Fue un accidente

Fue un accidente

▲ Por la noche▲Viernes

Podría ser el típico cliché de jugador profesional pero si, los fines de semana gustaba de ir con sus amigos a beber una cerveza y comer algo mientras hablaban y se ponían al corriente, principalmente porque tenía amigos de Hogwarts que ya habían hecho su vida y otros nuevos amigos del equipo para el que jugaba que pensaba se llevarían bien si los presentaba, James tenía ese “don” para unir a las personas sin importar que hubiera un mar de diferencia entre ellos.

Su plan no podía haber salido mejor, para eso de las 9 de la noche ya estaban compartiendo anécdotas y las cervezas iban una tras otra mientras hablaban sobre la vez que la bludger los dejó en coma un mes, cuando la escoba se rompió a mitad de vuelo o incluso de las mejores puntuaciones de los últimos años en el equipo inglés… y él no podía estar más contento. Había logrado sus cometidos a pesar de las dificultades por ser quien era, en aquellas épocas oscuras los hijos de muggles no eran bien vistos y llegaba a pensar que nunca lo serian. Desde el momento en que un mago le escuchaba hablar del empleo de sus padres o de donde habían nacido todos tenían siempre la misma reacción, la familia Blue no era respetada entre los magos, ni siquiera era sonada pues sus únicos familiares con potencial mágico estaban en otro país. Él se encargaría de cambiar esto, pero todo era un paso a la vez.

Supo que era momento de levantarse por otra cerveza cuando uno de sus compañeros comenzó a hablar de su familia, el hombre se había casado hacia dos años y varios más en su situación se decidieron a apoyarle, James no sabía lo que eso significaba, no dudaba que en un futuro quisiera hacer una familia y todo eso, pero no había conocido a la chica indicada y sí, eso era importante para él aun que lo tacharan de hombre de los 50tas.

Fue hacia la barra con el tarro vacio de cerveza de duende oscura, no había caído en cuenta de lo mucho que esa noche había bebido hasta que se quedo viendo el fondo del tarro como si buscara las respuestas de la vida o algo más importante. Dio un paso atrás antes de llegar a donde el barman se encontraba sin querer topó con alguien, inmediatamente se dio la vuelta apenado y dejo el tarro sobre la barra.

¿Estás bien? Mierda – Maldito entre dientes y tomó un par de servilletas que estaban ahí para dárselas a la joven. – Fue un accidente, perdón… te compraré otra bebida… - Era grande, torpe y estaba alcoholizado, no podía culparlo en verdad ¿o sí? Aun con todo estaba dispuesto a pagar por su error.

Fue un accidente

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Curiosamente a pesar de la reacción de la joven frente a él James no se molesto, ni por el reclamo ni por las groserías que salían de su boca, al contrario parecía algo divertido con la situación, divertido en el sentido de que se tomaba las cosas con calma, no de que estuviera burlándose, jamás se burlaría de algo que, para comenzar él había provocado, pero Blue era así, demasiado bonachón como para intentar hacer algo en contra de alguna persona a propósito.

La dejo despotricar dando un paso hacia atrás y buscando su seguridad cuando ella sacó la varita, él se enderezó y alzó las cejas a la expectativa, fue cuando ella le indicó que no iba a atacarlo que soltó en realidad una verdadera sonrisa.

Tranquila, está bien… lo que quieras por cuenta mía, es lo menos que puedo hacer. – Parecía calmado ante todo, se le quedo mirando a los zapatos curioso por si en verdad se habrían dañado pero lo más importante, si es que la joven estaba bien. No le pasaba muy a menudo conocer personas con un mal carácter o si le pasaba en realidad no le prestaba atención a los hechos, la vida le había enseñado que una primera impresión no siempre era definitiva cuando se trataba de conocer a alguien.

Creo que los zapatos pueden salvarse, pero si gustas de daré mi dirección para que me mandes una lechuza con la cuenta. Soy James Blue, un gusto - Le extendió la mano esperando que no lo dejara con el saludo en la misma, luego sacó una moneda que dejó sobre la barra para el barman una vez les hubo traído ambas cervezas en tarros iguales, aun que la de él era oscura.

También podrías decirme tu nombre y así podre avisarles a mis amigos quién sería la principal sospechosa de mi muerte si es que mañana aparezco tirado en un pozo o algo así. –No trataba de hacerse el gracioso, pero tenía un humor ligero y un tanto oscuro. Su sonrisa contagiaba, aun que no esperaba que tuviera mucho efecto en la joven, no después de su idiotez con la cerveza .

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James sabía por piel propia que había gente gruñona en el mundo, gente desagradable y gente que simplemente le gustaba ser un dolor en el trasero para las otras personas, estaba bien, había aprendido a sobre llevarlo en sus años de colegio donde todo el mundo trataba a los hufflepuff como fracasados y buenos para nada. Lo que le caracterizaba por supuesto era que, a pesar de lo que otros hicieran o comentaran sobre él, mantener una sonrisa en los labios era la peor venganza que podía hacerles, pues él estaba feliz con su vida y a veces, todas esas facetas solamente reflejaban inseguridades en las personas. No fue desagradable con ella, solamente asertivo.

Fuiste tú quién menciono la bebida, los zapatos e incluso ropa nueva, solo estaba dejando en claro que comprendo que fue mi culpa y estoy dispuesto a pagar por ello, si no puedo hacerlo al menos permíteme ser agradable contigo – Volvió a guiñarle un ojo y luego le hizo una seña de salud con su tarro. Mientras bebía se preguntó si debía o no volver a la mesa con sus compañeros, la mayoría de ellos estaba demasiado ebrio para continuar, él tenía una buena resistencia al alcohol a pesar de que no lo hacía muy seguido.

Si, bueno… estoy por terminar la carrera de Quidditch profesional y esas cosas, ¿Has ido a los partidos? Creo que te he visto por ahí… ¿En artes oscuras, cierto? ¿En verdad no vas a hechizarme? – Esta vez sí bromeó aun que había algo de interés en su tono, la chica era linda y aun que no parecía tener de buenas a primeras el mejor humor, tampoco quería juzgarla tan pronto.

No le incomodó que ella invadiera su espacio personal tomando su bufanda, lo tomó incluso como un gesto de cercanía, por supuesto que eso quedó descartado inmediatamente cuando le dijo lo de la seña y todo eso. La verdad no lo entendió inmediatamente, era muy lento para captar las indirectas y esas cosas, se podía leer en su rostro que no tenía la más mínima idea de lo que ella estaba diciendo, cuando le vino a la cabeza como una revelación divina, dejó su tarro en la barra y se puso muy cerca de ella.

Fue un regalo… de mi hermana, lo uso porque estoy acostumbrado a un clima distinto. No tenía la más mínima idea de que esto me ayudaría a “conectar” debería anotarlo para la próxima. – Le habló al oído de manera suave. No mentía, al menos en lo del regalo, lo que pocos sabían en realidad su situación familiar, deseaba dejarlo así. Se alejó de ella unos centímetros y luego volvió a su tarro- Veamos… como al parecer eres toda una experta, dime… ¿Con quién podría “conectar” esta noche? – Se volvió para ver a las personas que estaban en ese bar, en realidad a él no podían importarle menos los hombres, pero le pareció gracioso y una forma en la que podía pasársele la borrachera… o aumentarle un poco más si seguía bebiendo.

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Se carcajeo y esta vez de buena gana cuando ella comenzó a señalar uno a uno a los chicos con los que en verdad “podría” salir esa noche. Fingió con sus nulas dotes histriónicas que el primero no le gustaba y el segundo, con una medida de la mano le dijo que no estaba mal pero no le convencía. La verdad no era la primera vez que alguna chica lo daba por gay, principalmente porque Frances se había encargado de hacérselo saber a todo Hogwarts cuando eran alumnos y a saber si lo había hecho también en la universidad, uno pensaría que la maternidad cambiaria a esa mujer, pero no, seguía siendo la misma.

La cosa es que, fuera cierto o no lo de los rumores, James igualmente no era uno de esos hombres que solamente buscaba meterse entre las piernas de una chica, cuando una le agradaba lo suficiente iba directo y sin rodeos, la cosa es que no había conocido una así desde hacía mucho tiempo. Tal vez y con suerte esa chica seria la excepción, no lo sabía.

Mhh… la verdad no lo sé, no son de mi tipo, me gustan más las mujeres, por ejemplo… aun que nunca está de más descartar opciones. Puedes ir tu si quieres, ellos tampoco se ven del tipo que les gusten los jugadores de Quidditch igualmente – Bebió nuevamente de su cerveza esperando la reacción de la joven, tampoco es que se fuera a sentir ofendido porque lo catalogara de gay, no era la primera y seguramente tampoco la ultima en hacerlo, era una cruz con la que le había tocado vivir y lo aceptaba, como muchas otras cosas.

Pero dime, ¿Por qué estás sola? No pareces del tipo que viene a beber cervezas en un oscuro rincón, anda acompáñame con la cerveza en lo que mis amigos los ebrios terminan de lanzar apuestas al aire sobre la siguiente temporada. ¿Te gusta el Quidditch? O eres del tipo que va a ver a su novio a los entrenamientos? – Bueno, él tampoco era un az consiguiendo una cita, era su forma disimulada de saber si la joven estaba saliendo con alguien, si era material disponible o no.

Fue un accidente

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James tenía una facilidad para tomarse las cosas de manera ligera y de lo mejor posible que a varios hasta les parecía ridículo, pero este fue el caso cuando ella le menciono que le gustaban más las mujeres. No pensó que estuviera mintiendo, al contrario hasta le puso un dejo de curiosidad en la mente. Tampoco se creía un gran conquistador como para pensar que pudiera tener la suerte de que ella tuviera alguna amiga por ahí y quisieran irse a pasar el rato en otro lado, pero no podía negar que la idea si le paso por la cabeza e hizo las cosas un poco más interesantes. No le preguntó sin embargo, solamente asintió con la cabeza terminándose la cerveza.

Estaba por negarle que ella pagara, sus padres lo habían educado de esa manera, pero al ver que no podía hacerlo simplemente se resigno, había mujeres con esa corriente de pensamiento, que querían ser independientes y toda la cosa del feminismo que estaba en auge, no la iba a insultar tampoco rechazándolo. Tomó la cerveza y la levantó para agradecerle en silencio mientras bebía de la misma, tratando de continuar el hilo de la conversación.

No se sintió insultado cuando mencionó lo de “los jugadores de pelotita”, de hecho muchas personas le habían dicho que no era un empleo de verdad, sus padres principalmente. Al ser muggles no comprendían muy bien a lo que se dedicaba o lo que estudiaba, incluso su padre llego a preguntarle en varias ocasiones si eso podía dejarle en verdad un buen futuro, al final lo terminaron aceptando con la condición de que al terminar los estudios se dedicara a algo más serio, que formara una empresa o algo así y tenía planes de ello, incluso había investigado a varias fabricas de escobas voladoras donde podría practicar y tomar nociones básicas para formar su propio emporio algún día.

La siguió hasta donde ella se había sentado, más por que le parecía interesante que por otra cosa, en realidad ya había descartado la idea de conseguir algo esa noche con ella, pero la compañía le parecía más agradable que una bola de jugadores ebrios. Se sentó en el lugar y bebió de la cerveza. Una pequeña sonrisa de triunfo se asomó en sus labios tras escuchar lo del cuerpo bien forjado y eso, solamente las personas involucradas al cien por ciento en el deporte sabían en realidad la disciplina que se necesitaba para llegar a conseguir esa condición.

Pues mira, te puedo contar lo básico. Hay varias pelotas en el juego… hay una dorada que vale 150 puntos, en realidad es un desbalance completo si te pones a analizarlo, pero no quiero aburrirte con mis teorías de conspiración. Mejor cuéntame de las maldiciones, diría que también les hacen una buena figura a ustedes que las estudian, pero no he conocido a tantos en esa rama de la magia así que solamente estoy dando mi opinión a lo que veo - La siguió con la mirada de arriba hacia abajo, era su forma ridícula de hacerle un cumplido, la verdad la joven era muy guapa y tenía un buen cuerpo, a lo que pudo ver en esos jeans ajustados y la ropa que la hacía parecer había venido de una playa o algo así. Era un hombre a pesar de todo, se fijaba en esos detalles como en la forma que hacia el escote sobre sus pechos o lo marcado de sus caderas.

O mejor dime, ya que prefieres a las mujeres, ¿tienes alguna amiga esperándote o qué? Tal vez puedas presentármela, si le gustan también los jugadores y sus cuerpos marcados y lindos tengo una buena ventaja. - Ya no sabía ni lo que decía, él no era un hombre que buscara acostarse con la primera que se le pasara por enfrente, pero la cerveza hacia lo suyo y él ya llevaba más de tres, muchas más de tres, solamente sabía disimular muy bien su grado de alcoholismo frente a la gente.

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El no estaba de acuerdo con lo de los entrenamientos, pero la verdad es que era muy diferente de parte de las personas que vivían la emoción (y presión) de un partido, tenía su encanto a pesar de todo, sin embargo tampoco estaba tan consiente como para ponerse a divagar sobre la esencia de ser jugador profesional y esas cosas, eso era lo peor para una chica que, como esa, al menos parecía estar divertida esa noche, además que hubiera cortado por completo la posibilidad de terminar en algo con ella. Le dijo que si simplemente con la cabeza y se acabo la cerveza de un trago dejando ahí sobre la mesita el tarro vacío.

Pues yo soy cazador, en la escuela jugué de golpeador pero me gusta más estar en la acción, te pierdes de mucho en las otras posiciones – No trataba de sonar en doble sentido, cuando se dio cuenta de la connotación de sus palabras había sido muy tarde, de igual manera tampoco le importo.

La verdad no le puso atención cuando dijo lo de las maldiciones aun que algo en ella le gusto inmediatamente, era de esas mujeres que parecían peligrosas, bueno cualquiera que estudiara magia oscura era potencialmente peligroso, pero en ella veía algo sexy y salvaje que lo hizo soltar una sonrisa divertida cuando comenzó a coquetear con él de vuelta. En otra situación lo hubiera dejado pasar, porque la chica estaba con cervezas encima y todo eso de la caballerosidad, sin embargo en esos momentos él también estaba igual o incluso peor.

La agarró de la muñeca cuando ella se le acercó para levantarle la camisa, fue en un acto reflejo e impulsos que la jalo hacia él y la tomó por la mejilla con la mano que tenia libre, esto para acercarla a sus labios y plantarle un beso de la nada, sus labios sabían bien y se atrevió a invadirlos haciendo el beso un poco más profundo. No sabía lo que estaba haciendo, pero tampoco le molestaba en esos momentos.

Creí que había quedado estipulado que prefería a las mujeres que a una bola de jugadores borrachos, si no estás segura puedo demostrarlo – Le dijo a penas soltándola, ese era el momento. Si ella le lanzaba una maldición o algo tal vez se lo tendría bien merecido pero habría valido la pena, si no pues era mucho mejor.

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No pudo más que continuar el beso cuando sintió que ella le respondió y no le lanzo una maldición o al menos como poco el tarro que estaba sobre la mesa. Enredo sus dedos entre su rubia cabellera solamente para acercarla y profundizar un poco más el beso, abrió sus labios y acarició su interior con la punta de la lengua, la quería, la deseaba en ese momento. Cuando ella se separo aun podía sentir su esencia en los labios y el calor de su cuerpo a su alrededor, no hizo mucho por detenerla cuando le quito la bufanda y se la coloco, en realidad no se la había regalado su hermana, la había comprado por ahí pero le gustaba decir esas cosas por convivir.

Definitivamente, se ve mucho mejor en ti, es la de la suerte – Dijo refiriéndose a la bufanda. Quería besarla nuevamente pero tampoco iba a ser un ridículo que no podía contenerse. Cuando ella se levantó la siguió tomándola de la mano, no necesitaba despedirse de los otros, seguramente ni siquiera notarían que él se había ido hasta más entrada la noche. Lo que si no esperaba es que Jessy lo llevara hacia afuera, o bueno, si lo esperaba pero no esperaba lo de los mortifagos y la guerra. Para el todo había pasado muy rápido y difícil, fueron años en los que su familia estaba al borde del colapso, por la muerte de su hermana menor (que no, no tenía nada que ver con el mundo mágico) y por la presión bajo la que estaban al saber que su único hijo era asediado por un grupo de magos que querían matarlo. Él había también luchado por su cuenta, pero estaba seguro que en una situación completamente diferente a la de ella.

La verdad su historia le causo algo, había sido muy valiente al enfrentarse a maldiciones y haber salido con vida. En sus ojos ahora esa mujer desconocida había adquirido un estatus un poco más alto, de alguien que se respeta. Se acerco a ella poniéndola entre el muro y su cuerpo, coloco ambas manos a los lados a la altura de sus hombros y la vio directamente a los ojos.

Debió ser difícil… me da gusto que ese ladrillo no lleve ahora tu nombre, este lugar debería significar algo más que solamente un lugar donde casi perdiste la vida – Se acerco a ella para murmurarle estas palabras a la altura de los labios, beso su mejilla y luego el cuello, la abrazo acariciando sus brazos y la espalda baja, de alguna manera tratando de cubrirla del frio de la noche y los terribles recuerdos.

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Habían sido épocas difíciles, él había estado en Alemania cuando todo estallo de manera violenta, incluso lo tuvieron en un campo de refugiados de guerra durante varias semanas hasta que se dio por hecho que el señor oscuro había desaparecido. Eran situaciones que no le gustaría volver a vivir y estaba seguro que, de estar en el lugar de aquellos que lucharon en los grupos radicales habría hecho lo mismo sin pensar, los admiraba en verdad.

No le gustaba escuchar esas palabras pesimistas de sus labios, le causaban un hueco en el pecho, despertaban ese instinto protector que yacía dentro de él, no quería que ella volviera a pasar por nada parecido jamás en su vida, nadie lo merecía, en absoluto. La abrazó contra él como si de esa manera pudiera sanar el dolor que tenía en su interior, era tonto pero aun creía que podía ayudar a otros. Volvió a besarla pero esta vez con más intensidad, profundizando la unión de sus labios, esta vez le importaba de verdad.

La tenia contra la pared acariciando las curvas de su cuerpo, no era un maniático que solamente quería llevársela a la cama, simplemente sus cuerpo estaba actuando por instinto al tenerla ahí cerca de él, dispuesta a lo que fuera. Dejó de besarla y la escucho invitarlo a su casa, por supuesto que él sabía lo que eso significaba, pero prefirió fingir que no era así.

Pensé que tú eras quién tenía un plan para mí esta noche, supuse que no era necesario que preguntaras. – Le dio un último beso, este fue más fugaz y luego se separo de ella casi a regañadientes, le gustaba sentir el calor de su piel en una noche fría como esa.

¿Hacia dónde está tu casa? ¿O planeas volver al campus?... dime hacia donde y yo te acompañare. – Volvió a acercarse a ella para tomarle la mano, le dio un beso en ella y luego la atrajo hacia si en un rápido movimiento. Tampoco iba a dejarla que se congelara una vez que el alcohol y eso se fueran de su cuerpo, así que sin pensarlo o preguntarle si estaba bien o no, se quitó la chamarra que tenia puesta y se la colocó sobre los hombros. – Te sigo, ilústrame.

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La cuestión es que Jessy creaba en él un sentimiento distinto, por supuesto que sobrio él tampoco se habría comportado de esa manera con ella, él era más del tipo que prefería conocer a alguien antes de encamarse con ella, de hecho la mayoría de las aventuras que había pasado así, bajo el influjo del alcohol terminaban muy mal, bueno no tan mal, pero no como él deseaba en realidad. Era tonto pero así le habían educado sus padres, una familia conservadora y de tradiciones (conservadora en el sentido muggle por supuesto). Él solamente quería conocer a una chica que sus padres pudieran querer y todo eso, alguien con quién formar una familia, hacia años pensaba que Cassandra era la mujer con la que eso pasaría, pero después del trago amargo que le hizo pasar, todo había quedado deshecho en su interior.

Camino al lado de Jessy y aprovechó que lo tomó de la mano para rodearla con el brazo por los hombros, así también cuidaba sus pasos que seguro no era nada fácil el andar con esos tacones. El frio de la noche le estaba aclarando un poco la mente, o tal vez solamente era esa parte de conciencia antes del descontrol completo de la cerveza sobre él. Total que cuando llegaron al lugar él no se esperaba nada como eso, aun se le hacía extraño ver las residencias mágicas, a él le gustaba lo simple, lo muggle, esa casa no se parecía para nada al edificio departamental en el que vivía con sus padres desde toda la vida, era más pequeño y mágico. Le gustaba.

Es peligroso andar en la oscuridad... – Cuando ella le llevo las manos hacia su cintura él se aferro a ella para seguir adelante, luego las puso sobre sus caderas para poder caminar mejor. No sabía ni a donde se dirigían o si era completamente seguro eso, es decir no la conocía, ¿Cómo iba a saber que no lo estaba drogando para vender sus órganos luego o algo así? Esas cosas pasaban. Se rió de si mismo ante tal idea y luego alejó rápidamente los pensamientos cuando vio la sala frente a él.

Cerveza está bien, cualquier cosa que la anfitriona quiera ofrecerme. – Tomó la chaqueta pero no se la puso, la dejo sobre uno de los sillones en el cual se sentó cerca de donde estaba la mesa con el ajedrez, en realidad jamás había aprendido a jugar eso, ni el mágico ni el muggle, había cosas que no se le daban. – En realidad nunca aprendí a jugarlo pero podemos intentar, ¿no tienes cartas o algo así? Podemos hacer alguna otra cosa también, no soy cerrado a opciones. – No quería nuevamente sonar con una doble intención, él no era de ese tipo. Esperó a que ella trajera la cerveza y le hizo un lugar en el sillón, justo a su lado.

O también puedes contarme algo más de ti, ¿Qué clase de maldiciones prácticas? ¿Eres peligrosa? Me gusta lo peligroso… – Bebió un trago de la cerveza, estaba buena, fingió no prestarle atención a ese extraño comentario que le había hecho y se dedico a observar la etiqueta del envase.

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Sinceramente ¿Qué hombre en su sano juicio podría concentrarse en beber o hacer alguna otra cosa que no fuera pensar en la rubia frente a él después de la panorámica vista que le había dejado mientras traía las cervezas? En realidad se paso lentamente el trago de cerveza que tenia y luego la dejo por ahí mientras ella se acomodaba sobre él, la imagen que la joven le daba en realidad lo encendía rápidamente, pero él quería tomarse el tiempo de disfrutarla, el haber chocado con ella esa noche se había convertido en una de las mejores cosas que le habían pasado en la semana.

Me gustaría ver que tan peligrosa puedes ser, es la verdad.. – Le dijo casi susurrando, con una mano la tomó de la cintura para acercarla a él mientras que la otra la ocupo para tomarla del rostro y plantarle nuevamente un beso, el sabor de sus labios se había quedado impregnado en él, ya no le eran extraños como la primera vez así que tenía un poco más de soltura al besarla, al atreverse a morder suavemente su labio inferior y luego dirigir sus labios hasta su cuello para darle pequeños besos hasta llegar a la clavícula.

En realidad era el alcohol el que le había dado el valor para acompañarla, pero en esos momentos ya se estaba guiando más por mero instinto que por ebriedad, de repente todos sus pensamientos estuvieron más que claros y enfocados a tocarla, besarla y hacerla suya esa noche. Él también aprovecho la cercanía y mientras ella metía las manos bajo su camisa, tocando su abdomen marcado y su piel él hacía lo mismo con la otra mano que antes descansaba en su cintura, bajo un poco hasta adentrarse en su pantalón y tocar la suave piel de su trasero.

Quería desnudarla ahí mismo pero no lo hizo, siguió besando su cuello y mientras su otra mano bajaba hasta sus senos, los acaricio por sobre la ropa sintiendo como poco a poco se endurecían entre sus dedos. Alzó la mirada para verla y le sonrió, luego sin decir palabras metió la mano debajo de su blusa para tocar sus senos por debajo de la prenda.

¿Qué impresión te doy ahora? Dímelo… – Le hablo al oído apretando suavemente con sus dedos uno de sus pezones, su voz ya se había tornado más gruesa producto de la excitación que ella provocaba en él. En realidad a él le gustaba el sexo, fuera como fuese, tampoco le molestaba que fuera algo fuerte, al contrario le gustaba probar de todo y si ella se prestaba pues era mucho mejor.

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La noche estaba poniéndose interesante, él estaba disfrutando cada centímetro de la piel de su compañera en esos momentos, la textura de sus labios y como su cuerpo temblaba ante las caricias que le proporcionaba, le gustaba, lo hacía sentir que tenia cierto poder sobre ella aun que no fuera así meramente, al contrario era ella la que lo estaba enloqueciendo. Se separo de ella levantando las manos a la altura de los hombros para poder quitarse la camisa y trato de quitar la de ella también, claro que sus movimientos se vieron interrumpidos en cuanto ella se levantó para colocarle la bufanda en los ojos. Era un juego extraño y si lo puso a la defensiva, se dejó hacer asegurándose de poder quitarse el nudo si la situación lo requería, luego aprovechando la distancia que ella había puesto entre su rostro y sus senos, tomó uno de ellos y se lo llevo a los labios, así por sobre la tela y todo apenas y acariciando la punta con los dientes de una manera suave y tentadora.

Podría tenerlo, pero eso depende de los motivos que me des para ello – Se había recargado sobre el sillón solamente sintiendo las manos de la joven, todo era muy extraño al no poder verla, la verdad le excitaba un poco no saber a ciencia cierta qué es lo que estaba tramando. Un escalofrió lo recorrió al sentir las manos de Jessy sobre su piel, su torso y el corazón el cual por cierto le latía con normalidad, en realidad James parecía en calma a pesar que por dentro sentía que iba a explotar. Casi estaba rogando que llegara hasta los pantalones cuando escucho esa extraña pregunta y le tomó las manos con las suyas soltando una sincera carcajada.

¿Me vas a juzgar por mi casa en Hogwarts? ¿Así? ¿Sin conocerme? – Trató de buscar sus labios entre la oscuridad, podía sentir su aliento y se guio hasta el rostro de la joven y en un movimiento rápido la tomó con fuerza y la acerco a ella para besarla de una manera apasionada, como si algo en él hubiera despertado de pronto y esa calma que lo envolvía se hubiera convertido en una pasión desenfrenada, mordió sus labios y la giró en el sillón colocándose sobre ella, atrapándola entre el sillón y él mismo.

¿Qué harás con esa respuesta? Hum? – Se quitó la venda de los ojos y volvió a besarla, no la dejo si quiera responder cual era la razón, supuso que era por lo que le había contado acerca del bar, el ladrillo y la maldición imperdonable que casi la mataba. En realidad una parte de él también se lo tomo de mala manera, había sido rechazado por la sociedad mágica durante parte de su vida por ser un sangre sucia y por muchas otras personas por ser un Hufflepuff, principalmente a otros que decían que era la casa de los perdedores.

James seguía besándola con avidez mientras sus manos fueron hasta los pantalones de Jessy y los desabotonaron, aprovecho ese momento para introducir sus dedos en él y rozar su entrepierna tibia y húmeda con ellos.- Soy un sangre sucia, Hufflepuff… ¿hay algún problema con eso? Dudo que un Slytherin pueda provocarte eso, sin querer ofender a las serpientes… – Lo dijo como si quisiera sonar despectivo hacia él mismo, como había escuchado que otros les llamaban. No dijo más, simplemente comenzó a mover sus dedos dentro de ella, acariciándola con cuidado en los puntos exactos, mismos que reconocía por las expresiones de su rostro, era bueno en ello.

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La verdad él no entendía completamente el odio entre las casas de Hogwarts, nunca lo había hecho. Había conocido gente terrible en todos lados y muy buenas personas en Slytherin, era solamente una cuestión de reputación, sin embargo no se sentía en esos momentos con los ánimos de discutir, no cuando la tenia así, disfrutando y revolviéndose debajo de él.  Se dio cuenta perfectamente que estaba evitando el besarlo, él rechistó un poco cuando sintió las uñas sobre su cuerpo y la bofetada sobre su mejilla que, lejos de detenerlo, lo incito a explorar más a fondo la intimidad de Jessy.

Le dio espacio por supuesto para que se quitara la blusa e hiciera lo suyo con el pantalón, ahora solamente estaba sobre ella con los brazos a los lados esperando que no se pusiera tan agresiva en esa parte, lejos de molestarle que no quisiera besarlo nuevamente, le daba curiosidad y lo hacía querer esforzarse más para buscar su rostro, su mirada. El seguía con una ridícula sonrisa de triunfo en los labios como si supiera algo más que ella no sabía.

¿Así será esto? ¿Me odias por no ser un Slytherin? No pensé que fueras una persona con esa clase de fetiches.. – No lo decía enserio, solamente quería ver la forma en la que ella reaccionaba.  Volvió a besarle el cuello y luego a bajar hasta sus senos, ahora sin la blusa de por medio podía disfrutar mejor de la textura sobre sus labios, de las caricias que hacía en ellos con su lengua y dientes.

Sus manos por otro lado no habían abandonado aun la zona de su entrepierna, se las arreglo para bajarle los pantalones hasta las rodillas y luego volvió a acercarse a su oído.-   Pues voy a besarte, quieras o no… – Luego termino de bajarle los pantalones y se bajo hasta la altura de su entrepierna, estaba siendo rudo pero no le importaba, ella había marcado esa pauta una vez que comenzó a moverse.  Abrió sus piernas y se acerco a ella acariciando el interior de sus muslos y luego se metió entre sus piernas para acariciar con la lengua su sexo, quería escucharla gemir antes de hacerla suya completamente.  La acariciaba haciendo círculos, apretando con sus manos los muslos y acariciando sus piernas, quería sentirla venirse al menos una vez antes de penetrarla, era como un pequeño triunfo personal.

Fue un accidente

▲ Por la noche▲Viernes

Tal vez Jessy estaba acostumbrada a que hubiera hombres que no les importara a quién se llevaban a la cama, pero James no era uno de ellos, a él le gustaba saber con qué persona estaba y satisfacerla en lo posible, le gustaba que lo recordaran y que no fuera solamente un acostón de viernes por la noche, a él le importaba. La tenia sujeta de las piernas mientras hacia lo suyo con la lengua entre sus piernas, no se detuvo aun que la escucho pedírselo, cuando sintió el orgasmo llegar a ella fue que se separo y aun tenía esa sonrisa triunfal en los labios.

Eso no dirás al final de la noche… – Le respondió con la respiración agitada, se puso de pie y termino por quitarse los pantalones y la ropa en sí, tampoco quería parecer un ridículo. La tomó por el cuello para que se pusiera de pie también, quería acariciar su cuerpo y la curva de sus caderas, para él en esos momentos Jessy tenía un cuerpo perfecto, digno de ser disfrutado en su máxima expresión. – pero si quieres que así sea entonces te daré gusto…

Luego la giro sobre el sofá dándole la espalda, esa vista que había tenido al momento de que ella fue a buscar las cervezas aun seguía plasmada en su mente, aun que por supuesto era mucho mejor en esos momentos, apretó con ambas manos su trasero y la acaricio por encima acercando su miembro hasta él, la penetró con fuerza y sin avisar pegando su torso desnudo sobre su espalda, sus manos estaban posicionadas sobre sus caderas haciéndolo más profundo, sintiéndola en su plenitud. El calor que lo envolvía era casi abrazador, se tomó el tiempo necesario para sentirla, era condenadamente perfecta.

Entonces comenzó el movimiento de sus caderas, al principio lento haciendo casi tortuoso el entrar y salir de ella, cuando encontró el punto exacto fue que sus movimientos se hicieron más rápidos, salvajes, casi agresivos mientras sus manos se iban hacia sus pechos, apretándolos a la vez que la penetraba una y otra vez.