Lucy Blackwood

Lo primero a destacar sobre Lucy es que es una persona abierta y de trato sencillo. Es de humor ingenioso y respuesta rápida, gentil en su trato con los demás, aunque no sea precisamente una perita en dulce que desborde ternura e inocencia. Goza de facilidad de palabra y el carisma suficiente como para respaldarlo, además de ser ávida lectora de cualquier cosa que le caiga entre las manos y, por supuesto, disfrutar de la escritura.

Es una persona sensible y dada a hacerse ilusiones de forma fácil, pero tampoco deja que le vean la cara, sabe marcar sus distancias y es más que capaz de defenderse por cuenta propia. Coqueta, no lo oculta, le gusta arreglarse y es un poco teaser, pero nunca ha sido de correr a besuquearse con el primero que le pase por el frente, lo encuentra poco interesante. Es discreta con sus asuntos personales, y aunque no lo aparente siempre está alerta a lo que pasa a su alrededor. Sabe leer entre líneas y sacar pistas de donde en primera viste parece que no las hay. No le gusta su segundo nombre úsalo sólo si quieres que te declare odio. De la mano de su metamorfomagia viene el que es una buenísima actriz (don que, sin dramatizar de más, le salvó la vida). Noble y trabajadora, cariñosa, pero ambiciosa y de armas tomar. Es miope y le gusta llevar el cabello de mil colores distintos.

Los Blackwood son una familia de sangre pura que se comenzaron a hacer de renombre hace un par de generaciones atrás al comprar una pequeña emisora de radio que a base de trabajo y buenas conexiones consiguieron hacer prosperar. Esas conexiones lograron conseguirlas gracias a otra peculiaridad por la que son bien conocidos entre algunos círculos: se sabe que el don de la metamorfomagia corre fuerte en su sangre.

Creció aislada de la influencia muggle, al igual que lo hicieron sus hermanos menores, sus padres antes que ella y hasta sus abuelos. Su bien su don de cambiaformas se manifestó apenas nacer, sus dotes de bruja no se manifestaron hasta los 8 años, cuando en una pelea con un niño del premio hizo que se le cayera todo el cabello, hasta las cejas. Tras un sinfín de muestras de efusividad y alegría al recibir su carta de admisión a Hogwarts, al llegar al castillo fue sorteada para la casa de Ravenclaw, donde pasaría los siguientes años de su vida vistiendo de azul y plateado.

Sus años de colegiala transcurrieron con normalidad. La convivencia con sus compañeros y curiosidad natural le hicieron abrirse poco a poco a la cultura muggle y volverse más receptiva a ellos, aunque a decir verdad su mundo le siga pareciendo un misterio y haya un millón de cosas que no entiende. Destaca que se hizo de algo de fama por escribir una serie de cuentos cortos y sucios que circularon por ahí. Los profesores nunca pudieron rastrearlos de vuelta a ella, así que cada vez se volvía más explícita y escandalosa, solo por reírse y ver qué tan lejos podía llegar.

No fue hasta que la guerra alcanzó su punto más crítico que la postura de su familia se terminó por definir. Repudiando por completo lo que los Mortifagos y Quien-tu-sabes proclamaban y hartos de las muertes constantes, los Blackwood comenzaron a usar su alcance en comunicaciones de manera clandestina a favor de diversos grupos liberales que se fueron formando. Ofrecieron sus propiedades como refugio e incluso llegaron a pelear activamente, sin importar lo caro que les costó. Todo lo que la familia se había labrado a lo largo de generaciones lo perdieron en ataques. Su madre y sus hermanos más chicos tuvieron que abandonar el país. Su padre y ella evitaron que los asesinaran separándose y valiéndose de la metamorfomagia para esconderse. Les pesa lo que perdieron y quedó destruido, pero saben que hicieron lo correcto y que son afortunados por no haber perdido a nadie.

Cuando la guerra terminó entró directamente a trabajar para ayudar a sus padres a volver a levantarse y a sus hermanos a poder continuar con sus estudios. Les tomó varios años, y aunque si influencia en el mundo mágico ya no es ni por lejos lo que era, van saliendo adelante. Ha conseguido ahorrar lo suficiente como para decidirse a matricularse en Brigantia y seguir con sus planes donde los había tenido que dejar, aun y si tiene que trabajar turnos desastrosos y mal pagados para costeárselo. Ahora mismo trabaja en la cafetería de Brigantia, y debe decir que no le va tan mal.

HABILIDADES
• ESTAS HABILIDADES SE IRÁN COMPRANDO CON EL TIEMPO Y CON LOS PUNTOS DE EXPERIENCIA QUE VAYAN GANANDO MEDIANTE EL ROL, LAS CLASES Y LAS TRAMAS.
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