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Situación delicada #3
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Brigantia86 :: Terrenos :: Cafetería
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Situación delicada #3
En sus cinco sentidos y con su juicio en la totalidad de sus cabales nunca hubiera hecho semejante estupidez de venir a meterse a la boca del lobo de esa manera, pero es que esa actitud relajada y de mostrarse despreocupada ante todo, de solamente dejarse llevar por la corriente, no iba a resolverle este problema. Mucho menos desde enterarse que...
Tenía un par de años que había dejado a Brigantia atrás. Eso de cultivarse intelectual y académicamente estaba bien, pero la vida de excesos y trabajo duro de su papá se estaba cobrando ya factura con el viejo baterista. León no tenía el aguante que tenía antes para vivirse de sol a sol arreglando techados y levantando muros de ladrillo. Y ella era lo único que tenía, así que adorando a su papá como hacía, iba a hacerse cargo de lo que hubiera que hacer. También influía el que nunca hubiera terminado de sentirse muy a gusto en la escuela, no lo negaba, pero ahora que miraba en retrospectiva se preguntaba si acaso había tomado la decisión más adecuada.
Tenía haciendo mucho de eso últimamente, desde hacía un par de días que había encontrado esas bragas ajenas en su casa, se había peleado como nunca lo había hecho con David (sí, David, nada de Dave) y se había marchado. Las cosas no estaban ni por asomo cerca de acercarse. Mucho menos después de tener en sus manos la información que tenía ahora. Mucho menos después de tener un nombre: Frances Burroughs.
Nunca habían sido amigas ni mucho menos en Hogwarts. Porque Sandra era un par de cursos menor que ella, de otra casa, con otros intereses y otros amigos y probablemente nada en común que les uniera más allá de Rayder, a quien había acompañado a su boda. A su boda. Aun así la reconocía y la seguía reconociendo en donde fuera, así que presentarse en Brigantia ese día con la excusa de pedir informes sobre lo necesario para retomar Herbología donde lo había dejado le daba oportunidad de indagar un poco.
Una locura, ya. Pero antes de tomar una decisión, cualquier decisión que la involcurara con David (que en vista de las nuevas circunstancias seguramente iba a ser la decisión más crítica que tuviera que tomar) necesitaba saber. Por que a él no le creía nada, ni una sola palabra, y de hecho después de que según él se hubiera confesado con toda lo que hubiera ocurrido, Sandra se quedaba sintiéndose incluso peor. Jessy decía que Burroughs era probablemente la hija de puta más grande que había existido (y cómo iba a saber ella con esas referencias que la rubia hasta amiguita de la susodicha decía ser) y que seguro lo había manipulado. No sabía que era real y que no.
No había sido muy difícil dar con ella, y el que conociera ya el campus ayudaba a facilitarle las cosas. Así que había anclado a una banca a las afueras de Cerridwen a esperar. Las manos metidas en su abrigo gris y junto a ella una bolsita de papel marrón. Era cosa de esperar a que la última jornada de clases terminara y...
Ah, ahí estaba.
- Eh, Burroughs. - La llamó al reconocerla entre la multitud. Que iba a saber ella sobre si usaba su nombre de casada o no. Si la buscaba ahí, en público y sin montar una escena (por más que lo que realmente quisiera fuera arrancarle la cabeza a gritos) era porque necesitaba estar ella lo más tranquila que se pudiera, porque si se enojaba no sería bueno y se ofuscaría y no pensaría con claridad. Necesitaba esa claridad. Esa masoquista claridad.
No iba a acorrarlarla ni hacerle escenas, pero tampoco iba a dejar que se escabullera o que fuera ella quien se las montara. Por eso iba a buscarla ahí. Donde todos la conoc=an. Esperó a que volteara a donde ella, a ver si tenía una idea de quien era, y entonces alzó la bolsita de papel. - Te dejaste algo en mi casa el otro día, en el sillón. - ¿Iba adivinando lo que era?
Tenía un par de años que había dejado a Brigantia atrás. Eso de cultivarse intelectual y académicamente estaba bien, pero la vida de excesos y trabajo duro de su papá se estaba cobrando ya factura con el viejo baterista. León no tenía el aguante que tenía antes para vivirse de sol a sol arreglando techados y levantando muros de ladrillo. Y ella era lo único que tenía, así que adorando a su papá como hacía, iba a hacerse cargo de lo que hubiera que hacer. También influía el que nunca hubiera terminado de sentirse muy a gusto en la escuela, no lo negaba, pero ahora que miraba en retrospectiva se preguntaba si acaso había tomado la decisión más adecuada.
Tenía haciendo mucho de eso últimamente, desde hacía un par de días que había encontrado esas bragas ajenas en su casa, se había peleado como nunca lo había hecho con David (sí, David, nada de Dave) y se había marchado. Las cosas no estaban ni por asomo cerca de acercarse. Mucho menos después de tener en sus manos la información que tenía ahora. Mucho menos después de tener un nombre: Frances Burroughs.
Nunca habían sido amigas ni mucho menos en Hogwarts. Porque Sandra era un par de cursos menor que ella, de otra casa, con otros intereses y otros amigos y probablemente nada en común que les uniera más allá de Rayder, a quien había acompañado a su boda. A su boda. Aun así la reconocía y la seguía reconociendo en donde fuera, así que presentarse en Brigantia ese día con la excusa de pedir informes sobre lo necesario para retomar Herbología donde lo había dejado le daba oportunidad de indagar un poco.
Una locura, ya. Pero antes de tomar una decisión, cualquier decisión que la involcurara con David (que en vista de las nuevas circunstancias seguramente iba a ser la decisión más crítica que tuviera que tomar) necesitaba saber. Por que a él no le creía nada, ni una sola palabra, y de hecho después de que según él se hubiera confesado con toda lo que hubiera ocurrido, Sandra se quedaba sintiéndose incluso peor. Jessy decía que Burroughs era probablemente la hija de puta más grande que había existido (y cómo iba a saber ella con esas referencias que la rubia hasta amiguita de la susodicha decía ser) y que seguro lo había manipulado. No sabía que era real y que no.
No había sido muy difícil dar con ella, y el que conociera ya el campus ayudaba a facilitarle las cosas. Así que había anclado a una banca a las afueras de Cerridwen a esperar. Las manos metidas en su abrigo gris y junto a ella una bolsita de papel marrón. Era cosa de esperar a que la última jornada de clases terminara y...
Ah, ahí estaba.
- Eh, Burroughs. - La llamó al reconocerla entre la multitud. Que iba a saber ella sobre si usaba su nombre de casada o no. Si la buscaba ahí, en público y sin montar una escena (por más que lo que realmente quisiera fuera arrancarle la cabeza a gritos) era porque necesitaba estar ella lo más tranquila que se pudiera, porque si se enojaba no sería bueno y se ofuscaría y no pensaría con claridad. Necesitaba esa claridad. Esa masoquista claridad.
No iba a acorrarlarla ni hacerle escenas, pero tampoco iba a dejar que se escabullera o que fuera ella quien se las montara. Por eso iba a buscarla ahí. Donde todos la conoc=an. Esperó a que volteara a donde ella, a ver si tenía una idea de quien era, y entonces alzó la bolsita de papel. - Te dejaste algo en mi casa el otro día, en el sillón. - ¿Iba adivinando lo que era?
Sandra Larson- Mensajes : 10
Fecha de inscripción : 07/01/2015
Re: Situación delicada #3
A esas horas del día ya lo único que quería hacer era volver a su casa y amar mucho a Per (y a las otras dos, claro) así que no iba a ponerse precisamente contenta con las visitas intempestivas. Después de la última clase se colgó la mochila al hombro y decidió salir directo hacia donde estaban los trasladores. Uno de sus compañeros la interceptó para preguntarle algo sobre una tarea y Frances estuvo a dos segundos de mandarlo al diablo, pero por suerte tuvo la paciencia de explicarle, sin saber si de verdad tenía dudas o sólo se estaba haciendo el graciosito porque la veía con prisa. Cuando se libró ya iba de nuevo caminando a paso rápido cuando escuchó que la llamaban por su antiguo apellido.
Se acercó a donde estaba Sandra sin reconocerla y con el ceño fruncido porque no-estaba-de-humor, sólo quería llegar a donde Per, ya era tardísimo, ¿era mucho pedir, por todas las diosas?. Cuando dio unos cuantos pasos más y escuchó de olvidar no sé qué en el sillón, frunció más el ceño. Al entrecerrar los ojos la reconoció, como si ese gesto detonara algo en su cerebro.
Claro, la noviecita de Dave, a la que había visto en la boda, pero también en esa fotografía cuando Dave la había llevado a su casa. No lo pudo evitar, soltó una risa que si bien no era estruendosa, sí era de completa burla. Claro, había hecho lo que había hecho precisamente por arruinarle a todo mundo la vida de la misma manera en que habían querido joder la suya, y también porque en el fondo, le daba un poco de rabia pensar que después de todo eso, Dave regresaría a los brazos de su novia como un gran hipócrita.
Se tapó la boca con una mano y luego, cuando llegó completamente al frente de la chica, puso los ojos en blanco, hastiada por tener que lidiar con eso precisamente en ese momento en el que solamente quería ir a casa.
-Ah, las encontraste, qué gusto, muchas gracias por traérmelas, eh. Bye.
Le hizo un gesto con la mano para escenificar esa despedida grosera y luego hasta le guiñó el ojo. Que entendiera de una vez que no era el momento, así que si no quería terminar por los suelos lo mejor era que la dejara ir a ver a sus bebés de una vez por todas.
Se acercó a donde estaba Sandra sin reconocerla y con el ceño fruncido porque no-estaba-de-humor, sólo quería llegar a donde Per, ya era tardísimo, ¿era mucho pedir, por todas las diosas?. Cuando dio unos cuantos pasos más y escuchó de olvidar no sé qué en el sillón, frunció más el ceño. Al entrecerrar los ojos la reconoció, como si ese gesto detonara algo en su cerebro.
Claro, la noviecita de Dave, a la que había visto en la boda, pero también en esa fotografía cuando Dave la había llevado a su casa. No lo pudo evitar, soltó una risa que si bien no era estruendosa, sí era de completa burla. Claro, había hecho lo que había hecho precisamente por arruinarle a todo mundo la vida de la misma manera en que habían querido joder la suya, y también porque en el fondo, le daba un poco de rabia pensar que después de todo eso, Dave regresaría a los brazos de su novia como un gran hipócrita.
Se tapó la boca con una mano y luego, cuando llegó completamente al frente de la chica, puso los ojos en blanco, hastiada por tener que lidiar con eso precisamente en ese momento en el que solamente quería ir a casa.
-Ah, las encontraste, qué gusto, muchas gracias por traérmelas, eh. Bye.
Le hizo un gesto con la mano para escenificar esa despedida grosera y luego hasta le guiñó el ojo. Que entendiera de una vez que no era el momento, así que si no quería terminar por los suelos lo mejor era que la dejara ir a ver a sus bebés de una vez por todas.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Situación delicada #3
A las groserías Sandra ni reaccionó. Siempre había sido algo taciturna e indiferente a ese tipo de tratos, aunque esa situación era muy distinta a cualquier otra que hubiera tenido que hacerle cara. Tampoco es que esperara un recibimiento distinto, considerando las circunstancias y el carácter por el que Burroughs tenía fama.
No iba a arriesgarse a estirarse y tratar de tomarla por la muñeca para detenerla como había hecho con Jessy porque eso sería llamar la atención demasiado, y eso resultaba ser lo último que quería. Entrar, conseguir las respuestas que necesitaba, y salir. Lo que hiciera Frances después le tenía sin mucho cuidado.
- De cualquier forma solo te voy a quitar unos 10 minutos de tu tiempo. No vengo a armar escándalos, ugh. - Se puso en pie y la siguió, andando al ritmo al que iba ella pero manteniendo la misma expresión de siempre, mirando al frente y con las manos metidas en los bolsillos del abrigo, frío de mierda que lo único que lograba era ponerla de peor humor.
El tener a Jessy en medio de toda su pelea con David habia sido hasta el momento la cosa mas humillante que habia tenido que hacer hasta el momento, pero esto la sobrepasaba y con creces. Que en en la expresion de su rostro no se alcanzaba a ver ni por lejos lo mierda que estaba hecha.
- David dice que lo hiciste para joderlo, y mira, a mi no me consta nada porque no le creo nada, asi que el que te pinte como arpia manipuladora no me vale de nada porque no le creo ni una puta palabra. La cosa es que, si lo que querias era en efecto joderle la vida, pues jodesele a el. Yo no tenía nada que ver en esto. - Y si, David habia intentado regresar a ella como si nada como un maldito hipocrita, y lo hubiera logrado si ella no hubiera dejado las bragas y las marcas de labial en el baño, pero era Sandra la que no queria saber nada de el. Por que claro, al joderle la vida a Rayder se la había llevado a ella entre las patas. Y lo peor de todo es que ahora ya no era ella sola.
Había creído que el malestar era todo debido a la rabia que sentía. Porque imaginarselo con otra en verdad que le hacía sentir nauseas, sentirse fisicamente enferma. Que ese malestar no hubiera hecho mas que intensificarse a lo largo de los dias le habia alarmado muchisimo. Se detuvo y dejó salir lentamente el aire de sus pulmones.
- Asi que mientras tanto estoy aqui, medio muriendome porque preferia estar en cualquier otro lugar a estar hablando contigo y debatiendome si me voy a largar a tener a mi hijo a sola. - Nadie lo sabia, ni Leon, tan solo Nancy porque habia estado con ella. Todo se le complicaba y no sabia que iba a hacer con David. La voz se le quebró un tanto.
- Asi que por favor, ¿tienes diez minutos? - Porque ella nunca le había hecho nada como para que jugara con su vida así. Porque ella también tenía hijos o eso le habían dicho. La verdad es que estaba aterrorizada. Desesperada y aterroriazada. ¿Que no quedaba claro que tenia que estarlo como para ir a buscarla?
No iba a arriesgarse a estirarse y tratar de tomarla por la muñeca para detenerla como había hecho con Jessy porque eso sería llamar la atención demasiado, y eso resultaba ser lo último que quería. Entrar, conseguir las respuestas que necesitaba, y salir. Lo que hiciera Frances después le tenía sin mucho cuidado.
- De cualquier forma solo te voy a quitar unos 10 minutos de tu tiempo. No vengo a armar escándalos, ugh. - Se puso en pie y la siguió, andando al ritmo al que iba ella pero manteniendo la misma expresión de siempre, mirando al frente y con las manos metidas en los bolsillos del abrigo, frío de mierda que lo único que lograba era ponerla de peor humor.
El tener a Jessy en medio de toda su pelea con David habia sido hasta el momento la cosa mas humillante que habia tenido que hacer hasta el momento, pero esto la sobrepasaba y con creces. Que en en la expresion de su rostro no se alcanzaba a ver ni por lejos lo mierda que estaba hecha.
- David dice que lo hiciste para joderlo, y mira, a mi no me consta nada porque no le creo nada, asi que el que te pinte como arpia manipuladora no me vale de nada porque no le creo ni una puta palabra. La cosa es que, si lo que querias era en efecto joderle la vida, pues jodesele a el. Yo no tenía nada que ver en esto. - Y si, David habia intentado regresar a ella como si nada como un maldito hipocrita, y lo hubiera logrado si ella no hubiera dejado las bragas y las marcas de labial en el baño, pero era Sandra la que no queria saber nada de el. Por que claro, al joderle la vida a Rayder se la había llevado a ella entre las patas. Y lo peor de todo es que ahora ya no era ella sola.
Había creído que el malestar era todo debido a la rabia que sentía. Porque imaginarselo con otra en verdad que le hacía sentir nauseas, sentirse fisicamente enferma. Que ese malestar no hubiera hecho mas que intensificarse a lo largo de los dias le habia alarmado muchisimo. Se detuvo y dejó salir lentamente el aire de sus pulmones.
- Asi que mientras tanto estoy aqui, medio muriendome porque preferia estar en cualquier otro lugar a estar hablando contigo y debatiendome si me voy a largar a tener a mi hijo a sola. - Nadie lo sabia, ni Leon, tan solo Nancy porque habia estado con ella. Todo se le complicaba y no sabia que iba a hacer con David. La voz se le quebró un tanto.
- Asi que por favor, ¿tienes diez minutos? - Porque ella nunca le había hecho nada como para que jugara con su vida así. Porque ella también tenía hijos o eso le habían dicho. La verdad es que estaba aterrorizada. Desesperada y aterroriazada. ¿Que no quedaba claro que tenia que estarlo como para ir a buscarla?
Sandra Larson- Mensajes : 10
Fecha de inscripción : 07/01/2015
Re: Situación delicada #3
Volvió a poner los ojos en blanco cuando la sintió caminar detrás de ella hasta alcanzarla. Apretó la correa de su mochila entre su puño y respiró profundo. Bueno, era su karma por intentar hacerse la chistosa –por decir algo –con todo ese asunto solo por estar enojada. No tenía ni diez minutos, ¿qué parte no entendía? Maldijo la mala suerte de no poder aplicar apariciones dentro del campus porque de otro modo habría huido de ahí de una buena vez.
Todo el asunto empeoró cuando le empezó a decir aquello de “David dice que…”. Maldito Dave, no sabía ni por qué le sorprendía, siempre terminaba culpándola a ella de todo, como si acaso fuera una femme fatale que de verdad lo manipulaba y lo orillaba a hacer cosas. ¿Y así se suponía que la amaba y demás? Claro, la quería hasta donde no le era incómodo, cuando las cosas se ponían difíciles entonces ELLA era la culpable. Se detuvo de golpe y se giró para verla de frente. Estaba a nada de abrir la boca para ponerla en su lugar de una buena vez, decirle que se largara y que dejara de decir idioteces cuando le soltó aquél chantaje meloso y ridículo sobre estar esperando un hijo de Dave.
¿Qué pensaba, que la iba a hacer sentir culpable, que la iba a enternecer? Frances podía ser madre, claro, y podía tener un instinto protector con sus hijos que daba miedo, pero en lo que concernía al resto del mundo tenía un solo sentimiento general: le daba exactamente lo mismo. Le puso una auténtica cara de asco antes de mirarla de arriba hacia abajo, era difícil saber si se compadecía, si se burlaba o si simplemente estaba de verdad hastiada de ese asunto.
-Mira niñita idiota. Mal por ti por estar embarazada, es una verdadera JODA, no sabes lo que te espera.
Jamás había sido de esas personas que sabían cuando callarse la boca, cuando ser compasivas, cuando ser empáticas. Se esforzaba cuando algo le importaba, se esforzaba con las personas que quería, pero las que iban ahí a intentar despertarle algo con sus miserias. Esas se podían ir al diablo. Dave, Sandra, le daba lo mismo.
-Si con esa declaración lo que quieres es que calme tu alma diciéndote “oh no te preocupes, yo fui la puta, me MORÍA por follármelo” pues está bien, anda, te lo concedo. No te preocupes, yo fui la puta, me MORÍA por follármelo, pero él se murió de culpa porque te ama muchísimo. ¿Eso quieres escuchar? Quédate con eso, pero la próxima vez no vengas a buscar sinceridad con un chantajito de mierda de por medio para aliviar tus propios miedos, ¿estamos?
Todo el asunto empeoró cuando le empezó a decir aquello de “David dice que…”. Maldito Dave, no sabía ni por qué le sorprendía, siempre terminaba culpándola a ella de todo, como si acaso fuera una femme fatale que de verdad lo manipulaba y lo orillaba a hacer cosas. ¿Y así se suponía que la amaba y demás? Claro, la quería hasta donde no le era incómodo, cuando las cosas se ponían difíciles entonces ELLA era la culpable. Se detuvo de golpe y se giró para verla de frente. Estaba a nada de abrir la boca para ponerla en su lugar de una buena vez, decirle que se largara y que dejara de decir idioteces cuando le soltó aquél chantaje meloso y ridículo sobre estar esperando un hijo de Dave.
¿Qué pensaba, que la iba a hacer sentir culpable, que la iba a enternecer? Frances podía ser madre, claro, y podía tener un instinto protector con sus hijos que daba miedo, pero en lo que concernía al resto del mundo tenía un solo sentimiento general: le daba exactamente lo mismo. Le puso una auténtica cara de asco antes de mirarla de arriba hacia abajo, era difícil saber si se compadecía, si se burlaba o si simplemente estaba de verdad hastiada de ese asunto.
-Mira niñita idiota. Mal por ti por estar embarazada, es una verdadera JODA, no sabes lo que te espera.
Jamás había sido de esas personas que sabían cuando callarse la boca, cuando ser compasivas, cuando ser empáticas. Se esforzaba cuando algo le importaba, se esforzaba con las personas que quería, pero las que iban ahí a intentar despertarle algo con sus miserias. Esas se podían ir al diablo. Dave, Sandra, le daba lo mismo.
-Si con esa declaración lo que quieres es que calme tu alma diciéndote “oh no te preocupes, yo fui la puta, me MORÍA por follármelo” pues está bien, anda, te lo concedo. No te preocupes, yo fui la puta, me MORÍA por follármelo, pero él se murió de culpa porque te ama muchísimo. ¿Eso quieres escuchar? Quédate con eso, pero la próxima vez no vengas a buscar sinceridad con un chantajito de mierda de por medio para aliviar tus propios miedos, ¿estamos?
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Brigantia86 :: Terrenos :: Cafetería
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