Re: De nuevo en la boca del lobo

por **Frances Alechinsky** Dom Dic 28, 2014 6:16 pm

La manera en que la tomó por la muñeca para volverla a acercar a él la dejó sin aliento. Lo mismo pasó con la presión que ponía contra su piel para retenerla. Trataba de no mirarlo a los ojos porque ya no tenía la fuerza para ser desafiante, no con ese gesto, mucho menos con esas palabras firmes y ansiosas que la derretían, que hacían que le temblaran las piernas. Forcejeó un poco para deshacerse del agarre, no solo del que tenía en su muñeca, sino la mano que volvía a acariciarla apenas al borde de la blusa.

-Dave, no sigas. Por favor, no digas esas cosas, no puedo…

Le repitió, casi con desesperación. Volvió a alzar la vista hacia él y negó firmemente con la cabeza, sosteniéndole la mirada. Sólo tenía que recordar lo mal que lo habían pasado en Hogwarts, lo mucho que se habían lastimado, que en algún momento incluso lo había odiado. Pasó saliva y con firmeza trató de soltarse.

-Suéltame, no quieres que llegue tu novia…¿cómo se llamaba? ¿Sandra? Y te encuentre así conmigo, ¿cierto? Para que luego te regodees echándome la culpa de todo, como siempre has hecho. Debiste decirme estas cosas antes, debiste hacerlo cuando aún había tiempo y no ahora que estoy casada, con hijos, contenta. No puedo hacer nada por ti, entiéndelo. Adoro a Tobias, y no voy a joder lo que tenemos, ¿tú quieres que lo tuyo con Sandra se arruine?

Se safó de un último movimiento violento y lo miró, con los ojos ligeramente empañados aunque intentara que no se notara para nada que de verdad estaba muy turbada por todas las contrariedades que la había hecho pasar en ese último minuto.

-El baño, ¿por favor? O tengo que buscarlo yo misma.

por **Dave Rayder** Mar Dic 30, 2014 12:52 pm

Cómo lo enloquecía, cómo lo cegaba al punto de ni darse cuenta de qué tan estúpido estaba siendo. Pero lamentablemente creerse todo eso lo hacía feliz, en ese momento lo tenía en una nube, o más que en una nube en un estado de éxtasis total. Le gustaba luchar un poco con ella, no tanto que mencionase a Sandra o de su matrimonio de mierda. Por un segundo estuvo a punto de callarla diciendo que no hablase de Sandra, que no se merecía mencionar su nombre y esas cosas que se dicen cuando a uno le tocan algo que le importa.

Pero no lo hizo.

No hizo nada, no dijo nada, la miró entre furioso y encantado, con ganas de gritarle por todas las idioteces que estaba diciendo, por recordarle lo jodido de todo eso, por desesperarlo en ese momento que estaba tan cerca de ella y que todo lo sentía magnificado. La odiaba un poco, la odiaba porque era concienzuda cuando jamás en su vida fue así con él, la odiaba por tener una familia ya, la odiaba por ser tan deliciosa, la odiaba porque realmente lo desmoronaba. La odiaba mucho.

Por lo menos el ya no tenerla entre sus manos lo hizo un poco más libre, le quitó un peso de encima pero no era suficiente. Se quedó mirando ese gesto aniñado que aún le parecía adorable, esas facciones congeladas en el tiempo y aquella temeraria mirada que le estaba echando ahora, como si no tuviese nada que perder, como si sólo él tuviese alguien a quien responderle. O tal vez Tobías era mucho mejor hombre que él y aguantaba todos esos juegos, aguantaba ser uno de tantos.

Nuevamente quería gritarle pero apretó los dientes para no hacerlo. Señaló hacia el pequeño baño que estaba en una esquina, no podía verla un segundo más.

-Vete, pero sabes que iré por ti. Ojalá Tobías no tenga el sueño ligero.-dicho eso se dio media vuelta y desapareció siendo un tonto, sabiendo que ella podía esperar a Sandra y decirle todo o que podía destrozar todo en un ataque de ira. Simplemente no podía mencionar su mismo aire en ese instante y cualquier cosa era mejor a ello, su garganta comenzaba a cerrarse por su sola presencia.-

por **Frances Alechinsky** Mar Dic 30, 2014 2:34 pm

No sabía por qué estaba descolocada de ese modo, por qué había aceptado ir ahí en primer lugar, por qué había dejado que la besara tanto, tan profundo. Había vuelto a Hogwarts de pronto a su lado, a tiempos en los que se paseaba con la incertidumbre de si se había acostado con él o no en casa de su madre. A aquella primera vez que le había confesado todo, a hipogrifos, y también a muchos desencuentros. ¿Iba a ser así toda la vida?

Le regresó la mirada, notando que había algo en ella que parecía encendido, por eso no se atrevió a sostenérsela más tiempo del necesario. Lo odiaba por haber aparecido así en su vida, años después, a pedir algo que ya no le correspondía, a pedirlo, además, de la forma en que ella siempre había esperado que lo hiciera. La había soltado, pero ella se acercó a él de nuevo para pegar la frente contra la de él y acariciar su nuca. Claro que eso podía malinterpretarse como un gesto malintencionado, e incluso sonrió al escucharlo decir que iría por ella, y lo del sueño ligero. Se hizo hacia atrás y estuvo a punto de agregar algo cuando lo vio girarse y desaparecer.

Borró la sonrisa y se metió al baño. En realidad solo había pretendido estar en un espacio pequeño y fumar algo, para pensar las cosas. En ese momento tenía dos opciones: largarse de una vez y dejar las cosas como estaban, o esperar a que Dave regresara, quizá hasta mandarle un patronus, y olvidarse de todo. Ni siquiera pensaba en Sandra. Sacó un cigarrillo y lo encendió con la varita.

Se recargó en el lavabo, a meditar. Luego de un par de caladas frunció el ceño. ¿Por qué diablos le había dicho eso? ¿Por qué diablos la había llevado a su casa? ¿Y por qué diablos se iba solamente dejándola con una amenaza velada? Se enojó tanto, de súbito, que no pensó muy bien lo que hacía cuando palpó los bolsillos de sus pantalones en la búsqueda de su lápiz labial, con el que dibujó un corazón en el pequeño espejo del baño. Luego deslizó los pantalones por sus piernas y después las bragas. Volvió a ponerse los pantalones y salió con ellas en un puño. No eran nada especial, eran blancas con un montón de florecitas pequeñas en color aqua y lila. Las dejó sobre el mismo sofá en el que se había sentado. Que se jodiera Dave, por arruinarle la vida, por confundirla, por besarla de esa manera y hacerla sentir como lo había hecho. A ver si Sandra tenía o no el sueño ligero. Desapareció de ahí sintiéndose completamente culpable.

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