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Situación delicada numero 2
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Situación delicada numero 2
No sabía qué hora era exactamente pero ya había anochecido cuando llegó por la red flú hacia la universidad. James Blue era la persona más tranquila que la vida misma podía conocer, todo aquel que se jactara de haberse encontrado al menos una vez con él podía reconocerlo como un hombre pacífico que siempre estaba sonriendo y saludaba a todo aquel que se encontrara a su paso, era un hombre de buena voluntad y amable con la gente, pero ese día específicamente tras salir por las llamas color verde tenía una cara de querer asesinar al primero que le pasara enfrente. ¿La razón? Zelda Fay. Esa mujer había hecho lo que pocos habían logrado, quitarle toda la razón de la cabeza e infundirle un odio irracional hacia, para acabarla, uno de sus mejores amigos desde prácticamente que tenia memoria.
No era que ambos se hubiesen liado, era la situación que rodeaba todo. Se sentía un idiota por creer que personas como la semi veela eran buenas y podía confiarles incluso su vida misma. En aquellos momentos estaba replanteándose la confianza que tenía en las personas que estaban a su lado.
Se dirigió al edificio de Cerridwen sin saludar a nadie, sin desviar su mirada del camino. Tenía los brazos a los lados y los puños apretados, la mirada encendida y la cabeza descolocada. Quería ir a ver a George, decirle lo que Zelda le había dicho y reclamarle por qué le había hecho eso a pesar de ser su amigo, preguntarle si es que se burlaban a sus espaldas o cuando había ocurrido todo eso del tórrido romance entre la semi veela y él. Tenía muchas dudas en la cabeza que simplemente lo ponían mal, muy mal.
Llegó a los dormitorios, el lugar estaba casi vacío porque algunos estudiantes aun no volvían de las vacaciones de invierno. Maldijo entre dientes y volvió a darle un golpe a lo primero que vio, luego se dirigió hacia una de las habitaciones, pero no era la de George, era la de Aislynn y tocó desesperadamente.
Abre, abre por favor… - Cerró los ojos esperando a que la puerta frente a él se abriera y cuando lo hizo, con solamente ver los ojos de Aislynn se fue hacia ella tomándola con fuerza por la nuca y le plantó un beso desesperado. Cerró la puerta entrando sin que ella dijera nada y luego la puso contra ella sin decirle nada, estaba necesitándola en esos momentos más que nuca.
No era que ambos se hubiesen liado, era la situación que rodeaba todo. Se sentía un idiota por creer que personas como la semi veela eran buenas y podía confiarles incluso su vida misma. En aquellos momentos estaba replanteándose la confianza que tenía en las personas que estaban a su lado.
Se dirigió al edificio de Cerridwen sin saludar a nadie, sin desviar su mirada del camino. Tenía los brazos a los lados y los puños apretados, la mirada encendida y la cabeza descolocada. Quería ir a ver a George, decirle lo que Zelda le había dicho y reclamarle por qué le había hecho eso a pesar de ser su amigo, preguntarle si es que se burlaban a sus espaldas o cuando había ocurrido todo eso del tórrido romance entre la semi veela y él. Tenía muchas dudas en la cabeza que simplemente lo ponían mal, muy mal.
Llegó a los dormitorios, el lugar estaba casi vacío porque algunos estudiantes aun no volvían de las vacaciones de invierno. Maldijo entre dientes y volvió a darle un golpe a lo primero que vio, luego se dirigió hacia una de las habitaciones, pero no era la de George, era la de Aislynn y tocó desesperadamente.
Abre, abre por favor… - Cerró los ojos esperando a que la puerta frente a él se abriera y cuando lo hizo, con solamente ver los ojos de Aislynn se fue hacia ella tomándola con fuerza por la nuca y le plantó un beso desesperado. Cerró la puerta entrando sin que ella dijera nada y luego la puso contra ella sin decirle nada, estaba necesitándola en esos momentos más que nuca.
James Blue- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Edad : 32
Re: Situación delicada numero 2
Llevaba más de dos horas intentando terminar uno de los trabajos que tenía para clases pero a pesar de tener el pergamino frente a sus narices no era capaz de concentrarse ni en escribir dos malditas líneas. Estaba dispersa y no tenía la cabeza centrada por culpa de la situación delicada en la que se encontraba. ¿Cuál situación? Los números. Los números no cuadraban. Había repasado mil veces el maldito calendario que tenía encima del escritorio y siempre ocurría lo mismo, se pasaba de la fecha. La rubia irlandesa tenía un retraso de varios días y aunque intentó no alarmarse demasiado al principio, ahora si estaba realmente preocupada. Por si alguna de esas ocurría un milagro, volvió a contar como estúpida por saber si ya no era capaz de recordar las lecciones básicas de Beauxbatons pero no, ahí estaba el maldito número señalado y ya hacía días que había pasado- No… - y gruñó lastimera dejando caer la cabeza contra el escritorio, resoplando si levantar la vista del pergamino donde tenía enterrado el rostro.
No tenía ni idea que hacer. ¿Ir y soltar la noticia tal cual a James? ¿Tal vez hacerse una prueba antes? ¿Esperar porque igual era un tonto retraso sin más importancia? Quizás podría consultarle a Amy pero… no habían vuelto a hablar desde el día en que salió corriendo de la casa-zulo de Brackminster. Estaba hundida en sus pensamientos cuando la puerta resonó con fuerza y la impresión hizo que saltara de su asiento, incorporándose de inmediato. ¿Quién diablos llegaba como ogro a derribar su puerta a esas horas de la noche? Pero la voz de James al otro lado con aquella frase casi suplicante fue el detonante para que Aislynn abandonara su silla a fin de abrir y se encontró con el rostro de James, completamente enturbiado por algo que salía a su comprensión.
Ni tiempo tuvo a analizar el motivo de su visita ni el porque de su cara descompuesta porque de un momento a otro, James estaba abalanzándose sobre ella para besarla con furia y necesidad. No opuso resistencia cuando empujó su cuerpo hacia atrás para entrar en la habitación y tampoco después cuando la empotró contra la puerta ya cerrada. Suerte que no estaba su compañera de habitación porque igual hubiera sido algo incomoda la situación. Sorprendida e impresionada por la impulsividad de James, necesitó un segundo para recuperar el aliento y la respiración que se agitaba con fuerza en su pecho. Levantó la mano para acariciar con el reverso de la mano su mejilla, dejando una caricia delicada sobre su piel - ¿Qué ha pasado? - porque sabía que había pasado algo y no tenía nada que ver con su retraso porque era imposible que fuese adivino (no tenía pinta la verdad).
Igualmente, no dejó que respondiera porque antes descendió la mano que tenía alzada hasta su cuello y alzó su homologa para dejarla en el otro lado, acercándolo para darle un beso lánguido cuyos primeros compases fueron lentos pero que lentamente fue intensificándose porque estaba contagiándose de su desesperación. Terminó el beso apoyado su frente contra la suya y abrió lentamente los ojos para mirarlo de cerca, rozando su nariz con la suya - Cuéntamelo…
No tenía ni idea que hacer. ¿Ir y soltar la noticia tal cual a James? ¿Tal vez hacerse una prueba antes? ¿Esperar porque igual era un tonto retraso sin más importancia? Quizás podría consultarle a Amy pero… no habían vuelto a hablar desde el día en que salió corriendo de la casa-zulo de Brackminster. Estaba hundida en sus pensamientos cuando la puerta resonó con fuerza y la impresión hizo que saltara de su asiento, incorporándose de inmediato. ¿Quién diablos llegaba como ogro a derribar su puerta a esas horas de la noche? Pero la voz de James al otro lado con aquella frase casi suplicante fue el detonante para que Aislynn abandonara su silla a fin de abrir y se encontró con el rostro de James, completamente enturbiado por algo que salía a su comprensión.
Ni tiempo tuvo a analizar el motivo de su visita ni el porque de su cara descompuesta porque de un momento a otro, James estaba abalanzándose sobre ella para besarla con furia y necesidad. No opuso resistencia cuando empujó su cuerpo hacia atrás para entrar en la habitación y tampoco después cuando la empotró contra la puerta ya cerrada. Suerte que no estaba su compañera de habitación porque igual hubiera sido algo incomoda la situación. Sorprendida e impresionada por la impulsividad de James, necesitó un segundo para recuperar el aliento y la respiración que se agitaba con fuerza en su pecho. Levantó la mano para acariciar con el reverso de la mano su mejilla, dejando una caricia delicada sobre su piel - ¿Qué ha pasado? - porque sabía que había pasado algo y no tenía nada que ver con su retraso porque era imposible que fuese adivino (no tenía pinta la verdad).
Igualmente, no dejó que respondiera porque antes descendió la mano que tenía alzada hasta su cuello y alzó su homologa para dejarla en el otro lado, acercándolo para darle un beso lánguido cuyos primeros compases fueron lentos pero que lentamente fue intensificándose porque estaba contagiándose de su desesperación. Terminó el beso apoyado su frente contra la suya y abrió lentamente los ojos para mirarlo de cerca, rozando su nariz con la suya - Cuéntamelo…
Aislynn Breen- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 28/12/2014
Re: Situación delicada numero 2
Estaba desesperado, aun sentía que su cuerpo estaba temblando por el enojo, por la indignación que Zelda le había hecho pasar, por sentirse tan estúpido por creer ciegamente en alguien. Ni siquiera los labios de Aislynn podían calmar el sentimiento de desgracia que tenía en su pecho. Sabía que la rubia frente a él no tenía la culpa pero era ella la única que podía hacer que no fuera en esos momentos a matar a George. Quería calmarse, quería dejar detrás todo lo que había pasado, así que volvió a besarla y la tomó por la cintura apretando con los puños los pliegues de su ropa. Estaba respirando agitadamente cuando ella se separo lo suficiente para articular algunas palabras. James solamente negó con la cabeza y volvió a besarla como un loco sintiendo que poco a poco y con sus caricias la ira que lo dominaba comenzaba a desaparecer.
Soy un idiota, eso sucede -. Su voz estaba desesperada, dolida. Su rostro reflejaba cuan destrozado estaba por dentro. La abrazó esta vez con más cuidado y puso la cabeza contra el hombro de Aislynn, hundiéndose en ella y en el olor de su cabello que caía frente a él como seda dorada. Aun estaba respirando agitadamente pero poco a poco comenzaba a calmarse. Aun no podía pensar correctamente las palabras para explicarlo todo, ni siquiera sabía si podría explicarlo.
Se separó de ella y dio un par de pasos hacia atrás moviéndose desesperado entre la habitación, se pasó una mano por el rostro desesperado como si quisiera quitarse la pesadez de lo que había ocurrido. Sabía que tenía que explicarle a Aislynn lo que había ocurrido y porque estaba ahí como un loco, más aun, por qué quería ir a la habitación de George y partirle la cara al desgraciado.
Estuve hablando con Zelda .- Se detuvo frente a la rubia para tratar con palabras sobre puestas una tras otra. Le había contado quién era Zelda después de lo ocurrido en la batcave, le había dicho que era su ex novia pero que, estúpidamente, estaban en buenos términos y todo eso. Ahora estaba ahí contándole nuevamente sobre ella.
Maldita sea ¿Cómo puedo ser tan idiota? … Iba venir aquí a terminar todo contigo por una mentira. Una maldita mentira de esa mujer… Perdóname. – Y nuevamente fue hacia ella tomándola de las mejillas y dándole varios besos desesperados, en los labios, en las mejillas, acariciando su cabello que en esos momentos le parecía lo más perfecto del universo.
Soy un idiota, eso sucede -. Su voz estaba desesperada, dolida. Su rostro reflejaba cuan destrozado estaba por dentro. La abrazó esta vez con más cuidado y puso la cabeza contra el hombro de Aislynn, hundiéndose en ella y en el olor de su cabello que caía frente a él como seda dorada. Aun estaba respirando agitadamente pero poco a poco comenzaba a calmarse. Aun no podía pensar correctamente las palabras para explicarlo todo, ni siquiera sabía si podría explicarlo.
Se separó de ella y dio un par de pasos hacia atrás moviéndose desesperado entre la habitación, se pasó una mano por el rostro desesperado como si quisiera quitarse la pesadez de lo que había ocurrido. Sabía que tenía que explicarle a Aislynn lo que había ocurrido y porque estaba ahí como un loco, más aun, por qué quería ir a la habitación de George y partirle la cara al desgraciado.
Estuve hablando con Zelda .- Se detuvo frente a la rubia para tratar con palabras sobre puestas una tras otra. Le había contado quién era Zelda después de lo ocurrido en la batcave, le había dicho que era su ex novia pero que, estúpidamente, estaban en buenos términos y todo eso. Ahora estaba ahí contándole nuevamente sobre ella.
Maldita sea ¿Cómo puedo ser tan idiota? … Iba venir aquí a terminar todo contigo por una mentira. Una maldita mentira de esa mujer… Perdóname. – Y nuevamente fue hacia ella tomándola de las mejillas y dándole varios besos desesperados, en los labios, en las mejillas, acariciando su cabello que en esos momentos le parecía lo más perfecto del universo.
James Blue- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Edad : 32
Re: Situación delicada numero 2
No tenía idea de cuanto había ocurrido y menos hacerse una idea del tamaño del enojo de James pero viendo su desesperación así como la necesidad con la que sus labios se chocaban tenía que ser terrible. El abrazo enterneció a Aislynn que besó inmediatamente su mejilla, acariciando con la mano sus rizos mientas paseaba la nariz de arriba abajo su mandíbula, tratando de calmar su estado anímico de algún modo y ese era el único que tenía en mente porque las palabras bien podían malinterpretarse o añadir más a cuanto pasaba por su cabeza. Por eso, cuando él se separó, dejó que se fuera y se quedó contra la puerta tan solo observando como se movía de un lado a otro cual león enjaulado.
Todo se reveló con la siguiente frase. Había ido a ver a Zelda. Bien, podía sobrellevarlo. Ya sabía que en un pasado había sido su novia y por eso aún seguía con la mosca tras la oreja por el beso en el antro de góticos pero determinó que había sido un suceso circunstancial, empujado por los grados de alcohol que llevaba de más James y por la soltura que demostró la semiveela que no dudó en conquistar terreno como si Blue no fuera más que un pedazo de carne que disputarse. No obstante, se quedó completamente callada y no intervino, Aislynn mantuvo la expresión neutra y los ojos azules puestos en Blue mientas continuaba explicándose sobre los sucesos. Era muy comprensiva, los dioses sabían que lo era con creeces y prueba de ello era que estaba saliendo con él pese a que no tenía los asuntos en regla con Whitney pero saber que tenía la intención de dejarla por cualquier locura que la boca de Zelda hubiera soltado, era una cosa que su cabeza ya no terminaba de comprender.
Era una estúpida que estaba preocupándose por si el retraso conllevaba un bebé mientas él se entretenía con Zelda. En ese preciso instante tenía ganas de darle un golpe con el puño en pleno pecho y apartarlo de su lado pero tragó saliva, deshaciendo el nudo de la garganta y dejó que la besara porque de era una estúpida que había terminado enamorándose de él. Pese a todo, Lynn continuaba en su habitual actitud en contra de los dramas y cuando él paró de besar su rostro para acariciar su cabello rubio que caía por sus hombros - ¿Por qué? - soltó de golpe tan entera como podía y sin intentar quebrar la voz. Hizo una pausa porque en el estado de James y el suyo propio no estaba bien dejar preguntas de aquel calibre en el aire, cerró los ojos y volvió a inspirar profundo - ¿Por qué me ibas a dejar? - y era hasta duro escuchar aquello.
No, no se hubiera imaginado eso. Aislynn confiaba en James por completo. Si había dicho que Zelda era su ex novia era su ex novia pero ahora no entendía el grado de mentira para que de improvisto James fuera a apartarla de su vida - ¿Cuál ha sido esa mentira? - aún así hablaba serena y calmada, buscando tranquilidad donde no había. Llegados a ese punto ya no sabía si estaba más cabreada con él por traicionar su confianza o con Zelda por ser una maldita mentirosa. Cerró un par de veces las manos, buscando serenidad y las alzó para dejarlas en el rostro de James, separándolo para que la mirara a los ojos y hablara de una buena vez por muy cabreado que estuviera.
Todo se reveló con la siguiente frase. Había ido a ver a Zelda. Bien, podía sobrellevarlo. Ya sabía que en un pasado había sido su novia y por eso aún seguía con la mosca tras la oreja por el beso en el antro de góticos pero determinó que había sido un suceso circunstancial, empujado por los grados de alcohol que llevaba de más James y por la soltura que demostró la semiveela que no dudó en conquistar terreno como si Blue no fuera más que un pedazo de carne que disputarse. No obstante, se quedó completamente callada y no intervino, Aislynn mantuvo la expresión neutra y los ojos azules puestos en Blue mientas continuaba explicándose sobre los sucesos. Era muy comprensiva, los dioses sabían que lo era con creeces y prueba de ello era que estaba saliendo con él pese a que no tenía los asuntos en regla con Whitney pero saber que tenía la intención de dejarla por cualquier locura que la boca de Zelda hubiera soltado, era una cosa que su cabeza ya no terminaba de comprender.
Era una estúpida que estaba preocupándose por si el retraso conllevaba un bebé mientas él se entretenía con Zelda. En ese preciso instante tenía ganas de darle un golpe con el puño en pleno pecho y apartarlo de su lado pero tragó saliva, deshaciendo el nudo de la garganta y dejó que la besara porque de era una estúpida que había terminado enamorándose de él. Pese a todo, Lynn continuaba en su habitual actitud en contra de los dramas y cuando él paró de besar su rostro para acariciar su cabello rubio que caía por sus hombros - ¿Por qué? - soltó de golpe tan entera como podía y sin intentar quebrar la voz. Hizo una pausa porque en el estado de James y el suyo propio no estaba bien dejar preguntas de aquel calibre en el aire, cerró los ojos y volvió a inspirar profundo - ¿Por qué me ibas a dejar? - y era hasta duro escuchar aquello.
No, no se hubiera imaginado eso. Aislynn confiaba en James por completo. Si había dicho que Zelda era su ex novia era su ex novia pero ahora no entendía el grado de mentira para que de improvisto James fuera a apartarla de su vida - ¿Cuál ha sido esa mentira? - aún así hablaba serena y calmada, buscando tranquilidad donde no había. Llegados a ese punto ya no sabía si estaba más cabreada con él por traicionar su confianza o con Zelda por ser una maldita mentirosa. Cerró un par de veces las manos, buscando serenidad y las alzó para dejarlas en el rostro de James, separándolo para que la mirara a los ojos y hablara de una buena vez por muy cabreado que estuviera.
Aislynn Breen- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 28/12/2014
Re: Situación delicada numero 2
No estaba listo para explicar concretamente que era lo que había pasado por que todo había sido muy fuerte para él. Pero si había ido hasta ese lugar era porque necesitaba sacarlo con alguien, aun que ese alguien fuera Aislynn, no se imaginaba que pudiera lastimarla porque no era esa su intención, si estaba diciéndole eso era por que no pensaba dejarla, ahora ni nunca. Todo le había servido para darse cuenta que la necesitaba muchísimo, que la quería más allá de lo que podía querer a otra persona y que, en verdad aun que había pensado en dejar todo con ella, en realidad no había tenido la intención de hacerlo.
Cuando Aislynn le preguntó cuál había sido esa mentira él simplemente le soltó una de esas miradas que podían derrumbar a cualquiera. Le dolía incluso pensarlo, no podía explicarle nada más así que era lo que Zelda le había dicho, había muchas cosas detrás que solamente eso. Se separó de ella tomándola de las manos y se sentó en la cama de la rubia quedando frente a ella, tomándole aun las manos, besándolas.
No es fácil de explicar… No es solamente por lo que Zelda me dijo, si no lo que ella dijo que desencadenó muchas cosas que habían ocurrido antes conmigo. - Iba a contárselo todo, acariciaba sus manos y veía la blancura de ellas, la delicadeza entre las suyas que eran grandes y ásperas. – Hace años, antes de conocerte o conocer a Zelda, salí con una mujer. Ella… estuvo embarazada pero decidió no tener a nuestro hijo. Eso me destruyó completamente Lynn… jamás pude recuperarme de eso. Esta tarde encontré a Zelda por casualidad en Londres, me invitó a su departamento y comenzó a decirme muchas cosas, que me amaba, que tenía que elegir si quería estar con ella o fingiría que yo jamás había existido…. - Las palabras le salían a tropezones, una tras otra como si él mismo no supiera donde la situación se había descompuesto. – Al final terminó diciéndome que había perdido un bebé después que yo la había dejado.
Soltó las manos de Aislynn y se las pasó por el rostro como si solamente decirlo volviera a recomponerlo .- ¿Todo volvió sabes? Lo que había pasado, todo… Me sentí tan culpable por ello, me sentí terrible por haber perdido nuevamente otro hijo. Iba a estar con ella, quería reparar el daño…. Pero después no sé si porque se dio cuenta que era un idiota que iba a creerle todo lo que me dijera, me dijo que el hijo no era mío, que había sido de otro…
Volvió a levantarse de la cama como si simplemente no se pudiera quedar quieto. En verdad aquello estaba destruyéndolo. No podía si quiera creer que existiera alguien como Zelda que jugara así con lo que él sentía, con lo que pensaba. – Al final dijo que yo lo había mal entendido… pero ella actuaba como si… ella me hizo creer que… - Volvía a enojarse y no terminaba las frases, tomó una de las cosas que estaban por ahí y la estrujó entre las manos pero sin atreverse a arrojarla. No era suya igualmente, al darse cuenta que estaba perdiendo los estribos, dejó el muñeco que había tomado donde lo encontró y se recargó sobre el escritorio de Aislynn simplemente bajando la cabeza.
Cuando Aislynn le preguntó cuál había sido esa mentira él simplemente le soltó una de esas miradas que podían derrumbar a cualquiera. Le dolía incluso pensarlo, no podía explicarle nada más así que era lo que Zelda le había dicho, había muchas cosas detrás que solamente eso. Se separó de ella tomándola de las manos y se sentó en la cama de la rubia quedando frente a ella, tomándole aun las manos, besándolas.
No es fácil de explicar… No es solamente por lo que Zelda me dijo, si no lo que ella dijo que desencadenó muchas cosas que habían ocurrido antes conmigo. - Iba a contárselo todo, acariciaba sus manos y veía la blancura de ellas, la delicadeza entre las suyas que eran grandes y ásperas. – Hace años, antes de conocerte o conocer a Zelda, salí con una mujer. Ella… estuvo embarazada pero decidió no tener a nuestro hijo. Eso me destruyó completamente Lynn… jamás pude recuperarme de eso. Esta tarde encontré a Zelda por casualidad en Londres, me invitó a su departamento y comenzó a decirme muchas cosas, que me amaba, que tenía que elegir si quería estar con ella o fingiría que yo jamás había existido…. - Las palabras le salían a tropezones, una tras otra como si él mismo no supiera donde la situación se había descompuesto. – Al final terminó diciéndome que había perdido un bebé después que yo la había dejado.
Soltó las manos de Aislynn y se las pasó por el rostro como si solamente decirlo volviera a recomponerlo .- ¿Todo volvió sabes? Lo que había pasado, todo… Me sentí tan culpable por ello, me sentí terrible por haber perdido nuevamente otro hijo. Iba a estar con ella, quería reparar el daño…. Pero después no sé si porque se dio cuenta que era un idiota que iba a creerle todo lo que me dijera, me dijo que el hijo no era mío, que había sido de otro…
Volvió a levantarse de la cama como si simplemente no se pudiera quedar quieto. En verdad aquello estaba destruyéndolo. No podía si quiera creer que existiera alguien como Zelda que jugara así con lo que él sentía, con lo que pensaba. – Al final dijo que yo lo había mal entendido… pero ella actuaba como si… ella me hizo creer que… - Volvía a enojarse y no terminaba las frases, tomó una de las cosas que estaban por ahí y la estrujó entre las manos pero sin atreverse a arrojarla. No era suya igualmente, al darse cuenta que estaba perdiendo los estribos, dejó el muñeco que había tomado donde lo encontró y se recargó sobre el escritorio de Aislynn simplemente bajando la cabeza.
James Blue- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Edad : 32
Re: Situación delicada numero 2
Una mirada y bastó para que Aislynn bajara los muros que había levantado en cuanto supo que pretendía dejarla. En realidad no fue una mirada cualquiera, fue ESA mirada de profundo dolor que debilitó por completo cualquier argumento que hubiera podido estar razonando su cabeza. Una vez más, dejó que se fuera y siguió a Blue hasta su cama pero mientras él tomó asiento sobre el colchón, la irlandesa se quedó frente suyo de pie para mirarlo desde arriba. Guardó de nuevo silencio porque era del tipo de personas que siempre dejaba hablar a las personas cuando necesitaban ser escuchadas y James pese a todo, merecía explicarse sin interrupciones.
No se esperaba nada de aquello. Tal vez porque aún su mente era demasiado inocente y no podía simplemente imaginarse cuan de activa había sido la vida amorosa y sexual de James cuando la suya a penas estaba comenzando con él. Pero no agregó nada y dejó las manos quietas entre las suyas mientras dejaba de lado su propio enfado para sacar otra vez la parte comprensiva suya, esa que Gale había enseñado a su hija muchos años atrás y que aún mantenía fresca como el primer día. Desgraciadamente a cada palabra que surgía por labios del inglés, Lynn se iba hundiendo en si misma más y más porque precisamente estaban tocando un tema demasiado delicado para ella. ¿Cómo carajos iba a decirle que tenía un retraso cuando estaba confesándole que ya había perdido un hijo? Pero aún peor se puso el asunto cuando volvieron a tocar el delicado tema de Zelda. No, James no tenía la culpa. La culpa era de la maldita tipeja y sus artimañas para retenerlo a su lado. Pero volvían al mismo punto, apartando el delicado incidente, ¿cómo podía plantarse con su cara para decirle que tal vez estaban esperando un hijo?
Se estremeció. No podía. No era el momento. No cuando él estaba abriéndose de aquella forma a ella y expresaba con palabras algo que había significado mucho para él. Zelda había arruinado todo con su mentira despiadada y cruel. Cuando se levantó, se hizo a un lado para dejar que se moviera por la habitación y se llevó una mano a su vientre para arrugar la camiseta con su mano. Lo siguió con la mirada sin importar que destrozara uno de sus peluches preferidos y cuando terminó sentado en su escritorio con la cabeza agachada, Lynn necesitó unos segundos para mirar a otro lado, inspirar profundo y solar el aire de forma lenta.
Caminó hasta él y se colocó delante suyo, poniendo la palma de su mano en su mejilla y acariciando con el dedo pulgar su labio inferior de forma repetida - Te hizo creer que era suyo - no, no podía dejarlo tan hundido era superior a sus fuerzas. No cuando a cada gesto, palabra o mirada, Lynn sufría con él porque lo entendía y comprendía como se encontraba, estaba haciendo su dolor propio. Sonrío con ternura y obligo a que separara las piernas para colocarse de pie frente a él. Cogió las manos de James, ásperas y perfectas para ella, y obligó al inglés a que rodeara su cintura con sus brazos. Pasó los suyos por su cuello y buscó con su nariz otra vez la suya, dándole una caricia en el simple roce antes de apoyar sus labios contra los suyos - pero no es así - le dio un beso suave y tierno, corto porque quería aún agregar cosas pero hablaba casi en susurros y taimada, intentando ayudarlo con su aparente paz aunque en su cabeza solo se repitiera una y otra vez, “¿Cómo se lo vas a decir?” - estoy aquí, contigo… no pasa nada… - susurró y dio otro beso mientas sus dedos se perdían entre los mechones de su pelo, acariciándolo con cariño - es una canallada lo que te hizo pero debes relajarte, James. Porque con tu enojo y dolor está consiguiendo lo que quería.
Se separó de él y cogió sus manos para llevarlo otra vez a la cama, se sentó en un rincón de la cama y palmeó con la mano su lado. No era de las más grandes pero como estaba pegada contra la pared y ella ocupaba poco, podrían caber perfectamente - Todo ese sufrimiento, el que sientes cuando recuerdas lo que ocurrió con aquella chica… ¿por qué te torturas así, James? No fue tu culpa. Ella tomó esa decisión y no pudiste hacer nada. Igual en un futuro tienes un niño… - y volvió a arrugar su camiseta por el vientre mientras su cabeza volvía a inquirir en la frase. “¿Cómo se lo vas a decir?” - … no todo el dolor se queda ahí, se puede avanzar….
No se esperaba nada de aquello. Tal vez porque aún su mente era demasiado inocente y no podía simplemente imaginarse cuan de activa había sido la vida amorosa y sexual de James cuando la suya a penas estaba comenzando con él. Pero no agregó nada y dejó las manos quietas entre las suyas mientras dejaba de lado su propio enfado para sacar otra vez la parte comprensiva suya, esa que Gale había enseñado a su hija muchos años atrás y que aún mantenía fresca como el primer día. Desgraciadamente a cada palabra que surgía por labios del inglés, Lynn se iba hundiendo en si misma más y más porque precisamente estaban tocando un tema demasiado delicado para ella. ¿Cómo carajos iba a decirle que tenía un retraso cuando estaba confesándole que ya había perdido un hijo? Pero aún peor se puso el asunto cuando volvieron a tocar el delicado tema de Zelda. No, James no tenía la culpa. La culpa era de la maldita tipeja y sus artimañas para retenerlo a su lado. Pero volvían al mismo punto, apartando el delicado incidente, ¿cómo podía plantarse con su cara para decirle que tal vez estaban esperando un hijo?
Se estremeció. No podía. No era el momento. No cuando él estaba abriéndose de aquella forma a ella y expresaba con palabras algo que había significado mucho para él. Zelda había arruinado todo con su mentira despiadada y cruel. Cuando se levantó, se hizo a un lado para dejar que se moviera por la habitación y se llevó una mano a su vientre para arrugar la camiseta con su mano. Lo siguió con la mirada sin importar que destrozara uno de sus peluches preferidos y cuando terminó sentado en su escritorio con la cabeza agachada, Lynn necesitó unos segundos para mirar a otro lado, inspirar profundo y solar el aire de forma lenta.
Caminó hasta él y se colocó delante suyo, poniendo la palma de su mano en su mejilla y acariciando con el dedo pulgar su labio inferior de forma repetida - Te hizo creer que era suyo - no, no podía dejarlo tan hundido era superior a sus fuerzas. No cuando a cada gesto, palabra o mirada, Lynn sufría con él porque lo entendía y comprendía como se encontraba, estaba haciendo su dolor propio. Sonrío con ternura y obligo a que separara las piernas para colocarse de pie frente a él. Cogió las manos de James, ásperas y perfectas para ella, y obligó al inglés a que rodeara su cintura con sus brazos. Pasó los suyos por su cuello y buscó con su nariz otra vez la suya, dándole una caricia en el simple roce antes de apoyar sus labios contra los suyos - pero no es así - le dio un beso suave y tierno, corto porque quería aún agregar cosas pero hablaba casi en susurros y taimada, intentando ayudarlo con su aparente paz aunque en su cabeza solo se repitiera una y otra vez, “¿Cómo se lo vas a decir?” - estoy aquí, contigo… no pasa nada… - susurró y dio otro beso mientas sus dedos se perdían entre los mechones de su pelo, acariciándolo con cariño - es una canallada lo que te hizo pero debes relajarte, James. Porque con tu enojo y dolor está consiguiendo lo que quería.
Se separó de él y cogió sus manos para llevarlo otra vez a la cama, se sentó en un rincón de la cama y palmeó con la mano su lado. No era de las más grandes pero como estaba pegada contra la pared y ella ocupaba poco, podrían caber perfectamente - Todo ese sufrimiento, el que sientes cuando recuerdas lo que ocurrió con aquella chica… ¿por qué te torturas así, James? No fue tu culpa. Ella tomó esa decisión y no pudiste hacer nada. Igual en un futuro tienes un niño… - y volvió a arrugar su camiseta por el vientre mientras su cabeza volvía a inquirir en la frase. “¿Cómo se lo vas a decir?” - … no todo el dolor se queda ahí, se puede avanzar….
Aislynn Breen- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 28/12/2014
Re: Situación delicada numero 2
Cuando Aislynn terminó su frase él se sintió nuevamente como un idiota. ¿Tan fácil le era creer en las personas? En realidad lo que más le daba coraje de la situación es que en efecto, Zelda jamás le había dicho que ese hijo que había perdido era suyo, él lo dio por entendido, por idiota y por creer que era el único hombre que podía haber tocado a la semi veela en ese tiempo. Era un idiota completamente. Asintió a las palabras de la rubia con la mirada en el suelo, estaba visiblemente afectado por todo, pero al menos la caricia de su mano lograba apagar un poco las sensaciones martirizantes en su interior. La abrazó y recargo unos momentos su frente sobre el estomago de la chica, luego levantó el rostro para recibir ese beso como si fuera un bálsamo para calmar sus heridas.
Se dejó llevar hasta la cama y no hizo ningún otro comentario. Se sentó a su lado y luego la tomó por los brazos para recostarse a su lado, la atrajo hasta él y la abrazó, era la única manera en la que podía sentir que llegaba a calmar esas ansias asesinas. Quería salir y golpear a George, reclamarle por haber sido un idiota inconsciente, por haber dejado a Zelda en esa situación y más aun por no habérselo dicho. Eran amigos, era lo menos que podía hacer, al menos para que después la otra mujer no llegara a hacer lo que hizo. En esos momentos James no estaba buscando razones, estaba buscando culpables.
No estoy enfadado por eso. Fue muy duro Aislynn saber que en algún momento iba a ser padre y ahora no. Estoy molesto por la situación, por haber creído de esa manera en Zelda, porque siento que no puedo confiar en nadie de las personas que me rodean. ¿Sabes de quién era ese hijo que perdió? De George…. Mi amigo George. – Que también era amigo de Aislynn por supuesto. James escupía esas palabras con amargura. – No sé si fue mientras estaba conmigo o después, no importa en realidad. Me siento un idiota por haber creído en ella. Ahora siento que no puedo confiar en nadie.
Acarició el brazo de la rubia y ahí tendido a su lado la miró a los ojos. Estaba rogando en su interior que ella no fuera de esa manera, pero tenía un miedo terrible a perderla que simplemente soltó lo primero que le vino a la mente. – Te amo… - Era muy pronto para decírselo, lo sabía, pero era algo de lo que se había dado cuenta. No quería estar sin ella, no importaba que.
Se dejó llevar hasta la cama y no hizo ningún otro comentario. Se sentó a su lado y luego la tomó por los brazos para recostarse a su lado, la atrajo hasta él y la abrazó, era la única manera en la que podía sentir que llegaba a calmar esas ansias asesinas. Quería salir y golpear a George, reclamarle por haber sido un idiota inconsciente, por haber dejado a Zelda en esa situación y más aun por no habérselo dicho. Eran amigos, era lo menos que podía hacer, al menos para que después la otra mujer no llegara a hacer lo que hizo. En esos momentos James no estaba buscando razones, estaba buscando culpables.
No estoy enfadado por eso. Fue muy duro Aislynn saber que en algún momento iba a ser padre y ahora no. Estoy molesto por la situación, por haber creído de esa manera en Zelda, porque siento que no puedo confiar en nadie de las personas que me rodean. ¿Sabes de quién era ese hijo que perdió? De George…. Mi amigo George. – Que también era amigo de Aislynn por supuesto. James escupía esas palabras con amargura. – No sé si fue mientras estaba conmigo o después, no importa en realidad. Me siento un idiota por haber creído en ella. Ahora siento que no puedo confiar en nadie.
Acarició el brazo de la rubia y ahí tendido a su lado la miró a los ojos. Estaba rogando en su interior que ella no fuera de esa manera, pero tenía un miedo terrible a perderla que simplemente soltó lo primero que le vino a la mente. – Te amo… - Era muy pronto para decírselo, lo sabía, pero era algo de lo que se había dado cuenta. No quería estar sin ella, no importaba que.
James Blue- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Edad : 32
Re: Situación delicada numero 2
Aislynn abrazó con su brazo derecho la cintura de James y se acomodó contra él pasando ligeramente la pierna del mismo costado por encima de las de él. Su cabeza estaba justo sobre su torso y con solo alzar la nariz podría acariciar con la nariz su cuello pero escuchó sin hacer más gesto que levantar con la mano su camiseta y trazar con los dedos círculos sobre su piel, una y otra vez en una caricia conciliadora, intentando aminorar el gran enojo que el inglés guardaba dentro. Solo alzó la cabeza cuando escuchó quien era el padre de la criatura no nata y torció los labios porque el asunto se complicaba cada vez más. ¿George? Claro, no era tampoco tan sorpresivo para Lynn, el muchacho había buscado a Zelda en el baile y de hecho habría sido su pareja de no topar con los fanáticos de Abner.
Estaba dolido y se sentía traicionado por todos. Ese era el problema. No solo la mentira de Zelda sino conocer la verdad. La cosa es que por culpa de esa mentira y la posterior revelación de la verdad, George y James podían dejar de ser amigos. ¿Por qué no se podía estar calladita y hacer su vida la maldita semiveela? Porque Aislynn se encontraba en medio. George era su amigo y James, bueno, James era su pareja (o así lo veía la rubia) por ende si se quebraba la amistad entre ambos de una forma u otra, terminaría eligiendo y aunque entendía el gran enojo de James, Aislynn era del parecer que primero se debía escuchar a una persona. Ah, las cosas debían ser más sencillas no tan complicadas como a veces los humanos se empeñaban en liar.
Lo miró a los ojos cuando encontró los suyos y aunque quiso protestar por el “ya no puedo confiar en nadie” fue completamente acallada cuando escuchó aquellas cinco letras que calaron hasta lo más hondo en Aislynn. Necesitó un par de segundos para digerir la confesión pero sonrío, levantando la mano y dejándola sobre su mejilla para darle un beso languido y pausado, evocando en él cuanto sentía por él y es que era casi exactamente lo mismo - Yo también te amo… - hizo un pausa contra sus labios y cerró los ojos sin desquitarse de ellos - … te tengo que decir algo, James - porque se lo tenía que decir.
Era injusto mantenerlo de lado solo por el miedo de conocer su opinión o dañarlo. Tal vez estuviera haciéndole más daño si se callaba que si contaba aquello y aunque no era el momento idóneo sintió la necesidad de revelarlo tras escuchar de sus labios aquella frase. Ya no se sentía en la misma situación que Zelda, ella no estaba usando una mentira para retenerlo porque estaba a su lado y era la verdad existía. Tomó fuerzas con una inspiración profunda y se separó para mirarle a los ojos, mordió su labio inferior sopesando sus reacciones pero terminó echándole coraje - Tengo un retaso en... mi periodo
Estaba dolido y se sentía traicionado por todos. Ese era el problema. No solo la mentira de Zelda sino conocer la verdad. La cosa es que por culpa de esa mentira y la posterior revelación de la verdad, George y James podían dejar de ser amigos. ¿Por qué no se podía estar calladita y hacer su vida la maldita semiveela? Porque Aislynn se encontraba en medio. George era su amigo y James, bueno, James era su pareja (o así lo veía la rubia) por ende si se quebraba la amistad entre ambos de una forma u otra, terminaría eligiendo y aunque entendía el gran enojo de James, Aislynn era del parecer que primero se debía escuchar a una persona. Ah, las cosas debían ser más sencillas no tan complicadas como a veces los humanos se empeñaban en liar.
Lo miró a los ojos cuando encontró los suyos y aunque quiso protestar por el “ya no puedo confiar en nadie” fue completamente acallada cuando escuchó aquellas cinco letras que calaron hasta lo más hondo en Aislynn. Necesitó un par de segundos para digerir la confesión pero sonrío, levantando la mano y dejándola sobre su mejilla para darle un beso languido y pausado, evocando en él cuanto sentía por él y es que era casi exactamente lo mismo - Yo también te amo… - hizo un pausa contra sus labios y cerró los ojos sin desquitarse de ellos - … te tengo que decir algo, James - porque se lo tenía que decir.
Era injusto mantenerlo de lado solo por el miedo de conocer su opinión o dañarlo. Tal vez estuviera haciéndole más daño si se callaba que si contaba aquello y aunque no era el momento idóneo sintió la necesidad de revelarlo tras escuchar de sus labios aquella frase. Ya no se sentía en la misma situación que Zelda, ella no estaba usando una mentira para retenerlo porque estaba a su lado y era la verdad existía. Tomó fuerzas con una inspiración profunda y se separó para mirarle a los ojos, mordió su labio inferior sopesando sus reacciones pero terminó echándole coraje - Tengo un retaso en... mi periodo
Aislynn Breen- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 28/12/2014
Re: Situación delicada numero 2
James no era de las personas que hablaba sin pensar pero si de los que decían lo que sentían sin importarle nada. En esos momentos sentía que el cariño que sentía por Aislynn iba más allá de lo que hubiera pasado entre ambos. En verdad sentía que la amaba, con sus detalles y la forma en la que lograba incluso en momentos así tranquilizarlo, si la amaba, la había amado desde hace tiempo pero ahora era que lo confirmaba. Aceptó su beso e incluso puso una sonrisa cuando ella le correspondió, en verdad sentía que podía confiar en ella a pesar de todo.
Entonces vino esa declaración. ¿Tenía que decirle algo? Inmediatamente su cabeza fue al peor de los escenarios. Pensó que tal vez tenía algo que ver con Zelda o con George, que tal vez no podía seguir con él o cualquier cosa menos lo siguiente que salió de sus labios. De hecho, tardó unos momentos en enlazar las conversaciones y poner aquello en el lugar que correspondía.
¿Disculpa? - Dijo con incredulidad. Se sentó nuevamente en la cama. Por alguna razón le parecía un poco complicado entender lo que Aislynn le estaba diciendo, no porque fuera un estúpido, si no porque lo había tomado con tanta sorpresa que para el momento que comprendió la magnitud de la situación ya se le había creado un hueco en el estomago.
¿Estas segura? – La voz le temblaba. Ahora había desaparecido toda su rabia, indignación y lo que estuviera sintiendo por Zelda o George. Todo había desaparecido y solamente existía la rubia frente a él. Su mirada fue de ella hasta su vientre, luego volvió hacia ella. - ¿Desde hace cuanto tiempo? …- No quería hacerse ideas extrañas, estaba completamente seguro que Aislynn no era ni siquiera parecida a la semi veela, pero desde que no había algo concreto entre ambos tenía que soltar esa maldita pregunta.- Tú has… ¿Estado con alguna otra persona?. - Y de inmediato que lo soltó se sintió la peor basura de la historia, pero tenía que hacerlo, no quería volver a sentirse como idiota adjudicándose un hijo que no le pertenecía o lo que fuera aquello. Se llevó las manos al rostro nuevamente con pesadez y luego negó con la cabeza.- Perdona yo no quise decir eso…
Entonces vino esa declaración. ¿Tenía que decirle algo? Inmediatamente su cabeza fue al peor de los escenarios. Pensó que tal vez tenía algo que ver con Zelda o con George, que tal vez no podía seguir con él o cualquier cosa menos lo siguiente que salió de sus labios. De hecho, tardó unos momentos en enlazar las conversaciones y poner aquello en el lugar que correspondía.
¿Disculpa? - Dijo con incredulidad. Se sentó nuevamente en la cama. Por alguna razón le parecía un poco complicado entender lo que Aislynn le estaba diciendo, no porque fuera un estúpido, si no porque lo había tomado con tanta sorpresa que para el momento que comprendió la magnitud de la situación ya se le había creado un hueco en el estomago.
¿Estas segura? – La voz le temblaba. Ahora había desaparecido toda su rabia, indignación y lo que estuviera sintiendo por Zelda o George. Todo había desaparecido y solamente existía la rubia frente a él. Su mirada fue de ella hasta su vientre, luego volvió hacia ella. - ¿Desde hace cuanto tiempo? …- No quería hacerse ideas extrañas, estaba completamente seguro que Aislynn no era ni siquiera parecida a la semi veela, pero desde que no había algo concreto entre ambos tenía que soltar esa maldita pregunta.- Tú has… ¿Estado con alguna otra persona?. - Y de inmediato que lo soltó se sintió la peor basura de la historia, pero tenía que hacerlo, no quería volver a sentirse como idiota adjudicándose un hijo que no le pertenecía o lo que fuera aquello. Se llevó las manos al rostro nuevamente con pesadez y luego negó con la cabeza.- Perdona yo no quise decir eso…
James Blue- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Edad : 32
Re: Situación delicada numero 2
Nunca en su vida se había arrepentido de sus decisiones pero en aquel instante en que la cara de James cambió, se replanteó si quizás debió permanecer en silencio algún tiempo más. ¿Pero cuanto? Ningún momento hubiera sido oportuno porque aunque hubiera esperado unos días, cuando estuviera más calmado, James podría reprocharle el conocer la historia y mantenerlo al margen. Aislynn creyó que si la amaba, la noticia no sería tan impactante o dura. No estaba segura era solo un retaso y aún ni pruebas se había hecho pero ya suficiente angustiada estaba con la noticia como para añadir la reacción e Blue. Retrocedió unos pasos en la cama hasta que su espalda tocó la pared, viendo de lado al inglés mientras se incorporaba en la cama hasta quedar sentado sobre el colchón. Mordió el carillo interno de su mejilla nerviosa porque estaba siendo el momento más tenso de toda su vida y ni sabía el motivo por el cual estaba sufriendo de aquel modo. No, no había sido ni de lejos su mejor idea.
Negó ante la segunda pregunta. No, no estaba segura. Pero ya llevaba varios días y no era algo normal para alguien tan puntual como Aislynn. Tomo aire y se deslizó un par de pasos hacia la derecha, tomando distancia por si las cosas se complicaran o como fuera, tal vez estaba tentando demasiado la confianza de James y ahora estallaba tras no haber podido evocar la ira - S… seis días - susurró casi con un hilo de voz porque no le salía de más, demasiado tensa como para responder firme como solía hacer ella pero el colmo de todas aquellas preguntas fue la última. “¿Has estado con alguna otra persona?”. ¿Qué? Había escuchado cuanto creía que había llegado a sus oídos. Necesitó varios segundos para digerir la frase e incluso desvió la mirada mientras encontraba una razón para volver a respirar. ¿Acaso su palabra valía menos que una mierda? Hacía exactamente cinco segundos que había dicho que lo amaba y ahora salía con aquellas.
Tensó los labios y se levantó de la cama como pudo porque era imposible permanecer sentada. Pese a ello, las piernas le temblaban o igual era todo el cuerpo el que debía estar temblando a esas alturas ya no sabía. Caminó unos pasos hasta llegar a la ventana de su habitación y se giró para encarar a James - Pero lo has dicho y no me merezco esa pregunta - soltó con toda la firmeza que pudo, agarrándose a su orgullo que también tenía. Los magos sabían que era demasiado comprensiva era con él. Tal vez demasiado por andar como tonta enamorada tras sus huesos pero hasta ahí, todo tenía un límite - Podías haber elegido un millón ente el gran abanico de preguntas que tenías a tu disposición pero esa, esa no - tragó saliva y cerró los puños intentando sosegar sus nervios, no iba a alzar la voz y mantendría el mismo volumen solo que segura de cuanto evocaban sus labios porque era cuanto sentía.
- Comprendo que estés dolido y frustrado porque Zelda y George hayan cometido la canallada del siglo traicionando tu confianza pero que ellos lo hagan no implica que el resto del mundo pase automáticamente a convertirse en unos embusteros - se aferró a la mesa porque ahora sí estaba temblando de puro nervio - no te he dado ni un solo motivo para que desconfíes de mi y mucho menos me iguales al nivel de ella. Por los dioses, me pides justificaciones… -negó con la cabeza e hizo una pausa. Esta vez sí, lo miró a los ojos porque estaba totalmente convencida de sus palabras - No he estado con nadie más que tú. ¿Crees en serio que te diría que te amo para acto seguido reírme en tu cara y añadir que era una mentira para irme con el vecino porque mira… se me antojó? - ya estaba a punto de llorar de pura rabia y dolor, no esperaba que desconfiara de ella precisamente que había estado a su lado a las duras y maduras en aquellas semanas pero se contuvo cerrando los ojos y respirando profundo - No, definitivamente no me merecía esa pregunta - y se giró para evitar encararlo no porque no quisiera verlo sino porque en ese punto si se le quebró la voz hasta tuvo que morderse el labio - es injusto que paguen justos por pecadores.
Negó ante la segunda pregunta. No, no estaba segura. Pero ya llevaba varios días y no era algo normal para alguien tan puntual como Aislynn. Tomo aire y se deslizó un par de pasos hacia la derecha, tomando distancia por si las cosas se complicaran o como fuera, tal vez estaba tentando demasiado la confianza de James y ahora estallaba tras no haber podido evocar la ira - S… seis días - susurró casi con un hilo de voz porque no le salía de más, demasiado tensa como para responder firme como solía hacer ella pero el colmo de todas aquellas preguntas fue la última. “¿Has estado con alguna otra persona?”. ¿Qué? Había escuchado cuanto creía que había llegado a sus oídos. Necesitó varios segundos para digerir la frase e incluso desvió la mirada mientras encontraba una razón para volver a respirar. ¿Acaso su palabra valía menos que una mierda? Hacía exactamente cinco segundos que había dicho que lo amaba y ahora salía con aquellas.
Tensó los labios y se levantó de la cama como pudo porque era imposible permanecer sentada. Pese a ello, las piernas le temblaban o igual era todo el cuerpo el que debía estar temblando a esas alturas ya no sabía. Caminó unos pasos hasta llegar a la ventana de su habitación y se giró para encarar a James - Pero lo has dicho y no me merezco esa pregunta - soltó con toda la firmeza que pudo, agarrándose a su orgullo que también tenía. Los magos sabían que era demasiado comprensiva era con él. Tal vez demasiado por andar como tonta enamorada tras sus huesos pero hasta ahí, todo tenía un límite - Podías haber elegido un millón ente el gran abanico de preguntas que tenías a tu disposición pero esa, esa no - tragó saliva y cerró los puños intentando sosegar sus nervios, no iba a alzar la voz y mantendría el mismo volumen solo que segura de cuanto evocaban sus labios porque era cuanto sentía.
- Comprendo que estés dolido y frustrado porque Zelda y George hayan cometido la canallada del siglo traicionando tu confianza pero que ellos lo hagan no implica que el resto del mundo pase automáticamente a convertirse en unos embusteros - se aferró a la mesa porque ahora sí estaba temblando de puro nervio - no te he dado ni un solo motivo para que desconfíes de mi y mucho menos me iguales al nivel de ella. Por los dioses, me pides justificaciones… -negó con la cabeza e hizo una pausa. Esta vez sí, lo miró a los ojos porque estaba totalmente convencida de sus palabras - No he estado con nadie más que tú. ¿Crees en serio que te diría que te amo para acto seguido reírme en tu cara y añadir que era una mentira para irme con el vecino porque mira… se me antojó? - ya estaba a punto de llorar de pura rabia y dolor, no esperaba que desconfiara de ella precisamente que había estado a su lado a las duras y maduras en aquellas semanas pero se contuvo cerrando los ojos y respirando profundo - No, definitivamente no me merecía esa pregunta - y se giró para evitar encararlo no porque no quisiera verlo sino porque en ese punto si se le quebró la voz hasta tuvo que morderse el labio - es injusto que paguen justos por pecadores.
Aislynn Breen- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 28/12/2014
Re: Situación delicada numero 2
Cuando James escucho la fecha trató de hacer cálculos pero no sabía ni que estaba tratando de calcular así que desistió. La última vez que había pasado por eso de verdad Cassandra no le había dejado dudar si estaba o no embarazada pues ella había hecho las pruebas necesarias para asegurarse que sí, pero no había si quiera un punto de comparación entre ambas situaciones. James estaba en shock, no sabía que pensar o que decir, por eso había soltado esa bravuconada de la cual se arrepintió al instante, no necesitaba que le confirmara si había o no estado con otras personas por que se dio cuenta que ya sabía la respuesta, pero había sido muy tarde y el daño estaba hecho.
Perdóname Lynn no sé lo que dije – Se levantó también siguiéndola, ¿Qué más podía hacer? La dejó que soltara todas esas palabras que bien merecidas se las tenia, pero lo que si no soportó en absoluto fue escuchar como la voz se le quebraba y las lagrimas comenzaban a asomarse por sus mejillas. La angustia que había sentido antes no se comparaba con cómo es que ahora se sentía, quería ir y abrazarla pero tenía miedo que se rompiera en sus brazos, por eso guardó una distancia prudente tratando de responderle.
Tienes razón, tienes razón soy un idiota. Jamás dudaría de ti Lynn pero entiende que todo esto me sobrepasa. No quise decirte eso, en verdad no quise hacerlo - Ahora si fue hacia ella y la tomó por las mejillas y le dio un beso en la frente, luego la vio a los ojos, estaba asustado y nervioso- No tienes que pagar nada, confió completamente en ti, ¿Lo entiendes? Estoy seguro que sea lo que sea que pase podremos solucionarlo ambos. Perdóname por favor…
Luego la abrazó contra él. No es que pensara que las cosas fueran a solucionarse así de fácil, pero ¿qué más podía hacer? No dudaba de ella ni un poco, eso era evidente. – Pase lo que pase debes saber que quiero estar contigo. ¿De acuerdo? – Trataba de mantenerse sereno aun que por dentro tenía algo de miedo. Si se había planteado antes la posibilidad de ser padre ahora que estaba ahí frente a él no sabía qué hacer. - ¿Qué hacemos primero? ¿Quieres que lo comprobemos de alguna manera? Creo que lo mejor es que salgamos de dudas…
Perdóname Lynn no sé lo que dije – Se levantó también siguiéndola, ¿Qué más podía hacer? La dejó que soltara todas esas palabras que bien merecidas se las tenia, pero lo que si no soportó en absoluto fue escuchar como la voz se le quebraba y las lagrimas comenzaban a asomarse por sus mejillas. La angustia que había sentido antes no se comparaba con cómo es que ahora se sentía, quería ir y abrazarla pero tenía miedo que se rompiera en sus brazos, por eso guardó una distancia prudente tratando de responderle.
Tienes razón, tienes razón soy un idiota. Jamás dudaría de ti Lynn pero entiende que todo esto me sobrepasa. No quise decirte eso, en verdad no quise hacerlo - Ahora si fue hacia ella y la tomó por las mejillas y le dio un beso en la frente, luego la vio a los ojos, estaba asustado y nervioso- No tienes que pagar nada, confió completamente en ti, ¿Lo entiendes? Estoy seguro que sea lo que sea que pase podremos solucionarlo ambos. Perdóname por favor…
Luego la abrazó contra él. No es que pensara que las cosas fueran a solucionarse así de fácil, pero ¿qué más podía hacer? No dudaba de ella ni un poco, eso era evidente. – Pase lo que pase debes saber que quiero estar contigo. ¿De acuerdo? – Trataba de mantenerse sereno aun que por dentro tenía algo de miedo. Si se había planteado antes la posibilidad de ser padre ahora que estaba ahí frente a él no sabía qué hacer. - ¿Qué hacemos primero? ¿Quieres que lo comprobemos de alguna manera? Creo que lo mejor es que salgamos de dudas…
James Blue- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Edad : 32
Re: Situación delicada numero 2
Solo fueron un par de lágrimas las que cayeron por su rostro pero las atajó con el reverso de la mano con rabia y el temblor de sus manos. Lynn era puro nervio contenido cuando se enojaba y en ese momento estaba profundamente dolida por la desconfianza de James. No obstante dejó que la cogiera por las mejillas y posara el beso sobre su frente, mirándolo desde la cercanía con los ojos rojos pero serena, no hacía nada cayendo en un gran espectáculo trágico. Entereza como Gale siempre había enseñado a su hija.
Comprensión. Siempre la misma palabra. ¿No se daba cuenta qué ella siempre comprendía a James? Casi siempre y sin excepción antes de hablar se ponía en la piel del jugador de Quidditch para entender su punto de vista pero aunque aquel día igual tenía más razón para pedir dicha comprensión, Aislynn estaba tan o más asustada que él. No tenía experiencia y aquello estaba ya demasiado mal como para añadirle dudas sobre futuras paternidades si es que estaba de verdad embarazada. Respiró profundo y se dejó abrazar, colocando las manos a su espalda y arrugando la camiseta con los puños cerrados, escondió su rostro en su torso y quiso perderse ahí por siempre. No sabía que quería, tal vez chasquear los dedos y desaparecer de la faz terrestre, olvidarse de sus problemas y escapar lejos bien lejos pero no, esa no era ella y mucho menos iba a dejar a James fuera de todo el asunto porque para algo había dado el primer paso contando el maldito asunto cuando no era ni el momento. Respiró sobre su camiseta intentando buscar en su aroma un poco de serenidad y asintió antes de separarse - Sí, hay que…, hay que comprobarlo.
Miró la hora en su reloj y era algo tarde pero aún podían encontrar una farmacia a esas horas abierta. Torció los labios y miró a James - Vamos a una farmacia comprar un predictor y ya luego hacerme la prueba - estaba temblando pero se separó de él. Ya ni sabía porque su cuerpo reaccionaba de aquella manera pero tal vez era una respuesta innata al pánico que empezaba a sentir por si aquello se tornaba una realidad. No, no era de las que se rendía y si había un bebé tiraría hacia delante como en su día hizo su madre. Igual podía avisar a su madrastra… No, eso no porque se enteraría su padre y eso sería ya si el colmo de todo.
Miró a James una vez más pero no sabía que decir así que terminó pasándose las manos por la cara para echar su cabello rubio hacia atrás, despejándose. El enojo había pasado a un segundo plano porque ahora había algo más importante que encarar, sobretodo saber si estaban o no ante un problema que debían solucionar. Por suerte tenía el apoyo de James y quitando la desconfianza inicial, eso estaba bien. Demasiado bien porque ahora mismo no sabía si podría hacer aquello sola (a fin de cuentas no lo había hecho por no encontrar el coraje). Inspiró profundo y fue hacía el armario para sacar un vestido cualquiera para acto seguido cambiar la ropa con la que iba (el pijama) por el vestido - Quédate aquí. Diez minutos. No tardo… - fue hacia la puerta pero regreso para darle una revista de Quidditch que había estado ojeando y que salía él - Sales guapo, luego me la firmas - y le dio un beso en los labios corto pero luego pensó que igual si lo dejaba allí iba a ir a buscar a George o alguna tontería así. Entrecerró los ojos y quitó de nuevo la revista de sus manos para dejarla en la cama - Vale no, mejor te vienes y nos vamos a tu piso - cogió una de sus manos y salió junto él de su habitación para ir a buscar la red flu, irían a Londres a buscar el cacharrito.
Comprensión. Siempre la misma palabra. ¿No se daba cuenta qué ella siempre comprendía a James? Casi siempre y sin excepción antes de hablar se ponía en la piel del jugador de Quidditch para entender su punto de vista pero aunque aquel día igual tenía más razón para pedir dicha comprensión, Aislynn estaba tan o más asustada que él. No tenía experiencia y aquello estaba ya demasiado mal como para añadirle dudas sobre futuras paternidades si es que estaba de verdad embarazada. Respiró profundo y se dejó abrazar, colocando las manos a su espalda y arrugando la camiseta con los puños cerrados, escondió su rostro en su torso y quiso perderse ahí por siempre. No sabía que quería, tal vez chasquear los dedos y desaparecer de la faz terrestre, olvidarse de sus problemas y escapar lejos bien lejos pero no, esa no era ella y mucho menos iba a dejar a James fuera de todo el asunto porque para algo había dado el primer paso contando el maldito asunto cuando no era ni el momento. Respiró sobre su camiseta intentando buscar en su aroma un poco de serenidad y asintió antes de separarse - Sí, hay que…, hay que comprobarlo.
Miró la hora en su reloj y era algo tarde pero aún podían encontrar una farmacia a esas horas abierta. Torció los labios y miró a James - Vamos a una farmacia comprar un predictor y ya luego hacerme la prueba - estaba temblando pero se separó de él. Ya ni sabía porque su cuerpo reaccionaba de aquella manera pero tal vez era una respuesta innata al pánico que empezaba a sentir por si aquello se tornaba una realidad. No, no era de las que se rendía y si había un bebé tiraría hacia delante como en su día hizo su madre. Igual podía avisar a su madrastra… No, eso no porque se enteraría su padre y eso sería ya si el colmo de todo.
Miró a James una vez más pero no sabía que decir así que terminó pasándose las manos por la cara para echar su cabello rubio hacia atrás, despejándose. El enojo había pasado a un segundo plano porque ahora había algo más importante que encarar, sobretodo saber si estaban o no ante un problema que debían solucionar. Por suerte tenía el apoyo de James y quitando la desconfianza inicial, eso estaba bien. Demasiado bien porque ahora mismo no sabía si podría hacer aquello sola (a fin de cuentas no lo había hecho por no encontrar el coraje). Inspiró profundo y fue hacía el armario para sacar un vestido cualquiera para acto seguido cambiar la ropa con la que iba (el pijama) por el vestido - Quédate aquí. Diez minutos. No tardo… - fue hacia la puerta pero regreso para darle una revista de Quidditch que había estado ojeando y que salía él - Sales guapo, luego me la firmas - y le dio un beso en los labios corto pero luego pensó que igual si lo dejaba allí iba a ir a buscar a George o alguna tontería así. Entrecerró los ojos y quitó de nuevo la revista de sus manos para dejarla en la cama - Vale no, mejor te vienes y nos vamos a tu piso - cogió una de sus manos y salió junto él de su habitación para ir a buscar la red flu, irían a Londres a buscar el cacharrito.
Aislynn Breen- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 28/12/2014
Re: Situación delicada numero 2
Seguía sintiéndose muy mal por su reacción con Aislynn, no quería hacerla sentir mal, mucho menos en esos momentos que le parecía frágil y necesitada como nunca antes había visto a otra mujer. Sola mente la miraba sin decir nada, tenia aun miedo de que cualquier cosa que dijera pudiera salir con una mala intención y terminar cagandola nuevamente. Se fue a sentar a la cama mientras ella se cambiaba de ropa y solamente esperó en silencio. ¿Qué iba a pasar si ella estaba embarazada? La idea de un hijo le había rondado la mente desde la primera vez que había perdido uno, con Cassandra. La situación era muy diferente ahora, no era un joven de 18 años, ahora era exitoso, tenía una carrera en el Quidditch profesional y una gran cuenta bancaria en Gringotts, podía valerse por sí mismo y podía llevar la responsabilidad de ser padre… pero ¿Y Aislynn? ¿Ella estaría lista para eso? ¿Qué era lo que ella quería?
Volvió en si cuando la escuchó decirle que se quedara ahí, ¿A dónde iba? Se dio una bofetada mental para salir de su estopor y luego tomó la revisa de quidditch que le lanzó sin comprender. ¿Iba a ir a comprarla sin él? A penas iba a protestar cuando Aislynn decidió que si debían ir juntos. Respiró profundamente y la abrazó antes de que abriera la puerta para salir.
Era verdad lo que dije, te amo Aislynn y no importa lo que suceda, quiero estar contigo. Debes saber eso… - Le dio un rápido beso en los labios y luego la tomó de la mano para salir rumbo a las chimeneas o los trasladores, lo primero que encontraran. Fue vía red flú que aparecieron en su apartamento en Londres, un lugar que ocupaba y donde le iba a pedir al ridículo de Brackminster que fuera a vivir con él para que dejara ese cuchitril del callejón Diagon. Había una farmacia a la vuela de la esquina, ahí es a donde iban a ir.
Espera aquí… yo iré por todo – Y le dio un beso más antes de dejarla sentada en el sofá. No tardó mucho en llegar a la farmacia de la esquina pero como no estaba seguro de que comprar compro varias pruebas y volvió con ellas a casa después de terribles e interminables 15 minutos.
Bueno... ¿Qué hay que hacer primero? Compre varias, no estoy seguro de su uso… - Y luego puso la bosa en la mesita de la sala y se sentó al lado de Aislynn como si ella tuviera todas las respuestas en esos momentos.
Lynn…¿Qué quieres hacer si sale positiva? – Lo dijo así tal cual porque necesitaba cerciorarse, él iba a hacer todo lo que ella quisiera, eso no había ni que preguntarlo.
Departamento
Volvió en si cuando la escuchó decirle que se quedara ahí, ¿A dónde iba? Se dio una bofetada mental para salir de su estopor y luego tomó la revisa de quidditch que le lanzó sin comprender. ¿Iba a ir a comprarla sin él? A penas iba a protestar cuando Aislynn decidió que si debían ir juntos. Respiró profundamente y la abrazó antes de que abriera la puerta para salir.
Era verdad lo que dije, te amo Aislynn y no importa lo que suceda, quiero estar contigo. Debes saber eso… - Le dio un rápido beso en los labios y luego la tomó de la mano para salir rumbo a las chimeneas o los trasladores, lo primero que encontraran. Fue vía red flú que aparecieron en su apartamento en Londres, un lugar que ocupaba y donde le iba a pedir al ridículo de Brackminster que fuera a vivir con él para que dejara ese cuchitril del callejón Diagon. Había una farmacia a la vuela de la esquina, ahí es a donde iban a ir.
Espera aquí… yo iré por todo – Y le dio un beso más antes de dejarla sentada en el sofá. No tardó mucho en llegar a la farmacia de la esquina pero como no estaba seguro de que comprar compro varias pruebas y volvió con ellas a casa después de terribles e interminables 15 minutos.
Bueno... ¿Qué hay que hacer primero? Compre varias, no estoy seguro de su uso… - Y luego puso la bosa en la mesita de la sala y se sentó al lado de Aislynn como si ella tuviera todas las respuestas en esos momentos.
Lynn…¿Qué quieres hacer si sale positiva? – Lo dijo así tal cual porque necesitaba cerciorarse, él iba a hacer todo lo que ella quisiera, eso no había ni que preguntarlo.
Departamento
James Blue- Mensajes : 272
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Edad : 32
Re: Situación delicada numero 2
En cuanto llegaron al piso de James, la rubia se marcó el firme propósito de ir a por las dichosas pruebas de una vez pero cuando quiso ir hacía la puerta, Blue detuvo su paso. La rubia miró al jugador cuestionándose que pasaba pero cuando besó sus labios y se ofreció a ir él mismo hasta la farmacia, no pudo más que asentir a la par que tomaba asiento en el enorme sofá negro. Esperó hasta que escuchó la puerta cerrarse y entonces se derrumbó aprovechando que estaba sola. Llevó las manos a la cara y frotó con fuerza intentando aliviar la ansiedad que empezaba a sentir y es si hasta aquella tarde había llevado el asunto de forma liviana es porque en su cabeza no se hacía aún la idea que el asunto era tácito pero ahora estaban tan solo a unos minutos de hacerse la maldita prueba que diría si estaba o no embarazada. Quiso sollozar para ver si podía aliviar el nudo que tenía atravesado en la garganta pero fue imposible. Hacía mucho tiempo que no lloraba y no porque no hubiera tenido motivo para ello sino porque desde que su madre murió, decidió que nada podía tener tanta importancia como para derrumbarse. Tenía cuatro años cuando Tangerine quedó postrada en una cama a la espera de que su cáncer terminal finalizara con su vida pero la imagen de su padre derrumbado a su lado y la última sonrisa de su madre, quedó grabada a fuego en su cabeza. Por eso era una acérrima optimista y la sonrisa nunca faltaba en sus labios.
El otro problema era Gale. Sabía que en caso de estar embarazada su padre no iba a tomarse aquello para nada bien. Y temía defraudarle demasiado pero esperaba apelar a la sensatez que siempre había caracterizado al irlandés, después de todo y aunque fuera accidental, Gale debía de verse reflejado en ellos. Pasó las manos hacia atrás, arrastrando a través de sus cabellos rubios y llegó hasta su nuca, apretó con fuerza intentando aliviar los malditos nervios. La puerta volviéndose abrir devolvió a Aislynn a la realidad, se incorporó en el sofá y compuso la mejor expresión en el rostro, alejando cualquier rastro evidente de su angustia. Incluso sonrío cuando vio llegar a James cargado de pruebas y dejó que se sentara a su lado con todo el armamento de la farmacia - ¿No había más? Creo que no tendremos suficientes - bromeó aunque sin mirar a los ojos al chico. Tan solo cogió la bolsa y sacó un par para empezar a leer las instrucciones en la parte posterior de la caja - Pues no creo que tengan mucho secr… - pero se interrumpió a la siguiente pregunta.
La tomó totalmente desprevenida y alzó lentamente la vista hasta encontrarse con los ojos de James. Podía estar asustada y nerviosa, angustiada y agobiada pero tenía las cosas demasiado claras si salía positiva - Seguir adelante con el embarazo - ni por un segundo se le había pasado por la cabeza interrumpirlo y no era por cualquier hecho que hubiera escuchado sobre James aquella noche sino por ella misma. Era una decisión propia y basada en argumentos que había estado una y otra vez pensando en su cabeza desde que se dio cuenta que tenía un retaso. Tal vez tenía veinte años y era joven pero estaba convencida que podría con aquello. No sabía como pero era de esas decisiones que Aislynn, terca como toda la familia de su padre, llevaba hasta el fin. Gale no se había rendido con ella y había tenido más que motivos cuando su mujer murió pero había cuidado de su hija como el mejor padre del mundo (o esa era la perspectiva de Lynn).
Pese a ser rotunda y seria con su contestación, sonrío un poco y volvió la vista a las cajas. Terminó eligiendo dos. Porque más valía dos que una. Miró a James y tras darle un beso en los labios se levantó del sofá - Ya vengo - No tardó más de diez minutos cuando regresó con los palitos en mano aunque aún no salía el resultado, faltaba tal vez un minuto. Los dejó en la mesa de madera como si fuera el peor examen que había hecho en su vida y se separó unos pasos sin llegar a ver el resultado mientras se frotaba los brazos- Esto es cosa de los dos… yo he dicho que sí pero… siempre respetaré lo que tu quieras- respiró profundo y miró su reloj de pulsera ya era el momento - ¿Puedes mirar tu el resultado? - porque prefería escucharlo de él que verlo - Dos rallas sí, una no - matizó mientras se daba la vuelta mordiéndose las uñas.
El otro problema era Gale. Sabía que en caso de estar embarazada su padre no iba a tomarse aquello para nada bien. Y temía defraudarle demasiado pero esperaba apelar a la sensatez que siempre había caracterizado al irlandés, después de todo y aunque fuera accidental, Gale debía de verse reflejado en ellos. Pasó las manos hacia atrás, arrastrando a través de sus cabellos rubios y llegó hasta su nuca, apretó con fuerza intentando aliviar los malditos nervios. La puerta volviéndose abrir devolvió a Aislynn a la realidad, se incorporó en el sofá y compuso la mejor expresión en el rostro, alejando cualquier rastro evidente de su angustia. Incluso sonrío cuando vio llegar a James cargado de pruebas y dejó que se sentara a su lado con todo el armamento de la farmacia - ¿No había más? Creo que no tendremos suficientes - bromeó aunque sin mirar a los ojos al chico. Tan solo cogió la bolsa y sacó un par para empezar a leer las instrucciones en la parte posterior de la caja - Pues no creo que tengan mucho secr… - pero se interrumpió a la siguiente pregunta.
La tomó totalmente desprevenida y alzó lentamente la vista hasta encontrarse con los ojos de James. Podía estar asustada y nerviosa, angustiada y agobiada pero tenía las cosas demasiado claras si salía positiva - Seguir adelante con el embarazo - ni por un segundo se le había pasado por la cabeza interrumpirlo y no era por cualquier hecho que hubiera escuchado sobre James aquella noche sino por ella misma. Era una decisión propia y basada en argumentos que había estado una y otra vez pensando en su cabeza desde que se dio cuenta que tenía un retaso. Tal vez tenía veinte años y era joven pero estaba convencida que podría con aquello. No sabía como pero era de esas decisiones que Aislynn, terca como toda la familia de su padre, llevaba hasta el fin. Gale no se había rendido con ella y había tenido más que motivos cuando su mujer murió pero había cuidado de su hija como el mejor padre del mundo (o esa era la perspectiva de Lynn).
Pese a ser rotunda y seria con su contestación, sonrío un poco y volvió la vista a las cajas. Terminó eligiendo dos. Porque más valía dos que una. Miró a James y tras darle un beso en los labios se levantó del sofá - Ya vengo - No tardó más de diez minutos cuando regresó con los palitos en mano aunque aún no salía el resultado, faltaba tal vez un minuto. Los dejó en la mesa de madera como si fuera el peor examen que había hecho en su vida y se separó unos pasos sin llegar a ver el resultado mientras se frotaba los brazos- Esto es cosa de los dos… yo he dicho que sí pero… siempre respetaré lo que tu quieras- respiró profundo y miró su reloj de pulsera ya era el momento - ¿Puedes mirar tu el resultado? - porque prefería escucharlo de él que verlo - Dos rallas sí, una no - matizó mientras se daba la vuelta mordiéndose las uñas.
Aislynn Breen- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 28/12/2014
Re: Situación delicada numero 2
James aun no había pensado en que iba a hacer si llegaba a darse el caso de que ella estuviera embarazada. Estaba enamorado de ella, la quería y mucho, pero ¿Era eso suficiente? ¿Qué iba a hacer? Decirle a sus padres no sería fácil, aun que ambos eran comprensivos tenían planes para la vida de su hijo mayor que obviamente les iba a doler si llegaba a truncarse. Él mismo tenia cosas que quería hacer, sin embargo la vida le había enseñado a tomar las cosas como venían y si Aislynn estaba esperando un hijo de él no iba a ver cosa en el mundo que lo hiciera más feliz que eso.
Los minutos que se mantuvo en el lugar esperando mientras ella iba a hacerse la prueba le parecieron eternos. Pensaba las posibilidades y los mejores escenarios. ¿Qué iba a pasar si no estaba embarazada? Iba a cuidarse más, iba a mantener una relación de verdad con ella, a estas alturas ni siquiera le había pedido que fuera su novia formalmente, con todas las letras de la palabra, con rosas y chocolates y esas cosas cursis que la gente hacía. Aislynn lo merecía, definitivamente iba a darle todo eso.
Cuando la vio regresar el corazón comenzó a latirle con fuerza, estiró el cuello para ver ambos palitos aun sellados que no decían nada aun y luego volvió la mirada hacia la rubia. – Lynn… yo querré lo que tu desees, solo quiero que sepas que no tienes que hacer esto por mí, aun que nada me haría más feliz en el mundo, en estos momentos que tuvieras un hijo mío, nuestro…
Las palabras sonaban demasiado pesadas, incluso para él. Ambos ya eran mayores y sabían lo que hacían, nadie tenía por qué juzgarlos. De igual manera tomó sus manos y le dio un beso en ellas, asintió cuando le dijo que fuera él quién lo revisara, tomó uno primero y aparecieron dos rayitas color rosa en él. … ¿Eso qué significaba?
Aislynn… aparecieron dos rayas en este, ¿Es positivo o negativo? … En este otro solo hay una… ¿Qué significa? ¿hacemos otro? - No tenía ni idea…
Los minutos que se mantuvo en el lugar esperando mientras ella iba a hacerse la prueba le parecieron eternos. Pensaba las posibilidades y los mejores escenarios. ¿Qué iba a pasar si no estaba embarazada? Iba a cuidarse más, iba a mantener una relación de verdad con ella, a estas alturas ni siquiera le había pedido que fuera su novia formalmente, con todas las letras de la palabra, con rosas y chocolates y esas cosas cursis que la gente hacía. Aislynn lo merecía, definitivamente iba a darle todo eso.
Cuando la vio regresar el corazón comenzó a latirle con fuerza, estiró el cuello para ver ambos palitos aun sellados que no decían nada aun y luego volvió la mirada hacia la rubia. – Lynn… yo querré lo que tu desees, solo quiero que sepas que no tienes que hacer esto por mí, aun que nada me haría más feliz en el mundo, en estos momentos que tuvieras un hijo mío, nuestro…
Las palabras sonaban demasiado pesadas, incluso para él. Ambos ya eran mayores y sabían lo que hacían, nadie tenía por qué juzgarlos. De igual manera tomó sus manos y le dio un beso en ellas, asintió cuando le dijo que fuera él quién lo revisara, tomó uno primero y aparecieron dos rayitas color rosa en él. … ¿Eso qué significaba?
Aislynn… aparecieron dos rayas en este, ¿Es positivo o negativo? … En este otro solo hay una… ¿Qué significa? ¿hacemos otro? - No tenía ni idea…
James Blue- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Edad : 32
Re: Situación delicada numero 2
Aislynn notaba como la tensión que rodeaba su cuerpo podía cortarse con unas tijeras y de hecho permaneció de espaldas mordiéndose las uñas hasta que James empezó a hablar. Fue solo entonces cuando giró sin apartar la mano de sus labios y escuchó el primer resultado. Ok, dos rallitas. Cerró los ojos e inspiró profundo, apartando la mano de su boca para empezar a hablar aunque aún estuviera digiriendo la noticia. La cosa es que justo cuando iba apuntar algo sobre el tema, James soltó el segundo resultado. Ok, una rallita. Necesitó unos segundos para procesar la información pero al fin soltó un incrédulo - ¿Qué? - No, eso no cuadraba. Tenían que dar el mismo resultado. Caminó hasta él para quitarle ambas pruebas con suavidad de las manos y echó ella misma una ojeada. No fallaba, no. Una rallita, dos rallitas.
Mordió su labio inferior conteniéndose pero no pudo y estalló e una risotada medio histérica. No es que estuviera tomándose aquello en plan broma ni que en verdad los resultados estuvieran haciéndole tanta gracia (en verdad ninguna) es que era tan ridículo que después de tanta tensión para desvelarse la verdad fueran a quedar tal cual minutos antes - Lo siento, es que… - seguía entre carcajadas cuando dejó los palitos sobre la mesa y casi sin demora, cogió la camiseta de James entre sus manos para arrugarla, dejando caer su frente contra su pecho - No eres tu. No es la prueba. Es que… - logró serenarse y dejó escapar un largo suspiro - Es todo. Es simplemente todo - porque ya a esas alturas no sabía ni que pasaba por su cabeza, estaba agotada y era tarde. James había venido con un problema entre él, Zelda y George y no sabía como, terminaron a las taitantas de la noche, ella meando en dos palitos que ni siquiera eran capaces de ponerse de acuerdo. Llegados a ese punto, Lynn notaba las ganas de gritar a los pobres palos que ni culpa tenían de su enojo un, ¿¡OS PONÉIS DE ACUERDO, YA!? Pero por respeto a los palos se contenía - y encima se suma otro problema… -soltó una carcajada suave porque es que sonaba ridículo hasta en su cabeza - no tengo más ganas de ir al baño… - se aferró a la camiseta de James y dio un par de golpes suaves con su frente sobre su torso.
Inspiró profundo y pasó las manos por el torso del inglés para alisar la camiseta que ella misma había arrugado - Soy pésima. Lo sé - le acarició la mejilla y le dio un beso en los labios - Pero te amo. Te amo mucho, no te haces una idea - suspiró y se dejó caer en el sofá con las manos en la cara - Dame dos minutos y me hago otra…
Mordió su labio inferior conteniéndose pero no pudo y estalló e una risotada medio histérica. No es que estuviera tomándose aquello en plan broma ni que en verdad los resultados estuvieran haciéndole tanta gracia (en verdad ninguna) es que era tan ridículo que después de tanta tensión para desvelarse la verdad fueran a quedar tal cual minutos antes - Lo siento, es que… - seguía entre carcajadas cuando dejó los palitos sobre la mesa y casi sin demora, cogió la camiseta de James entre sus manos para arrugarla, dejando caer su frente contra su pecho - No eres tu. No es la prueba. Es que… - logró serenarse y dejó escapar un largo suspiro - Es todo. Es simplemente todo - porque ya a esas alturas no sabía ni que pasaba por su cabeza, estaba agotada y era tarde. James había venido con un problema entre él, Zelda y George y no sabía como, terminaron a las taitantas de la noche, ella meando en dos palitos que ni siquiera eran capaces de ponerse de acuerdo. Llegados a ese punto, Lynn notaba las ganas de gritar a los pobres palos que ni culpa tenían de su enojo un, ¿¡OS PONÉIS DE ACUERDO, YA!? Pero por respeto a los palos se contenía - y encima se suma otro problema… -soltó una carcajada suave porque es que sonaba ridículo hasta en su cabeza - no tengo más ganas de ir al baño… - se aferró a la camiseta de James y dio un par de golpes suaves con su frente sobre su torso.
Inspiró profundo y pasó las manos por el torso del inglés para alisar la camiseta que ella misma había arrugado - Soy pésima. Lo sé - le acarició la mejilla y le dio un beso en los labios - Pero te amo. Te amo mucho, no te haces una idea - suspiró y se dejó caer en el sofá con las manos en la cara - Dame dos minutos y me hago otra…
Aislynn Breen- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 28/12/2014
Re: Situación delicada numero 2
Él tampoco entendía lo que estaba sucediendo ahí, se quedó e shock unos segundos y luego comenzó a rebuscar entre las cajas y los papeles las instrucciones. Efectivamente venia muy bien explicado que una rayita era negativo y dos era positivo. ¿Qué significaba eso? ¿Estaban medio embarazados? ¿Era una posibilidad o no? Se quedó viendo uno de los instructivos como si las respuestas fueran a venir en esas pequeñas letras, como si descubriendo la combinación indicada podría saber si iban a ser padres o no. Luego escuchó la risa de Aislynn y se giró hacia ella, sorprendido.
Curiosamente la risa de Aislynn nerviosa se le contagio y comenzó a reír también, la abrazó contra él cuando se acerco a estrujarle la camisa y solamente negó con la cabeza. La idea de saber si iban o no a ser padres le tenía preocupado, pero por ese breve momento le pareció que, fuera cual fuera el resultado no iba a cambiar lo que sentía en esos momentos por ella. Ya hasta se le había olvidado la desfachatez de Zelda y lo enojado que estaba, ahora solo estaba Aislynn.
Hey… no es un problema…- Le dijo levantándole el rostro por la barbilla y le dio un beso en los labios, uno profundo y de verdad- ¿Hagámoslo mañana, si? Eventualmente nos daremos cuenta del resultado. - Le acarició las mejillas por los pulgares y vio esos hermosos ojos azules que, a pesar del tiempo seguían teniendo un gran poder sobre él. - Sea cual sea el resultado, quiero estar contigo y ambos podremos con esto, no quiero que te culpes o te preocupes más….
Las manos de James que estaban en sus mejillas bajaron hasta su cuello mientras él volvía a besarla, luego a sus hombros y al final hasta su cintura donde se quedaron estacionadas. - ¿Quieres dormir aquí? … vamos… - Tomó los brazos de Aislynn y los colocó alrededor de su cuello, le dio un último beso y la tomó por la espalda y las piernas para cargarla hacia la habitación que estaba atravesando el pasillo. La miraba como si fuera la cosa más valiosa para él en el mundo, que en esos momentos lo era.
La llevó hasta la habitación y la dejo con cuidado en la cama, no habló mientras tanto, solamente pensaba en las cosas que le gustaría compartir a su lado. - ¿Quieres algo para dormir? Puedo prestarte algo ….
Curiosamente la risa de Aislynn nerviosa se le contagio y comenzó a reír también, la abrazó contra él cuando se acerco a estrujarle la camisa y solamente negó con la cabeza. La idea de saber si iban o no a ser padres le tenía preocupado, pero por ese breve momento le pareció que, fuera cual fuera el resultado no iba a cambiar lo que sentía en esos momentos por ella. Ya hasta se le había olvidado la desfachatez de Zelda y lo enojado que estaba, ahora solo estaba Aislynn.
Hey… no es un problema…- Le dijo levantándole el rostro por la barbilla y le dio un beso en los labios, uno profundo y de verdad- ¿Hagámoslo mañana, si? Eventualmente nos daremos cuenta del resultado. - Le acarició las mejillas por los pulgares y vio esos hermosos ojos azules que, a pesar del tiempo seguían teniendo un gran poder sobre él. - Sea cual sea el resultado, quiero estar contigo y ambos podremos con esto, no quiero que te culpes o te preocupes más….
Las manos de James que estaban en sus mejillas bajaron hasta su cuello mientras él volvía a besarla, luego a sus hombros y al final hasta su cintura donde se quedaron estacionadas. - ¿Quieres dormir aquí? … vamos… - Tomó los brazos de Aislynn y los colocó alrededor de su cuello, le dio un último beso y la tomó por la espalda y las piernas para cargarla hacia la habitación que estaba atravesando el pasillo. La miraba como si fuera la cosa más valiosa para él en el mundo, que en esos momentos lo era.
La llevó hasta la habitación y la dejo con cuidado en la cama, no habló mientras tanto, solamente pensaba en las cosas que le gustaría compartir a su lado. - ¿Quieres algo para dormir? Puedo prestarte algo ….
James Blue- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Edad : 32
Re: Situación delicada numero 2
La cabeza de Aislynn era un hervidero de preguntas sin respuestas y pensamientos caóticos hasta que la mano de James fue a parar contra su barbilla. Un simple toque delicado para pedirle atención, presionando su mentón hacia arriba y la chica obedeció sin terciar palabra hasta que sus orbes azules encontraron la mirada del muchacho. Necesitaba decirle tantas cosas que boqueó dispuesta a encetar su turno de palabra pero fue acallada por aquel beso profundo y sentido e inmediatamente, correspondió con la misma intensidad y vehemencia mientras buscaba sentirlo con la mano derecha sobre su mejilla. No sabía como tenía ese poder pero James sosegaba sus inquietudes, tal vez se debía a que Blue no había dejado de insistir en toda la noche que pasara cuanto pasara estarían juntos y Lynn necesitaba creer en ello porque sentía tanto por él que la simple mención de un futuro a su lado era un bálsamo para su ansiedad. Por ello cuando James volvió a mencionar tal hecho, Lynn asintió sin separarse mucho de su rostro convencida que sería así y una vez más besó sus labios mientras descendía las manos hasta su cuello para aproximarlo a ella.
Respondió afirmativa a su propuesta de quedarse a dormir en su casa. No quería regresar a su habitación en la residencia de Cerridwen y menos sin un resultado claro por culpa de las contradictorias pruebas así que cuando James buscó sus brazos, Lynn abrazó su cuello y tras corresponder al beso, se acomodó sobre la cintura del chico envolviéndola con las piernas. Escondió su rostro en su hombro mientras la cargaba hacia la habitación, recorriendo el largo pasillo, y aprovechó el instante para rozar su nariz varias veces contra la tela de su camiseta antes de girar la cabeza para verlo de reojo con lo mechones rubios cayendo sobre su rostro. Lo descubrió mirándola y no pudo más que conformar una pequeña sonrisa en sus labios antes de alargar el cuello para besar la línea de su mandíbula.
Ya en la cama, quedó mirando a James durante unos segundos antes de levantarse e ir a por el jugador convencida que solo había una cosa que necesitaba aquella noche, a él. Paró frente suyo deslizando una mano desde su abdomen hasta su torso y asintió a su última pregunta - Sí, a ti - usó la otra mano para colocarla en su nuca, enredar un par de dedos en sus rizos y tras ponerse de puntillas, besó sus labios con la misma necesidad con la que James había irrumpido aquella noche en su habitación. Empujó la mano que estaba sobre su torso hasta hacerlo sentar en la cama y sin dejar de besarlo se colocó encima suyo a horcajadas - Solo te necesito a ti - y era la pura verdad. Estaba con ella, la apoyaba y no solo eso, sin importar el resultado estaba convencido de permanecer a su lado. ¿Qué más podía pedir?
- Quiero… - buscó con sus dedos la orilla de la camiseta del jugador y tiró de ella hasta sacársela por la cabeza. La pausa en sus palabras continuó cuando se quitó el propio vestido, sin levantarse, para colocar la camiseta que terminaba de quitarle a James sobre su cuerpo. Puso la mano en su mejilla y lo atrajo con aquel ímpetu necesitado para besarlo otra vez, hablando contra sus labios mientras seguía prendida de ellos - Quiero que me hagas olvidar todo por esta noche. Mañana ya no preocuparemos de todo y de todos pero ahora, en este momento, solo quiero esta contigo - mordió su labio suavemente, pegó su frente a la suya y tras darle un toque con la nariz en la suya, abrió los ojos para mirarlo de cerca - Te necesito- necesitaba sentirlo cerca de ella y demostrarle de cualquier forma, física o emocional, que lo quería sin importarle más nada. Si había bebé, harían frente a ello. Si no había bebé, también pero pasara cuanto pasara se tenían el uno al otro.
Respondió afirmativa a su propuesta de quedarse a dormir en su casa. No quería regresar a su habitación en la residencia de Cerridwen y menos sin un resultado claro por culpa de las contradictorias pruebas así que cuando James buscó sus brazos, Lynn abrazó su cuello y tras corresponder al beso, se acomodó sobre la cintura del chico envolviéndola con las piernas. Escondió su rostro en su hombro mientras la cargaba hacia la habitación, recorriendo el largo pasillo, y aprovechó el instante para rozar su nariz varias veces contra la tela de su camiseta antes de girar la cabeza para verlo de reojo con lo mechones rubios cayendo sobre su rostro. Lo descubrió mirándola y no pudo más que conformar una pequeña sonrisa en sus labios antes de alargar el cuello para besar la línea de su mandíbula.
Ya en la cama, quedó mirando a James durante unos segundos antes de levantarse e ir a por el jugador convencida que solo había una cosa que necesitaba aquella noche, a él. Paró frente suyo deslizando una mano desde su abdomen hasta su torso y asintió a su última pregunta - Sí, a ti - usó la otra mano para colocarla en su nuca, enredar un par de dedos en sus rizos y tras ponerse de puntillas, besó sus labios con la misma necesidad con la que James había irrumpido aquella noche en su habitación. Empujó la mano que estaba sobre su torso hasta hacerlo sentar en la cama y sin dejar de besarlo se colocó encima suyo a horcajadas - Solo te necesito a ti - y era la pura verdad. Estaba con ella, la apoyaba y no solo eso, sin importar el resultado estaba convencido de permanecer a su lado. ¿Qué más podía pedir?
- Quiero… - buscó con sus dedos la orilla de la camiseta del jugador y tiró de ella hasta sacársela por la cabeza. La pausa en sus palabras continuó cuando se quitó el propio vestido, sin levantarse, para colocar la camiseta que terminaba de quitarle a James sobre su cuerpo. Puso la mano en su mejilla y lo atrajo con aquel ímpetu necesitado para besarlo otra vez, hablando contra sus labios mientras seguía prendida de ellos - Quiero que me hagas olvidar todo por esta noche. Mañana ya no preocuparemos de todo y de todos pero ahora, en este momento, solo quiero esta contigo - mordió su labio suavemente, pegó su frente a la suya y tras darle un toque con la nariz en la suya, abrió los ojos para mirarlo de cerca - Te necesito- necesitaba sentirlo cerca de ella y demostrarle de cualquier forma, física o emocional, que lo quería sin importarle más nada. Si había bebé, harían frente a ello. Si no había bebé, también pero pasara cuanto pasara se tenían el uno al otro.
Aislynn Breen- Mensajes : 111
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