Abrázame muuuucho! como si fuera esta noche la última vez...

Había visto a Dave en la baticueva, sonando como los dioses arriba del escenario. Aun con sus drogas y la multitud empujona, aun con Kris distrayéndola a besos de manos inquietas, aun en la penumbra, el ruido y el vicio, lo había reconocido... pero que era Dave Rayder! O sea! no importaba cuanto pasaran los años y las arrugas o lo peinados raros, tenía la misma voz, el mismo caer de sus hombros y ese espíritu de romántico melancólico a punto de caer al precipicio de la desolación. Hacía mil años que no lo veía: se había escrito un par de cartas en su momento, pero como todo en la vida había terminado por aguarse a la distancia y la falta de contacto. Y ahora no podía dejar de pensar en él. En qué habría sido de su vida, en qué opinaría de la suya y esas cosas.

Esa noche no logró acercarse a él. Pero al otro día volvió al Baticave a preguntar por los datos de esa banda. No costó demasiado hacerse del número de teléfono de Dave y llamarlo de inmediato desde su móvil.... Hablando del móvil, Que invento Genial!  

- Dave?... Dave Rayder?... a que no sabes quién soy?... Jessy!!!  Como que qué Jessy, no seas hijo de puta!- caminar por la calle hablando por telefono, eso era genial! Los muggles eran geniales, que patronus ni patronus, esto era al instante, respuesta inmediata... claro por un par de dólares el segundo, pero eso era otro tema. - EY! escucha, te vi ayer en el club! No sabía que estabas por Londres.... Quiero verte... donde vives? Hazme lugar en tu ocupadísima agenda de rockstar... Jajaja... no, yo voy para allá... dime la dirección...  pues me aparezco por ahí... es un barrio complicado?... bueno, me tomo un taxi...Ya no pongas escusas!-

Uno días después, una tardecita fresca invernal, llegó a la puerta del mencionado apartamento. Tocó y esperó, haciendo tiempo, fumando, metida hasta la nariz dentro de su abrigo, y hasta dando saltitos en el lugar para que no se le congelasen los pies. Llevaba en su bolsa un buen ron de regalo y unas ganas tremendas de lanzarse a sus brazos como loca cariñosa. Pero cuando él abrió la puerta no se animó, apenas si sonrió y le dio una palmadita en el hombro, como si todo lo que Dave le había enseñado sobre los afectos físicos se le hubiese olvidado.... Y de algún modo así era. - Ay Dios! no puedo creer volver a verte! invitame a pasar que me congelo! --

Había pasado unos días de mierda, no había comido desde hacía media semana ya, Sandra se había ido hacía una y parecía que cada vez mellaba más su voluntad de vivir. La extrañaba carajo, le hacía falta que le grite por dejar las toallas por donde sea, porque se olvidaba de poner el hechizo silenciador al practicar con la batería o porque no la besaba lo suficiente.

El clima tampoco ayudaba, sólo quería quedarse dentro de su casa y fue por eso que -pese a los recuerdos- le dijo a Jessy que vaya a su casa.

Vaya, Jessy, hacía mucho que no escuchaba su voz y seguía siendo tan linda como siempre, seguía con esa boca de piñón y ese ímpetu que siempre admiró en ella. No habían pasado los años, le hablaba como si hace dos días hubiesen estado tirados en la sala de Gryffindor comiéndose todos los dulces caseros que le mandaba su madre.

Sonrió de sólo tenerla del otro lado del teléfono y pese a sus mil razones para que no fuese a visitarlo acabó accediendo. No era el mejor anfitrión en esos momentos pero de alguna forma creyó que entre quedarse otro puto día solo sería mejor tener algo de compañía, ella podría contarle cómo iba su vida y él…escuchar con gusto. No tenía muchas ganas de hablar de lo sucedido, no de momento.

Esperó a Jessy abajo, no en su piso porque era el último y para llegar había que pasar por varios asesinos y un violador, sin exagerar. Una chica linda como ella no podía estar en un barrio así sola, la única razón por la que nunca tuvo problemas con que Sandra prácticamente viviese con él era porque podía aparecerse y todo el mundo ya sabía que era su novia, eran todos muggles y aparentemente percibían lo mágico que llevaban en la sangre.

Él sí le dio un abrazo, sin importarle el enorme abrigo o hacerla esperar unos segundos más. Sintió lo frío de su rostro y lo besó tres veces, se veía linda, seguía con la misma mirada, sólo pudo sonreír como no hacía desde…pues el asunto de Frances.-Estás hermosa, te he echado mucho de menos. Nos esperan siete pisos de escaleras, con eso vas a entrar en calor. ¿Quieres que te cargue?

Fue un alivio que Dave la abrazara pues ella tenía muchísimas ganas de hacerlo, pero los primeros pasos no eran fáciles. Se había desacostumbrado a la gente cariñosa, que te quería porque sí sin esperar nada, y lo expresaba con normalidad de seres humanos sanos de mente. Sin gritos, sin peleas, sin pretensiones. Y sin presiones. Justo en este momento de la vida para Jessy, que se sentía adentro de una jaula, que si movía un pie para el lado incorrecto o decía una palabra que no era la adecuada todo el castillo de cartas se precipitaría sin remedio. - Te extrañé tanto!!! - se le escapó mientras la besaba. No lo había pensado antes, no pretendía decir aquello, pero bueno. Esas cosas las lograba Dave, aunque llevara cara de muerto vivo, ahí estaba su sonrisa y sus palabras bonitas.

- Tu estás hermoso! a ver esas uñas? - y le tomó las manos para ver como las llevaba ahora, si pintadas, si descoloridas, si extremadamente largas en solo una mano por puntear con la guitarra - Siete pisos?... puedo hacerlo.... - que verguenza que la llevara en andas por dios! - Terminó pro meterse en el hall y tomar la escalera que se veía infinita. - si que es alto....  creo que debería haber entrenado para esto... - empezó a subir adelantándose a Dave y mirando todo al rededor. Le pareció que ese edificio era de la segunda guerra por lo menos que si sobrevivía era a base de buena voluntad porque materiales faltantes en las paredes y cielorrasos sobraban. . - traje un ron... uno bueno bueno, para festejar el reencuentro... no me digas que estas en rehabilitación o esas cosas... O bueno sino tomamos agua... -

Primer piso rezaba un cartel aerosoleado con letras tribales chorreadas y rojas - Y solo faltan 6!- Se dio la vuelta y sonrió - hace cuanto vives aquí?... No te da miedo de noche?...- Había focos en el corredor pero solo uno de cada tres parecía estar en uso. No es que le diera miedo, ella había sabido moverse por callejones desolados de Londres, con compañías desconocidas poco confiables, metiéndose a antros como el de la otra noche solo por averiguar que onda el mundo... Pero igual le llamaba la atención, pues por alguna razón desconocida también había olvidado ese mundo de precariedades barriales donde solo lo básico era menester, para empezar a disfrutar de la buena vida y los lindos paisajes, donde uno era el rey y lo servían como tal.  - ya?... cuantos pisos faltan... debería haber dejado de fumar también... -

Negó estar en rehabilitación aunque seguramente su aspecto la haría dudar, debía parecer muerto en vida como si acabase de salir de una desintoxicación de esas intensas. No, sin drogas ni nada demasiado fuerte, como siempre, en eso continuaba siendo el mismo que en la escuela. Había visto a tantas leyendas joder su talento por alucinógenos y demás que con él nunca resultaría.

Intentó poner cara de alegría con lo del ron para celebrar pero no supo si lo había logrado realmente, si ella quería celebrarían porque de verdad estaba más que feliz de tenerla en frente y de estar retando a sus tacones escaleras arriba con lo mal que se veía el camino hacia arriba. Le hubiese sugerido que se aparezcan pero el armario de limpieza que generalmente usaba para ese fin estaba clausurado desde el día anterior por una fuga de agua que se desató allí.

-Hace como año y medio, el vecindario es terrible pero la renta es barata y el espacio amplio. Tranquila, tengo todo tipo de seguridad en casa, es como mi especialidad ahora, quien intenta entrar sin permiso acabará sin extremidades.-no iba en serio, pero tenía muchos hechizos resguardando su casa, tenía todos sus instrumentos ahí y todas las cosas que con esfuerzo había ido comprando.-

Faltaban cuatro pisos más y él iba guiándola, le pidió que vaya delante suyo por seguridad, no le avergonzaba que viese es precariedad o que supiese que para vivir en un lugar medianamente grande debía compartir a diario con delincuentes. Realmente a Jessy nunca le importaron esas cosas, él no entendía por qué decían que ella era una horrenda persona o que era una chiquilla engreída, con él siempre fue grandiosa.

La cargó los últimos dos pisos pese a las quejas, ya tenía experiencia, era el único que vivía en el piso siete porque generalmente eran dos departamentos por piso. Abrió la puerta y la dejó pasar primero para asegurarse. Tras entrar él cerró con llave y conjuró algunos hechizos de seguridad.

-Uff…qué caminito empinado, ¿no? Tengo jugo de uva y….cerveza. ¿Qué te doy para que recuperes el aire? No creo que el ron te ayude mucho con eso.

Casa de Dave

- Gracias por avisar, ya no caeré de sorpresa, no quiero perder ni un dedo, los necesito! - Se rió con ganas y fue ahí que paró en el descanso y respiró profundo. Ella vivía, a veces, en un tercer piso de Hosmeade, pero no era lo mismo que cinco definitivamente, menos aun que siete. Su estado físico era paupérrimo porque no comía lo suficiente, ni movía un dedo para más que para tener sexo o ir de compras. Y obvio que se negó a ser cargada, pero terminó aceptando que sino se pasarían la noche en la escalera, viendo entrar a tipos rudos en puertas hechas trizas.

Dentro del departamento, su impresión cambió rotundamente. Ya no estaba agitada porque había sido aupada con cortecía y no se esperaba que el hogar de Dave tuviera esas pintas, en el mejor de los sentidos. Había algo de su sencillez y buen humor impregnado en las paredes deconstruidas, en la cama desecha con una gracia infinita y... - tienes la tina en el dormitorio!...el tiempo te ha vuelto cool! - Y es que Dave por dejado pero esa onda roída estaba super de moda.  Dejó de mirar todo como obse loca y metió la mano en su bolso para sacar el ron y dárselo. Tenía hasta una notita que decía "Para Dave, con cariño, Jessy" de esas que las licorerías casi te obligan a poner cuando dices que te lo envuelvan para regalo.

También sacó su cajetilla de cigarros y un mechero mugle, después de dejar su saco y bolso en el sillón y seguir andando hasta lo que podría llamarse "baño" - cerveza está bien - Dijo metiendo una pierna en la bañera y luego la otra - Se puede fumar aquí? - Se sentó, estiró las piernas cruzadas una sobre otra, y encendió el cigarrillo para dejar colgando los brazos por fuera de la tina - Ahora te regalaré unas espumas de baño... - y sonrió - para que invites a tus fans y les sacas unas fotos bien sexys desde el sillón - Alzó una pierna como si estuviera haciendose la diva años 50 y fumó a su gusto cerrando los ojos. Necesitaba eso, un momento de relax, Y así se lo tomaba aunque no hubiese agua ni espuma suave masajeandole el cuello, solo porque Dave siempre había sido un amor con ella y eso era más reconfortante que nada.

- esa banda con la que tocaste es la tuya?... o estás de cantante en varias?... como va eso! cuentame de tu vida divertida! - Ella que pensaba que Dave era super feliz, que hacía lo que quería cuando quería, que estaba cumpliendo sus sueños y no le faltaba nada....

No tenía idea de que esa era una moda, si recordaba bien fue Sandra quien lo puso ahí, quizá ella sí lo sabía y quería hacerlo ver un poquito más rockstar. ¿Acaso todo iba a recordársela? Puso una sonrisa más grande de la que normalmente hubiese usado como para olvidar aquello, no iba a recibir a su invitada recitando las desgracias de su vida. Se encogió de hombros respecto a lo de las fans, acabó riendo cuando ella puso su pose de diva y le dieron ganas de echarle un encantamiento de burbujas para que esté a gusto.

Ni le respondió a lo de los cigarros, si bien parecía que todo se iba a incendiar a la mínima llama no era así, él fumaba mucho también así que estaba acostumbrado al olor. Fue al refrigerador y sacó una cerveza para ella, él se sirvió jugo que no se sentía capaz de aguantar nada en el estómago, cuando le fue a entregar su cerveza le agradeció el ron con un beso en la frente y lo puso en una mesa pequeña que tenía frente a los sillones de la improvisada sala que no tenía decoración definida.

No entraba en la bañera así que no se metió, o más bien sí entraba pero a cambio tendría que meterle mano a Jessy y aún no habían llegado a ese punto de confianza. Jaló una otomana que alguien le había regalado y se acomodó ahí para hablar con ella, sacó la varita del bolsillo y señaló la radio mágica para poner un poco de música, así se evitaban los silencios incómodos.

-No, no. Esa no es mi banda, tengo una que está medio sonando en algunas radios locales de Estados Unidos, aún va dura la carrera pero me da para comer, para ayudar por casa, algunos gustos y para vivir en mi propio cuchitril. No es mucho pero es mío.-se sentía muy orgulloso de eso, lo había hecho él, ayudaba a los suyos e incluso al padre de Sandra con todo lo que podía, ahora ya no sabía si querría verlo por lo que le hubiese dicho Sandra pero…bueno, a olvidarlo al menos por ahora.-

Le gustaba lo que hacía, le encantaba, pero no era sencillo y esas cosas tardaban. No podía desmotivarse, lo que amaba le daba de comer y no iba a quejarse de ello. No era millonario pero llegaría su momento de triunfar y vivir tranquilo, por lo menos ya no le rogaba a sus acreedores que le perdonen la deuda otra semana. Estaba bien, jodido pero bien.

-Sencillo no es, es jodido, no duermes y a veces ni comes. La gente cree que sabe mejor que tú lo que haces para vivir…lo de siempre. Ah, y mi novia me dejó por unos calzones ajenos. ¿Y qué hay contigo?

Con la cerveza en una mano, el cigarrillo en la otra, metida en una bañera, solo le faltaba estarse en lencería y sacudirse el pelo para sentirse una diva descarriada de esas del cine muggle. Lástima que hoy llevaba el pelo bonito como niña coqueta y que hacía demasiado frío para sacarse la ropa, pero en cuanto la cerveza hiciese su efecto y se pusiese toda melancólica, el rimel corrido estaría a punto para la foto amarillista de paparasis. Pero faltaba para eso, y al perecer Dave no la iba a acompañar, tan buen hombre tomando su juguito de uva.

Lo escuchó con la botella en los labios hablar de sus éxitos lentos pero andando, sonriendo por él, pues era lindo que a la gente que uno quería le fuera bien en la vida. Él estaba orgulloso de sus pasos y eso bastaba, no importaba si eran grandes zancadas de gigante o pequeñas pisadas de elfo doméstico. - Me alegro mucho por ti Dave, en serio - y le acercó la cerveza para chocarla contra su vaso de uvas inofensivas - brindemos!... si necesitas un impulso económico para hacer sonar tu música aquí, deberías decirme... de música no se nada, ya sabes... pero dinero, eso es muy fácil de encontrar... - le guiñó un ojo y acotó - tu solo levanta el dedo y.... - Se señaló a si misma con la botella. Ella podía hacer ese tipo de magia. Quizá era la única para la cual servía. No lo decía por darse aires de grandeza ni por menospreciar el trabajo duro de los verdaderos laburantes, sino por querer ayudar, a ver si podía ser útil en algo.

- La gente siempre cree cualquier cosa.... - acotó dándole la razón. La gente era una mierda!... los novios eran una mierda! fumó profundo y lo dejó terminar,le pasó su cigarrillo para que se lo tuviera y se acomodó mejor para sacarse los zapatos, uno a uno, dejar sus pies descalzos sobre la fría cerámica pero al menos descansar de la tortura que era llevar tacones. - Por unos calzones ajenos? Eso sí que es interesante... - No entendió nada en específico, es decir, si Dave se hubiera acostado con alguien le hubiera dicho "me dejó porque soy un idiota que la hizo cornuda" o algo así, así que la simple mención de los calzones debía llevar implícito algo diferente. Quizá su novia no se había aguantado a las fan de Dave o algo más enroscado. Quizá se equivocaba y si le había metido los cuernos a la pobre. - Me late que si no tomas alcohol, no vas a soltarte y no me contarás nada. Pero no voy a presionarte... para eso están las novias, no?...-

Lo dicho, si Dave quería le contaría y sino pues cada uno era libre de hablar hasta donde le diera la gana, en eso se basaban las amistades, sin reproches ni pretensiones. Ella si quería hablar... o algo así, pero necesitaba alcohol para eso, así que volvió a dar otro trago profundo y a tomar de la mano de Dave el cigarrillo que le había encargado - Que quieres que te cuente?.... - Jessy estaba dispuesta a las preguntas, eso era algo de lo que Dave podía jactarse porque de casi nadie más podía lograrlo - estoy estudiando Artes Oscuras. Se me da pésimo y estoy hace siglos en el segundo semestre, pero... lo llevo bien... Ya todos sabíamos que no iba a lograrlo en la universidad, los años no cambian lo de ser una rubia tonta, solo te agregan arrugas... Así que es más bien como un juego: de estarse ahí pretendiendo algo... seguir conviviendo con los de siempre... no abandonar el mapa social... no se... alegrarse por los triunfos ajenos...

Era pesimista lo que decía, como de costumbre, pero no estaba ni enfada ni con el ceño fruncido, ni los labios haciendo puchero llorón. Volvió a llevarse la botella a los labios y se la acabó - Creo que voy muy rápido para tu nivel... - dijo balanceando la botella vacía con dos dedos. La dejó en el suelo pero no pidió más, cuando se parara de ahí el alcohol se le subiría a la cabeza de todos modos. - por primera vez tengo una mascota, es un zorrito sin nombre y también un novio... y... el otro día en la baticave volví a meterme una linea de coca y creo que... es un camino de ida, así que ahora solo estoy esperando el momento magistral para morir de sobredosis... - Lanzó una carcajada y negó con el rostro. No, no iba a morir de sobredosis, aun le faltaban años de diva para que eso fuera cool y no miserable.

Sus pasos más que de elfos eran de doxys pero sí, estaba contento con ello. Negó hasta con las manos cuando le ofreció ayudarlo con dinero, jamás le había aceptado nada y menos lo iba a hacer ahora, no se iba a poner digno como si acabase de mentarle la madre porque sabía de su buena intención, simplemente no era la manera en la que esperaba avanzar.

-Con que pongas un par de mis canciones en tus múltiples fiestas de sociedad estará bien.-no era por orgullo, o quizá un poco sí, pero también porque no quería que Jessy siquiera pensase que la quería por su dinero. La rubia podía tener muy baja autoestima y si no creía necesitarlo no iba a andar de aprovechado con ella.-

-Lo que sí te pido es que si tienes trabajos de albañilería que no sean fuertes y que no paguen una miseria pues avísame, es para un amigo.-recordó a Leon, el padre de Sandra que seguramente ya no iba a aceptarle un centavo. Lo ideal era que ya no trabajase, pero si podía conectarlo para un trabajo que no le rompiese la espalda y le de más de los centavos que a la gente le gustaba pagar.-

Cuando le ofreció el alcohol negó con la cabeza, no llevaba nada en el estómago y el jugo ayudaba a quitar ese ardor perenne. Quizá con ella sí se animase a pedir algo de comer, de paso veía cómo seguía de sus problemas con la comida. Siempre le pareció demasiado bonita como para preocuparse con ella, era como si se negase a ver lo que era evidente, jamás se lo dijo pero un tiempo estuvo tentado a preguntarle si quería salir con él, pero luego llegó ese laberinto emocional con Frances y todo quedó como un pensamiento.

No necesitaba de alcohol para contarle algo pero se le quedó mirando en lo que más o menos le explicaba cómo iba su vida. Cuando le iba diciendo lo de rubia tonta se paró de la otomana y fue hasta la bañera para pegar la cabeza con la de ella, no era lo que ella decía, podía hacer lo que quisiera, ser quien quisiera ser, había que ver sus greñas en el colegio, todo mundo seguramente pensaba que iba a acabar en una fosa común. Le dio un beso en la frente, no le dijo nada porque aún parecía muy pronto, de todos modos no soportaba que se tratase así.

Se alejó de nuevo para servirse más jugo, el lugar no era grande así que de la cocina levantó sólo un poco la voz para seguirle hablando.-¿Y quién es el afortunado? Si me lo dices te cuento cómo jodí mi vida de pareja por una persona que conoces, una señora que me hizo la mala jugada. Ya tienes idea de quién es, ¿no?

Que la monogamia no era un impulso natural sino una doctrina impuesta a la fuerza por una sociedad puritana y corta de miras, decían. Que tanta verdad había o no en ello era algo que nunca se había detenido a meditar con profundidad porque en su manera de concebir su realidad ese tipo de cavilaciones mentales ocupaban la última de sus prioridades.

Quizá había sido demasiado ingenua para su propio beneficio, porque ahora mismo podía decir, sin dar espacio a la duda, que sentía que se estaba muriendo.

Desde que se había marchado del piso que compartía con Dave había estado quedándose en el sofá de Nancy Wright, amiga suya (mejor dicho, de ambos) desde hacía cosa de unos años ya, baterista con la que Dave había compartido escenario alguna vez. Nancy no le había hecho preguntas y Sandra no estaba de humor para responderlas, pero siendo honestos no había sido necesario, porque para que Larson se marchase de esa manera la opciones a barajar sobre lo que le había motivado eran pocas. No quería regresar donde su papá, así que se quedaría donde Nancy y su novio por lo menos hasta tener en claro lo que quería hacer. Y es que no tenía ganas de nada, de absolutamente nada. Incluso la propuesta de meterse a la cama de la pareja que le daba asilo tras varias botellas de vodka había surgido, y si Dave se follaba a quien le diera la gana pues ella también, coño, pero ni eso había conseguido hacerla sentir algo más que naúseas.

A veces sentía que quería arrancarle los ojos, porque esto no era como el lidiar con las admiradoras alcoholizadas que tras un set de canciones lograban colarse tras el escenario con las bragas ya en los tobillos. No era ninguna niña que no sabía nada de la vida. En ese mundo había crecido. Nunca se lo había dicho a Dave en voz alta porque hacerlo sería (o eso sentía) como declarar luz verde a lo que fuera, pero si algún día alguna de esas groupies tras bambalinas conseguía que Dave le metiera la polla dentro... pues bueno, ella no necesitaba saberlo. Podría pasar, por mucho que el chico Rayder insistiera en que no estaba interesado en ello. Era parte del estilo de vida. Podría manejarlo.

El que hubiera llevado a una puta a su casa era algo completamente distinto e inadmisible.

Le daba igual las explicaciones que Dave buscara darle. Que le insistiera que le decía la verdad cuando le aseguraba que nada había pasado, que no le mentía porque sabía de sobra que no sabía hacerlo, ni mentir ni guardarse secretos por mucho tiempo, que la amaba y cualquier otra mierda que ella dejó de escuchar. Lo único para lo que había tenido cabida en ese instante habían sido las marcas de lapiz labial en el espejo del bavo y el patrón de florecitas en esas bragas que había encontrado.

A veces sentía que no podía más, que no sabía estar sin él y que se estaba engañando a sí misma, que necesitaba volver y que haría la vista gorda, como si nada hubiera pasado. Que a fin de cuentas no era tan distinto a una revolcada sobre los amplificadores viejos o en el fondo de un autobús. Porque se sentía físicamente enferma sin él. Débil, y entumida, y si se detenía a pensar en lo mucho que lo extrañaba le daban ganas de vomitar.

Así que había ido a buscarlo al Batcave hacía unas noches, sabiendo de sobra que iba a estar ahí tocando. Se había quedado junto a la barra bebiendo y esperando a que terminara para irlo a buscar. Lo iba a esperar tras su tocada, con aliento alcohólico y la cabeza mareada y colándose tras el escenario cuando nadie la pudiera ver. No se le había escapado la ironía: la groupie era ella.

Se había dado cuenta del grupo tan particular de individuos que se habían reunido, encontrándose con más de un rostro familiar, pero no había hecho nada por acercarse a nadie. Porque lo dicho, no le apetecía nada más que hablar con Dave. Sin embargo, cuando al fin salió al escenario y lo primero que hizo fue dedicarle esa canción a la Señora que había dejado las bragas en su departamento no pudo más. Todas esas intenciones de reconciliarse se evaporaron en un instante, volátiles como ella sola, y se largó del lugar convencida de que no regresaría con él, sintiéndose enferma de saber que ella también había estado ahí.

El novio de Nancy, Sean, le había llevado ese día hasta el departamento porque Sandra pretendía llevarse las cosas que había dejado, ya que en medio de la discusión tan solo había salido con lo que tenía dentro de su bolso. Se iba a quedar abajo esperándola mientras ella hacía lo que tenía que hacer. Aún tenía las llaves.

Subió los siete pisos, sintiendo de repente sofocada y lidiando con las dudas, los arrepentimientos que estaban comiéndole la cabeza, pero al fin subió hasta donde tenía que hacerlo. Encajó la llave en la cerradura y se detuvo por un momento, apenas un par de segundos en lo que dejó salir exhausta el aire de sus pulmones y...

¿Estaba escuchando risas de mujer al otro lado de la puerta?

- Y una mierda. - Abrió la puerta y se volvió a meter las llaves en el bolsillo. Se quedó observándolos, reclinada contra el marco de la puerta. Lo que estaba esperando era encontrarlo en el sofá con las manos dentro de las bragas de una cualquiera, que al cabo ella ya no estaba viviendo ahí y podía dejar sus calzones sucios tirados donde le diera la gana. No se imaginaba encontrarse a nada menos que Jessy Luttrell metida en la bañera.

- Vengo por mis cosas. - Al grano, un corte seco, certero. Ni siquiera volteó a ver a Rayder, se detuvo recorriendo a Jessy de arriba a abajo, estudiándola a detalle. La recordaba bien.- No no, no te preocupes Jessy, no te levantes. De todas formas el departamento de Dave es como hotel comunal, -  Le había tomado aprecio. Y sabía de sobra que en algún momento había tenido un crush enorme con Dave y....

Frunció el ceño. Miró sus brazos delgados. Miró el perfil de su rostro y las líneas de su cuello.  - ¿Y a Jessy no le dedicaste ninguna canción la otra noche? - Que no hubiera lugar a duda. Que no estuviera gritando como histérica ni jalando a Jessy de los pelos para echarla no significaba que no estuviera furiosa: significaba que lo estaba más.

Podía hacer eso también, podía poner a sonar las canciones de Dave en fiestas e incluso en varias radios de Londres. Todo eso era muy sencillo. O al menos a Jessy le parecía así, por su experiencia poca pero interesante de andar codeándose con cierto tipo de gentes. Gente cuya única motivación era hacer más dinero o poder o contactos que los llevasen a más dinero y poder... Solo era cuestión de ofrecer lo que él otro estaba ansioso por conquistar... Lo que no entendió fue lo de los trabajos de albañilería, pero iba a retenerlo en la mente por si acaso no había sido una ironía e iba enserio.... y si lo de su apartamento nuevo en Londres cerraba pues, llamaría a Dave para las refacciones.

Aceptó su beso de buen modo e incluso estiro una mano para retenerlo un rato y darle otro en la mejilla, antes de continuar hablando. Quizá debía bajar un poco su sarcasmo, habían pasado muchos ánimos y Dave no era como Darren por ejemplo, que se tomaba todo a broma. Era más sensible, más... intimista. Estaba por decirle quien era, no necesitaba nada a cmabio, no era un secreto y hasta estaba feliz por ello de algún modo u otro, pero lo de la señora le dejó a la espectativa. Entrecerró los ojos pensando y poco a poco fue abriendo la boca cayendo en lo que era la cosa más graciosa desde hace siglos... - NO WAY!! - se descostilló de la risa. Estaba mal reírse pero ese era muy fuerte, muy fuerte! Evidentemente no se había acostado con la dueña de las bragas, Frances hacía las cosas demasiado bien como para olvidarse unas pantaletas. Como siempre, se la había jugado a Dave horrible y desgraciada serpiente infame. Tan bien que era estúpido que igual los hombres siguieran cayendo ante ella una y otra vez.

- Sorry Dave - quiso disculparse por reírse tanto... - te diría "te lo dije" pero... ya sabes... te lo dije!- es que habían tenido más que una conversación en los tiempos de Hogwarts sobre Frances, cuando Jessy la odiaba feo feo. Ahora eran amigas... o algo así - Lo mio es más sencillito... - ahora si, iba decirle que Krisján era su novio, pero entró Sandra y... Jessy ya estaba incorporándose de la tina para saludarla y gritarle algo como "EY!! mil años!!" porque estaba de buen humor y algo tomada, pero la cara de la muchacha no era la mejor, y que hacía ahi? Era la novia de Dave? la novia que Frances le había cagado tan bien como solo era yegua sabía hacerlo?... Mucho que analizar.

Se quedó en su lugar, sonriendo, pensando y mirando mucho mucho lo que pasaba para ver en qué punto podía intervenir sin joderle más las cosas a Dave... dejó que ella la mirase, y no dijo nada, iba a levantarse para saludar pensando que Sandra estaba esperando la cortesía de recién llegada y por eso daba tiempos, pero atendió a sus palabras y mejor fumó. Ahora con lo de la canción si creyó que había sido suficiente,ella era una novia perseguida, sabía exactamente lo que Sandra estaba pensando. Miró Dave con duda, y luego ya... pues.. era Jessy, no se guardaba nada!

- Ey, Ey, ey, ey... yo no soy! y yo no fui! - no no no! ni loca que estuviera dejaría que la confundieran con Frances ni por un segundo. Iba a pararse y bajarse los pantalones para mostrar las bragas si era necesario. Ni eso compartían con la morocha muerta de hambre casada con un sangre sucia a quien no le alcanzaban los galeons para comprar pañales, seguro.

Si la hubiese visto en el Batcave no hubiese dicho nada, hubiese dejado a la banda para bajar a besarla, para llevarla a casa porque tenía que estar allí, con él. Mirarla le bastaba cuando llegaba hecho mierda del trabajo, besarla llenaba su pecho de una alegría inconcebible, hasta le había dicho que moría por tener un hijo suyo cuando ella decidiera que eso podía ser. La adoraba, pero era humano y era idiota, simplemente no pudo con todo, esa obsesión se había comido su cabeza.

Le iba a decir todo eso a Jessy, a vaciar su cabeza de esos pensamientos tras que ella descubriese que efectivamente fue Frances quien había hecho eso. Jessy era la ideal para decirle cualquier cosa respecto a la ahora Cerridwen. Le había advertido tantas veces y en tantas formas que debía pensar que Dave era estúpido por hacer caído, así era.

Esperaba escuchar quién era el novio de Jessy intentando quitarse esa horrenda sensación de soledad de encima cuando escuchó que alguien intentaba entrar. Instintivamente levantó la varita, no creía que Sandra fuese a regresar, verla frente a él pudo matarlo de felicidad en un instante, pudo hacer que se quiebre allí mismo. Lanzó un largo suspiro como de alivio, como si el peso del mundo hubiese bajado de sus hombros, como si acabase de recuperar la voz.

Era como tener una visión en frente, era estar frente al puto santo grial, había visto su figura tantas veces esas noches que no estaba seguro de qué hacer. Quería abrazarla, besarla, atraparla para que no se vuelva a ir, hacerla sonreír, enredar sus dedos entre su cabello y pasar el resto del día sonriendo por el simple hecho de estar a su lado.

Avanzó hacia Sandra haciendo casi omiso de sus comentarios y olvidando que Jessy estaba allí, la tomó de ambas manos y juntó su frente a la de ella con el corazón a punto de explotar. Se veía hermosa, conocía esa mirada fiera y sólo pudo buscar sus ojos para que lo escuchase, para que viese que estaba destruido sin ella.-Tus cosas deben quedarse, tú debes quedarte…Sandra, sabes que te amo, voy a morir sin ti. ¿Me escuchaste? Voy a morir sin ti, me haces falta, todo está mal…todo es una mierda. Sólo tú haces que las cosas valgan un poco, quédate conmigo, por favor.

Se lo estaba rogando, no le importaba que Jessy lo viese, ella era lo que necesitaba en su vida, estaba mal, estaba hecho mierda, era cierto. Intentó atraerla hacia él creyendo que lo rechazaría, sólo la quería tener más cerca, sentir su respiración y besarla porque necesitaba que se quede. Ya ni recordaba que Jessy estaba ahí, ella entendería, estaba desesperado.

"Yo no soy"le repetía Jessy una y otra vez. "Yo no fui". De ser otras las circunstancias se habría acercado con toda buena intención, le habría dado un abrazo fuerte y ya estaría tomando el teléfono para encargar a su pizzería o chino de siempre. Recordaba a Jessy con cariño, la verdad que sí, y aunque ella no había estado tan desaparecida del mundo mágico como Rayder, si que se había apartado un poco de todo lo demás, no por nada en especial más allá de que eso sucedía con las personas, el alejarse cuando los intereses y las responsabilidades cambiaban.

Miró fijamente a la rubia con ojos felinos, acentuados por su forma ya alargada de por sí y se cruzó de brazos. "Yo no soy, yo no fui". Encontraba hasta humillante el que estuviese tan enterada de sus problemas con Dave, quien seguro ya estaría poniéndola al tanto de todo, porque ese chico no sabía mantener la boca callada, por algo era tan bueno escribiendo canciones, por que eso de guardarse las cosas nunca se le había dado. - ... ya. - Chasqueó la lengua. - ¿Entonces ya te contó todo lo que pasó y tú si sabes quién es la Señora Misteriosa? Porque el señor aquí presente no dice mentiras ni guarda secretos. Y bueno, estás flaca. Con esas cosas pude haber armado una tienda de campaña. Eh Dave, ¿ya le dijiste a Jessy tu nuevo código bancario también? - Lo decía con toda la mala intención, sacando a colación el chistecillo que había surgido entre los tres hacía muchos años respecto a la candidez de Rayder.

Cuando Dave se acercó su instinto no le falló, Sandra intentó apartarlo. - Quítate, no, te huele la boca a calzón sucio. Déjame en paz. - Hasta mejor le parecía marcharse, porque una parte de ella, esa que aun sentía verguenza, por nimia que fuera, encontraba terrible el estar dando espectáculos frente a Jessy.

- O me las llevo ya o me las llevo después Rayder, déjame. Mejor atiende a tu invitada. Pobre Jessy que a saber desde donde viene para verte, no la desatiendas. - Se safó de él y se escabulló por un costado, lejos de su agarre. Porque esa era otra, ¿de que iba esto? La amaba y no podía vivir sin ella y todo era una mierda si no estaban juntos, pero igual dedicaba canciones a cualquier furcia y aunque a ella no había ni intentado encontrarla (que estaba con Nancy, no encuartelada con la Mossad) ¿sí que tenía tiempo para andar recibiendo amiguitos?

Mientras se miraban tan desigual y discutían ellos, haciendo el menor ruido y llamado a la atención que le era posible, Jessy se salió de la bañera. Un pie a la vez, con esa sutileza digna de adolescente que se escabulle para que los suegros no lo vean huir luego de ultrajar a su retoño. Había metido la pata con sus palabras, como de costumbre, y lo sentía muchísimo por Dave, y hasta por Sandra también. Tendría que haberse callado la puta boca y quizá las hermosas palabras del músico hubiera sido suficientes para arreglar sus asuntos. Pero no! Ahí iba a darle más material a Sandra para que se estuviese cabreada.

Esta vez entendía todo a la perfección. Sus errores, los de Dave, también el dolor de amor profundo de Sandra. Definitivamente ella se iría de allí. Quedarse no haría ningún bien a nadie, abrir la boca mucho menos. -No, yo ya me voy. - tomó sus zapatos con una mano, que esperaban al lado de la bañera y su tapado y bolso con la otra, cosas que alcanzo cruzando la habitación hasta llegar al sillón. Se giró un momento porque Sandra la mencionaba como invitada y articuló. - Mil disculpas... No quise empeorar las cosas... yo... - negó con el rostro. Ya estaba hablando de nuevo. Cállate de una puta vez Jessy!.. Sacó la varita y con un nada de magia se aparecería en el frío exterior. Sin zapatos puesto ni nada, era urgente irse a la mierda, y era maravilloso ser brujo algunas veces.

Pero que bonito había sido lo que Dave le dijo, aunque claro, imposible creerlo ante tamañas evidencias. Dave llevaba las de perder, Sandra tenía razón en cabrearse tanto y más. A saber que haría Jessy si le pasase algo así.... Pero Kris no era de meter cuernos, aunque si se lo había hecho a la negrita con ella misma. Pero las cosas eran diferentes entonces... Ahora... ahora el mundo era diferente, ellos eran diferentes.

- - -
no me fui exactamente, por el derecho a replica pero... es como que si *-*

Ya compensaría a Jessy por eso, era mejor no decir nada en ese momento porque lo que más le importaba era ver a Sandra de nuevo. Sí, no la había buscado porque creía que estaba con su padre y que él ya estaba enterado de todo lo que ella creía que era cierto. La miraba, hermosa y atigrada como era, con el cabello algo desordenado y repeliendo cada uno de sus intentos por mantenerse cerca de ella.

Por primera vez en días sentía que llevaba las cosas a flor de piel, que tenía algo importante que hacer o decir. Parecía que finalmente podía respirar bien, que sus pulmones habían vuelto a tener la capacidad regular, sus palabras se sentían menos atascadas en su garganta. No podía dejar de mirarla aunque lo despreciase, aunque ya no se abrazase a él por el sólo hecho de estar cerca suyo, moría por besarla y apoyar su mentón sobre su frente como protegiéndola.

La tomó del brazo cuando logró zafarse de su lado, no iba a dejar que se fuese, no podía. Necesitaba más de ella que esa simple visita, quería explicarle todo, decírselo de nuevo.

-Ya se fue Jessy, ¿podemos hablar? Escúchame, por favor…Sandra, amor, por favor.-buscó su mirada con desesperación, nuevamente su corazón quería escapar de su pecho y soltó su brazo, sólo la quería cerca. Se movió para pararse frente a ella, se inclinó un poco para quedar a la altura de su rostro.-

-Ya te dije que sí, que la traje hasta acá porque soy un imbécil que no pensó…y sí, quizá pensé en pasar a algo más pero sólo fueron unos besos. No es justificación pero si vuelves en una semana vas a verme tendido en esa cama extrañándote, necesito sentirte a mi lado cada noche, me duele no tocarte…ni siquiera me siento yo mismo, eres ya tan mía que si te vas te llevas la mitad de todo lo que soy. Sandra, por favor, sólo dejó su mierda para joder.

Pasó ambos brazos alrededor de ella, rodear su cintura se sentía demasiado bien, nuevamente comenzaba a sentir que el aire ya no estaba viciado, que no pesaba tanto, podía sentir cómo su garganta no estaba tan cerrada y como sus labios comenzaban a formar una sonrisa que lo estaba destruyendo de a pocos.

-Pídeme lo que sea, échame una maldición imperdonable, lo que sea.-abrió sus brazos como esperando que le eche alguna maldición, quería que fuese directamente a su pecho, ella debía saber que estaba dispuesto a todo por ella. Había jodido todo, y ahí estaba rogándole que lo perdone.-

Apenas Dave se acercó a ella interpuso las manos entre ambos, marcando su distancia. Escucharlo le dolía, le lastimaba en lo más hondo y aseguraba, con toda certeza, que cada palabra que salía de su boca era un corte que se abría más y más y más. Que no se daba cuenta de las estupideces que le decía, desesperado por, desde su punto de vista hacerla recapacitar. Volteó el rostro cuando el se lo buscaba, incluso inclinándose un poco para quedar a su altura como si el gesto en sí fuera a bastar para forzarla a sostenerle la mirada. En esos momentos lo odiaba hasta por ser tan alto, porque encontraba hasta a esa acción condescendiente.

- No entiendes nada. ¿Crees que el hecho de que solamente la hayas besado, suponiendo que te doy el beneficio de la duda, lo arregla todo? La trajiste aquí, a nuestra casa, con toda la intención de follártela. Y una mierda Dave. No tengo por que aguantar nada de eso. Ya tu mismo dejas en claro que por una follada y bajarte la calentura del momento estás más que dispuesto a mandar a la mierda 6 años. No haces más que contradecirte, aclárate de una vez y que te jodan. O jode a quién te de la gana, pero a mí no. Es más, le dices la próxima vez que la veas que se salió con la suya y te jodió con ganas. A mí déjame en paz. -

Lo empujó cuando fue a abrazarla, forcejeando hasta que pudo soltarlo, golpéandolo con todas sus fuerzas en un hombro. No lo quería cerca. No quería que la tocara, ni que la mirara, porque cada que lo hacía y le suplicaba de esa manera algo en ella se quebraba. Su respiración se detenía. Lo necesitaba, lo necesitaba muchísimo y con nadie había llegado a alcanzar ese entendimiento que con el compartía, esa conexión tan fuerte; la intimidad en los silencios, la complicidad en las carcajadas, las angustias compartidas que se desvanecían con rasgueo en su guitarra...

- ¿Que te maldiga? - Le miró incrédula, debatiéndose entre desbordar ironía con su risa o llanamente entornar los ojos y pasarle de largo. Jessy se marchaba, o eso pretendía, descalza y con varita en mano. - No voy a maldecirte para apaciguar tu conciencia. Eso a mi no me sirve de nada. - Lejos de dejar en silencio que Jessy se marchara, empujó a Dave con más fuerza para que se apartara y se acercó a detener a la rubia antes que consiguiera desaparecer. Se arriesgaba a una despartición, pero hasta eso era mejor que quedarse con Dave ahí. Ni siquiera pensó en Sean. Solo cogió a Luttrell por la muñeca y corrió con ella hacia el minúsculo baño, encerrándolas a ambas y cerrando con seguro antes que Rayder las pudiera seguir.

Detuvo la puerta con ambas manos y suspiró largamente. Cerró los ojos. Apoyó la frente contra la madera. - ... perdón. - Le susurró a ella. Perdón por el espectáculo. Perdón por el secuestro. Perdón por la segura sensación de clastrofobia. Si acaso Jessy hubiera llegado a pensar que se encerraba con ella para sacarle los ojos o algo no era eso lo que pensaba. O siendo honestos, no pensaba. No sabía que quería hacer. No sabía cuál era la manera correcta de lidiar con nada. ¿Así iban a ser las cosas? 6 años que tenían juntos. 6 años en los que habían atravesado por todo. Que tenían poco, pero lo que tenían lo habían conseguido con su esfuerzo y entrega, y que importaba comer latas de atún en agua por tres semanas enteras o doblar turno diario para ahorrar para una nueva guitarra mientras se tuvieran el uno al otro y el le cantara al oído por las noches.

6 años que no habían importado nada cuando, sí, la había traído a casa por ser imbécil. Y sí, quizá había pensado en llegar a algo más.

- ¿Entonces que ha sido de ti? ¿Novio? ¿Carrera? ¿Premios de lotería? - Claro, porque encerradas en el baño después de ventilar frente a ella todos los problemas que tenían era el momento perfecto para socializar y ponerse al corriente. Si mandaban pedir una pizza seguro hasta la podían meter por debajo de la puerta y entonces ni necesidad de salir habría.

- ... ¿tú sabes quién fue? Si no fuiste tú, ¿te lo dijo? - Porque Dave no mentía, porque Dave no sabía guardar secretos.

Y porque ella era lo bastante estúpida y masoquista y retorcida como para querer saber.

No quería escuchar la discusión. Era una cosa íntima que se daba en un contexto lo suficientemente terrible como para que a ambos les diera igual que Jessy escuchase o no. Pero a la rubia no le daba lo mismo, era muy amiga de Dave a pesar de los años, lo apreciaba mucho y no quería hacer nada que pudiera joderlo. Nada en ningún sentido, se sentía pésimo de estar allí por el solo interrumpirlo, y peor aun por haber dicho palabras inconvenientes. Dos palabras y eran pura mierda lo que había dicho! QUE TINO JESSY! Y hasta estaba haciendo el esfuerzo de no oír aunque igual escuchaba.

Varita en alto señalándose el pecho y Sandra que llegaba a samarrearla. Fue un segundo que pensó que la vida se le iba a las bahamas y en partes destrozada, hasta ante sus ojos desapareció el sillón del living. -OH MY GOD!- eso sí había estado cerca. Demasiado cerca para su gusto, que estaba muy lejos de la muerte. Una pata del sillón tamborileó hasta caer fulminada al suelo y el resto ya no existía mientras todo departamento quedaba tras la puerta de madera de un sanitario más pequeño que el cuarto de las escobas de su casa. Y el pelo castaño y desordenado de Sandra, y su espalda... sus jeans gastados y esa sensación sobre los hombros de que estaba todo mal. O eso veía Jessy, con el corazón en la boca del susto, sus zapatos en una mano y su tapado y bolso colgando del brazo que sostenía la varita.

- bien... - fue lo único que pudo articular. Que le había preguntado? Sobre su novio, su vida?... Cerró los ojos un momento y tranquilizó su respiración. No tenía miedo a morir a manos de Sandra, estaba aterrada por lo recién sucedido. Esa muchacha era arriesgada, o estaba desesperada y lo peor es que tenía sentido. Jessy había sufrido mucho por amor, todo eso tenía mucho sentido, y si se trataba de Frances pues... era como la cereza que coronaba el postre.

- no me lo dijo tal cual... pero ... lo sé... - bajó la tapa del inodoro. Putos hombres que siempre la dejaban levantada y se sentó. También ganando tiempo. No sabía que decir, siempre la cagaba cuando hablaba. No quería mentir, ella no mentía jamás, y... había como cierta hermandad de género también, favorecida por la intimidad del lugar tan pequeño tan íntimo de necesidades fisiológicas, tan estrecho que solo podía ver el rostro de Sandra o el mover de sus manos que era casi lo mismo. - .. yo no se que decir, sabes? siempre la cago cuando hablo y .... - Se estaba escusando? Negó con el rostro se puso el saco y la cartera en la falda y alzó la frente y sentenció. - Mira, hay una sola persona en el mundo TAN hija de puta... quizá dos. O tres... No más... - hablaba en un susurro porque... estaban en un baño ? No sabía ni porqué todo eso era muy raro. - Dave es un poco idiota, pero no hay maldad en él... just... - Suspiró - Juraría por mis ojos que ella lo provocó. Muy bien... es su juego.. es lo que sabe hacer... es lo que la alimenta o algo. -

Era amiga de Frances ahora, claro, pero.. La verdad era la verdad. Y si iba a opinar sobre Frances jugando con la vida de los demás pues, Jessy era la persona que peor o mejor lo sabía. Cual fuera la expresión lingüística correcta.

Rendido se dejó caer contra la puerta del baño, completamente destruido, sacó la varita y jugó con ella entre sus dedos, enloquecido por todo lo que sentía, incapaz de hacer que lo mire como antes, hecho una mierda por su propia culpa. Golpeó con furia su cabeza contra la puerta y no tenía intención de hablar de nuevo, se sentía atrapado en ese espacio, cada vez sus dedos se movilizaban con más agilidad alrededor de su varita.

La levantó sin reamente pensar en qué quería hacer ahora, nada le llegaba a importar de verdad, todo estaba de verdad acabado y no soportaba siquiera estar en ese lugar. Junto a la cama vio el mástil de la guitarra sobresaliendo. Era su primera guitarra buena, le había costado sangre obtenerla, ahora tenía un par más y aquella vieja guitarra que fue la primera.

Hay que ser músico para saber lo que significa la primera guitarra nueva, el primer instrumento propio que suena como se supone que suene, en el que no debes inventar notas para reproducir las coas tal y como están en tu cabeza. Esa que es capaz de soportar distintos estilos, esa que sólo basta afinar para que te regale una canción.

Apuntó hacia ella con la varita y lanzó un hechizo para deshacerla, descuartizarla, acabar con esa forma hermosa que tenía, para soltar todas las cuerdas en ese momento y dejarla deshecha ante sus propios ojos. No fue una explosión lo que sonó, fue más bien el sonido de algo que se caía. Sonrió un poco, como enfermo, cada que esa guitarra se golpeaba con algo Dave sufría infinitamente, ahora sentía…absolutamente nada.

Sacó una buena cantidad de oxígeno de su pecho, aún sin sentir nada, quería regresar a ese estado en el que las cosas le afectaban pero no lograba ni un escalofrío. Cerró los ojos y se levantó sólo para buscar algo más con lo que jugar, algo que se suponía que significaba algo para él, nada cubría sus expectativas.

-Sandra, por favor...-le dijo a la puerta esperando que siguiese ahí, que lo estuviese escuchando. Apoyó su puño sobre la puerta y tomó una decisión, si ella no salía significaría que era mejor que se fuese y le dejase el departamento con todo lo que había en él, era lo mínimo que podía hacer.-

No sabía a quién se refería, en verdad que no. Qué más daba si solo había una persona o dos o veinte en el mundo tan hijos de puta como Jessy decía, nadie se le venía a la mente en ese momento, y eso la hacía sentir que se moría un poco. Porque la inseguridad era demasiada y por supuesto que la sentía con toda su fuerza, ¿cómo no hacerlo? Y era extraño, completamente ajeno a sí misma, pero ahora no hacía otra cosa más que verse abrumada por la idea de que era poca cosa, de que quizá no había estado haciendo las cosas bien, de que tal vez Dave no estaba tan feliz como lo hacía parecer y una decena más de cosas espantosas que iban por la misma línea. Como si hubiera sido su culpa. Como si el origen del problema fuera ella.

Si Jessy hablaba con tanta seguridad de aquella persona era porque la conocía en toda la extensión de la palabra. De Hogwarts. ¿De Brigantia también? ¿Ahora que Dave volvería? Sintió nauseas de nuevo. ¿Acaso debió haber puesto más atención a todos los rostros que vio en el bar? No ganaba nada más que lastimarse ella sola al continuar dándole vuelta tras vuelta tras vuelta en la cabeza. Y escuchaba como la guitarra golpeaba contra todo, que aunque no pudiera ver lo que ocurría tras la puerta lo intuía, y aunque no fuera así sentía que Jessy la juzgaba y que todo estaba jodido y la había cagado al irse a encerrar ahí. Ni siquiera debió haber abierto la puerta. No, lo que debió haber hecho al escuchar voces en el departamento fue dar la media vuelta, bajar hasta la calle y pedirle a Sean que la trajera después.

No sabía si había diferencia ente que lo hubieran provocado o no, como Jessy estaba tan segura que había pasado. El punto era que Dave debió haberse negado desde el principio, no haber caído en aquel juego. Ahora no sabía que terreno pisaba: sólo la había besado, pero había esperado llegar a más. ¿Qué mierda había detrás de todo eso como para haber llegado a ese punto?

- ¿Volverías si fueras tú? -La miró suplicante y con los ojos vidriosos, porque cada vez que la guitarra caía un trozo de ella se quebraba también. ¿Lo haría? Si estuviera ella en su lugar, se tratara o no de Dave. Quería escucharlo de manera honesta, cruda. Si se estaba apresurando, si lo que tenía que hacer era imponer sus límites y dejar en claro que no era algo que fuera a tolerar.

Tomó aire, muy lentamente, y quitó el seguro de la puerta. No obstante no empujó para abrirla. Tampoco salió corriendo a abrazar a Dave a decirle que lo perdonaba y todo estaba bien y le creía todo lo que tuviera que decir, que era inocente y toda la culpa era de la puta que lo había enredado, fuera quien fuera. Lo culpaba a él, a él y solo a él, por dejarse engatuzar, por traerla hasta ahí. Hubiera preferido mil y un veces que, si ya estaba dispuesto a engañarla, que se hubieran largado a cualquier otra parte, y ella nunca haberse enterado. Que la honestidad no era siempre la mejor política, y ahora mismo le estaba haciendo mucho, muchísimo daño. Se quedó con los brazos inertes a cada costado, como peso muerto, mirando a Jessy por encima de su hombro.

Abría la puerta, como él quería. No tenía que irse y dejarlo todo, pero.... - .. no voy a quedarme. No así. - Ni siquiera lo miraba, no podía hacerlo. Aunque le estuviera diciendo la verdad, aunque hubieran jugado con él en realidad, no le estaba contando toda la historia. No sabía quién. No sabía por qué. No podía estarse sintiendo que se encontraban sobre un castillo de naipes, porque iba a volverse loca.

Ya lo estaba haciendo.

Los ruidos afuera la estaban perturbando, quizá más que la cara de Sandra. No le tenía lástima en absoluto, quería agarrarla de las manos y sacudirla un poco para decirle que no era tan grave y que... pues... si lo amaba mucho... Y ya que Frances era una mierda! que no se dejase arruinar la vida por eso. Pero no hizo nada de eso, pues no era buena con las afectividades. Eso de andar abrazando gentes y dando palmaditas.... - YA DEJA DE ROMPER EL MALDITO APARTAMENTO! -... Pero en serio, Dave la estaba sacando de quicio.

No supo cuando lo gritó si antes o después de la pregunta de Sandra, seguramente después porque era muy muy incómoda la situación. Jessy en primer lugar había querido largarse de allí y ahora le preguntaba su pensar?  Sobre algo tan complicado... Tan complicado como para que Dave estuviese lanzando cosas por los aires, Sandra confiando en una casi desconocida y ella allí convertida en un pichón mojado, hundida entre sus zapatos, tapado y bolso con el culo en un inodoro ajeno. DIOS!

Lo primero que pensó fue lo que opinaba sobre Jasmine y Dave: "quien te caga una vez.... Lo volverá a hacer". Ese era su pensamiento básico sobre cuernos... Pero ahí no estaba la cuestión, uno bien podía arriesgarse a que te arruinaran la vida veinte veces seguidas si estabas dispuesto a ello, eras masoquista o simplemente amabas mucho a la persona como para sentirte morir si te abandonaban. Lo segundo que vino a su mente es que allí, en esa situación en específico Frances tenía la culpa y no Dave, pues hasta lo que ella sabía bien podían haber ido al piso a comer unas pizzas y la muy zorra le había dejado de regalo las bragas. A decir verdad parecía bastante más intrincada la historia pero no había tiempo de detenerse en ello.... Además Dave era un pan de dios, no era como David por ejemplo.  En su concepto de juzgar gentes que era muy muy relativo y también estaba consciente de ello.

Finalmente pensó en Kris, lo cual era exacto lo que Sandra le había preguntado y de alguna manera su mente había evitado hasta el final. Jessy estaba segura de que siempre le perdonaría todo, porque lo amaba muchísisimo y se moriría si algo le pasaba... Si él rompía un departamento como Dave hacía y decía todo eso de que iba morir si no le perdonaban pues... Pero Kris no era en nada parecido a Dave, ni Jessy podía imaginárselo haciendo nada de eso que en su amigo la hacía estarse segura de que Frances era la culpable y él el arrepentido... Había una razón por la que se decía: "cada pareja es un mundo"

- Si le crees cuando te dice que te ama... volvería. - Era la mejor respuesta que podía darle, y era mierda, lo sabía. Pero al menos lo más sincero y lógico que podía armar la débil mental de Jessy en los veinte segundo que Sandra la miraba y esperaba.

Jessy también tomó aire en cuanto la castaña salió. Todo eso iba a traumarla, si ya no lo estaba haciendo... Se puso los zapatos, uno a uno con la lentitud de esperar lo que sucediera afuera entre esos dos, dispuesta a largarse de inmediato. Pero en un momento se vio sentada ahí en el inodoro, ahora con las rodillas abrazas al pecho apretujando sus cosas como si fueran lo más valioso que tenía, sintiendo que si nadie le decía nada era capaz de quedarse a vivir en ese cuarto de baño para toda la vida.

Finalmente salió, le pareció una eternidad, un tiempo muerto para cualquier otra cosa que no fuese esperarla o anhelar que reconsiderara las cosas. Era su culpa él no aceptaba aquello de que alguien lo atrapara con artimañas, no había sido así, era todo su culpa y no se merecía que lo perdonara pero quería que así fuese, quería que nada le recordase lo sucedido con Frances. Era cierto que si hubiese podido hubiese ido más allá, se la hubiese follado seguramente, pero no fue así y era mucho mejor así.

No le confesaría esas cosas a Sandra, no directamente, tal vez a Jessy se lo hubiese dicho pero pese a que seguía siendo un inútil para mentir y esas cosas había tomado algo de maldad con los años, ahora era capaz de saber que no le convenía aquello, era evadir parte de la verdad. Si hubiese pasado no se lo ocultaría, pero una intención no era tan pesada como para hacerlo confesar como un infante.

Miró a Sandra sin poder volverla a ver a los ojos pese a que lo intentaba, ella simplemente no dejaba que eso sucediese, le habló finalmente con un tono distinto al que había usado hasta ese momento y lo hizo dar un par de pasos hacia atrás, un poco aliviado pero aún con esa incertidumbre que lo estaba matando.

-¿Cómo te quedarás? Sabes que haré lo que quieras. ¿Podrías mirarme al menos? Por favor Sandra.-como ella no lo iba a mirar buscó a Jessy pero no la vio, quizá había desaparecido desde el baño, su punto de visión en el momento le impedía saberlo, probablemente sería lo mejor.-

Nuevamente sentía la respiración pesada, estaba ansioso, quería un cigarrillo o beber un trago de algo para bajarle a esa tensión que lo rodeaba.

-Eso significa que si lo hago te quedarás, ¿verdad? ¿qué es?

Se sentía capaz de hacer lo que le pidiese, su voluntad en ese momento estaba a disposición de ella, no podía nombrar alguna cosa que le resultase difícil hacer si la tenía a ella junto a esa opción. Todo ese lugar lo martirizaba, sólo con ver la pared detrás de ella veía su marca, el color de esa pared la habían elegido juntos y ella usó una esponja para darle algún tipo de…esas cosas que él ni notaba en realidad pero que en conjunto con todo parecían funcionar de alguna manera.

Su respuesta se le hacía eterna, ¿había pasado un minuto? ¿habían pasado dos o tres segundos? Mierda, había perdido toda noción del tiempo.

Si le crees, volvería. A eso se resumía a todo. El creerle a Dave cuando le decía que le amaba y la necesitaba de vuelta con él. En realidad que esa parte la creía. Los últimos seis años que había pasado con él habían sido perfectos. No fáciles. No sencillos ni idealizados donde todo era color de rosa y nunca había dificultades. Discutían, lo hacían a menudos. El dinero nunca sobraba. Había rachas buenas, había rachas peores, pero si miraba hacia atrás no había nada que cambiaría respecto a las decisiones que había tomado, porque era feliz con él, esa era la verdad. Era feliz, y había creído que él también lo era.

Tal vez no fuera una cuestión de creerle o no cuando le decía que le amaba, sino de tener esa misma fe ciega cuando le aseguraba que había sido un error, una estupidez pasajera que no se volvería a repetir. Y al llegar a ese punto ya no estaba tan segura.Que si lo había hecho una vez nada le impedía hacerlo de nuevo. ¿O qué si lo había hecho antes y no era hasta ahora que lo descubría? Encontraba demasiado inverosímil su historia sobre como esa prenda y las marcas de lápiz labial en el baño se habían quedado ahí solo con la intención de joderlo. Jessy parecía respaldarlo en ello. ¿Pero era eso suficiente como para pasar por alto lo más grave - y por consecuente -  lo más doloroso de todo? El que, si esas bragas habían terminado dentro del departamento que ambos compartían, era únicamente porque él había dado pie a ello. Por que él había traído a alguien a su casa a follársela. Y ni siquiera sabía a quién.

Retrocedió un paso cuando se acercaba tan insistente a ella, desesperado por encontrar su mirada. No estaba perdonándolo aún, que no lo interpretara de esa manera ni que tampoco invadiera su espacio así, porque ahora mismo no lo quería cerca y si volvía a a avalanzarse así, sin importarle a ella la intención que tuviera, daba garantía que iba a abofetearlo hasta quebrarle una vértebra o dos. Seguía sintiéndose obscenamente avergonzada de tener a Jessy ahí, pero ya estaba demasiado hundida en ello como para detenerse ahora.

- ¿Quién es? - Preguntó sin andarse con rodeos. Por un lado la mirada de alguien destrozada, por el otro la expresión de quien no esta dispuesta a escuchar razones. - ¿Por qué ella? ¿Por qué ahora? ¿Qué se supone que haga? ¿O fingir que no pasó nada o preguntarme cada que alguien te dirija la palabra si no voy a encontrar sus bragas en mi sillón? Es una mierda. - Y así ocurría, que pasaba el tiempo repasando en su mente la lista que englobaba a cuanta persona pudiese ocurrírsele. Era inútil, porque nada conseguía encajar, pero ella igual se torturaba sola de esa manera. Y es que no entendía cómo había pasado, ni por qué. En qué tanto era sincero, cuánto le ocultaba. Dave no mentía, pero qué tal que esta fuera la primera vez. Que en verdad se la hubiera follado. No podía evitar preguntarse si había pensado en ella en algún momento. Si había o no mencionado el hecho de que estaba con alguien.

De acuerdo a Jessy - a quien trató de buscar con la mirada - solo había alguien tan hija de puta como para encajar en aquella escena bizarra. Pues Dave, a la manera que tenía Sandra de ver las cosas y estar atrevasando por ese sinsabor, era igual de desgraciado o incluso un tanto más. Se sentía enferma de nuevo. Real y físicamente enferma.

Respiró profundo y se ajustó los zapatos, ya llevaba las rodillas entumecidas de semejante posición y se le helaban el culo. Ella no tenía nada que temer, Kris no la iba a cagar y si lo hacía ya se enteraría como Sandra o de peor forma y tendría su propio drama para llorar. No podía seguir en el baño como si hubiera sido ella la apuñalada en el corazón, la víctima, cuando en verdad su vida era divina, mejor que nunca de hecho. Se puso el saco, se lo ajusto mientras atendía a la conversación no por cotilla sino por encontrar el mejor momento para no importunar con la despedida... No mejor no se despedía y se desaparecía y eso hizo.

Eso intentó mejor dicho porque su varita no respondió, no respondió a la primera no respondió a la segunda y... a la tercera ya le dio miedo de terminar como el sillón. Fucking varita! Venía a malograrse justo ahora cuando más la necesitaba. La miró de arriba abajo inspeccionándola y tenía ella unas astillas clavadas en los dedos Fuck Sandra y su intervención en el peor momento. Miró al cielo, al cieloraso y respiró profundo, cuando las nuevas palabras de Sandra volvían a romperle el corazón.... Capaz la castaña llevaba razón, pues... que se suponía que iba a hacer ella ahora con esa información? Aguantarse que su pareja gustaba de alguien más? que gustaba a escondidas? Porque Jessy culpaba a Frances, pero Dave había tenido un crush serio con la morocha. Muy serio, por muchos años. Era un idiota pero... ERA UN IDIOTA! Y lo de las canciones? en verdad le había dedicado a la Sly una canción en el baticave? O sea, que no aprendía!

Salió del baño, quedándose tras Sandra un momento, y se le escapó repetir sus palabras en susurro... era una mierda... la situación. No Dave, claro... Bueno él también... Y para completarla un hipogriffo, Jessy abrió los ojos como platos y se dio la espalda contra la pared, tragando con dificultad. Casi que odió a Dave porque era un tonto que se enamoraba de una hija de puta. Iba a decir que el hipo era para ella, que... que... ERA SU PATRONUS! malogrado por su desgastada varita. Pero en cuanto se giró a ver a Sandra, le pareció una injusticia canallesca. No, Jessy no mentía, jamás! y a ese punto sería mejor para la castaña buscarse alguien que cargara con menos problemas a cuestas.

- Me voy!... - levantó la mano y se dió la media vuelta hacía la puerta, casi con miedo, pero no le iba a cortar los dedos por salir... Eso era al entrar. YA! a la mierda! tomó el picaporte y arriesgó.

Los segundos que tardó en volver a hablarle lo torturaron demasiado, casi podía sentir como si su pecho estuviese a punto de explotar. Su voz sonaba distinta, no era aquella que lo saludaba cada mañana ni la que le preguntaba por la canción que no llegaron a tocar en el concierto, esta voz era distinta, parecía haber venido de un lugar más profundo, de un sitio cavernoso que apenas podía reconocer.

Le dolía escucharla así, sobretodo porque se sabía responsable, no podía abrazarla y reconfortarla esta vez, no podía ni tocarla, tampoco mirarla para hacerla sentir segura. Esta vez era su culpa y quería resolverlo pero no sabía si ella lo perdonaría, tampoco si se merecía ese perdón que tanto esperaba obtener.

Le iba a decir todo lo sucedido, había evitado nombres para no ponerle rostro a la supuesta culpable pero si ella quería saberlo se lo iba a decir, le iba a contar qué había pasado, a admitir su error y a rogar que ella encontrase el modo de perdonarlo. Extrañaba sus ojos, su sonrisa, esa forma adorable que tenía de encontrar lo mejor de cada situación aunque en esa ocasión lo único rescatable era que aún podía tenerla frente a él, que podía tenerla a su lado otros pocos segundos.

-Sandra, ¿crees que podría ir por la vida engañándote? ¿No sabes lo que…lo que significas para mi? Eres todo. Y sí, yo debería saberlo, yo la cagué, yo arruiné esto y sólo me queda rogarte que me perdones, que seas una mejor persona que yo porque soy una mierda.-tomó un poco de aire antes de seguir hablando cuando Jessy estaba saliendo del baño.-Ha sido Fr…

Y cómo no, llegaba en ese instante el patronus de Frances. Conocía bien ese hipogrifo y esa voz, la había escuchado miles de veces, había sonreído siempre con esos mensajes que le enviaba y su pulso parecía acostumbrado a acelerarse con su llegada, sólo que esta vez no por una buena razón. Frunció el ceño y vio a Jessy que estaba por irse, no la detuvo, quizá ya había visto demasiado. Tuvo que pensarlo una vez más antes de seguir con Sandra, el lugar era realmente peligroso.-Haz un traslador, te van a violar.

Volvió a mirar a Sandra esperando que ella lo escuchase sólo un segundo antes de juzgar aquel mensaje que cualquiera podría malinterpretar. Llevaba el rostro ya enrojecido, estaba enojado y sólo intentó alisar su mirada por ella, por Sandra.

-Fue Frances, este es un mensaje suyo. Le dediqué la canción por joderla como lo hice en el colegio, porque sabía que había hecho todo por joderme, ¿no escuchaste la canción? ¿Por qué ella? Porque ella me tuvo loco durante tanto tiempo que…no pude, enloquecí, parecía que acababa de tomar Amortentia. Fue ahora porque…me la encontré, porque la vi y me dijo que quería tomar un café y le dije que teníamos pizza.-respiró agitado después de todo eso, sosteniendo su tono de voz en ese rango calmado que intentaba manejar con ella.-No sé qué debes hacer, yo quiero hablar con ella para saber qué mierda ganaba con esto, vamos juntos si quieres. Sólo sé que deberías estar con alguien mejor pero que nadie podrá amarte la mitad de lo que yo, no porque no lo merezcas…sino porque estamos hechos para estar juntos, no me imagino una vida sin ti. Estoy siendo egoísta, esta es sólo tu decisión, pero puedo asegurarte que no hay nadie más.

- Pues si David, si, eso es justamente lo que me haces creer. - Una cosa era pensarlo y otra muy distinta el decirlo en voz alta con toda esa sinceridad brutal. Eso era justo lo que le había hecho creer, y ahí recaía gran parte del problema, la historia que le repetía una y otra vez, como esperando que a ella dejara de parecerle un poco menos absurda a cada vez de escucharla, no tenía ni pies ni cabeza. Era lo que él decía contra lo que las circunstancias daban a entender.

Se pasó una mano por el cabello, gesto que solo aparecía cuando se sentía ansiosa y acorralada. Notaba que incluso las manos le temblaban un poco y no se veía capaz de mirar a Rayder a la cara sin enloquecer. Mejor miraba el piso, mejor miraba al techo, al panorama tan gris a través de su ventana o a Jessy salir del baño. Aun así no podía permanecer estoica. Le dolía, escucharlo le dolía de una manera visceral y muy, muy real. No podía ser normal.

Le miró un instante cuando le rogaba que lo perdonara, con una decena de pensamientos y sensaciones distintas desfilando en su cabeza sin orden alguno, consumiéndose entre ellos y mordiéndose entre sí, como una jauría de perros enfrascados en rabiosa pelea y ella quedaba sin saber que hacer para separarlos.

Suspiró largamente. - Podem... - Su idea quedó interrumpida con la llegada de aquel patronus. No lo reconocía y no, su llegada no le daba las respuestas que necesitaba. Se sintió confundida y de nuevo enfurecida, que regresaba al punto de partida cuando escuchaba el mensaje y la poca calma que había conseguido encerrada con Jessy no valía de nada.

¿Frances? ¿Frances quién? Demoró un poco en unir nombre con rostro pero en el instante en que lo hizo su rostro entero se enrojeció de ira. Frances Burroughs, claro, el amor imposible de su adolescencia. ¿Que no habían incluso ido hasta a su boda hacía unos años?...

Ah, claro. La Señora que dejaba sus bragas en el sillón.

- ¡Por supuesto que no la escuché, no iba a quedarme después de eso! - Claro que eso no era lo peor, no. Tampoco lo era que Frances estuviera mandando un Patronus pidiéndole hablar. Lo peor eran las razones que le daban. Por que la vio. Porque la encontró. Porque ella quería un café pero ellos tenían pizza en casa. No sabía si se burlaba de ella o estaba acaso tratando de banalizar lo lastimada que estaba. Porque si era capaz de hacerle algo así necesitaba una razón mejor que el que simplemente se habían visto por ahí. Además le decía que quería volver a hablar con ella. No podía, no podía más. Tenían juntos seis años, ¿y resultaba que si se encontraba a un antiguo crush de buenas a primeras su impulso era el de intentar bajarle las bragas?

- ¿Ir juntos? ¿Estás loco? No, yo no voy a ningún lado. Tú hiciste todo este cagadero y ahora tú lo arreglas. Ni me vuelvas a decir que me amas tanto si apenas le pones ojos encima a la que te calentaba la polla a los 15 pero nunca se la pudiste meter, enloqueces. - Entonces su tono de voz se quebró. - ¿Es que estabas conmigo porque no pudiste estar con ella?... -

No quería ni podía ir más. Ese patronus había llegado en el peor momento posible, y cualquier posibilidad que hubiera existido de regresar esa casa a ese día se desvanecía junto con la silueta del hipogrifo plateado.  - No sé que vas a hacer tú, pero yo me voy con Nancy y Sean. Ve y habla con ella. Haz lo que quieras. Cuando te dejes de estupideces, entonces hablamos. - Y de sobra decir que si volvía a ponerle un dedo encima, entonces ella no quería volver a saber nada de él. Notó que comenzaba a llorar. Que ya no podía resistirlo más...

Desapareció entonces. Así, sin más. Sin procurar a Jessy - porque en verdad era un barrio peligroso - ni tomar en cuenta como iba a explicarle a Sean, muggle como él solo y que debía seguir esperándola abajo, como es que había subido pero nunca bajado del edificio.