Tras el desfase

En el camino en el taxi, recordó las últimos momentos en el Batcave y aunque eran algo difusos en su mente ebria, logró discernir la cachetada de Barunka en respuesta a su propuesta de que fuera a divertirse (el día que no recibiera una bofetada, dejaría de quererla) y la llegada del trío compuesto por James (que no parecía ir mucho mejor que él), Amy (que estaba podidamente guapa cabreada) y una rubia que no tenía ni idea de quien era pero estaba como para comérsela entera. Creía que el detonante de la huida del grupo había sido su tarareo de Batman y su alzada de puño mientras vitoreaba a Rayder encima del escenario. ¿Qué? Lo conocía de Hogwarts y era su amigo… ¿en serio pensaban que no iba a animarlo? Era el primero en que si tenía que ir a un concierto a derribar gente, iba y todo por la amistad.

Fuera como fuera ahí iban los cinco en un taxi típico londinense en dirección al Caldero Chorreante porque habían tenido la maravillosa idea de hospedarse aquella noche en su casa. En cuanto la idea se planteó, Darren empezó a desternillarse y estuvo un buen rato riéndose solo en parte por el alcohol pero por otra porque si esperaban encontrar una de sus magnificentes casas iban claros. Venía de familia rica y purista pero había sido desheredado años atrás y desde los diecisiete que vivía a penas con sobres de sopa. En cuanto dejó de reírse y más relajado, dejó la frente contra el cristal del taxi y esperó hasta que llegaron a su destino recordando la caótica noche a fragmentos porque era incapaz de componer un recuerdo nítido.

Feliz como un perdiz, bajó del vehículo no sin darle un par de palmaditas amistosas al conductor en el hombro y un comentario añadido - Conduce de fábula, maestro - arrastraba las letras y su mirada seguía perdida pero estaba indudablemente mejor que dentro del antro de perdición gótico. No necesitó ayuda para salir y de hecho, fue el primero en abandonar su asiento y apoyarse en la farola que había justo en frente, dejando que otro de los cuatro pagara la carrera porque para eso cobraban mucho más que él. Le apetecía un cigarro pero no tenía espíritu para encendérselo así que cuando todos estuvieron fuera, empezó a caminar con el camino muy bien aprendido hacia el Caldero Chorreante, pasó de largo entre sus mesas y fue a salir por detrás para tocar los ladrillos que abrirían el Callejón Diagón. Movimiento mecánico porque a pesar de la turca, acertó la combinación a la primera.

- Well it's a righteous dream - empezó a cantar de camino a su casa con aquella voz ronca y pastelosa culpa del alcohol pero con sentimiento porque bebido se sentían las canciones de Rayder aún más - But out of mind, yeeeeeeeeeeeeeeeeeeah - y encabezando la marcha, los condujo hacia su casa, cantando a cuanto sus pulmones daban con el ritmo que más le apetecía pero poniendo alegría y salero. Si, despertó a algunos magos y brujas que dormían pero la inmensa mayoría ya estaban acostumbrados a las juergas de Brackminster.

Cuando llegó a la tienda de artículos para Quidditch, giró hacia los otros cuatro y llevó su dedo índice a sus labios - Shh, silencio - eh, no, no era broma. Totalmente serio - Despertaréis a los vecinos. ¡Hombre ya! - y tras tres intentos, metió la llave de la puerta trasera de la tienda y subió de lado a lado las escaleras hasta su casa. Como el piso estaba conectado a la tienda la puerta de arriba (la que daba a su palacio) estaba siempre abierta más contando que Darren se encargaba de vigilar el negocio por las noches (o así hacía creer al dueño) - ¡Cariño ya estoy en casa! - y tal como abrió la puerta la pequeña kneazle de color gris saltó del sofá para ir a ver quien diablos estaba adueñándose de su territorio y ni rastro de su hermano, probablemente estaría follando con su futura señora.

No abrió la boca hasta que bajaron del taxi y aún entonces les siguió a través del Caldero Chorreante con las manos en los bolsillos de la chaqueta de cuero que vestía esa noche, fijándose sólo en los torpes movimientos de Darren a causa del alcohol. Iba a gritarle tanto, pero tanto, una vez estuviera sobrio… Y luego le echaría todo el alcohol que pudiera encontrar por el retrete. Si, eso haría exactamente.

Pero a través de su enfado (que en realidad ni tanto era, porque se disolvía a cada paso que se alejaban de ese antro lleno de góticos) no pudo más que soltar una leve risa al verle cantando a pleno pulmón en medio de Diagon, desierto a aquellas horas de la madrugada. Ni siquiera se tomó la molestia de decirle que bajara la voz, porque sabía que no serviría de nada. Darren borracho hacía lo que se le venía en gana sin escuchar absolutamente a nadie. Pero si estuvo a punto de dar un paso al frente y arrebatarle las benditas llaves para abrir ella misma la puerta, sólo que a la tercera logró atinar y no hizo falta.

El piso era diminuto, comprobó cuando llegaron arriba, y no sólo eso sino que era todo un caos desordenado. Ya sentía como le picaban los dedos de contener las ansias de colocar bien algunas cosas que estaban por ahí tiradas de cualquier forma. Sin duda el ver al kneazle saltar para recibirlos captó su atención por completo.

- ¿Desde cuando tienes tu un kneazle? – preguntó sin saber como sentirse exactamente con respecto a eso. Le había prohibido una y mil veces que tuviera animales por culpa de unos incidentes de su pasado relacionados con unas pobres tortugas. Quizás había cambiado y debería darle el beneficio de la duda, pero fuera como fuera pensaba vigilarlo de cerca. – Yo sí tengo hambre. ¿Hay algo comestible?

Se acercó a la diminuta cocina que ni siquiera estaba separada del resto del piso y abrió la nevera y varios armarios, sin encontrar nada decente más allá de un triste paquete de galletas que igual y llevaba ahí desde la última guerra. Aún así lo estiro y se fue a sentar en la cama con Barunka, porque si le parecía una buena idea que los hombres lidiaran con la ducha entre ellos, porque desde luego no iba a entrar a un baño con Darren, porque aquello ya sería patear de mucho su ya maltrecha línea de la amistad.

- ¿Quieren que vaya a pedir unas pizzas o algo? Creo que hay un sitio 24 horas justo en la esquina después del Caldero Chorreante. – se ofreció, porque ya ahí en ese piso minúsculo le daba la sensación de que no cabían todos durante mucho más rato, aunque seguramente estuviera exagerando, como siempre.

No, Brackminster estaba en precaria situación. Entre su tarareo de Batman, el vitoreo a Rayder y su inestabilidad, no parecía conveniente dejarlo más en aquel antro a riesgo que muriera por cirrosis espontánea. Antes de irse, James se procuró botellas de alcohol que anotó al nombre de Zelda y el gesto vaya si sacó una sonrisa satisfecha en Aislynn quien agarró las dos botellas ofrecidas como si fuera la vida en ello. Entró tras Barunka en el taxi y dejó las botellas de licor a sus pies mientras sonreía al beso de James en la mejilla más relajada, no respondió a la pegunta del coste de los besos pero una mirada bastó para dejar claro cual era su precio a pagar. Tras eso, pareció cundir el caos dentro del taxi. Amy que había sido la primera en salir, procurándoles un vehículo, quedó retenida por Kris. Lynn aprovechó que James estaba como loco tirado hacia delante apretando la bocina del conductor como si perdiera la vida (cosa que hasta en parte era divertida) para mirar a través de la ventana trasera que diablos hacía la morena pero cuando comprobó que estaban hablando y parecían bastante serios, volvió a su sitio y tiró de la camiseta de James varias veces en un gesto de “cálmate y tírate para atrás” aunque no sirvió de nada.

Lo dejó hacer  porque no había más remedio y apoyó su mejilla contra la cabeza de Barunka que estaba sobre su hombro derecho. Poco conocía a la semiveela pero si era amiga de Amy y Jackson no era fanática de su extirpe debía ser porque la muchacha valía su peso en oro. Fuera como fuera, evocó un bostezo y se acomodó para dormir hasta casa de Darren contra la rubia. Fue imposible conciliar el sueño, primero entró Amy en el taxi sentándose en el lado del copiloto y luego James sacó un billete que era demasiado exagerado para el coste de la carrera. Lynn abrió la boca para decir algo pero igual que la abrió mecánicamente volvió a cerrarla. ¿Para qué intervenir? Era lo mínimo que podía obtener el conductor para aguantar una panda de magos borrachos. Eso sí, apartó la cabeza de Barunka para no despertarla cuando James pasó un brazo por encima de sus brazos, atrayéndola hacia él. Correspondió a cada beso dado por el jugador sin importar si estaban acompañados o seguía algo indignada, ella también llevaba varias copas de alcohol encima y Blue tenía esacapacidad de anular su cabeza, no la dejaba pensar.

Ya en Diagón todos salieron del taxi y James pagó una vez más. Aislynn intentó volver a intervenir pero terminó negando con la cabeza y dejando que hiciera cuanto saliera de él, no era su madre para ir decidiendo si gastaba más dinero de la cuenta. Se quedaron atrás mientras veían a Darren cantar y la imagen era tan cómica que la irlandesa no contuvo las carcajadas pero es que era demasiado verlo tan feliz a aquellas horas por medio de la calle mágica como si el mundo no le importara. Entre carcajadas tuvo que agarrar a Blue por la cintura para que no se fuera hacía la derecha y se mantuviera a su lado hasta que entraron en la tienda de artículos para Quidditch.

Un kneazle les recibió, color gris ceniza y cara de cachorro. Lynn sonrío y ajena a los problemas de Darren con los animales, se agachó frente al animalillo para acariciarle entre las orejas y pellizcarle cariñosamente la nariz para que se perdiera en la casa. Fue a dejar las botellas de licor que llevaba en mano en la mesa de la cocina que estaba acoplada como un modulo y regresando (aunque no había donde perderse) quitó la botella de ron que James acababa de dejarle en las manos a Darren por el bien de Amy que parecía interesarse por la salud del bateador. No, no iba a acompañarlo a la ducha pero movió a Darren hasta que quedó en dirección al supuesto baño (era la única puerta además de la salida) y dio un empujón con la mano sobre su espalda  para que fuera a darse la ducha. Tras dejar la botella por cualquier lugar (no creía que eso fuera a alterar el orden caótico) fue a sentarse junto a James.

Intentó intervenir entre las preguntas del inglés pero las cosquillas que hacía su nariz contra su cuello solo hacían que se riera y necesitó morder su mejilla  suave para que se separara un poco - Esta claro que vamos a pillar hasta la gripe española. Darren no porque ya esta inmunizado - besó a James para poder morderle el labio en un gesto provocado y estiró el cuello hacia atrás del sofá donde estaban las muchachas para hablarles - Enviaré un patronus a un sitio mágico que conozco que sirven comida veinticuatro horas pero… James tiene razón, ¿por qué no jugamos a algo? - se mordió el labio inferior y se puso de rodillas en el sofá, dándole el culo a James, apoyando las manos en el respaldo y mirando a las chicas - Podemos jugar a verdad o atrevimiento pero eso es muy típico. ¿No? Mmm… Y… ¿al  “yo nunca“? Total, Darren esta duchándose así que no entrará en las rondas que hagamos ahora por lo que podemos beber sin peligro que caiga por coma etílico. ¡Va, será divertido! - y tal como terminó se dejó caer sobre James para pasar sus manos por su cuello y darle un beso profundo - ¿Tu estás conmigo, verdad? - susurró contra sus labios y sacó su varita de un bolsillo hechizado de la chaqueta para enviar el patronus. Tres pizzas familiares de lo primero que se le ocurrió, creía que de jamón y queso - ¿Qué será al final? - cuestionó en general sin apartarse del muchacho aunque ella votaba por el juego de decir algo que no habías hecho y todo aquel que lo había hecho, debería beber un trago.

Lo único que había hecho antes de que viera desaparecer a Darren en dirección al baño fue robarle la botella de ron que James le había puesto en las manos. No iba a beber más, aún cuando tuviera que pasarse la noche encima de él para asegurarse. Y ya luego agarrada de la mentada botella se fue a la cama con Barunka, imitándola en lo de quitarse las botas pero dejándose todo lo demás, quedándose de momento estirada encima de la colcha. Había decidido que no iba a pensar más en el islandés y en el hecho de que quisiera explicarse, o que lo hubiera hecho a medias o ninguna de esas tonterias. No iba a amargarse la noche.

- ¿Desde cuando hay sitios mágicos de comida a domicilio a dónde puedes enviar un patronus con tu pedido? – preguntó en voz alta, y no había ni pizca de ironía en su pregunta. Era sólo que por mucho que hubiera visto, el mundo mágico seguía sorprendiéndola día sí, día también.

Y ahí estaba, tumbada en la cama con Barunka, jugueteando distraídamente con el tapón de la botella de ron que había robado de Darren, simplemente viendo el lugar y mentalmente haciéndole los arreglos que creía que tanto necesitaba cuando se dio cuenta. Barunka mirando más de la cuenta a Lynn, como por tercera vez. Y tal vez eran imaginaciones suyas, pero tal vez no. Sus labios se curvaron en una sonrisa pensando que probablemente luego le preguntaría a Barunka. Era ella misma la que había dicho que no solía tener secretos, ¿verdad?

Casi saltó de la cama ante la idea de jugar a algo. Por supuesto que jugarían, porque de algún modo debían pasar el rato hasta que cayeran inconscientes por cansancio o por demasiado alcohol. Y a pesar de la propuesta de Lynn del “yo nunca” y que Barunka parecía haberse apuntado, a ella le convencía muchísimo más el verdad o reto. Así que en su mente espesa por haber bebido demasiado y por las horas que eran se le ocurrió una mezcla de los dos juegos.

- No, no. Esperen. Hagamos una mezcla de los dos, porque se me ocurren muuuchos retos interesantes. Digamos que la persona que vaya a decir su “yo nunca…” antes de decirlo tiene que hacer un reto. – y una sonrisa se formó en sus labios porque oportunamente Barunka hacía que fuera Lynn la que tuviera el primer turno – Pues si empieza Aislynn hay que proponerle un rato antes de que diga lo que nunca ha hecho. Así que yo digo que… tiene que besar a Barunka. – había fingido que se lo pensaba, pero que en realidad tenía claro desde que se había apuntado de buena gana al juego. Sin duda aquello iba a ser interesante.

Miró a Saluh. Miró las piernas de Lynn porque estaba agachada. Miró a Amy.

Mierda, sí, tenían una prohibición sobre la posesión y cuidado de animales domésticos pero el incidente de las tortugas ya había preescrito. ¿No? ¿Es que nunca iba a perdonarle que murieran en circunstancias extrañas? Intentó eludir la pregunta de la zoóloga con su gran carisma y ficción de andar más ebrio de cuanto aún estaba, tambaleándose hasta quedar sentado en uno de los calentadores que por suerte estaban cerrados. La maniobra de distracción hubiera funcionado a las mil maravillas si James no hubiera interrumpido con su intervención para destruirle la vida. Darren alzó la mirada desde su posición y levantó el dedo medio de la mano derecha aunque quedó a medio gesto porque ni fuerzas tenía para eso.

Barunka sugirió una ducha fría y Darren emitió un gemido de queja desde su posición, medio lastimero pero como tenía más razón que un santo, se puso en pie aunque necesitó varios segundos para adecentar su equilibrio. James esta vez sí haciendo de buen amigo, se acercó a él para cogerle por el hombro y ofrecer, tan altruistamente, una ansiada botella de ron que iluminó los ojos medio idos del inglés en un brillo de ilusión. Pero cuando estaba rompiendo el precinto del cierre, la rubia pasó por su lado y quitó de las manos la botella con una agilidad envidiable. Ni tiempo a replica puesto que tal cual como arrebató su amor de las manos, volteó su cuerpo y empujó hacia el baño. Llegados a este punto no sabía si agradecerle su atención o mandarla al santo diablo pero como parecía mujer de carácter, se limitó a obedecer sus indicaciones.

Caminó con las manos vacías hasta el baño y cerró la puerta para darse una larga ducha. Cabe decir que tardó más de la cuenta porque tuvo serios problemas para quitarse la ropa, encender el agua fría (no tenía dinero para caliente) y meterse dentro. Precisamente al meterse dentro la bañera su pie no atinó a subir suficiente y automáticamente se fue de morros contra la pared pero eh, no cayó. No. No lo hizo porque alargó las manos y se apoyó cual naufrago a su salvavidas en un último acto reflejo de su consciente no ebria a las baldosas deslizantes que servían de pared para su triste bañera de patas. Perdió la noción del tiempo bajo el chorro pero cuando salió (diez minutos después), estaba mucho más entero que antes y ya podía seguir bebiendo para emborracharse un poco más.

Buscó entre la ropa que había tirada en un rincón (era el montón de la limpia) y sacó unos boxers, un pantalón tejano medio roto por las rodillas que se puso dentro del baño y una camiseta que se colocó mientras salía aún mojado de la ducha - Tito Darren ha vuel…. - pero su frase quedó a medias cuando sus oídos escucharon el reto que Amy acababa de lanzarle a Aislynn. ¿En qué maldito momento se había decidido sin él que dos rubias se morrearan? ¡El diablo! No tenía buen equilibro pero casi que corrió de un lado a otro para llegar hasta donde estaban todos y sentarse para estar preparado para el show. De hecho fue hasta su cama “king size” cogió a Amy por la cintura, la levantó para sentarse y la puso sobre sus piernas, abrazadola por la cintura - ¿Sabes qué te amo, no? - susurró a su oído mientras besaba el cuello porque… porque sí.

Una simple frase a su oído sacó la sonrisa más sincera de toda la noche en Aislynn. No inquirió en el tema, solo besó la nariz del jugador cuando colocó la barbilla sobre su hombro y regresó la vista hacia atrás para encarar el juego que ella misma había propuesto. No fue consciente de las mirada de Barunka porque Aislynn nunca fue del tipo de mujer que creyera atraer a la gente pero cuando la última vez atrapó a la rubia echándole una ojeada, sonrío de más antes de asentir a su plan. Estaba bien, si proponía el juego sería la primera en participar para lanzar la pregunta aunque  no sabía ni que cuestionar a ese público tan exigente. Estaba a punto de levantarse para ir a buscar una de las botellas que había dejado en la pequeña mesa de la cocina cuando Amy saltó de la cama, entusiasmada con la idea del juego e incluso propuso una variante que mezclaba los dos.

La sorpresa fue conocer su reto. Besar a Barunka. Desvió los ojos azules a la semiveela que estaba bajo las mantas y no le pareció tan mal plan. Si James había besado a una semiveela, ella también. ¿No? Por si fuera poco, encima Blue animaba a Aislynn a ir a proba los labios de la rubia así que con el beso de aprobación en su mejilla, Breen se levantó de las piernas del jugador para ir a buscar a Barunka  pero se detuvo cuando por su lado pasó cual bala (¿cómo diablos podía ir tan rápido cuando hacía diez minutos que no podía moverse?) Darren Brackminster, directo a la cama para agarrar a Amy y sentarla encima suyo dedicándoles palabras de amor que sacaron una carajada en Aislynn aunque la carcajada se puso peor cuando James añadió el comentario, necesitó unos segundos para serenarse porque no era plan besar a Barunka de risotada.

Caminó los interminables diez centímetros para colocarse delante de la cama y ofreció su mano a la rubia para que saliera de debajo de las mantas sin desdibujar la sonrisa de sus labios. En cuanto ella estuvo a la altura, alargó una mano para peinar un mechón de su pelo rubio que caía sobre su rostro tras la oreja y de vuelta dejó la mano sobre su mejilla. Miró a James de reojo para captar su atención y luego centró sus orbes en la semiveela, acercando su rostro lentamente hasta morder su labio inferior suavemente para estirarlo hacia ella poco a poco  y fundir los labios con los suyos, primero suave y lento para luego profundizar y  besarla como el reto requería, nada de medias tonterías. Varios segundos después de probarla, se separó ligeramente y terminó la escena con un beso en la nariz de la muchacha.

- Un placer, Barunka - miró a todos y con su naturalidad, fue a buscar una botella a la barra que parecía ser de whisky y se sentó junto a James en el brazo del sillón, cruzando una pierna por encima de la otra bajo la falda de su vestido negro - Mmm yo nunca nunca he besado a una chica - miró a Barunka, movió las cejas entre risas y abrió la botella para darle un sorbo que le supo a rayos - Te reto a que.... - miro a su alrededor y vio a James. Entrecerró los ojos - Lamas el abdomen de James

No protestó cuando Darren la obligó a sentarse encima de él, pero intentó no notar que olía bien, a limpieza y jabón y que todavía iba medio húmedo. Se apoyó con su espalda contra su pecho, sonriendo levemente al oírle decir que la amaba. No le respondió pero apretó con sus propios brazos los brazos de Darren que le rodeaban la cintura. No iba a protestarle absolutamente nada, al menos no esa noche.

Sonrió satisfecha con el beso, y porque Barunka parecía haber entendido perfectamente que lo había hecho por ella, porque la amaba y porque no quería que se quedara con el gusanillo de hacer cualquier cosa. Y por supuesto con ese “yo nunca he besado a una chica” tuvo que beber, porque sin ir más lejos aquella misma noche había besado a Barunka, así que terminó por sacarle el tapón a su botella de ron y dar un trago, pero casi tuvo que escupir el líquido cuando oyó el reto de Lynn para Barunka. Estiró un poco el cuello a tiempo para ver el despliegue erótico de Barunka con James, y hasta por un loco instante pensó que iba a chupársela. Al final no pasó tanto, pero tuvo que reconocer que lo de lamer su abdomen fue bastante erótico, y hasta a ella, en su ebria mente se le ocurrió que también quería acariciar esos músculos. Evidentemente no lo hizo. No se movió de donde estaba y dio otro trago a su botella, porque una vez más, si que había querido follarse a alguien de esa habitación, en realidad lo había hecho, pero vaya, ¿a quien le importaban los tecnicismos en esos momentos?

Y luego una vez más el siguiente reto la tomó desprevenida, pero esta vez por razones muy distintas a las anteriores. Retaban a Darren a quitarle el sujetador sin manos, y aquello sólo quería decir una cosa: su boca cerca de su ropa interior. Y quizás era el momento de escandalizarse, de levantarse y decir que ella no jugaba más juegos, y menos con Darren con el que podía patear la fina línea de la amistad en la que llevaban haciendo equilibrios bastante tiempo.
Pero no hizo nada de eso, sino que obligó a Darren a quitar las manos de su cintura, alzó las suyas propias para desabrocharse la chaqueta, que tiró de cualquier forma a un lado, sólo para facilitar un poco las cosas y se giró para sonreírle por encima del hombro.

- Ya la oíste, sin manos. A ver como te las arreglas, listillo. – y si, le coqueteaba descaradamente. Al diablo con todo ya.

Los segundos que se sucedieron entre que la dichosa mano de Aislynn se posó en la mejilla de Barunka y los labios chocaron fue la espera más larga en toda la vida de Darren Brackminster. Ya había dejado la barbilla sobre el hombro de Amy para presenciar desde primera fila el show pero es que sin poder evitarlo, la boca se abrió en respuesta a la espera pero cuando se besaron soltó un - No - ahogado mientras se pasaba la mano por la cara a dedos abiertos para no perderse ni un detalle del jodido beso que removió cada hormona de sus huevos hasta empalmarse ligeramente bajo el trasero de Jackson. Debía perdonarle pero es que aquello era demasiado, la imagen erótica hecha realidad. Resopló sobre el hombro de la morena y cuando ella propinó el trago a su botella de ron, aprovechó para robarle la bebida y darle el mismo un trago moderado para que no entrara en cólera ahora que estaban de pura diversión y frenesí.

Casi escupe el ron al escuchar a Aislynn retar a Barunka a lamer las abdominales de su compañero de Quidditch. ¡Los dioses querían un trío! Darren abrió los ojos y sin separarse de Amy, aprovechando el hueco que había dejado Barunka al levantarse, empezó a dar botes sobre la cama para acercarse hacia el sofá a presenciar el segundo show de la noche, presidido por la rubia semiveela. Porque sí, aquello si fue un espectáculo erótico festivo con lamidas, comidas de bocas y casi felaciones pero que solo quedaron en tentativa con una Jentsch desatada. Por un segundo sintió tanta envidia de Blue que únicamente negaba con la cabeza, incrédulo y deseoso de que Barunka paseara la lengua por su cuerpo. Sacudió la cabeza, sacando esos pensamientos sexuales de su cabeza y presionó a Amy hacia bajo para sentirla más. En ese momento, se la llevaría al baño para hacerle todo tipo de cosas contra la pared y por eso en cuanto formuló el “yo nunca” tuvo que empinar la botella de ron para darle un sorbo porque tenía pensamientos impuros con todas menos con James (pero especial con Jackson).

Tras relamerse los labios por el alcohol, empezó a pasear la nariz por el cuello de Amy, buscando su reacción pero justo cuando la punta de su nariz tocó la piel de la morena, Barunka soltó el jodido reto…. - Injusticia. ¿Por qué él os puede probar y yo no? - gruñó pero sujetó a Amy para que no se moviera de encima suyo. La cosa es que Jackson quitó sus manos ante la estupefacción de Darren que pensaba que iba a lanzarse sobre James como en una bacanal pero no, la morena se quitó la chaqueta y se volvió a sentar para mirarlo y dedicarles unas palabras - Ojala princesa, no sabes como me gustaría arrancarte la lencería con los dientes… - besó su hombro y luego arrastró sus labios hasta su clavícula para mordérsela suave para provocarla - Pero quien te va a quitar el sujetador es James - susurró a su oreja y a regañadientes (aunque con una sonrisa) se retiró hacia atrás para dejarle espacio a su amigo. Los retos estaban para cumplir, ¿no?

La agarró por las manos y las apresó a la espalda de Amy sin dejar que se alzara de él. Si James quería hacerlo, iba a hacerlo encima suyo, bajo su atenta mirada de lobo depredador - Sin manos, Blue. SIN MANOS.

La carcajada de James provocada por su reto hizo que Aislynn sonriera de lado a lado, satisfecha por complacer al chico. Dejó la botella de lado y se giró en el brazo de la butaca para quedar de lado para el espectáculo que ella misma había desencadenado. ¿Por qué no? Esas cosas no  importaban. Una cosa era que viniera una mujer con aires de diva y otra muy distinta es que estuvieran de carcajadas con juegos consentidos, además Barunka besaba demasiado bien así que no entendía porque no podían compartir el momento todos juntos en comunidad. La rubia llegó hasta frente del inglés y la mirada del jugador fue a parar a Aislynn que asintió, consintiendo y animando a que disfrutara tal como él había hecho con el beso en la mejilla. Jentsch empezó a jugar con James hecho que sacó una sonrisa a Lynn. La irlandesa no perdió detalle del momento, animada a aprender de las reacciones de Blue que parecía entregado por completo a los labios de Barunka. La mano del chico sobre su muslo trajo a Lynn de vuelta de su nube erótica pero si ya estaba humedeciéndose con la simple imagen, participar a través de esa pizpireta mano que se deslizaba a medida que la lengua de Barunka recorría el vientre bajo de James entrecortó la respiración de Aislynn.

Respiró cuando la mano de James frenó y se echó hacia delante, algo ruborizada por el miserable calor. Hacía unos minutos aquella habitación parecía gélida pero en aquel instante, Lynn tuvo que quitarse la chaqueta de cuero que lanzó por cualquier lugar quedando con su vestido de finas tiras. Bebió cuando tocó porque tenía ganas de tirarse a James y si apuraban hasta Barunka además para ser justos el trago fue largo a pesar que abrasaba su garganta porque necesitaba urgentemente algo que la refrescara aunque ocurrió el efecto contrario. Arrastró los labios por la boquilla de la botella con el ceño fruncido y cara de asco, abrió la boca y se abanicó con la mano buscando algo de aire para que la lengua dejara de abrasar.  Sujetando la botella, alzó el cuello para besar a James de vuelta con las mismas ganas que él y se giró para presenciar el momento “sujetador de Amy”.

Pero entre que James dificultaba la visión y que el alcohol estaba empezándose a subir de más, giró la cabeza a la búsqueda de la Barunka. Estaba sentada junto a ella así que se dejó caer del brazo de la butaca hasta el sofá, junto a ella. Ya con los ojos azules algo idos y aprovechando que James estaba entretenido, acarició con la nariz la mejilla de la rubia antes de dejar sus labios sobre su piel. Los arrastró maldita como ella sola por toda la mejilla de Barunka hasta llegar hasta sus labios, empezó a besarla sin pedirle permiso y luego pasó una pierna por encima de sus piernas para sentarse a horcajadas encima de ella continuando el beso hasta que el sujetador de Amy cayó entre ellas. Lynn levantó la cabeza, cogió con un dedo por el tirante y empezó a moverlo entre risas hasta que salió volando a saber donde - ¡Lo conseguiste! - y se desternilló, buscando la mano de James para tirar de ella sin bajarse de encima de Barunka.

Lo hizo sentar junto a ellas y alargó una mano para coger de la mejilla a Blue justo cuando terminaba de retar a Darren, dándole un beso largo y prolongado, ávido y sediento mientras se movía encima de Barunka. Terminó el beso estirando su labio con fuerza y lamió a posterior la heridita que había dejado la semiveela antes de robarle el whisky - Ya sabes que no lo he hecho pero… - y bebió antes de darle la botella a Barunka. Usó la misma mano que había tenido el licor para acariciar el cuello de la chica mientras descendía la mano por el torso de James hasta pellizcarle justo encima de la línea de sus boxers que quedaban al aire y agarrarlos para atraerlo de un jalón hacia ellas - Queremos ese baile, Brackminsteeeeeeeeeeer - se río sin cambiar ni un ápice su posición porque estaba en la gloria, borracha como en su vida y fuera de control.

Pronto fue evidente que lo había entendido todo mal y que no era a Darren a quién le había caído el reto de quitarle el sujetador sin manos, sino a James. Maldijo primero al alcohol que le había hecho entender todo mal y maldijo después lo estúpida que era, porque en el fondo había entendido aquello que en el fondo quería, los labios de Darren sobre ella. Y sólo por eso había querido huír para sentarse en el sofá cerca de James y dejarle hacer el reto, pero Darren no parecía tener ninguna intención de dejarla ir. Pero eso no parecía importarle a James, y por tanto tampoco iba a importarle a ella.

- Bien pues, muéstranos tu habilidad.

La verdad era que nunca habría imaginado que tuviera la boca de James en ningún lugar cercano a su ropa interior, y probablemente de no haber ido algo borracha hubiera sido el momento más extraño de su vida. Con la cantidad de alcohol que había bebido sólo le parecía graciosa y algo ridícula, pero nada más.
Su barba le cosquilleaba contra la piel mientras le bajaba los tirantes y hasta soltó una risita tonta, por la absurdidad del momento. Sólo tuvo que aguantar un poco la respiración cuando notó sus labios cerca de uno de sus pezones, aunque sin llegar a tocarlo, y no fue hasta entonces que fue completamente consciente que tenía a James arrodillado delante y Darren justo a su espalda, vigilándolo todo de cerca. Y aunque seguramente era suficiente motivo para ponerse histérica, aquella noche parecía estar suficientemente enajenada para que no sólo no la pusiera nerviosa sino que la excitara un poco.

Al final James consiguió sacarle el sujetador y completar el reto, y aunque se sentía extraño sin nada debajo de la camiseta de tiras no hizo ningún intento de recuperar la prenda. Y aquella vez no bebió, porque a pesar de todo nunca había tenido sexo en público, aunque suponía que la cosa debía tener su morbo.
Y sin duda le gustó el siguiente reto, aunque no esperaba un show especialmente erótico por parte de Darren, seria divertido verle hacer el tonto.

- Deberías haber añadido que lo hiciera sin manos, también. – comentó juguetonamente mientras, ahora si, se levantaba de encima de Darren para sentarse en el borde de la cama, para dejarlo libre para que hiciera su espectáculo. Fue entonces cuando se dio cuenta de lo que de verdad estaba sucediendo en el sofá: Barunka prácticamente comiéndose a Lynn y estirando a James para que se les uniera. Y sin poder evitarlo miró a Darren con ambas cejas alzadas, mezcla de sorpresa y de interrogación acerca de lo que debían hacer. Siempre podían marcharse a buscar esas pizzas, aunque visto el desarrollo de los acontecimientos no creía que les importara tanto tener público.

Sí, vigiló a James con la fijación de un halcón por si el cabrón decidía irse por la tangente pero se comportó a excepción del momento en que sus labios pasaron demasiado cerca de los pezones de Amy. En ese momento propinó una patada a la espinilla de su compañero de Quidditch pero como no estaba en sus mejores reflejos, terminó dándole a la moqueta con todo su rencor. La cosa es que al final terminó descojonándose cuando Blue logró quitar el sostén con los dientes y hasta agradeció el detalle de bajarle la blusa con un asentimiento de la cabeza. Como él sí había follado ante gente tuvo que buscar la botella para darle un sorbo. ¿Cuándo? Pues hacía tiempo, el marido de Julia (la madre de su hija) estaba dormido pero él se la beneficio igualmente en el sofá de enfrente aprovechando la distracción y la turca que llevaba el pobre cornudo.

Estaba por librarse de retos y empezar a magrear los pechos de Amy ahora que estaban desprovistos de tela interior cuando James se refirió a él con un reto que hizo inmediatamente enarcar una ceja al smertios. ¿Un show erótico con los pantalones? ¿Estaban allí para follar o para reírse? Vio a James desaparecer cuando Lynn tiró de su mano y giró la cabeza lentamente hacia Jackson para contestar a su apunte - No me he quitado las costillas flotantes como para poder chuparme la polla yo mismo - movió ambas cejas hacia la morena por si ella quería participar y la dejó ir para poder levantarse a ofrecer el show.  Miró hacia el sofá para ver si prestaban atención pero los tres condenados parecían muy felices comiéndose los unos a los otros, regresó la mirada hacia Amy y se encogió de hombros - Déjalos ser - pero Barunka interrumpió su altruista demostración para denotar que estaba apunto de montárselo con la parejita feliz.

- Infame mujer - pero ya que tenía tres mujeres esperando por su desnudo, empezó a mover el culo de un lado a otro en consonancia de una canción de su cabeza que fue silbando a medida que se deshacía el botón de su pantalón y bajaba lentamente la cremallera del tejano. No estaba muy hábil pero logró subirse encima de la cama junto a Amy y en la altura (para que hasta los del trío lo vieran) se empezó a bajar los pantalones. Eso sí, primero se puso de espaldas para que vieran el buen trasero que la escoba hacía y cuando ya tenía los pantalones a la altura siguiendo el ritmo de la canción, culo de un lado para otro, se dio la vuelta de un salto - Quiero mis billetes, cabrones - y movió la cadera de delante hacia atrás hasta que los pantalones se deslizaron a sus tobillos. Con una sonrisa ladeada buscó los ojos claros de la morena -Lo tuyo me lo cobro ahora en especies - y tras la lapidaria frase, totalmente seria, se sentó en el respaldo del sofá y aprovechando que las rubias estaban juntitas cogió a Barunka de la nuca para acercarla bruscamente a sus labios, dándole un beso intenso y salvaje, recorriendo cada rincón de su boca y saboreándola. ¿Es que los planes no lo incluían a él? De reojo miró a Aislynn y cual infame giró la cabeza un poco hacia James - Sería feo no darle mi amor - y aprovechando que estaba de espaldas sentada en el sofá, le paseó los labios de vuelta y dejó un mordisco en su cuello.

Ahora sí, cumplida parte de su fantasía (aunque mejor sería un cuarteto con las señoras pero sabía repartir), terminó sacándose los pantalones para tirarlos por allí pero aprovecho que y estaba puesto para quitarse también la camiseta - Bueno, tu y yo teníamos algo pendiente desde hace mucho - se dirigió a Amy para cogerla de la muñeca y la tiró a la cama sin demasiada amabilidad para subirse encima suyo. La miró a los ojos con las ganas de follarsela ahí en los ojos y usando las dos manos, abrió sus piernas de un movimiento para colarse entre ellas. Tras inclinarse, la besó con la misma intensidad que minutos antes con Barunka, apresándole con una mano la nuca y alzando su cuello para invadirle sin recato ninguno su boca con la lengua. Tras darle un mordisco provocativo, bajó los labios hasta su cuello y descendió la lengua hasta bajarle la orilla del escote de su camiseta. Atrapó el filo con sus dientes y bajó la prenda suficiente para arañar con los dientes la aureola de su pezón. Recorrió a dos manos desde las rodillas de Amy hasta la curva de su cuelo y hundiendo los dedos, pegó un jalón de los bruscos para que sintiera de golpe su entrepierna. Sonrió contra su pecho y para que no se sintiera desatendido, pegó un bocado - Yo nunca nunca me he follado a mi mejor amigo.

En cuanto Barunka se levantó para ir a atender a James, Lynn ocupó el sitio de la semiveela sentada en el sofá con el vestido ya arremangado y medio desabotonado. Tiró la cabeza hacia atrás para ver a Brackminster mover las caderas con el ritmo de la música imaginaria y no pudo evitar una carcajada alta, divertida por ese sexy movimiento de culo pero cuando regresó la vista hacia el frente ya tenía a Barunka encima, acariciándole el cuello y Lynn devolvió sus atenciones mordiendo su cuello lentamente para luego succionar con la misma pausa, arrastrando los labios por encima de su fina piel para que sintiera aún más húmedo el mordisco. Justo en ese instante James agarró su mano para llevarla hacia su erección, Lynn sonrío contra el cuello de Barunka mientras empezaba a acariciar suavemente con la mano pero en el momento en que estaba ascendiendo para colar sus dedos por dentro de los boxers de James, la cabeza de Brackminster apareció para besar a la semiveela. Aislynn apartó los labios para dejarlos a su libertad y se centró en colar la mano dentro de los calzoncillos, envolver con sus dedos el miembro del jugador y empezar a mover la mano de arriba debajo de forma lenta para desesperarlo.

La cosa es que tuvo que detener su maniobra cuando notó a los dos chicos besar su cuello, no sabía si reírse porque estaban haciéndole cosquillas o soltar un suspiro de placer a ojos cerrados, terminó decantándose por la última. Sacó la mano y ayudó a James a bajarse los pantalones, tirando hacia abajo de la tela y alargó el cuello para atender a los labios de la rubia, besándola con intensidad y sin medias tintas, invasivas y necesitada, ahogando un jadeo contra sus labios. Hubiera continuado pero el beso se interrumpió cuando James la tomó por la cintura para sentarla encima suyo a horcajadas. Fue directamente a por sus labios para continuar con la acción que el mismo había interrumpido y cuando notó su erección contra su húmeda entrepierna, no pudo evitar soltar el aire con sus labios entreabiertos sobre sus labios pero terminó alzándose por el culo para ayudar al inglés a quitarle las medias y las bragas. Las lanzó de cualquier forma por el suelo, ya buscaría la mañana siguiente. En cuanto terminó, pegó un bote sobre la punta de los dedos del pie para sentarse encima de James, dándole un golpe contra la entrepierna desnuda contra el bulto de sus calzoncillos y sonrío con la malicia plasmada en los labios, consciente que estaba provocándolo.

De hecho, mordió su labio inferior  con suavidad para estirarlo a continuación fuerza, soltando una risa traviesa y empezó a mover sus caderas encima de él, buscando el roce entre ambos cuerpos mientras alzaba la cabeza, buscando a Barunka. ¿Dónde estaba? Ah, ahí. La cogió por la camiseta y la atrajo de un jalón para quitarle a dos manos la prenda sin dejar de moverse sobre James. En cuanto estuvo desnuda de cuerpo arriba, volvió a buscar sus labios para besarla con intensidad intercalando algún mordisco entre los roces bruscos de sus bocas y soltando pequeños gemidos de puro placer. En la gloria estaba en esa posición. Apoyó las manos en la cadera de Barunka y las arrastró por sus curvas hasta alcanzar sus pechos, los acunó con las palmas y terminó dándole un pellizco en el derecho antes de volverse a reír. Propinó un lametón a los labios  de la semiveela y fue a besar el cuello de James, esperando que la chica se uniera.

Ni pensaba en que estaba haciendo, solo sabía que quería eso por algún retorcido modo que ni ella sabía y estaba feliz como nunca. Tal vez fuera culpa del alcohol que había desinhibido por completo su parte más recatada y así era ella sin cabeza lógica. Cerró las piernas sobre los muslos de James haciendo que la notara bien húmeda para él y soltó un nuevo gemido contra su cuello.

Bien, pues si a nadie le importara que hubiera tres personas desnudándose en el sofá justo frente a sus narices, a ella tampoco le iba a importar. Se cruzó de piernas en el borde de la cama levantando la cabeza para ver el show pseudo-erótico de Darren, sin poder evitar carcajearse por sus movimientos de culo, sacándole la lengua cuando habló de cobrarle en especias ese patético baile. Interceptó la mirada de Barunka, que le hacía evidente que sus pezones reaccionaban a todo lo que se daba a su alrededor (y también lo hacía su entrepierna, que estaba más húmeda de lo que estaba dispuesta a confesar). Evidentemente no iba a pagarle absolutamente nada por eso, y se lo hubiera dicho de no ser porqué abandonó la cama en dirección al sofá para irse a besar primero a Barunka y luego a Aislynn. Frunció el ceño, ya demasiado bebida para poder esconder sus celos sin medida y totalmente fuera de lugar, pero le importaba poco. Y todavía mantenía su mala cara cuando él regresó a la cama.

- No sé de qué hablas. No tenemos nada pendiente desde hace… – no pudo seguir fingiendo que estaba enfurecida. No cuando él se puso justo entre sus piernas y la besó con una intensidad que la hizo perder todos los sentidos.

Cuando sus labios se trasladaron a su cuello, soltó un suspiro de pura satisfacción, sin que le quedara el suficiente sentido común para recordar que era su amigo e iban a mandar todo a la mierda. En esos instantes sólo le importaba sentirlo más cerca, y que sus labios continuaran descendiendo. Llevó sus manos a la espalda desnuda de Darren y lo araño sin piedad alguna, impidiendo de ese modo que se alejara y al mismo tiempo arqueó la espalda para aumentar la cercanía todo lo que pudiera cuando sintió sus dientes rozando el límite de sus pezones. Por los dioses, necesitaba que le sacara la camiseta y que lo hiciera en condiciones. Mientras con sus manos delineaba los músculos de su abdomen, que hacían que todo aquello fuera familiar y nuevo a la vez, porque en los años que habían pasado desde ese noviazgo fugaz que habían tenido, siendo apenas unos mocosos de dieciséis años, el cuerpo de Darren había cambiado para bien, haciéndose más hombre.

- No vuelvas a besar a nadie que no sea yo. ¿Lo entiendes? Porqué sólo te lo voy a repetir una vez. – dijo autoritaria, justo en el momento que él le agarró el trasero e hizo que sus entrepiernas chocaran, así que pudo notar su erección. Y eso fue suficiente para que le rodeara la cintura con ambas piernas, empezando movimientos circulares de cadera para aumentar la fricción entre sus partes más sensibles.

No pudo más que llevar hacía ahí su mano derecha de inmediato, de momento acariciándolo por encima de sus calzoncillos, ronroneando de satisfacción ante lo que encontraron sus dedos. O había olvidado mucho o aquello era mejor de lo que recordaba. Casi estaba a punto de deslizar la mano hacia el interior cuando Barunka apareció justo detrás de la espalda de Darren (había estado tan sumida en su momento que ni el pizzero que tocaba a la puerta había oído).

- No ha retado a nadie porque le importan una mierda las normas del juego, como todo en la vida que no sea quidditch y sexo. – le respondió sin pensarlo, porque la fastidiaba que hubiera llegado a joderle el polvo, y eso bastó para que furiosa estirara a Barunka para darle un beso agresivo, que apenas duró unos segundos, mientras dejaba a Darren encargarse de sus pechos. - ¿Vas a quitarme los pantalones algún día? - acabo preguntando, dirigiéndose a Darren, y más que una pregunta era casi una órden.

- ¿Por qué no? - dijo con toda la infamia del mundo y una sonrisa sobre el pecho que estaba atendiendo antes de lanzar el aliento cálido sobre la humedad de su piel, buscando el contrate de temperaturas para provocarla. El roce de la maldita mujer contra su entrepierna sacó un gruñido desde la base de la garganta de Brackminster que medio ahogado, ascendió los labios desde su pecho hasta su cuello, trazando el camino con la lengua de forma lenta y provocativa. La probaba porque hacía demasiado que no estaban en aquella situación y había que admitir que con los año, Jackson había ganado formas, actitud y genio pero cuanto más ponían a Darren llegadas esas alturas de la noche era ese carácter autoritario de mandona insoportable que encendían hasta la última testosterona de su cuerpo. No se contuvo en pegarle un mordisco fuerte y succionar con fuerza la piel de su cuello, marcándola para él en un gesto territorial.

La mano de la chica sobre su entrepierna evocó un nuevo gruñido en Brackminster que deslizó la nariz desde el cuello hasta su oreja donde jadeó de forma entrecortada - No juegues con fuego Jackson porque te vas a quemar- ronco como en su vida con la voz áspera y arrastrada por los excesos de aquella noche pero el momento erótico festivo de viejas amistades reencontradas en la cama fue interrumpido por una Barunka que parecía haber ido a por las pizzas pero que Darren en su momento de éxtasis ni fue consciente - Nunca me ha importado nad… - pero quedó a medias cuando en un arrebato pasional, Jacskon se alzó para besar a Barunka justo ante su cara. Las miró con el brilló de emoción lasciva pintado en los ojos y para no perderse el instante en un estupida ensoñación mordió el cuello de Jentsch con fuerza y descendió sus labios para coger la orilla de la camiseta de Jackson con los dientes, arrastrándola hacia arriba hasta que sus pechos quedaron al descubierto.

Embistió el derecho con sus labios, succionando antes de atrapar su pezón y estirar fuerte de él, separándose para agarrar con un brazo a Barunka por la cintura, cargarla sobre su cuerpo y mientras la besaba con intensidad salvaje dejarla junto a Amy en la cama. Miró a Jackson porque sabía que iba a protestar y terminó de quitarle la camiseta - Ni te quejes. Tu has comenzado. Si la besas, yo la beso. Así son las cosas - desabrochó el botón del pantalón de la morena y recordó que debía hacer algo. Ya que su casa era taaaaaan grande, alargó la mano derecha para darle una colleja a James en la nuca para que despertara de sus sueños eróticos con rubias y llamar su atención - Te reto a que bajes a la tienda y firmes una foto tuya desnudo para dejarla en el escaparate - Nadie había dicho que debía ser indulgente con el reto y así eliminó competencia. Donde caben dos (mujeres) caben tres (incluyendo a Aislynn) - Si te quedas con frío, rubia, te puedes venir. - se dirijió a la que estaba encima del chico.

Invocado el reto,  sonrío de lado y estiró los pantalones de Amy hasta levantarse de la cama para sacarlos de sus piernas. Se acuclilló y en cambio de ir a Jackson como era de esperar y solo con el fin de provocarla, cogió una de las piernas de Barunka y empezó a arrastrar los dientes desde media pantorrilla hasta la cara interna de sus muslos. Un mordisco y deslizó sus labios hasta que rozaron las bragas de Barunka. Quedo quieto, respirando sobre su humedad y luego cual maldito propinó un golpe juguetón a dos dedos sobre su intimidad antes de desviar su cara hasta Amy, hundiendo su boca sobre su ropa interior y mordiendo suave pero con todas la malicia del mundo.

Notó la mano de James en su nuca y entreabrió los labios para recibirlo desesperado sobre su boca, correspondió con la misma intensidad, dejando la mano en su cuello y presionando con las uñas para acercarlo a ella mientras jadeaba contra sus labios, ahogando algún gemido contra él mientras se apretaba hacía abajo buscando el momento que en que la fricción se tornara de forma irremediable en otra cosa más profunda. Lo quería y necesitaba en aquel instante como quien deseaba un antojo con todas sus fuerzas. Los besos de Barunka tras en su espalda no ayudaban a que aquella necesidad se reduciera así que ni esfuerzos puso cuando tiró de su vestido, solo levantó los brazos y dejó que quitará la única prenda que quedaba cubriendo su cuerpo porque no llevaba sujetador. Cuando James la atrajo en un abrazo, Lynn pasó los brazos por su cuello y besó la línea de mandíbula de manera repetida mientras sentía las manos recorrer su espalda así como sus labios por su cuello y hombro. Ladeó la cabeza hacia la derecha dejándole sitio y cerró los ojos mientras se mordía el labio inferior, disfrutando del momento.

Estaba distraída con ello hasta que una ráfaga de aire chocó contra su rostro producto de la mano de Darren hacendo contacto con la nuca de James.  Abrió los ojos y miró a Barunka junto a Amy, tumbadas en la cama. Las saludó con la mano y una sonrisa en plan “¿os lo pasáis bien?” pero tuvo que atender a James que volvía a darle un beso, esta vez más corto antes de echársela al hombro. Lynn pataleó un par de veces como si necesitara protestar por alguna razón pero en verdad estaba divertida con la idea de ir sobre el hombro de Blue o tal vez fuera cosa de andar con demasiado alcohol por venda. Justo antes que James la dejará sobre la cama tras hechizar a Darren, Lynn propinó un cachete en las nalgas del jugador y se dejó caer junto a Barunka.

Levantó un poco la cabeza para ver que hacía James pero cuando vió que se dirigía hacía Amy, quedó mirando como la besaba durante unos segundos y luego entrecerró los ojos pero no porque tuviera cualquier tipo de celos por el beso sino porque ahora ella también se le había antojado besar a Jackson. Fuera como fuera miró a Barunka y sonrío antes de subirse encima suyo porque hasta le gustaba la idea de andar sobre el cuerpo casi desnudo de la semiveela. Buscó las manos de la rubia y las atrapó por encima de su cabeza, presionando las propias sobre su muñeca aunque había que admitir que su fuerza era semeja a la de una mosca así que podía soltarse del agarre cuando ella quisiera. Empezó a moverse encima de la rubia tal como había hecho como James y buscó sus labios para besarla, invadiendo de nuevo con la lengua su boca antes de terminar el beso succionando el labio inferior de la chica. Descendió a besos por su cuello hasta encontrar su pecho, curiosa por saber como se sentía, atrapó un pezón y estiró con los dientes de forma suave antes de dejar un beso corto sobre él para incorporarse sobre la muchacha.

Miró a James y Amy pero se estiró para manotear suave la mano del jugador, coger la barbilla de Jackson y virar su rostro hacia ella para darle un beso. Era la única que no había besado aquella noche.