera decir nada él la acorraló contra la puerta, hablándole tan cerca que sintió que perdía toda la capacidad de articular palabra alguna. Ni siquiera podía pensar en los motivos por los que su mente había decidido que era lógico pensar que no podían dejarse llevar.
- Terminó mal una vez, Darren… Y nosotros somos los mismos. Tú eres el mismo. Y…
No consiguió decir más motivos, en parte porque su mente se negaba a colaborar y en parte porque Darren volvía a besarla de nuevo, de un modo en que todavía no lo había hecho. De un modo que casi la llevó a pensar que él la necesitaba tanto como ella. Y ni siquiera supo cuanto tiempo habían pasado ahí, besándose contra la puerta de entrada de su casa cuando tuvo que separarse para respirar, pero aún entonces no se separó más que unos centímetros. Tal vez podía fingir que no había oído su última pregunta, o que se le había olvidado, pero de un modo u otro sentía que aquella noche era el punto de inflexión de algo. De algo importante.
- Siento que estaría así para siempre. – terminó diciendo con un hilillo de voz, casi como si fuera un secreto, pero estaban tan cerca que seguro la oiría. También sentía más cosas, pero todavía tenía miedo de decirlas en voz alta. Era consciente de que aquello que había entre ellos era frágil. Tan frágil que podía romperse con solo el aleteo de una mariposa.
Pero a pesar de todo se puso de puntillas para volver a besarlo, tomándole el rostro con ambas manos. Un beso lánguido, sin prisas, en el que pudo acariciar los labios de Darren. En su mente ese era el último beso que iba a darle, porque ya debía empezar a actuar con coherencia y a pesar en consecuencias. Si él no iba a hacerlo ella debía mantenerse fuerte por los dos, para evitarles sufrimientos.
- Pero no puedo perderte, así que lo mejor es que lo dejemos antes de que sea tarde. – dijo con pesar, dejando colisionar la cabeza contra su pecho, dejando que el latido del corazón de Darren intentara calmarla, pero parecía que iba tan acelerado como el suyo propio.
¿Qué habían hecho? ¿Cuándo se les había escapado de las manos lo de ser sólo amigos hasta ese punto?
El beso de Darren sólo la hizo llorar más, porqué eso era exactamente lo que quería, que la besara, sentirlo cerca y sobretodo que sólo fueran ellos dos. Y por eso mismo dolía tanto, porque era algo que sabía que no podía tener, no al menos a largo plazo y desde luego no lo quería como algo temporal.
A pesar de todo, y de que todo su ser le decía lo mala idea que era dejarse llevar, le rodeó la nuca con ambos brazos, correspondiéndole al beso. Su cuerpo la traicionaba y su cordura no podía hacer nada para evitarlo, porque cada vez tenía menos fuerza.
Cuando él se separó para ir a abrir la puerta de su casa, se sintió de pronto demasiado sola y desprotegida, temblando ahora si de frío. Por eso pasó dentro de su propia casa abrazándose su propio cuerpo con los brazos, intentando resguardarse del frío nocturno del mes de diciembre. Pero antes de que pudiera decir nada él la acorraló contra la puerta, hablándole tan cerca que sintió que perdía toda la capacidad de articular palabra alguna. Ni siquiera podía pensar en los motivos por los que su mente había decidido que era lógico pensar que no podían dejarse llevar.
- Terminó mal una vez, Darren… Y nosotros somos los mismos. Tú eres el mismo. Y…
No consiguió decir más motivos, en parte porque su mente se negaba a colaborar y en parte porque Darren volvía a besarla de nuevo, de un modo en que todavía no lo había hecho. De un modo que casi la llevó a pensar que él la necesitaba tanto como ella. Y ni siquiera supo cuanto tiempo habían pasado ahí, besándose contra la puerta de entrada de su casa cuando tuvo que separarse para respirar, pero aún entonces no se separó más que unos centímetros. Tal vez podía fingir que no había oído su última pregunta, o que se le había olvidado, pero de un modo u otro sentía que aquella noche era el punto de inflexión de algo. De algo importante.
- Siento que estaría así para siempre. – terminó diciendo con un hilillo de voz, casi como si fuera un secreto, pero estaban tan cerca que seguro la oiría. También sentía más cosas, pero todavía tenía miedo de decirlas en voz alta. Era consciente de que aquello que había entre ellos era frágil. Tan frágil que podía romperse con solo el aleteo de una mariposa.
Pero a pesar de todo se puso de puntillas para volver a besarlo, tomándole el rostro con ambas manos. Un beso lánguido, sin prisas, en el que pudo acariciar los labios de Darren. En su mente ese era el último beso que iba a darle, porque ya debía empezar a actuar con coherencia y a pesar en consecuencias. Si él no iba a hacerlo ella debía mantenerse fuerte por los dos, para evitarles sufrimientos.
- Pero no puedo perderte, así que lo mejor es que lo dejemos antes de que sea tarde. – dijo con pesar, dejando colisionar la cabeza contra su pecho, dejando que el latido del corazón de Darren intentara calmarla, pero parecía que iba tan acelerado como el suyo propio.
¿Qué habían hecho? ¿Cuándo se les había escapado de las manos lo de ser sólo amigos hasta ese punto?
Amy Jackson- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Situación delicada
No fue consciente de cuanto había necesitado a la morena hasta sus labios se encontraron con aquella furia necesitada y explicita de sus propios sentimientos mientras las manos del moreno descendían desde la puerta hasta atraparla por la cintura, abrazándola para sentir su cuerpo pegado al suyo, metiendo las manos frías para palpar su tibia piel y enterrando la yema de los dedos sobre su carne, sujetándose con desesperación y ansiedad. Tan solo lograron despegar los labios cuando les faltó el aliento y aún así tan solo fueron escasos milímetros los que separaban ambos rostros, Darren terminó apoyando la frente contra la de Amy y jadeando con la respiración agitada mantuvo el intenso contacto visual.
Igual sí, seguía siendo el mismo descerebrado que siempre. Inconstante, imprudente y caótico. Una persona que no era aconsejable tener como pareja y mucho menos conociendo su currículum pero aunque continuaba siendo el mismo bromista irrespetuoso había aprendido con los años. Ya no era el mismo crío inocente que pensaba comerse el mundo y era el mundo que se lo comía a él, conocía los riesgos de aventurarse a una historia de ese calibre con alguien de la índole de Amy. No se trataba solo de ganar pues el riesgo de perder era mucho más alto que el inverso, las apuestas no estaban en las mismas y aún así, pese el coste de perder, Darren estaba convencido de querer seguir hacía delante y patear la línea que estaban pisando en aquel instante, el límite de su “amistad”.
Respondió al beso lánguido sin separar las manos de donde las tenía esta vez acariciando con más sosiego si piel y recorriendo con las yemas de los dedos la textura sedosa de su carne hasta que Jackson volvió a hablar.
Sí pero no. La historia de sus vidas. No culpaba la inseguridad de Amy porque ya había antecedentes y no fueron precisamente positivos. ¿Pero no había pagado ya con creces su aventura con la semiveela? No. Esa vez no la dejó salirse con la suya. No más - ¿Te rindes sin siquiera empezar? - se río pero fue una de esas carcajadas de frustración e incredulidad. Jackson no era así, nunca se rendía y prueba de ello era él, estaban aún ahí así que no se tragaba. La cogió del rostro para alzárselo y lo sostuvo frente al suyo, mano en su nuca - A mi no me mientes, Jackson. Tu no te rindes sin luchar - y dicho lo cual, empujó su nuca contra él y acalló cualquier protesta, prendiéndose de su boca. Inmediatamente bajó ambas manos hasta sus caderas, arrastrando toda su palma por los muslos hasta llegar a su culo y clavar sus diez dedos a fin de alzarla en peso para empotrarla contra la puerta con más brusquedad de la que hubiera deseado pero dejándose llevar por el momento.
- No te voy a dar esa opción - habló sin dejar de probar sus labios, jadeando y acelerado, porque no, no iba a dejarla - Porque si no te has dado cuenta- sonrío contra sus labios y se separó para mirarla a los ojos - Ya es demasiado tarde. Nunca he dejado de quererte - cogió la camiseta de ella por las orillas y tiró hasta sacarla por encima, besó sus pechos y tras darle un bocado para mirarla a los ojos - así que no tienes opción, Jackson. - ascendió arrastrando los labios hasta unirlos con los de ella - Eres mía - y ahí empezó otro beso con intensidad.
Igual sí, seguía siendo el mismo descerebrado que siempre. Inconstante, imprudente y caótico. Una persona que no era aconsejable tener como pareja y mucho menos conociendo su currículum pero aunque continuaba siendo el mismo bromista irrespetuoso había aprendido con los años. Ya no era el mismo crío inocente que pensaba comerse el mundo y era el mundo que se lo comía a él, conocía los riesgos de aventurarse a una historia de ese calibre con alguien de la índole de Amy. No se trataba solo de ganar pues el riesgo de perder era mucho más alto que el inverso, las apuestas no estaban en las mismas y aún así, pese el coste de perder, Darren estaba convencido de querer seguir hacía delante y patear la línea que estaban pisando en aquel instante, el límite de su “amistad”.
Respondió al beso lánguido sin separar las manos de donde las tenía esta vez acariciando con más sosiego si piel y recorriendo con las yemas de los dedos la textura sedosa de su carne hasta que Jackson volvió a hablar.
Sí pero no. La historia de sus vidas. No culpaba la inseguridad de Amy porque ya había antecedentes y no fueron precisamente positivos. ¿Pero no había pagado ya con creces su aventura con la semiveela? No. Esa vez no la dejó salirse con la suya. No más - ¿Te rindes sin siquiera empezar? - se río pero fue una de esas carcajadas de frustración e incredulidad. Jackson no era así, nunca se rendía y prueba de ello era él, estaban aún ahí así que no se tragaba. La cogió del rostro para alzárselo y lo sostuvo frente al suyo, mano en su nuca - A mi no me mientes, Jackson. Tu no te rindes sin luchar - y dicho lo cual, empujó su nuca contra él y acalló cualquier protesta, prendiéndose de su boca. Inmediatamente bajó ambas manos hasta sus caderas, arrastrando toda su palma por los muslos hasta llegar a su culo y clavar sus diez dedos a fin de alzarla en peso para empotrarla contra la puerta con más brusquedad de la que hubiera deseado pero dejándose llevar por el momento.
- No te voy a dar esa opción - habló sin dejar de probar sus labios, jadeando y acelerado, porque no, no iba a dejarla - Porque si no te has dado cuenta- sonrío contra sus labios y se separó para mirarla a los ojos - Ya es demasiado tarde. Nunca he dejado de quererte - cogió la camiseta de ella por las orillas y tiró hasta sacarla por encima, besó sus pechos y tras darle un bocado para mirarla a los ojos - así que no tienes opción, Jackson. - ascendió arrastrando los labios hasta unirlos con los de ella - Eres mía - y ahí empezó otro beso con intensidad.
Darren Brackminster- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 29/11/2014
Re: Situación delicada
Ella no se sentía como si se rindiera antes de empezar, porque en su mente ya habían empezado cinco años atrás, cuando ella apenas era una niñita de 16 años que andaba descubriendo el amor. Y su relación amorosa había terminado (o la habían apartado a un lado, qué importaba) pero aquello que había entre ellos no, a pesar de que ambos habían hecho su mejor esfuerzo para ignorarlo, saliendo con otra gente e incluso enamorándose, por mucho que nada nunca se sentía igual. Así que no, no se rendía antes de empezar, se rendía porque se estaban haciendo daño con algo que no los llevaba a ninguna parte. Y mucho menos se rendía sin luchar, porque la peor lucha estaba por empezar, la de olvidarse una vez más que lo quería para volver a ser sólo amigos.
Y eso era exactamente lo que le hubiera dicho, pero Darren no se lo ponía fácil, porque agarrándola por el trasero la levantó del suelo, apretándola contra la puerta, mientras la volvía a besar. Y por los dioses… esos besos tenían la capacidad de hacerle perder la cabeza, así que le rodeó la cintura con ambas piernas y la nuca con los brazos, pegándose completamente a él para no perder la estabilidad mientras respondía a sus besos, prácticamente sin escucharle hasta que oyó eso. Aquella frase que la dejó completamente paralizada, sin poder hacer mucho más que mirarlo fijamente para descubrir cualquier rastro de burla que pudiera haber en su rostro. Pero ahí no había nada, sólo palabras sinceras.
- ¿Me quieres? – preguntó de forma casi incrédula, sabiendo que eso era la única cosa que podía hacerle olvidar todas sus estupideces. Hasta esbozó la primera sonrisa desde que habían llegado a su casa – ¿Aunque no tenga genes de semiveela? ¿Aunque salga huyendo de las orgías? ¿Aunque te grite y te tire el alcohol por el retrete? – después de cada pregunta, le daba un beso, incapaz de mantenerse apartada durante mucho rato, su autocontrol y el miedo a salir dañada de nuevo ya prácticamente olvidados.
Se dejó quitar la camiseta, porque todavía recordaba sus carícias de hacía un rato en su piso diminuto y definitivamente era algo que quería volver a sentir. Sus músculos, sus manos, sus labios… Soltó un jadeo al notar su mordisco en la sensible piel de sus pechos, y desenganchó una de sus manos de la nuca de Darren para colarla por debajo de su camiseta, para volver a acariciarlo, justo en el momento en que él declaraba que era suya. Si, por supuesto que lo era. Lo había sido siempre, sólo que durante mucho tiempo no quiso aceptarlo.
- Te amo… ¿Lo entiendes? Por eso no quería que besaras a Barunka o a Lynn. Por eso me fui. Por eso no me llegué a alejar nunca. Y si prometes que no saldrás huyendo, asustado por esto… Y que no volverás a hacerme daño… Pues seré tuya. – y aquella era la verdad. Si él le prometía que no volvería a marcharse con ninguna semiveela, ella olvidaría sus reparos y podrían volver a intentarlo.
Porque aquella era la verdad. Lo había querido con dieciséis años, cuando era demasiado joven para hablar de sentimientos más fuertes que ese. Luego había intentado convencerse a si misma que ya no lo quería, y había empujado los sentimientos a un lugar recóndito dentro de ella misma, pero nunca habían llegado a desaparecer, por mucha gente de la que se declarara enamorada, por mucha gente con quien compartiera cama…Y aquellos sentimientos habían vuelto a salir con una fuerza que le era desconocida desde que se había permitido bajar un poco sus defensas con él desde la noche del baile de navidad, y ya no había sabido como volver a apartarlos. Y ya no podía decir que lo quería, porque ahora era algo más fuerte. Mucho más fuerte.
- Llévame arriba. – dijo volviendo a besarlo, pues no quería seguir en la entrada. Quería una cama y quería tomarse todo el tiempo del mundo para estar con él y para descubrir a donde iba a llevarles todo esto.
Y eso era exactamente lo que le hubiera dicho, pero Darren no se lo ponía fácil, porque agarrándola por el trasero la levantó del suelo, apretándola contra la puerta, mientras la volvía a besar. Y por los dioses… esos besos tenían la capacidad de hacerle perder la cabeza, así que le rodeó la cintura con ambas piernas y la nuca con los brazos, pegándose completamente a él para no perder la estabilidad mientras respondía a sus besos, prácticamente sin escucharle hasta que oyó eso. Aquella frase que la dejó completamente paralizada, sin poder hacer mucho más que mirarlo fijamente para descubrir cualquier rastro de burla que pudiera haber en su rostro. Pero ahí no había nada, sólo palabras sinceras.
- ¿Me quieres? – preguntó de forma casi incrédula, sabiendo que eso era la única cosa que podía hacerle olvidar todas sus estupideces. Hasta esbozó la primera sonrisa desde que habían llegado a su casa – ¿Aunque no tenga genes de semiveela? ¿Aunque salga huyendo de las orgías? ¿Aunque te grite y te tire el alcohol por el retrete? – después de cada pregunta, le daba un beso, incapaz de mantenerse apartada durante mucho rato, su autocontrol y el miedo a salir dañada de nuevo ya prácticamente olvidados.
Se dejó quitar la camiseta, porque todavía recordaba sus carícias de hacía un rato en su piso diminuto y definitivamente era algo que quería volver a sentir. Sus músculos, sus manos, sus labios… Soltó un jadeo al notar su mordisco en la sensible piel de sus pechos, y desenganchó una de sus manos de la nuca de Darren para colarla por debajo de su camiseta, para volver a acariciarlo, justo en el momento en que él declaraba que era suya. Si, por supuesto que lo era. Lo había sido siempre, sólo que durante mucho tiempo no quiso aceptarlo.
- Te amo… ¿Lo entiendes? Por eso no quería que besaras a Barunka o a Lynn. Por eso me fui. Por eso no me llegué a alejar nunca. Y si prometes que no saldrás huyendo, asustado por esto… Y que no volverás a hacerme daño… Pues seré tuya. – y aquella era la verdad. Si él le prometía que no volvería a marcharse con ninguna semiveela, ella olvidaría sus reparos y podrían volver a intentarlo.
Porque aquella era la verdad. Lo había querido con dieciséis años, cuando era demasiado joven para hablar de sentimientos más fuertes que ese. Luego había intentado convencerse a si misma que ya no lo quería, y había empujado los sentimientos a un lugar recóndito dentro de ella misma, pero nunca habían llegado a desaparecer, por mucha gente de la que se declarara enamorada, por mucha gente con quien compartiera cama…Y aquellos sentimientos habían vuelto a salir con una fuerza que le era desconocida desde que se había permitido bajar un poco sus defensas con él desde la noche del baile de navidad, y ya no había sabido como volver a apartarlos. Y ya no podía decir que lo quería, porque ahora era algo más fuerte. Mucho más fuerte.
- Llévame arriba. – dijo volviendo a besarlo, pues no quería seguir en la entrada. Quería una cama y quería tomarse todo el tiempo del mundo para estar con él y para descubrir a donde iba a llevarles todo esto.
Amy Jackson- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Situación delicada
La quería, claro que la quería. Por eso estaba a su lado, siempre. Pasara cuanto pasara o terminaran discutiendo como bárbaros, Darren nunca había dejado de sentir aquella necesidad de permanecer junto a ella, apoyarla y demostrarle con actos cuanto no pudo en su pasado. Era la mejor manera que había encontrado de combinar amistad con sentimientos profundos, si demostraba que no iba a irse por mucho que ocurriera algún día ella se daría cuenta que había cambiado y no era el estúpido adolescente que perdió la cabeza por irse detrás las faldas de una semiveela. La miró fijamente ante su confesión y aunque para Darren no había distinción entre querer o amar pues desde siempre había preferido demostrar a hablar. ¿Por qué? Las palabras eran solo palabras pero los gestos quedaban grabados a fuego en la memoria. Había dicho “querer” pero perfectamente podía haber añadido “amar” pues cuanto sentía por Jackson era tan profundo que no podía contemplar un futuro sin estar a su lado y cuando en la cafetería dijo que quería estar por siempre a su lado, era la más pura verdad.
No podía llenarse la boca como infame y prometer cosas que ya había incumplido así que decidió englobar todas sus peticiones en una única frase que esperaba dejara claro su punto y participación en aquella relación. Necesitaba intentarlo, quería darle una segunda oportunidad a lo suyo y esforzarse para mejorar, ser mejor hombre por ella y demostrarle que podía confiar en él. Esta vez pondría toda su voluntad para retener su parte libertina, esa que siempre surgía en los momentos menos apropiados y evocaría su parte madura (si es que había algo así en su organismo) para hacer frente a su tendencia innata a huir cuando notaba un lazo al cuello - Te prometo ser mejor que entonces - y eso englobaba sus peticiones pero añadía una firme decisión a sus espaldas. Todos conocían el gen terco de los Brackminster, una vez decidían por voluntad un fin, no paraban hasta conseguirlo.
No hizo falta su orden para que Darren ya estuviera encaminándose hacia las escaleras que subían a la planta de arriba. La llevó hasta el piso superior, sujetándola contra su cuerpo mientras intercalaba jadeos con besos. Tras coger la primera desviación la izquierda, llegaron a la habitación de la morena, cerró tras ellos empujando con la puerta el pie y la dejó caer en la cama para admirarla desde arriba unos segundos. ¿Cómo podía ser tan condenadamente guapa? Mejoraba como el vino y mentiría si no digiera que quería follarsela hasta que gimiera con fuerza su nombre solo para demostrarle cuan de cercanos estaban. Si hacía pocos minutos que se había quitado la camiseta volvió a quitársela antes de ponerse de rodillas en el filo de la cama, abriendo de un estirón ambas piernas de la chica para colarse entre ellas. Paseó su lengua desde el vientre hasta sus senos, lugar donde se desvió hacia la derecha para morder con fuerza la tibia piel y como si no fuera un gañán, se disculpó con un lametón que alargó hasta su pezón.
Chupó y estiró antes de quedarse quieto un segundo, respirando para torturarla con el contraste de temperaturas, el frío de lo húmedo contra lo cálido de su respiración y a besos, subió hasta su cuello. Mientras su boca se entretenía en la parte superior, sus manos se entretuvo en deshacer de nuevo el botón y la cremallera del pantalón de la chica - Igual deberíamos discutir lo del alcohol- susurró con voz ronca y áspera contra su oreja cuando estaba besando su oreja. Después de ello, la miró a los ojos y descendió para arrastrar los pantalones para dejarla tan solo con las bragas. Deshizo el camino a besos por la cara interna de sus piernas hasta llegar a la humedad de sus bragas y sin pensárselo dos veces, ansioso por saborearla, mordió su lencería para hacerlas a un lado a fin de hundirse en su sexo, probándolo a lentos lametazos que tenían la firme intención de provocarla mientras sus manos se hundían en sus muslos, apretando con fuerza.
No podía llenarse la boca como infame y prometer cosas que ya había incumplido así que decidió englobar todas sus peticiones en una única frase que esperaba dejara claro su punto y participación en aquella relación. Necesitaba intentarlo, quería darle una segunda oportunidad a lo suyo y esforzarse para mejorar, ser mejor hombre por ella y demostrarle que podía confiar en él. Esta vez pondría toda su voluntad para retener su parte libertina, esa que siempre surgía en los momentos menos apropiados y evocaría su parte madura (si es que había algo así en su organismo) para hacer frente a su tendencia innata a huir cuando notaba un lazo al cuello - Te prometo ser mejor que entonces - y eso englobaba sus peticiones pero añadía una firme decisión a sus espaldas. Todos conocían el gen terco de los Brackminster, una vez decidían por voluntad un fin, no paraban hasta conseguirlo.
No hizo falta su orden para que Darren ya estuviera encaminándose hacia las escaleras que subían a la planta de arriba. La llevó hasta el piso superior, sujetándola contra su cuerpo mientras intercalaba jadeos con besos. Tras coger la primera desviación la izquierda, llegaron a la habitación de la morena, cerró tras ellos empujando con la puerta el pie y la dejó caer en la cama para admirarla desde arriba unos segundos. ¿Cómo podía ser tan condenadamente guapa? Mejoraba como el vino y mentiría si no digiera que quería follarsela hasta que gimiera con fuerza su nombre solo para demostrarle cuan de cercanos estaban. Si hacía pocos minutos que se había quitado la camiseta volvió a quitársela antes de ponerse de rodillas en el filo de la cama, abriendo de un estirón ambas piernas de la chica para colarse entre ellas. Paseó su lengua desde el vientre hasta sus senos, lugar donde se desvió hacia la derecha para morder con fuerza la tibia piel y como si no fuera un gañán, se disculpó con un lametón que alargó hasta su pezón.
Chupó y estiró antes de quedarse quieto un segundo, respirando para torturarla con el contraste de temperaturas, el frío de lo húmedo contra lo cálido de su respiración y a besos, subió hasta su cuello. Mientras su boca se entretenía en la parte superior, sus manos se entretuvo en deshacer de nuevo el botón y la cremallera del pantalón de la chica - Igual deberíamos discutir lo del alcohol- susurró con voz ronca y áspera contra su oreja cuando estaba besando su oreja. Después de ello, la miró a los ojos y descendió para arrastrar los pantalones para dejarla tan solo con las bragas. Deshizo el camino a besos por la cara interna de sus piernas hasta llegar a la humedad de sus bragas y sin pensárselo dos veces, ansioso por saborearla, mordió su lencería para hacerlas a un lado a fin de hundirse en su sexo, probándolo a lentos lametazos que tenían la firme intención de provocarla mientras sus manos se hundían en sus muslos, apretando con fuerza.
Darren Brackminster- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 29/11/2014
Re: Situación delicada
La quería y le prometía ser mejor que la última vez. Y eso era todo lo que necesitaba oír. Llevaba demasiado tiempo esperando eso como para hacerse más preguntas, o para asustarse ante la perspectiva de tener que hacer funcionar aquello, pasara lo que pasara. Ya tendría tiempo para eso al día siguiente, porque en esos momentos sólo le importaban sus besos y sus manos sobre su cuerpo.
Apenas y fue consciente que subían la escalera. Ella seguía a merced de sus brazos, y él la llevaba como si pesara menos que nada hacía arriba. De hecho no le importó nada más que no fuera él hasta que se descubrió tumbada en su propia cama, mientras Darren la miraba fijamente desde arriba. Le sonrió antes de alzar una mano para aferrarse a su camiseta y estirarlo hacía ella.
Jadeó con fuerza al notar sus labios por fin sobre sus pechos desnudos, sin interrupciones ni terceras personas. No, desde luego no volvería a hacer algo así, no lo compartiría con nadie.
Mientras sentía las manos de Darren pelear con sus pantalones, ella hizo lo propio con la camiseta de él, incorporándose un poco. Quería volver a ver los cambios que había apreciado antes, en como había cambiado su cuerpo y descubrir hasta que punto podía disfrutarlo. Frunció el ceño porque desde aquella posición no podía alcanzar bien a hacer nada, y hubiera protestado de no ser porque de pronto notó su respiración terriblemente cerca de su entrepierna, y sólo por eso se dejó caer hacía atrás en la cama, dispuesta a sólo disfrutar de eso por un momento, y ya luego se preocuparía de como podía ponerle las manos encima.
- No hay nada que discutir sobre el alcohol. – dijo entrecortadamente, pues justo en ese instante, con toda la mala intención del mundo, notó su lengua recorriendo su zona más sensible. Y por los dioses, ya ni siquiera recordaba ninguno de los argumentos por los que debía esconderle todo el alcohol. – Ah Darren… Por los dioses…
No consiguió articular nada más, simplemente se dejó llevar por el acumulo de sensaciones, por la humedad creciente en su sexo y en el placer que experimentaba. Y era difícil decir cuando tiempo pasó hasta que la alcanzó el orgasmo, pero casi podría jurar que era la vez que se había corrido más rápido.
Cuando se hubo recuperado se incorporó una vez más, estirándolo para que subiera a la cama con ella hasta quedar tumbado en el colchón. Le quitó los pantalones sin perder demasiado tiempo y se sentó a horcajadas encima de él. Empezó el camino de besos por su cuello, justo debajo del lóbulo de su oreja y fue bajando por su torso, deteniéndose un poco en delinear sus músculos, como si fuera su nueva obsesión.
- Nunca me lo habías hecho de este modo… ¿Has aprendido más cosas? Porque quiero que me las enseñes todas. – y mientras hablaba y seguía resiguiéndole los contornos de su abdomen con los labios, coló una mano hasta el interior de sus calzoncillos, para rodearle el miembro con toda su mano, sonriendo ante la erección que se encontró. No podía esperar a sentirlo dentro.
Apenas y fue consciente que subían la escalera. Ella seguía a merced de sus brazos, y él la llevaba como si pesara menos que nada hacía arriba. De hecho no le importó nada más que no fuera él hasta que se descubrió tumbada en su propia cama, mientras Darren la miraba fijamente desde arriba. Le sonrió antes de alzar una mano para aferrarse a su camiseta y estirarlo hacía ella.
Jadeó con fuerza al notar sus labios por fin sobre sus pechos desnudos, sin interrupciones ni terceras personas. No, desde luego no volvería a hacer algo así, no lo compartiría con nadie.
Mientras sentía las manos de Darren pelear con sus pantalones, ella hizo lo propio con la camiseta de él, incorporándose un poco. Quería volver a ver los cambios que había apreciado antes, en como había cambiado su cuerpo y descubrir hasta que punto podía disfrutarlo. Frunció el ceño porque desde aquella posición no podía alcanzar bien a hacer nada, y hubiera protestado de no ser porque de pronto notó su respiración terriblemente cerca de su entrepierna, y sólo por eso se dejó caer hacía atrás en la cama, dispuesta a sólo disfrutar de eso por un momento, y ya luego se preocuparía de como podía ponerle las manos encima.
- No hay nada que discutir sobre el alcohol. – dijo entrecortadamente, pues justo en ese instante, con toda la mala intención del mundo, notó su lengua recorriendo su zona más sensible. Y por los dioses, ya ni siquiera recordaba ninguno de los argumentos por los que debía esconderle todo el alcohol. – Ah Darren… Por los dioses…
No consiguió articular nada más, simplemente se dejó llevar por el acumulo de sensaciones, por la humedad creciente en su sexo y en el placer que experimentaba. Y era difícil decir cuando tiempo pasó hasta que la alcanzó el orgasmo, pero casi podría jurar que era la vez que se había corrido más rápido.
Cuando se hubo recuperado se incorporó una vez más, estirándolo para que subiera a la cama con ella hasta quedar tumbado en el colchón. Le quitó los pantalones sin perder demasiado tiempo y se sentó a horcajadas encima de él. Empezó el camino de besos por su cuello, justo debajo del lóbulo de su oreja y fue bajando por su torso, deteniéndose un poco en delinear sus músculos, como si fuera su nueva obsesión.
- Nunca me lo habías hecho de este modo… ¿Has aprendido más cosas? Porque quiero que me las enseñes todas. – y mientras hablaba y seguía resiguiéndole los contornos de su abdomen con los labios, coló una mano hasta el interior de sus calzoncillos, para rodearle el miembro con toda su mano, sonriendo ante la erección que se encontró. No podía esperar a sentirlo dentro.
Amy Jackson- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Situación delicada
La saboreó con lentitud y destreza, recorriendo cada rincón de su intimidad hasta que se corrió inevitablemente ante la sonrisa de Brackminster por un trabajo bien hecho. Terminó lamiendo la cara interna de sus muslos, dejó un beso y acabó de quitarle las bragas a Jackson porque llegados a esos niveles, no las necesitaba para nada. Sintió el tirón sobre su brazo y se dejó caer en la cama, cediéndole las riendas de la situación porque Darren quería ver hasta donde la chica inocente que conoció antaño había cambiado. En cuanto la notó encima suyo, llevó ambas manos a la redondez de su trasero y la acarició mientras sonreía por los besos bajo su oreja y es que Jackson aún recordaba que aquel era uno de sus puntos débiles, tan era así que si ya llevaba una considerable erección al sentir los labios sobre aquella parte delicada fue suficiente para ponerse duro como la santísima piedra.
Hundió las manos en su trasero con esa mano traicionera agarrandose a su miembro y gruñendo de placer la apretó hacia él para sentir su miembro contra su humedad. No contestó inmediatamente a la pregunta porque encontró mucho más interesante sonreír de lado, cogerla de la cintura con un brazo para levantarla y sin previo aviso, la penetró de golpe hasta el fondo ansioso por sentirla de una maldita vez húmeda y cálida contra su miembro - Joder - gruñó al sentirla para incorporarse de torso hasta sentarse en la cama con ella encima y ascender la mano que había usado para levantarla para enredarla entre la maraña de pelos que tenía, empujando su cabeza contra la suya y besándola con aquella necesidad salvaje de haber estado deseándola por demasiados años - Pues si necesitas que te las enseñe todas… - gruñó contra sus labios mientras con la mano que seguía en su trasero la movía de delante hacía atrás con fuerza - …vamos a necesitar mucho tiempo.
Mordió su labio y bajó a mordiscos hasta su cuello. Entretenido en aquella zona, cogió otra vez a Amy por la cintura y cambió las posiciones hasta dejarla de espaldas a la cama con él encima. Propinó un mordisco a su cuello y descendió con la lengua hasta su pecho derecho, el cual envolvió con sus labios para saborearlo con todas las de la ley, dedicándole tanto lamidas como mordiscos mientras seguía con las embestidas, duras y continuas, hundiéndose contra ella con todo el afán de sentirla contra él gimiendo por sus atenciones. Pero por si acaso no fuera suficiente, delineó con su mano todo el contorno de sus curvas hasta colar la mano por entre ambos cuerpos y llevar la mano hasta la zona alta de su entrepierna, estimulando el punto sensible de las mujeres con el pulgar hasta que se le escapó un pellizco, nada del otro mundo más bien de esos provocadores y estimulantes nada dañino. Sucedió justo cuando estaba mordiendo el pezón entre sus dientes y sin contenerse jadeó contra él. No sabía que tenía aquella maldita mujer pero era peor que el ron, estaba totalmente entregado a sus formas.
Hundió las manos en su trasero con esa mano traicionera agarrandose a su miembro y gruñendo de placer la apretó hacia él para sentir su miembro contra su humedad. No contestó inmediatamente a la pregunta porque encontró mucho más interesante sonreír de lado, cogerla de la cintura con un brazo para levantarla y sin previo aviso, la penetró de golpe hasta el fondo ansioso por sentirla de una maldita vez húmeda y cálida contra su miembro - Joder - gruñó al sentirla para incorporarse de torso hasta sentarse en la cama con ella encima y ascender la mano que había usado para levantarla para enredarla entre la maraña de pelos que tenía, empujando su cabeza contra la suya y besándola con aquella necesidad salvaje de haber estado deseándola por demasiados años - Pues si necesitas que te las enseñe todas… - gruñó contra sus labios mientras con la mano que seguía en su trasero la movía de delante hacía atrás con fuerza - …vamos a necesitar mucho tiempo.
Mordió su labio y bajó a mordiscos hasta su cuello. Entretenido en aquella zona, cogió otra vez a Amy por la cintura y cambió las posiciones hasta dejarla de espaldas a la cama con él encima. Propinó un mordisco a su cuello y descendió con la lengua hasta su pecho derecho, el cual envolvió con sus labios para saborearlo con todas las de la ley, dedicándole tanto lamidas como mordiscos mientras seguía con las embestidas, duras y continuas, hundiéndose contra ella con todo el afán de sentirla contra él gimiendo por sus atenciones. Pero por si acaso no fuera suficiente, delineó con su mano todo el contorno de sus curvas hasta colar la mano por entre ambos cuerpos y llevar la mano hasta la zona alta de su entrepierna, estimulando el punto sensible de las mujeres con el pulgar hasta que se le escapó un pellizco, nada del otro mundo más bien de esos provocadores y estimulantes nada dañino. Sucedió justo cuando estaba mordiendo el pezón entre sus dientes y sin contenerse jadeó contra él. No sabía que tenía aquella maldita mujer pero era peor que el ron, estaba totalmente entregado a sus formas.
Darren Brackminster- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 29/11/2014
Re: Situación delicada
Estaba a nada de ser ella misma la que le pidiera a Darren que se metiera de una vez en su interior y se dejara de torturas, así que cuando lo hizo sin que tuviera que pedírselo soltó un gemido de pura satisfacción. Inició un movimiento circular de caderas mientras dejaba que Darren, con las manos en su trasero, la ayudara para subir y bajar sobre su miembro.
- Ni creo que hayas aprendido tantos trucos nuevos… No seas presumido. – dijo entre jadeos, sin querer reconocer que ya fuera las ganas acumuladas a lo largo de los años o que en realidad si había aprendido trucos provechosos, pero esta vez estaba disfrutando como nunca en la cama con Darren.
Se sintió completamente a su merced (y aquello la excitaba hasta niveles insospechados) cuando él la tumbó en la cama, agarrándola de la cintura y aparentemente sin el menor esfuerzo. Quizás fuera una tontería pero esos alardes de fuerza la estimulaban hasta el infinito.
Abrió las piernas todo lo que pudo, en un intento para sentirlo más profundo, mientras se conformaba con reseguir los contornos de los músculos de su espalda con los dedos mientras sus labios estaba del todo ocupados en corresponderle a sus besos, y cuando los de él se desviaban hasta sus pechos ella aprovechaba para gemir con toda libertad. Estaban solos en casa, así que no temía que nadie pudiera oírlos y los vecinos la traían completamente sin cuidado.
Fue entonces, cuando la mano de Darren se coló con toda la poca vergüenza del mundo justo ahí donde estaban unidos y tocó ese punto. Por un momento creyó que iba a correrse de nuevo, y hundió las uñas con fuerza en la espalda de él, dejándose llevar completamente por el momento.
- No te detengas nunca. – fue todo lo que dijo, mientras ella misma incrementaba los movimientos de su propia cadera. Quería sentirlo más, si es que aquello era posible, porque estaban tan pegados que apenas había espacio entre sus cuerpos. Tampoco le importó que pronto volvería a correrse, y que probablemente el orgasmo barrería su cuerpo dejándolo exhausto. A fin de cuentas ella no era una deportista. No tenía resistencia eterna por mucho que pidiera sexo ininterrumpido por lo que quedaba de noche.
- Ni creo que hayas aprendido tantos trucos nuevos… No seas presumido. – dijo entre jadeos, sin querer reconocer que ya fuera las ganas acumuladas a lo largo de los años o que en realidad si había aprendido trucos provechosos, pero esta vez estaba disfrutando como nunca en la cama con Darren.
Se sintió completamente a su merced (y aquello la excitaba hasta niveles insospechados) cuando él la tumbó en la cama, agarrándola de la cintura y aparentemente sin el menor esfuerzo. Quizás fuera una tontería pero esos alardes de fuerza la estimulaban hasta el infinito.
Abrió las piernas todo lo que pudo, en un intento para sentirlo más profundo, mientras se conformaba con reseguir los contornos de los músculos de su espalda con los dedos mientras sus labios estaba del todo ocupados en corresponderle a sus besos, y cuando los de él se desviaban hasta sus pechos ella aprovechaba para gemir con toda libertad. Estaban solos en casa, así que no temía que nadie pudiera oírlos y los vecinos la traían completamente sin cuidado.
Fue entonces, cuando la mano de Darren se coló con toda la poca vergüenza del mundo justo ahí donde estaban unidos y tocó ese punto. Por un momento creyó que iba a correrse de nuevo, y hundió las uñas con fuerza en la espalda de él, dejándose llevar completamente por el momento.
- No te detengas nunca. – fue todo lo que dijo, mientras ella misma incrementaba los movimientos de su propia cadera. Quería sentirlo más, si es que aquello era posible, porque estaban tan pegados que apenas había espacio entre sus cuerpos. Tampoco le importó que pronto volvería a correrse, y que probablemente el orgasmo barrería su cuerpo dejándolo exhausto. A fin de cuentas ella no era una deportista. No tenía resistencia eterna por mucho que pidiera sexo ininterrumpido por lo que quedaba de noche.
Amy Jackson- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Situación delicada
Su cuerpo tibio y tembloroso estaba lleno de placer y Darren se excitaba a cada lamida que daba sobre aquello firmes pezones. Continuaba firme contra su cuerpo, embistiendo cada vez más raudo y empujado por el beneplacito de la chica y los gemidos que evocaba por sus labios entreabiertos que lo excitaban cada vez más. Llevaba la mirada encendida y sus manos reseguían cada tramo de piel, memorizando cada curva en su cabeza con ansias palpables a través de aquellas manos que se aferraban sobre sus muslos con fuerza y presionaba hasta dejar huellas rojizas sobre su blanca tez.
Llevó la mano libre que no estimulaba el punto en cuestión hacía el trasero y alzó su cadera para poder clavarse mejor en su interior. Propinó un último pellizco sobre la parte más alta de su sensible entrepierna y alzó el brazo para clavarlo junto a Amy, sobre el colchón y buscar con su mano la nuca de la chica para atraerla hacia él, fundiéndose con sus labios mientras seguía cada vez el momento frenético de caderas, buscando aquel punto de no retorno en el intenso placer. Sucedió minutos después cuando su respiración ya estaba del todo acelerada y los gruñidos se sucedían desde la base de su garganta, fue entonces cuando se dejó llevar por el placer incapaz de contenerse con el previo que había durado incluso antes que aquella casa con la orgía fiestero en su palacete imperial.
Terminó corriéndose en su interior y gruñó a su oído aunque como un caballero, continuó para ella hasta que la notó contraerse sobre su miembro. Totalmente satisfecho por la faena, se apoyó sobre sus codos en la cama y la miró de cerca sonriendo de lado - Vaya… - se acalló para recuperar la respiración que aún andaba pasada de revoluciones - Cabe decir que deberíamos pasar más tiempo sin tocarnos así cogemos el joder con más ganas - y besó sus labios sin salir de ella, aprovechando que estaban unidos aún para acariciar con las manos una vez más todo su terso cuerpo - vas a ser más adictiva que el ron y eso me va a implicar un problema - la mordió en el cuello y esta vez sí, tras darle una última embestida con toda la malicia del mundo, salió de ella para dejarse caer de espaldas en la cama y estiró un brazo por si quería apoyarse sobre él - A todo esto… ¿tus padres no están, no? - porque si estaban los iría a saludar de buena manera. “Hola suegros mirad sí, esa que gemía era vuestra hija. ¿Orgullosos del yerno?”.
Llevó la mano libre que no estimulaba el punto en cuestión hacía el trasero y alzó su cadera para poder clavarse mejor en su interior. Propinó un último pellizco sobre la parte más alta de su sensible entrepierna y alzó el brazo para clavarlo junto a Amy, sobre el colchón y buscar con su mano la nuca de la chica para atraerla hacia él, fundiéndose con sus labios mientras seguía cada vez el momento frenético de caderas, buscando aquel punto de no retorno en el intenso placer. Sucedió minutos después cuando su respiración ya estaba del todo acelerada y los gruñidos se sucedían desde la base de su garganta, fue entonces cuando se dejó llevar por el placer incapaz de contenerse con el previo que había durado incluso antes que aquella casa con la orgía fiestero en su palacete imperial.
Terminó corriéndose en su interior y gruñó a su oído aunque como un caballero, continuó para ella hasta que la notó contraerse sobre su miembro. Totalmente satisfecho por la faena, se apoyó sobre sus codos en la cama y la miró de cerca sonriendo de lado - Vaya… - se acalló para recuperar la respiración que aún andaba pasada de revoluciones - Cabe decir que deberíamos pasar más tiempo sin tocarnos así cogemos el joder con más ganas - y besó sus labios sin salir de ella, aprovechando que estaban unidos aún para acariciar con las manos una vez más todo su terso cuerpo - vas a ser más adictiva que el ron y eso me va a implicar un problema - la mordió en el cuello y esta vez sí, tras darle una última embestida con toda la malicia del mundo, salió de ella para dejarse caer de espaldas en la cama y estiró un brazo por si quería apoyarse sobre él - A todo esto… ¿tus padres no están, no? - porque si estaban los iría a saludar de buena manera. “Hola suegros mirad sí, esa que gemía era vuestra hija. ¿Orgullosos del yerno?”.
Darren Brackminster- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 29/11/2014
Re: Situación delicada
Estaba tan perdida en el momento que ni siquiera estuvo segura del tiempo que había pasado hasta que notó que Darren se corría en su interior. No era motivo para escandalizarse, porque llevaba ya un par de años tomando pastillas anticonceptivas, y por un instante pensó que ella se quedaría sin su segundo orgasmo que estaba a las puertas, pues ya sentía las primeras contracciones de las paredes de su sexo. Pero él, que parecía ser más considerado de lo que recordaba, empujó algunas veces más, que bastaron para que ella pudiera alcanzar su orgasmo.
Se quedó tumbada en la cama, sin poder hacer mucho más que intentar calmar el ritmo de sus respiraciones, consciente de que se había portado como una egoísta, ahí estirada sin hacer nada más que disfrutar. Se aseguraría que la siguiente vez fuera justo al revés, y ese pensamiento, el que pudiera hablar con certeza de una siguiente vez fue suficiente para hacerla sonreír, todavía sintiendo que aquello era demasiado reciente para parecerle normal.
- Pues sin problema. Volvemos a pasar cinco años fingiendo que no nos atraemos para volver a tener un buen polvo. – dijo al tiempo que se acurrucaba contra él, sonriendo cuando él decía que iba a ser más adictiva que el ron – Bueno, pues yo te resultaré una adicción más sana que el ron. Todos saldremos ganando, sobretodo tu hígado, así que problema ninguno.
Estaba cansadísima, y ahí apoyada sobre el pecho de Darren, escuchando el rumor de su corazón, supo que no tardaría en quedarse dormida. Había sido una noche demasiado intensa, primero en el Batcave, después la casi-orgía en el piso de Darren y ahora ahí… Definitivamente necesitaba descansar, pero haría un esfuerzo para mantener los ojos abiertos un rato más.
- Mis padres están en París, celebrando que hace veinticinco años que se casaron. Nunca sabran que has mancillado a su hija. – le respondió entre risas, porque a buenas horas recordaba preocuparse por si los Jackson estaban en casa o no. Se acurrucó un poco más contra él, porque a pesar de que todavía quedaban muchas cosas de las que hablar, ahora ya no estaba para nada – Te quedarás, ¿verdad? Mañana puedo hacerte el desayuno… – murmuró medio adormilada, ya casi incapaz de mantener los ojos abiertos. Pronto ya no sabría ni de qué estaban hablando.
Se quedó tumbada en la cama, sin poder hacer mucho más que intentar calmar el ritmo de sus respiraciones, consciente de que se había portado como una egoísta, ahí estirada sin hacer nada más que disfrutar. Se aseguraría que la siguiente vez fuera justo al revés, y ese pensamiento, el que pudiera hablar con certeza de una siguiente vez fue suficiente para hacerla sonreír, todavía sintiendo que aquello era demasiado reciente para parecerle normal.
- Pues sin problema. Volvemos a pasar cinco años fingiendo que no nos atraemos para volver a tener un buen polvo. – dijo al tiempo que se acurrucaba contra él, sonriendo cuando él decía que iba a ser más adictiva que el ron – Bueno, pues yo te resultaré una adicción más sana que el ron. Todos saldremos ganando, sobretodo tu hígado, así que problema ninguno.
Estaba cansadísima, y ahí apoyada sobre el pecho de Darren, escuchando el rumor de su corazón, supo que no tardaría en quedarse dormida. Había sido una noche demasiado intensa, primero en el Batcave, después la casi-orgía en el piso de Darren y ahora ahí… Definitivamente necesitaba descansar, pero haría un esfuerzo para mantener los ojos abiertos un rato más.
- Mis padres están en París, celebrando que hace veinticinco años que se casaron. Nunca sabran que has mancillado a su hija. – le respondió entre risas, porque a buenas horas recordaba preocuparse por si los Jackson estaban en casa o no. Se acurrucó un poco más contra él, porque a pesar de que todavía quedaban muchas cosas de las que hablar, ahora ya no estaba para nada – Te quedarás, ¿verdad? Mañana puedo hacerte el desayuno… – murmuró medio adormilada, ya casi incapaz de mantener los ojos abiertos. Pronto ya no sabría ni de qué estaban hablando.
Amy Jackson- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Situación delicada
Rodó los ojos ante la mención de sus problemas con el alcohol porque parecía que Amy no cesaba. Cabía decir que sí, los tenía y prueba de ello era su espectáculo en el baño cuando estaba besándose con Barunka. La cosa había cambiado con la ducha fría y el espectáculo cachondo en su casa. Besó su frente y colocó la mano en su espalda para acariciar con la punta de los dedos su espalada de arriba abajo mientras miraba el techo imaginando la reacción de los señores Jackson que podía ser algo escandaloso si los hubieran descubierto a mitad de follada. Rió con ella y giró la cabeza para hundir sus labios en su pelo, asintiendo sin separarlos como respuesta a su pregunta. No iba a irse a ningún lado hasta que lo echara así que la atrajó con fuerza y besó su pelo para que se quedará durmiendo, sin temer que desapareciera en la noche. Lentamente notó como la respiración de Jackson iba tornándose más lenta hasta que quedó completamente dormida entre sus brazos.
No tardó en seguir la estela de la rubia y caer rendido en brazos de Morfeo. El moreno no despertó hasta que los rayos de sol se filtraron entre las cortinas de la habitación, bañando sus cuerpos desnudos y fue entonces cuando abrió los ojos con aquel punzante dolor de cabeza. Maldito alcohol siempre salía de la misma manera el muy hijo puta. Palpó las curvas de Jackson para cerciorarse que no había soñado lo de la anterio noche y cuando giró la cabeza, la encontró sumida aún en un profundo sueño. Sonrío porque estaba satisfecho de haber logrado al fin arreglar las cosas entre ellos tras demasiados años separados por su estupidez y tras besar con suavidad sus labios para no despertarla, movió a la morena hasta dejarla tumbada en la cama. Incluso la tapó antes de levantarse para ir a vestirse tan solo los boxers y los pantalones tejanos.
No era la primera vez que estaba en aquella casa, su amistad con Amy había hecho que se tomara la residencia Jackson como un apeadero en verano. Por eso bajó mientas pasaba una mano por su cara hacía la cocina con el firme propósito de preparar algo comestible que llevar a Amy a la cama. Quería demostrarle que iban a empezar con buen pie sin resacas olvidadizas que tomaran como lapso el instante donde había prometido todas aquellas cosas que hizo la noche anterior. Terminó abriendo un par de armarios hasta hallar un par de tazones y los llenó con cereal antes de verter la leche. Había prometido un desayuno no la calidad del desayuno y siendo sinceros era a cuanto podía aspirar sin incendiar la casa de sus suegros. Sujetando su cuchara con la boca, cogió ambos boles y subió de nuevo a la habitación, dejando los tazones en la mesa de noche y besó el cuello de Jackson para despertarla esta vez sí - ¿Tus padres tienen ron? - no no iba a beber pero sabía que esa pregunta sería suficiente para despertarla de golpe. Eso era amor.
No tardó en seguir la estela de la rubia y caer rendido en brazos de Morfeo. El moreno no despertó hasta que los rayos de sol se filtraron entre las cortinas de la habitación, bañando sus cuerpos desnudos y fue entonces cuando abrió los ojos con aquel punzante dolor de cabeza. Maldito alcohol siempre salía de la misma manera el muy hijo puta. Palpó las curvas de Jackson para cerciorarse que no había soñado lo de la anterio noche y cuando giró la cabeza, la encontró sumida aún en un profundo sueño. Sonrío porque estaba satisfecho de haber logrado al fin arreglar las cosas entre ellos tras demasiados años separados por su estupidez y tras besar con suavidad sus labios para no despertarla, movió a la morena hasta dejarla tumbada en la cama. Incluso la tapó antes de levantarse para ir a vestirse tan solo los boxers y los pantalones tejanos.
No era la primera vez que estaba en aquella casa, su amistad con Amy había hecho que se tomara la residencia Jackson como un apeadero en verano. Por eso bajó mientas pasaba una mano por su cara hacía la cocina con el firme propósito de preparar algo comestible que llevar a Amy a la cama. Quería demostrarle que iban a empezar con buen pie sin resacas olvidadizas que tomaran como lapso el instante donde había prometido todas aquellas cosas que hizo la noche anterior. Terminó abriendo un par de armarios hasta hallar un par de tazones y los llenó con cereal antes de verter la leche. Había prometido un desayuno no la calidad del desayuno y siendo sinceros era a cuanto podía aspirar sin incendiar la casa de sus suegros. Sujetando su cuchara con la boca, cogió ambos boles y subió de nuevo a la habitación, dejando los tazones en la mesa de noche y besó el cuello de Jackson para despertarla esta vez sí - ¿Tus padres tienen ron? - no no iba a beber pero sabía que esa pregunta sería suficiente para despertarla de golpe. Eso era amor.
Darren Brackminster- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 29/11/2014
Re: Situación delicada
Tuvo un sueño apacible y agradable. De hecho ni siquiera notó que Darren se iba de la cama para ir a hacer su intento de preparar el desayuno, y quizás fuera una suerte que no se despertara durante ese lapso de tiempo en que él no estaba o seguro habría histerizado pensando que la había dejado, y que las palabras de la noche anterior sólo habían servido para llevársela a la cama, porque a pesar de todo todavía estaba muy insegura con respecto a lo suyo.
Pero no fue el caso, y su beso en el cuello fue lo que la devolvió a la realidad, haciendo que dibujara una sonrisa perezosa mientras estiraba lentamente los músculos volviendo a la realidad. Pero antes de que tuviera tiempo a decir nada, él preguntó si sus padres tenían ron, y eso bastó para que se despertara de golpe y se incorporara con tanta prisa para protestar que su cabeza golpeó contra la de Darren, que todavía estaba inclinado sobre ella.
- ¿Y un buenos días no te habría funcionado igual? – comentó con acritud mientras con su mano se frotaba la frente en donde se había golpeado, porqué no había más que ver la expresión que llevaba en la cara para saber que no había sido una pregunta en serio – Que cabeza tan dura tienes.
Aún así, no podía estar cabreada con él por mucho rato, no después de lo que se habían dicho la noche anterior y muchísimo menos después de ver aquellos dos tazones con cereales en la mesilla de noche. La sonrisa volvió en apenas unos segundos y se inclinó para besarlo, porque le apetecía, porque acababa de traerle el desayuno a la cama y porque en realidad no necesitaba excusas para hacerlo.
- ¿Desayuno en la cama? ¿Eso quiere decir que en verdad quieres intentar esto en serio? – quizás llegados a este punto debería decirle que no sería fácil, que ella tenía un carácter complicado y que no iba a dejar el tema de la bebida en paz, por mucho que él pudiera hacerle enfadar ese asunto. Pero era Darren, y si había una persona en el mundo que la conocía a la perfección era él. Si quería intentarlo seguro estaba consciente de que ella era como era, del mismo modo que ella también sabía como era él, y como lo asustaba todo lo que oliera a relación formal. Y precisamente por eso arrugó un poco la nariz, consciente de que también debía mencionar ese tema – Oye… Si en algún momento notas que te estoy ahogando mucho con todo, o que necesitas un poco de espacio… Dímelo, ¿vale? Bajaré un poco el ritmo. Pero no te alejes… – terminó casi con un susurro avergonzado, porque a pesar de todo, suplicarle que hablara con ella antes de alejarse sin más, en busca de consuelo en alguna semiveela, no era exactamente su estilo.
Pero no fue el caso, y su beso en el cuello fue lo que la devolvió a la realidad, haciendo que dibujara una sonrisa perezosa mientras estiraba lentamente los músculos volviendo a la realidad. Pero antes de que tuviera tiempo a decir nada, él preguntó si sus padres tenían ron, y eso bastó para que se despertara de golpe y se incorporara con tanta prisa para protestar que su cabeza golpeó contra la de Darren, que todavía estaba inclinado sobre ella.
- ¿Y un buenos días no te habría funcionado igual? – comentó con acritud mientras con su mano se frotaba la frente en donde se había golpeado, porqué no había más que ver la expresión que llevaba en la cara para saber que no había sido una pregunta en serio – Que cabeza tan dura tienes.
Aún así, no podía estar cabreada con él por mucho rato, no después de lo que se habían dicho la noche anterior y muchísimo menos después de ver aquellos dos tazones con cereales en la mesilla de noche. La sonrisa volvió en apenas unos segundos y se inclinó para besarlo, porque le apetecía, porque acababa de traerle el desayuno a la cama y porque en realidad no necesitaba excusas para hacerlo.
- ¿Desayuno en la cama? ¿Eso quiere decir que en verdad quieres intentar esto en serio? – quizás llegados a este punto debería decirle que no sería fácil, que ella tenía un carácter complicado y que no iba a dejar el tema de la bebida en paz, por mucho que él pudiera hacerle enfadar ese asunto. Pero era Darren, y si había una persona en el mundo que la conocía a la perfección era él. Si quería intentarlo seguro estaba consciente de que ella era como era, del mismo modo que ella también sabía como era él, y como lo asustaba todo lo que oliera a relación formal. Y precisamente por eso arrugó un poco la nariz, consciente de que también debía mencionar ese tema – Oye… Si en algún momento notas que te estoy ahogando mucho con todo, o que necesitas un poco de espacio… Dímelo, ¿vale? Bajaré un poco el ritmo. Pero no te alejes… – terminó casi con un susurro avergonzado, porque a pesar de todo, suplicarle que hablara con ella antes de alejarse sin más, en busca de consuelo en alguna semiveela, no era exactamente su estilo.
Amy Jackson- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Situación delicada
Ya decía él que era cabezona pero no atisbó el grado de su terquez hasta que chocaron en aquel fortuito pero mal atinado golpe de cabezas. Sí, la culpa era suya por darle tan buenos días pero quería hacerlo de una forma única y especial. Tras soltar un suspiro, pasó la mano por la frente para terminar rascándose el golpe y sonreír de lado - Igual sí pero entonces perdía mi encanto. Por cierto, fue a decir la de la cabeza dura - Correspondió sin dudar ni un segundo al beso porque no iba a ser él quien se quejara cuando algo así ocurriera y tras dejar la mano en su cuello, la acercó un poco más para estar más juntos mientras con la otra buscaba su trasero y la levantaba para colocarla sobre sus piernas así de perfecta como iba, desnuda y con los efectos de la anterior noche. Hundió su rostro en su cuello y rascó su nariz contra su piel antes de empezar a darle mordiscos suaves pero continuos mientras ella hablaba - ¿Si quiero intentarlo de verdad? - puso el mentón sobre su hombro y mordió su oreja - Sí. Quiero salir contigo. De verdad. Sin más gilipolleces que suficiente nos hemos hecho derogar durante los últimos años.
Y aunque hablaba en serio, no podía evitar perder sus manos por su perfecto cuerpo así que la diestra fue a la aventura de sus curvas mientas seguía besando el cuello de la morena y dejaba que continuara hablando. Claro que su despertar cachondo hizo un descanso cuando ella tocó temas que a pese a disgustar a Brackminster, era necesario tratar. La miró fijamente y asintió por hacerlo porque en verdad no tenía intención de salir huyendo. Tampoco es que Jackson fuera la culpable de su opresión, había sido la novia perfecta pero Darren no estaba preparado para llevar una relación seria. Incluso ahora no estaba convencido que fuera el momento idóneo pero no quería dejarla escapar así y ahora si que no estaba preparado para verla con otro hombre así que iba a esforzarse por dejar de lado sus fobias de mierda y hacer frente al día a día junto a ella como un hombre de verdad - ¿Dónde me voy a ir? - la acalló con un beso y la sujetó de los muslos para tumbarla de nuevo sobre la cama, colocándose entre sus piernas - No me pienso ir a ningún lugar. Te he dicho que voy a ser mejor hombre y eso implica todo. Menos dejar el alcohol, eso no.
Empezó a descender por su torso y de su torso a sus piernas para dedicarle besos a cada tramo de su piel. Saboreándola con más tranquilidad que la noche anterior cuando todo era frenético y desesperado. Propinó un mordisco en la cara interna de sus muslos y luego ascendió hacia arriba no sin dejarle un lametón de recuerdo en su entrepierna. Besó sus pechos uno cada uno y luego volvió a mirarla a los ojos - Quiero que me cuentes que cojones te pasó con el islandés. No soy tonto Jackson y se más de ti de lo que tu te crees y aunque te creas que ayer iba borracho, no iba tan borracho como para no ver que te retuvo antes de irnos.
Y aunque hablaba en serio, no podía evitar perder sus manos por su perfecto cuerpo así que la diestra fue a la aventura de sus curvas mientas seguía besando el cuello de la morena y dejaba que continuara hablando. Claro que su despertar cachondo hizo un descanso cuando ella tocó temas que a pese a disgustar a Brackminster, era necesario tratar. La miró fijamente y asintió por hacerlo porque en verdad no tenía intención de salir huyendo. Tampoco es que Jackson fuera la culpable de su opresión, había sido la novia perfecta pero Darren no estaba preparado para llevar una relación seria. Incluso ahora no estaba convencido que fuera el momento idóneo pero no quería dejarla escapar así y ahora si que no estaba preparado para verla con otro hombre así que iba a esforzarse por dejar de lado sus fobias de mierda y hacer frente al día a día junto a ella como un hombre de verdad - ¿Dónde me voy a ir? - la acalló con un beso y la sujetó de los muslos para tumbarla de nuevo sobre la cama, colocándose entre sus piernas - No me pienso ir a ningún lugar. Te he dicho que voy a ser mejor hombre y eso implica todo. Menos dejar el alcohol, eso no.
Empezó a descender por su torso y de su torso a sus piernas para dedicarle besos a cada tramo de su piel. Saboreándola con más tranquilidad que la noche anterior cuando todo era frenético y desesperado. Propinó un mordisco en la cara interna de sus muslos y luego ascendió hacia arriba no sin dejarle un lametón de recuerdo en su entrepierna. Besó sus pechos uno cada uno y luego volvió a mirarla a los ojos - Quiero que me cuentes que cojones te pasó con el islandés. No soy tonto Jackson y se más de ti de lo que tu te crees y aunque te creas que ayer iba borracho, no iba tan borracho como para no ver que te retuvo antes de irnos.
Darren Brackminster- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 29/11/2014
Re: Situación delicada
Iban a salir juntos. De forma oficial. Podía empezar a referirse a él como a su novio y no iba a salir huyendo. Aquello era, por el momento, todo lo que le importaba. Ya tendrían tiempo luego para preocuparse por los detalles y los problemillas que irían surgiendo a lo largo del camino. Pero eran más maduros y podrían hacer frente a todo… ¿verdad?
Se dejó tumbar en la cama mientras soltaba una carcajada. El sexo matinal era definitivamente una de las cosas que no solía tener tan a menudo. Era algo que sólo te permitías con las personas con las que te habías acostado la noche anterior y te gustaban lo suficiente para no haber salido huyendo y pensar un poco en el futuro. ¿Esa mañana? Estaba completamente justificado.
- Creí que íbamos a desayunar… – dijo, sintiendo que la respiración se le aceleraba un poco. Y por un alocado instante pensó si sería así siempre, si no podrían sacarse las manos de encima y buscando cualquier excusa para arrancarse la ropa y meterse a cualquier lugar oscuro. De momento se sentía de ese modo, sin dudas – Y lo del alcohol no es negociable. Es mi misión en esta relación, rehabilitarte y que seas un jugador de quidditch sano. Y ya sabes que cuando me propongo algo... - dejó la frase a medias porque realmente no tenía que decírselo. Darren sabía de sobras como era.
Y de pronto se acordó de su propósito de la noche anterior, el de no estar tirada encima de la cama como una egoísta, dejando que él hiciera todo el trabajo, así que se incorporó empujándolo a un lado, para ser ella quién se colocara encima, inclinándose para besarlo, y habría empezado a trazar un camino de descenso de no ser porqué de improvisto él sacó el tema del islandés.
Levantó la cabeza para mirarle con ambas cejas alzadas, sin dar crédito a lo que oía. ¿Ahora iba a preguntarle acerca de lo que había sucedido? Se lo iba a contar eventualmente, pero sentía que lo suyo era algo demasiado reciente para estropearlo con sus historias de relaciones fallidas con el islandés, con el que además compartía vestuario cada día y con el que no quería que tuviera problemas.
- ¿En serio quieres hablar del islandés ahora? Podríamos hacer cosas mucho más interesantes… – le dio un besito en el cuello y por un momento estuvo tentada a seguir con los besos, consciente de que de ese modo él dejaría pasar el tema. Pero tal vez eso daría la impresión equivocada de que quería evitar el tema porqué tenía cosas que esconder, así que con un suspiro bajó de encima de él y se levantó de la cama, dirigiéndose a su armario y sacando una de sus camisetas extra-grandes. Se la colocó y se tomó su tiempo antes de responder – En realidad no pasó nada. Nos enrrollamos una vez, eso fue todo. Yo creí que me pediría para ir al baile, porque Jessy me insistió mil veces que yo era exactamente su tipo y que iba a hacerlo y no lo hizo, porque prefirió irse con Jessy precisamente. Y lo que viste ayer era él intentando explicarme porqué prefirió a Jessy que a mi, algo que en realidad no quiero oír. Y ya, fin de la historia. Así que ya ves, el secreto es que me gustó durante aproximadamente diez segundos. – sonrió, tomándose su tiempo para ir hasta la mesilla de noche y tomar los dos cuencos con cereales, tendiéndole uno a Darren y volviéndose a sentar bien cerca de él – Nada que pueda compararse con lo que me gustas tu, que me traes leche con cereales a la cama. – le dio un beso juguetón en la punta de la nariz antes de llevarse una cucharada de cereales a la boca. Realmente tenía hambre, porque la noche anterior las pizzas que habían pedido habían quedado olvidadísimas en el suelo y ya ni recordaba la última vez que había comido algo. Ya tendría tiempo luego de recorrer una vez más sus músculos, porque no tenía ningún plan de abandonar esa cama en todo el día. Ni de dejar que él lo hiciera, por supuesto.
Se dejó tumbar en la cama mientras soltaba una carcajada. El sexo matinal era definitivamente una de las cosas que no solía tener tan a menudo. Era algo que sólo te permitías con las personas con las que te habías acostado la noche anterior y te gustaban lo suficiente para no haber salido huyendo y pensar un poco en el futuro. ¿Esa mañana? Estaba completamente justificado.
- Creí que íbamos a desayunar… – dijo, sintiendo que la respiración se le aceleraba un poco. Y por un alocado instante pensó si sería así siempre, si no podrían sacarse las manos de encima y buscando cualquier excusa para arrancarse la ropa y meterse a cualquier lugar oscuro. De momento se sentía de ese modo, sin dudas – Y lo del alcohol no es negociable. Es mi misión en esta relación, rehabilitarte y que seas un jugador de quidditch sano. Y ya sabes que cuando me propongo algo... - dejó la frase a medias porque realmente no tenía que decírselo. Darren sabía de sobras como era.
Y de pronto se acordó de su propósito de la noche anterior, el de no estar tirada encima de la cama como una egoísta, dejando que él hiciera todo el trabajo, así que se incorporó empujándolo a un lado, para ser ella quién se colocara encima, inclinándose para besarlo, y habría empezado a trazar un camino de descenso de no ser porqué de improvisto él sacó el tema del islandés.
Levantó la cabeza para mirarle con ambas cejas alzadas, sin dar crédito a lo que oía. ¿Ahora iba a preguntarle acerca de lo que había sucedido? Se lo iba a contar eventualmente, pero sentía que lo suyo era algo demasiado reciente para estropearlo con sus historias de relaciones fallidas con el islandés, con el que además compartía vestuario cada día y con el que no quería que tuviera problemas.
- ¿En serio quieres hablar del islandés ahora? Podríamos hacer cosas mucho más interesantes… – le dio un besito en el cuello y por un momento estuvo tentada a seguir con los besos, consciente de que de ese modo él dejaría pasar el tema. Pero tal vez eso daría la impresión equivocada de que quería evitar el tema porqué tenía cosas que esconder, así que con un suspiro bajó de encima de él y se levantó de la cama, dirigiéndose a su armario y sacando una de sus camisetas extra-grandes. Se la colocó y se tomó su tiempo antes de responder – En realidad no pasó nada. Nos enrrollamos una vez, eso fue todo. Yo creí que me pediría para ir al baile, porque Jessy me insistió mil veces que yo era exactamente su tipo y que iba a hacerlo y no lo hizo, porque prefirió irse con Jessy precisamente. Y lo que viste ayer era él intentando explicarme porqué prefirió a Jessy que a mi, algo que en realidad no quiero oír. Y ya, fin de la historia. Así que ya ves, el secreto es que me gustó durante aproximadamente diez segundos. – sonrió, tomándose su tiempo para ir hasta la mesilla de noche y tomar los dos cuencos con cereales, tendiéndole uno a Darren y volviéndose a sentar bien cerca de él – Nada que pueda compararse con lo que me gustas tu, que me traes leche con cereales a la cama. – le dio un beso juguetón en la punta de la nariz antes de llevarse una cucharada de cereales a la boca. Realmente tenía hambre, porque la noche anterior las pizzas que habían pedido habían quedado olvidadísimas en el suelo y ya ni recordaba la última vez que había comido algo. Ya tendría tiempo luego de recorrer una vez más sus músculos, porque no tenía ningún plan de abandonar esa cama en todo el día. Ni de dejar que él lo hiciera, por supuesto.
Amy Jackson- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Situación delicada
La idea de Jackson encima de él era demasiado tentadora como para no mirarla con la vista encendida en la creciente calentura pero el asunto era serio. Si iban a empezar con todo aquello, debían hacerlo con buen pie y el acecho del islandés no quedaba tan lejos. No, recordaba como los había mirado desde el taxi mientras Baunka se acomodaba junto a Lynn y esta última intentaba estirar de la camisa de James para calmarlo de su locura con el claxon. Si hubiera estado en mejores condiciones que en las que estaba, probablemente hubiera salido a coger a Jackson del brazo y estirarla hacia el coche sin dejar que Kris se explicara pero no fue el caso. Pero aún así estaba allí con ella encima, después de haber arreglado todo. Cuando bajó de encima suyo para ir a por una camiseta, Darren se incorporó en la cama y pasó una mano por su cara, despejando la resaca.
Clavó sus ojos miel en la morena para escuchar su historia con su compañero de Quidditch. Tomó unos segundos antes de responder pero Darren seguía pendiente de cuanto debía decir en parte porque a pesar alguien totalmente despreocupado, esas cosas lo mosqueaban. Igual que a ella los besos con Barunka le crispaban los nervios, parecía que a fin de cuentas, estaban cortados por el mismo patrón y tal vez esta vez, esa segunda oportunidad, fuera la definitiva. La historia satisfació su curiosidad así que asintió. No iba a inquirir más en el tema porque ya había obtenido cuanto necesitaba saber de su relación así que dejaría pasar el asunto sin más insistencias.
Cogió el tazón tendido y se llevó una primera cucharada enorme a la boca, estaba hambriento. En Darren no era extraño, estaba tan arruinado que un bol de cereales era todo un logro para el moreno casi como si fuera festivo y disfrutara de los mejores manjares. Pero ser un pobre muerto de hambre no importaba a Brackminster, estaba orgulloso de poder valerse sin necesidad de recurrir a sus padres y demostrarles (tozudo como era) que sus ideales no venían infundados por ninguna moda pasajera y nunca iba a cumplirles como ellos deseaban que hiciera. Era heredero de una buena familia purista y en cambio parecía un perro flautas cualquiera pero la segunda actitud casaba más con él y la segunda… la segunda hubiera amargado su existencia y entonces sí, tal vez terminaría siendo purista por aburrimiento.
- Soy el mejor partido, admítelo - se relamió los labios y estiró el cuello para morderle el cuello con fuerza antes de lamérselo como penitencia a sus actos - Mi casa es la má… - reflexionó - Joder, les dejé hacer un trío en mi casa… UN TRIO. Puto James, siempre se lleva la mejor parte de todo - desde su punto de vista era un cabrón demasiado afortunado - Soy yo o… JAJAJAJA TE BESASTE CON ÉL - si la noche anterior no había sido tan gracioso pero ahora pensando en frío y conociendo la relación entre ella y su mejor amigo, estaba convencido que ambos estarían arrepintiéndose de ese momento - Luego te quejas de que me bese con Barunka y tu vas regalando tus labios a todos - por lo menos aquella noche la había visto besarse con cada uno de los cuatro.
Clavó sus ojos miel en la morena para escuchar su historia con su compañero de Quidditch. Tomó unos segundos antes de responder pero Darren seguía pendiente de cuanto debía decir en parte porque a pesar alguien totalmente despreocupado, esas cosas lo mosqueaban. Igual que a ella los besos con Barunka le crispaban los nervios, parecía que a fin de cuentas, estaban cortados por el mismo patrón y tal vez esta vez, esa segunda oportunidad, fuera la definitiva. La historia satisfació su curiosidad así que asintió. No iba a inquirir más en el tema porque ya había obtenido cuanto necesitaba saber de su relación así que dejaría pasar el asunto sin más insistencias.
Cogió el tazón tendido y se llevó una primera cucharada enorme a la boca, estaba hambriento. En Darren no era extraño, estaba tan arruinado que un bol de cereales era todo un logro para el moreno casi como si fuera festivo y disfrutara de los mejores manjares. Pero ser un pobre muerto de hambre no importaba a Brackminster, estaba orgulloso de poder valerse sin necesidad de recurrir a sus padres y demostrarles (tozudo como era) que sus ideales no venían infundados por ninguna moda pasajera y nunca iba a cumplirles como ellos deseaban que hiciera. Era heredero de una buena familia purista y en cambio parecía un perro flautas cualquiera pero la segunda actitud casaba más con él y la segunda… la segunda hubiera amargado su existencia y entonces sí, tal vez terminaría siendo purista por aburrimiento.
- Soy el mejor partido, admítelo - se relamió los labios y estiró el cuello para morderle el cuello con fuerza antes de lamérselo como penitencia a sus actos - Mi casa es la má… - reflexionó - Joder, les dejé hacer un trío en mi casa… UN TRIO. Puto James, siempre se lleva la mejor parte de todo - desde su punto de vista era un cabrón demasiado afortunado - Soy yo o… JAJAJAJA TE BESASTE CON ÉL - si la noche anterior no había sido tan gracioso pero ahora pensando en frío y conociendo la relación entre ella y su mejor amigo, estaba convencido que ambos estarían arrepintiéndose de ese momento - Luego te quejas de que me bese con Barunka y tu vas regalando tus labios a todos - por lo menos aquella noche la había visto besarse con cada uno de los cuatro.
Darren Brackminster- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 29/11/2014
Re: Situación delicada
¿El mejor partido? Ni en sueños Brackminster, sólo que has tenido suerte que sea mujer de gustos extraños. – rió mientras ladeaba el cuello para dejar más espacio a sus labios, y ya no era extraño sino que era algo así como volver a casa, aunque ni siquiera cuando había estado juntos cinco años atrás había sido así. Quizás si que era verdad que era por culpa de toda esa tensión acumulada a lo largo de los años.
Pero lo empujó para que se alejara cuando le oyó hablar de como James se llevaba la mejor parte de todo. No era tonta, ya sabía que los tríos con dos chicas estaban en la fantasía de la mayoría de hombres, y mucho más si una de ellas era semiveela, pero aún así le dolía en su orgullo que considerara que la parte que le había tocado a él era menos que la que le había tocado a James.
- Ya, supongo que te quedaste con el premio de consolación. Lo siento, ya te dije que no debiste haberme seguido. – estaba siendo estúpida, lo sabía, pero era mucha su inseguridad frente a las semiveelas, tanta que una pequeña parte de su mente continuaba pensando que Darren tenía que preferir los besos de Barunka a los suyos, y ya ni hablar del sexo, que seguro era espectacular y adictivo una vez lo habías probado (y él lo había hecho), así que seguro que lo que ella ofrecía era poca cosa.
Además estaba ese tema de haber besado a James. Si, estaban borrachos y si, seguramente no debía darle más importancia pero… Por los dioses, seguro se sentiría como estúpida la próxima vez que se vieran, intentaría darle algún tipo de explicación, lo empeoraría porque siempre lo hacía cuando pensaba más de la cuenta y ya sería algo raro sin remedio. Se hubiera golpeado la cabeza por tonta, y más pensando que únicamente lo había hecho como venganza de que Darren hubiera besado a Barunka, sólo para ponerle celoso.
- Pero tu lo hiciste porque los genes de semiveela te ponen caliente, yo para ponerte celoso. Tenemos motivos ligeramente distintos. – terminó con un hilillo de voz, ya sintiéndose del todo ridícula. Barunka iba a matarla por decidir demasiado tarde que aquello era demasiado para ella, y con su mala suerte la resaca no seria suficiente para que James olvidara que la había besado. – Mira, yo sé que tú tienes ciertas fantasias, pero quiero dejarte claro desde ya que es la última vez que estoy en medio de algo así. No es lo mío. No soy lo suficientemente valiente. – quizás no fuera cuestión de valentía, pero le producía ansiedad pensar en volver a estar en una situación como esa. No, definitivamente no volvería a hacerlo. Y tomando su tazón de cereales como si se tratara de su salvavidas se sentó en el borde de la cama, incapaz de mirarle por si veía una expresión horrorizada por tener una novia medio mojigata. O peor, que estuviera decidiendo que ella no era lo que había estado imaginando.
Pero lo empujó para que se alejara cuando le oyó hablar de como James se llevaba la mejor parte de todo. No era tonta, ya sabía que los tríos con dos chicas estaban en la fantasía de la mayoría de hombres, y mucho más si una de ellas era semiveela, pero aún así le dolía en su orgullo que considerara que la parte que le había tocado a él era menos que la que le había tocado a James.
- Ya, supongo que te quedaste con el premio de consolación. Lo siento, ya te dije que no debiste haberme seguido. – estaba siendo estúpida, lo sabía, pero era mucha su inseguridad frente a las semiveelas, tanta que una pequeña parte de su mente continuaba pensando que Darren tenía que preferir los besos de Barunka a los suyos, y ya ni hablar del sexo, que seguro era espectacular y adictivo una vez lo habías probado (y él lo había hecho), así que seguro que lo que ella ofrecía era poca cosa.
Además estaba ese tema de haber besado a James. Si, estaban borrachos y si, seguramente no debía darle más importancia pero… Por los dioses, seguro se sentiría como estúpida la próxima vez que se vieran, intentaría darle algún tipo de explicación, lo empeoraría porque siempre lo hacía cuando pensaba más de la cuenta y ya sería algo raro sin remedio. Se hubiera golpeado la cabeza por tonta, y más pensando que únicamente lo había hecho como venganza de que Darren hubiera besado a Barunka, sólo para ponerle celoso.
- Pero tu lo hiciste porque los genes de semiveela te ponen caliente, yo para ponerte celoso. Tenemos motivos ligeramente distintos. – terminó con un hilillo de voz, ya sintiéndose del todo ridícula. Barunka iba a matarla por decidir demasiado tarde que aquello era demasiado para ella, y con su mala suerte la resaca no seria suficiente para que James olvidara que la había besado. – Mira, yo sé que tú tienes ciertas fantasias, pero quiero dejarte claro desde ya que es la última vez que estoy en medio de algo así. No es lo mío. No soy lo suficientemente valiente. – quizás no fuera cuestión de valentía, pero le producía ansiedad pensar en volver a estar en una situación como esa. No, definitivamente no volvería a hacerlo. Y tomando su tazón de cereales como si se tratara de su salvavidas se sentó en el borde de la cama, incapaz de mirarle por si veía una expresión horrorizada por tener una novia medio mojigata. O peor, que estuviera decidiendo que ella no era lo que había estado imaginando.
Amy Jackson- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Situación delicada
Era tan obtusa que irritaba. No podía comer un bendito tazón de cereales en santa paz sin que volviera a inquirir en el tema o se tomara un comentario a malas. ¿En serio tanto problema en decir que un trío tenía que estar bien? Era evidente que aquello debía sentirse en la gloria pero Amy no, estaba empecinada en que un mero comentario sin maldad iba ya directamente a hacerle daño o con segundas. Rodó los ojos con la cuchara a medio camino entre el tazón y la boca antes de girar la cabeza lentamente para ella, escuchando las exageraciones que solía soltar cuando hacía de un grano una montaña. Darren, experto en desenvolverse en asuntos sin que los problemas salpicaran en su cara, dejó caer la cuchara en el bol con gesto hastiado y resopló ya sin ganas de comer. Ya había arruinado los cereales (literalmente, estaban blandos).
Claro que entendía la inseguridad de Amy respecto el tema de las semiveelas pero aquello ya era exagerado a la undécima potencia. No sabía como más decírle que quería estar ella e iba a comportarse sin caer en viejos vicios, todo porque la amaba como un imbécil. Ni por activas ni por activas, la mujer entendía. Tras apoyar el brazo derecho sobre su rodilla y girarse medio inclinado hacia delante, llegó la frase de oro en el discurso de Amy, “no soy suficientemente valiente” - Tu paso por Gryffindor fue un error - rodó los ojos una vez más en un claro indicio de sarcasmo y sopló realmente molesto por como estaba torciéndose la mañana. Ya temía que aquella relación iba a basarse en verbalizar un pensamiento cachondo y meter la pata inmediatamente con el consiguiente castigo de represión sexual durante dos meses.
Propinó un par de palmadas sobre sus propias piernas para coger impulso y se levantó de la cama, volviéndose hacia la morena para quitarle en un gesto raudo y veloz el tazón de cereales para acto seguido dejarlo de un golpe sobre la mesa de noche- Quiero dejar claro las cosas desde ya. No necesito tríos - aunque fuera una bonita fantasía sexual - y Barunka es una muy buena amiga. Si un día me pego un pico con ella, no quiero que te vuelvas loca paranoica con el tema porque no tengo la más mínima intención de dejarte por muy semiveela que sea. ¿Te estás escuchando? - ya solo quedaba una única solución factible.
La cogió por la nuca y la besó de forma brusca, violenta y necesitada, siendo invasivo desde el momento en que sus labios chocaron. Rodeó con el brazo libre su cintura y la alzó hasta tenerla debajo suyo - Solo quiero estar contigo. ¿Queda claro? - y el mismo brazo que había empleado para tumbarla fue el culpable de que aquella mano despistada se colara desde su cintura entre sus piernas y de sus piernas hasta su entrepierna, empezando a tocar lentamente mientras el ritmo del beso pasaba de intenso a más pausado pero profundo, más sentido que necesitado para hacerla callar y razonar.
Claro que entendía la inseguridad de Amy respecto el tema de las semiveelas pero aquello ya era exagerado a la undécima potencia. No sabía como más decírle que quería estar ella e iba a comportarse sin caer en viejos vicios, todo porque la amaba como un imbécil. Ni por activas ni por activas, la mujer entendía. Tras apoyar el brazo derecho sobre su rodilla y girarse medio inclinado hacia delante, llegó la frase de oro en el discurso de Amy, “no soy suficientemente valiente” - Tu paso por Gryffindor fue un error - rodó los ojos una vez más en un claro indicio de sarcasmo y sopló realmente molesto por como estaba torciéndose la mañana. Ya temía que aquella relación iba a basarse en verbalizar un pensamiento cachondo y meter la pata inmediatamente con el consiguiente castigo de represión sexual durante dos meses.
Propinó un par de palmadas sobre sus propias piernas para coger impulso y se levantó de la cama, volviéndose hacia la morena para quitarle en un gesto raudo y veloz el tazón de cereales para acto seguido dejarlo de un golpe sobre la mesa de noche- Quiero dejar claro las cosas desde ya. No necesito tríos - aunque fuera una bonita fantasía sexual - y Barunka es una muy buena amiga. Si un día me pego un pico con ella, no quiero que te vuelvas loca paranoica con el tema porque no tengo la más mínima intención de dejarte por muy semiveela que sea. ¿Te estás escuchando? - ya solo quedaba una única solución factible.
La cogió por la nuca y la besó de forma brusca, violenta y necesitada, siendo invasivo desde el momento en que sus labios chocaron. Rodeó con el brazo libre su cintura y la alzó hasta tenerla debajo suyo - Solo quiero estar contigo. ¿Queda claro? - y el mismo brazo que había empleado para tumbarla fue el culpable de que aquella mano despistada se colara desde su cintura entre sus piernas y de sus piernas hasta su entrepierna, empezando a tocar lentamente mientras el ritmo del beso pasaba de intenso a más pausado pero profundo, más sentido que necesitado para hacerla callar y razonar.
Darren Brackminster- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 29/11/2014
Re: Situación delicada
Que él dijera exactamente lo que ella pensaba no hizo que fuera más fácil escucharlo. Al contrario, le gustó tan poco que se notó automáticamente cabreada. Y es que aunque normalmente no le costara demasiado enfadarse, le costaba muchísimo menos cuando se trataba de Darren, que siempre sabía qué decir para terminarle la paciencia. Y aún a pesar de eso lo quería a los niveles de que cualquier enfado le duraba tan poco que seguramente terminaba por perder credibilidad, y a pesar de todo no podía hacer nada para remediarlo.
Su beso le acalló las protestas pero eso no la hizo detenerse en su idea de gritarle cuatro verdades. Porque si, no dejaba de ser cierto que era ridícula, que sus paranoias eran desmesuradas y que seguramente hasta era un poco cobarde e indigna de Gryffindor, pero todo eso era todo por culpa de lo que le había pasado hacía años. Por culpa de lo que él le había hecho.
Así que llevada por el enfado lo apartó de un empujón, justo cuando notaba una mano colarse hasta su entrepierna totalmente expuesta, pues más allá de la camiseta que se había puesto no llevaba absolutamente nada de ropa interior. Lo miró con mala cara antes de volverlo a empujar.
- Ni siquiera te atrevas a juzgarme. – dijo con rabia, mientras volvía a empujarlo, haciendo que retrocediera de nuevo en dirección a la cama – Todas mis paranoias son por tu culpa. – otro empujón – Y si hay algo que no me gusta te lo diré, no me voy a quedar callada. ¿Te queda claro a ti? – le dio el último empujón para tirarlo sobre la cama, porque ahora si lo quería a su merced, y hacer lo que le viniera en gana. Cuando se cabreaba se volvía demasiado dominante.
Se colocó encima y volvió a besarlo con brusquedad, dirigiendo los labios casi de inmediato a su cuello, donde dedicó un mordisco sin medir su fuerza para nada. Si le hacía daño que se jodiera. Y mezclando lengua y dientes trazó un camino descendiente directamente hasta su entrepierna. Cada vez que él intentaba tocarla le golpeaba las manos para que se mantuviera alejado, porque era su turno, y ella iba a decidir exactamente lo qué hacer.
Le quitó los pantalones y los calzoncillos, sin entender exactamente porqué había vuelto a vestirse con tantas capas. Sin perder demasiado tiempo dirigió su mano directamente a sus testículos, apretándolos quizás con demasiada fuerza mientras rodeaba su miembro con los labios, moviéndose hacía arriba y hacía abajo con rapidez y brusquedad.
Su beso le acalló las protestas pero eso no la hizo detenerse en su idea de gritarle cuatro verdades. Porque si, no dejaba de ser cierto que era ridícula, que sus paranoias eran desmesuradas y que seguramente hasta era un poco cobarde e indigna de Gryffindor, pero todo eso era todo por culpa de lo que le había pasado hacía años. Por culpa de lo que él le había hecho.
Así que llevada por el enfado lo apartó de un empujón, justo cuando notaba una mano colarse hasta su entrepierna totalmente expuesta, pues más allá de la camiseta que se había puesto no llevaba absolutamente nada de ropa interior. Lo miró con mala cara antes de volverlo a empujar.
- Ni siquiera te atrevas a juzgarme. – dijo con rabia, mientras volvía a empujarlo, haciendo que retrocediera de nuevo en dirección a la cama – Todas mis paranoias son por tu culpa. – otro empujón – Y si hay algo que no me gusta te lo diré, no me voy a quedar callada. ¿Te queda claro a ti? – le dio el último empujón para tirarlo sobre la cama, porque ahora si lo quería a su merced, y hacer lo que le viniera en gana. Cuando se cabreaba se volvía demasiado dominante.
Se colocó encima y volvió a besarlo con brusquedad, dirigiendo los labios casi de inmediato a su cuello, donde dedicó un mordisco sin medir su fuerza para nada. Si le hacía daño que se jodiera. Y mezclando lengua y dientes trazó un camino descendiente directamente hasta su entrepierna. Cada vez que él intentaba tocarla le golpeaba las manos para que se mantuviera alejado, porque era su turno, y ella iba a decidir exactamente lo qué hacer.
Le quitó los pantalones y los calzoncillos, sin entender exactamente porqué había vuelto a vestirse con tantas capas. Sin perder demasiado tiempo dirigió su mano directamente a sus testículos, apretándolos quizás con demasiada fuerza mientras rodeaba su miembro con los labios, moviéndose hacía arriba y hacía abajo con rapidez y brusquedad.
Amy Jackson- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Situación delicada
Ese carácter que mostraba era cuanto había enamorado a Brackminster. Decidida, atrevida y con las ideas claras. Darren necesitaba alguien así, una persona capaz de entenderlo hasta el punto que no tenía miedo en decirle a la cara que el culpable de sus inseguridades era él. Una relación con altibajos y retroalimentación negativa, cuanto más agresiva y cabreada Amy se mostraba ante él, más cachondo ponía Brackminster. Tal vez estaba mal de la cabeza pero ver aquel deje salvaje y desesperado en los ojos, era cuanto necesitaba para ser feliz. Lejos de amedrentarse o preocuparse por el cambio de actitud, consciente que la había provocado como ella a él, la sonrisa fue apareciendo paulatinamente en sus labios a medida que recibía los empujones de Jackson. Pero no pudo evitar sonreír de más ante la última pregunta, obviamente retórica pero que a Brackminster se le antojó contestar mientras caía de espaldas a la cama - No, no me queda claro - y ahí estaba, buscándole la boca (literalmente) a ver si podían terminar aquella discusión en un polvo de reconciliación.
Lejos de estarse quieto cuando notó su boca violenta contra la suya, la agarró con fuerza por la nuca, correspondiendo al beso con la misma intensidad mientras con la mano reseguía su trasero para levantarle la camiseta. ¿Para qué mierdas se había puesto aquello? Estaba levantando la camiseta cuando notó los mordiscos sobre su cuello y en respuesta ante tan delicado gesto, se empalmó sin remedio porque aunque la cabrona mordía con fuerza, era de esos mordiscos provocadores. Recibió un manotazo por andar tocando donde no tocaba y soltó una carcajada mientras alzaba el cuello para ver con expectativa placentera donde iba, incluso colaboró para quitarse los pantalones y boxers, dejando que dominara con aquella pasividad de quien estaba disfrutando con el espectáculo. Gruñó cuando apretó sus testículos pero inmediatamente cerró los ojos y dejó caer la cabeza hacia atrás, disfrutando del roce de sus labios contra su miembro.
Sí, había aprendido la cabrona en aquellos años y disfrutó como un crío en Navidad, arrugando las sábanas entre sus manos por estar prohibido tocarla pero cuando notó que con aquella dedicación de su lengua y boca húmeda, empezaba a ir hacia un punto de no retorno puso sin dilación sus manos en su firme trasero, clavando los diez dedos con tanta fuerza que probablemente tendría señales a las horas y la obligó a desistir de sus caricias para cambiar posiciones de forma brusca, colocándose encima suyo a piernas abiertas. La miró a los ojos y aprovechando la postura, la embistió de forma brusca y sin más previos que una mirada a los ojos. Arrastró las manos por su cuerpo llevándose la camiseta hacia arriba hasta dejar a descubierto sus pechos y empezó a morder uno con la misma delicadeza que ella había empleado con su cuello. Mientras tanto sus manos buscaron las muñecas de la chica para alzar sus brazos por encima de su cabeza, apresándolas contra la cama y usándolas de punto de apoyo mientras entraba y salía de ella con fuerza.
Lejos de estarse quieto cuando notó su boca violenta contra la suya, la agarró con fuerza por la nuca, correspondiendo al beso con la misma intensidad mientras con la mano reseguía su trasero para levantarle la camiseta. ¿Para qué mierdas se había puesto aquello? Estaba levantando la camiseta cuando notó los mordiscos sobre su cuello y en respuesta ante tan delicado gesto, se empalmó sin remedio porque aunque la cabrona mordía con fuerza, era de esos mordiscos provocadores. Recibió un manotazo por andar tocando donde no tocaba y soltó una carcajada mientras alzaba el cuello para ver con expectativa placentera donde iba, incluso colaboró para quitarse los pantalones y boxers, dejando que dominara con aquella pasividad de quien estaba disfrutando con el espectáculo. Gruñó cuando apretó sus testículos pero inmediatamente cerró los ojos y dejó caer la cabeza hacia atrás, disfrutando del roce de sus labios contra su miembro.
Sí, había aprendido la cabrona en aquellos años y disfrutó como un crío en Navidad, arrugando las sábanas entre sus manos por estar prohibido tocarla pero cuando notó que con aquella dedicación de su lengua y boca húmeda, empezaba a ir hacia un punto de no retorno puso sin dilación sus manos en su firme trasero, clavando los diez dedos con tanta fuerza que probablemente tendría señales a las horas y la obligó a desistir de sus caricias para cambiar posiciones de forma brusca, colocándose encima suyo a piernas abiertas. La miró a los ojos y aprovechando la postura, la embistió de forma brusca y sin más previos que una mirada a los ojos. Arrastró las manos por su cuerpo llevándose la camiseta hacia arriba hasta dejar a descubierto sus pechos y empezó a morder uno con la misma delicadeza que ella había empleado con su cuello. Mientras tanto sus manos buscaron las muñecas de la chica para alzar sus brazos por encima de su cabeza, apresándolas contra la cama y usándolas de punto de apoyo mientras entraba y salía de ella con fuerza.
Darren Brackminster- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 29/11/2014
Re: Situación delicada
A decir verdad, a aquellas alturas ya ni recordaba porque se había enfadado en primer lugar, sólo que necesitaba dejarle claro que no iba a permitirle según qué cosas. Si estaba acostumbrado a salir con el tipo de chica que sonreía y asentía ante todo era una cosa, pero si quería estar con ella, era otra muy distinta. Y eso era precisamente lo que estaba haciendo.
Y a pesar de que se había propuesto estar al mando todo el rato, lo necesitaba tanto dentro que lo dejó hacer, soltando un jadeo de pura satisfacción cuando se coló en su interior, sin importarle demasiado cuan brusco pudiera ser, porque era lo que quería en esos instantes. Nada de cosas sutiles y suaves, ya habría tiempo para eso más tarde.
Y una vez él le sujetó ambas muñecas por encima de su cabeza, inmovilizándola, no había mucho que pudiera hacer más que dejarse hacer. Claro que con ese ritmo no iba a durar mucho rato, y más cuando con cada embestida suya ella daba un golpe de cadera.
Terminó corriéndose sin remedio, aprovechando la convulsión de su cuerpo para soltar una de sus manos de su agarre y lo estiró para que quedara a su altura y le dio un beso profundo, para culminar todo lo que acababan de hacer.
- Ni creas que solucionaremos todos nuestros problemas así de fácil. – dijo, sólo para dejarlo claro, porque decía muy poco a su favor que un buen polvo fuera todo lo que necesitaba para olvidarlo todo.
Se incorporó en la cama intentando recuperar la respiración. Desde luego era una muy buena cosa que sus padres estuvieran en París, porque a ese paso serían incapaces de abandonar esa cama. Y ni siquiera sabía si quería ser parte de ese tipo de parejas, de las parejas que no podían quitarse las manos de encima, que incomodaban a todos a su alrededor y que sólo podían pensar en sexo.
- Hemos arruinado el desayuno. – y además literalmente, de un modo que no tenía nada que ver con su discusión, sino más bien porque a causa de los movimientos de la cama ambos tazones habían terminado en el suelo, con el contenido esparcido por todas partes. – ¿Crees que podremos aguantar el suficiente tiempo vestidos para ir a un lugar público para alimentarnos? – bromeó, a pesar de que era algo que pensaba muy en serio y era más, iba a intentar comportarse.
Y a pesar de que se había propuesto estar al mando todo el rato, lo necesitaba tanto dentro que lo dejó hacer, soltando un jadeo de pura satisfacción cuando se coló en su interior, sin importarle demasiado cuan brusco pudiera ser, porque era lo que quería en esos instantes. Nada de cosas sutiles y suaves, ya habría tiempo para eso más tarde.
Y una vez él le sujetó ambas muñecas por encima de su cabeza, inmovilizándola, no había mucho que pudiera hacer más que dejarse hacer. Claro que con ese ritmo no iba a durar mucho rato, y más cuando con cada embestida suya ella daba un golpe de cadera.
Terminó corriéndose sin remedio, aprovechando la convulsión de su cuerpo para soltar una de sus manos de su agarre y lo estiró para que quedara a su altura y le dio un beso profundo, para culminar todo lo que acababan de hacer.
- Ni creas que solucionaremos todos nuestros problemas así de fácil. – dijo, sólo para dejarlo claro, porque decía muy poco a su favor que un buen polvo fuera todo lo que necesitaba para olvidarlo todo.
Se incorporó en la cama intentando recuperar la respiración. Desde luego era una muy buena cosa que sus padres estuvieran en París, porque a ese paso serían incapaces de abandonar esa cama. Y ni siquiera sabía si quería ser parte de ese tipo de parejas, de las parejas que no podían quitarse las manos de encima, que incomodaban a todos a su alrededor y que sólo podían pensar en sexo.
- Hemos arruinado el desayuno. – y además literalmente, de un modo que no tenía nada que ver con su discusión, sino más bien porque a causa de los movimientos de la cama ambos tazones habían terminado en el suelo, con el contenido esparcido por todas partes. – ¿Crees que podremos aguantar el suficiente tiempo vestidos para ir a un lugar público para alimentarnos? – bromeó, a pesar de que era algo que pensaba muy en serio y era más, iba a intentar comportarse.
Amy Jackson- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Situación delicada
Elevó sus besos desde su pecho hasta su cuello donde dejó un nuevo mordisco fuerte y luego alzó la cabeza para mirarla a los ojos mientras continuaba con las embestidas fuertes sin medición. Embestidas que fueron acompañadas de los golpe de cadera de la morena y cuando la sintió estrecharse con fuerza sobre su miembro no pudo hacer más que dejarse llevar hasta correrse en su interior. Quedó jadeando encima suyo, libero las muñecas y Amy aprovechó para estirarlo hacia ella, besándolo con profundidad a lo que Darren correspondió sin pensárselo dos veces. Sonrío contra sus labios cuando mencionó la facilidad que habían tenido aquella vez para solventar sus conflictos y mordió su labio inferior con hambre antes de salir de ella, dejándose caer junto a la morena - ¿De verdad qué no? Me parece muy buena filosofía. Cabreo, polvo.
La dejó que se incorporara en la cama y empezó a acariciar su espalda por debajo de la camiseta mientras desviaba los ojos hacia el estropicio que había justo a su lado. La imagen hizo que el moreno se incorporara también en la cama, poniéndose en pie pero con atención de pisar la pasta de cereales que había desperdigada por el suelo - ¿Pagas tú? Porque yo estoy más pelado que la rata de mi hermano - sí, August tenía una rata egipcia de nombre Hortensía. Dejando las ratas de lado, sonrío de forma encantadora porque era verdad que no tenía demasiados ahorros, la última noche creía haberse dejado medio sueldo de la tienda en bebidas pero oye, había valido la pena. En retrospectiva el alcohol había hecho que estuvieran ahí así que tampoco podía ser tan nocivo, Jackson solo exageraba. Se inclinó para darle un beso en los labios y se perdió en dirección al baño. ¿Borracho él? Sí pero con orgullo.
Encendió el agua caliente y estuvo esperando hasta que el vapor llenó el baño, iba a poner un pie dentro de la ducha cuando recordó que se había dejado algo en la habitación así que volvió a por ello. Resultó que se había dejado a Jackson así que sin pedirle permiso, la cogió en peso para cargarla sobre sus hombros y la llevó con toda su desfachatez a la ducha para meterla dentro, acompañándola en el baño. Sonrío de la forma más ancha que tenía y quitó la camiseta ancha de la muchacha mientras el agua empezaba a mojarlos, haciendo que el pelo corto y lacio del jugador se pegara a su cara - No entiendo porque quieres salir de la casa pero está bien, todo por ti para que veas cuanto te amo - la giró en la ducha para que quedara de espaldas y empezó a enjabonar su cuerpo. Comenzó por los hombros y fue descendiendo paulatinamente a través de sus pechos y vientre hasta llegar a la zona en cuestión. Metió mano de manera indiscriminada mientras besaba su cuello - Bueno, tal vez podríamos tomarnos diez minutos. ¿No? - susurró ronco a su oreja.
No tenía ni idea del motivo pero estaba empezando a coger adicción por la morena y por él podían estar todo el día follando como salvajes. Claro que Darren veía aquello no como una premonición de su relación más bien un cobro extra por pagos atrasados. Mordisqueó su cuello y lamió el agua que caía por su piel hasta llegar a su oreja donde dejó un beso.
La dejó que se incorporara en la cama y empezó a acariciar su espalda por debajo de la camiseta mientras desviaba los ojos hacia el estropicio que había justo a su lado. La imagen hizo que el moreno se incorporara también en la cama, poniéndose en pie pero con atención de pisar la pasta de cereales que había desperdigada por el suelo - ¿Pagas tú? Porque yo estoy más pelado que la rata de mi hermano - sí, August tenía una rata egipcia de nombre Hortensía. Dejando las ratas de lado, sonrío de forma encantadora porque era verdad que no tenía demasiados ahorros, la última noche creía haberse dejado medio sueldo de la tienda en bebidas pero oye, había valido la pena. En retrospectiva el alcohol había hecho que estuvieran ahí así que tampoco podía ser tan nocivo, Jackson solo exageraba. Se inclinó para darle un beso en los labios y se perdió en dirección al baño. ¿Borracho él? Sí pero con orgullo.
Encendió el agua caliente y estuvo esperando hasta que el vapor llenó el baño, iba a poner un pie dentro de la ducha cuando recordó que se había dejado algo en la habitación así que volvió a por ello. Resultó que se había dejado a Jackson así que sin pedirle permiso, la cogió en peso para cargarla sobre sus hombros y la llevó con toda su desfachatez a la ducha para meterla dentro, acompañándola en el baño. Sonrío de la forma más ancha que tenía y quitó la camiseta ancha de la muchacha mientras el agua empezaba a mojarlos, haciendo que el pelo corto y lacio del jugador se pegara a su cara - No entiendo porque quieres salir de la casa pero está bien, todo por ti para que veas cuanto te amo - la giró en la ducha para que quedara de espaldas y empezó a enjabonar su cuerpo. Comenzó por los hombros y fue descendiendo paulatinamente a través de sus pechos y vientre hasta llegar a la zona en cuestión. Metió mano de manera indiscriminada mientras besaba su cuello - Bueno, tal vez podríamos tomarnos diez minutos. ¿No? - susurró ronco a su oreja.
No tenía ni idea del motivo pero estaba empezando a coger adicción por la morena y por él podían estar todo el día follando como salvajes. Claro que Darren veía aquello no como una premonición de su relación más bien un cobro extra por pagos atrasados. Mordisqueó su cuello y lamió el agua que caía por su piel hasta llegar a su oreja donde dejó un beso.
Darren Brackminster- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 29/11/2014
Re: Situación delicada
- Yo invito. Anda, ve a ducharte y nos iremos. – le correspondió a su último beso, lo vio desaparecer en dirección al baño y cuando ya no estaba en la habitación se dejó caer de nuevo sobre la cama, intentando recuperar una respiración normal.
Todo aquello se sentía precipitado, por supuesto. No hacía ni veinticuatro horas que se estaba convenciendo a si misma que eran amigos, que una vez más iba a estropearlo con sus sentimientos y que sólo era algo que estaba en su cabeza. Y ahora… Ahora todo era distinto. Él le había dicho que quería que estuvieran juntos, que la quería… Y podían besarse y tocarse cada vez que quisieran, y el caso es que querían demasiado. No sabía si era sólo algo temporal, causado por todos los años que habían querido y no habían podido, o si sería siempre así. Fuera como fuera, tampoco era algo a lo que quisiera poner remedio, al menos de forma inmediata.
Iba a incorporarse y a conjurar algo para limpiar el estropicio de los cereales cuando vio a Darren volvió a entrar en la habitación. Iba a preguntarle por el motivo de su retorno sin haberse duchado pero él la levantó de la cama, dejando claro una vez más que era mil veces más fuerte que ella y que podía hacer con ella lo que le venía en gana. Soltó una carcajada y hasta pataleó varias veces para que la soltara, sin ningún resultado.
Y casi sin darse cuenta ya estaba bajo el chorro de agua caliente en su propia ducha, notando como el pelo se le humedecía y la camiseta se le pegaba por completo al cuerpo.
- No hacía falta traerme como un saco de patatas, si me lo hubieras pedido te habría acompañado… – había empezado como un reproche por sus formas de hombre prehistórico, pero al notar como sus manos le recorrían el cuerpo con la excusa de enjabonarla dedicadamente terminó con una sonrisita boba, dejando claro que no tenía la más mínima fuerza de voluntad en lo que respectaba al sexo y a Darren – Vale, diez minutos… Sólo para que me enjabones. Y luego… Luego te enjabonaré yo a ti.
La lógica dictaba que debían alimentarse. No podían seguir follando sin parar y no echarse algo sólido al estómago. Algo que no fuera sólo un par de cucharadas de leche con cereales. Pero que importaba en esos momentos, en los que sólo atinó a dar un par de pasos hacía atrás, pegando completamente su espalda y su trasero mojados contra Darren que seguía enjabonándola, prestando más atención en algunos lugares que en otros (aunque tampoco es que fuera a quejarse al respecto)
- Hay que comer porque… el día es muy largo. – dijo con intención, y evidentemente eran más palabras que hechos, porque sabía que sus partes íntimas no aguantarían todo un día de sexo sin parar, pero lo decía sólo para provocarlo. Igual tampoco esperaba que su lívido fuera inagotable, pero la disfrutaría mientras durara. Y solo para dar más énfasis a sus palabras giró un poco la cabeza para sonreirle coqueta por encima de su hombro mojado.
Todo aquello se sentía precipitado, por supuesto. No hacía ni veinticuatro horas que se estaba convenciendo a si misma que eran amigos, que una vez más iba a estropearlo con sus sentimientos y que sólo era algo que estaba en su cabeza. Y ahora… Ahora todo era distinto. Él le había dicho que quería que estuvieran juntos, que la quería… Y podían besarse y tocarse cada vez que quisieran, y el caso es que querían demasiado. No sabía si era sólo algo temporal, causado por todos los años que habían querido y no habían podido, o si sería siempre así. Fuera como fuera, tampoco era algo a lo que quisiera poner remedio, al menos de forma inmediata.
Iba a incorporarse y a conjurar algo para limpiar el estropicio de los cereales cuando vio a Darren volvió a entrar en la habitación. Iba a preguntarle por el motivo de su retorno sin haberse duchado pero él la levantó de la cama, dejando claro una vez más que era mil veces más fuerte que ella y que podía hacer con ella lo que le venía en gana. Soltó una carcajada y hasta pataleó varias veces para que la soltara, sin ningún resultado.
Y casi sin darse cuenta ya estaba bajo el chorro de agua caliente en su propia ducha, notando como el pelo se le humedecía y la camiseta se le pegaba por completo al cuerpo.
- No hacía falta traerme como un saco de patatas, si me lo hubieras pedido te habría acompañado… – había empezado como un reproche por sus formas de hombre prehistórico, pero al notar como sus manos le recorrían el cuerpo con la excusa de enjabonarla dedicadamente terminó con una sonrisita boba, dejando claro que no tenía la más mínima fuerza de voluntad en lo que respectaba al sexo y a Darren – Vale, diez minutos… Sólo para que me enjabones. Y luego… Luego te enjabonaré yo a ti.
La lógica dictaba que debían alimentarse. No podían seguir follando sin parar y no echarse algo sólido al estómago. Algo que no fuera sólo un par de cucharadas de leche con cereales. Pero que importaba en esos momentos, en los que sólo atinó a dar un par de pasos hacía atrás, pegando completamente su espalda y su trasero mojados contra Darren que seguía enjabonándola, prestando más atención en algunos lugares que en otros (aunque tampoco es que fuera a quejarse al respecto)
- Hay que comer porque… el día es muy largo. – dijo con intención, y evidentemente eran más palabras que hechos, porque sabía que sus partes íntimas no aguantarían todo un día de sexo sin parar, pero lo decía sólo para provocarlo. Igual tampoco esperaba que su lívido fuera inagotable, pero la disfrutaría mientras durara. Y solo para dar más énfasis a sus palabras giró un poco la cabeza para sonreirle coqueta por encima de su hombro mojado.
Amy Jackson- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Situación delicada
En cuanto ella se giró con aquella coquetería nada alentadora para sus ganas, Darren cazó sus labios para darle un beso profundo y húmedo por el agua que caía sobre sus cuerpos. Recorrió de subida cada una de sus curvas, enjabonando su cuerpo mientras continuaba con el largo beso y terminó el contacto entre sus bocas, lamiendo el labio inferior y dándole un beso corto. Pero ya que Jackson había insistido en ir a desayunar fuera de casa y por si fuera poco, ofrecido a más a más como alma altruista para pagar cuanto consumieran, no iba a dejar pasar la ocasión y menos si la chica anteponía el sexo a la comida. Si ella prefería ir a un restaurante o bar que continuar con la enjabonada con final feliz pues no iba a ser él quien retuviera su insistencia.
Tal vez así luego cogía con más ganas la cama y se dejaba de distracciones. Besó por última vez el cuello de la morena y la volteó hacia él con algo de pena interna por perderse la fricción entre su entrepierna y su culo, para mirarla a lo ojos con una sonrisa ladeada de cabrón en serie que no podía presagiar nada bueno - Tienes razón. El día es muy lago, deberíamos parar e ir por comida ya que no… -le acarició con el reverso de los dedos la mejilla - … estás cansada ya no puedes - le besó los labios y se giró para darse una ducha, alejando la tentación de sus ojos. En cuanto terminó de enjabonarse se aclaró el cuerpo y salió de la ducha completamente mojado - Es una verdadera lástima que tengamos que ir a comer - soltó como comentario final mientras caminaba desnudo hacia la habitación.
Buscó su ropa y empezó a vestirse. Boxers, camiseta, pantalones rasgados y… - Oh fuck - gruñó pasándose la mano derecha por el corto cabello negro para sacudir el agua de sus mechones. No, no era ese el problema. Había salido descalzo la anterior noche de su casa y no tenía intenciones de irrumpir de nuevo en su palacete del amor por si aquellos tres continuaban en faena, no quería tentarse para nada. Inspiró profundo y salió de la habitación, creía recordar que su suegro tenía el mismo número que él (se había quedado más de un para de zapatos que el señor no necesitaba pero él sí) así que sin pudor ni vergüenza entró en la habitación para rebuscar en el armario. Encontró unas botas que bien podía hacer el peso y agarró también un abrigo largo, fue hacia la habitación de la morena - Por tu culpa vine semidesnudo. Se lo tomo prestado. ¿Dónde quieres ir? - y se sentó en la cama para colocarse el calzado mientras esperaba el plan de la chica.
Tal vez así luego cogía con más ganas la cama y se dejaba de distracciones. Besó por última vez el cuello de la morena y la volteó hacia él con algo de pena interna por perderse la fricción entre su entrepierna y su culo, para mirarla a lo ojos con una sonrisa ladeada de cabrón en serie que no podía presagiar nada bueno - Tienes razón. El día es muy lago, deberíamos parar e ir por comida ya que no… -le acarició con el reverso de los dedos la mejilla - … estás cansada ya no puedes - le besó los labios y se giró para darse una ducha, alejando la tentación de sus ojos. En cuanto terminó de enjabonarse se aclaró el cuerpo y salió de la ducha completamente mojado - Es una verdadera lástima que tengamos que ir a comer - soltó como comentario final mientras caminaba desnudo hacia la habitación.
Buscó su ropa y empezó a vestirse. Boxers, camiseta, pantalones rasgados y… - Oh fuck - gruñó pasándose la mano derecha por el corto cabello negro para sacudir el agua de sus mechones. No, no era ese el problema. Había salido descalzo la anterior noche de su casa y no tenía intenciones de irrumpir de nuevo en su palacete del amor por si aquellos tres continuaban en faena, no quería tentarse para nada. Inspiró profundo y salió de la habitación, creía recordar que su suegro tenía el mismo número que él (se había quedado más de un para de zapatos que el señor no necesitaba pero él sí) así que sin pudor ni vergüenza entró en la habitación para rebuscar en el armario. Encontró unas botas que bien podía hacer el peso y agarró también un abrigo largo, fue hacia la habitación de la morena - Por tu culpa vine semidesnudo. Se lo tomo prestado. ¿Dónde quieres ir? - y se sentó en la cama para colocarse el calzado mientras esperaba el plan de la chica.
Darren Brackminster- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 29/11/2014
Re: Situación delicada
Darren Brackminster era un maldito. Y no es que no lo supiera antes, pero en esos momentos, cuando acababa de dejarla mojada y dispuesta en su propia ducha, lo experimentaba más que nunca. Y hasta le hubiera tirado un bote de champú a la cabeza de haber podido, pero sus reflejos de jugador de quidditch hicieron que desapareciera del baño antes que ella tuviera tiempo a procesar toda su frustración y a reaccionar al respecto.
Pero se lo haría pagar. Vaya que si se lo haría pagar. Y con ese pensamiento se terminó de enjabonar en pocos minutos y salió de la ducha, rodeándose el cuerpo con una toalla minúscula y asegurándose que Darren la viera paseándose por ahí, medio húmeda y poco cubierta. Y se hubiera vestido con un escote bien provocativo de no ser porque hacía un frío de mil diablos y no quería que por su venganza terminara resfriadísima. Así que se conformó en vestirse prestando especial atención a que la puerta quedara medio abierta, con toda la mala intención del mundo.
Al final salió vestida, sonriendo inocentemente como si nada, porque podían ser dos los que jugaran a ese juego. Se colocó la bufanda y el abrigo antes de dirigirse hacía la puerta. No iban a ir lejos, pero el frío invernal inglés era intenso, sobretodo a esas horas de la mañana que el sol todavía no había podido calentar las calles.
- Ya te dije que no tenías porque seguirme, así que técnicamente fue tu culpa el venir semidesnudo. – casi sin pensarlo deslizó su mano para poder entrelazar los dedos con los de Darren, sintiendo aquel gesto como algo casi natural que la hizo sonreír, olvidándose por un momento de su planeada venganza.
Fueron literalmente a la vuelta de la esquina, donde había una pequeña cafetería que preparaba las mejores tortitas con chocolate del mundo, así que no tuvieron que soportar el frío intenso durante mucho rato, pero para cuando entraron, un vaho de vapor salía de sus respiraciones y ella notaba las puntas de los dedos y de la nariz congelados.
Tiró de Darren para que se instalaran en una mesa cercana a la barra, que haría que los sirvieran antes, y le tendió la carta al chico para que pudiera elegir lo que quería.
- Haz lo que quieras, pero las tortitas son excepcionales. Y dan la energía suficiente. – no dijo más, pero al tiempo que le tendía la carta, acarició como quién no quiere la cosa su antebrazo, como si hubiera sido por puro azar. Quizás estaba jugando con fuego, pero era divertido.
Pero se lo haría pagar. Vaya que si se lo haría pagar. Y con ese pensamiento se terminó de enjabonar en pocos minutos y salió de la ducha, rodeándose el cuerpo con una toalla minúscula y asegurándose que Darren la viera paseándose por ahí, medio húmeda y poco cubierta. Y se hubiera vestido con un escote bien provocativo de no ser porque hacía un frío de mil diablos y no quería que por su venganza terminara resfriadísima. Así que se conformó en vestirse prestando especial atención a que la puerta quedara medio abierta, con toda la mala intención del mundo.
Al final salió vestida, sonriendo inocentemente como si nada, porque podían ser dos los que jugaran a ese juego. Se colocó la bufanda y el abrigo antes de dirigirse hacía la puerta. No iban a ir lejos, pero el frío invernal inglés era intenso, sobretodo a esas horas de la mañana que el sol todavía no había podido calentar las calles.
- Ya te dije que no tenías porque seguirme, así que técnicamente fue tu culpa el venir semidesnudo. – casi sin pensarlo deslizó su mano para poder entrelazar los dedos con los de Darren, sintiendo aquel gesto como algo casi natural que la hizo sonreír, olvidándose por un momento de su planeada venganza.
Fueron literalmente a la vuelta de la esquina, donde había una pequeña cafetería que preparaba las mejores tortitas con chocolate del mundo, así que no tuvieron que soportar el frío intenso durante mucho rato, pero para cuando entraron, un vaho de vapor salía de sus respiraciones y ella notaba las puntas de los dedos y de la nariz congelados.
Tiró de Darren para que se instalaran en una mesa cercana a la barra, que haría que los sirvieran antes, y le tendió la carta al chico para que pudiera elegir lo que quería.
- Haz lo que quieras, pero las tortitas son excepcionales. Y dan la energía suficiente. – no dijo más, pero al tiempo que le tendía la carta, acarició como quién no quiere la cosa su antebrazo, como si hubiera sido por puro azar. Quizás estaba jugando con fuego, pero era divertido.
Amy Jackson- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 19/11/2014
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