Villa Park

¿Era un resentido social? Podría ser. Si lo pensaba bien había sido un niño bastante feliz, con sus padres y sus hermanos, en la escuela, leyendo libros desde que había aprendido a leer, entendiendo la vida con simpleza, sin complicaciones, en donde el dinero era un problema, sí, pero nada esencial, y donde la sangre era la sangre, sin distinción. Durmstrang lo había cambiado todo, sufrir ese racismo lo había cambiado y aunque ya hubiera terminado, seguía traumado por ello, aunque no lo expresara abiertamente sino a base de vicios y de siempre vivir a la defensiva.

En ese momento él también deseaba a Kit, le parecía inverosímil aún en su pensamiento, desear con todas sus fuerzas al tipo que estaba parado a su lado, con la misma intensidad con la que había deseado a ciertas chicas. Era angustiante pensarlo de esa manera, aceptar lo que sentía. Se sintió tan desesperado en ese segundo que también apretó los puños y mantuvo la vista al frente, en el partido, sin poner atención a lo que en realidad pasaba en la cancha, sus ojos ni siquiera daban con quien tenía la posesión del balón.

Escuchaba el rugido de los aficionados del Chelsea como un eco lejano, escuchaba las lamentaciones de los que lo rodeaban en aquella grada como si fueran susurros de fantasmas. Estaba jodido, jodido en todos los aspectos. Pensar poco en ello, no racionalizarlo, era la única manera que encontraba de evadirse y disfrutarlo, pero cuando pasaba que lo pensaba, todo se complicaba por diez.

-¿Eh?...¿qué?-Preguntó como un imbécil al escuchar que le hablaba y le decía algo sobre la sociedad, algo que no alcanzó a entender por estar perdido en sus tribulaciones sexuales. Meneó la cabeza para despejarse. -Si te soy sincero no creo aguantar ni diez minutos, siento que me asfixio.-Para demostrar su punto se quitó la estúpida bufanda y la mantuvo en su mano, tragó saliva con un montón de dificultad. Necesitaba otra cerveza o algo que lo ayudara a mantenerse de una pieza, no quebrarse por no entender lo que estaba sintiendo que ni siquiera podía decir en voz alta.

Lo iba a seguir, como era obvio, él no tenía nada que hacer ahí rodeado de fans descorazonados que veían a su equipo perder en casa. ¿Qué iba a hacer? ¿Ir a buscar a Finnerty y a Kim? Por favor, primero se mataba lentamente. Los siguió sin saber a donde se dirigía, ciegamente, pero cuando llegaron a los baños dio unos cuantos pasos hacia atrás como si no estuviera dispuesto a correr ese riesgo en un estadio lleno de locos. -Oye oye oye…-Pero Kit hacía bien en aclarar que no iba a besarlo en el baño de un estadio, lo que automáticamente le hizo reír. El nuevo ruido loco del estadio lo hizo mirar instintivamente hacia atrás como si desde ahí pudiera ver todo con su mirada de Superman, aunque solo vio la entrada de los baños.

La casa de Kit era bastante normal, como el mismo decía. Le parecía más grande que la de Frances, mucho más que la de David y más decente que la de Syd, las únicas casas de las que tenía referencia de ser “normales” y aún así seguían siendo pequeños palacios de clase media que no se comparaban con el muy humilde hogar que tenían sus padres en Islandia, aunque la había logrado agrandar con dinero y magia hacia unos años, cuando había robado valiosísimos anillos de un cadáver de purista en la cúspide de la guerra mágica.

Todo estaba en silencio excepto por el sonido de sus propios pasos, lo que lo hacía entender que estaba solo. Y sobraba decir que la simple idea ya lo tenía excitado hasta las nubes, lo cual no era muy normal si se consideraba que quien lo acompañaba y lo guiaba no era una semiveela o algo parecido. De todos modos no tenía ninguna intención de enloquecer y salir huyendo, ese era papel exclusivo de Kit. Subió las escaleras mirando todo con curiosidad grosera y cuando llegó a su habitación hasta sonrió porque era justo lo que se imaginaba que sería, llena de cosas que dejaban ver esa personalidad que empezaba a conocerle bien.

No lo tomó por sorpresa su actitud, parecida a la de su habitación en la universidad, solo que en esa ocasión Kristján no dejaría que el asunto lo dejara medio inmóvil como había pasado la primera vez. Tomó a Kit por el cabello y con la otra mano lo tomó del brazo antes de cambiar de posición en un movimiento intempestivo, empujándolo contra la pared dejando ver una desesperación compartida. Acariciaba su lengua con la propia mientras tanto y sentía que todo su cuerpo palpitaba ansioso ante la presencia de lo nuevo y lo desconocido. Se podría decir que seguía sin tener idea de lo que estaba haciendo pero al menos esta vez había decidido ya dejarse llevar por el instinto y olvidar lo demás. Recorrió la piel de su cuello con los labios, mordisqueó un poco después, sin dejar marcas, todavía con sus dedos enredados en el cabello negro de Kit, su cuerpo ejerciendo presión. Tenía muchas opciones, una de ellas era dejar las cosas como estaban, lanzarle un hechizo desmemorizante y mandar todo al diablo para volver a su vida normal, pero esa era la única opción que no iba a tomar.

Sí había pasado mucho tiempo, él también sentía esa especie de desesperación por besarlo como si llevara mucho tiempo sin hacerlo. No quería pensar en nada más que en eso, de verdad ya no, no quería sentirse asquerosamente culpable por decirle a Jessy que las cosas estarían bien y por intentar engañarse él mismo con que todo sería diferente cuando solamente era peor, cuando era peor que nunca lo viera por donde lo viera. No quería ni siquiera ponerse a pensar en las implicaciones de sentir algo por Kit, por el libro que le había regalado, ni por la personalidad plasmada en su habitación, o más bien en sus dos habitaciones. Él también estaba sufriendo mientras lo buscaba insaciable, besando cada parte que tenía al alcance y al mismo tiempo deseando tener más.

Bajó la vista como si necesitara ser testigo de cómo las manos de Kit le abrían los pantalones y sonrió a medias por el impulso de empujarlo para guiarlo hacia la cama. Kristján se dejó hacer, de nuevo se volvía a sentir idiota e inexperto pero estaba más osado que la vez anterior. Tenía claro que quería tenerlo en su boca, algo que jamás había pensado que quisiera con ningún tipo, bajo ninguna circunstancia.

-No importa, se arregla con un reparo.-Apenas y podía articular frases completas sin jadear, sin sentir que se le iba el aire. Lo atrajo hacia él para seguirlo besando. No estaba buscando que cuando se quitara la camiseta encontrara un cuerpo trabajado ni nada de eso, no buscaba ese tipo de placer visual, por decirlo de alguna manera, no era como querer ver un buen par de tetas, no era nada parecido a eso. Sólo quería sentirlo y no sabía como interpretar eso. Le desabrochó los pantalones también pero antes de hacer nada, se sintió vulnerable en esa posición y volvió a tomarlo por los brazos para invertir posiciones, siendo él quien quedara encima.

-Perdóname, estoy resentido con la sociedad y no soporto estar debajo de ti.-Bromeó en el único espacio que quedaba para las idioteces antes de bajar por su pecho y seguirlo besando, antes de poner las manos en sus pantalones y bajarlos con todo y la ropa interior. Comenzó a tocarlo mientras lo miraba, porque en ese momento quería sentirse en control total, ver sus gestos y escucharlo gemir, seguirlo besando, todo junto como un desesperado. Pídemelo, quiero escucharte pedirme que lo haga, que me lo ponga en la boca. -Un tono de exigencia que solo nacía de sentir ese descontrol, como una droga.

Debía ser la locura de lo nuevo, de lo que era completamente desconocido para él, no quería ni podía encontrarle otra explicación a esa excitación a niveles tan altos que sentía que lo mataban. No iba a repasar sus antiguos encuentros para averiguar si se había sentido así antes, porque había aprendido que siempre era distinto, solo que en esa ocasión había más factores que ayudaban a que todo creciera, desde lo jodidamente mal que estaba eso hasta lo novedoso.

Arqueó la espalda cuando le bajaba los pantalones aunque no estuviera hubiera contacto por completo. Parecía que todo era desordenado y desesperado, pero no lo hubiera hecho de ningún otro modo. Si hubiera ido lento habría tenido tiempo de pensar más las cosas y ya no quería meterse en esos problemas, quería tenerlo y ya, y quería hacerlo sentir, era todo.

Que hiciera caso a su petición, pero más que eso, que sonara sincero, lo hizo enloquecer más. No necesitaba nada más que eso para hacer lo que había tenido tanta curiosidad por hacer luego de aquél primer encuentro y de que no pudiera dormir varias noches preguntándose qué habría pasado de haber llevado todo más lejos.

Se relamió los labios antes de bajar completamente. Era muy raro para él todo eso pero no hubo dudas cuando lo rodeó con la mano primero y después se lo metió en la boca, aunque estaba algo temeroso, un sentimiento que trataba de ocultar de cualquier manera, para no verse como un imbécil.

Las nociones de la experiencia, el instinto y pensar en lo que él mismo hubiera querido fueron las cosas que lo guiaron, aunque eso no lo hizo sentir menos inexperto en la materia. Su lengua lo buscaba pero el trabajo se concentraba más un constante sube y baja, no pudo evitar un gemido contenido, sorprendido él mismo de disfrutar lo que estaba haciendo, cuando no se le hubiera ocurrido hacerlo ni en sueños, jamás, hasta aquella tarde en el patio de Frances. Una de sus manos se aferraba a su muslo con insistencia, enterrando los dedos en su piel, su mente ya estaba en blanco para entonces.

Kristján tenía que ser sincero y admitir que le agradecía que no hubiera terminado en su boca porque no hubiera sabido qué hacer. Todo ese territorio era absolutamente nuevo para él y aún así se dejaba llevar por lo que su cuerpo exigía. Quería tenerlo todo por completo, todo para él. Se sentía ansioso y egoísta, no quería que Kit volviera a salir al mundo en lo absoluto, quería quedárselo para él solo. No notó que ese pensamiento implicaba mucho del estado de secretismo extremo en el que tenían que vivir. Lo besó revolviendo su cabello, estaba en un estado muy extraño, parecido al que le daban las drogas, como eufórico.

Lo miró cuando tocó su turno de sentir su lengua a su alrededor. Cerró los ojos otra vez y apretó los puños a sus costados muy fuerte, dejando que las sensaciones lo embriagaran. No quería que parara, de nuevo tuvo esa desesperante necesidad de hacerlo quedarse ahí para siempre, de no volver a salir a ninguna parte, que no se le ocurriera mirar a nadie, experimentar con nadie. Le volvió a revolver el cabello y apretó los dientes para contener los irrefrenables jadeos que amenazaban con salir de su boca a cada segundo. Lo había imaginado haciéndolo demasiadas veces en esos días, lo cuál lo había llevado a varios momentos de crisis extrema. Pero ahora que estaba ahí, no había ningún tipo de crisis.

Pero la petición, eso sí fue raro para él. Podría decirse que estaba listo y que hasta quería hacerlo, pero no tenía idea de qué se suponía que tenía que hacer. O la tenía, pero no lograba dar con la mejor manera de ponerla en práctica sin que todo fuera raro. En un ataque lo besó otra vez, tomándolo de la cara mientras volvía a acariciarlo. De pronto se rio, tan inadecuado como siempre.-Perdóname, soy un idiota, no tengo ni puta idea…-¿Siempre se hacía solo por atrás?, primera pregunta básica. Lo volvió a besar sin decir nada más y dejó que sus instintos siguieran actuando, seguía excitado y tenía unas incontenibles ganas de metérsela pero no quería cometer errores. Se sentía tan virginal que era casi gracioso.

-Entonces quieres que yo…-No pudo terminar de formular su estúpida pregunta. Lo besó más lentamente que antes, con mucha más paciencia, pero ese ataque de calma solo estaba derivado de los nervios. Esperaba que Kit lo guiara, en verdad era lo que quería pero no sabía como pedirlo sin sonar como una quinceañera y no sabía tampoco que la experiencia no estaba siendo un fuerte ahí.

Él también tenía que ser honesto y admitir que sentía algo por Kit más allá de lo que estaba pasando en esa habitación. No sabía exactamente a qué se debía, porque habían pasado poco tiempo juntos pero se hacía a la idea de lo inteligente que era y de lo mucho que tenía por decir y eso estaba bien para él. Le recordaba lo que en algún punto había valido la pena, antes de toda esa locura que se había apropiado de él. Pero seguía siendo raro, seguía habiendo cosas que no le cuadraban como el hecho de no poder decir jamás lo que sentía en voz alta, no atreverse por muchas razones, siendo la principal que estaba Jessy y que él no quería lastimarla. No recordaba que nada hubiera sido tan complicado.

Estaba diciendo la verdad sin más con lo de la inexperiencia, de todos modos no tenía nada que ocultar, le gustaban las chicas, Kit era una excepción, así que no tenía por qué saber esas cosas. Se volvió a reír pero apagó la risa cuando se besaban de nuevo con esa particular ansiedad caníbal. Sus manos lo recorrieron desde el trasero hasta los muslos y luego se rió por pensar que en realidad no era tan diferente a cuando se hacía con una chica que era lo suficientemente lanzada como para permitir que la follaras de esa manera. O al menos eso esperaba porque sino estaba muy jodido. ¿Qué había pensado? ¿Qué era todo como de otro mundo?

-Soy un idiota-Afirmó antes de inclinarse para besarlo y contener otro gemido por sentir su mano. Se llevó un par de dedos a la boca y le mordió los labios mientras entraba así en él primero, indicándole con un gesto que lo siguiera tocando mientras tanto.

Cuando no pudo más de ansiedad, olvidó los pasos que restaban y entró en él sin mucho preámbulo y sin mucha delicadeza, seguramente haciéndolo todo mal, todo de forma descuidada, sin la paciencia que hubiera tenido con cualquier niña, todo por culpa de la ansiedad que lo carcomía por dentro y de las ansias de sentirlo cuanto antes y cumplir su petición.

Kristján se preocupó por estar haciendo eso como un loco, le sucedió cuando notó la cara de dolor que ponía Kit. Había esperado que fuera un experto y que aquello fuera suave como entrar con vaselina pero estaba claro que no y además, ni siquiera se había tardado el tiempo suficiente en prepararlo por sentir esa desesperación animal por hacerlo de una vez. -Sí, sí, lo siento, lo siento…-No recordaba ni una sola vez en la que se hubiera disculpado por ser un desesperado y hasta se le pasó por la cabeza que mejor se detenía hasta que sintió la mano de Kit empujándolo para entrar más profundo.

Y así lo hizo, de nuevo sin pensar y con la cabeza nublada por la excitación de la novedad y la locura. Entró más profundo aunque también lo hizo con más calma. Pasó la mano por su cabello mientras lo besaba, tomando un mechón entre sus dedos mientras mordía su labio inferior. No quería disfrutarlo solo él, quería que para Kit también fuera memorable y no solo por estar muriendo de dolor.

Podía sentir perfectamente sus manos recorriendo su espalda y eso era un incentivo, el contacto era electrizante. La petición de que lo follara despacio pareció despertar todo lo contrario en él. Sentía su piel tan caliente que estaba seguro que en cualquier momento explotaría. Pero hizo lo que le pedía, con un vaivén lento mientras se abría camino en ese lugar estrecho. El ritmo de su cuerpo no se parecía en nada a los besos que le daba, a las mordidas y los tirones de cabello que no podía evitar mientras su lengua iba más rápido dentro de su boca, parecía que quería robarle el aliento.

-Tú me gustas.-Le contestó sin pensar, debía ser la primera vez que se lo decía de esa manera. No le gustaba la idea del sexo de ese modo como tal, le gustaba la idea de estar haciéndoselo a él, estar entrando en él, si era que eso tenía algún sentido. Y no era por algún sentimiento de triunfo como pasaba cuando alguna chica te permitía hacer lo mismo, era por algo más, que ni siquiera sabía cómo explicar pero que dejaba notar en la manera en que lo besaba y gemía contra su boca y en la forma en que se movía, buscando un placer que no hubiera pensado posible antes.

Hizo justo lo que Kit esperaba que hiciera y terminó rodeándolo con la mano pensando que era una suerte poder hacer todo a la vez. Tocarlo, besarlo, follárselo. Daba igual y en ese momento no quería ponerle etiquetas ni explicaciones a nada, mucho menos si le anunciaba que iba a correrse. Todo era demasiado intenso aunque ya no intentaba justificarlo con ningún argumento respecto a por qué lo era. En ese momento sólo se dejó llevar, se permitió sentirlo sin más, el movimiento, la calidez, lo estrecho.

Cerró los ojos porque él también estaba a nada de correrse y en esa oscuridad solamente sentía, no había nada más. Llegó en un gemido ronco y profundo, con la palma de su mano apoyada sobre el colchón de la cama de Kit como si en algún momento pudiera atravesarlo. Respiraba con dificultad y no abrió los ojos hasta que pasó aquél momento intenso, aunque sentía que no lo había abandonado en lo absoluto, que seguían ahí los remansos de la sensación.

Se inclinó para besar a Kit antes de limpiarse la mano contra su abdomen con una sonrisa demasiado idiota. Lo besó con calma porque solo haber terminado así podía darle espacio para ser más cariñoso que salvaje y salió de él con la misma calma con la que lo besaba, incluso lo miró con atención para saber que no lo estaba lastimando o que no se había extralimitado. -¿Estás bien?-No se le ocurrió ni pensar que en algún momento él estuviera en el lugar de Kit, era algo que no estaba a discusión en ese instante, ni siquiera quería que se le pasara por la cabeza.

Inhaló profundamente antes de hacerse espacio en la cama individual y recostarse. Miró al techo mientras dejaba ir el aire. Estaba haciendo un gran esfuerzo por no volver a la realidad, por quedarse solamente ahí, que su mente no saliera por la ventana a buscar culpas y miedos. -Pensé que eras experimentado.-Le dijo no como recriminación, en verdad estaba sorprendido.