El Bautizo

Bueno, si querían hacerse mierda a ella le daba igual pero no iban a hacerlo en su casa. Punto. Además se jactaba de conocer a Kristján lo suficiente y poco más como para saber que todo ese enojo y ese gestito que traía no eran cualquier cosa. Y tampoco estaba TAN borracho. Lo miró con los ojos entrecerrados sin poder evitarlo. Ahí había algo más, pero no sabía adivinar el qué. No se le pasaba por la cabeza ni de chiste que su marido estuviera involucrado, MUCHO MENOS que Kit se hubiera atrevido a besarlo. Estuvo tentada a mandar a todos al diablo y pedirles que se fueran de su patio para quedarse a solas con él y preguntárselo pero no estaba dispuesta a perderse la fiesta de Hanin por sus berrinches malditos. Ya lo haría después.

En cuanto a Kit, por alguna razón lo tenía en el concepto de ser un santo aunque a la vez sabía que no lo era tanto, y no pensaba que hubiera estado ahí parado tan inocente como para que el islandés le rompiera la ceja sin más. A él sí que podría preguntarle, que ni creyera que se iba a escapar como se había escapado en Batcave por a saber qué jodida razón. Lo alcanzó y lo tomó por la camiseta con brusquedad para que no terminara por completar la graciosa huida.

-A ver ya me abandonaste una vez, ni creas que lo harás dos veces. Ya cálmate y vamos a beber algo, Syd trajo alcohol. Una ceja partida te hace más interesante.

Volteó a ver a Zelda y le hizo un gesto con la cabeza para que entrara de vuelta a la casa, un gesto que seguramente no hubiera hecho si supiera sus antecedentes con su hermano, pero que así, en la ignorancia, era completamente natural.

-¿Te quedas o en serio te vas a largar?

Esa última pregunta no era para Zelda, claro estaba, sino para Kit. Quería pensar que Zelda no se iba a largar, ese día sí la quería, por ir al bautizo de su hija y todo eso, y quizá hasta bebiera acompañada de ella un rato y le pidiera que le contara chismes jugosos. Eso, hasta después de saber si Kit se quedaría, claro.

Para cuando Kris volvió Jessy ya se había acabado dos vasos de quién sabe qué y consultado a Jasmine que si no era hora de cambiar los pañales a esa niña. Por supuesto que ella no iba a hacerlo aunque sabía de sobra cómo; mil hermanos menores y mil sobrinos bebés no era gratuitos ni fácil de convivir. La cuestión importante era el alivio de que el islandés volvía en una pieza y con más celeridad de la que Jessy había imaginado. Le pasó una mano por la cintura hasta llegar a su bolsillo trasero y chocó su vaso contra la botella que llevaba en señal de que le recargara el vaso.

- pensé que iba a terminar mandándote un patronus de loca... - le susurró acariciándole el cuello con los labios. No lo había hecho jamás, ni quería, pero si seguía de perseguida, tomándose tan a pecho toda idiotez que Kris formulaba, pensando que si no estaba a su vista era porque le había ocurrido algo gravísimo, terminaría siendo una pesada de telenovela. Y no, ella no era así, no quería convertirse en ese tipo de chicas insufribles y por tanto era hora de bajar el nivel de estrés que ese noviazgo le estaba generando.  O terminaría con una úlcera.

- Hoy estuve de compras y.... había entradas para el partido de escocía- inglaterra... o alguno de esos.... -Ahora que lo decía en voz alta no estaba muy segura de quienes eran los equipos realemente. Jessy seguía sin entender nada de quidditch, pero había escuchado más de una vez, aquello de los partidos amistosos culpa del mundial que era ese mismo año - Quieres ir?....   tu miras las pelotitas y yo a los jugadores....- Era una buena salida, ambos iban a tener algo con qué entretenerse. Y Jessy obvio había comprado las entradas sin consultar, pues estaban por agotarse, todos querían ver esos partidos quien sabe porque razón exótica, y sino Kris decía que no, pues... las dejaba que se pudrieran en un cajón y ya... o se las daba a Darren.

- vamos con Syd, que Jass tiene cosas de madre que hacer...- definitivamente no se iba a meter en eso de cambiar pañales ajenos.

Seguía explicándole a Aimée por qué la gente no podía ser de su propiedad, pero parecía estar dándole la razón sólo para que dejara de aleccionarla y no por que fuera a cambiar de parecer. Tenía tres años y ya era más terca que él y Frances juntos, y por supuesto que la amaba locamente, iba a admitir que más que a Per por que era su primera niña, pero imaginaba que iba a ser la niña con el carácter más difícil del mundo. La verdad no le parecía descabellado que Kristján Sveinsson fuera su padrino, era una deliciosa ironía tanto desastre.

-Escucha lo siguiente, Aimée: hoy es un día para que todo el mundo esté contento. Si haces enojar a la novia de tu padrino, entonces no estará contenta, y eso es injusto ¿Lo entiendes?- Su hija asintió con un puchero y después pidió regresar a jugar con Per y con Angus a la casita (ya que no podía tener lo que quería).

Tobias exhaló aliviado cuando al fin podía hacer entender a Aimée que no podía tener todo lo que quería en la vida. La mejor parte era que él tenía mucho más de lo que podía desear; se acercó a Frances sin tener idea de la trifulca del patio trasero, y cuando parecía detener a Hutchins (muy su amigo) la tomó por la cintura y le besó el cuello, antes de sonreír como disculpándose con los invitados. Se habían reconciliado recién, por supuesto que iba a estar como un quinceañero enamorado.

-Disculpa Hutchins, es que mi esposa me enloquece. No me digas que ya te vas ¿Bebes algo?- frunció ligeramente el ceño al ver la puerta del patio abierta -Cierren la maldita puerta, entren, es enero por amor de dios- dijo indistintamente para cualquiera que estuviera ahí. Al fin Sveinsson entraba hecho una furia (algo había pasado ahí) y después cerró la puerta. Su casa era MUY pequeña, quien estaba en la cocina prácticamente ya estaba en la sala y no había demasiada discreción.

-¡HEY TODO EL MUNDO! sí, todos. Frances quiere hacer un brindis, nos dedicará unas palabras- se aguantó la risa. Frances no quería hacer ningún brindis, mucho menos un discurso, pero le encantaba hacerla pasar por esos bochornos absurdos, sólo para ver qué iba a improvisar para salir del paso.

Si le preguntaban a David cuál de los Alechinsky era su favorito siempre respondería que Per. Parecían ya años desde que él había sido su padrino y ahora los focos estaban sobre Syd Crawford. Le parecía raro pensar que uno de los primos de Ewan fuera padrino de un hijo de Frances y Tobias pero eso solo le pasaba porque siempre había sido algo aprehensivo con algunas cosas, como con la presencia de Kristján Sveinsson.

Lástima que se había perdido todo el espectáculo del patio por estar en la cocina haciéndose algo de comer porque se moría de hambre literalmente y ya no quería comer cosas dulces como pastel o las sobras de la demás comida. Un poco de carne cruda, eso quería. Con suerte había encontrado un poco en el refrigerador de Frances y Tobias y la había tomado sin preguntar. Luego de comérsela así en privado porque le daba un poco de vergüenza que lo vieran comer eso como si fuera un cavernícola o un animal (aunque animal era en parte) y después había tenido que subir al baño a lavarse los dientes con el dedo para no apestar a sangre y ahuyentar a Jasmine.

Luego de todo su show volvió a donde estaba todo el mundo no sin antes echar un vistazo al cuarto de los niños para ver a Angus, que para entonces ya era un niño bastante alto y también bastante fuerte para su edad, pero saber que era porque tenía sangre de licántropo de nacimiento no le hacía tanta gracia tampoco, aunque le costara presumir que en dos años su hijo partiría costillas sin esfuerzo.

Abrazó a Jasmine pasándole el brazo por los hombros porque cargaba a Hanin y llegó en el momento en el que Tobias decía que Frances diría unas palabras. David se rio y alzó su recién adquirido vaso de plástico con whisky nuevo cortesía del padrino y se unió a la moción, solo por joder. -BRINDIS, BRINDIS, BRINDIS.-Gritó para animar a la anfitriona aunque seguramente se llevaría un Avada (momento, ya no estaban bien esas bromas).

-Ya te dije, ese golpe…eres el hombre más atractivo de la fiesta.

Le dijo a Kit para animarlo. Y no, no se sentía mal de estarlo casi obligando a quedarse cuando era obvia la situación incómoda en la que estaba involucrado, sobre la cuál le preguntaría después, obviamente. Era la persona menos empática del mundo y le importaba poco si Kit o Kris o quien fuera quería echarse a llorar. Primero se emborrachaban y luego lloraban, punto. Y luego que por qué Aimeé era como era.

Sonrió a Tobias, aunque él no podía verlo al estar detrás de ella. Por lo general nunca le sonreía de esa manera tan ridícula cuando lo tenía de frente. Puso una mano sobre la de él y ladeó un poco el cuello de manera casi involuntaria al sentir su beso.

-Ya bautizamos a esta, ya puedes hacerme otro hijo. Ya, ahorita, total, aquí se sirven solos, creo que David ya hasta se comió la carne molida.

Claro, tenía la firme intención de emborracharse con Zelda para limar asperezas por su burla grosera en la Batcave, y justo estaba a punto de hacerle señas para que fuera con ella mientras Kit le decía quién sabía qué, cuando Tobias salió con su chistosada, secundado, como no, por David. Frances entrecerró los ojos mirando al licántropo y si no lo avadeó fue porque Jasmine estaba demasiado cerca de él con Hanin y que tal que se desviaba. Lo que sí hizo fue apuntar a la cara de Tobias a sus espaldas y conjurar un aguamenti.

-No voy a hacer brindis de nada, son unos retrasados mentales. Tú y tú.

Igual tomó uno de los vasos que se encontró por ahí y lo alzó hacia las masas que habían acudido al bautizo de Hanin. Se sentía con la responsabilidad de al menos decir algo.

-Los quiero mucho por venir. El menos ebrio limpia la casa, así que…

Sí, siempre estaba alentando a todos a beber hasta morir, lo hacía desde que había empezado a tomar en compañía del lobo, poner retos y esas estupideces, aunque ahora sus retos siempre tuvieran que ver con asuntos domésticos como cuando dijo que el menos ebrio cuidaba a los niños.

-Menos tú Jasmine, no quiero que Hanin se te caiga de cabeza y quede loquita como la otra.

Luego de eso se giró hacia Tobias, lo abrazó y lo besó como una demente, para luego tomarlo por el cuello y zarandearlo como a un pavo muerto, también como una demente.

- Te odio, te odio, ojalá te caiga un rayo.

Increíble pero cierto, que lo del patronus le sacó a Kristján una sonrisa aunque estaba de un humor de perros que se esforzaba por fingir, pero sentir el beso de Jessy en el cuello lo hizo sentir raro, como que quería decirle que el imbécil de Kit Hutchins lo había besado en el patio de Frances, aunque no contara como traición integralmente. La abrazó más mientras le contaba lo del partido de quidditch pero se distrajo al ver regresar a Finnerty, ¿esa noche no iba a poder estar en paz ni un maldito minuto? Volvió a ponerse serio. Qué jodido que todo pareciera estar en su contra, menos Jessy, por supuesto.

-¿En serio? Claro que quiero ir. ¿Ya te dije que eres la mejor novia de este mundo?-Por alguna razón se sentía como la mierda, pero lo que le dijo no fue mentira. Quidditch, coca, cada capricho cumplido. Tenía su parte jodida todo eso si lo pensaba de forma seria, pero él no se iba a quejar de nada porque no lo podía ver de forma seria, simplemente.

-Sí, vamos.-Con Syd, porque no quería estar cerca del hipócrita de mierda que estaba hecho Finnerty a veces. Sólo fijó su mirada en Frances cuando Tobias se portaba como marido enamorado dándole cariño y haciendo bromas idiotas. Que ganas tenía de torcerle el cuello. Al llegar a donde estaban Syd, Barunka y Bella vestida como si fuera a un Halloween con temática de granjas, le dio una palmada fuerte en la espalda al primero.

-Muy bien, putito, debo admitir que te luciste. Al menos compraste buen alcohol. Felicidades por ser el padrino.-Chocó su vaso con el de él antes de lanzarle una mirada acusatoria a Barunka por no haberlo ni saludado en todo el día. Notó por el rabillo del ojo que Hutchins se quedaba en la fiesta. Como para matarlo. En todo ese lugar quería asesinar a la mitad en ese momento.

Tobias se carcajeó con lo del bautizo y que podían ahora hacer otro hijo. Claro que después de la carcajada vino un beso tan descarado que sería capaz de intimidar a todo el mundo; se lamentaba un poco por todos los que estaban alrededor (o sea Zelda, Bella, Jasmine, David, Jessy, Hutchins, Sveinsson…) por que iba a besar a su mujer como si no hubiera nadie alrededor. Se daba cuenta, además, que Crawford estaba muy cerca, casi como un invitado de honor.

Miró a David con complicidad al saber que los idiotas eran ellos dos pero igual se reía con Frances improvisando -Yo también los quiero mucho por venir. Sé que soy el peor, pero me gusta que magos y no magos estemos aquí por el mismo motivo. Los secretos no deberían existir, todos deberíamos levantar nuestra varita en el momento en que fuera necesario…- dijo enfrascándose un poco en su discurso, en las ideas que había estado teniendo últimamente, comentándolo sólo con Frances, pensando en un millón de proyectos.

Sonrió a medias y terminó su trago. Jens estaba ahí, le encantaba contar con su hermano mayor para cualquier cosa que tuviera que ver con sus hijos en las pocas veces que le daba la gana olvidarse un poco de ser responsable. Si ya no veía los niños, igual que en año nuevo, era por que él y su novia estaban arriba, con el cuarto hecho un asco pero los niños en paz, y juntos. No podría creer a veces que la mayor responsabilidad recayera en su hermano, que ni siquiera tenía hijos. Le daba igual. Para eso era la familia. Le pasó un brazo por los hombros a Frances y le tronó un beso en la oreja como para dejarla sorda.

-En cualquier momento viene Rose y se la lleva. A mi hermano le encanta hacer de niñera y a ustedes les encanta embriagarse, no mientan- le dijo a Jasmine igualmente que a David, antes de que Frances volviera a besarlo como si de verdad nadie estuviera alrededor. La cargó como si no pesara nada.

-Yo te odio más. Muérete ya- le dijo antes de volverla a atacar a besos, recargándola un momento en la pared para volver a dejarla en el piso. Lo del reto del menos ebrio no era ningún chiste. Había qué terminarse una botella espantosa de vodka. Lo sirvió en cuantos vasos pudo. -Si alguien se queda sin beber, Frances los va a correr de la casa- no él, por supuesto.

Sobraba decir que había mirado a su marido con adoración extrema al escucharlo dar ese discurso, también improvisado pero mil veces mejor que el de ella que era un asco hablando en público. Sobre Jens, aún fingía que estaba enojada por aquél día que no la había dejado llevarse a sus hijos pero lo cierto era que tampoco era para tanto ya, y él lo sabría, que su enojo era fingido sólo por llevarle la contraria a la paz, y de todos modos sus maneras de mostrarlo eran inocentes, como sirviéndole poquito pastel.

Se tuvo que reír por el “muérete ya”, aunque después hizo un mohín, al menos hasta que volvía a besarla. Le rodeó la cintura con las piernas y se olvidó de sus invitados mientras lo besaba sin descanso y lo estrechaba contra ella sin pudor, la pared ayudaba. De verdad, no le podía importar menos si todo mundo estaba ahí. Cuando la soltó y la volvió a dejar en el piso, se dio un segundo para recomponerse y recobrar el aliento, sentía que le ardían las mejillas.

-Claro que los voy a correr si no beben. Zelda, este es para ti, Kit este es para ti, islandés este es para ti.

Empezó a repartir los vasos llenos de alcohol muy dedicada, con la varita, haciéndolos levitar. No a todos, porque le daba flojera, sólo a los que estaban más cerca.

-Jessy este es para ti…¡ay perdón!

Se lo echó encima del vestido antes de soltar una carcajada tonta y limpiar el desastre con su varita. Vestido como nuevo, como si jamás hubiera pasado nada. Después le pasó ya un vaso bien. Para evitar represalias se escondió atrás de su marido, abrazándolo por la cintura para ponerlo como escudo humano, y aprovechó para mordisquear el lóbulo de su oreja, repartir besos por su nuca, desfajarlo y meter las manos bajo su camisa, todo con calma pero con clarísimas intenciones.

-Mejor lárgate de mi vista o los voy a terminar corriendo de verdad, ebrios o no.

Dejó de manosearlo y besuquearlo como loca un segundo sólo para beber parte de su vaso de vodka correspondiente justo cuando Rose, en efecto, bajaba por Hanin para liberar a Jasmine de la momentánea responsabilidad de ser madre.

Tobias apuró su vaso servido con la varita de Frances de golpe. La verdad era que era prácticamente el primer vaso de alcohol de verdad que se tomaba en esa tarde-noche de festejo; la primera cerveza antes de la ceremonia se la había bebido con su padre, hablando en danés, preguntándole si no le hacía falta dinero. Le había terminado por confesar que había aceptado un trabajo y era un burócrata. Le sorprendió que no le dijera nada en contra, que no tuviera discursos comunistas al respecto. Quizás por que él también tenía una familia.

El caso era que no se había embriagado ni un poco. El resto del tiempo había mareado un par de copas cuando sus suegros estaban presentes; Demetrius Burroughs no le preocupaba en absoluto, aunque lo respetaba como al que más, pero sabía que eran afines y el problema siempre estaría en su suegra, que lo odiaba por más responsable y buen padre que pareciera. EL problema era su suegra, purista de clóset, que ya no podía expresarse abiertamente mal de la gente como él (o sea un sangresucia, hablando en términos antaños) y no podía negar a sus queridos nietos. Los primeros.

La mejor parte era que se habían ido. Todos, sus padres incluídos. Se quedaba solo con su esposa y sus amigos y eran sus terrenos, aunque esa casa en Brixton fuera antes la de sus padres. Sentir las piernas de Frances alrededor de su cintura hizo que la abrazara con más intensidad, igual, sin importarle nada. Sintió que pateaba a alguien en la trayectoria y no se molestó en ver a quién.

-Jas, confía en Rose, es nuestra niñera más calificada junto con Jens… tú confías en Jens- dijo inadecuadamente, sabiendo que la pelirroja y su hermano mayor habían tenido alguna cosa hacia años. De todos modos, su hermano era tan inofensivo que no se le ocurría cómo pudieran acaso haber terminado mal. Se rió al ver que Frances hacía las niñerías de siempre (contra Jessy por supuesto, acompañada de un Sveinsson demasiado descompuesto) e intentó abrazarla sin darse la vuelta, sólo adivinando dónde estaría.

La besó justo después de que diera un trago a su vaso, sintiendo todo el alcohol en sus labios cuando su cuñada ya se sentía el único adulto responsable de la fiesta. Quizás tenía razón -Dame más vodka, no he bebido nada en toda la noche, me estaba volviendo loco entre tu mamá y tu hermano que me odia- le dijo medio riéndose, besándola, instándola a que le pasara el alcohol con sus labios como si él no pudiera beber de vaso y ya. Lo mejor de ser su esposo era que, al menos en algún momento, siempre sentía que volvía a ser un adolescente.

-no… no te escuche… como? – Y sonreía. Podía ser o no la mejor novia del mundo pero lo importante era que te lo dijesen. Y capaz Tobías se equivocaba cuando había aleccionado a su niña; si se podía tener todo lo que uno quería, solo había que aguantar el tiempo suficiente para llegar al mejor momento de sus vidas… y disfrutar de todos los lujos que uno podía darse, desde zapatos hasta fiestas con amigos festejando el año de una nueva anarquista.

- Felicidades Syd… ahora Frances se aseguró una cerebrito - Era un elogio dicho con maldad, pero elogio al fin. Se terminó su vaso decidida a emborracharse, no por no limpiar, sino porque borracha se estaba más feliz. Se abrazó a Kris para sacarle la lengua a Barunka por encima del hombro del muchacho… esa rubia estaba loca, Jessy ya había caído en la cuenta de que no le gustaba que estuviese con el smertios, pero no acordaba con su punto de vista, si era tannn amiga de Kris y tannnto lo quería, al fin y al cabo la dos buscaban lo mismo, no? Igual la molestaba con confianzas porque que tarde o temprano se le pasaría. Amor-odio, as always... como con la mayoría de los que estaba allí.

El brindis le devolvió el interés por el resto del mundo, se enfiló delante de Kris entrelazando sus dedos estresados con los propios sobre su estómago, para observar ese acto insólito en primera fila, las caras de quienes como ella querían lanzar la carcajada y las otras: la ceja partida de Kit, el malhumor de Zelda, la locura de Frances… El discurso de Tobías estuvo mucho mejor, como era de esperar, Jessy asintió con el rostro pues si! El secretismo era una mierda… aunque claro, nunca faltaba el temor de que fueran a matarte por lo que eras o no eras, hacías o dejabas de hacer. No era noche para reflexionar sobre políticas, y todo era mejor sin guerras ni conflictos. Empezar a pensar que debían accionar de algún modo por abolir el secretismo, estaba muy fuera de los planes inmediatos de Jessy, de seguro por pensar que viviría mil años y habría tiempo para todo. E igual… hubiera querido alzar la varita y conjurar una marca en el cielo… la que fuera que quitara del mapa la calavera infame para empezar a construir otro mundo.

Pero no fue por eso que sacó su varita sino por la idiota de Frances – eres tan tonta… - Haciendo levitaciones odiosas contra ella y robándole una carcajada también. Que no podía comportarse?… ni un ratito? - ya? en serio?... compórtate o avadearé a tu hombre! – y sacudió la varita apuntando a un Tobías escudo humano. Era de mala educación hechizar gente sin permiso, eso le enseñaría a sus niños? Casi que lo dijo pero no, a ver si la loca esa se lo tomaba en serio.

Terminó por sacarle la lengua y volver a lo suyo, a Kris y sus caras... Cierto que los chicos se habían peleado en el bar de David o algo… Pero bueno, allá ellos, lo de Jessy había sido un chiste, no iba a pelearse con nadie esa noche, ni nunca más. Mientras se estuviera feliz ni los chiste de Frances iban a cambiar su ánimo, y no se imaginaba nada peor que la morocha arruinándole la vida a cada ocasión. - No temas, no mataré a nadie… ni le romperé una ceja… – y guardó la varita para tomarlo del rostro a dos manos y besarlo, que ya había pasado mucho tiempo desde el último beso, y lo de kit hasta le parecía gracioso. Pobre Kit! - que hizo esta vez? no te convidó de su coca? - le susurró viajando de sus labios al oído, distrayéndole con caricias a su espalda, pues parecía que nada podía sacarle a Kris un buen humor sincero esa noche.

Jessy tenía razón en aquello de que los niños le encantaban y andar cargando a Hanin de aquí para allá ni lo sufría (hasta el despliegue de celos enfermizos de Hanin, muy a lo Burrugoughs, los encontraba adorables), aunque hacerlo implicara sobriedad y por ello se hubiera perdido de un montón de detalles. Como que por ejemplo, ni cuenta se había dado de lo raro que Kris andaba, aunque Jessy le estuviera insistiendo al respecto, porque entre estar pendiente del islandés y hacer reír a la bebé con sus muecas absurdas escogía obviamente a Hanin. Relájate le decía a la rubia mientras mecía a la bebé y le sacaba plática de cualquier cosa. Claro que Jasmine estaba al margen de muchas cosas que habían ocurrido, como por ejemplo que de saber que la nueva parejita había vuelto a probar la coca y roto así su sobriedad, quizá hubiera estado más atenta.

Claro que el que de repente todo mundo pareciera desaparecer por un instante y acto seguido regresaran desde el patio con ánimos fastidiados (y hasta un golpe en la cara de Hutchins) era demasiado llamativo y extraño. Sin embargo ni eso parecía ser suficiente como para apagar los ánimos de la fiesta porque ahí todo mundo iba a beber. Y es que se rio de buena gana y sin ningún cuidado cuando Tobias salía a comprometer a Frances de la manera más incómoda con un brindis, cosa que su esposa seguro que iba a odiar. No temió a represalias por su carcajada descarada porque mientras estuviera con su bebecita homenajeada en los brazos no iba a vaciarle la botella de vodka encima. Se apoyó en David cuando la abrazaba y se unía a Tobias en coro pidiendo ese brindis
y casi que le pasaba a Hanin a él.

- Me llegas al corazón, Frances. - Aunque algo había de cierto en aquello. Nunca jamás se habría imaginado llegar a estar un día en la sala de la Cerridwen, festejando el bautizo de su tercer bebé, mismo que traía en los brazos. Ahora eran su familia. Sonrió cuando Tobias también decía unas palabras, escuchándolo con atención, mucha más de lo que aparentaba.

- Pues a la salud de Hanin y sus papás y su padrino. No le haré el feo al regalo de Syd y me emborracharé hasta que Frances insista en mandarme a rehabilitación de nuevo en su honor, lo prometo. - Bromeó cuando Alechinsky le decía que pronto Rose vendría por Hanin y que a David y a ella les encantaba embriagarse. Porque sí, la verdad que sí, aunque desde que estaba con el licántropo de nuevo ya no se descontrolaba tanto.

Le dio mucha risa cuando Frances mojó a Jessy y aunque el intercambio de besos y manoseo de los esposos quizá podría poner incómodo a alguien - como a Zelda, al parecer - Jasmine seguía con si mismo buen ánimo. - Y así es como tú consigues un nuevo hermano. - Le dijo a Hanin, acordándose de las confesiones de Frances sobre como había terminado embarazada tanto de ella como de Aimeé.  

Cuando Rose bajó al fin Jasmine fue hacia donde estaba para darle a la niña y saludarla. Miró luego a Tobias y le sacó la lengua como hubiera hecho cuando tenía 16. Ahora sí, podía embriagarse. Pasó junto a Kris y Jessy, que estaban poniéndose cariñosos pero no le importó y saludó al islandés en condiciones con un beso en la mejilla porque no lo había hecho antes por estar cuidando a la mini Alechinsky. También le sonrió a Jessy. Le daba gusto verlos juntos, aunque lo dicho, no supiera muchas cosas al respecto.

Al acercarse a Frances y Zelda con toda la intención de de tomar un trago para ella, cuyo recuento de alcohol del día entre hacer de niñera y ayudar a servir a los invitados era casi cero, escuchó la última parte de su intercambio. - Claro que no te vas. - Y en conspiración a las intenciones de Frances de instarla a quedarse y emborracharse, tomó a la semiveela del rostro y le plantó un beso rápido en la boca. - Ya lo tienes, de pelirroja a pelirroja. Ahora bebe lo que le debes a la dueña de la casa. -Le puso un vaso en las manos a la semiveela y luego tomó otros dos, uno para ella y otro para David, hacia quien regresó.

- Y esto es para ti. La cuota mínima son cuatro según esto. - Se abrazó a su cintura tras entregarle el vaso y besó su cuello antes de buscarle los labios, metiendo la mano bajo su camisa. Lo tenía a él, los tenía a sus amigos, y hasta tenía un trago en su mano. Sentía que por primera vez en mucho, mucho tiempo, al fin todo encajaba de nuevo. Sintiéndose tan feliz y de cierta forma, al fin en paz, pensó que tal vez hasta tenía ahora un nuevo recuerdo para su patronus.

A Kristján apenas se le pudo escapar una sonrisa sincera cuando Frances era tan torpe haciendo su brindis, el gesto se le borró cuando Tobias dio el suyo, que había sido bastante acertado y precisamente por eso, aún más molesto. Casi se sentía como un purista deseándole la muerte. Tomó el vaso que le repartían y se bebió el contenido de golpe, el inicio de una espiral hacia su destrucción de esa noche. Brindó a la distancia y con ironía a los felices padres cuando Jessy hacia su broma y volvió a beber de la botella que se había afianzado para él solo. Estrechó más a Jessy contra él. Comenzaba a tener la loca idea de que si le contaba lo que había pasado podría ayudarlo a planear algo. Después de todo, tenía la idea de que a Jessy no le importaba mucho Frances, por ende Tobias no le podía importar menos.

Tan mal estaba por todo que estaba teniendo pensamientos asesinos en un bautizo. Y encima Hutchins seguía sin largarse de ahí.

Y justo Jessy preguntaba por eso. -No hizo nada, mal momento, mal lugar, todo mal.-Le tomó la cara con las manos y la besó con ganas renovadas. Su respuesta había sido la más vaga del mundo pero por suerte Jessy nunca había sido de las que le preguntaran demasiado, porque no tenía mentiras a la mano. -Hay gente que no soporta ni una puta broma.-Se pausó en su beso solo para agregarle eso, antes de volver a lo suyo, que era besarla más y seguir bebiendo. Convivir le importaba una mierda, en especial cuando miraba por el rabillo del ojo las escenas pasionales de Frances y Tobias.

-Si ahora mismo profanamos la habitación del respetadísimo matrimonio, nadie lo notaría ¿te das cuenta?-Le dijo a Jessy señalándole hacia ellos, que ahora estaban muy interesados en retener a Zelda. Si las cosas no hubieran salido como habían salido, Kristján habría querido convivir con la semiveela un rato, pero ya no estaba de humor para nadie, sólo quería follar hasta morir y olvidarse de ese rato extraño que habían pasado.

La verdad que Jass y su saludo venían a interrumpir, porque no era como que Jessy tuviera ganas de compartir las ni mejillas de Kris con nadie. No iba preguntarle sobre Kit porque ya le quedaba claro que alguna tontería había desatado sus ánimos agresivos como de costumbre, por cualquier cosa. Y mejor que no le decía, porque si se enteraba que había sido un beso se le hubiera reído en la cara y eso iba a hacerlo enfurecer más. No es que no se tomara en serio los problemas de Kris pero a veces era más susceptible que ella y eso era mucho decir.

Dejó de besarlo porque giró el rostro para ver que tan en su mundo estaba el resto, como para ir a hacer tamaña locura - estas loco - susurró, pero igual no había parado de besarlo y meterle la manos entre las ropas buscando el borde de sus pantalones. - nunca una plática a la luz de las velas, contigo, eh? - se río a sus labios y empezó a pensar que capaz no era una idea tan descabellada... Tenía muchas ganas de estar con él, siempre y la gente ahí estaba en su mundo, y lo importante del bautismo ya había pasado... y ya en el living eso podía considerarse como un espectáculo impúdico... pero nah... O sea.

Aunque tenía la varita a mano y simplemente podían desaparecerse de ahí... Nadie iba a preguntar a donde, siquiera tendrían que verlos subir las escaleras... - nahhh- dijo más para ella misma que para Kris. Clara señal de que igual se lo seguía pensando.... Y si los cachaban? que vergüenza!! Lo alejó un momento para procurarse un vaso de algo y luego de dar un sorbo, con los dientes mordiendo el vidrio seguía mirándolo a los ojos a ver que tan loco estaba... No, ella no estaba tan loca, o tan borracha... Y siempre podían aparecerse en su apartamento, no? A este punto el bautismo le importaba mierdas!

Se rió del brindis obligado de Frances pero gritó salud muy fuerte como si aquello hubiese sido la cosa más conmovedora del mundo, estaba muy contenta por ella, más que por la sacada del demonio que le habían hecho a Hanin lo estaba porque estaba feliz. La veía muy contenta con Tobías, notaba que se sentía bien en su casa, que ya la sentía suya, que esos miedos que ella tendría ya los había superado la castaña.

Brindó ya hasta sin Syd que estaba perdido en cualquier otro mundo, seguramente buscando la forma de hacerse el buen padrino y aún así negarle su alcohol al pobre Hanin que aparentemente no sería tan alcohólico como sus mil tíos ahí reunidos. Al menos el discurso no preparado le sirvió para evitar contestarle por esa miradita de Kris, él también pudo acercarse a saludar, ni que ella tuviese que estar al pendiente 24/7.

Se rió de buena gana cuando Frances le echó la bebida encima Jessy pero no intercambió ni una mirada con la rubia porque sabría que lo hacía de mala sangre, por maldita, porque en realidad estaba con una ganas animales de burlarse de cualquier cosa referida a ella o dejarla calva si la situación se daba. Pero no iba a hacerlo ahí, idiota no era.

Se fue alejando de la parejita de forma progresiva para unirse más al subgrupo formado por los dueños de casa y demás, apoyó la cabeza sobre el hombro de Zelda para hacerse notar con la pelirroja pues no recordaba el haberla saludado en todo el día. Saludó a todos por si acaso, buscó a Bella con la mirada como para hacer que se uniese, de otro modo iba a acabar en medio de lo que sea que el par estuviese cuchicheando.

-Si es baile de parejas voy a tener que robarme a Zelda o algo.