Alcohol del bueno!

Había terminado accediendo no sabía porque a ver a su hermana menor (la mayor de los tres) en Hogsmeade. Delaine, digna sucesora de sus padres, había intentando convencer por más de dos horas a su hermano de que debía ir a Irlanda a visitar a los Breen. Reghan rehusó cualquier petición y casi ruego de la rubia. Del, doce años más pequeña que su hermano, tenía a penas la mayoría de edad recién cumplida pero arrogante y ambiciosa como pocas slytherin que habían pasado por el castillo, era capaz de manipular a las personas con una facilidad que hasta asombraba a Reg. La cosa es que intentó por pasiva y activa mover sus hilos con el auror pero no sirvió de nada pues por lobo viejo, Reg sorteó cada uno de sus artimañas incluida la extorsión. Sí, la condenada chiquilla se atrevió a decirle a su cara que si no accedía a ir a Dublín terminaría excluido del testamento de Aeron. Eso sí que le sacó una carcajada sincera al auror, si Aeron (su padre) no estaba en la cárcel era gracias a que él limpió su historial de cara al ministerio y si quería, solo chasqueando los dedos, volvía a meterles tanta mierda que se aseguraría que toda la familia Breen (incluida Delaine) terminaran pudriéndose en Azkaban.

Pareció que su amenaza, formulada en aquel tono frío pero intimidante, caló en la rubia que decidió volver a Brigantia sin casi abrir la boca, profundamente dolida de orgullo e intentando mantener la dignidad, o al menos, la poca que le quedaba. La reunión se había llevado en uno de los mejores restaurantes (como no) el Pantomime Horse así que mientras se tomaba un café de los mejores y más fuertes, echó una ojeada a su alrededor. Localizó a dos rubias que llamaron su atención, una porque le tocó los huevos en el ministerio cuando necesitó unos papeles y la otra porque era conocida de toda la vida y además, habían estado como saliendo un par de veces, todo en amistad. La última vez la había llevado a su casa para que durmiera la mona tras haberse emborrachado tras el abandono, creía recordar, de Abner. Esa era la última noticia que Reghan había tenido y ni un puñetero rumor había escuchado en el ministerio sobre Burroughs y su compañera de departamento. Vivía en la inopia en cuanto a chismes o más bien, intentaba eludirlos con todo su fe a pesar que la información era poder.

Fuera como fuera, pidió un whisky en la barra, pagó su propia cuenta y con todo el descaro del mundo, fue a sentarse a la mesa de las chicas con el vaso de licor en la mano – Tanto como desastre, eres buena actriz…Buenas tardes – sonrío a Jessy con aquel deje misterioso que había tenido durante todo su encuentro en el ministerio y bebió un poco de su whisky de fuego – Espero que no os importe mi interrupción – terminó dejando los orbes azules sobre Ellie, la primera a la que había hablado pero solo por entrar de forma abrupta pues no conocía ni a que se refería - ¿Qué ocurre? –borró la sonrisa y la miró, en verdad, estaba preocupándose por la cara que traía.

Dejó que Ellie besará su mejilla como mejor se le antojara y colocó una mano en su cintura para afianzar su cuerpo que no parecía demasiado estable. ¿Otra vez debería llevarla a casa? La última vez se había quedado dormida después de beber más de su peso en vodka. Cuando la semiveela se dejó caer en la silla, Reghan desvió los ojos hacia Jessy y sonrío otra vez, encogiéndose de hombros cuando ella preguntó si se conocían. No, Breen no era sociable, más bien del tipo que observaba y analizaba la situación sin dar demasiado de su parte menos a histéricas que encontraba en el ministerio. Ellie se adelantó contestando a la pregunta con una respuesta que provocó una risa entredientes en el rubio que limitó sus acciones a levantar el vaso en un claro, “¿ves? Somos íntimos”.

- Cuanto más primos más te la arrimo o eso dice el dicho, nosotros nos limitamos a cumplirlo – bebió whisky y ladeó la cabeza ante la abrupta puesta en pie de Morgan para pedir una botella. Estuvo a punto de alargar el brazo para sujetarla pero dejó que fuera ella misma quien regresara a su asiento, juntándolo con la otra rubia y mencionando algo de escabrosos encuentros sexuales. Reghan que había estado buscando un cigarro en su pitillera de plata, alzó una ceja y levantó lentamente la mirada, observó a las dos chicas durante un segundo y lentamente la sonrisa maldita se fue dibujando en sus labios, una que venía a expresar que tenía demasiadas anécdotas que contar pero que igual no estaba disponible para menores como ellas (bueno, jóvenes).

- ¿Y qué obtengo yo a cambio? – se acomodó en su propio asiento tras dejar el cigarro entre sus labios. De hecho se quitó la americana, deshizo los botones de los puños de su camisa y se arremangó las mangas hasta el codo antes de encenderse el pitillo con una pequeña llama que invocó en la punta de su varita. Cogió el cigarro entre dos dedos y expulsó el humo – La información es poder. Si vosotras conocéis mis historias escabrosas en la cama, me tenéis que recompensar de alguna manera y no vale el alcohol pues aunque agradezco el gesto, puedo pagármelo yo mismo – sopesó sus rostros expectantes y bebió un poco más de whisky antes de dar una calada mientras hurgaba un modo de jugar que resultara equivalente pero estuviera a favor suyo – Hagámoslo de este modo.  Vosotras me hacéis dos preguntas y a poder ser que sean sobre mis escabrosos encuentros sexuales, no nos salgamos del rango– apoyó el cigarro en el cenicero y las miró mientras el humo salía por la comisura de sus labios – Si no las contesto, haré lo que vosotras queráis pero si las contesto, vosotras deberéis hacer lo que yo digo. ¿Trato?

Miró a Luttrell con interés renovado ante la verdad que más que reveladora era evidente. Reghan no perdía, nunca.  Era del tipo retorcido que buscaba la manera de obtener la victoria fuera como fuera, asegurándose el tanto a su terreno.  No obstante, Jessy se equivocaba, estaba orgulloso de sus victorias pero no solía alardear, no de las sexuales, era receloso con su intimidad y aunque no tenía pudor de hablar sobre las cosas que hacía o dejaba de hacer, no le gustaba airear con quien cojones se acostaba o dejaba de acostar. De hecho, sonrío cuando Luttrell se tiró hacia delante para susurrarle al oído que no escatimara en detalles y desvió los orbes azules hacia la semiveela,  no creía que fuera de las chicas sueltas, era más bien del tipo reprimido.

Había vuelto a coger el cigarrillo y lo sujetaba entre los labios mientras se servía un trago de whisky cuando Ellie arrebató el pitillo de sus labios. Reghan dejó de ejercer presión con los labios sobre el filtro para que la rubia se adueñara de su propiedad y expulsó el humo hacia arriba antes de darle un trago, sonriendo mientras sopesaba que decirle. En realidad, no había mucho que pensar y tampoco es que fuera a tener pudor en decirle las cosas tal como eran. En verdad no tenía vergüenza de ningún tipo y menos iba a reprimirse en aquel momento.

-Bueno depende la situación y el lugar – dijo mirando a Jessy pero raudo cambió la mirada hasta Morgan. Sopesó un rato en silencio, se humedeció el labio inferior y dejando los codos sobre la mesa se echó hacia delante – ¿Secretos? Ninguno. Tu amiga quiere que sea completamente sincero y detallista contigo – la miró otra vez y se levantó de su asiento arrastrando la silla hacia atrás para caminar hasta donde estaban las féminas, se colocó detrás de Ellie y se inclinó para susurrarle a la oreja solo a ella, jodiendo a Jessy para que no escuchara nada de lo que iba a decir, solo por el placer de fastidiarla del mismo modo que ella se había inclinado hacia él.

Llevó una de las manos hasta el pelo de la rubia y retiró su melena hacia atrás antes de inclinarse hasta que sus labios quedaron muy cerca de la oreja de la chica – De no estar ebria, ya que te dormirías como la última vez, te llevaría probablemente a mi casa – hizo una pausa aunque hablaba relajado y taimado aunque muy convencido de cuanto tenía que decir, serio y firme, intimidante e intenso como era con todas las cosas que hacía – como ya te tengo ganas, seguramente no dudaría en arrinconarte contra alguna pared porque así me aseguraría de evitar cualquier futura fuga, me desharía de tu ropa cuanto antes porque… ¿para qué la queremos, verdad? – le robó el cigarro que traía en los labios y le dio una calada antes de expulsar el humo, devolvérselo a los labios y mirar a Jessy de reojo con toda la infamia que reunía en su casi metro noventa.

- Luego me agacharía hasta probarte de verdad y sentir que gimes, olvidándote de todo cuanto te pasa por la cabeza que debe ser mucho vista la mala cara que traes y la facilidad con la que te bebes el whisky – le rozó con la nariz el cuello y sonrío – Cuando ya te hubieras corrido y me aseguraría que gimes de verdad,  te giraría y te follaría duro contra ella. Y no, no soy de los que le va el sexo suave y lento, por si se te pasa por la cabeza – le giró el mentón y le robó una última vez el cigarro para aguantar la calada y darle un beso suave, soltando la calada contras sus labios antes de separarse y devolverle el cigarro – Me he tomado el reto que me debías  - y con una sonrisa fue a sentarse de nuevo a su sitio.

Había salido bastante tarde del ministerio, porque había sido uno de esos viernes de locura en los que había tenido que trabajar hombro con hombro con el departamento de deportes y juegos mágicos por todo el asunto del mundial de quidditch. La parte buena de eso era que había podido pasar tiempo con Gene como hacía mucho que no hacían y hasta decidieron salir a cenar juntos al Pantomime Horse para ponerse al día como buenos hermanos que eran. Mientras Gene le contaba que estaba planeando seriamente regresar con su novia de Hogwarts, que no era Barunka, con tal de dejar de pasar por tantos altibajos con la semiveela, Abner también pensaba en Ellie y en lo complicado que ya era todo. No se imaginaba que en realidad estaban separados solo por unos cuantos pasos.

No fue hasta que el buen Pepe apareció jadeante, con un chasquido. El elfo le pidió una disculpa apresurada a Gene antes de tomar a Abner de la mano y desaparecer. Inútilmente porque Pepe ni se había dado cuenta de que estaban en el mismo lugar y lo único que hizo fue aparecer a Abner unos cuantos metros lejos de su hermano pero justo delante de Ellie mientras hacía su numerito de besar a todo dios.

Abner sabía que él tenía la culpa de todo, incluso de no haber entendido que hasta cierto punto, Ellie había terminado su relación. Pero eso no hacía tolerable el hecho de que estuviera con alguien más, aunque fuera dándose un beso de nada.

-Avísale a mi hermano. Está aquí solo a unos pasos, en serio.

Le ordenó a Pepe justo antes de caminar los pocos pasos que lo separaban de Ellie, casi como si se abriera paso a la barra y no hacia ella. Si no Avadeo al tipejo que estaba con ella en ese momento, y a Jessy, de paso, fue solamente porque no quería terminar en Azkaban.

-Qué coincidencia, pensaba pasar por casa de tus padres tan pronto terminara de cenar con mi hermano, pero me ahorraste el viaje.

Le dijo a Ellie, claramente, antes de pedirle un trago al barman con una seña. El autocontrol que estaba ejerciendo en ese momento era digno de admiración considerando sus casi nulos niveles de tolerancia. Ni siquiera miró al hijo de puta que la acompañaba, mucho menos a la zorra de Jessy Luttrell, su vista estaba enfocada al frente, nada más.

Volvió a ocupar su asiento y tras arrastrar de vuelta su silla hasta la mesa, dejó los brazos sobre la superficie de madera y cogió su vaso para rellenar el contenido con whisky. Mientras estaba en la tarea, Ellie se tiró hacia delante para lanzar la pregunta que Jessy había incitado y Reghan miró a la rubia con la cabeza medio ladeada y la sonrisa misteriosa en los labios. Pero Morgan no pudo terminar ni la pregunta, una criatura llegó y empezó a ladrarle como si fuera un labrador territorial antes de desaparecer ante la estupefacción del rubio que no entendía  que mal mental afectaba al elfo.  No le dio mayor importancia, no solía caer bien a la mayoría de animales, tal vez porque su carácter entraba en conflicto con ellos.

Giró la cabeza justo para notar como tiraban de su camisa y encontró los labios de Ellie contra los suyos. No se quedó atrás, correspondió de inmediato con la misma intensidad y es que Reghan no había mentido cuando había dicho que le tenía ganas, era evidente y no era hombre que ocultara ese tipo de cosas (otras sí, muchas otras). Cuando terminó el beso, Ellie pasó a prestar atención a Jessy y Reghan se retiró hacia atrás en su asiento para apoyarse en el respaldo, coger el vaso y observar a las chicas hacer y dejar hacer. Hubiera sido un show la mar de entretenido si no fuera porque alguien vino a interrumpir. Abner Borroughs, ¿su novio? Breen aún desconocía esa parte de la historia.

Buscó con los ojos a Jessy, la otra espectadora en aquel momento y regresó la mirada a los dos protagonistas, intercalando los ojos azules entre ambos. Aguardó la respuesta de la chica porque en verdad y aunque intuía que la llegada de Burroughs iba ligada a los ladridos del espécimen de hacía unos segundos, no tenía material para intervenir con algún comentario ingenioso como los que solía hacer. En verdad, le hubiera encantado poder echar  una mano a la rubia pero Reghan no sabía que estaba en medio de un problema de pareja y solo se limitó a beber su whisky antes de echarse hacia delante para rellenar el vaso de Morgan para añadir un aporte, nimio.

-  Pues ya que estás aquí, únete a la charla –calma aplastante al decir sus palabras. Incluso le ofreció con la mano el asiento del lado para que se uniera a la mesa. Él no tenía nada que esconder y tan fue así que con la misma mano que señaló el asiento, acarició la mano de Ellie para llamar su atención - ¿Cuál era la pregunta? Te ha interrumpido el elfo

No le pasó desapercibida la forma en que ese auror de cuarta tocaba la mano de Ellie, pero mantuvo la calma con el objetivo de ganar eso de forma limpia. Se sonrió cuando Ellie mencionó lo de las zorras del ministerio, pero no hizo más que negar con la cabeza, todavía con la sonrisa a medias, como si solamente estuviera tratando con una chiquilla necia. Sin embargo, Ellie lo estaba retando y era obvio por las cosas que decía, aunque a la vez también se le hacía fácil pensar que Ellie seguramente se había ya acostado con él por despecho. La sola idea lo enloquecía terriblemente.

Pasó de largo de las presentaciones con sus dos acompañantes. Si miraba a ese pobre diablo una vez más, seguramente terminaría explotando, así que tenía que concentrarse en Ellie y en su hipnótico poder de semiveela para mantenerse enfocado, para no hacer locuras. Aunque claro, el tipo de locura que ese le despertaba quizá no fuera el de las ansias asesinas, pero no por eso era una clasificación menos peligrosa. Recibió el whisky del barman y se lo bebió de golpe antes de tomar a Ellie por el brazo con más fuerza de la debida y acercarla a él en un arrebato entre la lujuria extrema provocada por mirarla tanto y la furia descontrolada que le iba creciendo dentro del cuerpo.

-¿Y te folla como yo?

Desvió la vista sólo para ver como Gene aparecía entre la multitud. Abner le hizo un gesto para que se detuviera antes de que llegara a saludar casualmente como era su costumbre y su estilo “no me entero de nada”.  Como Jessy ya estaba entablando conversación con Reghan y conociendo bien su fama de buscona, aprovechó para mirar a Ellie de nuevo, no la había soltado, como signo inequívoco de que era suya, lo quisiera o no. Su tono de voz para con Ellie era más bajo, hablaba para ella, no para los demás.

-Vamos, la conversación ya no te incluye. Te llevaré a casa y olvidaremos esto. No puedo vivir sin ti, sabes que te necesito.

Gene terminó acercándose a la barra de todos modos, saludó a Ellie con un gesto de la mano, a Jessy también, aunque estaba confundido respecto a cómo tratar a Reghan ¿era amigo, enemigo?.

-Ellie…

Pidió Abner una vez más, apretando la piel blanca de su brazo de forma apremiante. No quería que nada de eso terminara en tragedia. Se estaba controlando, ella lo conocía, ¿no le iba a dar crédito por eso?