Una semana más...

Domingo al atardecer...

- ey! este es mi sitio... fuera.

Y sin esperar más con un movimiento de varita, por si no era suficiente el tono y la cara de mandadera, Jessy removió el taburete de debajo del culo de aquel muchacho, evidentemente nuevo e inexperto, para ponerlo 10 centímetros más a la derecha y sentarse sin más. No se volteó para ver si el muchacho refunfuñaba, o alzaba la varita para responderle o le levantaba el dedo índice insultándola. Domingo, con el sol cayendo, ese era su lugar, con los codos en la barra y la cabeza ladeada a ver quien entraba, sin pedir la copa de vino que ya el dependiente acercaba, pues era más urgente encender un cigarrillo.

Mañana a clase de nuevo, pero por unas horas aun era fin de semana, y en ese momento era cuando muchos se presentarían a hacer sociales, a juntarse con otros tantos justo allí, para contar lo lindo que lo habían pasado el fin de semana, lo hermosa que había sido la cena con amigos o lo grande que estaban sus hijos que desperdigados por el mundo esperaban a que sus padres terminaran la universidad. Embarazos adolescentes, que estupidez.... O ir a la universidad era la verdadera idiotez. De eso si era culpable. Jessy como tantos otros no se había gastado en pensar un mejor plan para el momento.

Pero ya era hora de hacerse de uno, cada vez más niños rondando los jardines, y le hacían ver que se estaba volviendo vieja para ese ambiente. Terminar la carrera no era una opción, hacía años que estaba allí y solo había aprobado un semestre. A ese ritmo pasaría los treinta cuando consiguiera un título de algo. No, mejor irse rápido, buscar algún lugar donde la magia fuera otra cosa. Quizá un país donde se hablara hasta otra lengua así no tendría que gastarse siquiera en saludar al portero, los camareros, o vendedores.

- un brindis por el domingo que aun no termina.- susurró a quien la estaba atendiendo, alzando trago hacía la botella que pronto le iba a rellenar la copa.

- Salud. -  Fue la respuesta que la rubia obtuvo.

Jasmine no frecuentaba mucho los campus en fin de semana. Domingo, aunque fuera por la tarde, seguía siendo un domingo a fin de cuentas. Su habitación en la facultad era algo que encontraba conveniente, eso era cierto, pero no se mostraba particularmente apegada a ella. Poco más que un almacén y ya. Que era precisamente por eso que había regresado temprano aquella tarde, después de haber pasado la tarde entera regateando con herboristas. Ya no había necesidad de mantener un inventario de ingredientes siempre disponibles por el no estar nunca seguro de que se fuera a necesitar, pero teniendo la oportunidad de poner las manos en piezas exóticas, ella siempre las iba a tomar.

Tomó las compras y las dejó en su cuarto bien guardadas, sorprendiéndose de que el día seguía pareciéndole temprano. Aburrida, la opción de pasarse por el bar parecía tan buena como cualquier otra con tal de pasar el tiempo y no quedarse inconsciente de aburrimiento contando las vetas de la madera en sus muebles.

Y en Radegast encontró a Jessy Luttrell, más que conocida, siendo tan ella como siempre. Con un tanto de curiosidad se acercó, apoyando un brazo sobre la barra y quedando de espaldas al cantinero, aunque al voltear a verlo le pidió que le sirviera de ese mismo vino que la rubia bebía. ¿Por qué? Por qué no, mejor dicho.

- Bueno, creo que todavía te quedan un par de horas hasta el lunes. No sabría decirte que es peor. -

- pues lo peor... es tener la copa vacía... - sonrió de lado, que Hartman como compañía nocturna no estaba tan mal - sea domingo o lunes... Apuró el trago, últimamente no sabía beber de otra forma y pidió que les dejaran la botella directamente entre ellas.  Miró al rededor, un mal hábito que hacía parecer que no le interesaba entablar conversación con la pelirroja, pero de inmediato se auto censuró y abrió la boca pensando en decir algo... él qué era el punto. - así que... Locuaz Jessy, un premio a la oratoria.

Bajó la mirada en busca de una solución, que resultó ser la cajetilla de cigarrillos, y le ofreció mientras ella daba una calada al propio.   - ... fumabas, no?... - Y si no, que lo rechazara gentilmente como todo Huff sabía hacer. Eso si que se acordaba, Jasmine era una tonta Huff hasta que llegó la guerra... y eso le hizo recordar el ojo de mentira que llevaba. Y no pudo evitar mirarla, a los ojos... O ya se había acostumbrado a verla así, o en un par de años la tecnología de implantes había avanzado bastante. Frunció el labio levemente por saberse observando, pero de inmediato alzó los hombres en un gesto sutil pero convincente, para indicar que le daba igual si se ofendía porque la miraran.

Además habían vivido cosas peores, juntas y por separado y de eso si le salía hablar a Jessy, quizá porque todo mundo parecía haber olvidado lo terrible que había sido la vida hasta hace no tan poco. - En un momento... pensé que habías muerto...- tragó el humo y aclaró - me alegro de que no. - No se entendía bien si estaba hablando de ahora mismo, o del pasado, pero eran desquicios del lenguaje.

- Toda la razón en eso. – La pelirroja se rió un poco y al tiempo que el cantinero le servía la copa de vino, a lo que agradeció con un ligero asentimiento, ella se movió alrededor para quedar sentada al lado izquierdo de la rubia. Si hablaba con alguien siempre buscaba estar así para poder verles, porque de otra manera tenía que torcer todo el cuello para poder conversar, y es que mantener conversación con una mancha negra resultaba incómodo.

- Si, gracias. – Tomó el cigarrillo ofrecido, que a eso era algo que Jasmine nunca decía que no y tras acomodarse bien en su asiento lo encendió con la punta de la varita. Apenas llevárselo a los labios se percató de la manera tan insistente en que Jessy la miraba. En un principio que alguien le sostuviera la mirada así por cosa de unos segundos le ponía los nervios de punta y también le cohibía mucho. Avergonzada incluso de llevar un ojo de cristal. Que el primero que había llevado, el que Gabrielle le había obsequiado, era obvio de muchas maneras. La duda de Jessy sobre si acaso la costumbre o los avances en artesanía (no estaba segura si calificaría como medicina) eran lo suficiente como para mezclarse y no hacer ver a la pocionista distinta, se respondía con una mezcla de ambos. Tenía ya tantos años así que ya lo sentía normal, pero también era cierto que había invertido bastantes galeones en conseguir una apariencia más natural. Ya no tanto por la vanidad de tener un ojo extraño, sino por evitarse que le miraran exactamente así. Era cansino. Era incómodo. Era garantía de ponerla de mal humor.

Se señaló el lado izquierdo del rostro y sonrió de buena gana. - Es este, Jessy. – Sin embargo, a la rubia le permitiría esas miradas sin ponerse a la defensiva. No es que fueran las mejores amigas de la vida ni mucho menos, pero Jasmine sentía, por lo menos de su parte, algo de compañerismo hacia ella. Tampoco tenía intenciones de armar escenas ni nada. Simplemente quería relajarse un poco. – Puedo sacarlo si quieres, es un truco garantizado para llamar la atención. – Se rio entre dientes mientras bebía, dándole igual si era de mal gusto o no. Si alguien iba a reírse de sí misma, era ella.

- Bueno, ¿qué puedo decirte? Supongo que soy un tanto escurridiza. – Eso si se refería al ahora, porque era cierto que era un tanto difícil encontrarla si iban a buscarla. Y si se refería al antes, también aplicaba. A veces creía, en verdad, que el haber sobrevivido había sido mera cosa de casualidad. Nunca fue la peleadora más aguerrida, pero lo había intentado, y no se había rendido. Dio una larga calada al cigarro y suspiró, mirando entonces a la rubia, apoyando la barbilla sobre su mano libre. – Podría decir o mismo sobre ti. Tienes esa cualidad de fantasma escurridiza. ¿Te está tratando bien esto de la vida universitaria? -

No había cagado la situación solo porque Jasmine era una dama de verdad. O al menos una muchacha que había superado la adolescencia, no como Jessy que insistía en ese tipo de actitudes egoístas e irreverentes. No se culpaba por haberla mirado, eso no se puede evitar, pero si por no ser gentil de pedir disculpas o al menos ajustar sus flacas facciones a un rostro apenado, compresivo, empático o lo que fuera. Había gente que era tan buena para esas cosas, que siempre caía bien con sus comentarios, sus silencios o su carita de ángel, Jessy no.  Y eso que odiaba que la gente se la quedara mirando, le comentara que estaba flaca o que tenía rodillas huesudas cuando en realidad la grasa llenaba cada pliegue de su piel. La rubia sonrió y aflojó los hombros todo gracias a que Jasmine si sabía como estar entre personas.

- creo que yo no estoy tratando a la uni... de eso si es como que me escapo sutilmente... de todas las clases.. que puedo....- Tomó un trago y acotó- tengo el record de inasistencias, nadie lo había superado desde 1745...- No sabía porque mencionaba eso, no era algo para estar orgullosa. Ni en plena guerra la gente faltaba tanto a clase, o quizá era porque la uni estuvo más cerrada e intervenida que libre y democrática como ahora. - No se porque estoy aqui... si se. miento - se rectifico- cuando entré había muchos chicos hermosos jóvenes y de fiesta... ahora también... pero yo ya no estoy tan joven.... creo que me ven como una vieja - y señaló una mesa cualquiera y allí estaban niños que recién salían del colegio, que cursaban su primer año y se notaba tanto que hasta parecía que llevaban el uniforme de Hogwarts porque aun no entendían como iba eso de ser universitario y que cada cual podía ponerse lo que quisiera cuando quisiera.

- En nuestra generación, parece que todos quieren terminar la carrera, nadie sale, todos estudian.... a ti te falta mucho?- era importante saber eso, porque si todos sus conocidos estaban por terminar y para el año entrante ya no quedaba nadie de su clan, la cosa se complicaría y sería momento de dejar esos terrenos. Y debía haber alguna razón, incluso hasta académica, por la cual Jessy no se había ido aun. Cierto que no iba a clase, y que no aprobaba los exámenes, pero si había leído millón de cosas y sabía mucho más que antes de todo en general. Cosas que no diría en voz alta porque no era cuestión de que a alguien se le pudiera asomar la idea de que a ella le interesaba el mundo, el saber, el ser mejor cada día. No, no, no. Nunca la iban a encontrar con un libro ni en la mano, ni en la mesa de luz, capaz si en el bosque o en el oscuro de una gruta, pero nunca a luz del día. - Kris me dijo que tienes una receta especial para resacas... No has pensado en montarte un negocio con eso?-

No se pudo aguantar la risa cuando la rubia decía que la percibían como una vieja. Había una brecha entre ellos y los chicos de 17 recién escupidos de Hogwarts, pero no era para tanto. - Jessy, estás demente. Tienes 23 años. Apenas y estás quitándote de encima la carita de bebé. Ni tienes arrugas y todavía las tienes paradas. – Por dar énfasis se llevó las manos por encima del pecho aunque sin llegar a agarrárselas, que no estaba para dar espectáculos. Se inclinó un entonces un poco hacia Jessy, encogiéndose de hombros. – Así que ellos no te ven nada distinto. El detalle está en la percepción propia. Prefiero, en lo personal,  decir experimentada a vieja. – Obvio resultaba que no se sintieran de 23. Porque la gente de 23 no perdía padres y gemelos y quedaba mutilada y asistía a funeral tras funeral. Tampoco atacaba dispuestos a matar (o más que estar dispuesto a hacerlo, llevar ya un par de muertes a cuestas). La guerra torcía todo lo que alcanzaba a tocar y ellos se habían torcido de más bajo su peso. No era de extrañar entonces que resultara difícil relacionarse con gente que apenas y había comenzado a usar la varita cuando ellos estaban ocupados tratando de sobrevivir a toda costa.

- La mitad, me tomé mi tiempo antes de decidirme a regresar a los libros y pergaminos. – La mayoría de ellos lo habían hecho, si no se equivocaba. Si la memoria no le estaba traicionando, la única persona que tal cual poner un pie fiera del castillo había puesto el otro en Brigantia había sido Gabrielle. Algo que Jasmine encontraba, a fin de cuentas, muy propio de la futura auror. – Qué puedo decirte. Debe haber algo que estés buscando aquí. A quien le importa si son ánimos de superación personal o solamente el tener la mente ocupada en algo más que contar cicatrices. O ligarte niños de 17. También es válido. Son legales. – Cualquier cosa que te mantuviera en pie, en realidad. Algunos les había dado por la vida familiar. A otros por el hedonismo.

- De cualquier manera, si ya estás aquí, ¿Por qué no le das una oportunidad? No veo que haya mucho que perder. Artes Oscuras, ¿no? – Con el cigarrillo en una mano y la botella de vino en la otra volvió a llenar la copa de Jessy y la propia. – Ja, si. No comenzó como una receta para resacas pero al final resultó que es un milagro en botella. Hay una historia graciosa tras de ello. – Historia para otra ocasión. – Supongo que podría si quisiera, pero no sé. O mejor dicho, sí sé, pero no quiero un negocio. No ahora. ¿Tiene sentido? De cualquier manera si te ves en tiempos de crisis y necesidad, búscame. -

Jass tenía toda la razón y ella asentía mientras tomaba su vino. - Experimentada y con tetas paradas... así me voy a vender de ahora en más - rió de buena gana, mirándose las tetas, que no tenían nada de especial pero al menos estaban ahí, en su lugar. La cuestión pasaba por toda esa experiencia vivida. Cualquiera, con dos dedos de frente, podía llegar fácilmente a la conclusión de que tanta violencia les había hecho madurar y sufrir. La cosa era, que desde el interior de uno mismo, y terminada la guerra era todo un proceso tratar de poner las cosas en su lugar, hacerse cargo de la adolescencia perdida sanamente y buscar un camino feliz acorde a los tiempos al cual aferrarse y proyectar un futuro. Bueno, toda esa gran parte en Jessy, estaba MUY en proceso. Capaz era más fácil para la gente con hijos, ellos tenían un algo super concreto por el cual dar lo mejor de si cada día, quizá por eso había habido tantos embarazos en los últimos años.... Era un gran tema de análisis, pero no venía a cuento.

- Si artes... no está tan mal... Pero fue patológico anotarme en esta carrera. No dejo de pensar que lo hice para estar mejor preparada la próxima vez.... - O sea su elección había sido consecuencia de la guerra, y se había quedado prendida a la idea de que volvería a suceder una y otra vez. - En cambio a ti siempre te gustaron las pociones... Vas a terminar montando un negocio con eso tarde o temprano, aunque ahora no quieras. De algo vas a tener que vivir. Además te gusta. Deberías aprovechar que eres buena en lo que te gusta.... - Vivir de lo que a uno le gustaba era un lujo que no muchos podían darse. Le insistía con lo del negocio, porque Jessy era muy capitalista en ese aspecto, sabía que había una brecha dejada por todo el derrumbe económico de la guerra, que eran tiempos de cambio, incluso en el mundo muggle. Y todo el mercado ruso se estaba abriendo porque el comunismo estaba por morir tristemente. De ese tipo de cosas se hablaba mucho en su castillo natal y aunque ella no pasaba muchos días al año en Castle combe, entendía de que iba todo a la primera.

También parecía que había en la rubia unas ansias de que a Jass las cosas le fueran bien, de insistirle para que ella que podía, se aferrase algo y no se dejase caer en la tristeza cotidiana. Y Jessy podía vivir del sueño ajeno, aferrarse un rato a la felicidad que a los otros les tocaba... - compramos algún desván en Diagon y contratamos alguna vieja bruja.... Da mejor imagen una vieja "experimentada" que nosotras que parecemos recién salidas del cascarón... Estudiamos que productos hacen falta en el mercado, tu los inventas y yo pongo el capital... - Dijo todo con tal seriedad que la carcajada la atacó por sorpresa y hundirse en su copa de vino era la mejor forma de pasar la verguenza. Que tonta era. - Bueno ya. Dime que haces en las noches de insomnio.

- Pues te aseguro, rubia atolondrada, que ahora follarás más. – Se unió a Jessy en aquella risa abierta por que eso de anunciarse de esa manera sonaba a línea para ligar infalible. Bajó ella también la mirada hacia su pecho, mirándolas por el cuello de la blusa. Las había extrañado, incluso dado por perdidas junto con sus caderas, porque aquello de vivir en constante nerviosismo y amargura bajo la amenaza de muerte había hecho más que un estrago en ella, apariencia incluida. Recuperar estabilidad fue recuperar peso, y recuperar peso fue recuperar a las gemelas. Su vanidad lo agradecía.

Su risa se acabó al momento en que Jessy mencionaba sus motivos para decidirse por su carrera. Se quedó callada y pensativa, dando una calada más al cigarrillo. Instintivamente llevó los dedos a la cadena que llevaba en su cuello, jugueteando distraída con las argollas que colgaban de ella. Las que había rescatado de sus padres. No pudo evitar el tirón incómodo en su estómago. “Estar mejor preparada para la próxima vez”.

- Pensaba vivir de fideicomisos para toda la vida. Algún beneficio debe de haber en eso de las herencias. – Sonrió de lado y acabó su copa, sirviéndose una vez más. Henry Hartmann no había sido un hombre millonario que las tuviera a ella y su madre bañadas en oro y diamantes. Había sido un hombre trabajador y precavido con el dinero, como buen contador. Cuentas de ahorro, propiedades bien ubicadas, inversiones meditadas y acciones que habían rendido a largo plazo. Y todo era de Jasmine ahora, ¿Por qué de quien más iba a ser? Seis años después, tres de ellos en vida nómada, y aún el balance salía en su favor. Había tenido que aprender a manejarse bien con ese dinero. Y no descartaba en algún momento emprender un negocio propio aunque no ahora, porque quería rehacer su vida. Establecerse como pocionista. Encontrar a alguien con quien se sintiera bien. Seguirle los pasos a Frances en cuanto al número de bebés. Que quería dejar el pasado enterrado muy profundo, había tenido suficiente de masacres y mortifagos. La sola mención de una “próxima vez”bastaba para provocarle escalofríos.

Así que había estado distraída mientras Jessy narraba su plan de negocios, apenas alcanzando a escuchar lo último. – Escúchate, a lo mejor hasta deberías dejar las artes oscuras por los negocios. Lo tienes todo bastante claro. – Le sonrió, aun jugando con las argollas entre sus dedos, y como no, volviendo a llenar la copa de Jessy, porque esa botella era mandatorio acabársela. – Bueno, ¿qué harías tu sola estando despierta toda la noche con mucho tiempo que quemar? – Enarcó una ceja, curiosa y sugerente a la vez. La verdad es que cualquier cosa con la que se pudiera responder esa pregunta, Jasmine la había hecho

Hablar de herencias era todo un tema, pero no venía a colación contar que según ella, una de sus hermanas estaba tratando de matarlos al resto para ir llenándose el changuito. Que intentara meterse con ella no más y Jessy si era necesario la mataría como a tantos otros y fin del asunto. Ella no quería el castillo familiar pero si un buen pasar al que nunca pensaba desacostumbrarse.

- nah... no lo creo... - es que si bien se le daba bien todo eso y fluía natural desde su interior como en aquella conversación, Jessy no se creía buena para nada y descartaba antes de pensarlo siquiera que tenía buenas posibilidades en algún ámbito de la vida. Además era joven, rica y no había conocido otra cosa como para pensar que podía llegar a necesitar trabajar como cualquier hijo de vecino. El futuro estaba por verse aun, quien sabía si no terminaba siendo una magnate de hoteles en la costa del mediterraneo, comprando un equipo de footbal para seguir acostándose con jóvenes deportistas aun en sus cincuentas.

- yo?...mmm... - Jessy no sufría de insomnio, todo lo contrario, su dedil cuerpo necesitaba más horas que las normales para poder despertarse, y hacía mucho esfuerzo realmente para levantarse de la cama en las mañanas, entre las depresiones constantes y la anorexia era todo un tema hacer funcionar el cuerpo. - Las primeras noches me tocaría hasta el hartazgo... - y se echó a reír a carcajada limpia. El vino en sangre ya era más que suficiente, aunque no iba a parar de tomar. Pensó un segundo mientras encendía un cigarrillo - me bañaría desnuda en el lago... ya que no habría nadie al rededor.... o buscaría los exámenes del día siguiente para sacar puros dieces y convertirme en una ñoña... respiró un momento y lanzó sin pensar - No! ya se!... poción mutijugos... oscuridad y pero no completó la frase porque ya se estaba dando lástima a si misma. Eso de pensar que trasformándose en Frances podría meterse todas las noches a la cama del islandés daba pena.... - Que es lo más loco que has hecho tu?

Tocarse hasta el hartazgo. - Hecho, aunque para eso da igual si hay insomnio o no. – No le iba a dar pena hablar sobre sexo con otra chica en quien confiaba, en un bar y con una botella de vino encima. ¿Bañarse desnuda en el lago? – Hecho. Y en la playa también. En más de una. Y en la piscina de un vecino. - ¿Robar respuestas de exámenes? – Bueno, no eran respuestas para nada porque ya soy una ñoña y necesidad de hacer trampa no hay, aunque supongo que si podrías decir que soy una ladronzuela. – Se rio un poco al recordar. La verdad es que entre sus viajes y los años, había recolectado una serie de anécdotas de lo más interesantes.

- Ah no, nada con multijugos. No en la noche, por lo menos. Es decir, todos están dormidos, ¿qué importa si me veo como yo no? – Obvio que no había manera de saber a dónde había ido Jessy en su mente con aquel comentario, puesto que se había callado a la mitad. Si lo hubiera terminado, ni idea de qué hubiera contestado. La relación de Jessy y Frances era complicada a muchos, muchísimos niveles. También la de Jessy con Kristjan. ¿Y qué iba a decir? Todos tenían temas delicados en aquel grupo. Cosa de que en algún momento en sus vidas todos se hubieran odiado y/o acostado entre ellos. Jasmine tenía los propios. Una vez Frances le había preguntado si alguna vez en su vida se había llegado a plantear volver con David. Jasmine se hizo la que no escuchó.

- No lo sé. Supongo que dependería de lo que definas como loco. Si involucra estar en pelotas probablemente ya lo hice. – Y era verdad. Cuando al fin se convenció de que ningún mortifago iba a llegar por la chimenea a matarla porque la guerra había terminado, tuvo un periodo en el que se decidió a probar todo. Que estar a punto de perder la vida era bastante aliciente como para decidirse a vivirla a plenitud sin privarse de ninguna experiencia. No lo iba pregonando por ahí, pero…

- ¿Sabes qué? Deberíamos ir al lago a bañarnos desnudas. – Le entró la risa floja. Quizá fuera el vino hablando por ella, quizá no. Aunque la pregunta más correcta sería, ¿por qué no? – O qué, ¿no te atreves?... -

Jass ya lo había hecho todo. Y se había vuelto una mujer muy osada. Jessy no se sorprendía pero en algún punto aun la tenía asociada con el estereotipo de niña huff y se alegraba de que si! de que lo hubiera hecho todo, de que tuviera el pelo corto y la risa rebelde. Tampoco sus propuestas había sido muy brillantes a decir verdad, porque ella no era brillante ni ocurrente. Y tampoco muy osada. Es decir, si la situación la interpelaba sacaba su valentía gryffindor, nunca se quedaba atrás, menos si había alguien para juzgarla. Pero en las cosas turbias que se había visto envuelta como callejones oscuros y sexo ocasional o la guerra y las emboscadas, siempre había sido arrastrada por otros. De alguna manera no era ella quién había buscado la aventura sino que había seguido la corriente de quien, en la situación que fuera, llevaba las de mandar.

Salida de Hogwarts con la soledad que eso significaba, simplemente había seguido con la rutina adquirida. Ya no estaba ni el desquisiado de Ewan, ni la nocturna de Liahna, siquiera el bobo de Dave o la mandamás de Frances. Pero ella ya había aprendido a tomar alcohol, meterse coca, discutir injusticias y ligar con extraños. Ya no era osado, era la vida que le tocaba. ¿qué importa si me veo como yo, no? Dijo Jass y Jessy se ocultó tras de su copa terminando el alcohol que le correspondía.... A Jessy si le importaba, era de público conocimiento y estaba a la vista su problema alimenticio, aunque últimamente nadie se lo decía en la cara y ella obviaba pensar en ello la mayor parte del tiempo.

No dijo ni mu tan evidentemente que parecía apropósito e incluso se entretuvo arreglando el dobladillo de su jean como si la conversación no le interesase lo más mínimo. Eso hacía el alcohol también, en un momento carcajada explosiva y en otro mutismo autista. No se iba a desnudar frente a Jass, y tampoco ir al lago donde podía aparecer cualquiera!!!. O sea que no!... O sea... O sea!! porque no podía decirle que si?! al fin y al cabo un montón de gente la había visto desnuda, pero claro, desconocidos que no pensaba cruzarse al otro día o gente que por una circunstancia u otra, como Kris, no le echaban nada en cara. Y en eso Jass picó en su ego, en ese punto donde Jessy al sentirse desafiada tomaba las peores decisiones, solo por demostrar quién sabe que cosa.

- Obvio que me atrevo!... - respondió al fin pero no con ánimos de salir corriendo a cumplir la fantasía, sino como a quien le da igual y piensa que eso es una estupidez y que obvio que se atrevía y que casi hasta era una cosa de niños y ella estaba muy por encima de eso... Así que pidió un vino más pensando en quedarse allí y sacar otro tema de conversación, pero mientras el dependiente lo descorchaba e iba a servirle en la copa, agregó - no. Es para llevar... - Es que Jass, se notaba, no estaba convencida de que la rubia se atreviese y eso era como una espina en el labio inferior. - No me crees?... pues... pues... ya vamos a ver... - Tomó la botella en una mano y a Jass en la otra y la arrastró para salir del lugar. Estaba más furiosa que divertida. Estaba borracha también. Solo caminaba ligero y cerraba los ojos deseando que cayera un meteorito antes de que llegaran al lago.

La sonrisilla desafiante no se le desvanecía de los labios, ni viendo a Jessy toda enfurruñada. Lo propio de persona decente hubiera sido el decirle que era todo una broma y no tenían que ir a hacer nada que no quisiera, tampoco pretendía hacerla pasar un rato. Pero se le veía tan decidida, por lo menos de dientes para afuera, que le dio muchísima curiosidad el ver que tan lejos podía llevar todo aquello. Era cierto que había cambiado y no era la misma muchachita ingenua y bien portada, pero siete años, una guerra y un sinfín de relaciones desastrosas después, no era tan de extrañarse.

- Pues ahí está, para llevar. – Le dijo al bartender mientras se encogía un poco de hombros, obviamente divertida de lo lindo, porque seguía sin creerse que Jessy fuera a llegar hasta el final. Entonces la rubia le tomaba por la mano apresurada y Jasmine alcanzó apenas a dejar sobre la barra el dinero suficiente para pagar, porque con el apuro parecía que a la Smertios hasta el detalle ese se le olvidaba.

- Está bien, ¡está bien! Vamos para allá. Tienes suerte, es una buena noche para nadar desnuda en un estanque termal. – Le alcanzó el paso y se soltó de su mano, quitándole la botella de vino por un momento para beber un trago. Honestamente, considerando las circunstancias del reto, dudaba mucho que Luttrell se fuera a poner quisquillosa por beber de la misma botella.

El campus era enorme y repleto de verde por todos lados, aun a pesar de que estaban a fines de noviembre, y eso era algo que a Jasmine le encantaba. Ya había anochecido, y siendo domingo a esas horas mucha gente estaría contemplando el regresar ya a sus dormitorios bajo la resignación de que el lunes llegaría en cosa de unas horas y no había nada que hacer al respecto. Suerte para Jessy, porque quizá, solo quizá, no se encontrarían mucha gente en el camino. – ¿Qué tan sensible eres al frío, por curiosidad? ¿Eres de las que pueden cortar cristal si se inclinan sobre él? – Que ya estaba fastidiando de manera infantil, pero todo venía a relación con lo que ella consideraba un juego. Porque eso es lo que era ese reto espontáneo, un juego. Que el trayecto hasta Dagda no era tan largo. Casi podía escuchar el redoble de tambores.

- Buena suerte?... ay sí! - le soltó sin pensar y le quitó la botella con brusquedad porque ella también quería tomar y de hecho lo necesitaba como el día al sol. Paró un segundo a beber en ese limbo en que el sendero de piedras desprolijas se convierte en pasto y musgo, mirando el horizonte del bosque con ceño fruncido. Bajó la botella, tomó aire ( y coraje), y volvió a avanzar, clavándose los tacones en la tierra.

Le devolvió el vino, que casi termina en el suelo por esa mezcla entre rapidez, borrachera y oscuridad, que hacía necesitar una precisión de pocionista para pasar una cosa de mano en mano, y se limpió los labios insistentemente. No le molestaba tomar de la botella ni de la misma que Jass, tampoco ensuciarse los zapatos con aquella tierra que se iba humedeciendo, su cabeza estaba en otro lado, y sus brazos se movían como si estuviera tomando impulso para tirarse de un trampolín.... Y no tenía ni puta idea de que le había preguntado la pelirroja.

La miró un segundo con la cara fruncida. - What?...- ni idea. Pero si, sufría el frió terriblemente, culpa de la anemia eterna y un corazón helado de bruja amargada. - Pero las aguas son cálidas, no?.... O es como en Hogwarts?... - Nunca se había metido, no tenía idea de como era o si había un calamar gigante también... casi que no sabía como llegar. La cuestión estaba en el plan: Jass se iba a sacar la ropa primero, no?... Si era así, ella podía aprovechar para salir corriendo de vuelta a la civilización... Y claro, como no, quedar como una cobarde. Como fuera mejor prevenir, paró un segundo el ritmo para quitarse los zapatos de tacón, y llevarlos en la mano. Si se decidía por salir corriendo, más vale que fuera descalza...

No me vas a dejar desnuda y correr a buscar público, no?... Tu te metes primero!

- Pues claro, podría estar nevando y eso sería catrastófico. Así que sí, hay buena suerte. – Se echó a reír. Que no era lo más benevolente del mundo el estarse riendo del manojo de nervios que estaba hecho Jessy, pero no podía evitarlo. Y le constaba que estaba echa un manejo de nervios por la manera en que ni la soltaba de la mano ni dejaba de empinarse la botella. Ahí estaba, enfrentando el bochorno y la vergüenza con cara de que iba a estrangular a la pelirroja pero igual aceptaba el reto, porque no iba a dejarla ganar. Muy Griffindor a fin de cuentas.
La transición del camino pavimentado al pasto no fue una que sufriera tanto como la rubia puesto que los botines que llevaba hacían que esas cosas le tuvieran sin cuidado. Ella no solía usar tacones a diario. No había dejado de ser coqueta, aunque sus gustos hubieran cambiado un poco. Trataba de mantener las cosas sencillas y un poco más prácticas. A fin de cuentas, nunca sabía cuándo se le iban a ocurrir cosas como retar a alguien a desnudarse al aire libre.

- Mmmmmm sí. Técnicamente son aguas maniantales. Dios, no, el lago en Hogwarts era un congelador a gran escala. – También se había metido ahí, aunque no desnuda. Algunas veces voluntariamente, como cuando en la madriguera de Hufflepuff decidían fugarse a mitad de la noche y perderse por ahí. A veces contra su voluntad, que enemistades nunca le habían faltado.

- No, no te voy a dejar y correr a buscar público. Pero o me voy a meter yo primero. Echale valor leona. – Aprovechándose que se había quitado los tacones, Jasmine tomó el mando esta vez, siendo ella quien tirara de Jessy.  – Ven, por acá. -  Tampoco iba a llevarla a la parte más transitada del lago a donde cualquiera las fuera a ver. Porque Jasmine no era tan desgraciada como para hacerle eso, y porque no le apetecía una expulsión por indecencia.

Había que adentrarse un poco por el bosque para dar la vuelta al lago pero a fin de cuentas no llevaba prisa. Procuró ir con cuidado para que Jessy no se fuera a enterrar alguna piedra o rama rota en los pies descalzos. La llevó hasta una orilla en la que, aunque seguía estando descubierta, quedaba lo suficientemente lejos como para que se convenciera de que no iba a desaparecer y llamar a medio Ogmios a que vinieran a verla. – Tadaaaaaa. -

Dieron toda una vuelta terrible hacia quien sabe donde, camino que Jessy aprovechó para bajarse media botella y entonarse bien bien porque era necesario. El alcohol traía calor, cosa que no estaba de más y sobre todo el valor de leona que Jasmine aclamaba. Poco o nada veía la rubia y su imagen dejaba mucho que desear con los tacones en una mano, la botella en la otra y esa cara de disgusto innata. Pero quería reírse con Jass, al fin y al cabo la pelirroja le estaba haciendo un favor.

- estás por cumplir una de mis fantasías... - comentó tratando de divertirse, de ponerse en onda, de aprovechar el momento. Miró el escenario, que no se veía nada mal, y sonrió de lado, para luego negar con el rostro a las onomatopeyas de circo que Jass le dedicaba.Era una tonta, pero una tonta buena onda. - No se ve tan mal... - se acercó un poquín y dejó caer los zapatos en el camino. Como la sirenita, probando las piernas, estiró un empeine y metió un dedo en el agua... - mmm... tibio... bueno - Suspiró y se volteó a ver que estaba haciendo la otra loca.

No se decidía. Que se suponía que tenía que hacer? sacarse la ropa y lanzarse de cabeza?... Volvió a sus zapatos y los acomodó mejor. Dejó la botella al lado y como arrepintiéndose la volvió a tomar para volverla a dejar en el suelo pero mejor dispuesta. - el suspenso es lo peor... - murmuró. Miró a Jass y se carcajeó por los nervios y el alcohol, porque era una tonta. - Ya ya!! Se quitó el suéter color crema y el jean mientras recriminaba - Si nos suspenden, o me muerde un bicho te mato.

Y puso la varita sobre su pila de ropa.Trotó suavemente en el lugar como tomando carrera y porque ya se le enrojecían las rodillas flacas, mientras meditaba si debía también sacarse las bragas negras o solo bastaba con quedar en tetas. - las bragas no!- le advirtió como si fuera necesario. Como fuera, sería mejor rápido, como depilarse, de un tirón y ya. Así, se quitó la camiseta, la dejó caer sobre sus cosas, empujó a Jass de paso y se fue a saltitos hasta el agua. Ya no importaban sus piernas flacas, sus costillas marcadas o el tiritar de sus pezones, pronto estaría cubierta por el agua y listo.

- No puedes tenerle miedo a la suspensión si me acabas de presumir tu récord de inasistencia, loca. - Y esa era para Jasmine la verdad absoluta. Quizá, a estas alturas, deberían ya de haber madurado todos. Quizá deberían estarse dejando de tonterías, porque las cicatrices que les habían quedado debieron haberse encargado de volverles sobrios y solemnes, de la clase de individuos bien compuestos que valoran el día a día. Nada más lejos de la realidad. Valoraba el día a día, los momentos como esos, aunque de sobria y solemne distara mucho de ser aún. Mientras siguiera teniendo la voluntad de reírse y hacer estupideces infantiles como irse a bañar a un lago desnuda tras dos botellas de vino, estaba convencida de que no importaba que tan cuesta arriba fueran las cosas, al final estaría bien. Cargaba con demasiados recuerdos malos. Venía siendo hora de reemplazarlos con recuerdos como ese, que consiguieran hacerla sonreír.

Se quitó los botines y el abrigo dejándolos sin mucho cuidado junto a la pila de ropa que Jessy iba dejando. Cuando la rubia la empujo - con los pantalones a media rodilla - Jasmine trató de empujarla de vuelta aunque sin conseguirlo. Ya fuera porque no lo hizo en serio o porque el vino se le estaba subiendo a la cabeza, igual se rio. Pantalones fuera, sweater fuera, y quedaba en igualdad de condiciones que Jessy, con los pechos descubiertos y las bragas puestas. Inmediatamente sintió frío y titiritó un poco, y ese temblorcillo fue lo único que le hizo atinar a, antes de que llegara al punto de la incoherencia, a transformar rápidamente un par de piedras en toallas. Ya era de noche y estaba oscuro. A la salida del maniantal se arrepentirían de esto peeeeero...

- ¡Eres una miedosa! - Le reclamó cuando le aseguraba que no se iba a quitar las bragas, pero estaba bien, no le iba a insistir. Ella sí se quitó todo y dejó sus cosas ahí, en una pila de ropa. Tomó al acto la botella y dándole un trago sustancioso, fue corriendo hasta Jessy - frío de los cojones - para darle una nalgada y a ver si así se animaba de una vez. - No cuenta hasta que no te metas, cobarde. - Alzó la botella en alto mientras se metía, y aunque el contraste de temperaturas era bastante chocante, adentro del agua se estaba infinitamente mejor que allá afuera.

No soy miedosa! Precavida soy! le gritó tiritando de frío. La cantidad de escusas que Jessy estaba utilizando en esa noche eran increíbles. Pero todo valía o en realidad nada importaba. Al fin y al cabo ya estaba desnuda metiendo las patas en el agua. Llegó hasta allí agarrándose las tetas como si fueran dos tesoros valiosísimos, pero en cuanto tuvo los tobillos en el agua se adentró con verdadera cara de placer, suspirando amor. Amor por el calor!! - ay que placer!- suspiró a ojos cerrados poniéndose en cuclillas y caminando como pato debajo del agua para meter todo su cuerpo dentro. Soltó los brazos y los movía en el agua como si nunca hubiera nadado.

Estaba tan lindo, tan cálido allí dentro. no pensaba salir nunca. - no saldré de aquí jamas... Jass eres una genia -le confesó y de inmediato fue hasta ella - pero dame esa botella - le quitó la botella, con muchísima más gentileza que antes y le dio un último trago. Basta de bebida, a nadar. Una brazada y luego otra, se alejaba de Jasmine pero con cuidado de volver a acercarse. Lo mejor es que aquella sensación le traía buenos recuerdo,memorias infantiles, los lagos de su castillo, con sus hermanos chapoteando y sus padres desde la orilla mirándolos jugar. Cuando aun eran muy pequeños para importarles nada, cuando aun estaba John, con quien habían sido carne y uña. Pero esta vez y a ojos cerrados no lo recordaba con pesar, sino con amor. y eso era lindo de racionalizar.

Tomó aire y metió la cabeza debajo del agua, para salir completamente mojada quitándose las gotas del rostro, moviendo el cuello de un lado a otro con placer. - Amo el agua... aunque mi boggarts fue por mucho tiempo una sirena.. De hecho hace mucho que no me encuentro con un Boggarts, no se que forma tomaría ahora... No me importa. No pienso cruzarme con uno nunca más. - Hablaba para Jass y hablaba para si volviendo a ella. Le tomó la cara y la beso en la mejilla - Eres una genia, de nuevo.- Se repetía y lo sabía pero es que estaba muy agradecida. Era eso una sesión de terapia total. Solo faltaba hacer espuma con la varita y ponerse a jugar como bebes de pecho.

No iba a dejar de tacharla de cobarde hasta que no se meteiera de lleno al agua, se mojara desde la punta de los pies a las raíces del cabello y se quitara de preocupaciones y vergüenzas. Le constaba, y de muy buena manera, que estarse en aquellas aguas termales era sencillamente exquisito y algo que cualquiera debería aprovechar. La parte de estarse desnudas era mera locura, pero locura de las divertidas que dejaba buenas historias para contar. Y todo parecía indicar, que en cuanto más se metía con el orgullo de la leona, más parecía reaccionar, así que no tenía motivos para detenerse.
Nadando lentamente por ahí (porque no iba a soltar la botella) hasta que por fin Jessy se metía y descubría lo que Jasmine sabía sobre sí misma desde hacía mucho tiempo: su genialidad. Se rio de buena gana, de aquella risa contagiosa y que de no ser porque estaban bastante alejadas de las zonas más concurridas del campus seguramente habría llamado la atención de alguien más. Solo por eso le entregó la botella sin poner resistencia, no sin antes darle un buen trago. Quizá hasta debieron haberse traído otra, qué más daba. A estas alturas ya no había temores a las resacas.

- No pienses en Boggarts estando aquí. Tú shhhhhh…. – Contenta y complacida cerró los ojos, acercándose a la orilla para poder cerrar los ojos y relajarse, porque relajarse era lo que esos estanques demandaba que se hicieran. Le entró una risilla absurda, cosa del alcohol en su cabeza y abrió los ojos perezosa solo para ver a Jessy acercarse y tomarle el rostro. Por un momento hasta pensó que iba a besarla en la boca y hasta le hubiera seguido la corriente – porque qué más daba, no sería su primera vez – pero no, lo que recibía eran más halagos y un amistoso beso en la mejilla, que la verdad le sentaron más que bien.

- Lo sé. Que bueno que te atreviste. El próximo reto es quidditch en pelotas. – Cosa de un segundo después de haberlo dicho, con un hablar ya un poco entorpecido, estalló en carcajada desvergonzada. Tomó a Jessy por los hombros y le besó el cabello húmedo sin mucha delicadeza. Lo que ocurriera al amanecer daba igual. A la manera de Jasmine de ver el mundo, si había logrado animarle la tarde de ese domingo y hacerla reír hasta el hartazgo, entonces ella lo consideraba más que una victoria.