Just before midnight

Just before midnight

▲ 6pm ▲Martes

No era aun de noche completamente pero el sol estaba decayendo sobre la universidad, las tardes de ese final de otoño cada vez caían más rápido y el frio se dejaba ver más seguido, en pocas semanas el semestre terminaría y James iba a volver a casa como cada navidad para pasarla en familia. Últimamente las cosas iban bien académicamente hablando, también en lo profesional y deportivo, en cuestiones de amor era un asunto completamente aparte, pero no podía tenerlo todo en la vida ¿cierto?

Con todo y eso él nunca era de las personas que se quedaban solas una tarde en el bar del campus nada más porque si, a veces iba ahí con sus compañeros de facultad y otras veces con viejos conocidos, la situación con él era que podía socializar con cualquiera y tratarlos como de mejores amigos aun que solamente se hubieran visto una sola vez en la vida, su madre decía que era una especie de súper poder el caerle bien al mundo (aun que él sabía que no era enteramente cierto eso). Total que estaba en aquel bar simplemente esperando con una cerveza de raíz en las manos y comiendo cacahuates y nueces de un bowl que le habían servido amablemente. Estaba esperando por Amy aun que no sabía bien a qué hora terminaba con sus clases, solamente le mandó una lechuza para verla, la extrañaba y aun con todo era difícil hablar de cosas muggles con algunos de sus compañeros, nadie podría comprender lo mucho que le gustaba ver la televisión o los partidos del fin de semana como su vieja conocida.

Afortunadamente no tuvo que esperar mucho tiempo más, James no era de los que esperaban horas sentados sin hacer nada, le inquietaba mucho quedarse sin que hacer, cosas del ejercicio y de mantenerse ocupado. Vio como Amy entro por la puerta del bar y aun que ya lo hubiera visto se puso de pie y espero a que ella llegara a la mesa para saludarla de manera fraternal y acercarle una silla a su lado.

-Hey, pensé que no podrías venir, ¿Qué tal los dragones de este semestre? ¿Todo en orden? – Ni sabía si estaban investigando dragones o qué en zoología mágica, solo hablaba por hablar. Le acercó el bowl de cacahuates y luego alzó la mano para pedir algo para ella. - ¿Quieres una cerveza? ¿Qué quieres tomar? Tu solo dime, me alegra verte al fin, pensaba que algo te había comido las manos evitándote así el poder escribirme una lechuza o algo…

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▲ 6pm ▲Martes

La verdad él no tenía la mas mínima noción de lo que la gente en Zoología mágica estudiaba, sabía que un primo por parte de su papá cuidaba dragones y por eso lo había mencionado, el pobre primo Alexander era como un guerrero romano, lleno de cicatrices y cosas así por luchar con ellos, jamás entendería el afán de arriesgarse con esas criaturas, pero bueno él tampoco lo hubiera estudiado, le parecía más seguro volar en una escoba a varios cientos de metros que meterse en una jaula con algo extraño.

Bueno en realidad me da gusto que no los hayan visto aun, algunos tienen mal carácter, ¿te he contado de mi primo Alexander? Él está en una reserva de dragones en algún lugar de Irlanda, la verdad no tengo la más mínima idea de donde esta o qué diablos hacen ahí pero siempre vuelve con una herida nueva. Es algo peligroso, en realidad… – Bueno, pero que cosas divertidas no lo eran. Se carcajeo de buena gana cuando le dijo lo elegante que se veía, hasta alzó el pecho e hizo una seña de quitándose un sombrero invisible como agradecimiento, la verdad se había esforzado un poco en su arreglo personal por si en dado caso llegaban a toparse con una chica que le gustaba desde hacía semanas. Era tonto en realidad, no iba a decírselo a Amy.

Me insultas, claro que vengo con mis mejores galas a verte a ti, tal vez en algún momento te animes a aceptar lo locamente enamorada que estas de mi y así podremos casarnos y tener hijos que monten dragones y esas cosas.. – Le tomó la mano solamente para escenificar mejor su teatro. A Amy la quería como se le quiere a una hermana menor, la cuidaba y la apreciaba, habían pasado momentos muy difíciles en el colegio y estar hombro con hombro con alguien no se olvidaba fácilmente, al menos él no lo hacía.

Si la vio como una loca principalmente porque la tenia sujeta de la mano, le dio un tierno beso fraternal y luego una palmadita en ella .- Tu mano está bien y no he escuchado nada, pero si has tenido algún accidente me lo dirás, ¿verdad? Vamos que te pediré eso. – La soltó y luego se levantó para ir a pedir lo que ella quería. No tardaron mucho en servirle un tarro de cerveza oscura para él y la amber lee para ella. Volvió más rápido de lo pensado y se la entrego poniéndola a su lado.

Te diré que mis fans enloquecieron de más en los últimos partidos, afortunadamente la temporada acabo y ellas tendrán que encontrar a alguien más a quién adorar mientras comienzan de nuevo los partidos. – Tomó de su tarro de cerveza y le supo a gloria, no es que él fuera un alcohólico ni nada, pero sentía que la necesitaba. – Ya casi curso mi último semestre, ¿me extrañaras si no me ves por aquí? Dime la verdad, podré soportarlo… ¿Cómo te va a ti? ¿Ya estas dejando tiempo para relacionarte con chicos y esas cosas? ¿Debo preocuparme por la competencia?

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▲ 6pm ▲Martes

Tampoco iba a juzgar el trabajo de Amy o que ella quisiera dedicarse a ello, era su amiga y la apoyaba, se preocupaba por que era parte de su forma de ser, también se habría preocupado por ella si quisiera ser pocionista o lo que fuera, sabía por carne propia lo que era que la gente dudara en tu carrera, tener que darles explicaciones de por qué quieres hacer las cosas e incluso hasta las cuentas de cómo planeas mantenerte en un futuro cuando “no pudieras continuar con la profesión”, era ridículo.

James disfrutaba mucho de su relación con Amy, que si bien nunca había tenido tintes románticos tampoco había sido cualquier cosa, ella era como una hermana para él y bromear de esa manera le salía casi natural, sabía que jamás habría malos entendidos entre ellos porque prácticamente habían crecido juntos y confusiones de ese tipo, en todo el tiempo que llevaban de conocerse jamás habían ocurrido. La verdad él si se imaginaba con una mujer y una familia en el futuro, sin embargo también estaba la opción de que eso no ocurriera y si ese era el caso, sabía que al menos podría contar con ella a pesar de todo, no era una mala idea en realidad.

Soltó una carcajada sincera y contagiosa cuando menciono lo de salir en corazón de bruja, como actualmente jugaba para el equipo alemán y todo eso en realidad era en ese país donde lo conocían un poco más y se podría decir que tenía sus “fans”, en Inglaterra en cambio solamente era conocido cuando tocaba algún partido en contra y cosas así. La verdad le había ido bien en su carrera, no podía quejarse en lo más mínimo a pesar de las épocas en las que le había tocado vivir.

Pues entonces qué bueno que me avisas, prepararé mis mejores hechizos para encontrarme en un duelo al amanecer con los tres, creo que si podría ganarles. – Continuó con la broma de los enamorados y esas cosas, comenzó a girar su cerveza sobre la mesa con dos dedos, era su forma expresar mediante el lenguaje corporal que estaba algo ansioso, que en verdad estaba prestándole atención también. - Bueno, estoy seguro que pronto llegara el indicado que se deje patear el trasero por mi para lograr salir contigo, soy un hombre celoso, ya deberías saberlo – soltó otra risa por el ultimo comentario, era algo cierto en realidad, era celoso con sus amigas y no le gustaba que cualquier pobre diablo saliera con ellas.

Aspiro con fuerza inflando el pecho y cuando ella preguntó si había alguien en su mira, exhalo como si la vida se le fuera en ello y luego le dio un largo trago a la bebida que tenia entre las manos. ¿La realidad? Si, había alguien que conoció unas semanas atrás en una fiesta de la facultad de periodismo, ¿Estaba logrando algo? No en realidad, aun no sabía la manera de abordarla y todo eso. Mejor prefirió no decir nada al respecto, aun que sus acciones hablaban más que él mismo. -¿Yo? Pff ¿Alguien? No, por supuesto que no, ¿qué te hace pensar eso? Soy la persona con menos suerte en el asunto de las citas de todo Brigantia, por favor… – Tampoco era taaaan cierto eso, si salía con chicas e incluso hacia también unos días tuvo un encuentro con una en un bar, pero le gustaba mucho exagerar al respecto.

La verdad no había tenido un noviazgo serio ni nada de eso desde el asunto de Cassandra, una mujer mezquina y ruin que le había hecho mucho daño en el pasado, tal vez por eso su miedo a comprometerse con alguien de esa manera.

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▲ 6pm ▲Martes

No sabía cómo iba a reaccionar, aun que no lo aceptara todo eso lo ponía nervioso o más bien ansioso. El reclamaba el derecho sobre sus amigas pero claro que no era un psicópata que quisiera matar a cualquiera que se les acercara, solamente les advertiría de la manera amable que si les rompían el corazón él estaba perfectamente capacitado para romperles las piernas, todo tranquilo, como una plática casual. Bebió de su cerveza y luego se carcajeo al escuchar que ella le pedía de buena gana que le presentara a alguno de sus amigos. No, definitivamente eso no iba a pasar, todos los jugadores de quidditch tenían el defecto de ser unos malditos patanes, incluso él la verdad, al menos con algunas chicas con las que se acostaba los fines de semana.

Amy, mereces más que un jugador de Quidditch, no sé, simplemente no funcionamos como parejas de verdad, la mayoría somos un desastre, te aprecio lo suficiente como para evitarte eso. Aun que si solamente lo quieres para que te haga el favor un fin de semana podría arreglarte algo – Lo dijo medio en broma medio en verdad, Amy no era fea y estaba seguro que a varios de sus amigos incluso ya hasta les había pasado por la cabeza acercarse a ella de las veces que los veían por ahí en el campus.

La pregunta de las vacaciones si lo sorprendió un poco, en realidad no tenia tal cual planes. Iba a ir a Inglaterra también, a pasar el tiempo con su hermana y cosas así entre familia. No le parecía mal dar una vuelta por ahí con Amy, ir al London’s Eye o a patinar en el Hyde Park.

Diablos Amy no se, tener que ir a Londres, con eso de la nieve y todo… está bien, me sacrificare por ti, pero a cambio tendrás que acompañarme a patinar en Hyde Park, chocas con una chica guapa y me la presentas. Ese será mi precio. ¿Qué dices? – Bromeaba nuevamente, en realidad el alcohol le provocaba eso, lo relajaba al punto de que podía ser él mismo, además la compañía también ayudaba muchísimo.

Voy a comprarte un obsequio navideño, lo acabo de decidir en estos momentos, dime ¿Qué te gustaría? No puedo secuestrar a los jugadores de Quidditch así que deberás pensar en otra cosa. – Le dio otro trago grande a su cerveza, ya estaba por terminarla, era de los que les gustaba beber y platicar.

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▲ 6pm ▲Martes

La verdad él ya tenía una lista de personas a las que le gustaba regalarles obsequios en navidad, fuera de su familia solo lo hacía con un grupo reducido, sin embargo Amy era parte de ellas. Era mejor preguntarle que quería, él era malísimo para elegir esas cosas y siempre terminaba comprando algo a su gusto, que no iba para nada con las cosas delicadas y femeninas que, por ejemplo, a su hermana le gustaban. Se rió de buena gana al escuchar que ella quería una mascota, aun que tomó un poco de broma al respecto.

-Amy, pensé que habíamos dejado en claro que no puedo regalarte a un jugador, tendrás que pedir otra cosa – Lo decía respecto al comentario de algo peludo, en cuatro patas y que la recibiera con amor. Estaba bebiendo de su cerveza cuando vio acercarse a Cassandra, la habría reconocido a kilómetros de distancia, dejó su cerveza frente a él y vio fijamente a Amy, como si pensara que de alguna manera, si no hacia contacto visual con la morena, esta no iba a acercársele, estaba equivocado.

Escuchó su voz y simplemente suspiro pidiéndole paciencia al cielo, no era un grosero para mandarla al demonio, así que a regañadientes asintió con la cabeza cuando ella le preguntó si podía sentarse con ellos, pero luego vinieron aquellos comentarios llenos de veneno. Por una vez en su vida él estuvo a punto de decirle que se tragara sus palabras y se largara de ese lugar, pero optó mejor por la segunda opción. Ella quería jugar ese juego, él lo iba a hacer también.

¿Verdad? Siempre pensé que Amy sería perfecta para mi, en realidad las mujeres estilo “perra destruye vidas” nunca fueron mis favoritas, a pesar de haber salido con alguna por ahí. Pero no, no es una cita, solamente estamos charlando. ¿Qué me dice la vida Cassandra? – Le sonrió de manera descarada recargándose sobre la silla y bebiendo de su cerveza. No era alguien cruel, pero Cassandra se lo ganaba a pulso, es más, lo exigía.

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▲ 6pm ▲Martes

Había pocas personas que sacaban el mal carácter de James a flote, los puristas y conservadores y Cassandra. La había querido muchísimo, prácticamente fue la primer persona a la que le permitió acercarse a él después de la muerte de su hermana, en aquel entonces James estaba devastado y solamente buscaba un consuelo fácil, pero ese consuelo era para ambos, Cassandra también se había aprovechado de lo que tenían, de su fama y de muchas otras cosas del jugador de Quiddtich. Cuando sucedió lo del embarazo había quedado en shock, su fama a penas estaba despuntando y su único error había sido dudar… un error que le había costado muy caro pues cuando intento acercarse nuevamente a Cassandra para hacerse cargo del hijo, aquella como si fuera cualquier cosa le dijo que lo había abortado… a su hijo… jamás se lo perdonó.

Al parecer no soy muy bueno en eso como parece – La vio a los ojos, era por el comentario de deshacerse de lo que no le serví. Aspiro profundamente y bebió de la cerveza para acabársela, tenía dos opciones esa noche, mandar todo al demonio diciéndole sus verdades a Cassandra o simplemente soportarla. Le hizo una seña a Amy para que pasara de Cassandra en lo que ella les mandaba pedir más tragos.

¿Qué quieres de regalo Cassandra? - Dijo cansado, no iba a pelear con ella. Ese era uno de los problemas de James, se dejaba utilizar fácilmente y, en verdad seguía sintiéndose culpable por el pasado con la morena. Aceptó la bebida que les dio tomándosela en un solo trago, esa noche ya estaba arruinada, lo menos que podría hacer era embriagarse lo suficiente como para que no le importara.

Pero vamos, que Cassandra tiene razón, Amy … olvida los rencores, lo peor que puedes hacerle a la gente que te odia es ser feliz mientras ellos se pudren en su odio y rencor. Salud!