En Francia... - Aislynn

Soltó el aire bruscamente contra su oído cuando las manos que habían recorrido su cuerpo se cerraron bruscas sobre su pecho y automáticamente la rubia presionó con la mano sobre la evidencia de su erección en respuesta pero su acción fue interrumpida por James. Brusco tomó sus muñecas y apeló a la distancia para hallar algo de cordura en ambos pero Lynn hacía rato que había dejado la lógica y coherencia de lado.

Miró sus ojos fijamente, escuchando sus palabras y aunque desvió la mirada un segundo por la vehemencia en su tono de voz (fue sumamente directo y explicito), la irlandesa ya tenía desde hacía un buen rato una decisión tomada. Era virgen pero no tenía ninguna idea preconcebida de su primera vez, tan solo la firme voluntad durante años de hacerlo con alguien a quien quisiera de verdad y a quien hubiera entregado su confianza (no el primero que se cruzara) y eso existía con James desde hacia meses (incluso años). Era cierto que la situación no estaba en su mejor momento, teniendo en cuenta el problema con su desaparecida novia, pero Aislynn estaba convencida que si debía ser alguien ese era él así que iba a llevar su determinación hasta las últimas porque así era ella, cabezona y terca cuando una idea se instauraba en su cabeza.

Fueron unos segundos de interrupción visual pero cuando Aislynn regresó sus orbes a los de James estaba tan segura como él. ¿Por qué no? No había nada de malo. No iba a cometer un crimen solo a hacer físico el sentimiento que tenía por él y además ya no se trataba de dejarse o no hacer, es que llegados a ese punto donde había experimentado su primer orgasmo entre otras cosas quien deseaba volverlo a repetir era ella. Sí, ese era el poder que ejercía James sobre la rubia, vamos, no podía negarse a esas palabras cuando su sola mención había removido todo su cuerpo. Determinada como nunca, estiró el cuello para besarle y morder su labio inferior para arrastrarlo hacia atrás en lo que separaba su rostro, provocando su autocontrol- ¿Por qué debería detenerte? - luchó por liberar sus manos del agarre y las dejó sobre su torso, las deslizó otra vez hacia abajo y cuando las coló por dentro, se llevó la camiseta hacía arriba en un nuevo intento por desnudarlo.

Besó su cuello y ascendió para jugar con sus dientes en el lóbulo de su oreja - Hagámoslo - susurró segura con voz entrecortada, un poco áspera por la situación en la que se encontraban - Pero… - nuevo beso bajo su oreja y añadió - Mmmm - ronroneó contra su oreja - ¿Aquí? - no era tiquismiquis pero estaban en la cocina de una casa cuyos ventanales dejaban una buena perspectiva de lo que ocurría y si contaban con que iba a llegar el pizzero de un momento a otro, mejor que no los encontrara en plena faena.

Mala idea ponerla en pie tras la subida y bajada de endorfinas. Necesitó unos segundos para apoyar la mano contra la mesa y recuperar sus piernas que aún tras algunos minutos después del éxtasis, seguían como dormidas. Inspiró profundo y mantuvo la idea firme en su cabeza sin variar ni un ápice en su decisión porque estaba convencida en hacer aquello en lo que James se iba hasta la puerta para dejarle dinero al futuro pizzero que les llevaría la cena. Cuando regresó y la tomó de la mejilla para  besarla, Lynn acarició la palma de su mano con su carrillo y respondió con la sonrisa imbécil en los labios al beso porque en verdad estaba tan cómoda que nada de nada importaba.  

Tomó la mano ofrecida y se dejó guiar hacia arriba, nerviosa sí porque ya era inevitable cuanto iba a pasar pero convencida que de un modo u otro saldría bien. En cuanto estuvieron en la planta de arriba y James indicó una habitación, entró y se quedó viendo la decoración con aquella curiosidad de ir descubriendo nuevos mundos a medida que avanzaba en la corte de los Blue (casi eran reyes con tanto dinero) -Es perfecto - susurró con aire distraído porque estaba pendiente de los besos de su cuello y dejarle espacio a James mientras dejaba sus manos contra aquellas que se posaban sobre su vientre. Cada vez estaba más cómoda y ni por asomo pasaba por la cabeza de Lynn la posibilidad de ser solo empleada para cubrir fines sexuales. Notaba la respiración acelerada de James y eso cada vez la excitaba más como si su descontrol fuera un potente afrodisíaco par la rubia.

Sin oponer resistencia, dejó que la empotrara contra la puerta de la habitación y alzara sus brazos. Lo miró a los ojos con aquel deje travieso y cómplice para luego estremecerse con sus palabras, aquellas que susurró a su oído con tanta convicción que hasta por un momento se las creyó -Tu también - y mordió su oreja, tirano del lóbulo con lentitud y alevosía. Suspiros lentos, candentes y largos se desprendieron de sus labios en respuesta a cada beso dado por James  y en cuanto él levantó su vestido, ella colaboró para desprenderlo de su cuerpo.  Nuevamente se sonrojó al sentirse desnuda por primera vez ante alguien pero decidió ahogar la vergüenza con algo de atrevimiento, si se quedaba quieta y estancada, paralizada como animal indefenso, aquello no iba a ser divertido ni podría disfrutar. Estiró el cuello para morder el labio de James y llevó las manos hasta la orilla de su pantalón para acercárselo de un jalón.

Empezó a deshacer el botó de su pantalón y luego descorrió la cremallera, interviniendo mientras de subida (sin quitarselos) acariciaba la parte de los boxers que quedaban al descubierto. Bajó sus besos hasta su hombro desnudo para acariciarlos con ellos y descendió hacia su torso desnudo para dejar un mordisquito provocador. Tras dedicarle atenciones, se separó un poco para quitar la última prenda de su cuerpo, el sujetador negro aunque le costó un par de intensos porque estaba temblando aunque no sabía si eran de los nervios o de la emoción. Pero no, no quería que se diera cuenta de ese estúpido detalle así que buscó la mano de James la tiró para ella y sin recato puso el sujetador sobre la palma de su mano, por si quería guardarlos como sus bragas - Otro regalo de Navidad - y tras soltar una carcajada divertida, estiró sus brazos para colgarse de su cuello y empezó a besarlo con ávida necesidad,  pegando su cuerpo desnudo al de él. Estaba ardiendo, acalorada y excitada, soltaba jadeos contra sus labios por que necesitaba volver a repetir lo de la cocina. Lo quería y tanto que lo quería.

No estaba mintiendo solamente para llevársela a la cama, en verdad sentía que Aislynn era perfecta, James era de ese tipo de hombres que a pesar de ser unos idiotas creían fielmente y estaban educados en que si una joven te gustaba lo suficiente, podías hacerla tu novia y acostarte con ella después todo lo que quisieras.  Que ahora estuviera ahí sin habérselo dicho era porque sabía los problemas que tenia de una manera sentimental y porque quería arreglar primero el asunto con Whitney, dejarlo todo zanjado antes de embarcarse en algo completamente serio nuevamente.  En cualquier otra situación en verdad no se hubiera llevado a la cama a Aislynn, pero estando así como estaban y siendo ella tan condenadamente irresistible, en verdad ya era muy tarde para echarse para atrás.

Cuando le sacó el vestido acarició con ambas manos sus costados muy cerca de sus senos, se le quedó unos momentos observándolos como si fueran la maravilla más grande en el mundo y luego esperó a que ella se quitara el sujetador para liberarlos.  La estaba sujetando aun con una mano del costado derecho cuando le entrego la prenda y él puso nuevamente una de esas sonrisas estúpidas que le provocaba.  Lo iba a guardar por supuesto, aun que si seguía dándole ropa iba a terminar mandándola desnuda a su casa… o tal vez no la terminaría mandando de regreso y ya.

Atrapó su beso con los labios y acarició su espalda ahora desnuda cuando ella comenzó a tocarlo nuevamente, la apretó con más fuerza contra él y luego ahogo un suspiro profundo entre sus labios. No podía ocultar la erección que en esos momentos tenia dentro de sus pantalones, tampoco iba a tratar de hacerlo, era lo que ella le provocaba.  Él volvió a pegarla contra la pared y la tomó de los muslos para levantarla a modo que sus caderas chocaran y sus piernas lo rodearan.  Su rostro fue directamente a uno de sus pechos el cual acunó con el brazo que le quedaba libre y luego llevó hasta sus labios para atenderlo de igual manera haciendo círculos con su lengua y poniéndolo entre sus dientes.  Estaba listo, quería tenerla y sentía que no podía esperar un segundo más, la volvió a tomar con ambas manos por las caderas y la llevó hasta la cama dejándola caer sobre el colchón, la mera visión de ella ahí dispuesta para él lo volvía completamente loco.  

Entonces, antes de ponerse nuevamente sobre ella terminó por sacarse los pantalones y su ropa interior. Subió lentamente hasta donde ella se encontraba poniéndose sobre ella con ambas manos a los lados de su rostro y le sonrió antes de darle nuevamente y beso, se colocó entre sus piernas abiertas y de una manera lenta y cuidadosa se introdujo en ella sintiéndose tremendamente bien por estar ahí envuelto en el calor que ella emanaba.

Cuando notó la fría pared contra su piel desnuda no pudo más que evocar una larga exhalación contra los labios de James antes de dejarse alzar, colaborando con la tarea tomando impulso con la punta de los pies. Las caderas chocaron y esta vez un gemido suave de puro gozo brotó de sus labios entreabiertos, mordió el labio inferior de James como muestra de estar disfrutando y los deslizó a continuación a través de su mandíbula y cuello hasta llegar a ese hombro que tan apetecible se antojaba aquella noche. Ahogó los jadeos contra su piel mientras notaba la húmeda lengua acariciar sus pezones y no pudo evitar que una de las dos manos que se sujetaban en la nuca del jugador descendiera hasta media espalda, arañando la piel con las uñas de forma suave casi sin dañar.

Lugar al que se aferró cuando la llevó hasta la cama, dejándose caer con una sonrisa y mirando como se desnudaba mientras se mordía el labio inferior sin desdibujar la mueca de sus labios.  Se permitió unos segundos para ver que tanto secreto escondía Blue entre las piernas pero antes que pudiera grabar un buen recuerdo, ya estaba de nuevo encima suyo para cogerla del rostro. Lynn continuó sonriente con aquel aire inocente y cándido, correspondió al beso y a la par que se perdía de nuevo en sus labios, alzó una pierna para acomodarse mejor debajo suyo, dejando el muslo apoyado sobre su trasero. En ese instante notó como entraba dentro suyo e inmediatamente su cuerpo se tensó en respuesta por acto reflejo pero suspiró contra los labios que besaba, intentando perderse en eso y relajar la mente mientras sus manos acariciaban la trabajada espalda del cazador.

Todo iba perfecto hasta que llegó al punto critico donde más que placer fue dolor. Duró a penas unos segundos pero fue intenso hasta el punto de entrecortar su propia respiración y cerrar los ojos con fuerza. Hundió las uñas esta vez si fuerte en su espalda (incluso dejó alguna marca) pero cuando poco a poco fue calmándose y dejando paso al placer, regresó a las caricias por su espalda y a besar con más avidez a James, necesitándolo cada vez más. En un intento de sentirlo más cerca, apretó los muslos contra sus costados y automáticamente se estrechó en su interior mientras sus manos ascendían hasta su cabello, perdiendo los finos dedos entre sus hebras rizadas.

A cada embestida, Aislynn  jadeaba pero en un momento dado pasaron a convertirse en gemidos, suaves contra sus labios, solo para él. En un momento abandonó su boca y bajó hasta su cuello, donde besó y mordió hasta dejar una marca violácea visible. Apoyó los labios contra la piel recién besada y soltó un gemido más alto que los otros, notando como cada vez su cuerpo se abandonaba más al placer como en la cocina.

Ahogó un gemido contra sus labios mientra cambiaban de postura, quedando ella encima y él debajo. Las hebras doradas caían sobre su rostro, hombro y pecho desnudo de forma desordenada y a través de ellas, podía verse el rostro ruborizado de la irlandesa, los ojos encendidos en el placer del momento y sus labios entreabiertos, respirando con fuerza mientras hacían subir y bajar sus senos de forma violenta. Una nueva embestida fuerte y cerró los ojos para dejar escapar un gemido alto, arqueando la espalda antes de arremeter contra sus labios, inclinándose hacia delante, buscando aire donde ya no tenía y aferrándose con una mano a su torso mientras la otra pasaba por encima de su hombro, buscando entrelazar los dedos con sus rizos mientras se movía de delante hacia atrás buscando el contacto mientras seguía el ritmo impuesto por las yemas de James presionando contra su cadera.

Estaba a punto de deshacerse en placer y de hecho había vuelto a incorporarse sobre él, dejando ambas manos sobre su torso para apoyarse cuando él se incorporó para besarla abruptamente. Lynn correspondió con la misma intensidad y notó como su cuerpo se estremecía en una oleada de placer que recorrió todo su cuerpo, mucho más intensa que la última vez. Ni quiso ni pudo contener los gemidos que surgieron en ese instante y dejó que él saliera de ella cayendo de espalda a la cama con la respiración acelerada y la mente en blanco, completamente complacida. Necesitó unos segundos para sosegar su cuerpo que parecía aún estar saboreando las mieles del éxtasis pero dejó que James la abrazara y reptó en la cama para quedar más cerca de él.

Igual que él, dejó la mano en su mejilla y correspondió lentamente al beso, sintiéndose en una nube de emociones. Sonrío contra sus labios y asintió ante su pregunta pero buscó la voz en algún punto de su garganta entumecida - Estoy bien. Más que bien… - abrió los ojos que había llevado cerrados desde que la besó forma pausada y sentida. Miró sus ojos de forma directa dejando verle a través de ellos que aquello había significado mucho para ella mientras James pasaba el dedo por su mejilla y peinaba un mechón tras su oreja. En su tic, un maldito tic que siempre se reprochaba, mordió su labio inferior antes de alargar el cuello y como si leyera la mente del cazador, empezó a besarlo con la misma intensidad que él requería. Salvaje y ahogada. No quería irse, no quería que terminara aquello y si era necesario estar toda la noche hundidos el uno con el otro, Lynn no iba a quejarse.

Pasó una de sus piernas por encima de la cintura de James y aún no muy segura que su cuerpo fuera el suyo a consecuencia del momento que acababan de tener, volvió a subirse encima de él a horcajadas sin dejar de probar sus labios como si fuera la última vez. Atrapó su labio inferior entre sus dientes y estiró lentamente mientras lo miraba a los ojos desde cerca, provocándolo - Me gustas tanto… - susurró a  media voz, ronca, soltando su labio lentamente antes de volverlo a besar. Pero es que era verdad. James la tenía hechizada hasta el punto que se había entregado sin siquiera cuestionarse cuanto sucedería a continuación. Deslizó sus manos a través del torso de Blue y se sentó sobre su entrepierna tragándose un gemido por el sentir de la suya al roce pero a cambio, descendió los labios desde su boca hasta su cuello, dándole pequeños mordiscos sobre su piel todo por provocarlo y sentirlo otra vez fuera de control.

Tras dedicarse unos segundos volvió a ascender, dejando en el camino un mordisco en su mentón y otro beso en sus labios mientras susurraba  - …pero tanto James

Aislynn hacía mucho rato que había perdido el mundo de vista. No importaba nada fuera de aquellas cuatro paredes, solo estaban ellos dos y esa felicidad embriagadora de estar entre sus brazos. ¿Qué podía tener más valor que sentir como la respiración de James se convertía en su aire a través de aquellos largos besos o como sus manos delineaban sus formas hasta que sus rudos dedos se clavaban en su piel? Nada, absolutamente nada. Porque estaba perdida en él y no solo en aquel momento íntimo, hacía tiempo que se había percatado de que sentía algo más fuerte que mera amistad pero se contenía porque estaba comprometido pero ahora que habían decidido dejar de lado ese detalle, los sentimientos fluían solos a través de cada beso y caricia.

”¿Sabes acaso cuánto te necesito?” Esperaba que la necesitara tanto como él a ella. Pero no pudo responder porque se quedó sin aliento cuando volvió a notar que entraba en su interior. La espalda de la irlandesa se arqueó en respuesta y dejó escapar un gemido mientras su sexo se contraía en bienvenida al suyo, estrecha y húmeda, recibiéndolo, predispuesta por completo a repetir lo de minutos antes.  El abrazo contra su cuerpo y aquella frase, llenó por completo su corazón y aunque hubiera querido decirle en respuesta que no solo le gustaba sino que lo quería pero su voz autoritaria en su oreja con aquel tono rasposo y ronco, distrajeron por completo su cabeza y entregada a sus brazos, asintió - Sí. Mucho - respondió acariciando con su nariz su cuello antes de morderle la oreja.

Tragó no por necesidad de deglutir sino como tonta manera de buscar aire. Deslizó la nariz desde su oreja hasta el final de la línea de su mandíbula, arrastrando los labios tras ella y dejando una caricia tierna porque más allá del sexo para Aislynn aquello trataba de saborear con tranquilidad ambos cuerpos, dejando ver a través de sus gestos cuanto gustaba de su contacto y su roce. Buscó sus labios con los suyos, tomó su aliento de un beso profundo y colocó las manos en su espalda para sujetarse mientras empezaba a mover de arriba abajo, buscando el contacto pero no de la manera ansiosa que los condujo al clímax la última vez, más bien de forma lenta y pausada, saboreando por completo el instante.

Arañando con suavidad ascendió las manos hasta que los dedos se unieron en su nuca, continuaba moviéndose de forma lenta encima de él pero abrió los ojos para mirarlo, frente con frente, estirando con lentitud el labio inferior que acababa de besar, dejándolo ir solo cuando el jadeó que nació dentro de ella obligó a que soltara para poder evocar el gemido que pugnaba contra su garganta. Lo necesitaba y no se hacía ni una idea.