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Brigantia86 :: Campus :: Comedor
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Momentos antes de elegir una mesa para sentarme a almorzar, vi a Frances en una de ellas disfrutando de sus sagrados alimentos, pero sin nadie que le hiciera compañía. Pensé que era algo extraño encontrarla comiendo en solitario, así que caminé hasta donde se encontraba para depositar mi bandeja en la mesa y sentarme justo a su lado.
-¿Por qué eres tan antisocial? Te daré un premio el día que te vea conviviendo con alguien que no sea Tobi- le dije sarcásticamente, aunque aquello de “antisocial” era, de hecho, bastante certero. Frances siempre estaba rodeada de gente que le importaba y tal, pero al mismo tiempo, conocía también su poco gusto por convivir con la gente a la ligera. A veces me preguntaba si no le fastidiaba que incluso David, Kristjan o yo se le acercara.
-¿Ya supiste cuánto presupuesto se va a usar para el baile de navidad? A veces no sé si interpretarlo como que hay recursos para tirar al cielo o si nuestros decanos son simplemente idiotas por gusto. – Ahí estaba yo, quejándome de cualquier cosa criticable nada más por aferrarme a mi yo de izquierda. ¿Qué podías hacer cuando formabas parte del bando ganador y creías que ya no quedaban demasiadas cosas con las cuáles estar en desacuerdo?
-Ya sé, ¿y si lo boicoteamos? ¿no sentirías que vuelves a la vida? Ya sabes, algunos petardos por aquí, unas cuantas explosiones y bombas apestosas… o al menos un poco de droga del topo en las bebidas. ¿O esas cosas ya no se admiten en gente universitaria?-
Comencé a comer del puré de papa que, para mi sorpresa, no estaba tan insípido como regularmente estaba, lo que me hacía imaginar que o la cocinera se había levantado de buenas esta mañana, o poco a poco mis papilas gustativas se habían ido quemando sin darme cuenta.
-¿Por qué eres tan antisocial? Te daré un premio el día que te vea conviviendo con alguien que no sea Tobi- le dije sarcásticamente, aunque aquello de “antisocial” era, de hecho, bastante certero. Frances siempre estaba rodeada de gente que le importaba y tal, pero al mismo tiempo, conocía también su poco gusto por convivir con la gente a la ligera. A veces me preguntaba si no le fastidiaba que incluso David, Kristjan o yo se le acercara.
-¿Ya supiste cuánto presupuesto se va a usar para el baile de navidad? A veces no sé si interpretarlo como que hay recursos para tirar al cielo o si nuestros decanos son simplemente idiotas por gusto. – Ahí estaba yo, quejándome de cualquier cosa criticable nada más por aferrarme a mi yo de izquierda. ¿Qué podías hacer cuando formabas parte del bando ganador y creías que ya no quedaban demasiadas cosas con las cuáles estar en desacuerdo?
-Ya sé, ¿y si lo boicoteamos? ¿no sentirías que vuelves a la vida? Ya sabes, algunos petardos por aquí, unas cuantas explosiones y bombas apestosas… o al menos un poco de droga del topo en las bebidas. ¿O esas cosas ya no se admiten en gente universitaria?-
Comencé a comer del puré de papa que, para mi sorpresa, no estaba tan insípido como regularmente estaba, lo que me hacía imaginar que o la cocinera se había levantado de buenas esta mañana, o poco a poco mis papilas gustativas se habían ido quemando sin darme cuenta.
Syd Crawford- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 21/11/2014
Re: (Inserte titulo ingenioso aquí)
Estaba acompañada únicamente de pensamientos mundanos y del libro “Cartas a un estudiante de leyes” y esa era la única compañía que deseaba por el momento, por eso, cuando Syd se sentó junto a ella no le puso muy buena cara al principio, pero conforme lo escuchó hablar fue suavizando el gesto. No terminó sonriendo como estúpida pero al menos no lo corrió de su mesa. Le puso una mueca –como de perro gruñendo- cuando decía ‘Tobi’ y hablaba de ser antisocial.
-Perdóoooname por no ser la niña más popular de Brigantia. Te encantaría eso, ¿verdad? Sólo para que estuviera rodeada de niñitas con faldas cortas que hicieran todo lo que yo les mandara, incluyendo follarte. Me das asco.
Le arrugó la nariz y luego le señaló con la mirada a un quinteto de chicas justo como las describía, lideradas por una abeja reina con un peinado rizado rubio y de lado, con un gran moño negro. La chica era como Madonna, Frances era más como Joan Jett. No entendía cómo Syd había preferido sentarse con ella que con la Madonna miniatura que parecía haber tirado los calzones en cuanto él había entrado al comedor. Puso los ojos en blanco, exasperada porque se comportaran como unas urracas.
Lo miró de nuevo, ahora sí con una media sonrisa, por lo que decía sobre el baile de navidad y sus quejas.
-La verdad es que no tengo ni idea, hoy por hoy me preocupa más el costo de la leche, ya sabes, la maternidad…me ha hecho insensible a ciertas cosas.
Bromeó con él antes de mirarlo de reojo por su locura sobre el boicot. Al final terminó riéndose abiertamente por las tonterías que decía sobre boicotear y cerró el libro de golpe, haciéndolo a un lado, señal inequívoca de que ya no lo iba a correr de su mesa.
-Ok, lo de las explosiones no está a discusión porque inmediatamente sabrían que fuimos nosotros. Por dioses, Syd, conocen nuestros métodos. Peeeero, lo de la droga, eso podría ser una opción viable, cualquier universitario haría tamaña estupidez. Sólo que no tengo mucho presupuesto para buena mercancía, Syd, me temo que no soy buena socia para esas cosas ya. Pero Jasmine el otro día se ofreció a darme dinero si lo necesitaba, puedo decirle que Hanin ya no tiene pañales y que son carísimos mil. Y la embaucamos.
No había parado de hablar en lo que le parecieron mil horas y entonces fue ella la que se sintió como una urraca.
-Me da asco lo rápido que me convences de tonterías. Ya en serio, ¿irás al baile? ¿Ya tienes pareja? No mientas, sé que te mueres por ponerte traje y etc.
-Perdóoooname por no ser la niña más popular de Brigantia. Te encantaría eso, ¿verdad? Sólo para que estuviera rodeada de niñitas con faldas cortas que hicieran todo lo que yo les mandara, incluyendo follarte. Me das asco.
Le arrugó la nariz y luego le señaló con la mirada a un quinteto de chicas justo como las describía, lideradas por una abeja reina con un peinado rizado rubio y de lado, con un gran moño negro. La chica era como Madonna, Frances era más como Joan Jett. No entendía cómo Syd había preferido sentarse con ella que con la Madonna miniatura que parecía haber tirado los calzones en cuanto él había entrado al comedor. Puso los ojos en blanco, exasperada porque se comportaran como unas urracas.
Lo miró de nuevo, ahora sí con una media sonrisa, por lo que decía sobre el baile de navidad y sus quejas.
-La verdad es que no tengo ni idea, hoy por hoy me preocupa más el costo de la leche, ya sabes, la maternidad…me ha hecho insensible a ciertas cosas.
Bromeó con él antes de mirarlo de reojo por su locura sobre el boicot. Al final terminó riéndose abiertamente por las tonterías que decía sobre boicotear y cerró el libro de golpe, haciéndolo a un lado, señal inequívoca de que ya no lo iba a correr de su mesa.
-Ok, lo de las explosiones no está a discusión porque inmediatamente sabrían que fuimos nosotros. Por dioses, Syd, conocen nuestros métodos. Peeeero, lo de la droga, eso podría ser una opción viable, cualquier universitario haría tamaña estupidez. Sólo que no tengo mucho presupuesto para buena mercancía, Syd, me temo que no soy buena socia para esas cosas ya. Pero Jasmine el otro día se ofreció a darme dinero si lo necesitaba, puedo decirle que Hanin ya no tiene pañales y que son carísimos mil. Y la embaucamos.
No había parado de hablar en lo que le parecieron mil horas y entonces fue ella la que se sintió como una urraca.
-Me da asco lo rápido que me convences de tonterías. Ya en serio, ¿irás al baile? ¿Ya tienes pareja? No mientas, sé que te mueres por ponerte traje y etc.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: (Inserte titulo ingenioso aquí)
Sonreí justo cuando me contaba lo mucho que le asqueaba. Pensar que era lo suficientemente maduro como para desear la clase de tonterías que Frances describía resultaba atractivo, pero la verdad era que un grupo de chiquillas con faldas cortas bien dispuestas siempre lo era todavía más. Miré hacia donde se encontraban y les sonreí vagamente, ya saben, con ese movimiento de cabeza que te hace ver como el tipo cool de quinto semestre; en parte por puro placer y en parte también para molestar a Frances.
-Pero mira nada más, tal vez no necesito que estés “rodeada” de ellas. Basta con que me vean hablando contigo para hacer despertar mi atractivo oculto. ¿Será porque tu semblante gruñón les hace pensar que solo alguien con mucho carisma puede romper tus barreras?-
Volví al puré de papa, olvidándome repentinamente del sequito de chicas para seguir quejándome de los presupuestos y demás. Cuando Frances mencionó lo de la leche, aunque fuera en broma, me hacía ver en perspectiva lo ridículo que sonaba quejarse de cualquier cosa cuando en frente de ti tenías a alguien con tres hijos. Esa clase de cosas te quitaban las ganas de ser un rojillo, ¿saben de lo que hablo? Era como un golpe de realidad o algo así.
-Vaya vaya, pero si tenemos aquí a Frances la criminal. Parece que la maternidad puede quitarte todo el dinero del mundo, pero jamás las ganas de arruinar un baile- bromee con ella, luego de que me soltara su extenso plan de robarle el dinero a Jasmine para drogar al pueblo.
-Tal vez no sea necesario robarle a nadie. Recuerda que mi prima está casada con un maldito narcotraficante. No es que nos llevemos de perlas ni mucho menos, pero estoy seguro que me puedo cobrar un par de favores- Se lo decía en un tono completamente serio, como si de verdad estuviéramos hablando muy en serio de boicotear aquel baile, tal y como tantas veces habíamos hablado de boicotear muchas otras cosas.
-¿Por qué? ¿Me estás invitando? Te advierto que tengo mi frac forrado en plástico impermeable y colgado en la sala desde hace dos meses. ¿Tienes idea de lo mucho que me costó elegir el color? Estaba entre verde y ovispo, ¿Tú qué tal?, no me digas no me digas… te pondrás ese lindo vestido plateado con esos aretes que te regalé el día de tu boda.- No le había regalado absolutamente nada de eso y por supuesto, todo era parte de simplemente decir bobadas y hablar con ese tonito gay que se tenía que usar en esas circunstancias.
-No sé, si usas una de tus cartas del código de amistad, entonces supongo que no me puedo negar. Soy tuyo enterito.
-Pero mira nada más, tal vez no necesito que estés “rodeada” de ellas. Basta con que me vean hablando contigo para hacer despertar mi atractivo oculto. ¿Será porque tu semblante gruñón les hace pensar que solo alguien con mucho carisma puede romper tus barreras?-
Volví al puré de papa, olvidándome repentinamente del sequito de chicas para seguir quejándome de los presupuestos y demás. Cuando Frances mencionó lo de la leche, aunque fuera en broma, me hacía ver en perspectiva lo ridículo que sonaba quejarse de cualquier cosa cuando en frente de ti tenías a alguien con tres hijos. Esa clase de cosas te quitaban las ganas de ser un rojillo, ¿saben de lo que hablo? Era como un golpe de realidad o algo así.
-Vaya vaya, pero si tenemos aquí a Frances la criminal. Parece que la maternidad puede quitarte todo el dinero del mundo, pero jamás las ganas de arruinar un baile- bromee con ella, luego de que me soltara su extenso plan de robarle el dinero a Jasmine para drogar al pueblo.
-Tal vez no sea necesario robarle a nadie. Recuerda que mi prima está casada con un maldito narcotraficante. No es que nos llevemos de perlas ni mucho menos, pero estoy seguro que me puedo cobrar un par de favores- Se lo decía en un tono completamente serio, como si de verdad estuviéramos hablando muy en serio de boicotear aquel baile, tal y como tantas veces habíamos hablado de boicotear muchas otras cosas.
-¿Por qué? ¿Me estás invitando? Te advierto que tengo mi frac forrado en plástico impermeable y colgado en la sala desde hace dos meses. ¿Tienes idea de lo mucho que me costó elegir el color? Estaba entre verde y ovispo, ¿Tú qué tal?, no me digas no me digas… te pondrás ese lindo vestido plateado con esos aretes que te regalé el día de tu boda.- No le había regalado absolutamente nada de eso y por supuesto, todo era parte de simplemente decir bobadas y hablar con ese tonito gay que se tenía que usar en esas circunstancias.
-No sé, si usas una de tus cartas del código de amistad, entonces supongo que no me puedo negar. Soy tuyo enterito.
Syd Crawford- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 21/11/2014
Re: (Inserte titulo ingenioso aquí)
Frances puso los ojos en blanco no porque Syd se pusiera a coquetear con las Madonnas, sino porque le decía que era gruñona y volvió a abrir el libro como diciéndole que no estaba para tonterías, aunque como lo abrió en una página random y no donde tenía el separador, era un mensaje sin sentido. Además ni siquiera volteó a ver las páginas, mejor lo dejó hablar como urraca mientras decía y decía cosas sobre el baile. Típico de los Crawford, vomitar un montón de palabras sin sentido que al final llevaban a una conclusión precipitada que ni era. Le dio risa y negó con la cabeza cuando el idiota decía que iría con ella al baile, como si acaso ella lo hubiera invitado.
-Estás loco de remate y ni siquiera te invité en ningún momento al baile, tonto desquiciado. Pero ya vi que te mueres de ganas de llevar del brazo a una mujer casada para hacerte el interesante.
Al momento de decir eso recordó con bastante amargura que las cosas estaban terribles y que ni siquiera se sentía ya segura bromeando con cosas del matrimonio porque todo eso pendía de un hilo. Y Frances sabía perfectamente que tenía una gran parte de culpa de que así fuera. Porque se había ido y porque no estaba haciendo gran cosa por arreglar nada. Se remojó los labios al sentirlos secos de súbito y miró a Syd. Tenía que hacer algo antes de que todo se fuera al carajo realmente, no quería que todo eso terminara así pero no reunía la fuerza para ser un poco más consciente y actuar en base a ello.
-Ok, creo que ni siquiera iré al baile mira, las cosas no están muy bien.
Se sintió rara por estar a punto de contarle eso pero no tenía sentido, era su amigo, podía confiar en él ¿no? Aunque en realidad la rareza más bien se debía a que jamás le había contado de un solo problema con Tobias, aunque tuvieran bastantes. Eso solo significaba que esta vez era un poco más grave.
-Tuve una discusión con Tobias y como que me corrió de la casa. O sea, no me corrió corrió pero sí me mandó al diablo y yo le tomé la palabra. Tengo que volver, por bebés y por el idiota de Fabelo. Pero no sé si haya arreglo con él, me odia y tal.
Ok, no la había corrido de la casa, era él quien se había puesto el abrigo para irse y ella quien había decidido que no le iba a dar el placer de irse a emborrachar con Finnerty para luego volver.
-Así que tengo que ocuparme de eso.
Encogió los hombros y bajó la vista de nuevo al libro aunque de nuevo, no era como si estuviera precisamente leyendo nada.
-Estás loco de remate y ni siquiera te invité en ningún momento al baile, tonto desquiciado. Pero ya vi que te mueres de ganas de llevar del brazo a una mujer casada para hacerte el interesante.
Al momento de decir eso recordó con bastante amargura que las cosas estaban terribles y que ni siquiera se sentía ya segura bromeando con cosas del matrimonio porque todo eso pendía de un hilo. Y Frances sabía perfectamente que tenía una gran parte de culpa de que así fuera. Porque se había ido y porque no estaba haciendo gran cosa por arreglar nada. Se remojó los labios al sentirlos secos de súbito y miró a Syd. Tenía que hacer algo antes de que todo se fuera al carajo realmente, no quería que todo eso terminara así pero no reunía la fuerza para ser un poco más consciente y actuar en base a ello.
-Ok, creo que ni siquiera iré al baile mira, las cosas no están muy bien.
Se sintió rara por estar a punto de contarle eso pero no tenía sentido, era su amigo, podía confiar en él ¿no? Aunque en realidad la rareza más bien se debía a que jamás le había contado de un solo problema con Tobias, aunque tuvieran bastantes. Eso solo significaba que esta vez era un poco más grave.
-Tuve una discusión con Tobias y como que me corrió de la casa. O sea, no me corrió corrió pero sí me mandó al diablo y yo le tomé la palabra. Tengo que volver, por bebés y por el idiota de Fabelo. Pero no sé si haya arreglo con él, me odia y tal.
Ok, no la había corrido de la casa, era él quien se había puesto el abrigo para irse y ella quien había decidido que no le iba a dar el placer de irse a emborrachar con Finnerty para luego volver.
-Así que tengo que ocuparme de eso.
Encogió los hombros y bajó la vista de nuevo al libro aunque de nuevo, no era como si estuviera precisamente leyendo nada.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: (Inserte titulo ingenioso aquí)
Me reí de ella entre dientes, como siempre hacía cada que la veía rodar los ojos y clavar la mirada hacia cualquier otra parte para fingir su poco interés en el tema, justo como ahora estaba haciendo con el libro. Y por supuesto, era tan arrogante que ni de chiste iba a confesar que en realidad lo que había estado haciendo era, justamente, sondearme para saber si iríamos juntos al baile aquel. En ese momento no me pasó por la cabeza ni por asomo que la podría ser un enojo de tonos monumentales con Tobias, porque ya saben, Alechinsky no es precisamente la clase de sujetos a los que ves en uno de estos bailes, tal y como no lo era ella… o yo, en teoría.
-Ya sabes lo que dicen, salir con mujeres casadas te sube el status. Están justo un escalón por encima de las mayores millonarias y apenas por debajo de las docentes.
Mi atención se enfocaba directamente en la comida, mientras le hablaba, y no me di cuenta que Frances estaba a punto de comenzar con esa clase de conversaciones que, por muy incómodas que sean, tienes que tomar y abordar por el simple hecho de llevar la etiqueta de ‘amigo’ en la frente. Claro, cuando me dijo que las cosas no estaban bien, puse una cara de preocupación real y miré a mi alrededor para luego acercar mi silla a la de ella.
-¿Por qué? ¿Tienes herpes de fuegoscuro?- me permití una pequeña y última broma, antes de escucharla atentamente y enterarme de su pleito con Tobias. No voy a mentir, en principio, la frase “discusión con Tobias” no significaba absolutamente nada, principalmente porque me había topado con ella una innumerable cantidad de veces. Pero que me lo mencionara significaba, por defecto, algo más allá de lo que cualquiera estaba acostumbrado, más aun… escuchar que la había corrido de la casa se escuchaba a todo menos a Tobias.
-¿Estás jugando?, ¿Cómo que no hay arreglo? ¿Qué pudiste haber hecho como para que Tobias Alechinsky te mandara al infierno?- bombardearla con preguntas no era, desde luego, la posición que yo debía tomar esas circunstancias. Apenas me di cuenta de ello opté por disculparme.
-Lo siento. Es que es muy raro pensar que tú y él… ya sabes. Hey, ya sabes que tengo un sofacama muy cómodo y que el vodka nunca falta. Hasta podríamos hacer una de esas pijamadas como en los viejos tiempos- con “pijamadas” me refería a los días en los que habíamos tenido que pasar días y noches enteras escondidos en algún punto muerto del jodido Reino Unido. Le sonreí y posé una mano sobre su hombro, mientras un pequeño y muy oscuro diablillo me trinchaba la nuca, exigiéndome que aprovechara esa oportunidad dorada para quemar las frustraciones del pasado, seducirla y dejar que se hiciera presente el infierno sobre la tierra.
-Me parece que estás exagerando. Tobi podrá tener la misma iniciativa que tiene una maldita iguana, pero si algo puedo yo decir de él, es que conoce perfectamente bien sus prioridades, y tú y yo sabemos muy bien que tú eres la mayor prioridad que puede tener en su patética vida. Dale tiempo…-
No le quise volver a preguntar lo que ya le había preguntado hace algunos segundos, es decir, la causa del por qué Tobias podría haber hecho algo como correrla de la casa. Tengo que admitir que la cuestión resultaba malditamente tentadora para mi ávido morbo.
-Ya sabes lo que dicen, salir con mujeres casadas te sube el status. Están justo un escalón por encima de las mayores millonarias y apenas por debajo de las docentes.
Mi atención se enfocaba directamente en la comida, mientras le hablaba, y no me di cuenta que Frances estaba a punto de comenzar con esa clase de conversaciones que, por muy incómodas que sean, tienes que tomar y abordar por el simple hecho de llevar la etiqueta de ‘amigo’ en la frente. Claro, cuando me dijo que las cosas no estaban bien, puse una cara de preocupación real y miré a mi alrededor para luego acercar mi silla a la de ella.
-¿Por qué? ¿Tienes herpes de fuegoscuro?- me permití una pequeña y última broma, antes de escucharla atentamente y enterarme de su pleito con Tobias. No voy a mentir, en principio, la frase “discusión con Tobias” no significaba absolutamente nada, principalmente porque me había topado con ella una innumerable cantidad de veces. Pero que me lo mencionara significaba, por defecto, algo más allá de lo que cualquiera estaba acostumbrado, más aun… escuchar que la había corrido de la casa se escuchaba a todo menos a Tobias.
-¿Estás jugando?, ¿Cómo que no hay arreglo? ¿Qué pudiste haber hecho como para que Tobias Alechinsky te mandara al infierno?- bombardearla con preguntas no era, desde luego, la posición que yo debía tomar esas circunstancias. Apenas me di cuenta de ello opté por disculparme.
-Lo siento. Es que es muy raro pensar que tú y él… ya sabes. Hey, ya sabes que tengo un sofacama muy cómodo y que el vodka nunca falta. Hasta podríamos hacer una de esas pijamadas como en los viejos tiempos- con “pijamadas” me refería a los días en los que habíamos tenido que pasar días y noches enteras escondidos en algún punto muerto del jodido Reino Unido. Le sonreí y posé una mano sobre su hombro, mientras un pequeño y muy oscuro diablillo me trinchaba la nuca, exigiéndome que aprovechara esa oportunidad dorada para quemar las frustraciones del pasado, seducirla y dejar que se hiciera presente el infierno sobre la tierra.
-Me parece que estás exagerando. Tobi podrá tener la misma iniciativa que tiene una maldita iguana, pero si algo puedo yo decir de él, es que conoce perfectamente bien sus prioridades, y tú y yo sabemos muy bien que tú eres la mayor prioridad que puede tener en su patética vida. Dale tiempo…-
No le quise volver a preguntar lo que ya le había preguntado hace algunos segundos, es decir, la causa del por qué Tobias podría haber hecho algo como correrla de la casa. Tengo que admitir que la cuestión resultaba malditamente tentadora para mi ávido morbo.
Syd Crawford- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 21/11/2014
Re: (Inserte titulo ingenioso aquí)
Frances montó en cólera en medio segundo por la forma en que Syd abordó el tema, no las bromas, sino que de inmediato dio por hecho que era su culpa. Lo miró entornando los ojos mientras le soltaba toda esas preguntas y ni siquiera escuchó el ofrecimiento del sofá en su casa. Estaba enfadada de verdad y se arrepintió en el acto de haberle dicho cualquier cosa. Cuando tocó su hombro lanzó un pequeño vistazo a su mano antes de removerse para quitárselo de encima.
Y luego el resto de lo que le dijo no ayudó mucho, entre que ella exageraba y el asunto de su “patética vida” no entendía cómo era que pretendía darle consuelo de ningún tipo.
-A ver, primero asumes inmediatamente que fue mi culpa. Después no sé qué pretendes decir con eso de que su vida es patética, ¿es patético que haya tenido 3 hijos conmigo? Claro…
Cerró de nuevo el libro de golpe, solo que esta vez también lo metió en su mochila. Se sentía ofendida y se sentía furiosa. A esas alturas Syd ya debería saber que se tomaba las cosas tal como eran, que con ella no había medias tintas y que por lo general era muy poco tolerante. Cerró la mochila y se levantó, para echársela al hombro. Se largaba de ahí, estaba realmente a punto de explotar de rabia.
-Eres un idiota, en verdad.
Las Madonnas estaban realmente interesadas en el espectáculo, hasta habían interrumpido su incesante cacareo que era como un llamado al apareamiento. Si se peleaba con Tobias, ya qué más daba pelearse también con Syd. Ya sólo le faltaba ir con David a que le dijera que era una pésima madre y con Sveinsson a que le dijera…bueno, cualquier cosa en realidad, y con Jasmine a que rematara con algo como “pero claro que es tu culpa.”
Salió del comedor empujando la pesada puerta con un manotazo casi histérico. Estaba odiando al mundo en ese momento. Ni siquiera se le ocurrió mirar atrás.
Y luego el resto de lo que le dijo no ayudó mucho, entre que ella exageraba y el asunto de su “patética vida” no entendía cómo era que pretendía darle consuelo de ningún tipo.
-A ver, primero asumes inmediatamente que fue mi culpa. Después no sé qué pretendes decir con eso de que su vida es patética, ¿es patético que haya tenido 3 hijos conmigo? Claro…
Cerró de nuevo el libro de golpe, solo que esta vez también lo metió en su mochila. Se sentía ofendida y se sentía furiosa. A esas alturas Syd ya debería saber que se tomaba las cosas tal como eran, que con ella no había medias tintas y que por lo general era muy poco tolerante. Cerró la mochila y se levantó, para echársela al hombro. Se largaba de ahí, estaba realmente a punto de explotar de rabia.
-Eres un idiota, en verdad.
Las Madonnas estaban realmente interesadas en el espectáculo, hasta habían interrumpido su incesante cacareo que era como un llamado al apareamiento. Si se peleaba con Tobias, ya qué más daba pelearse también con Syd. Ya sólo le faltaba ir con David a que le dijera que era una pésima madre y con Sveinsson a que le dijera…bueno, cualquier cosa en realidad, y con Jasmine a que rematara con algo como “pero claro que es tu culpa.”
Salió del comedor empujando la pesada puerta con un manotazo casi histérico. Estaba odiando al mundo en ese momento. Ni siquiera se le ocurrió mirar atrás.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: (Inserte titulo ingenioso aquí)
Desde el momento en el que Frances me quitó la mano de su hombro supe, atemorizantemente, que mi elección de palabras en ese último minuto había sido de todo menos atinada. Éramos muy amigos, pero te bastaba con pasar un par de semanas conviviendo con Frances para saber perfectamente que cualquier comentario que se escapara de sus parámetros de aceptación, podía costarte bastante caro. Ya lo sabía yo, que más de una vez había puesto en riesgo nuestra amistad con semejante boca floja con la que contaba.
-Frances, no espera… no no no se te ocurra- le dije entre dientes, rogando más por no causar otro distanciamiento entre nosotros que por el bochorno público que se venía a continuación. Era sencillo darte cuenta en qué parte era exactamente en donde la habías pifiado, incluso antes de que ella misma lo expresara palabra por palabra, pero lo ridículamente gracioso del asunto era que la facilidad para darte cuenta de ello solo venía a consecuencia de aquel par de ojos que podían atravesarte de lado a lado si se les daba la gana.
-No quise decir eso y lo sabes, lo que quise decir es que tú y Tobias… vamos- Todo el mundo sabía que a la propia Frances le faltaban tantos tornillos como a Alechinsky, y que de alguna retorcida forma (y muy a mi pesar, aunque me costara trabajo aceptarlo) ambos eran tal para cual. Pero claro, uno no podía contar con un par de segundos para explicarse porque la señora ya se había puesto de pie para encaminarse echa una furia hacia la salida. La situación fue más que evidente y por supuesto, las miradas alrededor se enfocaron en nosotros. Con lo que me gustaba ser el foco de atención…
-No soy idiota, soy un poco descuidado y boca-floja-le dije, mientras saltaba de mi silla y caminaba detrás de ella. La diferencia que Frances hacía respecto a la gran mayoría de las personas, era que con ella sí me importaba no dejar esa clase de baches en medio de nosotros sin al menos tratar algo al respecto. Ese nivel de amistad existía también con Kristjan o David por ejemplo, aunque evidentemente, no de la misma forma.
Salimos del comedor y entonces por fin le alcance, y no me quedó más remedio que tomarla de nuevo por el hombro, esta vez para detenerla (a conciencia del riesgo de recibir un derechazo en el ojo). La miré directamente a los ojos, porque con ella el contacto visual era lo suficientemente importante como para tenerlo grabado en el manual de “arréglalo con Frances”.
-Discúlpame, no quise decir eso. Me refiero a que tú y tus hijos son lo mejor que le pudo pasar en la vida, y no me puedo imaginar qué tan grave fue lo que sucedió como para que simplemente te corra de la casa. No sé, a pesar de su relación complicada y todo eso, nunca me imagine que llegarían a este nivel de ruptura. Perdóname. Hey…
Levanté el puño y la empuje por el hombro, uno de esos gestos que estaban muy grabados en nuestra relación desde hace mucho tiempo. Entendía lo vulnerable que se podía sentir en ese momento, porque no solo se trataba de insultarse y gritarse con Tobias; ahí habían tres niños de por medio que muy seguramente ocupaban casi la totalidad de sus preocupaciones.
-… ya lo sé, no es de mi incumbencia y no voy a preguntar. Pero si necesitas algo, cualquier cosa, incluso si eso significa partirle los dientes a tu marido, sabes perfectamente que puedes contar conmigo. Y ya sé que nunca vas a admitir que me querías invitar al baile, así que ahora soy yo el que te invita. ¿Me acompañarías? Por los viejos tiempos…
-Frances, no espera… no no no se te ocurra- le dije entre dientes, rogando más por no causar otro distanciamiento entre nosotros que por el bochorno público que se venía a continuación. Era sencillo darte cuenta en qué parte era exactamente en donde la habías pifiado, incluso antes de que ella misma lo expresara palabra por palabra, pero lo ridículamente gracioso del asunto era que la facilidad para darte cuenta de ello solo venía a consecuencia de aquel par de ojos que podían atravesarte de lado a lado si se les daba la gana.
-No quise decir eso y lo sabes, lo que quise decir es que tú y Tobias… vamos- Todo el mundo sabía que a la propia Frances le faltaban tantos tornillos como a Alechinsky, y que de alguna retorcida forma (y muy a mi pesar, aunque me costara trabajo aceptarlo) ambos eran tal para cual. Pero claro, uno no podía contar con un par de segundos para explicarse porque la señora ya se había puesto de pie para encaminarse echa una furia hacia la salida. La situación fue más que evidente y por supuesto, las miradas alrededor se enfocaron en nosotros. Con lo que me gustaba ser el foco de atención…
-No soy idiota, soy un poco descuidado y boca-floja-le dije, mientras saltaba de mi silla y caminaba detrás de ella. La diferencia que Frances hacía respecto a la gran mayoría de las personas, era que con ella sí me importaba no dejar esa clase de baches en medio de nosotros sin al menos tratar algo al respecto. Ese nivel de amistad existía también con Kristjan o David por ejemplo, aunque evidentemente, no de la misma forma.
Salimos del comedor y entonces por fin le alcance, y no me quedó más remedio que tomarla de nuevo por el hombro, esta vez para detenerla (a conciencia del riesgo de recibir un derechazo en el ojo). La miré directamente a los ojos, porque con ella el contacto visual era lo suficientemente importante como para tenerlo grabado en el manual de “arréglalo con Frances”.
-Discúlpame, no quise decir eso. Me refiero a que tú y tus hijos son lo mejor que le pudo pasar en la vida, y no me puedo imaginar qué tan grave fue lo que sucedió como para que simplemente te corra de la casa. No sé, a pesar de su relación complicada y todo eso, nunca me imagine que llegarían a este nivel de ruptura. Perdóname. Hey…
Levanté el puño y la empuje por el hombro, uno de esos gestos que estaban muy grabados en nuestra relación desde hace mucho tiempo. Entendía lo vulnerable que se podía sentir en ese momento, porque no solo se trataba de insultarse y gritarse con Tobias; ahí habían tres niños de por medio que muy seguramente ocupaban casi la totalidad de sus preocupaciones.
-… ya lo sé, no es de mi incumbencia y no voy a preguntar. Pero si necesitas algo, cualquier cosa, incluso si eso significa partirle los dientes a tu marido, sabes perfectamente que puedes contar conmigo. Y ya sé que nunca vas a admitir que me querías invitar al baile, así que ahora soy yo el que te invita. ¿Me acompañarías? Por los viejos tiempos…
Syd Crawford- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 21/11/2014
Re: (Inserte titulo ingenioso aquí)
Frances se dejó alcanzar por Syd, literalmente. En parte porque se había ablandado porque el tonto la hubiera seguido diciendo todas esas cosas para justificar su torpeza, en parte porque en realidad no había pretendido dejarlo solo con esas aves rapaces. Lo escuchó con atención pero lo que le decía le removía la culpabilidad y también el sentimiento terrible de todo estaba muy mal.
-Yo tampoco lo pensé…
Que se pudiera llegar a ese punto, que hubiera tenido el valor de marcharse como lo había hecho. Habría sido más fácil dejarlo ir con Finnerty y esperarlo, en la madrugada o al otro día, arreglar todo con más calma, pero no había sido capaz y ahora lo estaba pagando con sus hijos y también extrañándolo como idiota. Miró a Syd y asintió a lo que le decía, aunque no quería que nadie le partiera los dientes a Tobias.
Eso sí, cuando llegó a la parte de invitarla al baile y soltar eso de los viejos tiempos, le dio un puñetazo en el hombro, pero no a modo de juego, sino otra vez como ofendida.
-Maldita sea, te estoy diciendo que las cosas están fatal y tú queriéndome invitar a bailes. No, la respuesta es NO.
Se acomodó la mochila antes de mirar a Syd a los ojos, aceptando de ese modo sus disculpas, pero no la invitación al baile porque ¿en qué cabeza cabía, de verdad?. Luego tomó a Syd por el brazo y comenzó a caminar con él.
-Tobias aceptó un trabajo en el Ministerio que Abner le ayudó a conseguir. Fue a la entrevista, no lo arruinó y se lo dieron. Me jode la idea de que esté aceptando algo de parte de mi hermano, él argumenta que es por el bien de nuestros niños y lo entiendo pero…no sé, es complicado.
No tanto, ahora que se lo decía a Syd en voz alta, más sonaba ella como una loca demente que no podía dejar de tragarse su maldito orgullo, y eso le jodía. No le contaría lo del dinero que Tobias había estado aceptando de su padre y por supuesto, tampoco lo de Rayder. Pero sí lo demás.
-Creo que pasamos demasiado tiempo juntos, Syd. Y no sé, eso no está muy bien. Me dijo que ya estaba bien de nostalgia. Y creo que tiene razón.
O sea, técnicamente le estaba diciendo que no estaba tan genial andar de un lado a otro acompañada de él, y que quizá, por el bien de su matrimonio, tendrían que distanciarse un tanto.
-Yo tampoco lo pensé…
Que se pudiera llegar a ese punto, que hubiera tenido el valor de marcharse como lo había hecho. Habría sido más fácil dejarlo ir con Finnerty y esperarlo, en la madrugada o al otro día, arreglar todo con más calma, pero no había sido capaz y ahora lo estaba pagando con sus hijos y también extrañándolo como idiota. Miró a Syd y asintió a lo que le decía, aunque no quería que nadie le partiera los dientes a Tobias.
Eso sí, cuando llegó a la parte de invitarla al baile y soltar eso de los viejos tiempos, le dio un puñetazo en el hombro, pero no a modo de juego, sino otra vez como ofendida.
-Maldita sea, te estoy diciendo que las cosas están fatal y tú queriéndome invitar a bailes. No, la respuesta es NO.
Se acomodó la mochila antes de mirar a Syd a los ojos, aceptando de ese modo sus disculpas, pero no la invitación al baile porque ¿en qué cabeza cabía, de verdad?. Luego tomó a Syd por el brazo y comenzó a caminar con él.
-Tobias aceptó un trabajo en el Ministerio que Abner le ayudó a conseguir. Fue a la entrevista, no lo arruinó y se lo dieron. Me jode la idea de que esté aceptando algo de parte de mi hermano, él argumenta que es por el bien de nuestros niños y lo entiendo pero…no sé, es complicado.
No tanto, ahora que se lo decía a Syd en voz alta, más sonaba ella como una loca demente que no podía dejar de tragarse su maldito orgullo, y eso le jodía. No le contaría lo del dinero que Tobias había estado aceptando de su padre y por supuesto, tampoco lo de Rayder. Pero sí lo demás.
-Creo que pasamos demasiado tiempo juntos, Syd. Y no sé, eso no está muy bien. Me dijo que ya estaba bien de nostalgia. Y creo que tiene razón.
O sea, técnicamente le estaba diciendo que no estaba tan genial andar de un lado a otro acompañada de él, y que quizá, por el bien de su matrimonio, tendrían que distanciarse un tanto.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: (Inserte titulo ingenioso aquí)
Estaba tratando de ser comprensivo y todo eso, aun cuando sentía que andarme metiendo en tema de casados era como la peor cosa que yo podía hacer jamás, porque peor aún, no se trataba de cualquier pareja, se trataba de Tobias y Frances, la chica por la que algún día habría yo matado e incluso todavía me provocaba una sensación de haber desperdiciado alguna oportunidad.
Hice un gesto de dolor y me llevé una mano al hombro luego del puñetazo, el cual (ese si) no me lo esperaba en lo absoluto. Estuve a punto de insultarla de algún modo y decirle que no tenía por qué ser una puta bestia conmigo, pero me contuve y me lo guardé mientras se acomodaba la mochila y me miraba a los ojos. Les juro que a veces me daban ganas de dejarla ahogarse en sus malditas locuras por su propia cuenta.
Me tomó por el brazo, y no me quedó más remedio que caminar, con cara de circunstancias y encogiendo los hombros ante los dos o tres que se nos quedaban mirando con extrañeza o burla. Y mientras caminábamos, comenzó a hablar más acerca de su relación, que Tobias había aceptado noséqué puesto en el Ministerio sin arruinarlo gracias a Abner, y que ahora podía ganar más dinero… y…
-Creo que te falta contar la historia completa, o yo soy muy imbécil por no entender el punto- Estaba siendo sincero, porque al final eso era lo que hacían los amigos, y si se estaba atreviendo a contar todas esas cosas era porque estaba dispuesta a escuchar lo que yo tuviera que decir de forma honesta. Y sí, honestamente, no veía el problema con que Tobias aceptara un puto puesto en el Ministerio.
-No sé Frances, un puesto en el Ministerio no es cualquier cosa, te lo de quien te lo de. Mírame, apenas puedo sobrevivir con el jodido subsidio y realmente no sé qué hacer con mi maldita vida. Si se me presentara esa clase de oportunidad… - Pero algo me decía que, en efecto, Frances estaba omitiendo información importante. Todo el mundo sabía que su esposo no era precisamente una blanca palomita.
Lo que si me hizo detenerme en seco fue lo que soltó después. De alguna forma, de hablar de Tobias y sus necesidades económicas, habíamos saltado repentinamente a lo muy mal que estaba que ella y yo nos “viéramos tanto”.
-¿Disculpa? ¿Nostalgia de qué?- No entendía ni mierda de lo que estaba hablando o lo que me estaba tratando de hacer entender. La obligué a detenernos ahí, a un costado del pasillo casi saliendo a la explanada, mirándola un poco desencajado y sí, molesto por lo que estaba diciendo.
-¿En qué momento empezamos a hablar de mi, Frances?, ¿Y por qué soy un problema? Creo que tienes que explicarte un poco mejor... Ni siquiera sabía si quería escuchar lo que estaba a punto de decir. Pero venga, que ya habíamos abierto la caja...
Hice un gesto de dolor y me llevé una mano al hombro luego del puñetazo, el cual (ese si) no me lo esperaba en lo absoluto. Estuve a punto de insultarla de algún modo y decirle que no tenía por qué ser una puta bestia conmigo, pero me contuve y me lo guardé mientras se acomodaba la mochila y me miraba a los ojos. Les juro que a veces me daban ganas de dejarla ahogarse en sus malditas locuras por su propia cuenta.
Me tomó por el brazo, y no me quedó más remedio que caminar, con cara de circunstancias y encogiendo los hombros ante los dos o tres que se nos quedaban mirando con extrañeza o burla. Y mientras caminábamos, comenzó a hablar más acerca de su relación, que Tobias había aceptado noséqué puesto en el Ministerio sin arruinarlo gracias a Abner, y que ahora podía ganar más dinero… y…
-Creo que te falta contar la historia completa, o yo soy muy imbécil por no entender el punto- Estaba siendo sincero, porque al final eso era lo que hacían los amigos, y si se estaba atreviendo a contar todas esas cosas era porque estaba dispuesta a escuchar lo que yo tuviera que decir de forma honesta. Y sí, honestamente, no veía el problema con que Tobias aceptara un puto puesto en el Ministerio.
-No sé Frances, un puesto en el Ministerio no es cualquier cosa, te lo de quien te lo de. Mírame, apenas puedo sobrevivir con el jodido subsidio y realmente no sé qué hacer con mi maldita vida. Si se me presentara esa clase de oportunidad… - Pero algo me decía que, en efecto, Frances estaba omitiendo información importante. Todo el mundo sabía que su esposo no era precisamente una blanca palomita.
Lo que si me hizo detenerme en seco fue lo que soltó después. De alguna forma, de hablar de Tobias y sus necesidades económicas, habíamos saltado repentinamente a lo muy mal que estaba que ella y yo nos “viéramos tanto”.
-¿Disculpa? ¿Nostalgia de qué?- No entendía ni mierda de lo que estaba hablando o lo que me estaba tratando de hacer entender. La obligué a detenernos ahí, a un costado del pasillo casi saliendo a la explanada, mirándola un poco desencajado y sí, molesto por lo que estaba diciendo.
-¿En qué momento empezamos a hablar de mi, Frances?, ¿Y por qué soy un problema? Creo que tienes que explicarte un poco mejor... Ni siquiera sabía si quería escuchar lo que estaba a punto de decir. Pero venga, que ya habíamos abierto la caja...
Syd Crawford- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 21/11/2014
Re: (Inserte titulo ingenioso aquí)
Claro que no le estaba contando la historia completa, pero le daba vergüenza hacerlo por una gran cantidad de razones. Se hizo la loca y no dijo nada más. En conclusión, que ella misma sacaba, por cierto, y con todos los factores sobre la mesa, Tobias tenía la razón y ella era la idiota que iba a tener que pedirle disculpas. Iría esa misma noche, ya lo había decidido. No quería que su matrimonio se fuera a la basura.
Ahora, quedaba arreglar el otro punto. Se puso nerviosa cuando Syd la hizo detenerse y lo miró de frente, notando que estaba molesto. ¿Que tenía que explicarse mejor? ¿No había quedado lo suficientemente claro qué era lo que pasaba? Frances respiró profundo y luego de mirar a todos lados, por fin le contestó.
-Nostalgia porque bueno…eres Crawford. Y…tú sabes.
No quería mencionar directamente a Ewan, a veces le era muy sencillo, lo tenía guardado en el corazón, pero había ocasiones como esa en la que simplemente no podía.
-Mira, entiende. Paso demasiado tiempo contigo aquí en la facultad, en cualquier lado. Y tuvimos algo, y encima está el asunto de tu primo…y ¡Syd no me hagas explicarte lo que es evidente!.
Le dijo, casi gritando pero sin llegar a alzar demasiado el tono. Parecía contrariada y la verdad todo eso le estaba costando mucho trabajo, pero si significaba tener un motivo menos para estar enojada con Tobias, entonces estaba dispuesta a hacer el sacrificio.
-Lo siento, en serio. Pero no tengo cara para decirle que no tiene razón.
Ahora, quedaba arreglar el otro punto. Se puso nerviosa cuando Syd la hizo detenerse y lo miró de frente, notando que estaba molesto. ¿Que tenía que explicarse mejor? ¿No había quedado lo suficientemente claro qué era lo que pasaba? Frances respiró profundo y luego de mirar a todos lados, por fin le contestó.
-Nostalgia porque bueno…eres Crawford. Y…tú sabes.
No quería mencionar directamente a Ewan, a veces le era muy sencillo, lo tenía guardado en el corazón, pero había ocasiones como esa en la que simplemente no podía.
-Mira, entiende. Paso demasiado tiempo contigo aquí en la facultad, en cualquier lado. Y tuvimos algo, y encima está el asunto de tu primo…y ¡Syd no me hagas explicarte lo que es evidente!.
Le dijo, casi gritando pero sin llegar a alzar demasiado el tono. Parecía contrariada y la verdad todo eso le estaba costando mucho trabajo, pero si significaba tener un motivo menos para estar enojada con Tobias, entonces estaba dispuesta a hacer el sacrificio.
-Lo siento, en serio. Pero no tengo cara para decirle que no tiene razón.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: (Inserte titulo ingenioso aquí)
Permanecí a la expectativa de lo que Frances pudiera decir en ese momento. Quizás no es que no supiera de lo qué se trataba, quizás solamente era un solitario y patético sujeto que necesitaba escuchar con todas sus letras que Frances tenía problemas en su matrimonio por mí, que yo era una causa real de que su marido se sintiera inseguro y de que tal vez…
La simple idea resultaba incluso absurda, pero ahí estaba, con los ojos bien abiertos exigiendo una explicación, consciente de lo que la itad de mi ser se moría por escuchar. Asentí con la cabeza y miré a otro lado cuando Frances fue soltando lo que tenía que soltar, y en efecto, no hice más que comprobar lo crédulo e idiota que había estado siendo. Claro, todo siempre se remontaba a Ewan...
-Oh claro, mi apellido de alcurnia haciendo de las suyas. Claro, cómo no lo vi-
Sentir tal grado de decepción era lo menos sano del mundo, y lo sabía. Sus siguientes palabras me taladraron el pecho, pero como era muy mi costumbre, me auto-engañé pensando que era lo normal, que estaba bien y que no había otra forma para que sucedieran las cosas, ¿y cómo no?. “Syd, es tu puta amiga, tiene tres hijos y ahora mismo te está pidiendo tu ayuda, no seas un imbécil pretendiendo ser el protagonista de su vida”
-No la tiene, Frances. Pasamos mucho tiempo juntos porque somos amigos desde hace mucho tiempo, incluso desde antes que supieras que Tobias iba a ser tu esposo, ¿o no?. Mira, tú no tienes por qué modificar los tiempos de tu vida social, él desde el principio conocía muy bien qué clase de persona eras y la cantidad de amigos que tenías, no puede venir a exigirte que dejes de vernos ni andar caminando por ahí con miedo de que uno de nosotros te quite de sus brazos.-
Levanté la mano y se la puse encima de la cabeza, sonriéndole y negando con la cabeza. Desde luego, yo no tenía conocimiento de las cosas que había estado haciendo Frances, de que Dave Rayder tenía más culpabilidad de la que yo nunca podría tener.
-Si no confía en ti, es él quien se tiene qué disculpar y punto.-
La simple idea resultaba incluso absurda, pero ahí estaba, con los ojos bien abiertos exigiendo una explicación, consciente de lo que la itad de mi ser se moría por escuchar. Asentí con la cabeza y miré a otro lado cuando Frances fue soltando lo que tenía que soltar, y en efecto, no hice más que comprobar lo crédulo e idiota que había estado siendo. Claro, todo siempre se remontaba a Ewan...
-Oh claro, mi apellido de alcurnia haciendo de las suyas. Claro, cómo no lo vi-
Sentir tal grado de decepción era lo menos sano del mundo, y lo sabía. Sus siguientes palabras me taladraron el pecho, pero como era muy mi costumbre, me auto-engañé pensando que era lo normal, que estaba bien y que no había otra forma para que sucedieran las cosas, ¿y cómo no?. “Syd, es tu puta amiga, tiene tres hijos y ahora mismo te está pidiendo tu ayuda, no seas un imbécil pretendiendo ser el protagonista de su vida”
-No la tiene, Frances. Pasamos mucho tiempo juntos porque somos amigos desde hace mucho tiempo, incluso desde antes que supieras que Tobias iba a ser tu esposo, ¿o no?. Mira, tú no tienes por qué modificar los tiempos de tu vida social, él desde el principio conocía muy bien qué clase de persona eras y la cantidad de amigos que tenías, no puede venir a exigirte que dejes de vernos ni andar caminando por ahí con miedo de que uno de nosotros te quite de sus brazos.-
Levanté la mano y se la puse encima de la cabeza, sonriéndole y negando con la cabeza. Desde luego, yo no tenía conocimiento de las cosas que había estado haciendo Frances, de que Dave Rayder tenía más culpabilidad de la que yo nunca podría tener.
-Si no confía en ti, es él quien se tiene qué disculpar y punto.-
Syd Crawford- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 21/11/2014
Re: (Inserte titulo ingenioso aquí)
¿De verdad era tan retrasado mental que no podía entender que todo ese asunto era no sólo por Ewan sino por el tiempo que pasaba con él, siendo él, por quien era él? Claro que el asunto de la nostalgia había sido un arma usada por Tobias para enfurecerla pero ese no era el punto y Frances lo sabía.
No podía creer que Syd se creyera que el asunto de su primo era lo único que marcaba una diferencia. Pero quizá era mejor así, sin explicarle nada, sin decirle que estaba equivocado y que le parecía una tontería que no pudiera intuir lo más básico. No supo qué más decirle y por eso solamente negó con la cabeza a la par de él.
-De cierta forma lo entiendo y le doy la razón. En serio. No está bien. Mira, él no pretende que me convierta en una madre de familia modelo que lo reciba con los guisos listos, pero tampoco…ya sabes.
No admitiría que Tobias tenía razón ante nadie, al menos no de manera directa. Miró a Syd a los ojos una última vez antes de tomarle la mano y acercarlo para besar su mejilla.
-Oye, no es el fin del mundo, puedes sobrevivir menos horas al día sin mi presencia ¿no? Tendrás más oportunidad de perseguir a las putitas de Cerridwen. Es para lo único que sirves de todos modos.
Se rió y lo soltó. Ya lo había perdonado por todas las tonterías que habían salido de su boca hacia un rato, como echarle la culpa directamente y sugerir que sus vidas eran horribles.
-Así que aprovechemos nuestro último rato de esparcimiento juntos como siameses. Porque ya estuvo bien.
No podía creer que Syd se creyera que el asunto de su primo era lo único que marcaba una diferencia. Pero quizá era mejor así, sin explicarle nada, sin decirle que estaba equivocado y que le parecía una tontería que no pudiera intuir lo más básico. No supo qué más decirle y por eso solamente negó con la cabeza a la par de él.
-De cierta forma lo entiendo y le doy la razón. En serio. No está bien. Mira, él no pretende que me convierta en una madre de familia modelo que lo reciba con los guisos listos, pero tampoco…ya sabes.
No admitiría que Tobias tenía razón ante nadie, al menos no de manera directa. Miró a Syd a los ojos una última vez antes de tomarle la mano y acercarlo para besar su mejilla.
-Oye, no es el fin del mundo, puedes sobrevivir menos horas al día sin mi presencia ¿no? Tendrás más oportunidad de perseguir a las putitas de Cerridwen. Es para lo único que sirves de todos modos.
Se rió y lo soltó. Ya lo había perdonado por todas las tonterías que habían salido de su boca hacia un rato, como echarle la culpa directamente y sugerir que sus vidas eran horribles.
-Así que aprovechemos nuestro último rato de esparcimiento juntos como siameses. Porque ya estuvo bien.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: (Inserte titulo ingenioso aquí)
Me encogí de hombros cuando al final dijo que su esposo tenía razón. Desde esa perspectiva, no había nada más qué decir, porque si bien yo tenía bien claro qué tan estúpido me parecía que un esposo le pidiera a su pareja ver menos a sus amigos, al final Tobias y Frances eran eso, una pareja; y mi opinión importaba bastante poco si al final eran ellos los que lograban llegar a un acuerdo para su propio bien.
-Frances Alechinsky con el mandil puesto y los guisos listos. Pagaría una buena pasta por ver eso-
Bromee con ella, diluyendo al fin el tema escabroso. A veces me costaba trabajo creer que hubiéramos pasado tanto tiempo siendo amigos luego de las cosas que habían pasado entre nosotros en el pasado, que ella era una histérica quejumbrosa y yo un perezoso sin remedio. No sé, me gustaba pensar que yo era de los pocos que la podía soportar más de diez minutos. Le sonreí luego de que me jalara para darme aquel beso en la mejilla y le respondí con un ligero tirón del mechón.
¿Estás bromeando? Ahora que no te voy a tener encima todo el tiempo, las putitas de cerridwen y de cualquier otra facultad me van a llover como nunca. Hey, ¿Sabes qué? Ahora que me acuerdo… mi papá me estuvo insistiendo que te llevara a la casa a comer o algo así. Anda vamos, que sea nuestro último viaje juntos, aprovechando que en este momento tú y tu marido se odian y no tiene por qué pedir explicaciones-
No les voy a mentir, me sentía medianamente traicionado y/o indignado no tanto por pasar menos tiempo juntos, sino por saber que Frances estaba dispuesta a cumplirle el absurdo caprichito a su marido así sin más. La tomé de la mano y saqué la varita para aparecernos directamente hasta mi piso, de ahí tomaríamos el traslador que nos llevaría hasta la maldita NY, y luego otro para ir hasta la casa de mis padres.
-Frances Alechinsky con el mandil puesto y los guisos listos. Pagaría una buena pasta por ver eso-
Bromee con ella, diluyendo al fin el tema escabroso. A veces me costaba trabajo creer que hubiéramos pasado tanto tiempo siendo amigos luego de las cosas que habían pasado entre nosotros en el pasado, que ella era una histérica quejumbrosa y yo un perezoso sin remedio. No sé, me gustaba pensar que yo era de los pocos que la podía soportar más de diez minutos. Le sonreí luego de que me jalara para darme aquel beso en la mejilla y le respondí con un ligero tirón del mechón.
¿Estás bromeando? Ahora que no te voy a tener encima todo el tiempo, las putitas de cerridwen y de cualquier otra facultad me van a llover como nunca. Hey, ¿Sabes qué? Ahora que me acuerdo… mi papá me estuvo insistiendo que te llevara a la casa a comer o algo así. Anda vamos, que sea nuestro último viaje juntos, aprovechando que en este momento tú y tu marido se odian y no tiene por qué pedir explicaciones-
No les voy a mentir, me sentía medianamente traicionado y/o indignado no tanto por pasar menos tiempo juntos, sino por saber que Frances estaba dispuesta a cumplirle el absurdo caprichito a su marido así sin más. La tomé de la mano y saqué la varita para aparecernos directamente hasta mi piso, de ahí tomaríamos el traslador que nos llevaría hasta la maldita NY, y luego otro para ir hasta la casa de mis padres.
Syd Crawford- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 21/11/2014
Re: (Inserte titulo ingenioso aquí)
No sabía si le agradaba la idea de que ahora todo mundo persiguiera a Syd, no por nada, sino porque siempre había sido celosa con sus amigos y siempre había pensado que ninguna mujer podía ser lo suficientemente buena para ellos, menos buena para Syd. Ninguna. Cero. Aunque en realidad ella había sacado el tema así que lo tenía bien merecido. Sólo le pegó por repetir lo de que ella y su marido se odiaban en ese momento. La verdad ese asunto no la tenía feliz ni mucho menos, al contrario, si no se reconciliaba pronto con Tobias seguro que entraría en una terrible depresión.
-Wow, tu papá, ¿en serio? Nunca he conocido a un deportista muggle, me muero de emoción. Acepto.
Le dijo sonriendo un poco. Estaba bien, así tenía tiempo para pensar las cosas fuera de casa y encima, si Tobias la buscaba –poco probable- seguramente se sentiría al menos un poquito amenazado de no estar fácilmente localizable…o eso quería pensar…¿no?
Tomó la mano de Syd pero luego, al recordar que no podían aparecerse desde ahí, lo soltó, casi con violencia.
-Estás bien idiota, no nos podemos aparecer desde aquí ¿por qué me agarras la mano?
Caminó a paso firme en dirección a los trasladores de la universidad, al menos era viernes y nadie hacía preguntas porque salieran -aunque de por sí a ella nunca le hacían preguntas-, muchos estaban huyendo para poder conseguir ropa decente para el baile. Dejó que Syd encantara el resorte de cuaderno que les tocó y por fin llegaron al departamento. Frances lo recorrió con la mirada. La última vez que había estado ahí había sido en una borrachera improvisada con todo el mundo, y apenas habían logrado caber, recordaba que hasta habían tenido que hacer un hechicillo de expansión. Seguía siendo el mismo departamentito miserable, pero se notaba mucho más ahora que solo eran dos personas.
-Guacala Syd, ¿cómo vives en este cochinero?
Bromeó con él antes de buscar un espejo como loca para revisar que al menos estuviera presentable frente al señor Crawford.
-Wow, tu papá, ¿en serio? Nunca he conocido a un deportista muggle, me muero de emoción. Acepto.
Le dijo sonriendo un poco. Estaba bien, así tenía tiempo para pensar las cosas fuera de casa y encima, si Tobias la buscaba –poco probable- seguramente se sentiría al menos un poquito amenazado de no estar fácilmente localizable…o eso quería pensar…¿no?
Tomó la mano de Syd pero luego, al recordar que no podían aparecerse desde ahí, lo soltó, casi con violencia.
-Estás bien idiota, no nos podemos aparecer desde aquí ¿por qué me agarras la mano?
Caminó a paso firme en dirección a los trasladores de la universidad, al menos era viernes y nadie hacía preguntas porque salieran -aunque de por sí a ella nunca le hacían preguntas-, muchos estaban huyendo para poder conseguir ropa decente para el baile. Dejó que Syd encantara el resorte de cuaderno que les tocó y por fin llegaron al departamento. Frances lo recorrió con la mirada. La última vez que había estado ahí había sido en una borrachera improvisada con todo el mundo, y apenas habían logrado caber, recordaba que hasta habían tenido que hacer un hechicillo de expansión. Seguía siendo el mismo departamentito miserable, pero se notaba mucho más ahora que solo eran dos personas.
-Guacala Syd, ¿cómo vives en este cochinero?
Bromeó con él antes de buscar un espejo como loca para revisar que al menos estuviera presentable frente al señor Crawford.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: (Inserte titulo ingenioso aquí)
-Es que te iba a pedir matrimonio, pero ya no-Tantos años de hacer uso desmedido de las apariciones a veces te hacía olvidar que dentro de una institución como Brigantia no estaba permitido tal especie de transporte. Me disculpé entre dientes y la solté, fingiendo repulsión a su contacto físico. Ambos caminamos rumbo al lugar en donde se encontraban los trasladores que los estudiantes usaban para ir y venir.
-Me sorprende que después de tanto tiempo no lo conozcas. Pero no vayas con muchas expectativas, es mucho más bajo de lo que se veía en la televisión- Su padre seguía midiendo casi los dos metros, siento el más alto de todos los hermanos Crawford. Su volumen, además, incrementaba bastante con lo que había aumentado de peso luego del retiro. No es que fuera un tipo gordo, ya saben, pero sí que era muy muy grande.
Llegamos a los trasladores, y hechicé el resorte que nos llevaría hasta el departamento que rentaba. En cuanto llegamos, noté de inmediato la cara de asco de Frances y le di un empujón para que se callara de una buena vez. Aunque ciertamente tenía razón, el lugar además de pequeño, estaba bastante descuidado y mal proporcionado. ¿Qué puedo decir? Ya les he aclarado que el orden no era precisamente uno de mis fuertes.
-En lugar de quejarte mejor arréglate esas greñas que traes. No vas a saludar a mi madre en esas condiciones- bromee con ella, aunque Frances no era conocida por vestirse como para una pasarela. Pero en realidad no importaba, mis padres estaban en la clásica etapa de sentirse lo suficientemente “cool” como para aceptar que un universitario vistiera como se le diera la gana, entre otras cosas.
-Vamos, seguro que Samantha y Sue se vuelven locas de emoción por conocerte. Trata de soportarlas, seguro te van a bombardear con preguntas idiotas, pensando que tú y yo somos… ya sabes- Las gemelas tenían once años, una etapa en la que cualquier niño podía ser lo suficientemente impertinente como para preguntar cualquier puta cosa que se les viniera a la cabeza. Me acerqué a un pequeño mueble en donde había un montón de objetos varios, entre ellos, un muy viejo sombrero de copa.
Hechicé el traslador, y esperé a que Frances estuviera lista para entonces transportarnos hasta el jardín trasero de la casa de Glenn Crawford. Era el lugar en donde había crecido, una casona bastante grande y con amplios jardines que se extendían alrededor de la construcción. En cuanto llegamos, Crispy, el pastor alemán de las gemelas se nos echó encima con tal emoción que pensé que en cualquier momento llevaría a Frances hasta el césped.
-Wow, no se orinó en tus zapatillas. Parece que le agradas…
-Me sorprende que después de tanto tiempo no lo conozcas. Pero no vayas con muchas expectativas, es mucho más bajo de lo que se veía en la televisión- Su padre seguía midiendo casi los dos metros, siento el más alto de todos los hermanos Crawford. Su volumen, además, incrementaba bastante con lo que había aumentado de peso luego del retiro. No es que fuera un tipo gordo, ya saben, pero sí que era muy muy grande.
Llegamos a los trasladores, y hechicé el resorte que nos llevaría hasta el departamento que rentaba. En cuanto llegamos, noté de inmediato la cara de asco de Frances y le di un empujón para que se callara de una buena vez. Aunque ciertamente tenía razón, el lugar además de pequeño, estaba bastante descuidado y mal proporcionado. ¿Qué puedo decir? Ya les he aclarado que el orden no era precisamente uno de mis fuertes.
-En lugar de quejarte mejor arréglate esas greñas que traes. No vas a saludar a mi madre en esas condiciones- bromee con ella, aunque Frances no era conocida por vestirse como para una pasarela. Pero en realidad no importaba, mis padres estaban en la clásica etapa de sentirse lo suficientemente “cool” como para aceptar que un universitario vistiera como se le diera la gana, entre otras cosas.
-Vamos, seguro que Samantha y Sue se vuelven locas de emoción por conocerte. Trata de soportarlas, seguro te van a bombardear con preguntas idiotas, pensando que tú y yo somos… ya sabes- Las gemelas tenían once años, una etapa en la que cualquier niño podía ser lo suficientemente impertinente como para preguntar cualquier puta cosa que se les viniera a la cabeza. Me acerqué a un pequeño mueble en donde había un montón de objetos varios, entre ellos, un muy viejo sombrero de copa.
Hechicé el traslador, y esperé a que Frances estuviera lista para entonces transportarnos hasta el jardín trasero de la casa de Glenn Crawford. Era el lugar en donde había crecido, una casona bastante grande y con amplios jardines que se extendían alrededor de la construcción. En cuanto llegamos, Crispy, el pastor alemán de las gemelas se nos echó encima con tal emoción que pensé que en cualquier momento llevaría a Frances hasta el césped.
-Wow, no se orinó en tus zapatillas. Parece que le agradas…
Syd Crawford- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 21/11/2014
Re: (Inserte titulo ingenioso aquí)
Quizá lo había dicho de broma, pero Frances sí se preocupó por “las greñas que llevaba” y una vez que encontró el espejo se peinó un par de veces con los dedos aunque al final terminó quedando exactamente igual, tampoco era que estuviera hecha un estropajo. De cualquier forma la idea de saludar a su madre por alguna razón le provocó nervios, no como cuando se trataba de conocer a un jugador (retirado y lo que fuera pero qué más daba) de la NFL. El espejo, por cierto, lo había encontrado en el baño, y salió de él, recargándose en el marco de la puerta, cuando lo escuchó hablar de sus hermanas, provocándole una risa.
-¿Tú crees? ¿Y qué? ¿Quieres que les mienta y les diga que eres el novio más insoportable del mundo y todo eso?
De cualquier forma no iba a poder mentir, llevaba el anillo de casada muy bien puesto donde correspondía y seguramente los papás de Syd lo notarían, así que quedaría raro decirle cualquier cosa a las niñas, como para que luego el padre preguntara si acaso Syd estaba de loco saliendo con una mujer casada. Ese chiste se lo guardó para ella misma pero igual se rió.
-Bien, estoy lista. Y ya no digas nada sobre mi cabello, así es, ni modo.
Lo reprendió justo antes de tocar el ridículo sombrero. Cayó de pie pero un poco mareada, y Crispy no le hizo nada fácil recomponerse cuando se le echó encima. De milagro no terminó boca arriba en el pasto.
-Claro que le agrado, ¿qué esperabas? Dame un beso, perrete.
Sin ningún miedo por lo grande que era el perro, le acercó la mejilla para sentir sus lengüetadas histéricas. Sonrió y se limpió la baba con la manga de su chamarra. El lugar era bastante grande, mucho más de lo que había sido la casa de Ewan por ejemplo, y lo suficiente para preguntarse por qué Syd había decidido vivir en un agujero miserable. Lo tomó del brazo sin pensarlo, colgándose de él y le hizo un gesto como para que entraran de una buena vez.
-¿Tú crees? ¿Y qué? ¿Quieres que les mienta y les diga que eres el novio más insoportable del mundo y todo eso?
De cualquier forma no iba a poder mentir, llevaba el anillo de casada muy bien puesto donde correspondía y seguramente los papás de Syd lo notarían, así que quedaría raro decirle cualquier cosa a las niñas, como para que luego el padre preguntara si acaso Syd estaba de loco saliendo con una mujer casada. Ese chiste se lo guardó para ella misma pero igual se rió.
-Bien, estoy lista. Y ya no digas nada sobre mi cabello, así es, ni modo.
Lo reprendió justo antes de tocar el ridículo sombrero. Cayó de pie pero un poco mareada, y Crispy no le hizo nada fácil recomponerse cuando se le echó encima. De milagro no terminó boca arriba en el pasto.
-Claro que le agrado, ¿qué esperabas? Dame un beso, perrete.
Sin ningún miedo por lo grande que era el perro, le acercó la mejilla para sentir sus lengüetadas histéricas. Sonrió y se limpió la baba con la manga de su chamarra. El lugar era bastante grande, mucho más de lo que había sido la casa de Ewan por ejemplo, y lo suficiente para preguntarse por qué Syd había decidido vivir en un agujero miserable. Lo tomó del brazo sin pensarlo, colgándose de él y le hizo un gesto como para que entraran de una buena vez.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: (Inserte titulo ingenioso aquí)
A Frances no le convenía llegar a la casa de mis padres presentándose como mi novia. (más allá del anillo que llevaba puesto). Glenn, su madre y las gemelas eran lo suficientemente molestos e impertinentes como para acribillarla con diez mil preguntas fuera de lugar. Además de ello, la verdad es que nunca había llevado ninguna novia a la casa, lo que significaba que llevar a una era algo así como El evento, y Dios… ni pensar lo histéricos que se pondrían.
Me reí mientras el perro le lamia toda la cara y le hacía sus gracias, hasta que por fin se lo quité de encima y lo mandé a que fuera jugar a cualquier otro lado (como si me fuera a hacer caso). Frances me agarró del brazo y ambos caminamos hacia la entrada de la puerta. Las niñas aun estaban de vacaciones, pero ahora que lo pensaba, no me imaginaba qué tan de humor estaban en general. ¿Por qué?, bueno… ninguna de las dos había recibido ninguna carta del algún colegio mágico. Jamás en la vida habían dado muestras de magia, y ya todos imaginábamos que no conseguirían lo que tanto habían querido durante muchos años; pero aun así, que aquello se hubiera hecho realidad seguramente había sido duro para ellas.
-Te advierto sobre las gemelas. Les gusta preguntar mucho acerca de lo mágico y tal. No recibieron la carta este año así que... no las emociones demasiado. No, olvidalo, sé como siempre eres, seguro te van a amar-
Toqué el timbre, y un par de minutos después el mismo hombre altísimo, de extremidades tan gruesas como troncos y con la misma barba tupida que había llevado desde que yo tenía memoria, fue quien nos abrió la puerta poniendo de inmediato una cara de sorpresa. El hombretón soltó una risa larga y grave y me rodeo con sus brazos en un terrible abrazo que casi me deja sin costillas. Casi de inmediato, miró a Fances y luego a mí, con complicidad, como si estuviera adivinando algo que no existía.
-¿Y quién es esta preciosa señorita, ah? Anda patán, presenta a tu…-
-Es mi amiga, Frances, Frances Alechinsky.- En tan solo un parpadeo, le corté la ilusión a mi padre y le puse una cara que diría algo así como “Por favor, no la cagues”. –Frances, este es Glenn Crawford, el sujeto que me paga la colegiatura y así- Glenn se acercó a Frances y, tal y como había hecho conmigo, se fundió con ella en un probablemente no tan terrible abrazo. Y mientras la tenía con los pies separados del piso, se escucharon detrás unos gritos que seguramente eran de las chicas. Aparentemente, estaban de buen humor.
-Oh, pero que bruto que soy. Adelante Frances, pasa a tu humilde casa. Disculparás que no esté la señora de la casa, pero fue a… ya saben, cosas de mujeres- Soltó una risotada, y entonces supe que las cosas tal vez no estaban del todo bien. Quizás mi madre se había fugado por un par de días a casa de la abuela o algo así, tal y como sucedía tres o… cuatro veces por año. Mientras lo miraba con cara de sospecha y él evitaba mi mirada, las gemelas llegaron corriendo gritando de cosas y lanzándose directamente sobre Frances. La tomaron de una mano cada una y le fueron haciendo cuatro mil preguntas mientras la llevaban a la sala.
-Pa… ¿todo… bien?
-Oh si- dijo él, con todo esa expresión de despreocupación que siempre indicaba absolutamente todo lo contrario. –Tu madre necesita sus dos segundos de espacio, pero todo en orden hijo. ¿Y tú qué? ¿Por qué no estás haciendo ejercicio?, y peor aun….- Se acercó a mi, aprovechando que Frances estaba con las gemelas y me susurró - ¿Por qué no eres novio de esa lindura? ¿Es que tienes… problemas allá abajo?-
-No seas ridículo- Glenn soltó otra de sus risotadas, me dio una palmada fuertísima en la espalda y ambos caminamos hacia la sala para rescatar a Frances de las gemelas, que no paraban de preguntar cosas acerca de su cabello y de Brigantia.
-------------------------
Papá Glenn
Me reí mientras el perro le lamia toda la cara y le hacía sus gracias, hasta que por fin se lo quité de encima y lo mandé a que fuera jugar a cualquier otro lado (como si me fuera a hacer caso). Frances me agarró del brazo y ambos caminamos hacia la entrada de la puerta. Las niñas aun estaban de vacaciones, pero ahora que lo pensaba, no me imaginaba qué tan de humor estaban en general. ¿Por qué?, bueno… ninguna de las dos había recibido ninguna carta del algún colegio mágico. Jamás en la vida habían dado muestras de magia, y ya todos imaginábamos que no conseguirían lo que tanto habían querido durante muchos años; pero aun así, que aquello se hubiera hecho realidad seguramente había sido duro para ellas.
-Te advierto sobre las gemelas. Les gusta preguntar mucho acerca de lo mágico y tal. No recibieron la carta este año así que... no las emociones demasiado. No, olvidalo, sé como siempre eres, seguro te van a amar-
Toqué el timbre, y un par de minutos después el mismo hombre altísimo, de extremidades tan gruesas como troncos y con la misma barba tupida que había llevado desde que yo tenía memoria, fue quien nos abrió la puerta poniendo de inmediato una cara de sorpresa. El hombretón soltó una risa larga y grave y me rodeo con sus brazos en un terrible abrazo que casi me deja sin costillas. Casi de inmediato, miró a Fances y luego a mí, con complicidad, como si estuviera adivinando algo que no existía.
-¿Y quién es esta preciosa señorita, ah? Anda patán, presenta a tu…-
-Es mi amiga, Frances, Frances Alechinsky.- En tan solo un parpadeo, le corté la ilusión a mi padre y le puse una cara que diría algo así como “Por favor, no la cagues”. –Frances, este es Glenn Crawford, el sujeto que me paga la colegiatura y así- Glenn se acercó a Frances y, tal y como había hecho conmigo, se fundió con ella en un probablemente no tan terrible abrazo. Y mientras la tenía con los pies separados del piso, se escucharon detrás unos gritos que seguramente eran de las chicas. Aparentemente, estaban de buen humor.
-Oh, pero que bruto que soy. Adelante Frances, pasa a tu humilde casa. Disculparás que no esté la señora de la casa, pero fue a… ya saben, cosas de mujeres- Soltó una risotada, y entonces supe que las cosas tal vez no estaban del todo bien. Quizás mi madre se había fugado por un par de días a casa de la abuela o algo así, tal y como sucedía tres o… cuatro veces por año. Mientras lo miraba con cara de sospecha y él evitaba mi mirada, las gemelas llegaron corriendo gritando de cosas y lanzándose directamente sobre Frances. La tomaron de una mano cada una y le fueron haciendo cuatro mil preguntas mientras la llevaban a la sala.
-Pa… ¿todo… bien?
-Oh si- dijo él, con todo esa expresión de despreocupación que siempre indicaba absolutamente todo lo contrario. –Tu madre necesita sus dos segundos de espacio, pero todo en orden hijo. ¿Y tú qué? ¿Por qué no estás haciendo ejercicio?, y peor aun….- Se acercó a mi, aprovechando que Frances estaba con las gemelas y me susurró - ¿Por qué no eres novio de esa lindura? ¿Es que tienes… problemas allá abajo?-
-No seas ridículo- Glenn soltó otra de sus risotadas, me dio una palmada fuertísima en la espalda y ambos caminamos hacia la sala para rescatar a Frances de las gemelas, que no paraban de preguntar cosas acerca de su cabello y de Brigantia.
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Papá Glenn
Syd Crawford- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 21/11/2014
Re: (Inserte titulo ingenioso aquí)
Le pareció muy triste que las gemelas no hubieran recibido carta a pesar de esperarlas con ansias, eso estaba muy jodido. Y Syd, Cherry e Ewan eran de verdad unos jodidos suertudos con genes benditos. Cuando llegaron a la puerta volvió a alisarse el cabello antes de que abriera el señor Crawford, que le pareció muy parecido a un semigigante. Su expresión era afable de todos modos y a Frances le cayó bien de inmediato, especialmente con el abrazo de oso que le daba a su hijo, y porque a ella le decía preciosa, claro.
-Mucho gus…
En cuanto Syd la presentó, Frances iba a saludar como mandaba el protocolo normal sin esperar un abrazo de loco también para ella, que incluso la hizo levantar los pies del piso. Le dio unas palmadas en la espalda al señor, amables, como regresándole el abrazo, antes de volver a la tierra. Susurró un tímido “gracias” antes de pasar a la casa sin preguntar absolutamente nada sobre la señora de la misma, por cualquier cosa. Vio a las gemelas que eran un par de niñas preciosas con el cabello castaño, que soltaba unos brillos pelirrojos que seguramente enamorarían a varios dentro de algunos años.
Las tomó de la mano sin extrañarse, el contacto con los niños ya no le parecía una locura, era madre de tres y aunque a veces le gustaba fingir que no era tan buena en el trabajo, especialmente enfrente de sus amigos, como retándolos a que la juzgaran solamente porque sí, lo cierto era que le encantaba jugar con Aimeé y con Per, y ver a Hanin quedarse dormida.
-No, pero puedo convertirme en escorpión, es súper aterrador…¿quieren ver?
Le decía a las gemelas justo cuando Syd y su padre entraban a la sala. Miró al primero como pidiéndole permiso de hacer semejante demostración, pero también su apoyo para que ninguna de las gemelas –o peor, su padre- terminara entrando en pánico tratando de aplastarla para matarla o algo.
-¿Puedo convertirme en su sala? Juro que no lastimaré a nadie, tengo perfecto control sobre mi misma mientras soy animal.
Le explicó al padre para que no fuera a creer que era un potencial peligro, luego miró a Syd y le guiñó un ojo. Si la cosa era complacer a las gemelas con demostraciones de magia extremas…
-Mucho gus…
En cuanto Syd la presentó, Frances iba a saludar como mandaba el protocolo normal sin esperar un abrazo de loco también para ella, que incluso la hizo levantar los pies del piso. Le dio unas palmadas en la espalda al señor, amables, como regresándole el abrazo, antes de volver a la tierra. Susurró un tímido “gracias” antes de pasar a la casa sin preguntar absolutamente nada sobre la señora de la misma, por cualquier cosa. Vio a las gemelas que eran un par de niñas preciosas con el cabello castaño, que soltaba unos brillos pelirrojos que seguramente enamorarían a varios dentro de algunos años.
Las tomó de la mano sin extrañarse, el contacto con los niños ya no le parecía una locura, era madre de tres y aunque a veces le gustaba fingir que no era tan buena en el trabajo, especialmente enfrente de sus amigos, como retándolos a que la juzgaran solamente porque sí, lo cierto era que le encantaba jugar con Aimeé y con Per, y ver a Hanin quedarse dormida.
-No, pero puedo convertirme en escorpión, es súper aterrador…¿quieren ver?
Le decía a las gemelas justo cuando Syd y su padre entraban a la sala. Miró al primero como pidiéndole permiso de hacer semejante demostración, pero también su apoyo para que ninguna de las gemelas –o peor, su padre- terminara entrando en pánico tratando de aplastarla para matarla o algo.
-¿Puedo convertirme en su sala? Juro que no lastimaré a nadie, tengo perfecto control sobre mi misma mientras soy animal.
Le explicó al padre para que no fuera a creer que era un potencial peligro, luego miró a Syd y le guiñó un ojo. Si la cosa era complacer a las gemelas con demostraciones de magia extremas…
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: (Inserte titulo ingenioso aquí)
Después del ligero bochorno que significaba ver a tu padre levantar a tu amiga como si fuera un trapo, lo de las gemelas era cualquier cosa. Aunque una parte de mi sentía que emocionarlas con tanta magia no era precisamente lo más sano, la verdad es que ver a cualquier persona convertirse en un diminuto y ponzoñoso asesino era algo que incluso siendo mago tenías que ver. Sam y Sue lanzaron un grito de emoción ensordecedor en cuanto Frances propuso convertirse en escorpión. Glenn se cruzó de brazos, divertido, y hasta lo tomó desprevenido que Frances le pidiera permiso.
-¿Qué?, ¡oh venga!, adelante adelante. Sería la primera vez que todos vemos algo parecido. Ya sabes, Syd también es brujo, pero no tiene esa clase de talentos (ni ningún otro) así que…-
-No empieces papá. Y no sé… tal vez no sea buena idea. Probablemente se asusten mucho y terminen traumadas o algo- Fingí oponer resistencia ante la iniciativa, y las chicas de inmediato se me lanzaron a suplicas, prometiendo no asustarse y demás. Al final sonreí y le guiñé un ojo a Frances para que lo hiciera.
No recordaba la última vez que la había visto convertirse en aquel bicho; probablemente habían pasado más de dos años o algo así. Naturalmente, luego de la guerra, las “oportunidades” para hacerlo se habían reducido drásticamente, y me pregunté por un momento si la falta de práctica podría causar algún accidente cómico (como que todo, excepto su cabeza, quedara transformada, o algo así). Frances se preparó, y en cuestión de dos segundos, todo su cuerpo se vio reducido a ese pequeño y terrible bicho. Las niñas lanzaron un grito de emoción, esta vez más sonoro que cualquier otro, e incluso Glenn soltó un “Jesucristo” mientras miraba atónito. Frances volvió a su forma original, y las chicas se lanzaron a ella para abrazarla y toquetearle los brazos y el cabello, conmocionadas por el fenómeno.
-Y eso es lo que un mago bien entrenado puede hacer. Así que la próxima vez piénsenlo dos veces antes de despertarme con una cubetazo de agua fría, porque puede que me den ganas de transformarme en serpiente o algo parecido.-Miré a Glenn fijamente, hasta que entendió que era menester ofrecerle a Frances un trago o algo. El hombretón de inmediato preguntó si se ofrecía algo y caminó hasta el minibar.
-Frances, ¿tú crees que nuestra carta pueda llegar el próximo año? Es decir, puede llegar un poco tarde, ¿no es así?- Ver la cara de Sue preguntando aquello podría, ciertamente, derretirle el puto corazón a cualquiera. No quería poner a Frances en aprietos, así que me saqué de la manga lo primero que se me vino a la mente.
-Chicas, ¿Por qué no le enseñan a Frances sus cuadernos de dibujos? Ayer justamente le contaba lo genial que son para dibujar, ¿no es así?- Ambas asintieron sonrientes y salieron corriendo hasta sus habitaciones, en búsqueda de sus cuadernos. Glenn entonces volvió con las bebidas.
-Debes disculparlas, linda. Estuvieron con eso todo el año y ahora… bueno, te imaginarás que ha sido un poco complicado lidiar con ello. Pese a todo, lo han estado manejando bastante bien. Tienen suerte chicos, es decir, tú Syd y tus primos. ¿En tu familia son todos brujos, Frances?
-¿Qué?, ¡oh venga!, adelante adelante. Sería la primera vez que todos vemos algo parecido. Ya sabes, Syd también es brujo, pero no tiene esa clase de talentos (ni ningún otro) así que…-
-No empieces papá. Y no sé… tal vez no sea buena idea. Probablemente se asusten mucho y terminen traumadas o algo- Fingí oponer resistencia ante la iniciativa, y las chicas de inmediato se me lanzaron a suplicas, prometiendo no asustarse y demás. Al final sonreí y le guiñé un ojo a Frances para que lo hiciera.
No recordaba la última vez que la había visto convertirse en aquel bicho; probablemente habían pasado más de dos años o algo así. Naturalmente, luego de la guerra, las “oportunidades” para hacerlo se habían reducido drásticamente, y me pregunté por un momento si la falta de práctica podría causar algún accidente cómico (como que todo, excepto su cabeza, quedara transformada, o algo así). Frances se preparó, y en cuestión de dos segundos, todo su cuerpo se vio reducido a ese pequeño y terrible bicho. Las niñas lanzaron un grito de emoción, esta vez más sonoro que cualquier otro, e incluso Glenn soltó un “Jesucristo” mientras miraba atónito. Frances volvió a su forma original, y las chicas se lanzaron a ella para abrazarla y toquetearle los brazos y el cabello, conmocionadas por el fenómeno.
-Y eso es lo que un mago bien entrenado puede hacer. Así que la próxima vez piénsenlo dos veces antes de despertarme con una cubetazo de agua fría, porque puede que me den ganas de transformarme en serpiente o algo parecido.-Miré a Glenn fijamente, hasta que entendió que era menester ofrecerle a Frances un trago o algo. El hombretón de inmediato preguntó si se ofrecía algo y caminó hasta el minibar.
-Frances, ¿tú crees que nuestra carta pueda llegar el próximo año? Es decir, puede llegar un poco tarde, ¿no es así?- Ver la cara de Sue preguntando aquello podría, ciertamente, derretirle el puto corazón a cualquiera. No quería poner a Frances en aprietos, así que me saqué de la manga lo primero que se me vino a la mente.
-Chicas, ¿Por qué no le enseñan a Frances sus cuadernos de dibujos? Ayer justamente le contaba lo genial que son para dibujar, ¿no es así?- Ambas asintieron sonrientes y salieron corriendo hasta sus habitaciones, en búsqueda de sus cuadernos. Glenn entonces volvió con las bebidas.
-Debes disculparlas, linda. Estuvieron con eso todo el año y ahora… bueno, te imaginarás que ha sido un poco complicado lidiar con ello. Pese a todo, lo han estado manejando bastante bien. Tienen suerte chicos, es decir, tú Syd y tus primos. ¿En tu familia son todos brujos, Frances?
Syd Crawford- Mensajes : 46
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