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Midnight Cap
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Midnight Cap
No recordaba la última vez que había tenido una noche de sueño completa.
Ya no hablaba de pesadillas que le jugaran malas pasadas. Tenía asumido que nunca se irían del todo y que, cuando era uno de esos momentos en los que decidían manifestarse, no le quedaba más que dejarlas pasar. Era que de un día para otro su reloj interno había cambiado por completo, como si fuera cosa de encender y apagar un interruptor. Jasmine dormía por las tardes y pasaba las noches enteras despierta. Sabía que se debía a su ojo de cristal, pero honestamente, incluso lo prefería así.
Trasnochar solía ser más divertido cuando era fin de semana. Más social también. En día - ¿o noche? - escolar, cuando todo mundo tiene el estrés de trabajos por entregar y exámenes que preparar, Jasmine aprovechaba para hacer sus cosas y estar en paz.
Hacer sus cosas, en esta ocasión, era irse a fumar al campo de quidditch. Por que desde ahí se tenía la mejor vista del campus y a esas horas solía estar por demás tranquilo. Tomó su abrigo y el bolso que llevaba siempre preparado y anduvo hasta allá, importándole poco el frío.
De camino, a punto de subir a las gradas escuchó algo no muy lejos que llamó su atención y la hizo voltear. Que mientras ella iba entrando alguien iba de salida a unos metros más allá. A ella no la podrían ver desde donde estaba sin linternas que iluminaran el camino, pero Jasmine lo podía vislumbrar a la perfección.
- Hey Islandés. - Se perfiló una media sonrisa en los labios y lo llamó desde donde estaba sin moverse ni un poco hacia donde la luz de la luna dejaba el camino más claro, solo por ver que pasaba.
Ya no hablaba de pesadillas que le jugaran malas pasadas. Tenía asumido que nunca se irían del todo y que, cuando era uno de esos momentos en los que decidían manifestarse, no le quedaba más que dejarlas pasar. Era que de un día para otro su reloj interno había cambiado por completo, como si fuera cosa de encender y apagar un interruptor. Jasmine dormía por las tardes y pasaba las noches enteras despierta. Sabía que se debía a su ojo de cristal, pero honestamente, incluso lo prefería así.
Trasnochar solía ser más divertido cuando era fin de semana. Más social también. En día - ¿o noche? - escolar, cuando todo mundo tiene el estrés de trabajos por entregar y exámenes que preparar, Jasmine aprovechaba para hacer sus cosas y estar en paz.
Hacer sus cosas, en esta ocasión, era irse a fumar al campo de quidditch. Por que desde ahí se tenía la mejor vista del campus y a esas horas solía estar por demás tranquilo. Tomó su abrigo y el bolso que llevaba siempre preparado y anduvo hasta allá, importándole poco el frío.
De camino, a punto de subir a las gradas escuchó algo no muy lejos que llamó su atención y la hizo voltear. Que mientras ella iba entrando alguien iba de salida a unos metros más allá. A ella no la podrían ver desde donde estaba sin linternas que iluminaran el camino, pero Jasmine lo podía vislumbrar a la perfección.
- Hey Islandés. - Se perfiló una media sonrisa en los labios y lo llamó desde donde estaba sin moverse ni un poco hacia donde la luz de la luna dejaba el camino más claro, solo por ver que pasaba.
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
Kristján había faltado a un entrenamiento, así que había tenido que compensarlo y trabajar el doble. La carrera no te dejaba ni un segundo en paz, menos cuando estabas en la mira del Puddlemere United, según las últimas noticias. Había faltado porque se había ido de fiesta y al otro día había sido imposible levantarse. Sus compañeros de carrera estaban preocupados y ya los había escuchado cuchicheando que seguramente necesitaría entrar a rehabilitación de nuevo. Quería demostrarles que no, que podía mantenerse bien, que podía controlarlo. Las cosas no podían salirse de su completo control, ya había dejado que pasara varias veces.
Cuando sintió que sus músculos ya no daban para más, el islandés bajó de la escoba y se dirigió hacia los vestidores para darse un baño e ir a su dormitorio, después podría caer profundamente dormido, tanto ejercicio le impediría pensar en otra cosa, o eso esperaba él. Se estiró y se dirigió a la salida y en eso escuchó su nombre.
Intentó ver en la oscuridad pero no vio nada. Haber sobrevivido a una guerra lo había convertido en un paranoico así que de inmediato sacó la varita con actitud a la defensiva y conjuró un lumos para ver quién estaba ahí. Le costó dos movimientos dar con Jasmine Hartmann y relajar el cuerpo después del sobresalto.
-¿Te diviertes espiándome en la oscuridad, pelirroja?-Guardó la varita en el bolsillo de su pantalón. Se le olvidaba que estaban en tiempos de paz, había heridas que nunca se cerraban. Se talló los ojos y enfocó la vista en donde la había visto, dejando que sus ojos se acostumbraran poco a poco a la oscuridad.
-¿Qué haces por aquí merodeando a estas horas?-Naturalmente no lo estaba espiando, pero tampoco podía imaginarse qué hacía ella ahí. No recordaba si en tiempos más felices de Hogwarts a ella le gustaba el quidditch o algo así, pero recordaba que a uno de sus novios sí, tal vez era por eso.
Cuando sintió que sus músculos ya no daban para más, el islandés bajó de la escoba y se dirigió hacia los vestidores para darse un baño e ir a su dormitorio, después podría caer profundamente dormido, tanto ejercicio le impediría pensar en otra cosa, o eso esperaba él. Se estiró y se dirigió a la salida y en eso escuchó su nombre.
Intentó ver en la oscuridad pero no vio nada. Haber sobrevivido a una guerra lo había convertido en un paranoico así que de inmediato sacó la varita con actitud a la defensiva y conjuró un lumos para ver quién estaba ahí. Le costó dos movimientos dar con Jasmine Hartmann y relajar el cuerpo después del sobresalto.
-¿Te diviertes espiándome en la oscuridad, pelirroja?-Guardó la varita en el bolsillo de su pantalón. Se le olvidaba que estaban en tiempos de paz, había heridas que nunca se cerraban. Se talló los ojos y enfocó la vista en donde la había visto, dejando que sus ojos se acostumbraran poco a poco a la oscuridad.
-¿Qué haces por aquí merodeando a estas horas?-Naturalmente no lo estaba espiando, pero tampoco podía imaginarse qué hacía ella ahí. No recordaba si en tiempos más felices de Hogwarts a ella le gustaba el quidditch o algo así, pero recordaba que a uno de sus novios sí, tal vez era por eso.
Kristján Sveinsson- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
- ¿Qué?¿ Nunca te ha dado por espiar a nadie a media noche? Es uno de mis placeres. No me juzgues. – Le respondió, obviamente sin tomarse en serio ella misma. Quizá el andar sorprendiendo a personas a oscuras, sobre todo a alguien como Kristjan que había visto y vivido tantas cosas, no era lo más prudente de todo. Había que ver nada más que la primera reacción del islandés había sido la de desenfundar la varita. Quizá se había vuelto demasiado despreocupada. Quizá se sentía demasiado cómoda desde su posición.
Bajó de un par de saltos los pocos escalones que había alcanzado a subir antes de darse cuenta que ahí estaba él y se acercó a paso relajado. Aquellos cambios entre oscuridad y luz hacían provocaban cosas bastante graciosas en la manera en que percibía sus alrededores. Al principio se mareaba y terminaba con náuseas, pero ya estaba más que acostumbrada. Lo verdaderamente interesante se daba cuando se mezclaba ese efecto de claroescuro con el de alguna hierba o píldora graciosa.
- Salía a fumar, me estaba volviendo vegetal por el aburrimiento de estar en el dormitorio. No suena mucho más interesante que lo que sea que estés tú haciendo aquí a esta hora con una escoba. – Le miró curiosa, de arriba abajo, imprimiendo cierta malicia en el gesto al mismo tiempo que se pasaba el cabello tras la oreja.
- ¿Tienes al entrenador encima? Mal momento entonces para pedirte que te vengas a poner ciego de cannabis conmigo. Bah. – Se estiró como gato cuan larga era y terminó por acercarse un poco más, alcanzando el mango de la escoba con una mano.
Bajó de un par de saltos los pocos escalones que había alcanzado a subir antes de darse cuenta que ahí estaba él y se acercó a paso relajado. Aquellos cambios entre oscuridad y luz hacían provocaban cosas bastante graciosas en la manera en que percibía sus alrededores. Al principio se mareaba y terminaba con náuseas, pero ya estaba más que acostumbrada. Lo verdaderamente interesante se daba cuando se mezclaba ese efecto de claroescuro con el de alguna hierba o píldora graciosa.
- Salía a fumar, me estaba volviendo vegetal por el aburrimiento de estar en el dormitorio. No suena mucho más interesante que lo que sea que estés tú haciendo aquí a esta hora con una escoba. – Le miró curiosa, de arriba abajo, imprimiendo cierta malicia en el gesto al mismo tiempo que se pasaba el cabello tras la oreja.
- ¿Tienes al entrenador encima? Mal momento entonces para pedirte que te vengas a poner ciego de cannabis conmigo. Bah. – Se estiró como gato cuan larga era y terminó por acercarse un poco más, alcanzando el mango de la escoba con una mano.
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
-Siempre supe que tenías un secreto sucio, ahora sé cuál es.-Le respondió el islandés por aquello de espiar a la gente a medianoche, pero después se rió mientras se acercaba a ella para mirarla mejor. Siempre le había parecido guapa, incluso ahora. Podía tener un ojo biónico extraño que la hacía parecer como salida de Blade Runner, pero eso no la había hecho menos interesante. De hecho para Kristján había algo de atractivo en que ahora fuera un poco más taciturna que antes.
-No sabes la de cosas que se pueden hacer con una escoba.-Le respondió dejando las cosas de doble sentido en el aire, con una sonrisa en la cara. Le gustaba saber que aún tenían la capacidad de bromear y que por lo menos no estaban en San Mungo encerrados en el área de psiquiatría por daños colaterales mentales e irreversibles.
Kristján escuchó la oferta y se rascó la nuca, como si estuviera pensando mucho su ofrecimiento. En realidad había decidido la respuesta en el exacto segundo en el que ella había soltado la propuesta pero quería autoengañarse con que al menos tenía un poco de voluntad para planteárselo.
-¿Sabes? No me vendría mal relajarme un poco, he trabajado duro. Pero estoy hecho un cerdo, ¿no te importa?-El ejercicio no lo había dejado precisamente presentable y no estaba bien que uno anduviera por ahí con una chica en ese estado, por más confianza que se tuviera con la chica en cuestión. -Igual puedo bañarme en el lago, puedo hacer jabón con la varita.
-No sabes la de cosas que se pueden hacer con una escoba.-Le respondió dejando las cosas de doble sentido en el aire, con una sonrisa en la cara. Le gustaba saber que aún tenían la capacidad de bromear y que por lo menos no estaban en San Mungo encerrados en el área de psiquiatría por daños colaterales mentales e irreversibles.
Kristján escuchó la oferta y se rascó la nuca, como si estuviera pensando mucho su ofrecimiento. En realidad había decidido la respuesta en el exacto segundo en el que ella había soltado la propuesta pero quería autoengañarse con que al menos tenía un poco de voluntad para planteárselo.
-¿Sabes? No me vendría mal relajarme un poco, he trabajado duro. Pero estoy hecho un cerdo, ¿no te importa?-El ejercicio no lo había dejado precisamente presentable y no estaba bien que uno anduviera por ahí con una chica en ese estado, por más confianza que se tuviera con la chica en cuestión. -Igual puedo bañarme en el lago, puedo hacer jabón con la varita.
Kristján Sveinsson- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
- Considerando las cosas que se me vienen a la mente que podrías hacer con una escoba estando a solas, creo que prefiero no saber. - Le respondió devolviéndole el doble sentido de su broma, soltando así el mango de la escoba. Que cogía los chistes al vuelo y no solamente eso, los regresaba. Y honestamente se sentía bien haciéndolo. La paz en la que vivían ahora no le había dejado sintiendo inútil. Le dejaba desorientada, eso sí, pero de alguna manera sentía que, mientras fuera capaz de reír, entonces no todo estaba perdido en su cabeza. Con todos los problemas que tuviera, no quería volver nunca a esos días en lo que todo lo que podía cruzarle por la mente eran pensamientos fatalistas.
- A eso han llegado los protegidos de Rowena. A hacer jabón con la varita. - Entornó levemente los ojos y entrelazó los dedos a su espalda. Anduvo un par de pasos en dirección hacia los vestidores y luego señaló con la cabeza hacia allá, esperando que fuera con ella. - Mejor dúchate en condiciones y yo te espero. No vaya a ser que un pez te muerda el trasero. Eso o que atraigas algún animal con tu aroma a macho dominante. - Que en sí el asunto de atleta sudado no era algo que le supusiera demasiado problema. Tenía muchos amigos jugadores de quidditch y ella misma había jugado en algún momento. Pero si iban a andar por ahí colocados, entonces mejor evitar usar la varita en medida de lo posible.
- Entonces... ¿alguna razón en particular como para estar entrenando una noche de noviembre a solas? - Contradictorio, quizá, que estuviera preguntándole tal cosa a un instante de haberle ofrecido compartir un porro. No obstante había que admitir que el horario escogido por el islandés era muy poco ortodoxo. Jasmine tenía el insomnio para justificar sus andanzas nocturnas, pero no se podía pasar por alto el historial tan peculiar del muchacho.
- A eso han llegado los protegidos de Rowena. A hacer jabón con la varita. - Entornó levemente los ojos y entrelazó los dedos a su espalda. Anduvo un par de pasos en dirección hacia los vestidores y luego señaló con la cabeza hacia allá, esperando que fuera con ella. - Mejor dúchate en condiciones y yo te espero. No vaya a ser que un pez te muerda el trasero. Eso o que atraigas algún animal con tu aroma a macho dominante. - Que en sí el asunto de atleta sudado no era algo que le supusiera demasiado problema. Tenía muchos amigos jugadores de quidditch y ella misma había jugado en algún momento. Pero si iban a andar por ahí colocados, entonces mejor evitar usar la varita en medida de lo posible.
- Entonces... ¿alguna razón en particular como para estar entrenando una noche de noviembre a solas? - Contradictorio, quizá, que estuviera preguntándole tal cosa a un instante de haberle ofrecido compartir un porro. No obstante había que admitir que el horario escogido por el islandés era muy poco ortodoxo. Jasmine tenía el insomnio para justificar sus andanzas nocturnas, pero no se podía pasar por alto el historial tan peculiar del muchacho.
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
Kristján se rio por los comentarios de Jasmine y lo hizo de buena gana. A lo mejor ella no tenía problema con el olor a macho dominante pero él no se sentía cómodo apestando cerca de ella. Le hizo un gesto para que caminara a su lado y emprendió camino a los vestidores, en donde podría darse al menos una ducha rápida.
-No sabes la cantidad de dinero que podría ganar produciendo jabón. Y que fuera artesanal o alguna estupidez parecida.-Le dijo como respuesta al comentario anterior, pero también para alargar la respuesta a la última pregunta que ella le había hecho. Acto seguido se dio por entendido y encogió los hombros como primera respuesta.
-No me di cuenta de la hora que era. Me están amenazando con echarme de la carrera si no me modero y esas cosas. Y creo que mi rendimiento no fue el mejor esta semana así que tengo de demostrar que tengo los huevos. Entrené lo que no había entrenado y se me fue el tiempo. Suena aburrida y poco misteriosa mi respuesta, ¿cierto?-Miró a Jasmine pero algo le decía que ella no lo juzgaría mal, no a la primera oportunidad al menos. -No se puede tirar por la borda así el talento, así que tengo que darles lo que quieren.
Por fin llegaron a los vestidores y Kristján le hizo un gesto a Jasmine para que esperara. -O entra, como se te de la gana.-No lo dijo con ningún tono de conquista apresurada, pero la mala intención quedaba muy clara. Le sonrió para que no hubiera malos entendidos y entró al vestidor como un rayo para sacar sus cosas del casillero y darse una ducha tan veloz como le fue posible antes de volver a quedar en bermudas y camiseta (limpias). No era la mejor vestimenta para finales de noviembre pero su tolerancia al frío siempre había sido absurda.
Salió del vestidor sin mochila y sin escoba, tenía que confiar que nadie se la robaría porque era un bien preciado. Durante la ducha se había quedado con las ideas de lo que le había dicho a la pelirroja en camino hacia allá.-¿Y tú? ¿Por qué no tomas alguna poción para dormir sin soñar y olvidarte del insomnio?
-No sabes la cantidad de dinero que podría ganar produciendo jabón. Y que fuera artesanal o alguna estupidez parecida.-Le dijo como respuesta al comentario anterior, pero también para alargar la respuesta a la última pregunta que ella le había hecho. Acto seguido se dio por entendido y encogió los hombros como primera respuesta.
-No me di cuenta de la hora que era. Me están amenazando con echarme de la carrera si no me modero y esas cosas. Y creo que mi rendimiento no fue el mejor esta semana así que tengo de demostrar que tengo los huevos. Entrené lo que no había entrenado y se me fue el tiempo. Suena aburrida y poco misteriosa mi respuesta, ¿cierto?-Miró a Jasmine pero algo le decía que ella no lo juzgaría mal, no a la primera oportunidad al menos. -No se puede tirar por la borda así el talento, así que tengo que darles lo que quieren.
Por fin llegaron a los vestidores y Kristján le hizo un gesto a Jasmine para que esperara. -O entra, como se te de la gana.-No lo dijo con ningún tono de conquista apresurada, pero la mala intención quedaba muy clara. Le sonrió para que no hubiera malos entendidos y entró al vestidor como un rayo para sacar sus cosas del casillero y darse una ducha tan veloz como le fue posible antes de volver a quedar en bermudas y camiseta (limpias). No era la mejor vestimenta para finales de noviembre pero su tolerancia al frío siempre había sido absurda.
Salió del vestidor sin mochila y sin escoba, tenía que confiar que nadie se la robaría porque era un bien preciado. Durante la ducha se había quedado con las ideas de lo que le había dicho a la pelirroja en camino hacia allá.-¿Y tú? ¿Por qué no tomas alguna poción para dormir sin soñar y olvidarte del insomnio?
Kristján Sveinsson- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
- Pues los tienes. – Los huevos. De sobra. Se encogió levemente de hombros, casual cuando Kristjan la miró. No se iba a poner a regañarlo ni a jalarle de las orejas por andar de parrandero descontrolado. Porque no era mamá de nadie y sería muy hipócrita ponerse en ese plan cuando ella misma tenía episodios similares, pero sobre todo, porque ahí estaba entrenando. Mucho peor sería que teniendo problemas le importara poco o nada el ponerse al corriente. Conocía a muchos atletas, pero Kristjan era de los pocos que en realidad tenía una oportunidad. Que tirara el talento por la borda merecería que lo colgaran de los pulgares. El plan original seguía en pie.
Entró al vestidor, dándole un empujón leve al pasar y se rió. Por mucho que pareciera estarse metiendo a un set porno, no iba a quedarse afuera en el frío. Además hacía muchísimo que no entraba a unos vestidores y tenía curiosidad de ver cómo serían los de Brigantia, mucho más parecidos a los de un estadio profesional que los de Hogwarts. Se quedó en el área de los casilleros, curioseando por ahí mientras Kristjan se duchaba. Se sentó en una banca y lo esperó, casi sintiendo que se enfermaba de neumonía nada más verlo salir. – ¿Qué, es en Islandia donde se meten a bañar al lago congelado? – Que le daba hasta más frío mirándolo.
Se quedó con las piernas cruzadas, observándolo, como meditando su respuesta. Por qué, alguien especializado en pociones, no se valía de una poción para dormir en vez de vagar por las noches sola. Era una pregunta válida. – Bueno… además de que la dosis necesaria para dejarme en knockout es altamente adictiva y ya me costó muchísimo dejarlas una vez… – Porque había sido adicta a ellas por muchos años. Al principio no había sido insomnio sino pesadillas recurrentes. Horribles pesadillas. Horribles y desgarradoras pesadillas. Y teniendo la facilidad de verter ingredientes en un caldero y tener un filtro potente preparado en cuestión de instantes, había abusado mucho de ese recurso. Su problema nunca fue el alcohol ni las drogas duras, su problema habían sido las pociones. De cualquier forma, nunca dejaría el campo, porque era lo que realmente le apasionaba. Como doctor adicto al medicamento para el dolor, que era mucho más común de lo que se creía.
- La cosa es que no quiero. Me gusta estar despierta cuando nadie más lo está. Hay menos bullicio y puedo escuchar mis propios pensamientos, para variar. Además, puedo ver. – Se señaló el ojo falso. Podía ver, y eso para ella era importante. Con toda claridad y precisión, mejor de lo que había hecho con dos ojos sanos. – Me siento más yo de noche, prefiero dormir de día. Te sorprenderías de las cosas que se pueden hacer estando sola y a oscuras. – Que ahora la de los dobles sentidos y malas intenciones era ella. – Además seguro que te gano en una carrera así. Es una lástima que el quidditch nocturno no se haya puesto de moda. – Aquello ya lo decía en broma. Tenía muchísimo tiempo sin jugar, precisamente por lo mismo y estaba muy oxidada. Podía soltar una snitch a media noche en el campo pero encontraba que, de todas las cosas que podía hacer por su cuenta y sin luz, el quidditch de una persona no era tan divertido.
- Oye Kris, cuál es el casillero del tipo que más odies. – Dejó caer como quien no quiere la cosa, volteando a ver la hila de casilleros a sus espaldas.
Entró al vestidor, dándole un empujón leve al pasar y se rió. Por mucho que pareciera estarse metiendo a un set porno, no iba a quedarse afuera en el frío. Además hacía muchísimo que no entraba a unos vestidores y tenía curiosidad de ver cómo serían los de Brigantia, mucho más parecidos a los de un estadio profesional que los de Hogwarts. Se quedó en el área de los casilleros, curioseando por ahí mientras Kristjan se duchaba. Se sentó en una banca y lo esperó, casi sintiendo que se enfermaba de neumonía nada más verlo salir. – ¿Qué, es en Islandia donde se meten a bañar al lago congelado? – Que le daba hasta más frío mirándolo.
Se quedó con las piernas cruzadas, observándolo, como meditando su respuesta. Por qué, alguien especializado en pociones, no se valía de una poción para dormir en vez de vagar por las noches sola. Era una pregunta válida. – Bueno… además de que la dosis necesaria para dejarme en knockout es altamente adictiva y ya me costó muchísimo dejarlas una vez… – Porque había sido adicta a ellas por muchos años. Al principio no había sido insomnio sino pesadillas recurrentes. Horribles pesadillas. Horribles y desgarradoras pesadillas. Y teniendo la facilidad de verter ingredientes en un caldero y tener un filtro potente preparado en cuestión de instantes, había abusado mucho de ese recurso. Su problema nunca fue el alcohol ni las drogas duras, su problema habían sido las pociones. De cualquier forma, nunca dejaría el campo, porque era lo que realmente le apasionaba. Como doctor adicto al medicamento para el dolor, que era mucho más común de lo que se creía.
- La cosa es que no quiero. Me gusta estar despierta cuando nadie más lo está. Hay menos bullicio y puedo escuchar mis propios pensamientos, para variar. Además, puedo ver. – Se señaló el ojo falso. Podía ver, y eso para ella era importante. Con toda claridad y precisión, mejor de lo que había hecho con dos ojos sanos. – Me siento más yo de noche, prefiero dormir de día. Te sorprenderías de las cosas que se pueden hacer estando sola y a oscuras. – Que ahora la de los dobles sentidos y malas intenciones era ella. – Además seguro que te gano en una carrera así. Es una lástima que el quidditch nocturno no se haya puesto de moda. – Aquello ya lo decía en broma. Tenía muchísimo tiempo sin jugar, precisamente por lo mismo y estaba muy oxidada. Podía soltar una snitch a media noche en el campo pero encontraba que, de todas las cosas que podía hacer por su cuenta y sin luz, el quidditch de una persona no era tan divertido.
- Oye Kris, cuál es el casillero del tipo que más odies. – Dejó caer como quien no quiere la cosa, volteando a ver la hila de casilleros a sus espaldas.
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
Kristján se echó a reír por la reacción de Jasmine hacia su tolerancia al frío. Encogió los hombros.-No lo sé, creo que de niño estuve atrapado en un lago congelado durante casi un día entero y algún ente de la nieve me transformó en un ser tolerante a las bajas temperaturas.-Intentó sobre la marcha. En realidad no sabía por qué no sentía frío, su hermana gemela era totalmente opuesta a él, sufría los inviernos.
Ahora, hablando de adicciones, Kristján sabía que no era fácil lidiar con algo así. Tenía sus propios fantasmas que vencer pero eso no era señal de que fuera a olvidar que los demás también tenían sus propias cosas contra las que luchar. No le sonaba raro que una experta en pociones terminara adicta a las mismas pociones que podía fabricar. Lo que le sorprendía era que hubiera tenido la voluntad de cortar con ellas aún teniendo tan fácil acceso. A lo mejor tenía malos consejeros ahí en el centro de rehabilitación y debió acudir a Jasmine desde el principio.
Había estado solemne hasta entonces, escuchándola. Pero lo de estar sola y a oscuras le sacó otra risa.-Por favor, ilumíname acerca de las cosas que haces sola y a oscuras, me ayudarás a pasar mis solitarias noches con tranquilidad.-Le dijo sin sentirse avergonzado por nada, jamás perdía las oportunidades, no era un idiota. Si resultaba que al final se ofendían siempre argumentaba que no era su culpa.
-Sí, también es una lástima que esté verdaderamente jodido y cansado. Ahora no quiero hacer nada más que relajar los músculos, a menos que tengas en mente otra idea para ejercitarnos que no sea montarse de nuevo en una escoba.-Volvió a decir para luego sonreírle con picardía. ¿Estaba coqueteando con ella? Pues sí pero no era nada grave, ni nada nuevo. Tenía confianza con ella, si quería que parara que se lo dijera y ya.
-¿El casillero del tipo que más odio? ¿Qué tienes en mente pequeña exponente del desorden?-Pero aún así señaló el casillero de Charles Rivers, aunque le costó terminar por decidirse por él, odiaba a bastantes de ellos.
Ahora, hablando de adicciones, Kristján sabía que no era fácil lidiar con algo así. Tenía sus propios fantasmas que vencer pero eso no era señal de que fuera a olvidar que los demás también tenían sus propias cosas contra las que luchar. No le sonaba raro que una experta en pociones terminara adicta a las mismas pociones que podía fabricar. Lo que le sorprendía era que hubiera tenido la voluntad de cortar con ellas aún teniendo tan fácil acceso. A lo mejor tenía malos consejeros ahí en el centro de rehabilitación y debió acudir a Jasmine desde el principio.
Había estado solemne hasta entonces, escuchándola. Pero lo de estar sola y a oscuras le sacó otra risa.-Por favor, ilumíname acerca de las cosas que haces sola y a oscuras, me ayudarás a pasar mis solitarias noches con tranquilidad.-Le dijo sin sentirse avergonzado por nada, jamás perdía las oportunidades, no era un idiota. Si resultaba que al final se ofendían siempre argumentaba que no era su culpa.
-Sí, también es una lástima que esté verdaderamente jodido y cansado. Ahora no quiero hacer nada más que relajar los músculos, a menos que tengas en mente otra idea para ejercitarnos que no sea montarse de nuevo en una escoba.-Volvió a decir para luego sonreírle con picardía. ¿Estaba coqueteando con ella? Pues sí pero no era nada grave, ni nada nuevo. Tenía confianza con ella, si quería que parara que se lo dijera y ya.
-¿El casillero del tipo que más odio? ¿Qué tienes en mente pequeña exponente del desorden?-Pero aún así señaló el casillero de Charles Rivers, aunque le costó terminar por decidirse por él, odiaba a bastantes de ellos.
Kristján Sveinsson- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
- Si me voy a montar en algo esta noche no va a ser en una escoba, créeme. – Sin demora ni sonrojos devolvía la pelota a la cancha del islandés; mirándole de la misma manera, sonriéndole de la misma forma. Que si estaba coqueteando, vacilando con él sólo por no quedarse callada o planteando en serio algo más resultaba difícil de concretar, porque con Jasmine nunca se sabía. Era discreta en ese sentido, no se le conocían en el campus demasiados amoríos, ni duraderos ni de los que expirasen tras una noche. Celaba mucho su privacidad en ese sentido. Lo que se podía asegurar era, sin embargo, que ya no era la niña inexperta que balbuceaba ante insinuaciones, fueran en serio o no.
- Pues vamos a sacarle un susto. – Se sonrió llena de malicia y giró sobre la banca para poder quedar sentada con una pierna a cada lado de esta y tener espacio de sobra para colocar su bolso frente a ella. Que por medio de los encantamientos de expansión Jasmine no llevaba dentro tan solo sus onzas de hierba, sino un sinfín de cosas que más de una vez la habían sacado de un apuro.
Sacó un sobre, pergamino y una pluma autoentintable. Además sacó una pequeña botellita con loción. Con el frío su piel se maltrataba mucho y tenía que andar cargando con ella a todos lados. Si ya nada tenía sentido, la cosa se volvía incluso más bizarra cuando sacó una cajita de aluminio con preservativos. Tomó uno y abrió el paquete con los dientes sin pensárselo mucho. Lo infló un poco, o por lo menos lo intentó porque la risa le ganó. – ¡Te juro que tengo un punto, no estoy loca! – En cuanto tuvo algo de forma echó un buen chorro de loción dentro del globo improvisado y lo sacudió un poco. Luego lo soltó para desinflarlo. – Pisotéalo para que quede asqueroso. Creo que traigo unos alfileres también… - Que apenas y se podía aguantar la risa, porque estarle pasando a Kristjan un condón sucio y medio inflado era demasiado surreal. A lo mejor ya estaba entendiendo por donde iba la cosa.
- ¿Si te enteraste de lo que le pasó a aquel chico Zimmerman de criaturas mágicas con la loca que lo acosaba? A ver, si una desquiciada te deja tu condón usado en tu casillero, que es lo peor que podría dejarte dicho. – Tomó el pergamino y la pluma y se quedó pensando. La broma sería todavía peor si fuera un condón usado verdadero, pero no iba a ser ella quien lo anduviera buscando ni mucho menos tocando. Además, con la impresión causada, nadie se iba a detener a averiguar qué tan auténtico y orgánico era. – ...¿“Se va a llamar como tú”? Nah, es muy simple. ¡Tú dime! Vas a ver que a mañana nadie le importa un carajo que te tengan en la cuerda floja o no. – Su sonrisa se afiló. Era una infantilada, pero efectiva. Y a él le quitaría la presión de encima por un par de días que el nuevo blanco de atención sería este pobre incauto. Además, sólo por ver la cara del pobre diablo cuando descubriera el sobre, ya valía por mucho la pena. Nos vemos en nueve meses, Papá, escribió en su mejor letra, indiscutiblemente femenina. Sí, eso sonaba mejor.
- Pues vamos a sacarle un susto. – Se sonrió llena de malicia y giró sobre la banca para poder quedar sentada con una pierna a cada lado de esta y tener espacio de sobra para colocar su bolso frente a ella. Que por medio de los encantamientos de expansión Jasmine no llevaba dentro tan solo sus onzas de hierba, sino un sinfín de cosas que más de una vez la habían sacado de un apuro.
Sacó un sobre, pergamino y una pluma autoentintable. Además sacó una pequeña botellita con loción. Con el frío su piel se maltrataba mucho y tenía que andar cargando con ella a todos lados. Si ya nada tenía sentido, la cosa se volvía incluso más bizarra cuando sacó una cajita de aluminio con preservativos. Tomó uno y abrió el paquete con los dientes sin pensárselo mucho. Lo infló un poco, o por lo menos lo intentó porque la risa le ganó. – ¡Te juro que tengo un punto, no estoy loca! – En cuanto tuvo algo de forma echó un buen chorro de loción dentro del globo improvisado y lo sacudió un poco. Luego lo soltó para desinflarlo. – Pisotéalo para que quede asqueroso. Creo que traigo unos alfileres también… - Que apenas y se podía aguantar la risa, porque estarle pasando a Kristjan un condón sucio y medio inflado era demasiado surreal. A lo mejor ya estaba entendiendo por donde iba la cosa.
- ¿Si te enteraste de lo que le pasó a aquel chico Zimmerman de criaturas mágicas con la loca que lo acosaba? A ver, si una desquiciada te deja tu condón usado en tu casillero, que es lo peor que podría dejarte dicho. – Tomó el pergamino y la pluma y se quedó pensando. La broma sería todavía peor si fuera un condón usado verdadero, pero no iba a ser ella quien lo anduviera buscando ni mucho menos tocando. Además, con la impresión causada, nadie se iba a detener a averiguar qué tan auténtico y orgánico era. – ...¿“Se va a llamar como tú”? Nah, es muy simple. ¡Tú dime! Vas a ver que a mañana nadie le importa un carajo que te tengan en la cuerda floja o no. – Su sonrisa se afiló. Era una infantilada, pero efectiva. Y a él le quitaría la presión de encima por un par de días que el nuevo blanco de atención sería este pobre incauto. Además, sólo por ver la cara del pobre diablo cuando descubriera el sobre, ya valía por mucho la pena. Nos vemos en nueve meses, Papá, escribió en su mejor letra, indiscutiblemente femenina. Sí, eso sonaba mejor.
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
Kristján la miró con curiosidad en cuanto comenzó a sacar todas esas cosas de su bolsa. Le sorprendía que las niñas nunca dejaran de ser todas unas May Poppins en potencia con sus bolsos que nunca terminaban, que no tenían ningún fondo. No entendía para que quería todas esas cosas en un vestidor de Quidditch y ella pareció entender su expresión de pasmado porque le juró que tenía un punto. Lo único que le había parecido interesante de verdad, fue que iba preparada con una caja de preservativos, ¿quién lo diría? Ya ni él. Estaba bien, más valía prevenir que abortar, o curar, como fuera.
Siguió sus instrucciones y pisoteó el condón mugriento para que quedara peor. Se veía realmente mal, si lo había agarrado con la mano había sido solamente porque había visto que no era un condón usado real.-Oficialmente esta es la escena más bizarra de toda mi vida.-Y vaya que había vivido unas cuantas. -Nunca hubiera creído que tú y yo, con un condón luciera…así.
Se rió tomándoselo a juego y luego volvió a pasárselo. Ya había entendido la idea general y le parecía buena. No importaba si parecía un poco infantil de parte de ambos, eran tiempos de paz y se valía. -A ver a ver, yo ya me asustaría con el que le vas a poner como yo, pero si quieres un alto impacto pon algo como “Felicidades, ahora tendremos una enfermedad de transmisión sexual Y un bebé.”
Solo de pensar que fuera por ahí preguntándole a todas las chicas con las que supuestamente se había acostado si ellas habían dejado el dedicado mensaje quería torcerse de risa. El vestidor sería una verdadera fiesta. Se acercó a Jasmine y le pasó el brazo por los hombros para besarla en el cuello como muestra de afecto y agradecimiento por su ocurrencia.
-Aunque no sé por qué me preguntas a mi, ustedes las mujeres son unas malditas, lo traen en la sangre. Seguro cuentas con una línea mejor que esa.-Se separó de ella y ayudó a Jasmine a guardar sus cosas. Si algo sabía bien el islandés era que una vez que se cometía un crimen había que abandonar la escena cuanto antes.
Siguió sus instrucciones y pisoteó el condón mugriento para que quedara peor. Se veía realmente mal, si lo había agarrado con la mano había sido solamente porque había visto que no era un condón usado real.-Oficialmente esta es la escena más bizarra de toda mi vida.-Y vaya que había vivido unas cuantas. -Nunca hubiera creído que tú y yo, con un condón luciera…así.
Se rió tomándoselo a juego y luego volvió a pasárselo. Ya había entendido la idea general y le parecía buena. No importaba si parecía un poco infantil de parte de ambos, eran tiempos de paz y se valía. -A ver a ver, yo ya me asustaría con el que le vas a poner como yo, pero si quieres un alto impacto pon algo como “Felicidades, ahora tendremos una enfermedad de transmisión sexual Y un bebé.”
Solo de pensar que fuera por ahí preguntándole a todas las chicas con las que supuestamente se había acostado si ellas habían dejado el dedicado mensaje quería torcerse de risa. El vestidor sería una verdadera fiesta. Se acercó a Jasmine y le pasó el brazo por los hombros para besarla en el cuello como muestra de afecto y agradecimiento por su ocurrencia.
-Aunque no sé por qué me preguntas a mi, ustedes las mujeres son unas malditas, lo traen en la sangre. Seguro cuentas con una línea mejor que esa.-Se separó de ella y ayudó a Jasmine a guardar sus cosas. Si algo sabía bien el islandés era que una vez que se cometía un crimen había que abandonar la escena cuanto antes.
Kristján Sveinsson- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
Le obsequió una mirada pícara y sugerente cuando hablaba sobre ellos dos y el condón. No se iba a aguantar la risa porque no podría hacerlo aunque lo intentase, así que ni siquiera se iba a molestar. Y es que la manera en que Kristjan la miraba, como si se hubiera fumado ella sola todo lo que venía cargando, era imperdible. – Pues ya ves, soy una caja de sorpresas. – Tomó el condón sucio y de apariencia horrible y lo metió al sobre. Se sentía bien, reírse así y sin estar bajo influjo de nada, aunque estuvieran pareciendo mocosos de 15 años y no los jóvenes adultos que se suponía que eran. Qué decir, así es como debieron de haber pasado la adolescencia, haciendo bromas estúpidas, no peleando por sus vidas. Así que si tenía la oportunidad de hacer una de esas bromas estúpidas que se había perdido, la iba a tomar.
Hasta lloró un poco de la risa tras escuchar la sugerencia del islandés, por lo que se apresuró a escribir lo que decía tal cual más abajo en el pergamino. – No no no, la tuya me gusta más, ni siquiera había pensado en eso. Ya no hay temor a la gonorrea. – Estaba cortando ya el trozo de pergamino cuando él se acercó y le besó el cuello, lo que le provocó un ligero estremecimiento. Era una persona cariñosa y estaba acostumbrada a recibir besos en la mejilla, en la frente y hasta en el cabello, pero el cuello siempre le tomaba desprevenida. Recogió un poco el hombro por puro reflejo y se rió, dirigiéndole al islandés una mirada rápida y un beso en la mejilla igual de veloz. No era una chica que evitara el afecto físico, la realidad es que le encantaba que la abrazaran y todas esas cosas.
- De qué hablas, yo no sé con qué brujas te juntas. Yo soy una santa. - Claro que lo sabía, si se juntaba con las mismas brujas que ella. Metió todo dentro del sobre y lo cerró. Entonces se levantó de la banca aprovechando que él estaba volviendo a meter todo a su bolso, y metió el paquete al casillero por entre las rendijas de ventilación de la puerta. Hasta le sopló un beso cuando cayó adentro por completo.
- Listo. – Se apresuró a alcanzarlo y se sujetó de su brazo, andando con una sonrisa boba en los labios. Ni le importaba saber de quién era el casillero, incluso le llegó a pasar por la cabeza si no sería de James, pero siendo una niñería inofensiva no había mucho cuidado. Si solo era cosa de unas horas para descubrir quién se había llevado la sorpresa, porque el hallazgo se iba a extender como pólvora pronto. – Me tienes que contar luego qué cara puso. – Para algo le había pedido que señalara el casillero de quien más odiaba. No le importaba ni siquiera el por qué lo odiaba. Ella quería, simplemente, animarlo un poco. – Ya podemos ir al lago a relajar los músculos. – ¿O era al campo? La verdad es que para estas alturas le daba igual, porque a fin de cuentas se lo estaba pasando bastante bien.
Hasta lloró un poco de la risa tras escuchar la sugerencia del islandés, por lo que se apresuró a escribir lo que decía tal cual más abajo en el pergamino. – No no no, la tuya me gusta más, ni siquiera había pensado en eso. Ya no hay temor a la gonorrea. – Estaba cortando ya el trozo de pergamino cuando él se acercó y le besó el cuello, lo que le provocó un ligero estremecimiento. Era una persona cariñosa y estaba acostumbrada a recibir besos en la mejilla, en la frente y hasta en el cabello, pero el cuello siempre le tomaba desprevenida. Recogió un poco el hombro por puro reflejo y se rió, dirigiéndole al islandés una mirada rápida y un beso en la mejilla igual de veloz. No era una chica que evitara el afecto físico, la realidad es que le encantaba que la abrazaran y todas esas cosas.
- De qué hablas, yo no sé con qué brujas te juntas. Yo soy una santa. - Claro que lo sabía, si se juntaba con las mismas brujas que ella. Metió todo dentro del sobre y lo cerró. Entonces se levantó de la banca aprovechando que él estaba volviendo a meter todo a su bolso, y metió el paquete al casillero por entre las rendijas de ventilación de la puerta. Hasta le sopló un beso cuando cayó adentro por completo.
- Listo. – Se apresuró a alcanzarlo y se sujetó de su brazo, andando con una sonrisa boba en los labios. Ni le importaba saber de quién era el casillero, incluso le llegó a pasar por la cabeza si no sería de James, pero siendo una niñería inofensiva no había mucho cuidado. Si solo era cosa de unas horas para descubrir quién se había llevado la sorpresa, porque el hallazgo se iba a extender como pólvora pronto. – Me tienes que contar luego qué cara puso. – Para algo le había pedido que señalara el casillero de quien más odiaba. No le importaba ni siquiera el por qué lo odiaba. Ella quería, simplemente, animarlo un poco. – Ya podemos ir al lago a relajar los músculos. – ¿O era al campo? La verdad es que para estas alturas le daba igual, porque a fin de cuentas se lo estaba pasando bastante bien.
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
Sí que Jasmine era una caja de sorpresas. El islandés estaba muy divertido con todos sus planes y pensaba igual, que prefería haber pasado así su adolescencia que teniendo que luchar por su vida. La risa de Jasmine lo contagiaba además, en especial cuando lloraba al borde de las lágrimas. -Claro, una completa santa.
Se le quedó viendo mientras completaba su travesura. En ese momento tenía unas tremendas ganas de estamparla contra el casillero y besarla pero decidió que no era el momento para hacer tal cosa así que se contuvo para no parecer un salvaje con alguien con quien recién hacia unos años había afianzado buena amistad.
-Ojalá pudiera grabarlo, lástima. Pero te lo contaré con detalles.-No mencionó que la idea original era el campo porque el lago le gustaba mucho más. Hizo que dejara de sujetarlo, pero era nada más porque prefería pasarle el brazo por los hombros con cierto aire protector. El lago era de sus zonas favoritas para fumar, o también para beber, aunque fuera solo. Siempre era mejor tener compañía.
-Jas…¿alguna vez te sientes rara? No quiero sonar como un marica pero a veces siento que no soy nadie sin la guerra. Olvida el quidditch y todo lo demás, definitivamente siento que estoy muy jodido, sin que me quede nada.-La pegó a él y le dio un beso en la mejilla. No quería agobiarla con eso pero no sabía a quién más decírselo que no le diera un golpe en la cabeza por pensar esas cosas, cuando por fin estaban viviendo en la paz que tanto habían añorado en aquellos años.
-No quiero sonar como un imbécil perdedor, en serio, pero no puedo evitar pensar en esas cosas. Es jodidamente egoísta, cierto?-Siempre había tenido la sensación de que Jasmine era de esas amigas excepcionales que no juzgaban incluso cuando decías una idiotez.
Se le quedó viendo mientras completaba su travesura. En ese momento tenía unas tremendas ganas de estamparla contra el casillero y besarla pero decidió que no era el momento para hacer tal cosa así que se contuvo para no parecer un salvaje con alguien con quien recién hacia unos años había afianzado buena amistad.
-Ojalá pudiera grabarlo, lástima. Pero te lo contaré con detalles.-No mencionó que la idea original era el campo porque el lago le gustaba mucho más. Hizo que dejara de sujetarlo, pero era nada más porque prefería pasarle el brazo por los hombros con cierto aire protector. El lago era de sus zonas favoritas para fumar, o también para beber, aunque fuera solo. Siempre era mejor tener compañía.
-Jas…¿alguna vez te sientes rara? No quiero sonar como un marica pero a veces siento que no soy nadie sin la guerra. Olvida el quidditch y todo lo demás, definitivamente siento que estoy muy jodido, sin que me quede nada.-La pegó a él y le dio un beso en la mejilla. No quería agobiarla con eso pero no sabía a quién más decírselo que no le diera un golpe en la cabeza por pensar esas cosas, cuando por fin estaban viviendo en la paz que tanto habían añorado en aquellos años.
-No quiero sonar como un imbécil perdedor, en serio, pero no puedo evitar pensar en esas cosas. Es jodidamente egoísta, cierto?-Siempre había tenido la sensación de que Jasmine era de esas amigas excepcionales que no juzgaban incluso cuando decías una idiotez.
Kristján Sveinsson- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
Se dejó abrazar sin poner absolutamente ninguna clase de pero al respecto. Es más, cuando Kristján le pasó el brazo por los hombros, ella se pegó más a él y se cruzó de brazos, frotándoselos un poco. Que sus dones sobrenaturales para aguantar el frío podrían tenerlo a él de lo más cómodo, pero ella lo resentía un poco, aunque no lo bastante como para plantearse que quedarse en su habitación fuera mejor opción.
- Soy una pelirroja tuerta, claro que me siento rara. Tienes que ser un poco más específico. - Pues era la verdad. Si ya el tono de su cabello la apartaba de la mayoría, el tener un solo ojo sano lo hacía más. No obstante aquello lo dijo con total tono casual, pues el buen sabor de boca que le había quedado después de la broma en los casilleros le perduraba. Le pareció muy intrigante la manera en que el islandés comenzaba a contarle de sus inquietudes. Incluso pensó, siendo que lo primero que había dicho es que no quería quedar como marica, que se estaría tratando de algún lío amoroso con una chica complicada. Jasmine tenía buen oído para escuchar. No sería la primera vez que algún amigo se confesaba con ella en busca de algún consejo.
No estaba esperando que tocaran el tema de la vida después de lo que muchos habían creído que era el fin. El regusto de satisfacción por amargarle la mañana al tal Charles Rivers se esfumó, pero la expresión tranquila en su rostro permaneció. Jasmine no hablaba al respecto de la guerra con nadie que no hubiera visto ella misma alguna vez. No era algo que buscara rememorar, pero era tan parte de ella que no discutirlo con nadie implicaba mantener una muralla que no permitía que nadie del exterior cruzara. No era de extrañar que todas sus relaciones fallaran. Sin embargo, aquel no era el caso con Kris. Él no era un chico cualquiera. Si necesitaba hablar (que seguro que lo hacía, porque esa clase de preguntas no se sueltan al azar y de manera espontánea), ella hablaría.
- Kris, todos estamos muy, muy jodidos. - A mayor o menor grado, pero no eran precisamente las personas más equilibradas y mejor adaptadas. Que eso lo tenía clarísimo. No iba a golpearlo ni juzgarlo por estarse confesando así. - No vayas a decirle a Frances, mucho menos a David... -Alternaba la mirada entre él y el camino que avanzaban hacia el lago, porque tanto quería prestar atención a lo que él decía como que trataba de evitar tropezarse y darse en la cara con algo. - Pero a veces pienso que lo tuvieron fácil. Y los envidio mucho. - Acabando de decidir que si iban a hablar de esos temas no iba a esperarse hasta llegar el lago, comenzó a buscar a ciegas en su bolso su preciada cajetilla de cigarros.
- No me malentiendas, quiero decir. No sé me ocurre nada más complicado y aterrador que ponerte a criar hijos. Pero cuando la guerra terminó... ya tenían un propósito mayor, ¿sabes? Para no dejarse matar y seguir tirando hacia adelante. Algo real y sólido. Que pueden tocar. - Habiendo encontrado la cajetilla tomó un cigarro y le ofreció uno a Kris. - Y luego estamos el resto de simples mortales que somos como... hojas secas que se lleva el río. El día a día se trata de dejarse mover por la corriente, y tal vez fuimos parte de algo más, pero ahora en realidad no hay nada a lo que aferrarnos. - Se rio un poco tras escucharse. - Juro que no he fumado nada aún. Es solo que pienso en ello muy a menudo. – Había tenido que endurecerse para no enloquecer por completo, pero en el fondo seguía siendo la misma persona sensible. Y se sentía extraña todo el tiempo, a todas horas. No era algo exclusivo de él.
- Todo terminó muy rápido y no tuvimos ninguna clase de cierre, y lo normal y sano se suponía que era retomar nuestras vidas como si no tuviéramos suficientes traumas para esta y la siguiente y la que viene después pero las cosas no funcionan así. No es egoísta querer sentir de nuevo que tienes un propósito, aunque ya sabes, para encontrar algo tienes que, precisamente, buscarlo. - Hizo un gesto con las manos para enfatizar aquello último. Por estar hablando ni siquiera había encendido el cigarro aún pero tan solo con sentirlo entre los dedos se sentía un poco más serena, como si fuera una muleta.
- Si el quidditch no es suficiente qué importa. Eres más que eso. Eres una de las personas más inteligentes que conozco y tienes los huevos del tamaño de mi cabeza. Tu busca eso que te haga feliz y te haga sentir alguien otra vez y cuando lo encuentres lo tomas para ti en ese instante y al diablo con todo lo demás porque te lo mereces, joder. -Arrugó la nariz, pensativa y si, también algo frustrada. No a todos les tomaría el mismo tiempo volver a sentirse completos. Ella misma seguía buscando también eso que le hacía falta. Había días buenos. Había días horribles. Justo eso era lo que había aprendido.- Mientras tanto tómate un día a la vez. Tienes a tu gente contigo. Si necesitas hablar yo siempre estoy abierta a discutir mariconerías. Y a fumar, eso también. Estaremos jodidos de la cabeza, pero por lo menos lo estamos juntos. - Y lo escucharía las veces que necesitara, y armaría bromas con falsos condones usados o le daría de patadas hasta hacerlo entrar a en razón las veces que fuera necesario. Para Jasmine, la lealtad iba ante todo.
Se detuvo un poco, porque no podía andar y mirarlo a él al mismo tiempo. Por que eso hizo, mirarlo a los ojos un instante antes de besar su mejilla una vez más, aunque con una intención distinta, mucho más suave y dulce. Lo abrazó entonces en condiciones, deseando poder hacer algo más para que dejara de sentirse así. Para su mala suerte esa era una de las cosas que la magia no podía arreglar. Ningún hechizo iba a hacerles la carga que llevaban encima más ligera. Ocultó el rostro en su cuello, encontrando que olía bien. - ...Estás frío. - Eso también, que aunque él estuviera comodísimo, tenía la piel helada. Se rio por ello. Y lo confesaba, sintió en ese instante un impulso muy fuerte de besarlo, pero se contuvo y en vez de eso se mordió los labios. No fuera a ser que por un impulso a causa de estar hablando de mariconerías (ja) metiera la pata. No importaba que fuera asquerosamente guapo, no quería complicar nada, así que lo soltó con suavidad y tiró de su mano para seguir en dirección al lago.
- Soy una pelirroja tuerta, claro que me siento rara. Tienes que ser un poco más específico. - Pues era la verdad. Si ya el tono de su cabello la apartaba de la mayoría, el tener un solo ojo sano lo hacía más. No obstante aquello lo dijo con total tono casual, pues el buen sabor de boca que le había quedado después de la broma en los casilleros le perduraba. Le pareció muy intrigante la manera en que el islandés comenzaba a contarle de sus inquietudes. Incluso pensó, siendo que lo primero que había dicho es que no quería quedar como marica, que se estaría tratando de algún lío amoroso con una chica complicada. Jasmine tenía buen oído para escuchar. No sería la primera vez que algún amigo se confesaba con ella en busca de algún consejo.
No estaba esperando que tocaran el tema de la vida después de lo que muchos habían creído que era el fin. El regusto de satisfacción por amargarle la mañana al tal Charles Rivers se esfumó, pero la expresión tranquila en su rostro permaneció. Jasmine no hablaba al respecto de la guerra con nadie que no hubiera visto ella misma alguna vez. No era algo que buscara rememorar, pero era tan parte de ella que no discutirlo con nadie implicaba mantener una muralla que no permitía que nadie del exterior cruzara. No era de extrañar que todas sus relaciones fallaran. Sin embargo, aquel no era el caso con Kris. Él no era un chico cualquiera. Si necesitaba hablar (que seguro que lo hacía, porque esa clase de preguntas no se sueltan al azar y de manera espontánea), ella hablaría.
- Kris, todos estamos muy, muy jodidos. - A mayor o menor grado, pero no eran precisamente las personas más equilibradas y mejor adaptadas. Que eso lo tenía clarísimo. No iba a golpearlo ni juzgarlo por estarse confesando así. - No vayas a decirle a Frances, mucho menos a David... -Alternaba la mirada entre él y el camino que avanzaban hacia el lago, porque tanto quería prestar atención a lo que él decía como que trataba de evitar tropezarse y darse en la cara con algo. - Pero a veces pienso que lo tuvieron fácil. Y los envidio mucho. - Acabando de decidir que si iban a hablar de esos temas no iba a esperarse hasta llegar el lago, comenzó a buscar a ciegas en su bolso su preciada cajetilla de cigarros.
- No me malentiendas, quiero decir. No sé me ocurre nada más complicado y aterrador que ponerte a criar hijos. Pero cuando la guerra terminó... ya tenían un propósito mayor, ¿sabes? Para no dejarse matar y seguir tirando hacia adelante. Algo real y sólido. Que pueden tocar. - Habiendo encontrado la cajetilla tomó un cigarro y le ofreció uno a Kris. - Y luego estamos el resto de simples mortales que somos como... hojas secas que se lleva el río. El día a día se trata de dejarse mover por la corriente, y tal vez fuimos parte de algo más, pero ahora en realidad no hay nada a lo que aferrarnos. - Se rio un poco tras escucharse. - Juro que no he fumado nada aún. Es solo que pienso en ello muy a menudo. – Había tenido que endurecerse para no enloquecer por completo, pero en el fondo seguía siendo la misma persona sensible. Y se sentía extraña todo el tiempo, a todas horas. No era algo exclusivo de él.
- Todo terminó muy rápido y no tuvimos ninguna clase de cierre, y lo normal y sano se suponía que era retomar nuestras vidas como si no tuviéramos suficientes traumas para esta y la siguiente y la que viene después pero las cosas no funcionan así. No es egoísta querer sentir de nuevo que tienes un propósito, aunque ya sabes, para encontrar algo tienes que, precisamente, buscarlo. - Hizo un gesto con las manos para enfatizar aquello último. Por estar hablando ni siquiera había encendido el cigarro aún pero tan solo con sentirlo entre los dedos se sentía un poco más serena, como si fuera una muleta.
- Si el quidditch no es suficiente qué importa. Eres más que eso. Eres una de las personas más inteligentes que conozco y tienes los huevos del tamaño de mi cabeza. Tu busca eso que te haga feliz y te haga sentir alguien otra vez y cuando lo encuentres lo tomas para ti en ese instante y al diablo con todo lo demás porque te lo mereces, joder. -Arrugó la nariz, pensativa y si, también algo frustrada. No a todos les tomaría el mismo tiempo volver a sentirse completos. Ella misma seguía buscando también eso que le hacía falta. Había días buenos. Había días horribles. Justo eso era lo que había aprendido.- Mientras tanto tómate un día a la vez. Tienes a tu gente contigo. Si necesitas hablar yo siempre estoy abierta a discutir mariconerías. Y a fumar, eso también. Estaremos jodidos de la cabeza, pero por lo menos lo estamos juntos. - Y lo escucharía las veces que necesitara, y armaría bromas con falsos condones usados o le daría de patadas hasta hacerlo entrar a en razón las veces que fuera necesario. Para Jasmine, la lealtad iba ante todo.
Se detuvo un poco, porque no podía andar y mirarlo a él al mismo tiempo. Por que eso hizo, mirarlo a los ojos un instante antes de besar su mejilla una vez más, aunque con una intención distinta, mucho más suave y dulce. Lo abrazó entonces en condiciones, deseando poder hacer algo más para que dejara de sentirse así. Para su mala suerte esa era una de las cosas que la magia no podía arreglar. Ningún hechizo iba a hacerles la carga que llevaban encima más ligera. Ocultó el rostro en su cuello, encontrando que olía bien. - ...Estás frío. - Eso también, que aunque él estuviera comodísimo, tenía la piel helada. Se rio por ello. Y lo confesaba, sintió en ese instante un impulso muy fuerte de besarlo, pero se contuvo y en vez de eso se mordió los labios. No fuera a ser que por un impulso a causa de estar hablando de mariconerías (ja) metiera la pata. No importaba que fuera asquerosamente guapo, no quería complicar nada, así que lo soltó con suavidad y tiró de su mano para seguir en dirección al lago.
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
Jasmine tenía razón, Frances y David lo habían tenido fácil, habían tenido algo por lo que seguir luchando luego de que todo terminara. Claro que nunca se lo diría a Frances de ese modo porque era capaz de atinarle una maldición en toda la cara. Tomó la cajetilla que Jasmine le ofrecía. Parecía ya muy lejana aquella boda y cuando Per había llegado al mundo y sin embargo, para Kristján todo seguía exactamente igual, pero más deprimente. Eso estaba muy jodido. Se suponía que tras la guerra y tras ganar uno tenía que ser feliz, tenía que estar tranquilo, pero Kristján todavía no había encontrado su verdadero propósito en la vida. Whitney había sido un motor, le había hecho bien estar con ella, alguien fresco, alguien nuevo, que lo ayudaba a mejorar, pero al final no lo había soportado, ni ella ni él.
Prendió el cigarrillo con la varita y dio una calada profunda, guardando el humo en sus pulmones. No quería ponerse a pensar en que nunca encontraría lo que necesitaba para seguir adelante.-Debí tener hijos cuando tuve la oportunidad.-Bromeó, pero habría sido mal padre y él lo sabía. No tenía la dedicación de Finnerty ni tampoco la disposición. -Deberíamos dejar de ser pesimistas ¿no? Lo hicimos bien y tenemos una larga vida por delante. -Pero era más fácil decirlo que hacerlo.
Miró a Jasmine, que las había pasado muy duras y tuvo un involuntario sentimiento de admiración extrema hacia ella. Lo había aguantado todo. Recordó que alguna vez estuvo a punto de recibir una imperdonable por Frances. Ese era el recuerdo más terrible que tenía de la guerra a modo personal. Ver el rayo verde pasarle demasiado cerca, pero las peores cosas habían ocurrido a los demás y él había sido un testigo. En cierto modo hasta era afortunado, las cicatrices que cargaba podían no ser para siempre.
Escuchó sus palabras y se rió, pero pareció hacerlo con tristeza.-No creo poder tener lo que me haría feliz.-Dijo y se pasó una mano por la nuca. Estaba llevando todo eso demasiado lejos y más le valía parar antes de terminar diciendo cosas de las que se iba a arrepentir. -Hay cosas que simplemente no se pueden tomar.
Después de eso sintió su beso en la mejilla y la miró a los ojos también. Nunca había sido un tipo que se supiera expresar demasiado bien fuera de las cosas de un aula, así que no supo cómo agradecerle que hablara con él de ese modo. La abrazó rodeándola por la cintura sintiéndose como un idiota por lamentarse por cosas que tenían solución. Acarició la cadera de Jasmine por inercia antes de que lo soltara.-¿En serio? No lo siento. Debo tener algo mal…o un metabolismo exquisito.
La siguió en dirección al lago todavía de su mano. Su cabello parecía brillar de forma sobrenatural o solamente eran sus ganas de que así fuera, tal cual representara una salvación en un momento bastante rudo. -Tú lo tienes todo. Eres guerrera como pocas. Tal vez si nos casamos podamos darle sentido a nuestras vidas, ¿no te gustaría?
Prendió el cigarrillo con la varita y dio una calada profunda, guardando el humo en sus pulmones. No quería ponerse a pensar en que nunca encontraría lo que necesitaba para seguir adelante.-Debí tener hijos cuando tuve la oportunidad.-Bromeó, pero habría sido mal padre y él lo sabía. No tenía la dedicación de Finnerty ni tampoco la disposición. -Deberíamos dejar de ser pesimistas ¿no? Lo hicimos bien y tenemos una larga vida por delante. -Pero era más fácil decirlo que hacerlo.
Miró a Jasmine, que las había pasado muy duras y tuvo un involuntario sentimiento de admiración extrema hacia ella. Lo había aguantado todo. Recordó que alguna vez estuvo a punto de recibir una imperdonable por Frances. Ese era el recuerdo más terrible que tenía de la guerra a modo personal. Ver el rayo verde pasarle demasiado cerca, pero las peores cosas habían ocurrido a los demás y él había sido un testigo. En cierto modo hasta era afortunado, las cicatrices que cargaba podían no ser para siempre.
Escuchó sus palabras y se rió, pero pareció hacerlo con tristeza.-No creo poder tener lo que me haría feliz.-Dijo y se pasó una mano por la nuca. Estaba llevando todo eso demasiado lejos y más le valía parar antes de terminar diciendo cosas de las que se iba a arrepentir. -Hay cosas que simplemente no se pueden tomar.
Después de eso sintió su beso en la mejilla y la miró a los ojos también. Nunca había sido un tipo que se supiera expresar demasiado bien fuera de las cosas de un aula, así que no supo cómo agradecerle que hablara con él de ese modo. La abrazó rodeándola por la cintura sintiéndose como un idiota por lamentarse por cosas que tenían solución. Acarició la cadera de Jasmine por inercia antes de que lo soltara.-¿En serio? No lo siento. Debo tener algo mal…o un metabolismo exquisito.
La siguió en dirección al lago todavía de su mano. Su cabello parecía brillar de forma sobrenatural o solamente eran sus ganas de que así fuera, tal cual representara una salvación en un momento bastante rudo. -Tú lo tienes todo. Eres guerrera como pocas. Tal vez si nos casamos podamos darle sentido a nuestras vidas, ¿no te gustaría?
Kristján Sveinsson- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
- Básicamente, ahora resulta que todo el misterio de la vida se resume en el hecho de ponerse una a parir hijos. – Le respondió con el mismo tono bromista. Ella había estado embarazada una vez pero no se había logrado, y al final hasta pensaba que era lo mejor, aunque le entristeciera a veces el recordarlo. De todas maneras, lo suyo con Josh nunca hubiera funcionado. Tuviera o no el apoyo de una pareja, esperaba algún día volver a intentarlo y que las cosas si salieran bien entonces. – Supongo, pero ya sabes cómo es. Hay días más difíciles que otros. –
No pasó por alto ese dejo de tristeza con el que hablaba. Sobre no poder tener lo que quería, sobre que había cosas que no podían simplemente tomarse y ya. No le presionó más con ello en ese momento, solamente lo abrazó, por poco ronroneando cuando le acariciaba la cadera. Se quedó con la sonrisa dibujada cuando se soltó del abrazo y le siguió guiando hacia el lago. La verdad es que la idea de ponerse hasta arriba de marihuana ya no la sentía tan imperativa, pero un cigarro en calma no le vendría mal con él de compañía.
- Creo que eres la primera persona en 20 años o algo así que me dice que soy toda una guerrera. - Y se rio, esta vez siendo ella la que lo hacía con un tanto de nostalgia. Había sido muchas cosas. Una princesa, una muñeca, una niñita ridícula según hubiera dicho Frances, pero guerrera no estaba segura. Se sintio bien que se lo llamara. Siempre se habia sentido algo insegura con respecto a los demas en cuanto a su capacidad para aguantar, lo util que podia ser en esa guerra. Y la verdad es que se habia destacado mas cuidando a los heridos y velando por el bienestar del grupo entero que en la parte de toda aquella pesadilla que se referia a la lucha. Pero dado todo de si y mas. Aguantado hasta el final. Siempre dijo que habia perdido ya demasiadas cosas a causa de Voldemort y sus fanaticos como para comprometerse a medias y nada mas.
Algo debio de haber hecho bien. Es decir... aqui seguia.
- Pues vámonos, ya ya ya. Ni siquiera tienes que convencerme. Si nos desaparecemos ahora mismo todavía alcanzamos a llegar a Las Vegas. ¿No te suena al sueño de tu vida? ¿Que Elvis te case? - Le siguio el juego aparentando insistencia. Vaya que le habia gustado aquella ciudad. Ningun imitador de Elvis la habia casado, pero habia tenido la fiesta de su vida. Encontraba curioso como recuerdos como ese los tenia a decenas, pero siempre sola. Y la verdad es que no se arrepentia. Lo habia necesitado, alejarse de todo y simplemente dedicarse a vivir y hacer lo que le diera la gana. De otra manera estaba segura que una dependencia pasajera a las pociones relajantes habria sido el menor de sus problemas.
Cuando al fin llegaron al lago fue a sentarse bajo un arbol junto a la orilla sin tener mucho cuidado por proteger su ropa del pasto humedo. El abrigo encantado que llevaba la mantenía caliente y Kristjan ya habia demostrado ser un ser antinatural a prueba de heladas. Saco de su bolso la cajita donde guardaba su hierba y todo su kit para liar, y espero a que se sentara el tambien. Se quedo mirando a la cajita un instante, delineando el borde con la punta de los dedos.
- Oye Kristjan. - Y dudo. Si preguntar seria prudente o no porque a fin de cuentas era algo muy personal pero no se sacaba de la cabeza eso que habia dicho. - ¿Qué es lo que te haría feliz? Eso que simplemente no puedes tomar. - La que se mostraba insegura era ella ahora. Y es que si esa sencilla frase había resonado tanto en ella era porque a pesar de todo, ese era un miedo muy real que tenía. El seguir persiguiendo algo que quizá nunca alcanzaría; David en un sentido más concreto, la sensación de normalidad, de paz y de pertenencia a algo, a alguien, en un sentido más amplio. Y parecía que el islandés eso lo entendía.
No pasó por alto ese dejo de tristeza con el que hablaba. Sobre no poder tener lo que quería, sobre que había cosas que no podían simplemente tomarse y ya. No le presionó más con ello en ese momento, solamente lo abrazó, por poco ronroneando cuando le acariciaba la cadera. Se quedó con la sonrisa dibujada cuando se soltó del abrazo y le siguió guiando hacia el lago. La verdad es que la idea de ponerse hasta arriba de marihuana ya no la sentía tan imperativa, pero un cigarro en calma no le vendría mal con él de compañía.
- Creo que eres la primera persona en 20 años o algo así que me dice que soy toda una guerrera. - Y se rio, esta vez siendo ella la que lo hacía con un tanto de nostalgia. Había sido muchas cosas. Una princesa, una muñeca, una niñita ridícula según hubiera dicho Frances, pero guerrera no estaba segura. Se sintio bien que se lo llamara. Siempre se habia sentido algo insegura con respecto a los demas en cuanto a su capacidad para aguantar, lo util que podia ser en esa guerra. Y la verdad es que se habia destacado mas cuidando a los heridos y velando por el bienestar del grupo entero que en la parte de toda aquella pesadilla que se referia a la lucha. Pero dado todo de si y mas. Aguantado hasta el final. Siempre dijo que habia perdido ya demasiadas cosas a causa de Voldemort y sus fanaticos como para comprometerse a medias y nada mas.
Algo debio de haber hecho bien. Es decir... aqui seguia.
- Pues vámonos, ya ya ya. Ni siquiera tienes que convencerme. Si nos desaparecemos ahora mismo todavía alcanzamos a llegar a Las Vegas. ¿No te suena al sueño de tu vida? ¿Que Elvis te case? - Le siguio el juego aparentando insistencia. Vaya que le habia gustado aquella ciudad. Ningun imitador de Elvis la habia casado, pero habia tenido la fiesta de su vida. Encontraba curioso como recuerdos como ese los tenia a decenas, pero siempre sola. Y la verdad es que no se arrepentia. Lo habia necesitado, alejarse de todo y simplemente dedicarse a vivir y hacer lo que le diera la gana. De otra manera estaba segura que una dependencia pasajera a las pociones relajantes habria sido el menor de sus problemas.
Cuando al fin llegaron al lago fue a sentarse bajo un arbol junto a la orilla sin tener mucho cuidado por proteger su ropa del pasto humedo. El abrigo encantado que llevaba la mantenía caliente y Kristjan ya habia demostrado ser un ser antinatural a prueba de heladas. Saco de su bolso la cajita donde guardaba su hierba y todo su kit para liar, y espero a que se sentara el tambien. Se quedo mirando a la cajita un instante, delineando el borde con la punta de los dedos.
- Oye Kristjan. - Y dudo. Si preguntar seria prudente o no porque a fin de cuentas era algo muy personal pero no se sacaba de la cabeza eso que habia dicho. - ¿Qué es lo que te haría feliz? Eso que simplemente no puedes tomar. - La que se mostraba insegura era ella ahora. Y es que si esa sencilla frase había resonado tanto en ella era porque a pesar de todo, ese era un miedo muy real que tenía. El seguir persiguiendo algo que quizá nunca alcanzaría; David en un sentido más concreto, la sensación de normalidad, de paz y de pertenencia a algo, a alguien, en un sentido más amplio. Y parecía que el islandés eso lo entendía.
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
No se creía eso de que fuera la primera persona en 20 años que le dijera algo parecido. A él Jasmine le parecía bastante guerrera, le parecía que había soportado muchas cosas y que no cualquiera podía decir que había sobrevivido a lo que ella sí. En realidad admiraba a muchos de sus compañeros, incluso al idiota de Syd y a la atolondrada de Jessy, aunque nunca fuera a decirle eso a ninguno de los dos. Con Jasmine era fácil, pero con ellos no tanto. Precisamente por eso estaba hablando de todo eso con la pelirroja y no con alguien más.
-Claro, nunca imaginé nada más maravilloso que eso.-Que Elvis lo casara. Por supuesto, Kristján no tenía en mente ninguna cosa de matrimonio con nadie, tampoco hijos. Por el momento no era algo que le interesara. Tal vez después podría pensarlo con mayor seriedad, si lograba salir de sus adicciones y volverse un jugador reconocido como pretendía. No conocía Las Vegas.
Se sentó a su lado sin preocuparse por manchar lo que llevaba puesto. Recogió las rodillas y recargó los brazos sobre las mismas. Miraba de reojo cómo Jasmine disponía todo su kit. Había sido una muy buena idea aceptar su propuesta, la necesitaba. Aunque no se quejaba le dolían los músculos y también tenía un incómodo cosquilleo en las manos, porque necesitaba beber un poco. Pero esa noche se abstendría por ella, era como hacerle una promesa silenciosa que lo ayudara a él de paso, aunque ella nunca supiera que era su inspiración de la noche para mantenerse sobrio al menos por un día. ¿No decían que se avanzaba un día a la vez?
La volteó a ver cuando le hizo esa pregunta. Kristján supo que debió haberse callado en lugar de seguir hablando hacia un rato. Bajó la vista y luego la dirigió de vuelta al lago, sopesando la opción de abrirse por completo de una vez por todas o simplemente ignorar la oportunidad. Optó por un cálido punto medio entre la negación y la autotortura.-Creo que lo sabes.-No se lo iba a decir, no quería. Era estúpido e infantil de su parte no haber superado ciertas cosas del pasado. No podía vivir aferrado a cosas que se le habían escapado y que no podría recuperar ya nunca, lo tenía claro como el agua del lago. -Pero estoy dispuesto a dejar todo eso atrás por fin. No puede ser que no lo haga. Casi lo logro con Whitney, eso de sentar cabeza. Casi. Pero no se pudo. ¿Tú qué necesitas, pelirroja?
-Claro, nunca imaginé nada más maravilloso que eso.-Que Elvis lo casara. Por supuesto, Kristján no tenía en mente ninguna cosa de matrimonio con nadie, tampoco hijos. Por el momento no era algo que le interesara. Tal vez después podría pensarlo con mayor seriedad, si lograba salir de sus adicciones y volverse un jugador reconocido como pretendía. No conocía Las Vegas.
Se sentó a su lado sin preocuparse por manchar lo que llevaba puesto. Recogió las rodillas y recargó los brazos sobre las mismas. Miraba de reojo cómo Jasmine disponía todo su kit. Había sido una muy buena idea aceptar su propuesta, la necesitaba. Aunque no se quejaba le dolían los músculos y también tenía un incómodo cosquilleo en las manos, porque necesitaba beber un poco. Pero esa noche se abstendría por ella, era como hacerle una promesa silenciosa que lo ayudara a él de paso, aunque ella nunca supiera que era su inspiración de la noche para mantenerse sobrio al menos por un día. ¿No decían que se avanzaba un día a la vez?
La volteó a ver cuando le hizo esa pregunta. Kristján supo que debió haberse callado en lugar de seguir hablando hacia un rato. Bajó la vista y luego la dirigió de vuelta al lago, sopesando la opción de abrirse por completo de una vez por todas o simplemente ignorar la oportunidad. Optó por un cálido punto medio entre la negación y la autotortura.-Creo que lo sabes.-No se lo iba a decir, no quería. Era estúpido e infantil de su parte no haber superado ciertas cosas del pasado. No podía vivir aferrado a cosas que se le habían escapado y que no podría recuperar ya nunca, lo tenía claro como el agua del lago. -Pero estoy dispuesto a dejar todo eso atrás por fin. No puede ser que no lo haga. Casi lo logro con Whitney, eso de sentar cabeza. Casi. Pero no se pudo. ¿Tú qué necesitas, pelirroja?
Kristján Sveinsson- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
Con ese “creo que lo sabes”le decía todo lo que necesitaba saber. Y sintió un nudo en el estómago que no pudo evitar, que le hizo fijar la vista al frente y simplemente asentir lentamente. Lo encontraba triste, y muy trágico, y si acaso hubiera llegado a tener una duda sobre a lo que se refería (o mejor dicho, a quien), la mención a su ex novia era algo que encontraba muy definitivo. Estar dispuesto a dejarlo atrás y casi conseguirlo. Lo que le haría feliz y a la vez era imposible tomarlo. Era inevitable que a la mente le vinieran los ojos grandes y los labios carnosos de Frances.
En cuanto a lo que ella necesitaba, suspiró largamente y alzó la vista al cielo. Era una noche clara, a pesar del frío. De las últimas que quedarían por ese año, que la temporada de nevadas estaba por llegar. – Casi es luna llena. - Miró a la luna, que poco le faltaba para mostrarse en toda su figura, como así sería en cosa de unos cuantos días . Y que ese fuera el primer pensamiento que se le venía a la mente, considerando el giro que la conversación estaba tomando, era algo que encontró demasiado fuerte. Le miró un instante y se encogió de hombros. – Así que para responder tu pregunta, un bozal para perro y una correa serían un buen comienzo. Estúpido Finnerty. – Suspiró con los ojos cerrados. Lo de ella no era tan inalcanzable y definitivo como lo de Kristján. Es decir, no estaba casado con otra, solamente tenía un hijo. No por ello dejaba de haber mil y un complicaciones alrededor de ellos.
Le ganó la risa, esa que se le escapaba cuando los nervios le podían más y abrió la caja. – Ya, damos lástima. Lo que necesitamos es uno de estos ahora mismo. Y a la mierda todo lo demás. No vamos a seguir deprimiéndonos por eso. – Se puso a preparar el primer porro que iba destinado a él, porque era buena anfitriona. Y en eso otro rostro se le vino a la mente. Distinto al de Frances, pero no por ello menos relacionado.
Quizá lo de su ex novia no hubiera funcionado porque se trataba de alguien que simplemente no era capaz de comprender las cosas por las que había pasado. Niguna relación iría a ningún lado si no se conseguía ese entendimiento. Y se preguntó si sería prudente, y si valdría la pena decirlo, porque no era su lugar ni su problema pero…
- … tú sabes que Jessy está enamorada de ti desde hace una eternidad, ¿verdad? – En favor de esto de la sinceridad y compartir miserias a la luz de la luna y con marihuana para repartir, tenía que preguntar. No decía que Jessy fuera la solución a todos los problemas dl islandés, porque honestamente, Jessy tenía los propios y al por mayor. Pero siempre se había preguntado el por qué, siendo tan obvio, nunca se había solidificado nada ahí. - No te preocupes, no le diré nada a nadie. -
En cuanto a lo que ella necesitaba, suspiró largamente y alzó la vista al cielo. Era una noche clara, a pesar del frío. De las últimas que quedarían por ese año, que la temporada de nevadas estaba por llegar. – Casi es luna llena. - Miró a la luna, que poco le faltaba para mostrarse en toda su figura, como así sería en cosa de unos cuantos días . Y que ese fuera el primer pensamiento que se le venía a la mente, considerando el giro que la conversación estaba tomando, era algo que encontró demasiado fuerte. Le miró un instante y se encogió de hombros. – Así que para responder tu pregunta, un bozal para perro y una correa serían un buen comienzo. Estúpido Finnerty. – Suspiró con los ojos cerrados. Lo de ella no era tan inalcanzable y definitivo como lo de Kristján. Es decir, no estaba casado con otra, solamente tenía un hijo. No por ello dejaba de haber mil y un complicaciones alrededor de ellos.
Le ganó la risa, esa que se le escapaba cuando los nervios le podían más y abrió la caja. – Ya, damos lástima. Lo que necesitamos es uno de estos ahora mismo. Y a la mierda todo lo demás. No vamos a seguir deprimiéndonos por eso. – Se puso a preparar el primer porro que iba destinado a él, porque era buena anfitriona. Y en eso otro rostro se le vino a la mente. Distinto al de Frances, pero no por ello menos relacionado.
Quizá lo de su ex novia no hubiera funcionado porque se trataba de alguien que simplemente no era capaz de comprender las cosas por las que había pasado. Niguna relación iría a ningún lado si no se conseguía ese entendimiento. Y se preguntó si sería prudente, y si valdría la pena decirlo, porque no era su lugar ni su problema pero…
- … tú sabes que Jessy está enamorada de ti desde hace una eternidad, ¿verdad? – En favor de esto de la sinceridad y compartir miserias a la luz de la luna y con marihuana para repartir, tenía que preguntar. No decía que Jessy fuera la solución a todos los problemas dl islandés, porque honestamente, Jessy tenía los propios y al por mayor. Pero siempre se había preguntado el por qué, siendo tan obvio, nunca se había solidificado nada ahí. - No te preocupes, no le diré nada a nadie. -
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
Kristján no se esperaba que Jasmine siguiera enamorada de Finnerty, pero a pesar de eso no le pareció descabellado que así fuera. Hasta donde sabía habían sido amigos o algo parecido desde antes de que él llegara a Hogwarts. Parecía un maldito patrón entonces. -Ese perro siempre ha tenido buena suerte.-No lo decía con saña, pero sí pensaba que era una gran verdad. Miró a Jasmine dejando que se desahogara sin decir nada, principalmente porque no tenía un consejo válido. Además Finnerty en ese momento no tenía ningún compromiso.-¿Y se lo piensas decir?
Estiró la mano para alcanzar el porro y le agradeció con un gesto de la otra. Y trató de barrer de sus pensamientos cualquier cosa deprimente y oscura porque si empezaba a fumar con ese ánimo todo iba a salir muy mal. Dio la calada primera y se tranquilizó antes siquiera de que la cosa esa pudiera hacer efecto, como un placebo. En eso estaba cuando Jasmine soltó lo de Jessy.
No se lo esperaba así que comenzó a toser de forma descontrolada y se pegó repetidas veces en el pecho antes de mirar a Jasmine. No lo había pensado, si había que ser sincero. La quería y la pasaba bien con ella, pero dudaba mucho que la rubia sintiera por él algo más allá de la amistad con derechos. Nunca le había dado ni una sola señal de que quisiera algo más, jamás, no que él recordara al menos. Claro, había estado ahí para él siempre y se preocupaba, pero de ahí en fuera…
O podía ser que sí y que él simplemente hubiera estado demasiado ciego todo ese tiempo por estar enfocado en otras cuestiones. Miró a Jasmine con los ojos muy abiertos y después negó.-No lo dices en serio. ¿De dónde sacas esa idea? Somos amigos, ella nunca ha dado a entender que quiera algo más conmigo fuera de lo que tenemos. Hasta creo que siempre estuvo enamorada del bastardo de Crawford, yo que sé.-Pero se quedó callado pensando. SI lo que Jasmine decía era cierto entonces él era un perfecto patán hijo de puta insensible. Más de lo que había pensado que era todo esos años.
-¿Ella te dijo algo?-Preguntó mientras trataba de no parecer más contrariado. Aquello que Jasmine acababa de decirle cambiaba muchas cosas y estaba un poco en pánico. No era como con cualquiera, Jessy le importaba de verdad.
Estiró la mano para alcanzar el porro y le agradeció con un gesto de la otra. Y trató de barrer de sus pensamientos cualquier cosa deprimente y oscura porque si empezaba a fumar con ese ánimo todo iba a salir muy mal. Dio la calada primera y se tranquilizó antes siquiera de que la cosa esa pudiera hacer efecto, como un placebo. En eso estaba cuando Jasmine soltó lo de Jessy.
No se lo esperaba así que comenzó a toser de forma descontrolada y se pegó repetidas veces en el pecho antes de mirar a Jasmine. No lo había pensado, si había que ser sincero. La quería y la pasaba bien con ella, pero dudaba mucho que la rubia sintiera por él algo más allá de la amistad con derechos. Nunca le había dado ni una sola señal de que quisiera algo más, jamás, no que él recordara al menos. Claro, había estado ahí para él siempre y se preocupaba, pero de ahí en fuera…
O podía ser que sí y que él simplemente hubiera estado demasiado ciego todo ese tiempo por estar enfocado en otras cuestiones. Miró a Jasmine con los ojos muy abiertos y después negó.-No lo dices en serio. ¿De dónde sacas esa idea? Somos amigos, ella nunca ha dado a entender que quiera algo más conmigo fuera de lo que tenemos. Hasta creo que siempre estuvo enamorada del bastardo de Crawford, yo que sé.-Pero se quedó callado pensando. SI lo que Jasmine decía era cierto entonces él era un perfecto patán hijo de puta insensible. Más de lo que había pensado que era todo esos años.
-¿Ella te dijo algo?-Preguntó mientras trataba de no parecer más contrariado. Aquello que Jasmine acababa de decirle cambiaba muchas cosas y estaba un poco en pánico. No era como con cualquiera, Jessy le importaba de verdad.
Kristján Sveinsson- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
Pues no, el hecho de que Kristján estuviera a una nada de morir por asfixia en cuanto le mencionó lo de Jessy, era indicador de que no tenía idea de lo que se refería a la rubia y sus sentimientos. Que si había metido la pata y hasta el fondo, seguramente, pero la expresión de Jasmine no era precisamente una de arrepentimiento. Tampoco era una de malicia, porque no había dicho nada con intención de dañar a nadie. Era tan sencillo como una verdad que ahí estaba, y nadie tocaba, pero era en definitivo una de aquellas que impedía a las personas hacer eso que ambos necesitaban con tanta desesperación: avanzar.
- Comienzo a creerme aquello de que los hombres no se enteran nunca de nada. – Parpadeó un par de veces y se terminó de liar un porro para ella misma. – ¿Ves? Por eso todo el mundo necesita un amigo de los sensibles como yo que se den cuenta de estas cosas. – Asintió a sus propias palabras y dejó salir el air de sus pulmones lentamente. Luego encendió el porro con la punta de su varita y dio la primera calada, muy profunda.
- Que va, Jessy no es de las que hablan, no sobre sí misma, y definitivamente no sobre estar enamorada. Pero… viví, y pelee, me emborraché, y me enjuiciaron con ella. La observo, y la escucho. No importa que ella crea que nadie lo hace. – O que portándose como lo hacía nadie lo haría y a ella podrían dejarla en paz, sin que nadie le cuestionara o pidiera cuentas de sus decisiones. Lo encontraba contradictorio.
- Jessy es de las que están tan convencidas que todo irá mal que no va a intentar ni siquiera dar el paso que le haga falta, porque si no lo intenta no puede fallar y si no falla no hay desilusión. Así que no te va a decir nada, quizá nunca, no por ella misma, pero ya te digo que esa chica mataría por ti al momento que se lo pidieras, guerra o no. - Dio una nueva calada y se dejó caer sobre el césped, cruzando los brazos tras su cabeza. – No haberte dado cuenta no te hace un patán, es que ella es bastante buena en lo que hace. – Porque Jessy tenía un millón de cosas mal en la cabeza. Sus manías al principio de la lista, sus obvios altibajos con sus problemas de peso a la mitad (la había visto desnuda, creía que había mejorado) y las cicatrices dejadas por la guerra al final, pero honestamente, ¿Quién de ellos podía decir, con una mano en el pecho y completamente sinceros y convencidos, estar bien y felices y sin secuelas?
- Quizá es momento de que todos dejemos atrás las tonterías que no nos dejan salir adelante. – Ella, y Kris, y Jessy, y todos. Todos los que habían quedado marcados y seguían sintiendo que estaban a la deriva, sin nada a lo que afianzarse, sin haber encontrado su lugar. Que se lo merecían. Iba siendo hora de hacer algo por ellos mismos ya. – O quizá has estado buscando lo que necesitas en el lugar equivocado. – Se sonrió, de esa manera propia de quien se jacta de saber algo que los demás no, y le buscó la mirada. Quizá era momento de que las cosas cambiaran para todos, y sucediera al fin lo que tuviera que suceder. Habían sobrevivido a una masacre. Podían lidiar con lo complicado que resultaban los sentimientos.
- Comienzo a creerme aquello de que los hombres no se enteran nunca de nada. – Parpadeó un par de veces y se terminó de liar un porro para ella misma. – ¿Ves? Por eso todo el mundo necesita un amigo de los sensibles como yo que se den cuenta de estas cosas. – Asintió a sus propias palabras y dejó salir el air de sus pulmones lentamente. Luego encendió el porro con la punta de su varita y dio la primera calada, muy profunda.
- Que va, Jessy no es de las que hablan, no sobre sí misma, y definitivamente no sobre estar enamorada. Pero… viví, y pelee, me emborraché, y me enjuiciaron con ella. La observo, y la escucho. No importa que ella crea que nadie lo hace. – O que portándose como lo hacía nadie lo haría y a ella podrían dejarla en paz, sin que nadie le cuestionara o pidiera cuentas de sus decisiones. Lo encontraba contradictorio.
- Jessy es de las que están tan convencidas que todo irá mal que no va a intentar ni siquiera dar el paso que le haga falta, porque si no lo intenta no puede fallar y si no falla no hay desilusión. Así que no te va a decir nada, quizá nunca, no por ella misma, pero ya te digo que esa chica mataría por ti al momento que se lo pidieras, guerra o no. - Dio una nueva calada y se dejó caer sobre el césped, cruzando los brazos tras su cabeza. – No haberte dado cuenta no te hace un patán, es que ella es bastante buena en lo que hace. – Porque Jessy tenía un millón de cosas mal en la cabeza. Sus manías al principio de la lista, sus obvios altibajos con sus problemas de peso a la mitad (la había visto desnuda, creía que había mejorado) y las cicatrices dejadas por la guerra al final, pero honestamente, ¿Quién de ellos podía decir, con una mano en el pecho y completamente sinceros y convencidos, estar bien y felices y sin secuelas?
- Quizá es momento de que todos dejemos atrás las tonterías que no nos dejan salir adelante. – Ella, y Kris, y Jessy, y todos. Todos los que habían quedado marcados y seguían sintiendo que estaban a la deriva, sin nada a lo que afianzarse, sin haber encontrado su lugar. Que se lo merecían. Iba siendo hora de hacer algo por ellos mismos ya. – O quizá has estado buscando lo que necesitas en el lugar equivocado. – Se sonrió, de esa manera propia de quien se jacta de saber algo que los demás no, y le buscó la mirada. Quizá era momento de que las cosas cambiaran para todos, y sucediera al fin lo que tuviera que suceder. Habían sobrevivido a una masacre. Podían lidiar con lo complicado que resultaban los sentimientos.
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
Kristján se quedó callado pensando en todo el asunto de Jessy. No se lo podía creer en parte y en parte tampoco quería. Era inevitable ponerse a pensar en las posibilidades y de inmediato se imaginó la hipotética situación de andar con ella, pero le aterraba que no funcionara y que todo lo que tenía con ella se fuera a la mierda, así de simple. Por otro lado, ¿quién tenía en sus manos información como esa y no hacía nada al respecto? Se jactaba de conocer a Jessy lo suficiente como para no poner las manos al fuego por ella en una relación y además también se conocía a él mismo, no era el prototipo de novio perfecto aunque con un par lo había intentado con muchas ganas.
-Es curioso, acabo de imaginar el mejor de los escenarios y terminó en el peor de los finales. No sé si podríamos empezar una relación y de hacerlo, no sé si funcionaría muy bien, me conoce lo suficiente como para no confiar en mi.-Pero qué le pasaba hablando de relaciones y mierdas, si nadie estaba diciendo eso. Todo lo que Jasmine le decía le sonaba muy fuerte y Kristján no sabía cómo procesarlo. Le costaba creérselo porque en el fondo era más difícil lidiar con ello como una realidad que con una mentira.
Lo peor de todo era que pensaba en la cantidad de veces que se había dejado notar como un idiota enamorado de otra persona en presencia de ella y lo que eso habría significado para Jessy en caso de ser cierto. Volvió a sentirse como un idiota patán. Dio una calada más profunda que las anteriores y soltó el humo lentamente pensando en todo eso.
-Puede ser que sí.-Terminó dándole la razón a Jasmine, pero de todos modos todavía no averiguaba cómo manejar la información que la pelirroja le acababa de dar. No se había esperado una noche de revelaciones como esa. En algún punto hasta pensó que esa noche era su oportunidad de tirarse a Jasmine pero ahora el panorama había cambiado de forma completa (sería una patanada triple hacerlo, aunque también estaba la posibilidad de que pudiera aprovechar en una especie de acuerdo consensuado para aliviar sus penas).
-¿Qué crees que deba hacer?-Estaba pidiendo directamente su consejo porque de verdad no tenía la más remota idea de cómo proceder con esa información. Jessy no era cualquier cosa y por eso no se tomaba el tema como tal.
-Es curioso, acabo de imaginar el mejor de los escenarios y terminó en el peor de los finales. No sé si podríamos empezar una relación y de hacerlo, no sé si funcionaría muy bien, me conoce lo suficiente como para no confiar en mi.-Pero qué le pasaba hablando de relaciones y mierdas, si nadie estaba diciendo eso. Todo lo que Jasmine le decía le sonaba muy fuerte y Kristján no sabía cómo procesarlo. Le costaba creérselo porque en el fondo era más difícil lidiar con ello como una realidad que con una mentira.
Lo peor de todo era que pensaba en la cantidad de veces que se había dejado notar como un idiota enamorado de otra persona en presencia de ella y lo que eso habría significado para Jessy en caso de ser cierto. Volvió a sentirse como un idiota patán. Dio una calada más profunda que las anteriores y soltó el humo lentamente pensando en todo eso.
-Puede ser que sí.-Terminó dándole la razón a Jasmine, pero de todos modos todavía no averiguaba cómo manejar la información que la pelirroja le acababa de dar. No se había esperado una noche de revelaciones como esa. En algún punto hasta pensó que esa noche era su oportunidad de tirarse a Jasmine pero ahora el panorama había cambiado de forma completa (sería una patanada triple hacerlo, aunque también estaba la posibilidad de que pudiera aprovechar en una especie de acuerdo consensuado para aliviar sus penas).
-¿Qué crees que deba hacer?-Estaba pidiendo directamente su consejo porque de verdad no tenía la más remota idea de cómo proceder con esa información. Jessy no era cualquier cosa y por eso no se tomaba el tema como tal.
Kristján Sveinsson- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
Escuchó a Kristján con mucha atención, aunque quizá pudiera parecer que no lo hacía por estar favoreciendo al porro entre sus labios. El mejor de los escenarios con el peor de los finales. De eso ella sabía una o dos cosas. - Ay por favor. ¿Sabes qué? Ese es tu problema. Claro que se puede confiar en tí. - Le ganó una risita descarada que se le escapó de los labios. Tal vez fuera que ella no conocía al islandés de esa manera, en un contexto de romance y todas esas cosas. - Yo confiaría en ti. - Dijo convencidísima y le buscó la mirada. - Aunque supongo que tienes razón. - Lo de que no funcionarían. Se encogió un poco de hombros. La verdad era que ambos tenían bastantes problemas como para pensar que algo a largo plazo funcionaría. Pero más que eso, todo lo que Kris le decía dejaba entrever que en Jessy nunca había pensado como algo más. Lo que llevaba todavía a más preguntas...
¿Que qué debía hacer? - ¡Deja de besarla y meterle mano indiscriminadamente cuando no hay otra cosa mejor que hacer! - Se cubrió el rostro con una mano, riéndose entre dientes, porque de repente el hilo de la plática se tornaba demasiado extraño. Y es que se acordaba de la tarde aquella en la casa de Tobias y Frances, y todo el lío que se había armado. Y es que al final Amy le había contado, lo de que se había besado con el islandés. Que al final todo tenía el potencial de complicarse horriblemente.
- Mira, no se puede forzar nada. Si no ves a Jessy como eso no la ves y ya. Pero no le estés haciendo todo más confuso. Sé su amigo y ya. Porque si la dejas que se siga aferrando a eso nunca te va a superar. Y honestamente, a tí tampoco te hace mucho bien cuando tienes a toda una universidad de chicas para besar. ¡Deja de sabotearte! - De sabotearse los dos solos, a decir verdad. Y si, con lo del montón de chicas para besar se refería a Amy en ese caso en particular, pero en un caso más concreto, a cualquier otra persona que le pudiera interesar. No tenía que hacer nada, ni ir corriendo tras Jessy a declararle amor eterno ni cualquier otra tontería solo por el hecho de que ella sintiera algo por él. Lo que tenía que hacer era dejar de ponérselo difícil y de mandarle señales mixtas. Así como él tenía que soltarse de ella a quien no podía tener, Jessy tenía que hacer lo mismo con el jugador, o de lo contrario todos seguirían en el mismo agujero.
- Tú sigue siendo tú, y haz lo que tengas que hacer, sin ser un patán al respecto. Porque no lo eres. - Se irguió y le pasó un brazo por el cuello para acercarlo y darle un beso en la mejilla, más enérgico y firme. ¿Que seguro Jessy lo resentiría? Pues sí, en un principio. Pero la idea de una amistad sincera entre un chico y una chica sin tener que involucrar beso y sexo de por medio no era tan alocada. Que al final Kris tenía que hacer lo que fuera mejor para él, y si algo entre ellos no estaba hecho para funcionar, Jessy tenía que dejarlo ir. No fuera a ser que por estarlo esperando a él, fuera a cerrarse a mil y una oportunidades distintas. Ella misma se negaba a hacer eso, incluso con David. Se te abre la puerta o no, pero una vez comprobada que está cerrada, ¿qué ganas con quedarte esperando para siempre por si algún día llega a abrirse un poco? Y más importante que todo... Jessy no era un juguete. No importaba que Kris no hiciera nada con mala intención. La chica merecía más que eso.
¿Que qué debía hacer? - ¡Deja de besarla y meterle mano indiscriminadamente cuando no hay otra cosa mejor que hacer! - Se cubrió el rostro con una mano, riéndose entre dientes, porque de repente el hilo de la plática se tornaba demasiado extraño. Y es que se acordaba de la tarde aquella en la casa de Tobias y Frances, y todo el lío que se había armado. Y es que al final Amy le había contado, lo de que se había besado con el islandés. Que al final todo tenía el potencial de complicarse horriblemente.
- Mira, no se puede forzar nada. Si no ves a Jessy como eso no la ves y ya. Pero no le estés haciendo todo más confuso. Sé su amigo y ya. Porque si la dejas que se siga aferrando a eso nunca te va a superar. Y honestamente, a tí tampoco te hace mucho bien cuando tienes a toda una universidad de chicas para besar. ¡Deja de sabotearte! - De sabotearse los dos solos, a decir verdad. Y si, con lo del montón de chicas para besar se refería a Amy en ese caso en particular, pero en un caso más concreto, a cualquier otra persona que le pudiera interesar. No tenía que hacer nada, ni ir corriendo tras Jessy a declararle amor eterno ni cualquier otra tontería solo por el hecho de que ella sintiera algo por él. Lo que tenía que hacer era dejar de ponérselo difícil y de mandarle señales mixtas. Así como él tenía que soltarse de ella a quien no podía tener, Jessy tenía que hacer lo mismo con el jugador, o de lo contrario todos seguirían en el mismo agujero.
- Tú sigue siendo tú, y haz lo que tengas que hacer, sin ser un patán al respecto. Porque no lo eres. - Se irguió y le pasó un brazo por el cuello para acercarlo y darle un beso en la mejilla, más enérgico y firme. ¿Que seguro Jessy lo resentiría? Pues sí, en un principio. Pero la idea de una amistad sincera entre un chico y una chica sin tener que involucrar beso y sexo de por medio no era tan alocada. Que al final Kris tenía que hacer lo que fuera mejor para él, y si algo entre ellos no estaba hecho para funcionar, Jessy tenía que dejarlo ir. No fuera a ser que por estarlo esperando a él, fuera a cerrarse a mil y una oportunidades distintas. Ella misma se negaba a hacer eso, incluso con David. Se te abre la puerta o no, pero una vez comprobada que está cerrada, ¿qué ganas con quedarte esperando para siempre por si algún día llega a abrirse un poco? Y más importante que todo... Jessy no era un juguete. No importaba que Kris no hiciera nada con mala intención. La chica merecía más que eso.
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Midnight Cap
Agradeció que Jasmine dijera que ella confiaría en él y se lo dejó ver con una sonrisa sincera. Volvió a usar el encendedor con su porro y luego miró fijamente a la pelirroja. Si no había pensado en Jessy como algo más era porque estaban cómodos con el tipo de relación que llevaban, o al menos eso había pensado él. Y porque ella jamás le había dado señales de querer llevar todo a eso a otros niveles.
Se tomó su regaño sobre meterle mano a Jessy a cada oportunidad con algo de sorpresa. Pero Jasmine tenía razón, ese era el primer paso para pensar en algo en serio, en si eso llevaba a algún lado o no. No se había dado cuenta hasta ese momento de que había sido muy egoísta y que Jessy jamás le había puesto un alto. No tenía idea de que Jasmine sabía lo de Amy. Amy le gustaba, tenía ese material de novia, ese aire dulce corruptible que a él tanto le atraía, pero el panorama no estaba mucho a su favor con esas nuevas confesiones salidas a la luz, ya no era tan simple como aplicarse con Amy y olvidarse de todo.
-Lo voy a pensar, en serio. Y tomaré en cuenta lo que me estás diciendo, no creas que lo estoy echando en saco roto.-Se sentía más relajado como efecto del porro que poco a poco entraba en sus sistema, pero también lo hacía pensar más profundamente las cosas y las consecuencias que sus actos podrían traer.
No quería que las cosas con Jessy cambiaran, porque su posición era muy cómoda. Si hubiera sido otra chica a lo mejor no le hubiera importado tanto seguir como estaban, dejando que la situación se siguiera dando como hasta ese momento, pero a Jessy se la tomaba en serio, la quería en serio. No iba a mentir, no se había enamorado de ella en todo ese tiempo, esas cosas él las sabía, pero si no se lo había permitido había sido porque habían estado juntos con un sentido y un propósito y él no se había dado la oportunidad de fantasear con nada porque tenía ese sentido muy claro.
-Lo único que me queda claro de todo esto es que tengo que superarla a ella-No quería decir su nombre dentro de la conversación. Hacerlo hubiera significado ser más transparente de lo que pretendía y no quería llegar a tanto. -Eso hará las cosas mucho más fáciles para mi. Ya perdí demasiado por esto. Creo que es lo primero que debo hacer para romper el círculo vicioso en el que nos hemos metido todos.
Se tomó su regaño sobre meterle mano a Jessy a cada oportunidad con algo de sorpresa. Pero Jasmine tenía razón, ese era el primer paso para pensar en algo en serio, en si eso llevaba a algún lado o no. No se había dado cuenta hasta ese momento de que había sido muy egoísta y que Jessy jamás le había puesto un alto. No tenía idea de que Jasmine sabía lo de Amy. Amy le gustaba, tenía ese material de novia, ese aire dulce corruptible que a él tanto le atraía, pero el panorama no estaba mucho a su favor con esas nuevas confesiones salidas a la luz, ya no era tan simple como aplicarse con Amy y olvidarse de todo.
-Lo voy a pensar, en serio. Y tomaré en cuenta lo que me estás diciendo, no creas que lo estoy echando en saco roto.-Se sentía más relajado como efecto del porro que poco a poco entraba en sus sistema, pero también lo hacía pensar más profundamente las cosas y las consecuencias que sus actos podrían traer.
No quería que las cosas con Jessy cambiaran, porque su posición era muy cómoda. Si hubiera sido otra chica a lo mejor no le hubiera importado tanto seguir como estaban, dejando que la situación se siguiera dando como hasta ese momento, pero a Jessy se la tomaba en serio, la quería en serio. No iba a mentir, no se había enamorado de ella en todo ese tiempo, esas cosas él las sabía, pero si no se lo había permitido había sido porque habían estado juntos con un sentido y un propósito y él no se había dado la oportunidad de fantasear con nada porque tenía ese sentido muy claro.
-Lo único que me queda claro de todo esto es que tengo que superarla a ella-No quería decir su nombre dentro de la conversación. Hacerlo hubiera significado ser más transparente de lo que pretendía y no quería llegar a tanto. -Eso hará las cosas mucho más fáciles para mi. Ya perdí demasiado por esto. Creo que es lo primero que debo hacer para romper el círculo vicioso en el que nos hemos metido todos.
Kristján Sveinsson- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 19/11/2014
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