Cuidado con la Bludger

Aun que sonara de lunáticos, él no tenia ese miedo al señor oscuro, pero había sido principalmente porque no le tocó estar en primera fila contra todos esos fanáticos que lo seguían de una manera casi religiosa. Si había sentido por otro lado la discriminación y podía decirse una persona afortunada porque su vida no hubiera quedado trunca bajo el yugo de los puristas. Entendía sin embargo lo que había significado la época oscura para muchos, perdida de personas que querían principalmente. No habló más al respecto de eso e incluso fingió que Frances en verdad lo empujaba al agua y metió la cabeza completamente saliendo momentos después con el cabello sobre el rostro.

Yo estoy bien, pero si sería buena una burbuja de esas, que tal si me ataca un hipocampo? Moriría inmediatamente, anda conjúramela o mejor lo hago yo mismo. Aun que pareciera que solamente se andar en escoba, también tengo otros dotes mágicos, verás…

Se quitó el cabello del rostro y vio a Frances que ya estaba metida en el agua. Se le quedó viendo unos momentos de manera disimulada pero solamente por como la camisa se le pegaba al cuerpo, anda del otro mundo. Sacó la varita y se conjuró él mismo un casco burbuja antes de en verdad adentrarse en el agua. Podía ver una luz que efectivamente iluminaba parte del fondo del lago. Esperó a que ella también se sumergiera bien y luego le hizo una seña con la mano para que lo siguiera.

Esa noche era por mucho la más extraña que había tenido en mucho tiempo, primero por Frances en si, por la lesión en el hombro, las cervezas y ahora los hipocampos. Si terminaban encontrando alguna tontería como el nodo mágico de Brigantia ya no se sorprendería tanto, hasta le parecería gracioso.

Vió unas algas cerca de él y de una manera disimulada se las lanzó a Frances bajo el agua. Quería que le dieran cosquillas, estaba comportándose como un niño y lo sabía, no le importaba.

Le dio mucha risa que en verdad Frances se sorprendiera por la cosa de las algas. Su carcajada también salió como algunas burbujas que flotaron hasta la superficie del lago, no le sorprendió en absoluto que la chica fuera hacia él tras darse cuenta de la farsa para cobrar venganza, por eso la dejo treparse sobre él y fingió ser empujado con más fuerza de la que de verdad había sido empujado al principio. Igual no podía haberse defendido, con una mano sujetaba aun su varita que tenía un lumus encendido en la punta. Si bien las cosas brillantes del fondo del lago no los tenían a oscuras, él no era de los que se confiaba que fueran a mantenerlos alumbrados lo suficiente.

Él asintió a sus señas después de jugar a hacerse la victima por el empujón de Frances y se dirigió hacia las luces junto con ella. Dudó sin embargo cuando se acerco cada vez más, aun no podía distinguir qué era eso que irradiaba la luz, pero no le dio tampoco mucha seguridad que se alejara de ellos mientras más cerca los sentía. ¿Qué tal si no eran hipocampos y era alguna otra criatura del lago que no estaba archivada? Tampoco es que él conociera al cien por ciento la clase de criaturas que andaban por esas aguas y, la verdad si se preocupo un poco por la tontería de seguirlo, tal vez porque la borrachera ya se le estaba pasando.

Para el caso decidió que lo mejor era que se fueran de ahí antes de que se adentraran más profundo y algo los jalara y se los comiera, tampoco quería ser el culpable de que algo se comiera a Frances, aun que en esos momentos ya no la estaba viendo como a esa madre de familia abnegada, había vuelto ser la jovencilla que le hacía explotar los calderos en la escuela. No le dijo nada y la tomó por la cintura con fuerza para sacarla a la superficie, sabía (por que la conocía) que se iba a enojar, pero daba igual. Salió con ella cuidándose de sus pataleos y forcejeos y en cuanto salió el casco burbuja que se había conjurado desapareció haciendo plop.

¡¿Estás segura que eso eran hipocampos?! Parecía más bien algo que nos estaba llevando a la muerte, me debes la vida. – Bromeó soltándola lentamente. Luego se llevo las manos al rostro haciéndose el cabello hacia atrás y simplemente flotando ahí por que si. La ropa le pesaba, el idiota se había metido con todo y pantalón y camisa.

No era su intención comenzar a manosearla bajo el agua ni nada de eso. Él respetaba aun que no pareciera, era un hombre de bien que sabia que cuando una mujer no estaba libre simplemente no estaba libre, pero Frances se había acercado a él y el contacto era inevitable, además tampoco es que se hubiese aprovechado de ella ni nada así que le regresó el agua cuando se la arrojó y luego fue hacia ella.

Oye, si hubiera querido manosearte en la escuela lo hubiera hecho, pero soy un hombre de bien ¿Qué no ves? – Le dijo bromeando. Luego se rió cuando no supo pronunciar bien el nombre de Sira. A la pobre chica quién había sido su primer novia en la escuela le había tocado pasar por muy malos momentos, pues al estar con él inmediatamente se volvió blanco seguro de las bromas y malas pasadas de Frances. Nada muy bueno en verdad.

Pero que dices, si la pobre Sira tenía miedo cada vez que te veía entrar a un salón, nunca supe si era por ti en general o porque siempre nos explotabas los calderos, creo que le quedaron traumas y por eso ahora estudia para ser Auror, quiere librar al mundo de gente malvada como tu – Seguía bromeando y también se acercó a la orilla, él si dudó un poco entre sí salir rápido o no del agua. Hacia un frio del demonio y ahí estaba calientito.

Frances… ¿Habría tenido alguna oportunidad? No es que importe en estos momentos. Solamente que es una cosa que siempre me he preguntado. Si te hubiera pedido salir conmigo en la escuela ( y finjamos que no tuvieras a todos esos psicópatas tras de ti) ¿Habrías salido conmigo o simplemente me odiabas? Dime la verdad. - Seguía hablando medio en broma aun que era enserio lo que le preguntaba. Como él decía, no importaba, pero siempre quiso saber el “qué hubiera pasado si”.

Tal vez era la noche o la adrenalina de haberle dicho todo lo que siempre había sentido por Frances pero sus palabras lo elevaron al cien. No es que esperara que dejara a sus hijos y esposo y se fuera a vivir con él a una mansión en Francia ni nada de eso pero sus declaraciones lo animaron e irremediablemente puso una sonrisa boba en el rostro y se acerco a donde ella estaba colocándose a un lado, sin salir del agua (que estaba tibia). Guardó silencio unos segundos y luego ahora si soltó una risa boba para luego voltear a verla.

Siempre pensé que me odiabas como muchos de los Slytherins, aun que sabía que tu no eras igual que ellos. Muchas veces Jasmine me decía que me olvidara de todo por que eras una loca y que si me declaraba me ibas a tirar los dientes de un golpe, creo que Sira siempre supo que estaba locamente enamorado de ti y por eso también aguantaba tus maltratos, todo era una cadena de perdición que pude haber evitado… ¿pero ya es muy tarde para arrepentirse, verdad?

Mientras hablaba se recargó sobre la barra y bajo el agua acarició suavemente la pierna de francés hasta llegar a donde el agua ya no la cubría. La vio a los ojos pero había algo más en ellos, decisión. Era ese momento en que podía decidir entre dejar las cosas como estaban o avanzar un paso más, sacarse la espina de lo que sería estar con ella en realidad aun que solamente fuera momentáneo y aun que ella lo rechazara y lo odiara por siempre. Podía con ello. Se alzó colocándose entre sus piernas y la tomó del cuello para plantarle nuevamente un beso, esta vez más invasivo que los anteriores, mientras con la mano libre subía por una de sus piernas hasta llegar al muslo, ahí donde la camiseta mojada comenzaba a escurrir por su piel.

El beso iba bien (o eso creía) hasta que sintió los dientes de Frances morderlo y aun que le dolió no se separo de ella, al contrario la sujetó más fuerte de la cintura hasta que esta se separó de él y le dio ese golpe. Le dolió sí, pero lo dejó pasar aun que ella se fuera sobre él al agua nuevamente. Fueron solamente unos segundos en los que tuvo tiempo de tomar aire antes de que la mujer psicópata se lanzara sobre él y lo hundiera en el agua. Afortunadamente James tenía la suficiente condición como para aguantar bien los primeros segundos, luego trató de tomarla de la cintura o los pies para que lo dejara salir nuevamente a la superficie. Al final lo hizo y él salió tosiendo y riéndose como loco.

¿Tenía que intentarlo no? Tendría que estar algo loco para que me gustaras, si no no funcionan las cosas. – Le gritó y luego sacudió la cabeza salpicándola con el agua fría. Esperó a que ella llegara a la orilla y luego fue hacia ella nuevamente. Se tocó el labio donde ella lo había mordido, pero en lugar de enfadarse o lo que fuera, volvió la risa tonta de borracho que no le importa nada y la lengua se le suelta.

Oh vamos, no es como que hubieses roto tus votos matrimoniales, solo fue un beso, no te pedí que huyeras conmigo a otro país… - Salió del agua esta vez y sintió el frio del ambiente. Ya no iba a acercarse a Frances para intentar nada más (al menos eso creía), al contrario, tomó la chamarra que antes tenía la chica y se la puso sobre los hombros.

Fue la emoción del momento, tú sabes, la expectativa de que algo fuera a tragarnos y no tuviéramos un mañana. Acéptalo, habrías hecho lo mismo ¿Quieres otro cigarrillo? – Tomó su varita y se lanzó un conjuro para secarse la ropa, al menos los pantalones para que no le pesaran horrores en lo que tomaba la caja de cigarrillos de la chamarra (que ahora tenía Frances) y luego encendió uno.

No dudaba que las amenazas de Frances hacia cualquiera que se atreviera a tocar a su señor esposo fueran ciertas, siempre había sido alguien temeraria y sobretodo aterradora cuando se trataba de amenazar a otros. Él lo sabía muy bien, había tenido que vivir con sus amenazas todo Hogwarts y hoy a la fecha la consideraba un poco más letal incluso por aquello de ser madre, eso cambiaba a cualquiera.

Le extendió el cigarrillo y encendió el suyo, eran dos en la noche pero sentía que podía permitírselos, exhaló el humo y escucho decirle que debía haberla invitado a salir. Podía haberlo hecho, en algún momento de la vida entre que estaba saliendo con aquel joven loco o antes de que estuviera embarazada, pero él hubiera no existía.

-Habrían sido los mejores Blue-Burroughs de la historia, ya sabes, nuestros hijos – Se tomó un tiempo pensando lo de las rubias y al final solamente hundió los hombros como para decir “Ya qué”. – Las castañas me han lastimado demasiado, ¿Qué puedo decir? Ahora pruebo suerte con las rubias, aun que las pelirrojas tampoco están mal.

No se sorprendió cuando le dijo que había cambiado, en efecto lo había hecho y lo sabía, no por alardear de alguna manera, pero las situaciones que rodearon su adolescencia lo hicieron madurar de una manera rápida. Porque si, era un joven maduro y responsable aun que no lo pareciese, solamente era muy alegre con varias cervezas arriba. Él se acercó otra vez a Frances, pero esta vez para sentarse en la orilla, donde aun no llegaba el agua y no había lodo. Su mirada estaba en el lago frente a ellos.

Podría decirse que hubo tres cosas en mi vida que me hicieron cambiar. Todos tenemos nuestros fantasmas, estoy seguro que tu también tienes los tuyos. – Luego le dio otra calada al cigarro y volteo su mirada hacia ella- Hagamos algo, dime un momento de tu vida que te haya marcado completamente, que hubiese cambiado tu vida. No se valen cosas obvias como tus hijos o cuando firmé mi contrato de Quidditch, no… algo que yo no sepa. A cambio te diré algo mío.

Todo el mundo tenía esa clase de momentos decisivos en la vida, esos que no solamente te marcan si no que dejan una huella y cambian tu vida completamente. No es que no quisiera saber sobre los hijos de Frances y lo mucho que debió significar dejar cosas por tenerlos o atenderles, sin embargo eso era algo muy implícito, un hijo no es cualquier cosa y había que sacrificar casi la vida misma por estar con ellos. Lo que James quería saber es si es que en algún momento algo más allá de ella le hubiese hecho cambiar de la jovencilla que era en Hogwarts a lo que en esos momentos se había convertido. No era difícil imaginar que hubiese perdido a alguien en la guerra, todo el mundo había perdido a muchos alguien, la diferencia era él como había ocurrido.

La escucho atentamente dándole otra calada al cigarro y asintiendo con la cabeza como si de alguna manera la entendiera. No podía saber cuán difícil había sido para ella, pero la comprendía. Perder a alguien no era algo fácil.

-Hizo un cambio – Lo dijo sin más volteando a verla- Su muerte. Nunca será olvidado te lo aseguro. – Tal vez él no conocía muy bien a Ewan, pero estaba seguro que su muerte así como la de muchos otros magos habían significado mucho para el mundo mágico. El simplemente suspiró y se arqueo hacia adelante para recargar los codos sobre sus rodillas.

Tenía una hermana, ella era completamente muggle desde los pies hasta la cabeza. Era solo un par de años menor que yo, su nombre era Alice. – Desde el momento en que comenzó a hablar de ella en pasado era más que obvio hacia donde iba la conversación, pero se tomó el tiempo necesario para pensar las palabras.- Éramos muy unidos, aun y cuando yo era un mago y ella no. Le gustaba mucho escuchar historias sobre Hogwarts y esa niña ridícula llamada Frances Burroughs que siempre estaba lanzándome cosas en el colegio. Ella era todo para mi, mi familia directa… Es decir, uno tiene a sus padres, pero un hermano siempre está ahí entendiendo las cosas a tu modo, al menos así era Alice… - Hizo una pausa y se quedo mirando hacia el cigarrillo.- Cuando cumplió catorce comenzó a enfermarse cada vez más, lo más simple la tiraba en cama durante semanas. No sé si recuerdas que durante un tiempo no estuve en el colegio, no creo que lo hagas, fue cuando todo estalló, cuando tiraron la torre de Ravenclaw y esas cosas… Estuve con ella pues le habían detectado cáncer linfático, es algo que afecta el sistema inmunológico del cuerpo. ¿Qué fortuna verdad? En los peores años, cuando la guerra estaba estallando y magos siendo asesinados, yo estuve encerrado en el mundo muggle viendo como la única persona que me importaba en el mundo moría sin remedio en la cama de un hospital, sin que yo pudiera luchar o hacer algo al respecto…

Hubo una pausa en su voz, James contenía mucho sus emociones aun que hablara referente a su hermana. Lanzó la colilla del cigarro al lago, entre frustrado y molesto - Durante un tiempo odié la magia en verdad, odie que hubiese magos matándose los unos a los otros por ridiculeces como la sangre y por eso partí hacia Alemania, así, sin nada más. Me tomó un tiempo recuperarme pero lo logré. Ahora siento que lo que hago es porque ella hubiese querido que así fuera…

Levantó el rostro para ver a Frances y le sonrió de medio lado – Vamos, di la segunda…

Él no creía que todo eso fuera una fortuna, en lo absoluto. Su vida no tenía nada de afortunado ni siquiera en aquella parte de su historia. Él sentía que podía haber visto morir a cualquiera pero que fuera Alice quién día a día fuera consumida por esa terrible enfermedad en realidad había sido muy duro. James pasaba el cigarrillo entre sus dedos simplemente escuchándola, tenía razón en muchas de las cosas que decía. Ellos siempre estaban ahí.

-Se aprende a vivir con ello, así somos los seres humanos y eso es independiente del tipo de sangre que tengas en las venas… - Le sonrió de manera cansina. No tenía muchas palabras de consuelo porque él sentía que toda la palabrería que le habían soltado a él en verdad no funcionaba. Nadie podía entender el sentimiento de pérdida, todo era diferente para cada uno, cada quién vivía su duelo de manera distinta.

Claro que le hablaba de ti, desde el primer año que te vi en Hogwarts ella supo quién eras y todo lo que hacías. Alice siempre fue una chica muy avispada para su edad, como te digo solo era un par de años menor que yo. Le gustaba mucho saber del mundo mágico y de las clases que tomaba en Hogwarts, ella me contaba de su colegio y yo del mío. Siempre dijo que si algún día llegaba a conocerte te iba a golpear en la espinilla por aquella vez que hiciste explotar mi caldero. Era una hermana muy celosa y nunca estuvo de acuerdo en que alguien me gustara tanto como tú.

No mentía, en realidad siempre había hablado de Frances con Alice por que le contaba todo de la escuela y no había persona en el mundo con quién él tuviera tanta confianza como con su hermana menor. Incluso mientras estaba enferma y él tenía que cuidarla, seguía contándole historias del mundo mágico y como es que no debía preocuparse por el futuro que él pudiese tener….

La extrañaba, siempre extrañaba a Alice y cada vez que la recordaba un hueco se hacía cada vez más grande en su pecho. Fumó una calada al cigarrillo aun que seguía teniendo esa sonrisa que parecía jamás desaparecer de su rostro.

¿Y tu? ¿Por qué te gustaba el loco de Ewan? Me contaron que una vez se cortó su propia oreja. Jamás lo comprendí. Anda dime un poco más y ya deja de desviar el tema, dime tu segunda confesión

Claro que se aprendía a vivir con eso. Frances no necesitaba palabras de consuelo ya, lo que necesitaba era amor, comprensión y ternura. O al menos sólo la parte de la comprensión, un entendimiento silencioso que parecía ocurrir nada más entre los hijos de la desgracia.

Lo escuchó atenta cuando le decía sobre su hermana. No alcanzaba a entender cómo habría sido la relación por completo, ella contándole sus cosas muggles, él contándole del mundo mágico. Frances pensaba que el secretismo era una mierda así que de inmediato idealizó la relación de James con su hermana, ese compartir cosas de dos mundos diferentes. Lo había hablado con su esposo; ese asunto del secretismo, de sólo poder hacer ese intercambio con personas selectas, era una nube política tan terrible que daba asco. Igual no iba a discutir ese tema con James, por obvias razones, en cambio se rio por la de la patada en la espinilla y, curiosamente, incluso se sonrojo al escuchar aquello de “que alguien me gustara tanto como tú”, no dejaba de tener su efecto.

-La entiendo, yo también solía maltratar horrible a las mujeres de mis hermanos, especialmente a las de Abner. Las odiaba. Tampoco estaba de acuerdo en que les gustara alguien, quien fuera.

Luego también se rio por lo del loco de Ewan. ¿Qué por qué le gustaba? Porque era perfecto, simplemente perfecto, al menos para ella. Recordaba sus profundos ojos azules, su gesto adusto, la manera en que solía explotar con todo, la sensación siempre latente de peligro cuando estaba a su lado, que funcionaba como una adicción. Y creía firmemente que la había amado de una forma extraordinaria, aunque su relación no hubiera sido realmente funcional en muchos aspecto, había sido violenta y bastante desequilibrada.

-Porque era fuerte, era decidido, porque no se parecía a nadie. Tenía bien sabido quién era y lo que quería. Nos entendíamos bien, siempre pensé que estábamos hechos el uno para el otro. Y sí, en el comedor, hizo llorar a varios niños de primero. No quería seguir las reglas y permitió mocharse un pedazo antes que hacerlo. Era genial.

Se notaba en la manera en que hablaba de él que en verdad lo había amado como una enferma y que a lo largo de los años, sus recuerdos también se habían encargado de idealizarlo. Sin darle más vueltas pasó a la segunda confesión aunque parecía parte de la misma conversación. Lo que estaba a punto de decir sólo lo sabían Jessy y Eugenie, la segunda estaba muerta.

-Cuando la guerra estaba en su peor momento me embaracé. Pero decidimos no tenerlo, no por la guerra en sí, sino porque no estábamos listos para ser papás ni por asomo, éramos demasiado locos, demasiado impulsivos, y un bebé era mucha responsabilidad. Luego él murió y bueno…siempre me quedó la espina de qué hubiera pasado si me hubiera quedado con el bebé, tendría algo suyo, algo que pudiera ver todos los días, y amar y cuidar y tocar. Casi un año después llegó Per, tampoco fue planeado pero lo amé desde el primer día, y desde el primer día decidí que jamás haría algo como lo que había hecho antes.

Dio una profunda calada al cigarrillo antes de mirar en dirección al lado, o más bien en dirección a la nada.

-Te toca. Prometo que la tercera cosa no es triste.