Symbols

La noche había caído sobre Brigantia, a pesar de la temporada aun había algo de viento helado por las noches y esa extraña bruma color azul que rodeaba el bosque y parte del lago. Joseph había salido nuevamente con su libro de encantamientos oscuros bajo el brazo y buscando el lugar indicado para sus investigaciones mágicos. Él estaba dentro del movimiento de los ex mortífagos para traer nuevamente el terror a la sociedad mágica, pero nunca sería tan extremista como sus parientes europeos, él estaba centrado más en otras cosas, en la búsqueda del verdadero poder.

La última vez que había salido así se topo con Zelda Fay, su prima mitad veela que estaba en la búsqueda de sus amigos, esos dos magos insignificantes que habían creado un señuelo perfecto para acabar con aquellos que entorpecían los movimientos de los magos oscuros. Claro que le había dicho que le ayudaría, Joseph habría dicho cualquier cosa con tal de que lo dejara en paz, había sido una suerte que en efecto pudiera ayudarles a encontrar a esos dos, pero todo sería a su tiempo.

Ahora estaba ahí a las orillas del lago, la magia lo había traído hasta ahí. Puso el libro en el suelo abierto en una página en específico con símbolos extraños, magia oscura. Él alzó su varita y comenzó a trazar símbolos sobre la arena, símbolos extraños que hacían un pequeño montículo comenzara a elevarse.

No está funcionado

Murmuró entre dientes, cuando se dio cuenta que el encantamiento no estaba bien fue al momento en que el montículo de arena comenzó a supurar una sustancia negra parecida a la brea. Tendría que comenzar nuevamente.

Simbolos en la arena

Por supuesto que estar ahí en la noche haciendo conjuros oscuros era completamente sospechoso, pero nuevamente, él era un estudiante de artes oscuros, se especializaba en maleficios y encantamientos olvidados que podían ser muy útiles para cualquier situación. Por eso es que Zelda se le había acercado independientemente de si estuviera dentro o no de aquel circulo de personas, puristas extremos.

Joseph tomó nuevamente su libro y comenzó a examinar los símbolos uno por uno para asegurarse de que todos estuvieran bien nuevamente antes de comenzar cuando escuchó que alguien se acercaba y el olor del tabaco quemándose a su espaldas le llegó directamente a las narices. Él solamente hizo un mohín con la nariz pero no se giró de inmediato a ver a la chica, estaba ocupado, muy concentrado. Fue que se dio cuenta que uno de los símbolos estaba al revés que se dio el tiempo para girarse hacia ella y responderle.

Estoy haciendo un encantamiento localizador. - Respondió secamente, no era mentira, en verdad era un encantamiento que se supone le ayudaría a seguir la magia. Esa que en verdad estaba buscando, sin embargo no iba a darle toda la información a Frances, que ella supusiera lo que quisiera. No, mejor aún, le daría un poco de empuje.

Supe lo de tu esposo. ¿También estas ayudando a buscar a esos dos? ¿Estás trabajando con Zelda en esto? - El se había puesto de cuclillas y con la varita borró el símbolo que estaba mal y volvió a trazarlo, esta vez con más cuidado.

Tengo información que puede ayudarles. Pero necesito saber si estas buscando lo mismo que ella. ¿Es así? - Fue en esa última pregunta que al fin giró su cabeza hacia ella. Sus ojos azules y penetrantes eran intimidantes. Tal vez él no era un mortifago, pero no era tampoco una persona muy recta en sus andares. ¿Estaría dispuesta Frances a involucrarse con ese tipo de magia para salvar a los suyos?

El lago era el lugar preferido de Kris.

La primera semana le había parecido asqueroso pasear por ahí.... mientras pensaba que Kris se había ido a la mierda tras la alemana o cualquier diversión de la vida. Incluso sin saber que estaba secuestrado, había pensado lo peor, que se le había ido la mano con la diversión y por eso sus patronus no llegaban a ningún sitio. Como él había augurado en el bautizo de Hannin, que podía terminar en una cuneta y nadie enterarse... Después apareció la imagen del explícito secuestro macabro, como una amenaza o advertencia, pero sobre todo como un juego enloquecedor de tenerlos frente a la verdad y no poder hacer una mierda para remediarla.... Y en esa circunstancia, caminar sus pasos por la orilla del río se había trasformado en morboso.

Aun no se explicaba a si misma porqué lo extrañaba tanto, si su noviazgo había sido cualquier cosa menos ideal y Kris había sido cualquier cosa también... y para con ella por sobre todas las cosas. Y se había preguntado si no estaba tan afectada por una cuestión social, de "tener que estar muriendo por dentro" porque era la novia de... O si acaso no se volvía loca buscando algo que hacer, por responsabilidad civil, de saber miembro de la resistencia desde la primera hora, aunque ya no existiera la resistencia como tal...

Pero no. Al final del día, habiéndolo pensado mil veces por cada costado posible, terminaba pateando piedritas a la orilla del lago, fumando con una mano, aferrada a su varita la otra, con lágrimas aisladas que se secaban sobre su mejilla culpa de la brisa ligera y suspirado como idiota porque... simplemente lo extrañaba. Sin explicación y con un fervor tal, que a veces se olvidaba que Barunka también estaba secuestrada, que Tobías estaba preso, que Frances la odiaba y que estaba más sola que nunca.

Tener que sortear unas rocas, hacía el recorrido más entretenido. A veces aparecía alguien que pedía un cigarrillo o que se alejaba de inmediato cuando se daba cuenta a quién había cruzado. A veces, como esa noche, se veía cerca a un grupo charlando y era Jessy la que se acercaba a ver qué cosas hacía el resto del mundo. Esta vez no era un grupo sino dos... Y dos tan malos conocidos que hubiera sido mejor pegar la vuelta, pero luego de delatar su presencia el ruido de sus pasos y de ver a ojos entrecerrados los signos del suelo, no quedó más opción que mantenerse en su sitio.

Había restos de viscosidad negra... un error, seguramente lo que Joseph había estado arreglando de cuclillas. Señalando donde él había estado le comentó que la huella de su pie estaba muy cerca del borde y se la borró con su propia varita, para luego llevarse el cigarrillo a los labios y dar la vuelta al totem, interesada en los símbolos y haciendo memoria y preguntándose porqué diablos hacía ese tipo de cosas , en ese momento, el idiota de Joseph Morgan... - No se que quieres encontrar pero te va a hacer falta un canalizador... a menos que pienses sacrificar tu varita... - o su persona... No sabía Jessy que mierda pensaba hacer con tales escrituras, pero poner una gema en la cima del montículo a ella le hubiera sonado bien, para no perder la vida en el proceso... Siempre podía salir todo mal.

No estaba dentro de sus planes que alguien más se acercara aquella noche, estaba contando en verdad en que la mayoría de los estudiantes estuvieran lo suficientemente asustados por las desapariciones como para rondar por el campus a esas horas de la noche, con los peligrosos mortifagos de vuelta en el ruedo y con dos estudiantes desaparecidos. Creía en verdad que podría tener la oportunidad de hacer lo suyo sin interrupciones, pero no era ese el caso.

Zelda me contactó unas noches atrás, lo creas o no Frances, no estoy involucrado en esto – Aquello no era del todo mentira, los intereses de los mortifagos eran solamente una pequeña gota en el mar. Apretó con fuerza su varita y se puso tenso al ver que alguien más se acercaba a ellos, conocía a Jessy Lutrell y la despreciaba, por lo mucho que había desperdiciado y por que su familia fuera una potencia que no estaba actuando como debería. Sus ojos se pusieron perplejos cuando se acerco suponiendo saber que era lo que él estaba haciendo ahí y más aun cuando se atrevió a tocar parte de sus simbolos en la arena.

¿Eres una idiota acaso?, ¡alejate! - A penas y alcanzo a empujarla hacia atrás con nada de delicadeza cuando la brea negra y pestilente buscó como si tuviese vida propia, subir a la piel de la rubia.

No vuelvas a acercarte a mis encantamientos .- La señaló con un dedo de manera acusadora y luego se pasó una mano por el cabello tratando de volver a la compostura, luego se alisó la túnica y giró su mirada hacia Frances.

Estoy tratando de encontrarlos. Este encantamiento me dirá su localización si es que esta mujer no ha deshecho lo que tenía conmigo. En efecto falta algo pero no es un canalizador como ella dice, hace falta un potenciador y no estoy dispuesto a sacrificar nada para encontrar a sus amigos. ¿Alguna de ustedes quiere hacerlo? Solo necesito algo simple, como algún órgano vital, o un miembro recientemente extraído. No tiene que ser suyo pero a menos que estén dispuestas a inhabilitar a alguien, tendrá que ser suyo. Rápido que esto necesita una acción inmediata y tendrá que ser hoy.

Él alzó una ceja, por supuesto que no esperaba que ninguna de ellas lo hiciera, así que agregó – Y si, antes de que lo pregunten. Si lo he hecho antes y si, esto funcionará para darme la localización exacta…. Y no, no podrán hacerlo crecer nuevamente con magia, será permanente. Hablen ahora, que según tengo entendido, sus amigos no tienen mucho tiempo...

La conversación sobre Zelda se la había perdido en parte por cuestión de tiempos, atinar a defenderse del empujón de Joseph o contestar los insultos vanos de Frances estaba fuera de su interés... Porqué? porque más le llamaban la intención los grafos que rodeaban la pirámide. No es que de buenas a primeras Jessy fuera a creer que el americano tenía maravillosas capacidades intelectuales, pero tampoco era tan necia como para ver semejantes grafos y girar su andar hacia otro lado.

Entre sus ojos paseantes por la pirámide y su varita aferrada con fuerza, como los tres hacían... como si cada uno de los otros fuera un monstruo terrible a avasallar... coló en su oído algo de la conversación y entonces si, empezó a prestar atención real al contenido "ideológico" de todo eso. - No vas a decirme que haces esto para encontrar a los secuestrados... De quién pretendes ganarte el favor? Nadie, menos tu, hace algo gratis... - primero a lo primero. Si, Jessy creía que todo eso era un sucio juego mental para enganchar a algunos que como ellas, estaban dispuestos a hacer cualquier cosa por encontrar a los chicos. - Qué tal si nadie aparecía a interrumpirte?... Ibas a cortarte tu propio dedo?... Ay por favor! deja de engañarnos! -

No cuestionaba el ritual.. A medida que se alejaba por la lava y que repensaba sus propios estudios oscuros, más curiosidad le daba la magia por convocar, pero confianzas a Joseph? NINGUNA, JAMAS! Miró a Frances negando con el rostro. Diciéndole que no se dejase engañar. - Un riñón te gusta?-Se burló de Joseph... Aunque claro, Frances la quería muerta así que era capaz de sacarle el corazón y ya que la mataba, entregárselo a Joseph para que jugara su mentira. - Accio Libro! - Apuntando al manuscrito que Joseph retenía celoso.... Quizá si leía sus apuntes le entraban confianzas... No!, claro que no! ... o quizá descubría el nodo fantasma de Brigantia! JA JA JA

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Joseph pensaba en su mente que las cosas podrían ser mas fáciles con esas dos, por supuesto no contaba con lo tercas que serían, en realidad se dio cuenta que solamente estaba perdiendo el tiempo cuando ambas comenzaron a cuestionarlo en lugar de actuar. Negó con la cabeza y soltó una risa sarcástica.

Zelda no está aquí porque no serviría de nada. Le dije que yo mismo haría las cosas para encontrarlos y le diría su locación en cuanto lo supiera, eso es por que es parte de mi familia y me lo pidió como un favor personal... . – Apretó los labios con fuerza y vio a Lutrell con una mirada ferrea, como de una bestia apunto de atacar.

Claro que no podía decirle que no sabía exactamente que iba a necesitar el potenciador y que no estaba acostumbrado a hacer este tipo de encantamientos fuera del lugar mágico donde siempre los hacía, que por supuesto servía como potenciador por el mero hecho de estar donde estaba. ¿Por qué no iba hacia allá para realizar este ritual? Porque ni siquiera se encontraba en este continente, para empezar.

Por supuesto que no voy a dar ninguno de mis órganos a favor de sus amigos. Zelda no iba a dar nada porque no sabía que iba a requerirlo. Esta brea es la señal de que la magia no fue lo suficientemente poderosa. Si no quieren sacrificar nada por ustedes me parece correcto, iré a buscar alguna otra forma pero no creo que este lista a tiempo para su rápida localización y…

Estaba por continuar con su discurso y retirarse cuando escuchó a Luttrell quitarle su libro, inmediatamente desenfundo su varita y lanzó hacia ella una de las peores maldiciones que conocía.

Aeter Ignis

Maldiciones

Por supuesto que debía haberse esperado la mala cara de Frances y aun así Jessy seguía inconscientemente buscando complicidades. Le daba hasta ganas de vomitar, la tensión entre ellas, la evidencia de todo lo perdido y el libro que ahora yacía en sus manos a la luz de los comentarios que la sly le lanzaba a Joseph solo le daba una idea. Si había algo de cierto en todo aquello, era momento de atacar al muchacho. Las amenazas no servían, había que alzar la varita y ....

Pero en eso la maldición dándole en la mano, el tener que sacudirse y chillar para soportar el dolor de que las prendas de su ropa quisieran hacerse uno con su carne y traspasarla.... Por supuesto que Zelda logró quitarle el libro, de hecho Jessy siquiera reparó en que lo querían, en que se escapaba de sus manos, que lo único que intentaban la una con la otra eran ayudarse entre si para frenar el insoportable dolor, que ya la tenía arrodillada sobre la arena.

Y de ese modo Joseph, esperaba que la rubia que siempre lo había detestado confiara en él? Pues ni modo, por más que los símbolos fueran interesantes y que Frances le diera una gota de confianza. Se hizo unas "rodillas" hacia atrás para que la brea no le llegara y se frotó el brazo al pecho hasta que todo paró. Mirando a Zelda supuso que gracias a ella, sus gritos o algo más el hechizo, mejor dicho la maldición del muchacho no había sido tan severa... Que hubiera pasado si le daba directo al pecho?... Ahora que podía volver a preguntar se preguntaba también, si alguna marca le quedaría? OH DIOS!!!! y todo eso porqué? por darle tiempo a un idiota a hacer sus jueguitos de palabra....

Que ganas de matarlo! Que ganas de levantarse, como estaba haciendo, y apuntarle al pecho hasta hacerle un agujero del tamaño de una casa, ahí mismo dónde la gente se suponía tenía un corazón y dos pulmones. Se mordió la lengua, y empezó a andar hacia el más allá... Ella no iba a ir a Askaban por un idiota. Ella no iba a arruinarse la vida por tres idiotas. Ni cinco, ni una sociedad entera... Que a ese punto ni era su sociedad.... Boletos a Las Vegas, eso necesitaba.

Sus ojos se entornaron cuando sintió la magia ser dirigida desde su brazo hasta Jessy Lutrell, ese hechizo oscuro que tanto daño hacia si se ejecutaba correctamente. Estaba a punto de apuntarle directamente al pecho con el hechizo pero entonces escuchó la voz de Zelda conjurando el accio a su libro y empujándolo tan fuerte que perdió la concentración. Estaba respirando agitadamente y alzó su varita al ver como seguramente Frances ya se habría puesto a la defensiva y casi a punto de lanzarle alguna otra maldición con tal de ayudar a su amiga, esa estúpida que casi arruinaba todo.

Son unas necias, ¿Qué acaso quieren ver muertos a sus amigos? ¿En verdad es que no les importan en lo absoluto? – Les gritó frustrado y fue hacia Zelda quitándole el libro, desesperado como estaba él mismo estaba por darle final a eso. Tomó su varita y él mismo se hizo un corte profundo con un diffindo en la palma de la mano, juntó algo de su sangre en el puño y luego fue hacia la pila de arena donde estaba la brea oscura tomando vida.

En cuanto la sangre del joven tocó el lugar una onda negra hizo desaparecer la brea y los símbolos s encendieron en un color negro por unos segundos, luego todo desapareció y él tenía una herida en la palma de la mano.

Están en Inglaterra, Londres. Distrito de Stockwell. Podrán encontrarlos en una bodega abandonada, la magia los guiará, tiene protecciones. - Lo dijo con la mano aun sangrando. Cerró su libro y con la varita deshizo los símbolos en la arena, pronto todo quedo como si nada hubiese sucedido.

Me debes una… - Le dijo a Zelda dándose la vuelta y retirándose hacia la universidad.