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::: Baile de Navidad :::
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Brigantia86 :: Campus :: Comedor
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Re: ::: Baile de Navidad :::
Se había quebrado la cabeza junto con muchos otros organizadores del comité estudiantil para que ese baile quedara bien, si bien otros años había sido un caos con los detalles, ahora solo quedaba que los voluntarios hicieran su trabajo, el presupuesto claro corría por parte del Decanato, cosa que agradecía de más.
Solo le quedaba que alguna sorpresa le provocara algún sincope, y nunca faltaba el graciosito que hiciera alguna locura.
Sin embargo, con tantas cosas y tareas pendientes no había tenido tiempo de ver vestidos, o siquiera buscar parejas, y no es que pretendientes le faltaran, es solo que no se daba ni el tiempo para detenerse a aceptar algo, y era por eso que siempre a la mera hora tenía con quien asistir.
Esa noche opto por un vestido sencillo que inclusive había encontrado entre sus cosas, probablemente ya lo había usado antes en algún otro evento, que más daba, le gustaba que era un color que resaltaba sus ojos y no tan exuberante pues con el dolor de cabeza que llevaba días atacando, lo último que quería era llamar de más la atención. Encontró entre sus cosas un abrigo sencillo negro y se maquillo ligeramente.
Llego temprano, quería asegurarse de que todo saliera bien y perfecto, había pocos alumnos asi que solo reviso las cosas y se quedó por ahí, sentada observando, después de todo esperaba que llegaran las personas que ella conocía para estar con ellas y pasarla bien, tenía algunos regalos consigo para entregárselo a las personas que ella quería.
Desde donde estaba pudo presenciar muchas cosas, ella y su zumo de calabaza frio, como a Jessy y el Islandes en pleno grito, Amy y Brackminster, y mas alla Tobias y Frances, solo sonrió suavemente cuando vio entrar a Zelda con Abner… ¿Abner Burroughs?.
Suspiró, se puso de pie para acercarse a su amiga cuando en el camino encontró a Kit, no sin percatarse de los gritos de Jessy.
Bruce y Sira se acercaron a Kit, Marie les sonrio a ambos pues se les hacia de esas generaciones debajo de ella a quienes le tomaba cariño.
-Tengan cuidado, dicen que Kit les roba el alma cuando les toma fotografías… -dijo en broma dándole un pequeño beso en la mejilla al fotógrafo. -Es broma chicos, ¿Cómo están?-
Solo le quedaba que alguna sorpresa le provocara algún sincope, y nunca faltaba el graciosito que hiciera alguna locura.
Sin embargo, con tantas cosas y tareas pendientes no había tenido tiempo de ver vestidos, o siquiera buscar parejas, y no es que pretendientes le faltaran, es solo que no se daba ni el tiempo para detenerse a aceptar algo, y era por eso que siempre a la mera hora tenía con quien asistir.
Esa noche opto por un vestido sencillo que inclusive había encontrado entre sus cosas, probablemente ya lo había usado antes en algún otro evento, que más daba, le gustaba que era un color que resaltaba sus ojos y no tan exuberante pues con el dolor de cabeza que llevaba días atacando, lo último que quería era llamar de más la atención. Encontró entre sus cosas un abrigo sencillo negro y se maquillo ligeramente.
Llego temprano, quería asegurarse de que todo saliera bien y perfecto, había pocos alumnos asi que solo reviso las cosas y se quedó por ahí, sentada observando, después de todo esperaba que llegaran las personas que ella conocía para estar con ellas y pasarla bien, tenía algunos regalos consigo para entregárselo a las personas que ella quería.
Desde donde estaba pudo presenciar muchas cosas, ella y su zumo de calabaza frio, como a Jessy y el Islandes en pleno grito, Amy y Brackminster, y mas alla Tobias y Frances, solo sonrió suavemente cuando vio entrar a Zelda con Abner… ¿Abner Burroughs?.
Suspiró, se puso de pie para acercarse a su amiga cuando en el camino encontró a Kit, no sin percatarse de los gritos de Jessy.
Bruce y Sira se acercaron a Kit, Marie les sonrio a ambos pues se les hacia de esas generaciones debajo de ella a quienes le tomaba cariño.
-Tengan cuidado, dicen que Kit les roba el alma cuando les toma fotografías… -dijo en broma dándole un pequeño beso en la mejilla al fotógrafo. -Es broma chicos, ¿Cómo están?-
- Vestido:
Marie Gohile- Mensajes : 53
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
Todavía no podía creerme que James Blue, jugador de quidditch, sociable, simpático y demás atributos, me hubiera invitado a mi al baile. A mi que no era más que Ruby Young. Después de lo del consejo escolar se lo había preguntado de nuevo cuando me lo había topado en un pasillo, algo como “¿seguro que quieres que vaya contigo?” pero solo había sido una vez, porque tampoco quería que pensara que era una insegura insufrible que lo desquiciaba. Cuando me lo había confirmado me dediqué a pedirle a algunas compañeras que me ayudaran a buscar vestido. Terminé decidiéndome por uno que era bastante sencillo, tampoco quería resaltar y terminar como Carrie cuando va al baile con Tommy Ross.
Por supuesto, yo no me estaba haciendo ideas raras de nada, él me había dicho que me llevaba porque su novia no iba a estar y no me hacía sentir mal que lo dejara claro, estaba contenta por poder ir al baile sin sentirme como pez fuera del agua, sin tener que ir con una amiga que a la mera hora me dejara por un chico que se había encontrado, o sin tener que ir con un tipo con el que no tenía nada en común para terminar deseando irme a la hora. Esa noche estaba decidida a pasarlo bien con un amigo nuevo que daba la casualidad que también era guapo, popular y hasta famoso. Dichosa yo.
Me esmeré en arreglarme, hasta dejé que mi compañera de cuarto me peinara y me maquillara. Cuando me vi al espejó pensé que el cabello no me hacía parecer mucho a mi misma, pero no importaba porque esa noche no iba a hacer cosas a las que estuviera acostumbrada de todos modos. El vestido me lo habían prestado, de una gran selección de vestidos había elegido el menos opulento de los que me habían presentado.
Pero mientras caminaba al comedor, me dio un ataque de pánico de los buenos. ¿Y si me dejaba plantada? ¿y si todo había sido una broma horrible y yo me quedaba ahí esperándolo mientras él iba del brazo de su flamante novia?. Estuve a punto de echarme a correr, pero me dio miedo tropezar con los tacones. Mientras no me cayera sangre de cerdo encima, estaba bien, ¿qué era lo peor que podría pasar?
Cuando llegué a donde quedamos de vernos, le sonreí a la distancia, tímidamente. Me sentía tonta a cada paso que daba hasta llegar a donde estaba él. -Perdón por tardar mucho, mi compañera de habitación no me dejaba marchar sin querer agregar esto o aquello a mi atuendo.-Le dije sin saber qué hacer, si saludarlo con un beso en la mejilla o un apretón de manos. Hice lo primero.
_________
Atuendo
Maquillaje y cabello
Por supuesto, yo no me estaba haciendo ideas raras de nada, él me había dicho que me llevaba porque su novia no iba a estar y no me hacía sentir mal que lo dejara claro, estaba contenta por poder ir al baile sin sentirme como pez fuera del agua, sin tener que ir con una amiga que a la mera hora me dejara por un chico que se había encontrado, o sin tener que ir con un tipo con el que no tenía nada en común para terminar deseando irme a la hora. Esa noche estaba decidida a pasarlo bien con un amigo nuevo que daba la casualidad que también era guapo, popular y hasta famoso. Dichosa yo.
Me esmeré en arreglarme, hasta dejé que mi compañera de cuarto me peinara y me maquillara. Cuando me vi al espejó pensé que el cabello no me hacía parecer mucho a mi misma, pero no importaba porque esa noche no iba a hacer cosas a las que estuviera acostumbrada de todos modos. El vestido me lo habían prestado, de una gran selección de vestidos había elegido el menos opulento de los que me habían presentado.
Pero mientras caminaba al comedor, me dio un ataque de pánico de los buenos. ¿Y si me dejaba plantada? ¿y si todo había sido una broma horrible y yo me quedaba ahí esperándolo mientras él iba del brazo de su flamante novia?. Estuve a punto de echarme a correr, pero me dio miedo tropezar con los tacones. Mientras no me cayera sangre de cerdo encima, estaba bien, ¿qué era lo peor que podría pasar?
Cuando llegué a donde quedamos de vernos, le sonreí a la distancia, tímidamente. Me sentía tonta a cada paso que daba hasta llegar a donde estaba él. -Perdón por tardar mucho, mi compañera de habitación no me dejaba marchar sin querer agregar esto o aquello a mi atuendo.-Le dije sin saber qué hacer, si saludarlo con un beso en la mejilla o un apretón de manos. Hice lo primero.
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Atuendo
Maquillaje y cabello
Ruby Young- Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 03/12/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
James a veces podía ser un idiota, en realidad no pensó ni por asomo que las palabras de Zelda hacia Whitney pudieran estar cargadas de algo así como veneno, al contrario le pareció un gesto agradable que preguntara por ella y por qué estaba tardando tanto, pensó también en lo iluso de su ser, que era un buen paso para que comenzaran a llevarse bien. Negó con la cabeza y le sonrió amablemente.
No, Whitney no va a venir, tuvo que salir por las fiestas, le daré tus saludos. En realidad estoy esperando a alguien más pero creo que viene retrasada….
Se giró para ver a los lados cuando un hombre que él no conocía en lo absoluto pero parecía un poco mayor se acercó a ellos y con toda confianza como si hubiera algo más entre ellos tomó a Zelda y la saludó frente a él. Se sintió un poco incomodo la verdad y desvió la mirada hacia otro lado, tampoco quería incomodarlos ni nada de eso, aun que se le hizo extraño y le dio algo de celos que Zelda no hubiera mencionado a otra persona o que estuviera saliendo con un hombre que evidentemente no era un estudiante.
Le respondió el saludo con un fuerte apretón y luego asintió cuando Zelda hacia los honores de presentarlo. Cuando escuchó su apellido inmediatamente lo relacionó con Frances, ahora captaba todo y lo reconoció como uno de sus hermanos, de esos de los que se quejaba en la escuela, aun que él era muy joven para recordar si en algún momento tuvo algún encuentro con él o así.
Les deseó buena suerte y se giró hacia otro lado, afortunadamente no vio la escena que plantó Alfred, si no le habría ido a acomodar un golpe en la cara por su desfachatez, no era la primera vez que lo hacía. Al contrario se enfocó en Ruby que hacia su aparición con un retraso elegante y paso de inadvertido todo para él, desde las lagrimas de Jessy en la entrada y todo el problema que estaba pasando entre Frances y Tobias.
Descuida, te ves muy bien, muy linda en verdad - Le tomó el saludo con un apretón de manos y luego se extendió hacia ella para darle un beso en la mejilla. Todo fue algo torpe la verdad, eso le sacó una sonrisa. - Toma, esto es para ti - Se quitó la rosa que traía en el saco y se la colocó con cuidado en el vestido como un prendedor. El si estaba acostumbrado a todo ese protocolo de los bailes. Le extendió el brazo para ahora si dirigirse al comedor, donde toda la fiesta estaba.
Esta noche si se lucieron con todo. ¿Eres parte del comité estudiantil verdad? Supongo que nada te tomó por sorpresa. ¿Quieres beber algo o vamos a bailar? Lo que tu quieras hacer, esta noche te pertenezco y esas cosas. – con la otra mano hizo un ademán de etc, etc y luego saludó a otros estudiantes de quidditch desde lo lejos.
No, Whitney no va a venir, tuvo que salir por las fiestas, le daré tus saludos. En realidad estoy esperando a alguien más pero creo que viene retrasada….
Se giró para ver a los lados cuando un hombre que él no conocía en lo absoluto pero parecía un poco mayor se acercó a ellos y con toda confianza como si hubiera algo más entre ellos tomó a Zelda y la saludó frente a él. Se sintió un poco incomodo la verdad y desvió la mirada hacia otro lado, tampoco quería incomodarlos ni nada de eso, aun que se le hizo extraño y le dio algo de celos que Zelda no hubiera mencionado a otra persona o que estuviera saliendo con un hombre que evidentemente no era un estudiante.
Le respondió el saludo con un fuerte apretón y luego asintió cuando Zelda hacia los honores de presentarlo. Cuando escuchó su apellido inmediatamente lo relacionó con Frances, ahora captaba todo y lo reconoció como uno de sus hermanos, de esos de los que se quejaba en la escuela, aun que él era muy joven para recordar si en algún momento tuvo algún encuentro con él o así.
Les deseó buena suerte y se giró hacia otro lado, afortunadamente no vio la escena que plantó Alfred, si no le habría ido a acomodar un golpe en la cara por su desfachatez, no era la primera vez que lo hacía. Al contrario se enfocó en Ruby que hacia su aparición con un retraso elegante y paso de inadvertido todo para él, desde las lagrimas de Jessy en la entrada y todo el problema que estaba pasando entre Frances y Tobias.
Descuida, te ves muy bien, muy linda en verdad - Le tomó el saludo con un apretón de manos y luego se extendió hacia ella para darle un beso en la mejilla. Todo fue algo torpe la verdad, eso le sacó una sonrisa. - Toma, esto es para ti - Se quitó la rosa que traía en el saco y se la colocó con cuidado en el vestido como un prendedor. El si estaba acostumbrado a todo ese protocolo de los bailes. Le extendió el brazo para ahora si dirigirse al comedor, donde toda la fiesta estaba.
Esta noche si se lucieron con todo. ¿Eres parte del comité estudiantil verdad? Supongo que nada te tomó por sorpresa. ¿Quieres beber algo o vamos a bailar? Lo que tu quieras hacer, esta noche te pertenezco y esas cosas. – con la otra mano hizo un ademán de etc, etc y luego saludó a otros estudiantes de quidditch desde lo lejos.
James Blue- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Edad : 32
Re: ::: Baile de Navidad :::
Miró a Tobias con los ojos entrecerrados cuando decía esas tonterías de que sus hijos no eran zapatos, ¿en qué momento ella había implicado que fueran objetos? Sólo quería hacerle entender que eran sus bebés y que no quería estar separada de ellos, y tenía derecho. Vio de reojo como Crawford se iba y la verdad estaba bien, porque Frances no quería que estuviera ahí en medio de todo eso. Lástima, al final no había podido hacerlo olvidar la depresión ni nada.
-Mira Tobias…
Empezó a decir mientras se sostenía el tabique de la nariz con dramatismo pero no pudo terminar, porque el muy desgraciado empezaba a gritarle a Syd desde donde estaba, como si no importara que todo mundo se enterara de sus locuras. Frances le dio un manotazo en el brazo, seguido de un empujón. Ahora sí estaba enojada de verdad. Si bien ya le había contado a Syd lo que Tobias le había dicho, y hasta le había advertido que las cosas podrían cambiar por todo eso en cuanto a su relación se referí, igual había ido al baile con él por estar furiosa por la situación en casa de Jens, como una pequeña venganza infernal y eso estaba mal, lo admitía –solo para sus adentros, claro, aún así se enojó demasiado y cuando le habló a Tobias lo hizo con los dientes apretados.
-Estás bien idiota. Syd no me dio asilo ni nada, me estoy quedando con mi estúpido hermano. Deja de gritar, maldito demente, y de inventar cosas que nada que ver. Esto no va a solucionar nada. En serio te detesto.
Lo amaba muchísimo, pero nunca había sabido cómo arreglar las cosas cuando se sentía acorralada. Y en verdad se sentía jodidamente culpable, por todo. Por haber ido al baile con Syd importándole poco el mundo, por lo de Dave, quería pedirle perdón, perdón en serio, pero no sabía cómo. Miró a Syd a la distancia rogando que no le saliera la vena Crawford y tomó a Tobias del brazo.
-Si sólo viniste a gritar incoherencias, mejor nos largamos.
Ah claro, y sin saber que apenas la noche anterior había lanzado una imperdonable como si nada.
-Mira Tobias…
Empezó a decir mientras se sostenía el tabique de la nariz con dramatismo pero no pudo terminar, porque el muy desgraciado empezaba a gritarle a Syd desde donde estaba, como si no importara que todo mundo se enterara de sus locuras. Frances le dio un manotazo en el brazo, seguido de un empujón. Ahora sí estaba enojada de verdad. Si bien ya le había contado a Syd lo que Tobias le había dicho, y hasta le había advertido que las cosas podrían cambiar por todo eso en cuanto a su relación se referí, igual había ido al baile con él por estar furiosa por la situación en casa de Jens, como una pequeña venganza infernal y eso estaba mal, lo admitía –solo para sus adentros, claro, aún así se enojó demasiado y cuando le habló a Tobias lo hizo con los dientes apretados.
-Estás bien idiota. Syd no me dio asilo ni nada, me estoy quedando con mi estúpido hermano. Deja de gritar, maldito demente, y de inventar cosas que nada que ver. Esto no va a solucionar nada. En serio te detesto.
Lo amaba muchísimo, pero nunca había sabido cómo arreglar las cosas cuando se sentía acorralada. Y en verdad se sentía jodidamente culpable, por todo. Por haber ido al baile con Syd importándole poco el mundo, por lo de Dave, quería pedirle perdón, perdón en serio, pero no sabía cómo. Miró a Syd a la distancia rogando que no le saliera la vena Crawford y tomó a Tobias del brazo.
-Si sólo viniste a gritar incoherencias, mejor nos largamos.
Ah claro, y sin saber que apenas la noche anterior había lanzado una imperdonable como si nada.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
El plan adecuado era dirigirse hasta donde se encontraban Jasmine y David, convivir con ellos un buen rato (pero no lo suficiente como para incomodar a la parejita) y más tarde escaparme a alguna fiesta a la que no hubiera sido invitado o, en el peor de los casos, largarme a un puto bar. Me quedaba completamente claro que mi lugar estaba en cualquier sitio menos en medio de la discusión de Frances y Tobias. Y eso pensaba firmemente hasta que escuché la resonante voz de Alechinsky llamarme a gritos.
Era evidente que más de uno había alcanzado a escuchar lo que el ex – rojillo acababa de insinuar, y de inmediato sentí varias miradas a mi alrededor como no, cuchicheando cosas de las que no tenían una idea. Pero lo importante no era la cantidad de personas que nos pudieran prestar atención o que tuvieran una oportunidad para burlarse a nuestras espaldas; lo importante allí era preguntarme a mí mismo qué tan dispuesto estaba a dejar que mi yo interno fuera provocado de esa forma.
Esa no era la primera vez que me enfrentaba al dilema. Yo no era como lo eran otros Crawford, como lo era Cherry, mi propio padre, el tío Clayton, y varios más entre los que se puede mencionar a mi finado primo Ewan Crawford. Siempre me había gustado pensar que yo era capaz de analizar cualquier tipo de situación, de detenerme un instante a sopesar las consecuencias y tomar las decisiones adecuadas para no meter la pata. ¿Cuál era el problema entonces? El alcohol. Un poco de alcohol encima, solo el suficiente, y de pronto me podía convertir en un maldito cavernícola a la primera provocación.
Miré el ánfora que me había lanzado Kristján en el pecho, y decidí llevarme la boquilla a los labios hasta vaciar todo el contenido a través de mi garganta. El recipiente se deslizó entre mis dedos y cayó al suelo, mientras yo me olvidaba de David y regresaba sobre mis pasos hasta donde se encontraban Tobias y Frances. Acorté las distancias a grandes zancadas hasta quedar a unos pocos centímetros del que durante mucho tiempo había sido un colega de batalla.
-Escucha, Tobi. He evitado por todos los medios posibles ser neutral y nunca opinar nada acerca de tu relación con Frances desde siempre, pero creo que ya es tiempo de dejar en claro las cosas antes de que sigas incluyéndome en tus ridículos- Puse una mano sobre su hombro y me acerqué a su costado para hablarle lo suficientemente cerca como para que ninguna de mis palabras se diluyera con el ruido del baile.
-Sé que piensas que he estado detrás de tu esposa durante todos estos años, y que he estado aguardando día tras día, esperando el momento de verte meter la pata para entonces robármela. ¿Y sabes qué? Estás en todo lo puto cierto. Quiero quitarte a tu esposa, quiero arrancarla de tu vida y follármela hasta que se le quiten las ganas de follar con nadie más. Quiero quitarte a la madre de tus hijos y que por fin tengas la soledad que siempre has merecido por ser un maldito pobre diablo. Pero escúchame bien, lo que yo quiera o no quiera no tiene por qué ser tu jodido problema, ¿entiendes? Si pierdes a Frances… por tus propios medios, ese si es TU problema. Vuelve a joderme con estas tonterías y entonces sí me vas a conocer-
No sabía si lo había dicho lo suficientemente fuerte como para que la propia Frances hubiera logrado escuchar algo o todo lo que acababa de decir. No importaba, lo que importaba era dejarle a Alechinsky bien claro el mensaje antes de que creyera que podía venir a hacerme sus escenas en público solo por pensar que no movería un dedo al respecto. ¿Qué lo que acababa de decir podía causar algunas cosas en ese mismo instante? Si bueno… ya era tiempo de tener un poco de emoción en mi maldita vida.
Era evidente que más de uno había alcanzado a escuchar lo que el ex – rojillo acababa de insinuar, y de inmediato sentí varias miradas a mi alrededor como no, cuchicheando cosas de las que no tenían una idea. Pero lo importante no era la cantidad de personas que nos pudieran prestar atención o que tuvieran una oportunidad para burlarse a nuestras espaldas; lo importante allí era preguntarme a mí mismo qué tan dispuesto estaba a dejar que mi yo interno fuera provocado de esa forma.
Esa no era la primera vez que me enfrentaba al dilema. Yo no era como lo eran otros Crawford, como lo era Cherry, mi propio padre, el tío Clayton, y varios más entre los que se puede mencionar a mi finado primo Ewan Crawford. Siempre me había gustado pensar que yo era capaz de analizar cualquier tipo de situación, de detenerme un instante a sopesar las consecuencias y tomar las decisiones adecuadas para no meter la pata. ¿Cuál era el problema entonces? El alcohol. Un poco de alcohol encima, solo el suficiente, y de pronto me podía convertir en un maldito cavernícola a la primera provocación.
Miré el ánfora que me había lanzado Kristján en el pecho, y decidí llevarme la boquilla a los labios hasta vaciar todo el contenido a través de mi garganta. El recipiente se deslizó entre mis dedos y cayó al suelo, mientras yo me olvidaba de David y regresaba sobre mis pasos hasta donde se encontraban Tobias y Frances. Acorté las distancias a grandes zancadas hasta quedar a unos pocos centímetros del que durante mucho tiempo había sido un colega de batalla.
-Escucha, Tobi. He evitado por todos los medios posibles ser neutral y nunca opinar nada acerca de tu relación con Frances desde siempre, pero creo que ya es tiempo de dejar en claro las cosas antes de que sigas incluyéndome en tus ridículos- Puse una mano sobre su hombro y me acerqué a su costado para hablarle lo suficientemente cerca como para que ninguna de mis palabras se diluyera con el ruido del baile.
-Sé que piensas que he estado detrás de tu esposa durante todos estos años, y que he estado aguardando día tras día, esperando el momento de verte meter la pata para entonces robármela. ¿Y sabes qué? Estás en todo lo puto cierto. Quiero quitarte a tu esposa, quiero arrancarla de tu vida y follármela hasta que se le quiten las ganas de follar con nadie más. Quiero quitarte a la madre de tus hijos y que por fin tengas la soledad que siempre has merecido por ser un maldito pobre diablo. Pero escúchame bien, lo que yo quiera o no quiera no tiene por qué ser tu jodido problema, ¿entiendes? Si pierdes a Frances… por tus propios medios, ese si es TU problema. Vuelve a joderme con estas tonterías y entonces sí me vas a conocer-
No sabía si lo había dicho lo suficientemente fuerte como para que la propia Frances hubiera logrado escuchar algo o todo lo que acababa de decir. No importaba, lo que importaba era dejarle a Alechinsky bien claro el mensaje antes de que creyera que podía venir a hacerme sus escenas en público solo por pensar que no movería un dedo al respecto. ¿Qué lo que acababa de decir podía causar algunas cosas en ese mismo instante? Si bueno… ya era tiempo de tener un poco de emoción en mi maldita vida.
Syd Crawford- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 21/11/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
Ellie tenía la mirada en la pista de baile, jamás había tenido que bailar en público ni nada de eso. No era mala coordinándose, pero en realidad no había tenido la oportunidad de hacerlo, debido a las vivencias de su adolescencia jamás tuvo la oportunidad de ser como otras chicas, se había dedicado en cuerpo y alma a su hijo y ahora le parecía que todo eso de bailes y demás estaba sobre valorado, aun que dentro de ella seguía teniendo la ilusión de las luces y la música.
Estaba sonriente con la copa entre las manos y tomada del brazo de Vincent, daba pequeños tragos eventuales a la bebida que estaba ya cargada y sentía el licor correrle por la garganta. No iba a emborracharse con eso, pero si se relajó un poco al sentir los efectos de la misma sobre ella. Claro que todo lo bien que estaba pasándosela en compañía del jugador de quidditch se desvanecieron en un segundo cuando sintió a alguien tras ella y la voz de Alfred le llegó directamente al oído. Ella rodó los ojos y se separó de él girándose para verlo directamente y así evitar que Vincent mal interpretara ese saludo aprovechado del pervertido de Alfred, entonces escuchó lo que le dijo y por unos momentos no lo creyó. La verdad pensó inmediatamente que Zelda estaba ahí con Andrei o algo así, pero justo fue en ese momento y tras los gritos del esposo de Frances del otro lado del lugar que se giró hacia la puerta y vio a Zelda completamente despampanante y entrando del brazo de Abner.
Tenía una mirada de incredulidad en el rostro, se quedó viendo fijamente hacia donde ambos estaban con la mente en blanco y sujetando con fuerza la copa que aun tenía en la mano. Ella le había dicho que en efecto no quería volver a verlo, que no le volviera a dirigir la palabra y que lo odiaba completamente, pero la verdad no esperaba verlo ahí con otra persona y una parte de ella se rompió en ese segundo. No sabía si era por el hecho de que estuviera con su prima o por que Zelda estaba viviendo lo que ella siempre había deseado desde que era una jovencilla.
Cuando se dio cuenta que estaba mirándolos demasiado directo bajó la mirada hacia su copa y se sintió ridículamente pequeña. Tenía el corazón en la garganta y estaba temblando, con algo de fuerza le dio la copa a Alfred haciéndola chocar contra su pecho y luego le sonrió de una manera casi forzada a Vincent.
Discúlpame… - Se dio la vuelta y se dirigió a la salida del lugar. Si pasó al lado de Abner y Zelda pero ni siquiera les dirigió una sola mirada en el camino hasta cruzar nuevamente las puertas. Necesitaba un cigarrillo, necesitaba quitarse el sentimiento asfixiante que le daba. Solamente estaba exagerando (se decía a ella misma), no era tan importante.
Estaba sonriente con la copa entre las manos y tomada del brazo de Vincent, daba pequeños tragos eventuales a la bebida que estaba ya cargada y sentía el licor correrle por la garganta. No iba a emborracharse con eso, pero si se relajó un poco al sentir los efectos de la misma sobre ella. Claro que todo lo bien que estaba pasándosela en compañía del jugador de quidditch se desvanecieron en un segundo cuando sintió a alguien tras ella y la voz de Alfred le llegó directamente al oído. Ella rodó los ojos y se separó de él girándose para verlo directamente y así evitar que Vincent mal interpretara ese saludo aprovechado del pervertido de Alfred, entonces escuchó lo que le dijo y por unos momentos no lo creyó. La verdad pensó inmediatamente que Zelda estaba ahí con Andrei o algo así, pero justo fue en ese momento y tras los gritos del esposo de Frances del otro lado del lugar que se giró hacia la puerta y vio a Zelda completamente despampanante y entrando del brazo de Abner.
Tenía una mirada de incredulidad en el rostro, se quedó viendo fijamente hacia donde ambos estaban con la mente en blanco y sujetando con fuerza la copa que aun tenía en la mano. Ella le había dicho que en efecto no quería volver a verlo, que no le volviera a dirigir la palabra y que lo odiaba completamente, pero la verdad no esperaba verlo ahí con otra persona y una parte de ella se rompió en ese segundo. No sabía si era por el hecho de que estuviera con su prima o por que Zelda estaba viviendo lo que ella siempre había deseado desde que era una jovencilla.
Cuando se dio cuenta que estaba mirándolos demasiado directo bajó la mirada hacia su copa y se sintió ridículamente pequeña. Tenía el corazón en la garganta y estaba temblando, con algo de fuerza le dio la copa a Alfred haciéndola chocar contra su pecho y luego le sonrió de una manera casi forzada a Vincent.
Discúlpame… - Se dio la vuelta y se dirigió a la salida del lugar. Si pasó al lado de Abner y Zelda pero ni siquiera les dirigió una sola mirada en el camino hasta cruzar nuevamente las puertas. Necesitaba un cigarrillo, necesitaba quitarse el sentimiento asfixiante que le daba. Solamente estaba exagerando (se decía a ella misma), no era tan importante.
Ellie Morgan- Mensajes : 216
Fecha de inscripción : 22/11/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
La única verdad era que no había llegado hasta ahí con un plan. Ni de aclarar las cosas con Frances, ni siquiera de empeorarlas. Había pasado poco tiempo pero sentía que llevaba una eternidad en ese salón, después de decir un montón de tonterías casi a gritos.
Estaba a punto de decirle algo a Frances cuando Crawford, contra todo pronóstico (lo había subestimado) desandaba su camino hasta donde estaban. Se aguantó la risa al escuchar "Tobi" salido de alguien que no fuera su hermano Jens. Antes hubiera lanzado un hechizo a quien le llamara así.
Apretó la mandíbula al escuchar toda la descarnada sinceridad con la que le hablaba. Cualquier testigo de la noche en que había lanzado una maldición imperdonable hubiera pensado que no tenía demasiado autocontrol, o simplemente que, como bien había dicho el islandés era un sociópata.
Las circunstancias, sin embargo, no tenían ni un punto similar. Miró directamente a Crawford, por varios segundos, asimilando. ¿Sería el único que viera, como trasfondo, el consejo más honesto sobre cualquier disgusto que tuviera con Frances y los tipos que, no cabía duda, la deseaban como locos?
Se empezó a reír, bajando la mirada un rato, sintiéndose un poco idiota.
-Deberías probar usar corbata. Te cambia la vida-
Se conjuró uno de los pasteles que esperaban por ahí, en el exceso de comida propio de las fiestas. Después de darle una mordida, le pasó el brazo por los hombros a Frances y zampó el resto del merengue en la nariz.
-Perdóname-
Estaba a punto de decirle algo a Frances cuando Crawford, contra todo pronóstico (lo había subestimado) desandaba su camino hasta donde estaban. Se aguantó la risa al escuchar "Tobi" salido de alguien que no fuera su hermano Jens. Antes hubiera lanzado un hechizo a quien le llamara así.
Apretó la mandíbula al escuchar toda la descarnada sinceridad con la que le hablaba. Cualquier testigo de la noche en que había lanzado una maldición imperdonable hubiera pensado que no tenía demasiado autocontrol, o simplemente que, como bien había dicho el islandés era un sociópata.
Las circunstancias, sin embargo, no tenían ni un punto similar. Miró directamente a Crawford, por varios segundos, asimilando. ¿Sería el único que viera, como trasfondo, el consejo más honesto sobre cualquier disgusto que tuviera con Frances y los tipos que, no cabía duda, la deseaban como locos?
Se empezó a reír, bajando la mirada un rato, sintiéndose un poco idiota.
-Deberías probar usar corbata. Te cambia la vida-
Se conjuró uno de los pasteles que esperaban por ahí, en el exceso de comida propio de las fiestas. Después de darle una mordida, le pasó el brazo por los hombros a Frances y zampó el resto del merengue en la nariz.
-Perdóname-
Tobias Alechinsky- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
El descaro de Zelda lo hizo sonreír. No sólo eso, también la forma en que se le ajustaba el vestido, aunque sobre eso no haría ningún comentario, no se sentía con el derecho de ponerse en ese plan con Zelda después de todo, ya no, aunque fuera muy obvia la manera en la que la miraba. Ahora, sobre Ellie, no pensaba que fuera a haber problema. Ella no le había dicho un carajo sobre el baile de todos modos y en cualquier caso, Zelda era su confiable prima, las cosas no tenían por qué ponerse raras, según él, quien no solía medir las consecuencias de lo que hacía siempre y cuando para él tuvieran explicación lógica.
Luego de presentarlo con James y todo lo demás, lo que menos se esperaba era a un tipo llegando a besar a su pareja. Su primer impulso fue aferrar la varita, estuvo a punto de cruzarle la cara de un hechizo pero después lo pensó dos veces. Zelda quería dar una buena impresión en ese baile y él no haría una escena. Sin embargo no olvidaría su cara y si de casualidad lo veía moverse al baño o algo así, iría tras él a partírsela. Apretó la mandíbula.
-Oye cálmate. Te voy a ser honesto, me sorprende que no le hayas volteado la cara de un golpe, pero tampoco es como que quiera retirarte el habla por siempre y que vaya a hacer que este baile sea el peor de todos para ti. Al contrario. Creo que ya has tenido suficiente por una noche.
Le dio un beso en el cabello justo en el momento en que vio pasar a Ellie visiblemente afectada. Abner la siguió con la mirada pero no fue tras ella, sin saber que el mismo que le había faltado al respeto a Zelda, había ido a meterle ideas en la cabeza. Si Ellie se hubiera dignado a saludar seguramente la situación habría quedado aclarada.
-¿Qué le pasa a tu prima?
Le preguntó con un tono de inocencia total. Zelda le gustaba, le caía bien, pero eso no quería decir que planeara terminar follándosela esa noche a pesar de las promesas que había hecho –aunque a medias- a Ellie.
-Tú también luces muy bien. Perfecta, lo digo en serio. Por cierto ¿quién era ese tipo? ¿Es la primera vez que te ofende así?
Se ahorró el terminar la frase con “porque voy a asesinarlo de todas maneras”, porque de verdad estaba enojado porque le hubiera hecho eso a Zelda.
-¿Cenaste? ¿Quieres comer algo? Tiene muchos años que no voy a bailes, he olvidado el protocolo.
Vio a su hermana a lo lejos con el imbécil de su marido y el despreciable de Syd Crawford, pero no hizo ningún esfuerzo por saludarla. En vez de eso soltó a Zelda, pero solo para poner una mano en su espalda y después tomarla de la mano. Si iban a jugar a eso, iban a hacerlo bien.
Luego de presentarlo con James y todo lo demás, lo que menos se esperaba era a un tipo llegando a besar a su pareja. Su primer impulso fue aferrar la varita, estuvo a punto de cruzarle la cara de un hechizo pero después lo pensó dos veces. Zelda quería dar una buena impresión en ese baile y él no haría una escena. Sin embargo no olvidaría su cara y si de casualidad lo veía moverse al baño o algo así, iría tras él a partírsela. Apretó la mandíbula.
-Oye cálmate. Te voy a ser honesto, me sorprende que no le hayas volteado la cara de un golpe, pero tampoco es como que quiera retirarte el habla por siempre y que vaya a hacer que este baile sea el peor de todos para ti. Al contrario. Creo que ya has tenido suficiente por una noche.
Le dio un beso en el cabello justo en el momento en que vio pasar a Ellie visiblemente afectada. Abner la siguió con la mirada pero no fue tras ella, sin saber que el mismo que le había faltado al respeto a Zelda, había ido a meterle ideas en la cabeza. Si Ellie se hubiera dignado a saludar seguramente la situación habría quedado aclarada.
-¿Qué le pasa a tu prima?
Le preguntó con un tono de inocencia total. Zelda le gustaba, le caía bien, pero eso no quería decir que planeara terminar follándosela esa noche a pesar de las promesas que había hecho –aunque a medias- a Ellie.
-Tú también luces muy bien. Perfecta, lo digo en serio. Por cierto ¿quién era ese tipo? ¿Es la primera vez que te ofende así?
Se ahorró el terminar la frase con “porque voy a asesinarlo de todas maneras”, porque de verdad estaba enojado porque le hubiera hecho eso a Zelda.
-¿Cenaste? ¿Quieres comer algo? Tiene muchos años que no voy a bailes, he olvidado el protocolo.
Vio a su hermana a lo lejos con el imbécil de su marido y el despreciable de Syd Crawford, pero no hizo ningún esfuerzo por saludarla. En vez de eso soltó a Zelda, pero solo para poner una mano en su espalda y después tomarla de la mano. Si iban a jugar a eso, iban a hacerlo bien.
Abner Burroughs- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 30/11/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
Al ver a Syd acercarse de nuevo hacia ellos, Frances se quedó petrificada. No esperaba que reaccionara como un demente porque Syd no era así, pero tampoco quería que contestara nada a los gritos de Tobias. Frunció el ceño luego de aquellas primeras palabras y se puso muy nerviosa –aparte de sentirse ridícula- cuando Syd le decía más cosas a su marido que ella, por supuesto, no alcanzó a escuchar. Golpeó nerviosa con los dedos la copa que sostenía, con el líquido rosa todavía a la mitad hasta que Syd dejó de hablar, sin tener idea de las barbaridades que había dicho. Observó a Tobias en silencio y los resultados la sorprendieron mucho.
La risa de Tobias la desconcertó en primer lugar, miró a Syd extrañada y después, más sorpresa fue recibir todo ese merengue. Y escuchar una disculpa, una que de verdad ni se merecía, ni se esperaba. ¡Era ella la que moría por pedir disculpas! ¿Por qué se le adelantaba? ¿Por qué se le adelantaba siempre a todo?
Sin pensarlo mucho le lanzó el resto del trago rosa brillante a Tobias directo en la cara, fingiendo estar muy enojada.
Entre la reacción de Tobias al trago que le había lanzado, miró a Syd, con adoración, pensando que le había dicho a Tobias palabras hermosas y concienzudas para ayudarla a arreglar su matrimonio, que era el mejor amigo del mundo y que ella lo había metido en líos innecesarios, que ese era un verdadero amigo, uno en serio. Así, llena de merengue y todo, le sonrió y le susurró un “gracias” antes de acercarse y besarlo en la mejilla, aunque lo llenó de cosa dulce de pronto. Luego volvió a girarse hacia Tobias y le soltó una bofetada, pero suave, cariñosa.
-¡Se suponía que YO te iba a pedir perdón a ti por ser una idiota! YO, YO, NO TÚ. Te odio. Quiero volver.
Quería regresar a su casa, quería estar con los bebés, quería estar con él y no volver a sentir la angustia de dormir sola y de sentir que todo le faltaba en la vida.Se acercó a Tobias para limpiarse el resto de merengue que tenía en la cara sobre su hombro, aunque en realidad solo hizo más batidillo.
La risa de Tobias la desconcertó en primer lugar, miró a Syd extrañada y después, más sorpresa fue recibir todo ese merengue. Y escuchar una disculpa, una que de verdad ni se merecía, ni se esperaba. ¡Era ella la que moría por pedir disculpas! ¿Por qué se le adelantaba? ¿Por qué se le adelantaba siempre a todo?
Sin pensarlo mucho le lanzó el resto del trago rosa brillante a Tobias directo en la cara, fingiendo estar muy enojada.
Entre la reacción de Tobias al trago que le había lanzado, miró a Syd, con adoración, pensando que le había dicho a Tobias palabras hermosas y concienzudas para ayudarla a arreglar su matrimonio, que era el mejor amigo del mundo y que ella lo había metido en líos innecesarios, que ese era un verdadero amigo, uno en serio. Así, llena de merengue y todo, le sonrió y le susurró un “gracias” antes de acercarse y besarlo en la mejilla, aunque lo llenó de cosa dulce de pronto. Luego volvió a girarse hacia Tobias y le soltó una bofetada, pero suave, cariñosa.
-¡Se suponía que YO te iba a pedir perdón a ti por ser una idiota! YO, YO, NO TÚ. Te odio. Quiero volver.
Quería regresar a su casa, quería estar con los bebés, quería estar con él y no volver a sentir la angustia de dormir sola y de sentir que todo le faltaba en la vida.Se acercó a Tobias para limpiarse el resto de merengue que tenía en la cara sobre su hombro, aunque en realidad solo hizo más batidillo.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
Estaba pasando por alto muchísimos detalles. Mi padre ya me hubiera regañado aunque no estuviera ahí para escribir ninguna nota o en un plan de perseguir noticias del corazón, pues decía que si quería ajustar bien mi vocación de periodista tendría que estar prestando atención a todo a mi alrededor, nunca se sabía cuándo habría algo digno de ser contado. Yo por mi parte me perdía de los dramas alrededor (uno hasta involucraba a Amy Jackson) mientras fingía estar muy ocupado.
Casi brinqué de miedo cuando escuché mi nombre entre la música y las voces. Bruce iba acompañado y su pareja era bastante linda -y él decía que no tenía suerte- Sonreí y di unos pasos hacia ellos, creyendo recordar a la chica pero sin arriesgarme a adivinar. Lo bueno era que Bruce me refrescaba la memoria.
-Sí, una cámara muggle, instantánea, se supone que revela la fotografía en el momento en que es tomada y… típico de mi, empezar a decir un montón de cosas aburridas en medio de una situación social. -Hola Sira, sí, eso, Ravenclaw. Ex-Ravenclaw, pero bueno, dicen que uno es de su casa hasta que muere…
Me reí con lo que decía Marie cuando se nos acercaba y recibí su beso de saludo con mucho gusto. Era curioso, pero Marie siempre parecía querer mantener su imagen de chica responsable al cuidado de alguien aunque estuviéramos en la Universidad y las jerarquías ya no fueran marcadas. Había tomado la fotografía y la agitaba en el aire para que se revelara más rápido.
-Hola Marie, estás muy guapa hoy, tanto que debería robarte también el alma a ti. Aquí está su foto… el único problema es que no se mueve. Irá apareciendo, agárrenla por la orilla-
Casi brinqué de miedo cuando escuché mi nombre entre la música y las voces. Bruce iba acompañado y su pareja era bastante linda -y él decía que no tenía suerte- Sonreí y di unos pasos hacia ellos, creyendo recordar a la chica pero sin arriesgarme a adivinar. Lo bueno era que Bruce me refrescaba la memoria.
-Sí, una cámara muggle, instantánea, se supone que revela la fotografía en el momento en que es tomada y… típico de mi, empezar a decir un montón de cosas aburridas en medio de una situación social. -Hola Sira, sí, eso, Ravenclaw. Ex-Ravenclaw, pero bueno, dicen que uno es de su casa hasta que muere…
Me reí con lo que decía Marie cuando se nos acercaba y recibí su beso de saludo con mucho gusto. Era curioso, pero Marie siempre parecía querer mantener su imagen de chica responsable al cuidado de alguien aunque estuviéramos en la Universidad y las jerarquías ya no fueran marcadas. Había tomado la fotografía y la agitaba en el aire para que se revelara más rápido.
-Hola Marie, estás muy guapa hoy, tanto que debería robarte también el alma a ti. Aquí está su foto… el único problema es que no se mueve. Irá apareciendo, agárrenla por la orilla-
Kit Hutchins- Mensajes : 106
Fecha de inscripción : 26/12/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
No engañaba a nadie. Darren era discreto con sus ligues a pesar de ser hombre. Todos parecían conocer su afamada vida sexual pero en realidad nadie sabía con exactitud con cuantas había estado y mucho menos formalmente. Primero estuvo Amy y fue un auténtico fracaso. No porque no la quisiera sino porque no estaba preparado para compartir una vida con alguien y menos a los dieciséis años así que la fastidió pero en el fondo, una pequeñísima parte de él, estaba satisfecho por haber dejado a Jackson. Que no se malinterpretara porque precisamente era algo bueno para ella. ¿Amy con alguien como él? Sería desperdiciarla, ella valía mucho más que como novia de un gañán con miedo al compromiso. Y.. aunque hubiera gustado afirmar la frase de la chica, no fue la única. Luego estuvo ELLA, su concuñada, y esta vez lo intentó en serio ya que tenía más edad y desde que la conocía le había gustado pero tampoco llegó a cuajar su relación con la hermana de Amanda aunque Darren esta vez se comportó, sin irse con otras, simplemente no estaba hecho para estar con alguien. Por último, llegó Julia y tampoco cuajó pero esta vez el se limpiaba las manos, si estaba casada no era su culpa.
Por eso, asintió a sus palabras con una sonrisa en los labios que escondía su historial romántico y continuó acompañándola en el baile hasta que ella decidió que ya era hora de largarse. Darren apartó la mano del trasero de la ogmios, miró a los lados y viendo el panorama (entre Jessy y Kris, y Alechinsky dando gritos) determinó que tal vez fuera el momento de largarse antes que tuviera de sacar el bate para partir cabezas de verdad. ¿Es que las festividades volvían loca a la gente? Si había que partirse la cara que salieran al campo de Quidditch sin varitas y a puñetazo limpio - Si es lo que quieres. Decidí complacerte en todo - musitó, agarrando una copa que iba en una bandeja para darle un largo trago y terminar mostrando su sonrisa despreocupada- Aunque estás muy caprichosa esta noche pero haré una excepción en mi habitual ritual de si “entro en una habitación femenina es para follar” y te regalaré por Navidad una noche sin sexo - sacó su petaca y endiñó un trago - no me puedo creer que este diciendo esto - miró a Amy para ofrecerle el brazo - Que quede entre tu y yo. No se lo digas a nadie que luego se mancha mi excelente currículum.
En cuanto ella se colgó de su brazo, empezó a caminar hacia la salía y en el transcurso se subió las gafas de sol. Saludó a varios compañeros de Quidditch entre ellos James Blue que parécía entrar en ese momento. Tras salir del evento, se fue directamente hacia la facultad de la joven para acompañarla a su habitación aunque antes se quitó la americana y se la puso por los hombros para que no pasara frío. A partir de ese momento ni abrió la boca en todo el camino, solo silbó varias canciones de rock mientras dejaba a Amy meditar sobre su vida.
Por eso, asintió a sus palabras con una sonrisa en los labios que escondía su historial romántico y continuó acompañándola en el baile hasta que ella decidió que ya era hora de largarse. Darren apartó la mano del trasero de la ogmios, miró a los lados y viendo el panorama (entre Jessy y Kris, y Alechinsky dando gritos) determinó que tal vez fuera el momento de largarse antes que tuviera de sacar el bate para partir cabezas de verdad. ¿Es que las festividades volvían loca a la gente? Si había que partirse la cara que salieran al campo de Quidditch sin varitas y a puñetazo limpio - Si es lo que quieres. Decidí complacerte en todo - musitó, agarrando una copa que iba en una bandeja para darle un largo trago y terminar mostrando su sonrisa despreocupada- Aunque estás muy caprichosa esta noche pero haré una excepción en mi habitual ritual de si “entro en una habitación femenina es para follar” y te regalaré por Navidad una noche sin sexo - sacó su petaca y endiñó un trago - no me puedo creer que este diciendo esto - miró a Amy para ofrecerle el brazo - Que quede entre tu y yo. No se lo digas a nadie que luego se mancha mi excelente currículum.
En cuanto ella se colgó de su brazo, empezó a caminar hacia la salía y en el transcurso se subió las gafas de sol. Saludó a varios compañeros de Quidditch entre ellos James Blue que parécía entrar en ese momento. Tras salir del evento, se fue directamente hacia la facultad de la joven para acompañarla a su habitación aunque antes se quitó la americana y se la puso por los hombros para que no pasara frío. A partir de ese momento ni abrió la boca en todo el camino, solo silbó varias canciones de rock mientras dejaba a Amy meditar sobre su vida.
Darren Brackminster- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 29/11/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
Había invitado a Zelda al baile de navidad y hasta le había comprado unos aretes para la ocasión, no eran carísimos, eran de esas tonterías que encuentras en tiendas de antigüedades y a él le gustaron mucho. Con Fay le pasaba algo curioso, no sabía si era por su sonrisa o lo semiveela que siempre parecía disminuir su destreza con las palabras cuando estaba cerca de ella, de hecho su invitación al baile había sido casi un accidente y se sorprendió de que le dijese que sí. Hasta pensó que le iba a cancelar al último momento pero no fue así, la misma mañana del baile habían hablado y supuso que todo seguía igual.
Una hora antes comenzó a alistarse pero no avanzó mucho con eso, un Arianrhod amigo de su compañero de habitación en un intento estúpido de parecerse –o más bien ser- a Abner Burroughs había hecho una poción multijugos asumiendo que el hermano de Frances no se aparecería y que podría ligar esa noche usando la cara del susodicho. Todo salió mal, por alguna razón habían creído que el baño de su habitación era el mejor lugar para hacerla y había reventado, todo había acabado hecho un lío y tal fue la magnitud de la explosión que acabó abriéndose la puerta del baño y jodiendo hasta el traje de George, su varita y cuanto hubiese a su paso.
El genio que había querido ser Abner por una noche tenía los ojos de Abner pero todo el resto era suyo, parecía una fea pintura surreal porque ni siquiera encajaban en su cara, uno estaba un poco más arriba que el otro incluso. Como era de esperarse se armó un lío allí porque no sólo George tenía que recoger a Zelda, su compañero debía hacer lo mismo. No lo había notado pero tenía ahora el cabello más oscuro y también los ojos más atigrados, como los de Burroughs. Era la poción que les había caído a todos, parecían unos híbridos mal hechos.
Tras despotricar hasta más no poder contra el de los ojos chuecos salió a la enfermería vestido con una capucha que cubría casi todo su rostro porque no había forma en la que fuese así al baile. Ni siquiera se había preocupado por buscar su varita. Lo de la enfermería duró unos cuarenta minutos, primero la enfermera tuvo que disimular bien su risa ante lo que se le presentaba, debía entenderla, él hubiese sido menos discreto. Tras una serie de amargas pociones y un ungüento que no apestaba tanto como el de Zelda pero que igual era hediondo acabó con su rostro nuevamente. Tuvo que regresar a su facultad lo antes posible porque debía estar tardísimo, no sabía que ya había pasado media hora de lo pactado con la semiveela. Ni recordó que quería enviarle un patronus para avisarle.
Subió a ducharse como siete veces intentando sacarse el aroma a muerte del ungüento y lo logró finalmente. Para cuando estuvo listo –con otro traje, por si había residuos de multijugos en el anterior- salió con la varita de su compañero en el cinto de su pantalón pues la suya seguía no habida. Había pasado algo más de hora y media y supuso que encontraría a Zelda ya en el baile, salió hacia allá olvidando incluso los aretes. Estaba por salir cuando vio sin poder evitarlo a la última chica en la sala, una visión rubia en un hermoso vestido rojo que nadie podría pasar por alto.
-Eres….te ves muy guapa.-le dijo acercándose a Aislynn con una sonrisa, medio atontado porque era imposible no ponerse así aunque sea un poco. Luego vinieron las preguntas de rigor, que acabaron resumidas en que no tenía pareja y en que lo tomaría del brazo para ir a la fiesta porque todos debían estar locos como para no estar peleando por llevarla.-
Llegaron pronto, ya casi todos estaban dentro. Irónicamente no recordó lo de Zelda en ese momento porque venía contándole a la rubia cómo no había podido traer a la semiveela a la fiesta por todo el asunto de los fanáticos de Burroughs.-¿Te invito algo de beber?
Una hora antes comenzó a alistarse pero no avanzó mucho con eso, un Arianrhod amigo de su compañero de habitación en un intento estúpido de parecerse –o más bien ser- a Abner Burroughs había hecho una poción multijugos asumiendo que el hermano de Frances no se aparecería y que podría ligar esa noche usando la cara del susodicho. Todo salió mal, por alguna razón habían creído que el baño de su habitación era el mejor lugar para hacerla y había reventado, todo había acabado hecho un lío y tal fue la magnitud de la explosión que acabó abriéndose la puerta del baño y jodiendo hasta el traje de George, su varita y cuanto hubiese a su paso.
El genio que había querido ser Abner por una noche tenía los ojos de Abner pero todo el resto era suyo, parecía una fea pintura surreal porque ni siquiera encajaban en su cara, uno estaba un poco más arriba que el otro incluso. Como era de esperarse se armó un lío allí porque no sólo George tenía que recoger a Zelda, su compañero debía hacer lo mismo. No lo había notado pero tenía ahora el cabello más oscuro y también los ojos más atigrados, como los de Burroughs. Era la poción que les había caído a todos, parecían unos híbridos mal hechos.
Tras despotricar hasta más no poder contra el de los ojos chuecos salió a la enfermería vestido con una capucha que cubría casi todo su rostro porque no había forma en la que fuese así al baile. Ni siquiera se había preocupado por buscar su varita. Lo de la enfermería duró unos cuarenta minutos, primero la enfermera tuvo que disimular bien su risa ante lo que se le presentaba, debía entenderla, él hubiese sido menos discreto. Tras una serie de amargas pociones y un ungüento que no apestaba tanto como el de Zelda pero que igual era hediondo acabó con su rostro nuevamente. Tuvo que regresar a su facultad lo antes posible porque debía estar tardísimo, no sabía que ya había pasado media hora de lo pactado con la semiveela. Ni recordó que quería enviarle un patronus para avisarle.
Subió a ducharse como siete veces intentando sacarse el aroma a muerte del ungüento y lo logró finalmente. Para cuando estuvo listo –con otro traje, por si había residuos de multijugos en el anterior- salió con la varita de su compañero en el cinto de su pantalón pues la suya seguía no habida. Había pasado algo más de hora y media y supuso que encontraría a Zelda ya en el baile, salió hacia allá olvidando incluso los aretes. Estaba por salir cuando vio sin poder evitarlo a la última chica en la sala, una visión rubia en un hermoso vestido rojo que nadie podría pasar por alto.
-Eres….te ves muy guapa.-le dijo acercándose a Aislynn con una sonrisa, medio atontado porque era imposible no ponerse así aunque sea un poco. Luego vinieron las preguntas de rigor, que acabaron resumidas en que no tenía pareja y en que lo tomaría del brazo para ir a la fiesta porque todos debían estar locos como para no estar peleando por llevarla.-
Llegaron pronto, ya casi todos estaban dentro. Irónicamente no recordó lo de Zelda en ese momento porque venía contándole a la rubia cómo no había podido traer a la semiveela a la fiesta por todo el asunto de los fanáticos de Burroughs.-¿Te invito algo de beber?
George Wildenstein- Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 13/12/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
Había olvidado por completo que había un baile hasta que le refrescaron la memoria el mismo día a temprana hora. Entre los exámenes y los trabajos por entregar pasó medio mes metida en la biblioteca y no fue hasta que una compañera de habitación trajo un hermoso vestido en gasa turquesa mientras empezaba a hablar de su galán que Aislynn cayó en la cuenta que aquella noche era festiva. Llegados ese punto donde nadie había llamado a su puerta para pedirle ser su acompañante, tenía dos opciones: la primera, quedarse en su habitación leyendo a Dumas o la segunda, acudir al baile con la cabeza bien alta y sin acompañante. Nunca fue mujer que se caracterizara por depender de un hombre así que sin pensárselo dos veces envío un patronus a su madrastra y pidió prestado uno de los vestidos de su boutique parisina. El pedido no tardó ni dos horas en estar en su habitación, adecuadamente envuelto en una caja blanca con un lazo rojo y acompañado de una más pequeña que contenía los zapatos a juego.
Ya que la mayoría de sus compañeras tenían pareja las dejó preparar antes y fue la última en entrar en el baño para darse una ducha. No tardó más de media hora en enlistarse, saliendo de la zona de dormitorios enfundada en su largo vestido rojo de seda y bajó hacia la sala común mientras plisaba las pocas arrugas que aparecieron en la parte delantera para acto seguido acomodar el escote que colgaba más de un lado que de otro. Una vez listo, se apoyó en una de las butacas mientras intentaba abrochar una fina pulsera de oro blanco a su muñeca y justo cuando intentaba enganchar los cierres, escuchó la reconocida voz de George y aún sin levantar la vista, sonrío agradeciendo de corazón el bonito halago de la noche - ¡Fíjate tu! Estás perfecto. Todo un galán como te gusta ser para conquistar a las mujeres y llevarlas a Rumanía - se río con la broma que solía gastarle y se separó de la butaca para darle un beso en la mejilla. Tras pedirle que abrochara la pulsera, empezó a narrar sus inexistentes peticiones al baile y añadió que terminaría yendo sola a menos que él no tuviera con quien ir. Por fortuna el chico se ofreció a acompañarla del brazo hasta el comedor tal como solían hacer en los eventos familiares de los Wildenstein y Lynn en compensación, además de gesto automático, acomodó la corbata del joven para que se presentara impecable a la velada.
Durante el trayecto hasta el comedor, George relató la historia de los sectarios Burroughs y aunque no conocía a Abner en persona, si había visto fotos así que podía entender el motivo por el cual la mayoría de jóvenes quería parecerse a él. La cosa es que la anécdota era tan hilarante y cómica que la rubia estaba convencida que no iba a ser creíble para nadie - Cuando seas viejo siempre podrás explicar como perdiste la oportunidad de llevar al baile a una semiveela por culpa de unos fanáticos - soltó una carcajada entrando del brazo de George a la fiesta y se quedó un segundo callada mirando todo cuanto la rodeaban hasta que sus ojos claros dieron con la figura de Blue unos metros más allá. Estaba acompañado como no pero creía reconocer a su novia y esa no era su compañera de carrera, más que nada porque tenía entendido que era rubia. La pregunta de George trajo a Lynn de vuelta al mundo, dejando apartadas sus cavilaciones y giró el rostro hacia el estudiante de leyes, asintiendo - Sí, por favor. Un combinado me vendría bien - siguió mirando a los presentes aunque se ocupó de alejar la vista de James para no resultar molesta y continuó cuestionando a su pareja - ¿Llegó tu semiveela? Igual deberías ir a disculparte aunque no uses la excusa de la secta Burroughs o nadie te va a creer, menos si vienes conmigo - continuó riéndose aunque ya más suave porque de verdad cada vez que imaginaba todo el suceso no podía hacer otra cosa que desternillarse.
----Ya que la mayoría de sus compañeras tenían pareja las dejó preparar antes y fue la última en entrar en el baño para darse una ducha. No tardó más de media hora en enlistarse, saliendo de la zona de dormitorios enfundada en su largo vestido rojo de seda y bajó hacia la sala común mientras plisaba las pocas arrugas que aparecieron en la parte delantera para acto seguido acomodar el escote que colgaba más de un lado que de otro. Una vez listo, se apoyó en una de las butacas mientras intentaba abrochar una fina pulsera de oro blanco a su muñeca y justo cuando intentaba enganchar los cierres, escuchó la reconocida voz de George y aún sin levantar la vista, sonrío agradeciendo de corazón el bonito halago de la noche - ¡Fíjate tu! Estás perfecto. Todo un galán como te gusta ser para conquistar a las mujeres y llevarlas a Rumanía - se río con la broma que solía gastarle y se separó de la butaca para darle un beso en la mejilla. Tras pedirle que abrochara la pulsera, empezó a narrar sus inexistentes peticiones al baile y añadió que terminaría yendo sola a menos que él no tuviera con quien ir. Por fortuna el chico se ofreció a acompañarla del brazo hasta el comedor tal como solían hacer en los eventos familiares de los Wildenstein y Lynn en compensación, además de gesto automático, acomodó la corbata del joven para que se presentara impecable a la velada.
Durante el trayecto hasta el comedor, George relató la historia de los sectarios Burroughs y aunque no conocía a Abner en persona, si había visto fotos así que podía entender el motivo por el cual la mayoría de jóvenes quería parecerse a él. La cosa es que la anécdota era tan hilarante y cómica que la rubia estaba convencida que no iba a ser creíble para nadie - Cuando seas viejo siempre podrás explicar como perdiste la oportunidad de llevar al baile a una semiveela por culpa de unos fanáticos - soltó una carcajada entrando del brazo de George a la fiesta y se quedó un segundo callada mirando todo cuanto la rodeaban hasta que sus ojos claros dieron con la figura de Blue unos metros más allá. Estaba acompañado como no pero creía reconocer a su novia y esa no era su compañera de carrera, más que nada porque tenía entendido que era rubia. La pregunta de George trajo a Lynn de vuelta al mundo, dejando apartadas sus cavilaciones y giró el rostro hacia el estudiante de leyes, asintiendo - Sí, por favor. Un combinado me vendría bien - siguió mirando a los presentes aunque se ocupó de alejar la vista de James para no resultar molesta y continuó cuestionando a su pareja - ¿Llegó tu semiveela? Igual deberías ir a disculparte aunque no uses la excusa de la secta Burroughs o nadie te va a creer, menos si vienes conmigo - continuó riéndose aunque ya más suave porque de verdad cada vez que imaginaba todo el suceso no podía hacer otra cosa que desternillarse.
Vestido Aislynn
Peinado y maquillaje
Última edición por Aislynn Breen el Lun Dic 29, 2014 11:17 am, editado 1 vez
Aislynn Breen- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 28/12/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
En el comedor - Con @Abner Burroughs
- Conjunto:
Alfred siempre había tenido ese especial talento para ser un completo imbécil en todo momento. Lo conocía bastante bien todo el abordaje con el beso fue, de cierto modo, como su forma de decir “Hola, si, aquí estoy, existo, véanme, véanme”. Había días en que no acababa de comprender cómo semejante fulano podía ser hermano del dulce Bruce. Eran polos opuestos, mientras uno era caballeroso y tímido –Zelda casi podía suponer que Bruce era virgen- el otro era como ver a Casanova en sus días de opio. Claramente no dejaría pasar su estúpida conducta, en cuando tuviera oportunidad, seguramente haría algo para recordarle que no era otra más de sus zorras amiguitas. Aunque muy en el fondo eso ni ella se lo creía de sí misma. Respiró tranquila y alzó la frente, quizá intentando disimular la vergüenza o la incomodidad.
— Podría haberlo hecho, pero me quitaría todo el glamour. — bromeó aun pensando en que, de no ser por Abner o por el ajustado vestido, seguramente se le habría echado encima para arañarle la cara — Como que la universidad, el ambiente, los pone estúpidos. — agregó mientras veía cómo su prima pasaba al lado de ellos, sin saludar y directo al exterior.
A veces Ellie se le hacía la mujer más complicada en la vida. A veces podía ser un completo amor y diversión, otras era un jodido huracán que destrozaba cosas si algo no le parecía. Zelda tendía a pensar que la depresión post parto, esa que les da a las madres meses después de dar a luz, jamás se le había pasado y que seguía teniendo altibajos hormonales. Sólo con eso se podía explicar ciertas cosas. De haber sabido que la causa de su loquera era precisamente el tipo que llevaba bien afianzado al brazo, seguramente ni le hubiera invitado. O quizá no. A veces ella misma podía pasarse los sentimientos de los demás por el Arco del Triunfo. Zelda alzó una ceja.
— No sé, probablemente tiene una crisis porque es demasiado temprano y aún no está borracha — soltó lo primero que se le ocurrió; se puso a mirar aquellos que ya estaban ahí y sonrió ante el cumplido de Abner, pero más por sus preguntas, era como estar con un hermano mayor que inquiría para todo. El gesto que vino a continuación, fue algo que ella no había visto venir pero que aceptó gustosa. Le apretó la mano ligeramente y luego se puso frente a él. Abner, con todo y su pinta de súper modelo duro, le daba ternura. Le apretó los cachetes con la otra mano, haciendo que los labios del muchacho hicieran una especie de pico — Contestemos por puntos, uno, ese fulano no importa, es un imbécil que no vale la pena y que siempre se hace el chistoso con cosas como esa, es una larga historia que no quieres oír porque nos estropearía la noche, segundo, no he cenado, he fumado un par de cigarros y me muero por comer lo que sea y tres, no te preocupes por el protocolo, es lo de menos, ¿vale? — sonrió y frunció la nariz juguetona — Relájate, Burroughs, no es el jubileo de la reina — le soltó el agarre de la cara y luego le dio un beso en la mejilla.
Zelda Fay- Mensajes : 203
Fecha de inscripción : 01/12/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
Kristján se quedó estático cuando alcanzó a Jessy y después de decirle que tenían que hablarlo. A él no le importaba que hubiera una persona o cien mirándolos, nada más quería arreglar eso. -Yo tampoco quise hablarte de ese modo, pero me enloquece pensar que me rechazas.-Se lo iba a decir a Frances para joderla, pero a Jessy no tuvo el valor de decirle que estaba muy mal desde la noche anterior por ver la muerte pasar a su lado en forma de hechizo, porque no quería que ella pensara que por eso se declaraba, por el miedo y por toda esa incertidumbre, porque no era así.
Se rascó la cabeza mientras la miraba, buscando las palabras adecuadas. Quería una respuesta y también quería que fuera positiva. Era una suerte para todos que no estuviera viendo el espectáculo de Amy y Darren, así que sus reacciones tampoco estaban atadas directo a nada que tuviera que ver con eso.
-Sólo quiero saber si te lanzarás a esto conmigo o no.-Le dijo de nuevo, siendo todo lo paciente que podía porque no se había esperado esa reacción aunque poco a poco iba haciendo que su cuerpo asimilara que Jasmine era una idiota que lo había hecho arruinar todo con Jessy, la amistad que llevaban hasta ese momento, los ocasionales encuentros, las bromas pesadas, que le aguantara cada cosa.
-Pero te entiendo si no quieres, sé que no soy el mejor partido y tú lo sabes mejor que nadie.-La soltó y puso las palmas de las manos abiertas ante ella, una señal de disculpa y de hacerse a un lado. ¿En qué mundo Jessy querría estar con él si ella sabía mejor que nadie sus fallas? No era infiel, excepto por aquella vez con Esmerée, muy desafortunada, pero sí era demandante, adicto, a veces imposible de controlar y seguía bebiendo mucho más de lo que era sano. -¿Quieres quedarte al baile?-No sabía qué más decir.
Se rascó la cabeza mientras la miraba, buscando las palabras adecuadas. Quería una respuesta y también quería que fuera positiva. Era una suerte para todos que no estuviera viendo el espectáculo de Amy y Darren, así que sus reacciones tampoco estaban atadas directo a nada que tuviera que ver con eso.
-Sólo quiero saber si te lanzarás a esto conmigo o no.-Le dijo de nuevo, siendo todo lo paciente que podía porque no se había esperado esa reacción aunque poco a poco iba haciendo que su cuerpo asimilara que Jasmine era una idiota que lo había hecho arruinar todo con Jessy, la amistad que llevaban hasta ese momento, los ocasionales encuentros, las bromas pesadas, que le aguantara cada cosa.
-Pero te entiendo si no quieres, sé que no soy el mejor partido y tú lo sabes mejor que nadie.-La soltó y puso las palmas de las manos abiertas ante ella, una señal de disculpa y de hacerse a un lado. ¿En qué mundo Jessy querría estar con él si ella sabía mejor que nadie sus fallas? No era infiel, excepto por aquella vez con Esmerée, muy desafortunada, pero sí era demandante, adicto, a veces imposible de controlar y seguía bebiendo mucho más de lo que era sano. -¿Quieres quedarte al baile?-No sabía qué más decir.
Kristján Sveinsson- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
Pues a ella también le enloquecía pensar que de algún modo lo había rechazado, y por eso andaba como desquiciada. Había sido una tonta, y sobre todo ciega que no terminaba de creerse lo que estaba pasando, era muy difícil imaginarse que la relación que ellos tenían en verdad podía dar un salto de calidad, porque se querían y no porque estaban delirando o algo. Y era genial no saber nada de lo de Jass, ni lo del avada, ni nada extra pues Jessy estaba entrando en razón y cualquiera de esas cosas podía volver a tirar sus ánimos por el piso. Si Kris es insoportable y demandante, Jessy era una depresiva paranoica. Pero lo amaba muchísimo y no iba a tropezarse dos veces con la misma piedra... en la misma noche.
Le tomó las manos con las suyas de inmediato, y las llevó a su cintura para que la abrazase - Yo sé que tu eres el mejor - le tomó el rostro a dos manos y lo besó de una buena vez, lo que debería haber hecho desde el principio de todo esto. Quizá en verdad era corta de mentes y necesitaba más que unos minutos para darse cuenta de las cosas, pero cómo no necesitarlo cuando estás convencida de que Kristján se merece a la más fabulosa y dulce de las veelas, y te crees menos que una drogadicta descarriada en comparación. Pero bueno, si él arriesgaba, ella también, no por nada era gryffindor.
Dejó de besarlo pero no se separó un ápice de él. - Si!, lo haremos... y lo haremos bien - Eso era una locura descabellada, con seguridad.... Lo miró a los ojos sonriendo, y que no le dijera que era todo una broma, porque Jessy ya estaba hasta feliz! Por las dudas, se abrazó a su cuello y lo volvió a besar con el amor de siempre, perdiéndose en sus labios pálidos y sin necesitar estarse de puntitas gracias a los tacones. - Te quiero tanto... - Se interrumpió para decirle, apoyada en su boca mordiéndole el labio inferior, de la bronca de haber hecho todo al revés solo porque era idiota.
Y le daba igual si se quedaban o se iban, ya tenía mil ideas para cualquiera de las opciones. Lo que era seguro, es que iba a estar muy difícil reprimir todos esos ánimos posesivos y celosos si ahora era su novio y no un amigo más. O qué tal el tema de Kris con el alcohol, le correspondía ahora prohibirle beber y enfiestarse?... Pero se controlaría, porque no quería ser ella la que echara todo a perder. - Si nos quedamos, tengo que ir a presumirte con Jass... si no... pues... nos largamos...- Lo miró un segundo y luego recordó otra cosa... - Ya sé... ven... -
Y lo jaló hacia el oscuro, unos metros más allá de la puerta de entrada, donde había unos grandes cortinados y una pared falsa que daba a la despensa de las cocinas. Jessy lo sabía porque estaba en el comité estudiantil, y entre todas las bobadas que escuchaba en las reuniones sabía también donde estaba la maquinaria del ponche que hacía que mágicamente las copas de la mesa principal nunca se agotaran... Si hubiera por ahí algo más fuerte que los simple juguitos... Seguro lo habría. Empujó la puerta y luego a Kris también dentro - perdimos tu whisky en el escándalo... busquemos algo mejor... -
Y ella que había dicho que no quería meterse en líos esa noche.
Le tomó las manos con las suyas de inmediato, y las llevó a su cintura para que la abrazase - Yo sé que tu eres el mejor - le tomó el rostro a dos manos y lo besó de una buena vez, lo que debería haber hecho desde el principio de todo esto. Quizá en verdad era corta de mentes y necesitaba más que unos minutos para darse cuenta de las cosas, pero cómo no necesitarlo cuando estás convencida de que Kristján se merece a la más fabulosa y dulce de las veelas, y te crees menos que una drogadicta descarriada en comparación. Pero bueno, si él arriesgaba, ella también, no por nada era gryffindor.
Dejó de besarlo pero no se separó un ápice de él. - Si!, lo haremos... y lo haremos bien - Eso era una locura descabellada, con seguridad.... Lo miró a los ojos sonriendo, y que no le dijera que era todo una broma, porque Jessy ya estaba hasta feliz! Por las dudas, se abrazó a su cuello y lo volvió a besar con el amor de siempre, perdiéndose en sus labios pálidos y sin necesitar estarse de puntitas gracias a los tacones. - Te quiero tanto... - Se interrumpió para decirle, apoyada en su boca mordiéndole el labio inferior, de la bronca de haber hecho todo al revés solo porque era idiota.
Y le daba igual si se quedaban o se iban, ya tenía mil ideas para cualquiera de las opciones. Lo que era seguro, es que iba a estar muy difícil reprimir todos esos ánimos posesivos y celosos si ahora era su novio y no un amigo más. O qué tal el tema de Kris con el alcohol, le correspondía ahora prohibirle beber y enfiestarse?... Pero se controlaría, porque no quería ser ella la que echara todo a perder. - Si nos quedamos, tengo que ir a presumirte con Jass... si no... pues... nos largamos...- Lo miró un segundo y luego recordó otra cosa... - Ya sé... ven... -
Y lo jaló hacia el oscuro, unos metros más allá de la puerta de entrada, donde había unos grandes cortinados y una pared falsa que daba a la despensa de las cocinas. Jessy lo sabía porque estaba en el comité estudiantil, y entre todas las bobadas que escuchaba en las reuniones sabía también donde estaba la maquinaria del ponche que hacía que mágicamente las copas de la mesa principal nunca se agotaran... Si hubiera por ahí algo más fuerte que los simple juguitos... Seguro lo habría. Empujó la puerta y luego a Kris también dentro - perdimos tu whisky en el escándalo... busquemos algo mejor... -
Y ella que había dicho que no quería meterse en líos esa noche.
Jessy Luttrell- Mensajes : 370
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
El halago de James me hizo sonrojar y me decidí a creérmelo por esa noche, que de verdad lucía bien y que él no estaba arrepentido de haberme invitado a mi al baile. -Tú también luces muy bien.-Me enterneció mucho el gesto caballeroso de darme una rosa. Era la primera vez que experimentaba un baile con todo lo que de verdad se suponía que implicaba y se sentía bien, lo estaba viviendo tarde, pero más valía estarlo haciendo, y además con un chico como James.
-Sí, la decana Levine nos ayudó. Y no, nada me tomó por sorpresa, aunque sí esperaba que hubiera menos gente, no sé por qué.-Al menos nadie estaba viendo a James como si fuera un loco por haberme llevado a mi. Eso me hacía sentir bien también. Tenía que dejar de preocuparme tanto y mejor dejarme llevar por ese momento de felicidad que tenía.
-Beber algo primero, ¡y luego bailar!-Le dije animada, porque en verdad lo estaba, y tiré un poquito de él hasta la mesa de bebidas, pero me detuve en seco al ver a Syd Crawford ahí. Sentí la garganta seca, me daba mucha vergüenza que me viera así, aunque sería bueno pasearme cerca del brazo de James, me entró un inevitable ataque de pánico.-No bueno no, mejor bailar. ¿SÍ? Ya no quiero ir hacia allá.
Estaba más roja que nunca, pero esperé que James no preguntara nada de mi súbito ataque de pánico. Le sonreí para que no pensara que estaba mal de mi cabeza y lo jalé hasta la pista de baile, el gesto con mayor decisión que había llevado a cabo en mi vida con un chico, creo. -¿Sabes bailar? Si no podemos fingir que me estás enseñando y lo hacemos despacito. Cuéntame de tu novia, ¿por qué dices que no pudo venir? ¿Llevan mucho tiempo juntos?.-Recordarme que James tenía novia era buena terapia para no hacerme ilusiones con él como me pasaba con la gran mayoría, para ejemplo el chico Crawford que me había salvado y al que ahora yo miraba como si fuera el último hombre en el mundo.
-¿Te confieso algo? Es la primera vez que vengo a un baile con una pareja en condiciones. Gracias.-No me sentí tonta de decírselo, porque quería agradecérselo, esa noche significaba mucho para mi.
-Sí, la decana Levine nos ayudó. Y no, nada me tomó por sorpresa, aunque sí esperaba que hubiera menos gente, no sé por qué.-Al menos nadie estaba viendo a James como si fuera un loco por haberme llevado a mi. Eso me hacía sentir bien también. Tenía que dejar de preocuparme tanto y mejor dejarme llevar por ese momento de felicidad que tenía.
-Beber algo primero, ¡y luego bailar!-Le dije animada, porque en verdad lo estaba, y tiré un poquito de él hasta la mesa de bebidas, pero me detuve en seco al ver a Syd Crawford ahí. Sentí la garganta seca, me daba mucha vergüenza que me viera así, aunque sería bueno pasearme cerca del brazo de James, me entró un inevitable ataque de pánico.-No bueno no, mejor bailar. ¿SÍ? Ya no quiero ir hacia allá.
Estaba más roja que nunca, pero esperé que James no preguntara nada de mi súbito ataque de pánico. Le sonreí para que no pensara que estaba mal de mi cabeza y lo jalé hasta la pista de baile, el gesto con mayor decisión que había llevado a cabo en mi vida con un chico, creo. -¿Sabes bailar? Si no podemos fingir que me estás enseñando y lo hacemos despacito. Cuéntame de tu novia, ¿por qué dices que no pudo venir? ¿Llevan mucho tiempo juntos?.-Recordarme que James tenía novia era buena terapia para no hacerme ilusiones con él como me pasaba con la gran mayoría, para ejemplo el chico Crawford que me había salvado y al que ahora yo miraba como si fuera el último hombre en el mundo.
-¿Te confieso algo? Es la primera vez que vengo a un baile con una pareja en condiciones. Gracias.-No me sentí tonta de decírselo, porque quería agradecérselo, esa noche significaba mucho para mi.
Ruby Young- Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 03/12/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
-Música para mis oídos, Ellie. No hay nada mejor que una chica que odie al mundo- alguna vez me habían mencionado que mi sentido del humor era pésimo, pero igual pensaba que era demasiado tarde para remediarlo. -Con esos animales convivo diario, hoy todos están ocupados con sus historias de amor de cualquier manera- bastaba ver a James o a Kristján. Hasta que no hubiera un momento que exigiera convivencia, todos estarían en su asunto; le puse más vodka a Ellie.
-Te puedo hechizar las piernas en el peor de los casos- le dije con media sonrisa, obligado a terminarme el trago de un trago (valga la redundancia) para poder tener manos libres y aventurarnos a la pista.
Realmente la música moderna era simple. A veces pensaba en el montón de códigos y reglas de convivencia que las parejas en un baile tenían hace cien años, con pasos estrictos de baile y siempre cuidándose de cometer una inmoralidad como tocarle la mano a una señorita sin su consentimiento. Los códigos sociales se hacían más y más simples y sólo había que estar ahí, mover la cabeza con los beats electrónicos que se colaban hasta el mundo mágico y concentrarse en quien estaba enfrente. Era una semiveela un tanto demasiado guapa ¿Lo había mencionado ya?
-Más que bailar esto soy yo bailando a un lado de ti, pero vamos mejorando. Por supuesto que noté el cambio en ella. Había visto algo (a alguien, no era tan idiota como para no saber qué pasaba en esos casos) y me había quedado sin poder reaccionar cuando pasamos de un intento de baile a un disculpa pero no puedo estar aquí. Me quedé parado mirando cómo se dirigía a la salida e intenté notar qué era lo que le había molestado, pero mi vistazo al resto de la gente no me devolvía información alguna. Después de algunos minutos, seguro de que me quedaba sin pareja y no habría remedio, tuve qué actuar.
La seguí, qué iba a hacer si no.
-¿Ellie? ¿Pasó algo?- Claro que había pasado algo. Respiré profundo, debatiéndome entre dejarla en paz antes de que se sintiera peor o insistir… y esperar que no se sintiera peor -¿Quieres un cigarrillo? Yo no debería fumar, pero bah…
-Te puedo hechizar las piernas en el peor de los casos- le dije con media sonrisa, obligado a terminarme el trago de un trago (valga la redundancia) para poder tener manos libres y aventurarnos a la pista.
Realmente la música moderna era simple. A veces pensaba en el montón de códigos y reglas de convivencia que las parejas en un baile tenían hace cien años, con pasos estrictos de baile y siempre cuidándose de cometer una inmoralidad como tocarle la mano a una señorita sin su consentimiento. Los códigos sociales se hacían más y más simples y sólo había que estar ahí, mover la cabeza con los beats electrónicos que se colaban hasta el mundo mágico y concentrarse en quien estaba enfrente. Era una semiveela un tanto demasiado guapa ¿Lo había mencionado ya?
-Más que bailar esto soy yo bailando a un lado de ti, pero vamos mejorando. Por supuesto que noté el cambio en ella. Había visto algo (a alguien, no era tan idiota como para no saber qué pasaba en esos casos) y me había quedado sin poder reaccionar cuando pasamos de un intento de baile a un disculpa pero no puedo estar aquí. Me quedé parado mirando cómo se dirigía a la salida e intenté notar qué era lo que le había molestado, pero mi vistazo al resto de la gente no me devolvía información alguna. Después de algunos minutos, seguro de que me quedaba sin pareja y no habría remedio, tuve qué actuar.
La seguí, qué iba a hacer si no.
-¿Ellie? ¿Pasó algo?- Claro que había pasado algo. Respiré profundo, debatiéndome entre dejarla en paz antes de que se sintiera peor o insistir… y esperar que no se sintiera peor -¿Quieres un cigarrillo? Yo no debería fumar, pero bah…
Vincent Guérin-Lajoie- Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 20/12/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
Admitía que una parte de las boberías que hacía con Frances solían ser cerca de alguno de sus familiares. Era graciosísimo saber que Abner estaba odiando desde ya el hecho de que fuera su esposa, de que estuvieran haciendo el tonto en la universidad, y por qué no decirlo también, de que se hubieran reconciliado. Ya esperaba ese trago en la cara, y que Frances se limpiara en su traje (que por cierto no era el mismo con el que se iba al trabajo).
Por supuesto que notó cómo miraba a Crawford y si bien había tomado lo mejor de su discursito de advertencia, había sido una especie de estrategia para neutralizar sus intenciones. O sea, para que Frances siempre lo viera como un amigo que deseaba que fuera feliz con su esposo. Inofensivo. Respiró profundo y se sintió satisfecho, aunque imaginaba que después de su reacción con el islandés al menos Isabelle y David estarían esperando locuras de su parte en adelante.
No era la noche. No de las locuras asesinas. Besó a Frances como loco, sin secarse el rostro del trago dulce que le había echado.
-¿Qué? Yo te estaba pidiendo perdón por llenarte de merengue, no por otra cosa. Adelante, aún estás a tiempo le dijo volviéndola a besar. Sabía que Frances había tenido comportamientos absurdos y no estaría mal una disculpa pero honestamente le daba igual, por que esas cosas nunca eran absolutamente de un lado. Y él pudo ser más ecuánime (siempre podía ser más ecuánime) pero decidía no serlo por orgullo, tampoco era intachable ni por asomo.
-Mira cómo me dejaste. Ahora ya no podré ir con tu hermano a agradecerle la carta de recomendación, todo embarrado. Eres una tonta- le siguió diciendo, entre risas, subido de una especie de euforia después de haber sentido que iba a ir ahí a dejar las cosas sin remedio. Pero no. -¿De dónde sacaste este traje? Es espantoso- esta vez era él el que empezaba a tirarle la bebida desde arriba, en un chorro finito, como si nada, como si estuviera haciendo cualquier cosa.
Por supuesto que notó cómo miraba a Crawford y si bien había tomado lo mejor de su discursito de advertencia, había sido una especie de estrategia para neutralizar sus intenciones. O sea, para que Frances siempre lo viera como un amigo que deseaba que fuera feliz con su esposo. Inofensivo. Respiró profundo y se sintió satisfecho, aunque imaginaba que después de su reacción con el islandés al menos Isabelle y David estarían esperando locuras de su parte en adelante.
No era la noche. No de las locuras asesinas. Besó a Frances como loco, sin secarse el rostro del trago dulce que le había echado.
-¿Qué? Yo te estaba pidiendo perdón por llenarte de merengue, no por otra cosa. Adelante, aún estás a tiempo le dijo volviéndola a besar. Sabía que Frances había tenido comportamientos absurdos y no estaría mal una disculpa pero honestamente le daba igual, por que esas cosas nunca eran absolutamente de un lado. Y él pudo ser más ecuánime (siempre podía ser más ecuánime) pero decidía no serlo por orgullo, tampoco era intachable ni por asomo.
-Mira cómo me dejaste. Ahora ya no podré ir con tu hermano a agradecerle la carta de recomendación, todo embarrado. Eres una tonta- le siguió diciendo, entre risas, subido de una especie de euforia después de haber sentido que iba a ir ahí a dejar las cosas sin remedio. Pero no. -¿De dónde sacaste este traje? Es espantoso- esta vez era él el que empezaba a tirarle la bebida desde arriba, en un chorro finito, como si nada, como si estuviera haciendo cualquier cosa.
Tobias Alechinsky- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
Decidí que cualquier cosa que hiciera Tobias a partir de ese momento sería completamente racional y entendible de acuerdo a las normas de gente casada (y a que todos sabemos que el tipo está loco). En serio, si el tipo me hubiera roto la cara en ese mismo instante, habría pensado “Sí, Syd, la vedad es que te lo buscaste” ¿Y es que quién coño, en sus cinco sentidos, le dice a nadie que se quiere follar a su esposa?Si estuviera enterado de que hace relativamente poco había tratado de matar a Sveinsson, probablemente me hubiera metido mis palabras por el culo.
Pero contrario a lo que mis instintos me gritaban, no recibí un puñetazo de Tobias, ni un cabezazo, ni un varitazo, ni siquiera un jodido insulto es decir, absolutamente nada más que una sonora y aparentemente muy honesta risa que me dejó congelado a la espera de que no fuera más que una falsa máscara. No lo era, y no solo eso, sino que además me di cuenta que literalmente acababa de arreglar su matrimonio.
Me sentí tan confundido que ni siquiera entendí el comentario de la corbata, y me limité a asentir como un imbécil y retroceder un paso, mientras miraba de reojo a Frances y sentía que repentinamente el whiskey de Kristján surtía sus efectos.
¿Qué había pasado ahí? No era tan complejo, pero durante las siguientes horas le comenzaría a dar vueltas una y otra vez hasta entender que de hecho, acababa de hacer lo más correcto que cualquier amigo que se respete podía hacer por alguien, prácticamente por accidente. En todo mi vómito honesto, le había incluido a Tobias la certeza de que su esposa era acechada por uno y varios más sujetos entre los que muy estúpidamente me acababa de incluir, y él, muy hábilmente, lo había aprovechado para sacarme totalmente del camino. Un par de segundos y pum, tenías de vuelta a tu mujer y dejabas a Crawford fuera, dos pájaros de un tiro.
Sonreí nerviosamente hacia Frances, tratando de ocultar mi bloqueo mental y dándome la vuelta para literalmente caminar hacia cualquier parte. Poco a poco comenzaba a entender la ironía, y hasta solté una risa para mí mismo, incrédulo y al mismo tiempo enfurecido conmigo mismo. En el camino hacia ninguna parte me crucé con James y Ruby, a quienes no encontré más que sonreírles y soltarles una “Se ven bien”. Al final sí llegué a donde se encontraba David y Jasmine, casi de milagro.
-Sácame de aquí hombre. Luego puedes volver y bailar cuanto te plazca, pero te suplico que me aparezcas en cualquier puto lado, porque si yo lo intento voy a llegar sin dedos o sin cabeza-
Pero contrario a lo que mis instintos me gritaban, no recibí un puñetazo de Tobias, ni un cabezazo, ni un varitazo, ni siquiera un jodido insulto es decir, absolutamente nada más que una sonora y aparentemente muy honesta risa que me dejó congelado a la espera de que no fuera más que una falsa máscara. No lo era, y no solo eso, sino que además me di cuenta que literalmente acababa de arreglar su matrimonio.
Me sentí tan confundido que ni siquiera entendí el comentario de la corbata, y me limité a asentir como un imbécil y retroceder un paso, mientras miraba de reojo a Frances y sentía que repentinamente el whiskey de Kristján surtía sus efectos.
¿Qué había pasado ahí? No era tan complejo, pero durante las siguientes horas le comenzaría a dar vueltas una y otra vez hasta entender que de hecho, acababa de hacer lo más correcto que cualquier amigo que se respete podía hacer por alguien, prácticamente por accidente. En todo mi vómito honesto, le había incluido a Tobias la certeza de que su esposa era acechada por uno y varios más sujetos entre los que muy estúpidamente me acababa de incluir, y él, muy hábilmente, lo había aprovechado para sacarme totalmente del camino. Un par de segundos y pum, tenías de vuelta a tu mujer y dejabas a Crawford fuera, dos pájaros de un tiro.
Sonreí nerviosamente hacia Frances, tratando de ocultar mi bloqueo mental y dándome la vuelta para literalmente caminar hacia cualquier parte. Poco a poco comenzaba a entender la ironía, y hasta solté una risa para mí mismo, incrédulo y al mismo tiempo enfurecido conmigo mismo. En el camino hacia ninguna parte me crucé con James y Ruby, a quienes no encontré más que sonreírles y soltarles una “Se ven bien”. Al final sí llegué a donde se encontraba David y Jasmine, casi de milagro.
-Sácame de aquí hombre. Luego puedes volver y bailar cuanto te plazca, pero te suplico que me aparezcas en cualquier puto lado, porque si yo lo intento voy a llegar sin dedos o sin cabeza-
Syd Crawford- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 21/11/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
Sonrió a Syd y lo vio darse la vuelta. Por un segundo se sintió mal por haberle dicho que sí iba con él al baile y ahora dejarlo ir pero, si él mismo la había ayudado a arreglar ese desaguisado suponía que no tendría problema, ¿no? Le compensaría después invitándole unas cervezas o algo. Dejó de pensar en ello por el beso como loco de su esposo, que le regresó con un renovado entusiasmo rodeándolo por los hombros y medio riéndose por tener la cara toda embarrada. Le pegó por lo de la disculpas, pero luego lo hizo detenerse un minuto de sus locuras, le tomó la cara con ambas manos y trató de no reírse porque se veía ridículo con la cara toda pegajosa y un poco de merengue.
-Lo siento. Me he comportado como una idiota. Y lo siento de verdad. Perdóname, te amo. Te amo como una demente.
No era muy afecta a decirle “te amo” con esa honestidad, ni con esa –extraña-seriedad, la última vez que se lo había dicho había sido de modo irónico en aquella última pelea, pero sentía que valía la pena hacerlo en ese momento, y hacerlo bien. Nada de lo que había dicho había sido con una sola pizca de ironía, o de ganas de molestarlo.
-Tú eres el tonto y tú eres el horrendo, ¿¡qué diablos haces!?
Le gritó cuando le lanzaba la bebida sobre la cabeza como si nada. Soltó una carcajada y conjuró otro de los pasteles para estampárselo en la cara por completo. Luego le lamió la mejilla.
-Sí bueno, te reto a que vayas ahora mismo a decírselo. “Abner, muchas gracias, el empleo me va perfecto. Zelda, luces impactante esta noche”. Anda, te ves súper presentable.
Se burló antes de quitarle merengue de lo ojos y señalarle a su insufrible hermano, que si estaba viendo un poco de eso, seguramente querría suicidarse de vergüenza. O peor, matarla. Por cierto, moría por saber si el empleo no estaba ya quitándole la vida aunque solo llevara en él un par de días, pero estaba tan contenta que no iba a arruinar la cosas haciendo esa pregunta.
-Si no logras este reto meteré pastel en tus pantalones.
-Lo siento. Me he comportado como una idiota. Y lo siento de verdad. Perdóname, te amo. Te amo como una demente.
No era muy afecta a decirle “te amo” con esa honestidad, ni con esa –extraña-seriedad, la última vez que se lo había dicho había sido de modo irónico en aquella última pelea, pero sentía que valía la pena hacerlo en ese momento, y hacerlo bien. Nada de lo que había dicho había sido con una sola pizca de ironía, o de ganas de molestarlo.
-Tú eres el tonto y tú eres el horrendo, ¿¡qué diablos haces!?
Le gritó cuando le lanzaba la bebida sobre la cabeza como si nada. Soltó una carcajada y conjuró otro de los pasteles para estampárselo en la cara por completo. Luego le lamió la mejilla.
-Sí bueno, te reto a que vayas ahora mismo a decírselo. “Abner, muchas gracias, el empleo me va perfecto. Zelda, luces impactante esta noche”. Anda, te ves súper presentable.
Se burló antes de quitarle merengue de lo ojos y señalarle a su insufrible hermano, que si estaba viendo un poco de eso, seguramente querría suicidarse de vergüenza. O peor, matarla. Por cierto, moría por saber si el empleo no estaba ya quitándole la vida aunque solo llevara en él un par de días, pero estaba tan contenta que no iba a arruinar la cosas haciendo esa pregunta.
-Si no logras este reto meteré pastel en tus pantalones.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
Con @Vincent Guérin-Lajoie en la entrada
No había sido su intención hacer una salida dramática, de hecho trató de salir rápido y de una manera seria acomodándose uno de los pendientes del oído mientras pasaba cerca de donde estaban Zelda y Abner para evitar mirarlos. El corazón le estaba latiendo muy rápido y las mejillas se le pusieron rojas de simplemente aguantarse el coraje. Cuando estuvo tras las puertas del salón se llevó una mano al pecho respirando profundamente y luego, con ese mismo vacio que se le había creado en el estomago fue hacia la puerta principal para sentir el frio de la noche.
Aquello la había descolocado, no era por que Zelda hubiese entrado de la mano de Abner o por que pensara que hubiese algo entre ambos (ni siquiera sabía que se conocían) era porque en su mente ya todo se había vuelto una maraña de malos entendidos en los que aquél la había llevado ahí simplemente para hacer sentir mal a Ellie por no querer hablarle ni verlo en los días siguientes, o porque simplemente la prefería de alguna manera. Ella no pensaba que Zelda hubiese sido la que lo llevó ahí, para ella Zelda era una santa o una ingenua que solamente se había dejado llevar.
De una u otra manera sentía que necesitaba coraje para volver a entrar al comedor y seguir con aquello del baile perfecto, necesitaba más alcohol y en efecto necesitaba un cigarrillo. Estaba buscando uno en su bolsa cuando se dio cuenta que Vincent venia tras ella preocupado porque lo hubiese dejado así, había sido una grosería y ella lo sabía, pero necesitaba recomponerse.
Esta todo bien, solamente detesto a ese sujeto y no quería estar cerca de él – Lo decía por Alfred quién había llegado con ellos justo antes de que Ellie saliera del lugar. Cualquiera que conociera un poco al mayor de los Mayer podía corroborar que era un imbécil, aun que ese imbécil en realidad era su amigo ahora le servía de excusa.
Solo uno, tampoco quiero ser la culpable de que baje tu condición física… - Le sonrió un poco más tranquila. Él no tenía la culpa de las cosas que estuviesen pasando en su vida y sus arranques de enojo. Le recibió el cigarro y esperó para que la ayudara a encenderlo, le dio una calada y luego se recargó sobre la pared de la entrada manteniendo el cigarrillo cerca de sus labios. – No quise hacerte que salieras de la fiesta. Lo estabas pasando muy bien, se te dan los dotes de bailarín.
No había sido su intención hacer una salida dramática, de hecho trató de salir rápido y de una manera seria acomodándose uno de los pendientes del oído mientras pasaba cerca de donde estaban Zelda y Abner para evitar mirarlos. El corazón le estaba latiendo muy rápido y las mejillas se le pusieron rojas de simplemente aguantarse el coraje. Cuando estuvo tras las puertas del salón se llevó una mano al pecho respirando profundamente y luego, con ese mismo vacio que se le había creado en el estomago fue hacia la puerta principal para sentir el frio de la noche.
Aquello la había descolocado, no era por que Zelda hubiese entrado de la mano de Abner o por que pensara que hubiese algo entre ambos (ni siquiera sabía que se conocían) era porque en su mente ya todo se había vuelto una maraña de malos entendidos en los que aquél la había llevado ahí simplemente para hacer sentir mal a Ellie por no querer hablarle ni verlo en los días siguientes, o porque simplemente la prefería de alguna manera. Ella no pensaba que Zelda hubiese sido la que lo llevó ahí, para ella Zelda era una santa o una ingenua que solamente se había dejado llevar.
De una u otra manera sentía que necesitaba coraje para volver a entrar al comedor y seguir con aquello del baile perfecto, necesitaba más alcohol y en efecto necesitaba un cigarrillo. Estaba buscando uno en su bolsa cuando se dio cuenta que Vincent venia tras ella preocupado porque lo hubiese dejado así, había sido una grosería y ella lo sabía, pero necesitaba recomponerse.
Esta todo bien, solamente detesto a ese sujeto y no quería estar cerca de él – Lo decía por Alfred quién había llegado con ellos justo antes de que Ellie saliera del lugar. Cualquiera que conociera un poco al mayor de los Mayer podía corroborar que era un imbécil, aun que ese imbécil en realidad era su amigo ahora le servía de excusa.
Solo uno, tampoco quiero ser la culpable de que baje tu condición física… - Le sonrió un poco más tranquila. Él no tenía la culpa de las cosas que estuviesen pasando en su vida y sus arranques de enojo. Le recibió el cigarro y esperó para que la ayudara a encenderlo, le dio una calada y luego se recargó sobre la pared de la entrada manteniendo el cigarrillo cerca de sus labios. – No quise hacerte que salieras de la fiesta. Lo estabas pasando muy bien, se te dan los dotes de bailarín.
Ellie Morgan- Mensajes : 216
Fecha de inscripción : 22/11/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
-Cálmate, tienes un ataque psicótico-
Lo dijo antes de empezar a reírse y volver a besarla, metiendo las manos entre su cabello. De reojo notaba que Syd se iba, y en su puro orgullo ególatra supo que había sabido ganar ese jodido juego de ajedrez que había estado tan cerca de perder si no se controlaba, tal vez. O tal vez lo que decía era cierto y nadie más que él mismo era una amenaza para joder su matrimonio. Le gustaba pensar que había algo de ambas. Algo de estrategia y algo de sinceridad. Tomó la cara de Frances con las manos.
-No, yo soy aquí el que te ama. Cállate ya- le dijo antes de fruncir el ceño por el resto del pastel que terminaba de embarrarle. Estaba seguro que pronto los decanos irían a decirles que dejaran de desperdiciar la comida o de ensuciar el piso, cualquier cosa, como si tuvieran quince años. Los retos de Frances solían ser órdenes, no tanto por querer humillarlo sino por que siempre proponía cosas a las que no podía negarse.
Le encantaba la idea de ir ahí con Abner.
Realmente, si lo pensaba, temía por su trabajo recién adquirido, por el futuro de sus hijos, sus prestaciones en el Ministerio y todo lo que implicaba ser un adulto, padre de tres, un hombre de familia. Pero siempre había sido desobediente. Con toda la seriedad que era capaz de juntar -que era mucha, por que curiosamente era buen actor- caminó hasta donde estaba abner con su traje impoluto, que no había servido para ningún funeral, y claro, su pareja, Zelda, bien vestida, amable, casi haciéndose reverencias uno a otro, en esa cordialidad de quien es demasiado educado y no se atreve a ser quien es, o se ha olvidado entre tanta norma y tanta estupidez.
-Cuñado, qué sorpresa verte por aquí. Sólo quiero agradecerte que hayas enviado esa carta de recomendación, tus sobrinos tendrán un futuro mejor- le dijo a Abner, solemne, sin poder decir que estaba siendo hipócrita. Le decía la pura verdad -Frances te manda esto- Y claro, le pasó la mano untada de merengue por la cara. Podría matarlo, claro que sí. Él lo haría.
Lo dijo antes de empezar a reírse y volver a besarla, metiendo las manos entre su cabello. De reojo notaba que Syd se iba, y en su puro orgullo ególatra supo que había sabido ganar ese jodido juego de ajedrez que había estado tan cerca de perder si no se controlaba, tal vez. O tal vez lo que decía era cierto y nadie más que él mismo era una amenaza para joder su matrimonio. Le gustaba pensar que había algo de ambas. Algo de estrategia y algo de sinceridad. Tomó la cara de Frances con las manos.
-No, yo soy aquí el que te ama. Cállate ya- le dijo antes de fruncir el ceño por el resto del pastel que terminaba de embarrarle. Estaba seguro que pronto los decanos irían a decirles que dejaran de desperdiciar la comida o de ensuciar el piso, cualquier cosa, como si tuvieran quince años. Los retos de Frances solían ser órdenes, no tanto por querer humillarlo sino por que siempre proponía cosas a las que no podía negarse.
Le encantaba la idea de ir ahí con Abner.
Realmente, si lo pensaba, temía por su trabajo recién adquirido, por el futuro de sus hijos, sus prestaciones en el Ministerio y todo lo que implicaba ser un adulto, padre de tres, un hombre de familia. Pero siempre había sido desobediente. Con toda la seriedad que era capaz de juntar -que era mucha, por que curiosamente era buen actor- caminó hasta donde estaba abner con su traje impoluto, que no había servido para ningún funeral, y claro, su pareja, Zelda, bien vestida, amable, casi haciéndose reverencias uno a otro, en esa cordialidad de quien es demasiado educado y no se atreve a ser quien es, o se ha olvidado entre tanta norma y tanta estupidez.
-Cuñado, qué sorpresa verte por aquí. Sólo quiero agradecerte que hayas enviado esa carta de recomendación, tus sobrinos tendrán un futuro mejor- le dijo a Abner, solemne, sin poder decir que estaba siendo hipócrita. Le decía la pura verdad -Frances te manda esto- Y claro, le pasó la mano untada de merengue por la cara. Podría matarlo, claro que sí. Él lo haría.
Tobias Alechinsky- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
A eso iba David al baile, a besar a Jasmine todo lo que pudiera, a bailar con ella y si tenía suerte, a encontrar a alguien que les diera alcohol para emborracharse un poco. Era padre soltero pero seguía deseando hacer ese tipo de cosas de vez en cuando. Por eso todas las estrellas parecían alinearse correctamente cuando encontraron a Isabelle y les dio de su whisky. Estaba tan bien tomando a Jasmine de la cintura y echando vistazos de vez en cuando a la pierna que se asomaba por la abertura, deseando pasarle la lengua cuan larga era (y a punto de comunicárselo) que no habría notado la llegada de Tobias de no ser porque Isabelle se puso nerviosa.
David desvió la mirada hacia Syd-Tobias-Frances y la mantuvo ahí fija durante unos segundos. No sabía qué había estado pensando Alechinsky la otra noche pero David quería confiar en que las circunstancias no le permitirían hacer otra estupidez. Además Syd no era el islandés. Apretó más la cintura de Jasmine y se decidió a cambiar el tema, aunque no dejaba de mirar la escena de reojo.
-Yo sí voy a querer de ese whisky. Isabelle, ¿vas a bailar conmigo esta noche? Tienes qué, es tu deber.-Quería distraerla, que no pensara que Tobias era un asesino potencial porque David sabía que no lo era, la otra noche solamente había sido muy difícil para él. No iba a pasar ninguna locura ahí, estaba seguro. Vio a Syd caminar hasta ellos y estuvo a punto de saludarlo hasta que tuvo que volver sobre sus pasos para encarar los gritos de Tobias.
-Además Jasmine es pésima bailarina.-Lanzó la broma antes de besar a Jasmine en la mejilla y estrecharla contra él. Frances estaba ahí y David quiso sentirse tranquilo por eso aunque luego lo pensó mejor. A veces eran detonadores el uno del otro para sus bombas interiores, lo que tampoco quería decir nada bueno. Estúpido Tobias, ¿por qué tenía que estarse preocupando por esas cosas en un jodido baile solo porque anoche había perdido la cabeza?
Volvió a mirar hacia la escena. Frances y Tobias se besaban como idiotas y Syd de nuevo iba hacia ellos pero con cara de funeral. David no necesitaba ser un gran hombre sensible para entender esa cara de perdido, medio ebrio, medio jodido. Miró a Jasmine con cara de gravedad y dio unas palmadas a Syd en la espalda. -Si vuelvo y las encuentro bailando juntas me las van a pagar.-Les dijo a Jasmine y a Isabelle. Besó a Jasmine en los labios y le prometió que regresaría pronto, la pelirroja seguro también entendía el contexto de todo.
-Vamos, eres un idiota.-No quería ponerse en ese plan de padre regañón pero lo hizo. No podían aparecerse ahí, pero sí hacer un traslador con los objetos dispuestos para ello afuera del comedor.-Te llevaré a mi departamento porque no sé llegar al tuyo. Y tienes que dejar de tomar este whisky de dos knuts que a Sveinsson le gusta cargar.-Syd era su amigo y David lo apreciaba bastante, lo suficiente como para entender lo que pasaba sin que fuera necesario preguntarle y lo suficiente como para ni siquiera atreverse a hacerlo para no remover nada. Tomaron el traslador para sacarlo de ahí.
David desvió la mirada hacia Syd-Tobias-Frances y la mantuvo ahí fija durante unos segundos. No sabía qué había estado pensando Alechinsky la otra noche pero David quería confiar en que las circunstancias no le permitirían hacer otra estupidez. Además Syd no era el islandés. Apretó más la cintura de Jasmine y se decidió a cambiar el tema, aunque no dejaba de mirar la escena de reojo.
-Yo sí voy a querer de ese whisky. Isabelle, ¿vas a bailar conmigo esta noche? Tienes qué, es tu deber.-Quería distraerla, que no pensara que Tobias era un asesino potencial porque David sabía que no lo era, la otra noche solamente había sido muy difícil para él. No iba a pasar ninguna locura ahí, estaba seguro. Vio a Syd caminar hasta ellos y estuvo a punto de saludarlo hasta que tuvo que volver sobre sus pasos para encarar los gritos de Tobias.
-Además Jasmine es pésima bailarina.-Lanzó la broma antes de besar a Jasmine en la mejilla y estrecharla contra él. Frances estaba ahí y David quiso sentirse tranquilo por eso aunque luego lo pensó mejor. A veces eran detonadores el uno del otro para sus bombas interiores, lo que tampoco quería decir nada bueno. Estúpido Tobias, ¿por qué tenía que estarse preocupando por esas cosas en un jodido baile solo porque anoche había perdido la cabeza?
Volvió a mirar hacia la escena. Frances y Tobias se besaban como idiotas y Syd de nuevo iba hacia ellos pero con cara de funeral. David no necesitaba ser un gran hombre sensible para entender esa cara de perdido, medio ebrio, medio jodido. Miró a Jasmine con cara de gravedad y dio unas palmadas a Syd en la espalda. -Si vuelvo y las encuentro bailando juntas me las van a pagar.-Les dijo a Jasmine y a Isabelle. Besó a Jasmine en los labios y le prometió que regresaría pronto, la pelirroja seguro también entendía el contexto de todo.
-Vamos, eres un idiota.-No quería ponerse en ese plan de padre regañón pero lo hizo. No podían aparecerse ahí, pero sí hacer un traslador con los objetos dispuestos para ello afuera del comedor.-Te llevaré a mi departamento porque no sé llegar al tuyo. Y tienes que dejar de tomar este whisky de dos knuts que a Sveinsson le gusta cargar.-Syd era su amigo y David lo apreciaba bastante, lo suficiente como para entender lo que pasaba sin que fuera necesario preguntarle y lo suficiente como para ni siquiera atreverse a hacerlo para no remover nada. Tomaron el traslador para sacarlo de ahí.
David Finnerty- Mensajes : 88
Fecha de inscripción : 21/11/2014
Re: ::: Baile de Navidad :::
Pasar el tiempo con Aislynn siempre era entretenido, era muy agradable y tenía esa risa fácil que a uno lo relajaba, aunque con semejante culto a Abner Burroughs cómo no reírse. Ya sabía que acababa de ver a James porque estaba justamente frente a ellos, conocía de sobra esa historia pero no le hizo ningún comentario porque ella tenía todo el derecho de amarlo en secreto, además si es que alguna vez tenía una posibilidad con ella no quería arruinarla convirtiéndose en su paño de lágrimas.
La dejó por unos segundos para ir por su bebida, la mesa estaba sólo a unos metros de ella así que no tardó demasiado, para él trajo un gin tonic y pasó un brazo detrás de sus hombros cuando le dijo aquello de que debería disculparse. Wildenstein conocía a las semiveelas y aunque le mostrase heridas de guerra no sería una excusa lo suficientemente buena, así eran ellas, hermosas y tremendamente temperamentales. Quitó el brazo para brindar con ella y buscó con la mirada a Zelda,
-No quiero que me malinterpretes, amo a las semiveelas y Zelda es extraordinaria, pero tienen un carácter terrible. Sólo porque eres así de dulce sé que no eres semiveela.-claro, que lo escuchase Zelda e iba a acabar con un par de cachetadas bien dadas y probablemente con un testículo menos. No era un temor de aquellos que te hielan la sangre pero no quería ser parte de un regaño público, le molestaban a sobremanera esos circos.-
No creía que fuesen a haber espectáculos vergonzosos porque para cuando ubicó a la semiveela estaba más que cómoda con Abner Burroughs, ojalá que con el verdadero y no uno de los que podían estar pululando por ahí. Podía ser que hubiese sido sólo porque aparentemente él la plantó pero por orgulloso prefirió evitarla por un momento, aparentemente lo estaba pasando suficientemente bien.
No recordaba si había escuchado ya algo pero cuando comenzó a sonar Glenn Frey todos parecían estar poseídos por un loco impulso de ir a bailar, realmente él no era el mayor fanático de Frey pero tampoco iba a ponerse exquisito. Apresuró su bebida y dejó de ver a Zelda, si bien seguía sin ganas de bailar por lo menos parecía que la música le había acelerado el pulso.
-Tienes dos opciones. O vamos a ver a Zelda y su nueva pareja juntos o bailamos. Quedo a tu entera disposición, ambas opciones me parecen igual de petrificantes así que ni se te ocurra tomar en cuenta mi opinión.
La dejó por unos segundos para ir por su bebida, la mesa estaba sólo a unos metros de ella así que no tardó demasiado, para él trajo un gin tonic y pasó un brazo detrás de sus hombros cuando le dijo aquello de que debería disculparse. Wildenstein conocía a las semiveelas y aunque le mostrase heridas de guerra no sería una excusa lo suficientemente buena, así eran ellas, hermosas y tremendamente temperamentales. Quitó el brazo para brindar con ella y buscó con la mirada a Zelda,
-No quiero que me malinterpretes, amo a las semiveelas y Zelda es extraordinaria, pero tienen un carácter terrible. Sólo porque eres así de dulce sé que no eres semiveela.-claro, que lo escuchase Zelda e iba a acabar con un par de cachetadas bien dadas y probablemente con un testículo menos. No era un temor de aquellos que te hielan la sangre pero no quería ser parte de un regaño público, le molestaban a sobremanera esos circos.-
No creía que fuesen a haber espectáculos vergonzosos porque para cuando ubicó a la semiveela estaba más que cómoda con Abner Burroughs, ojalá que con el verdadero y no uno de los que podían estar pululando por ahí. Podía ser que hubiese sido sólo porque aparentemente él la plantó pero por orgulloso prefirió evitarla por un momento, aparentemente lo estaba pasando suficientemente bien.
No recordaba si había escuchado ya algo pero cuando comenzó a sonar Glenn Frey todos parecían estar poseídos por un loco impulso de ir a bailar, realmente él no era el mayor fanático de Frey pero tampoco iba a ponerse exquisito. Apresuró su bebida y dejó de ver a Zelda, si bien seguía sin ganas de bailar por lo menos parecía que la música le había acelerado el pulso.
-Tienes dos opciones. O vamos a ver a Zelda y su nueva pareja juntos o bailamos. Quedo a tu entera disposición, ambas opciones me parecen igual de petrificantes así que ni se te ocurra tomar en cuenta mi opinión.
George Wildenstein- Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 13/12/2014
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