Money on board

[Dave Rayder]

No supo de la pelea de Frances y Sandra más allá de lo que le dijo la segunda y ni le contó de lo que seguramente fue un intencional atentado contra su hijo o hija por venir. La verdad Sandra apenas le hablaba, no sabía mucho de su estado pero le enviaba dinero con su padre porque era el único que aceptaba darle cara y contarle cosas puntuales, seguramente Larson ya le había dicho que evite darle información porque no se la merecía y esas cosas que le había ya gritado varias veces.

Él no la buscaba más para evitarle esos episodios de amargura que tenía que pensar en lo que venía, también era su bebé, también tenía que estar metido en todo eso aunque no de forma presencial porque aparentemente era más nocivo que de ayuda.

Se había inscrito de forma tardía en Manufactura de Objetos porque no creyó posible estudiar en un primer momento con todo lo que debía facturar para pasarle dinero a Sandra, a su madre y mantenerse él mismo sin que tenga que ser bajo un puente. Finalmente consiguió un contrato para diez fechas con una banda más o menos conocida en Estados Unidos y los horarios de madrugada le sentaban de maravilla, era una banda muggle que creía que él vivía en Estados Unidos porque de qué otra forma justificar esas idas y venidas tan rápidas.

Estaba reemplazando al guitarrista y medio pagaban bien así que pudo estar tranquilo  por un tiempo, le dio un dinero extra a Sandra para que vaya al médico que le habían recomendado y para que vaya comprando las cosas para el cuarto del bebé. Él ya había comprado un par de cosas por su parte pero esperaba poder entregárselas él mismo y no a través de su padre.

Su trabajo regular comenzaba a ser lo que lo mantenía y lo que le quedaba de aquellas presentaciones decidió enviárselo a Sandra antes de encontrar algo más en lo que gastarlo. Alistó un sobre opaco y le escribió una pequeña nota dentro, la guardó en un bolsillo interno de la casaca y salió de su nueva sala común a la lechucería para enviárselo.

Estaba ansioso, como si presintiese algo malo, aunque simplemente podía ser ese malestar que le producía la posibilidad de jamás ver a su hijo o hija. Esa decisión se la había dejado a Sandra pero no dejaba de joderlo por donde lo viese, ella lo cargaba pero era de ambos, se lo iba a tener que exigir en algún momento pero todo estaba ya demasiado cubierto de mierda.

Rayder no tenía una lechuza pero siempre se podía contar con las de la escuela, era mejor así. Comenzó a buscar una de esas, siempre llevaban atado a la pata el escudo de la universidad en un pedazo de tela. No había ninguna, le quedaba esperar o tirarse el dinero en una trivialidad para que dejase de arderle el estómago.

[Frances Alechinsky]

No había sabido nada de Dave, precisamente, desde su encuentro con Sandra. Afortunadamente ni siquiera se lo había topado en la universidad, en ningún pasillo, ni la cafetería, nada. Y era mejor así. No tenía ganas de verle la cara.

Lo detestaba como en los viejos tiempos, gracias en parte a lo que Jessy y Sandra le habían dicho que a Frances le había dejado muy claro que todo ese asunto había sido un craso error. Claro, ella tampoco se había comportado como una señorita perfectamente consciente de las cosas, pero eso no tenía nada que ver. Se sentía engañada por Dave en muchas maneras aunque afortunadamente ya había dejado de pensar en ello y ahora su mente estaba enfocada en cosas más productivas.

Uno de sus profesores no había acudido en un mes gracias a una viruela de dragón, así que tenían la obligación de mandarle los trabajos por correo para que de todos modos los calificara como todo un tirano que era. Por lo regular los mandaba con un paquete que enviaba todo el grupo a la vez pero aquél día se le había hecho tarde para la enviada grupal y había tenido que subir ella sola a la lechucería para mandarlo aparte. Iba casi corriendo así que casi se tropezó con lo resbaladizo del piso y llegó derrapando para ponerle el paquete de su trabajo a dos lechuzas a las que les acarició la cabecita.

Cuando terminó soltó un hondo suspiro y entonces sí, miró a su alrededor y se encontró con Dave. Como la primera vez se quedó de piedra durante un par de segundos. Luego apretó los puños y desvió la mirada mientras se quitaba el polvo de las manos y negaba con la cabeza. Tenía ganas de reventarle el puño de hierro en la carota como mínimo.

-¿Qué? ¿Viniste a gritar mentiras con un sonorus desde aquí acerca de ti y de mi? Ah no, con decírselas a tus estúpidas mujeres basta.

Con “estúpidas mujeres” se refería a Jessy y a Sandra, claro, difícil saber cuál era más estúpida que otra. Le dibujó una sonrisita infame antes de salir caminando de ahí tan rápido como pudo, al punto que de nuevo volvió a resbalarse y tuvo que medio agarrarse del barandal para no morir. Maldita suerte.

[Dave Rayder]

La jaló del brazo con furia para evitar que cayese, no le dijo nada y la miraba con real odio, mucho más intenso que la última vez, mucho más palpable que en sus años de estudiante pero esa sensación era tan similar a la que tenía cada que se le había antojado besarla o tocarla que resultaba finalmente confuso. La jaló hacia dentro de la lechucería y cerró la pesada puerta de madera detrás de él, podían aparecerse y todo, pero supuso que eso de alguna forma le reducía las posibilidades de escape.

Verla le producía demasiadas cosas, demasiadas cosas incómodas la verdad, reducía su capacidad de razonar. Debía ser la cantidad de sentimientos que parecían empujarse con violencia para aflorar, cualquiera de ellos parecía ser capaz de salir en ese momento, realmente cualquiera, no entendía lo que su mente le pedía que hiciese y no iba  hacerle caso a algún impulso.

Continuó callado y ya se había formado un ambiente incómodo que no le importó mucho en el momento, ¿qué podía decirle? ¿podía golpearla? Mierda, realmente quería tirarle un golpe a ver si se le acomodaba el cerebro pero no era capaz, eso no iba a poder hacerlo pero tuvo que golpear la puerta para liberarse de eso.

Volteó a verla finalmente, ahora sí fijamente y no de reojo como hasta ese momento, se le acercó esperando encontrar las palabras en el camino pero le eran esquivas, huían de él, atemorizadas de no ser las adecuadas o de significar algo distinto a lo que él pensaba. No quería decirle nada bueno, quería hundirla, quería lastimarla profundamente para que de una vez pudiese sentir algo de lo que él llevaba dentro, era una puta muñeca de hielo.

Ya a un solo paso de ella la tomó de la barbilla intentando no apretar de más por muchas ganas que tuviese. Era cierto eso de que a la belleza de Frances Burroughs sólo la igualaba su maldad.

-Eres increíble, ¿realmente tenías que hacer eso? ¿Por qué?-si ella le preguntaba a qué se refería iba a ser porque realmente no le fluía sangre por las venas, porque era una cara dura, porque era una maldita como todos decían.-

[Frances Alechinsky]

Se agarró firme del barandal para no caerse otra vez mientras hacía un movimiento brusco con su brazo para librarse del agarre de Dave, como si no le agradeciera que la hubiera salvado de una muerte inminente –o al menos de romperse un brazo, tampoco había que exagerar- incluso soltó un mustio “déjame” como si aquello no hubiera sido más que un impulso de cualquier persona con bondad que no hubiera permitido que alguien se cayera feo.

Miró hacia atrás al ver que cerraba la puerta. Le puso mala cara y se acercó para abrirla aunque antes de que eso pudiera pasar Dave estampó su puño contra la misma puerta, provocándole un sobresalto que se esforzó en ocultar. Desvió la vista hacia sus nudillos, preguntándose si acaso se habría hecho mucho daño pero deseando que así fuera. Frunció el ceño al sentir su mano contra su barbilla y luchó para librarse de ese agarre también, no quería que la tocara ni un poco, ya no iba a caer en eso, estaba bien, estaba tranquila, no iba a volver a meterse en ese juego.

-¿Hacer qué cosa?

Sí, se lo preguntó al final pero no fue por cara dura, o no tanto, fue por no saber si se refería a lo de las bragas, a lo de no haberlo dejado follársela o a lo de haberle dicho a Sandra que se fuera a joder a otro lado. Las posibilidades eran múltiples así que no le quedaba otra opción más que preguntar, ¿qué esperaba? ¿que le pidiera una disculpa?.

-Mira no tienes derecho a reclamar nada. ¿Estamos? Si yo no te jodo la vida porque fuiste a inventarle mentiras a Jessy y a Sandra, tú no me la jodas a mi con…ni sé a qué coño te refieres.

Al final estaba cayendo en el juego porque en lugar de explotar la puerta con un bombarda y largarse, estaba ahí contestándole otra vez, como si no se cansara de esa eterna pelea en la que ninguno salía ganando jamás.

[Jessy Luttrell]

-Dave?...DAVE! Primero como pregunta descreída y luego como una gran alegría que espantó a varias lechuzas ociosas. De inmediato vio que no estaba solo. Y que estaba con Frances! Y ahí otra sorpresa. No porque esos dos estuviesen ahí (cosa que debía tener una explicación super lógica) sino porque era muy extraño que Jessy hubiera reparado primero en Dave y no en la serpiente. En general las cosas eran a la inversa.

Había hablado un par de veces por teléfono luego de aquel extraño encuentro, patronus, violación, merca y pastel incluidos, pero nada que fuera gran cosa, pues Jessy estaba con mil dramas personales y el muchacho con los suyos. Verlo ahora ahí era una inesperada sorpresa, pero sobretodo felicidad absoluta, más allá de que llevase sus propias miserias en forma de pergamino en  un bolsillo y que estuviera Frances en los mismo metros cuadrados. Pero aun así no quedó taaaan de piedra: un segundo en el rellano de la escalera, pero finalmente se impulsó y puso los dos pies en la lechucería entre las cagadas de lechuzas y sus plumas, el olor rancio del lugar y el ulular de los animales. - Hi! Frances...-. Ni la presencia de la morocha iba a estropearle la sonrisa de haberse encontrado con Dave, además parecía que ya se iba, no? Y aunque no fuera así... la mirada de Kris entre reprochadora y triste se aparecía en la mente cada vez que pensaba en "pasar" de Frances.

- interrumpí el envío de carta?... - sonrió sacando la suya propia del bolsillo y caminado hacia algún lugar cualquiera que no fuera el quedarse estática viéndolos. Por suerte una lechuza Luttrell venía a su rescate, se posaba frente a ella y a Jessy no le quedaba más que darle algo de comer que traía en un frasquito especialmente. Había que admitirlo, desde que Frances le había dado un bebé zorrito, la rubia estaba mucho más "amigable" con los animales en general.

[Dave Rayder]

Ocultó su labio inferior entre el superior y sus encías en una mueca que le salía de forma natural cuando tenía todo tan jodido como en ese momento. ¿En qué momento había vuelto a tener diecisiete años y a estar en esos momentos de desconcierto absoluto? Ah sí, cuando la volvió a ver, ella era el puto catalizador de todo eso, era quien le generaba aquella angustia reciclada de su adolescencia.

Ya había soltado su barbilla para cuando ella terminó con aquella negación absoluta que se convirtió en una acusación sin pies ni cabeza, ¿él la acusaba de cosas irracionales? Era impresionante la cantidad de basura que podía salir de su boca, la cantidad de mierda que podía sacar de esa bonita boca para que a cada segundo quisiera reventarle un par de huesos a ver si se callaba.

No era odio, no era violencia irracional, era…era Jessy quien nuevamente venía a salvarlo de caer en ese juego destructivo que simplemente lo iba a hundir más porque nada bueno podía salir de la señora de Alechinsky, era una criatura vil que podía manipularlo de formas peligrosas.

Estaba por ser padre, tenía que dejar ya eso, tenía que evitar siquiera mirarla o pensar en cuánto quería recriminarle todo porque iba a acabar teniéndola demasiado cerca en algún momento y eso simplemente lo ponía mal por algún maleficio rastrero que no quería dejarlo. O porque la quería, pero era mejor no pensar en eso.

¿Alguna vez hubiesen sido felices? Quizá sería él quien estuviese a su lado ahora recibiendo las malas caras de buena gana y los ataque de celos, quizá sería una mejor vida incluso con los diez hijos que parecía tener ya Frances. Quizá, o quizá estaría muerto por un capricho de la susodicha.

-Hola Jessy, ¿no tendrás una lechuza que me prestes? Necesito enviar algo y es como urgente…además si permanezco mucho tiempo aquí voy a terminar reventando la puerta.-había decidido ignorar a Frances y que sería mejor que se largase, pero no pudo con su siguiente impulso y simplemente soltó una frase que iba dirigida ella.-No me respondiste, ¿qué ganas jodiéndome la vida? ¿es un intento desesperado de dejarme solo para que pueda volver a ser un pelele por ti?

[Frances Alechinsky]

Se quedó callada, con los labios apretados, a la expectativa. Sentía que de verdad lo aborrecía, aunque en parte no admitiera que si lo odiaba tanto era porque lo veía realmente incapaz de decirle las cosas a la cara, de afrontar lo que podía sentir o no por ella. Eso la ponía de los nervios, la enfurecía. Esperó su siguiente estocada pero en vez de eso lo que siguió fue la molesta voz de Jessy La volteó a ver con asco y por supuesto, no regresó el saludo. También la detestaba a ella por ser una perra egoísta de mierda. Se arrepentía de poquísimas cosas en su vida, pero una de ellas era haber intentado ser amiga de esa descerebrada.

Se rio con malicia e ironía con aquello de que terminaría reventando la puerta, como si no pudiera creer a Dave capaz de tanta locura, así tal cual. Negó con la cabeza y decidió que mejor se largaba de una vez pero al escuchar la voz de Dave otra vez, dirigiéndose a ella, sintió que iba a explotar por dentro.

-¡Yo jamás intenté joderte la vida, tú fuiste el que…

No acabó la frase que empezaba a decir con una casi tangible desesperación. Que él había sido el que había entrado de nuevo a su vida, él la había besado, él le había pedido que retrocedieran el tiempo y ella simplemente había caído como una imbécil. Desvió la mirada hacia Jessy y negó con la cabeza. No iba a hablar de esas cosas con ella ahí.

-No voy a hablar contigo enfrente de esta idiota. Así que o nos largamos nosotros…o te largas tú.

Obviamente eso último se lo dijo a la rubia, y lo dijo con un chasquido de dedos mandón y grosero dirigido expresamente a ella. Que se largara de una buena vez. De todos modos ella no pensaba quedarse a hablar en la lechucería con todos esos animales viéndola y el olor espantoso, pero que quedara bien claro que la que estorbaba, era la rubia.

[Jessy Luttrell]

Historia repetida: estar en medio de Dave y sus chicas. Mientras abría el frasco para alimentar a la lechuza pensó en para que diablos había terminado de entrar? que porque mejor no se había dado media vuelta? pero luego alzó la frente y se auto dijo que ella tenía el mismo derecho que cualquiera de enviar una carta cuando se le diera la gana. Eso sí, fantaseaba en su interior con que en cualquier momento llegaría un patronus de Sandra y eso si hubiera sido demasiado gracioso para reprimir la carcajada.

Se giró con las cejas alzadas cuando Dave la mencionaba y de inmediato dijo - Si...creo - aunque le tomó unos segundos mentales recordar que en serio había varias lechuzas Luttrell por ahí. Es decir no es que esa lechuza parda que ella ahora alimentaba fuera SU mascota propiamente dicha, no como Rojo su zorrito del amor, más bien eran instrumentos, parte del inventario familiar y como aquella, debía haber tres o cuatro más. Por ejemplo Pig a quien llamó con un silbido de dos dedos frunciéndole el labio inferior, había sido de Heloise cuando estudió en Brigantia periodismo, y luego de que ella egresara nadie volvió por la lechuza, o más bien la lechuza negra aquella prefería esa morada que el castillo en Castle Combe.

Le dio un bocado a Pig también y volvió a girar el rostro a repasar la situación. Sería momento conveniente para que todos juntos dejaron los males atrás? o sería mejor apuesta aliarse con Dave para sentenciar a Frances? Jessy nunca había sido buena para los planes macabros, para pensar estrategias exitosas ni ninguna de esas cosas que necesitaban astucia y viveza. Y de hecho le parecía una estupidez que Dave sugiera cayendo en ese juego de pedir explicaciones. Le desagradaba bastante su actitud que rosaba lo rastrero. Y no. Definitivamente no iba a ser parte de eso de ninguna manera.

Ató la carta a su madre en la pata de la parda y dejó el tarro abierto con los trocitos de carne junto a Pig para que no se le volara al muchacho, mientras escuchaba de reojo la mala vibra de Frances, y negaba hacia el horizonte mordiéndose el labio inferior. Si por cada insulto estúpido recibiese un galeon, sería millonaria ya! AHH... si ya lo era! Diablos!

-La idiota ya se va... - Las cosas que hacía por Kris, ya no tenían nombre que las describieran! Fue hasta Dave, le tironeó del brazo para darle un beso en la mejilla y palmeandole el pecho no pudo reprimirse de decirle - supéralo Dave... tu solo decides cagarte la vida. "Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo" o eso dicen... - Aunque quedase como una tarada que se creyera sabionda, le daba igual. Y es que si, a ese punto estaba más enojada con su amigo que con la sly, aunque supusiera darle la razón a la morocha, eso daba igual. Porqué todos los hombres que le caían bien eran tan idiotas? que el tiempo no pasaba para ellos? Y se dio la media vuelta para largarse con cuidado de no tropezar con mierdas.

[Dave Rayder]

No espero que Frances le contestase, así que se limitó a atar el dinero a la pata de la lechuza que le estaba prestando Jessy. Su pensamiento inicial era acabar eso rápido, de raíz, sin que resultase más que un encuentro práctico. Antes de enviar a la lechuza lo pensó unos tres segundos como haciendo cuentas de lo que iba a necesitar, acabó dejando sus cuentas de lado y la envió, el bebé era primero.

-Ya basta Jessica. Trata de no juzgar lo que hago por una vez.-le faltó decir así como yo nunca te he juzgado a ti a pesar de todo pero se calló en parte por su cariño hacia ella y en parte porque comenzaba a irritarlo esa actitud que tomaba en cuanto a su vida. No estaba en vitrina pública todo lo que hacía, a ella le daba licencias porque era su amiga pero esta vez, sólo esta vez, quería que no le dijese nada.-

No respondió a su beso de despedida ni a sus palmaditas de grotesco consuelo, hubiese mejor que mantuviese la boca cerrada, realmente pensaba que tenían razón los que le decían que así se veía más bonita. Al menos en ese momento era así, luego le regresaría el amor hacia ella pero por el momento no era algo que sintiese tangible o míseramente existente. Pudo soltarle cualquier barbaridad por joder, por darse el gusto, pero no había caído aún tan bajo.

Simplemente no era el momento para que actúe como su madre y esos comentarios se los pudo decir en otro momento. Al menos Frances parecía estar dispuesta a darle una explicación de lo dicho y de lo sucedido, sabía que no iba a haber una disculpa y no esperaba una, sólo quería saber qué la motivó a hacer eso.

Pudo joderlo a él y quedarse callada, no hablar con Sandra, no dejarle ese regalito, pudo simplemente ser gente. Pero él también pudo serle más fiel a Sandra, los dos estaban igual de enterrados.

-No te estoy diciendo que tú hiciste todo o que jodiste mi vida. Quiero saber por qué el hincapié en dejar huella, en llenar de porquería el lugar al que llegas. ¿Te jodió tanto que te moviese el piso con mis palabruchas de amor adolescente o qué? Porque seguramente no fue por el bien de Sandra.

[Frances Alechinsky]

Puso los ojos en blanco cuando Jessy intentó darle ese consejo sin pies ni cabeza a Dave. Ok, tenía pies pero no tenía cabeza. Además ¿a ella qué coño le importaba? Que se fuera a embutir de cocaína a ver si mejor se moría de una sobredosis de una maldita vez. Casi sonrió cuando Dave la mandó al carajo, de manera políticamente correcta pero igual. Casi, porque de todos modos no estaba de humor.

Cuando se marchó volvió a ver a Dave a los ojos y al escucharlo sintió que le volvía a explotar la cabeza con una furia espantosa. Le tembló la mano pero no se cortó en acomodarle una bofetada muy bien puesta en la mejilla derecha. No era un golpe de bestia furiosa, era el golpe de quien acababa de ofenderse.

-Precisamente por eso. Por tus mentiras de mierda, por tus palabruchas de amor adolescente. Si lo único que querías era follar conmigo pudiste haber sido más honesto y decirme eso en lugar de gastar la saliva en decir idioteces.

Lo miró con los ojos entrecerrados y le dio un empujón con ambas manos, porque no podía evitar ponerse así y sentir que no había nada que le hiciera sacar lo que tenía dentro, excepto los encontronazos físicos.

-¿Y si sí hubiera sucedido? ¿Y si hubiera dejado todo por ti? E imagina que de verdad se me hubiera olvidado en el departamento ¿Entonces qué, eh? ¿Cómo hubieras podido responderme si al final ibas a terminar llorándole a esa pobre criatura de todos modos?

Abrió la puerta de la lechucería de golpe porque sentía que se ahogaba ahí. Le dio la espalda y comenzó a bajar las escaleras sin mirar atrás. Estaba realmente hasta el cuello de eso. Estaba molesta porque se sentía engañada por él y porque al final tanto Jessy como Sandra le habían dado a entender que Dave había manipulado la verdad, dando su versión para hacerla quedar a ella como una perra y nada más.

[Dave Rayder]

Lo descolocaba esa forma que tenía de buscar sentirse dañada como si eso le pudiese dar más fuerza de la que poseía, como si aquello fuese el aliciente de su vida, como si su vida consistiese en bailar con gracia entre las estocadas de la gente que intentaba acercársele, seguramente, con pésimas intenciones. Claro, porque él era peligroso, por eso ni le respondía a la cachetada que le lanzó con aquella ansiedad en la mirada.

Pasó su mano por la mejilla que acababa de recibir el contacto, sólo lo hizo un par de veces mientras continuaba mirándolo sin saber si era tan buena fingiendo como para hacerle creer por un segundo que él era quien le jodía la vida a ella.

-¿Qué mentiras de mierda? Maldita sea, ¿te gusta acaso estar tan ciega ante las cosas buenas que la gente te quiere ofrecer? Ni siquiera buenas, pero a las cosas que intentan serlo. Es que...mierda, si hubiese querido follar contigo y ya hubiese sido más sencillo.

Bajó las escaleras tras ella sin saber qué iba a ganar de eso o si iba a acabar haciendo las cosas tal y como Jessy decía, no importaba realmente porque no quería que lo deje con la palabra en la boca, no quería dejar de decirle un par de cosas que no acababan de cerrarle. Además lo provocaba con esas palabras de víbora que sabía lanzar en los lugares adecuados.

-Me pones mal, date cuenta que no puedo ni coordinar bien lo que te digo o lo que hago cuando estás cerca. Está jodido todo dentro mío y ni siquiera sé si te odio o qué. Hoy vine preocupado por Sandra porque como ya sabes está esperando un hijo mío, pero de tenerte cerca lo quiero mandar todo a la mierda, eso es estar enfermo.-eso último fue más para él mismo que para ella, porque estaba mal, debía pensar en Sandra y en su hijo, no en Frances, ella era capaz de centrarse en su familia y él apenas era capaz de mantener firme esa idea.-

-Tú no ibas a dar nada por mi, tú no puedes querer a nadie que te quiera sin algún tipo de violencia de por medio. Sólo te gusta la gente que te lastima.-la detuvo con una mano un par de metros delante del último escalón de la lechucería.-No me has respondido. ¿Por qué? ¿Qué ganabas con eso? ¿Debí dejarte una mordida en el cuello para que la vea tu marido? ¿De qué te valió? Eso es lo que quiero saber.

[Frances Alechinsky]

Al llegar al final de la escalera sintió que podía respirar bien de nuevo. Odiaba el olor de la lechucería, aunque era mucho menos potente el de ahí que el de Hogwarts, de todos modos no le caía bien discutir en ese lugar. En realidad en ningún otro pero ya estaban ahí de todas maneras. Al estar en otro aire se giró de nuevo hacia Dave, no era su intención tal cuál dejarlo con la palabra en la boca, solo quería salir de ese encierro. Lo miró a los ojos y negó con la cabeza. No quería sentir tampoco que ella podía ser la culpable de una familia disfuncional o algo así. Se remojó los labios y se hizo un par de pasos hacia atrás.

-Quisiera saber cómo hacer para que no sintieras eso. No te estoy pidiendo que mandes a nadie a la mierda por mi, ni por algo que quizá no funcionaría. Sólo te estoy pidiendo sinceridad…

No sabía cómo ponerlo en palabras, en realidad. No podía explicarse. Había bajado momentáneamente la guardia y por eso había incluso bajado el tono de voz, pero volvió a enfadarse al escuchar lo último que decía, todas sus partes, en realidad, desde la violencia hasta la mordida en el cuello, la mención de Tobias.

-¿La gente que me lastima? ¡No sabes nada! Eres tú el que lastima primero manipulándome para hacerme débil y después lavándote las manos como si no tuvieras la culpa de nada. Que te quede claro que de haber sabido que Sandra estaba embarazada no hubiera ni siquiera ido a tu departamento en primer lugar. ¿Qué ganaba? Que supieras que podías perder, que si teníamos algo entonces ibas a salir muy mal parado, que decidieras si querías estar con Sandra de verdad. Ahora no te queda opción ¿no?

No le quedaba opción porque iba a tener un hijo con ella. Y Frances podría no haber sido egoísta, no haberle causado un problema, pero así era su naturaleza, caótica, vengativa. Había querido darle una lección.

-No era necesario que dejaras marca en ningún lado. Tobias lo sabe todo.

Claro, no era cierto al cien, no le había dicho las cosas tal cuál eran. Le había contado lo de la travesura de las bragas, lo de Sandra, hasta lo del primer beso, pero tampoco había ahondado en detalles sentimentales, en otros acercamientos con Dave, no había tenido tanto valor.

-Me importas, eso era lo que quería dejar claro. Me importas demasiado, quería lastimarte, es la verdad. Quería joderte la vida porque no quería que fueras feliz con nadie más, ¿eso querías escuchar?

[Dave Rayder]

Se quedó escuchándola y bufó cuando le dijo lo de la sinceridad, si alguien había sido alguna vez sincero con ella era él, jamás le había mentido respecto a nada y….y sólo fue el gran estúpido que le dio todo en bandeja de plata cuando a ella le gustaba matar su propia cena.

-Nadie le hace eso a alguien que quiere, ahora tú eres la enferma.-lanzó lo que le quedaba de aire por la boca y esperó el próximo impacto porque sabía que iba a haber una consecuencia luego de semejante declaración. No dejaba de creer que fuese cierto pero tampoco se iba a ir con esa última frase en el aire.-Y no me digas que no te entiendo, que eres una criatura mística que hace eso y que no comprendo nada…lo sé, lo sé todo y a sabiendas de eso me pasa todo esto por ti.

Aparentemente había algo malo con la mente de ambos, él no justificaba sus propios errores detrás de ella y lo que le jodía era que Sandra lo supiese, haberla lastimado cuando ella siempre lo quiso, odiaba los reclamos de Jessy que le sonaban a los de alguien que no tenía el derecho a hacerlos. Pero era una furia contra todos, cualquiera que se metiese iba a ser parte de aquel grupo, aparentemente Rayder era adicto a esos problemas estúpidos.

-No tengo opción respecto a mi hijo y soy capaz de quedarme con Sandra. La adoro, pero las relaciones se desgastan aunque me haya querido matar cuando se enteró. Supongo que soy dramático y un poco idiota.

Le tocaba quedarse con Sandra de un modo u otro, la seguía queriendo pero las cosas no siempre lograban mantenerse a flote con eso y sentía como por momentos se derrumbaba todo. Iba a estar con ella tanto como lo dejase pero ya no estaba seguro de cuál era la motivación.

-Si me hubieses querido alguna vez te hubieses quedado conmigo y punto, no hubiesen habido excusas de que fulano te besó primero o de que tal otro te movió el piso cuando te gritó. Yo te quise y de verdad sigo queriéndote, pero ya te lo dije…es enfermo de mi parte, no es normal querer a alguien que hace eso. No es normal que te quiera después de tanto, después de todo.

Se lo cuestionaba más a él que a ella, racionalizaba sus sentimientos hacia ella en voz alta para convencerse, para que ella asintiese y le diese la razón y así asegurarse de ello.

[Frances Alechinsky]

La consecuencia a esa declaración de que ella era la enferma fue una sonrisa, una más triste que descarada, aunque llevaba un poco de ambas cosas. Frances se conocía muy bien, se conocía demasiado bien como para saber que había mucho de razón en eso, que su modo de amar no era normal, no porque fuera una criatura mística o algo por el estilo, sino porque a lo largo de su vida se había formado una concepción muy extrema del amor. Sus relaciones tanto con los chicos, como con su familia y sus amistades, siempre se forjaban alrededor de cosas que se le escapaban de las manos. Su madre nunca la había tratado bien, aunque la adoraba, sus hermanos siempre la habían rechazado, aunque darían la vida por ella, sus novios siempre habían sido celosos, posesivos, estereotipos del “chico malo”, incluso Tobias tenía algo de loco de vez en cuando. O siempre.

Dave, en cambio, para ella, era el epítome del “chico bueno”. Tenía una pinta rebelde extraordinaria y atractiva, pero aún así su personalidad era la de todo un Gryffindor. Había en él tanto de noble que la asustaba de una manera extraña, como si temiera no poder manejarlo aunque de fuera pareciera todo lo contrario. Y además, de cualquier manera, ya no tendría por qué preocuparse por eso. Estaba casada, tenía hijos, gente por la que cuidar. No se podía permitir idilios adolescentes.

Lo miró y pensó que moría por ayudarlo, por darle un buen consejo, por terminar con eso y decirle “no tienes que preocuparte más, lo nuestro no puede ser, puedes reconstruir todo con Sandra…” pero no quería, egoístamente quería seguir teniéndolo para ella. Pues sí, quizá era cierto lo que todos decían y estaba hecha toda una hija de puta.

-No digas que no te quise, no lo sabes. Lo hice, te lo dije. Luego de que Ewan muriera te dije que quería estar bien para ti, que no quería que me tuvieras a medias. Pero tienes razón, siempre estaba con alguien, siempre llegaba alguien. Eras, y aún eres, demasiado bueno para mi.

No lo decía con sarcasmo, ni con ironía, ni lo estaba exponiendo como si eso fuera un defecto. Estaba siendo honesta con él, diciéndole lo que de verdad pensaba, y estaba siendo honesta consigo misma también. Estar con él hubiera significado y significaría ser una mejor persona, no hacer intrigas, ser vulnerable, casi endeble, dejar sus juegos terribles, su ego, todo su cúmulo de vanidades.

-No tienes que estar con Sandra si no quieres. Eso no significa que dejes a tu hijo o hija de lado.

[Dave Rayder]

Su estilo tan cambiante y sus ansias por avanzar en su estilo para ir innovando con su música y encontrar nuevos sonidos podía hacer creer le corría al concepto de vivir en el pasado de alguna forma pero evidentemente no era el caso con Rayder. Estaba allí jodido por sentimientos de hacía siete años, desatado porque algo que no había sentido en tanto tiempo comenzaba a moverle el suelo de formas en la que su rutina diaria ya no lo hacía.

Era triste pero así era, quería a Sandra más allá de lo que alguna vez sabría Larson pero no estaba seguro de poder continuar con esa rutina. Las peleas habían terminado siendo los mayores cambios en ellos pero eran momentáneos, quizá no estaba hecho para una vida estable, necesitaba buscar una gira cada ciertas semanas porque se ahogaba en ese lugar que tanto le costaba pagar y que ella había adecuado para ambos.

Evitó interiorizar mucho el que lo quería porque le creía y no quería hacerlo, quería pensar que nunca estuvo al alcance de sus manos todo aquello, resultaba un poco más sencillo. Sólo sonrió un poco en ese último consejo que hasta le sonó a algunas de las cosas que le decía hace años cuando no era capaz de tomar esas decisiones duras que se le ponían en frente.

-Siempre creí que esa era la razón por la que te casaste con Tobías.-se le salió de la forma más franca, sin malicia, no encontraba otro motivo para lo apresurado de la boda.-

Repasando las palabras de ella encontraba algo de cierto, no tenía que ser así, pero ¿y luego qué? No podía simplemente ver si su humor le daba o no para estar con la madre de su hijo. A veces creía que era tan volátil como ella cuando se sentía atrapado en situaciones cotidianas.

-¿Y qué le voy a decir después? Sí, los dejé cuando ella te esperaba porque todo reventó cuando vi a mi crush de la secundaria y por eso sólo me ves los fines de semana. O peor, ¿qué le va a decir ella?-se medio recostó contra una pared frunciendo los labios por ese pensamiento que nada bueno le dejaba por dentro.-

-No le puedo decir que dejé a su madre porque todo se hizo rutina y ya no se me aceleraba el pulso como antes porque debo ser un puto masoquista. Tampoco le voy a enseñar a decir puto que la gente se ofende por todo.

No sacó un cigarrillo porque no tenía uno, pero las ganas de sacarlo simplemente le demostraban que algo iba mal con él, hasta se sentía cómodo de alguna forma diciéndole todo eso. Ya ni siquiera eran amigos pero ni con Jessy había sido tan sincero.

[Frances Alechinsky]

No dejaba de mirarlo a la cara, tratando de convencerse de que no coquetear y no dejar pistas confusas era lo correcto. En ese momento estaba hecha un auténtico lío en sentido emocional, no como hacía años, por supuesto, pero aún así tenía sentimientos encontrados. Quizá todo se debía a la sencillísima razón de que no había madurado lo suficiente y que seguía esperando que el matrimonio fuera siempre emocionante, espontáneo, cuando en realidad consistía en una serie de rutinas de tolerancia. Acostarse con alguien más o tener un romance con alguien más no iba a mejorar nada, al contrario, mucho menos si ese alguien involucraba sentimientos tan fuertes como los que tenía en ese momento. Había algo, demasiado egoísta, que la empujaba a cometer actos aparentemente inocentes, como estirar la mano para acariciar su brazo, o como mantenerse de pie cerca de él, mirarlo fijo, acomodarse el cabello detrás de la oreja y bajar tímidamente la mirada en los momentos adecuados, pero se contenía.

-Me casé con Tobias porque creo que lo amé desde el primer momento.

Claro, no era lo mismo el amor que sentías cuando tenías 11 y el amor que sentías cuando tenías 17, ni el amor que le profesabas a tu mejor amigo que el amor que le profesabas a tu marido. Había amado a Tobias desde siempre, solo que ese amor había ido evolucionando. Y en ese momento también sentía que esa evolución se había detenido y no sabía como hacerla progresar. Y al mismo tiempo sentía que era solo culpa de ella, que quizá Tobias había llegado al punto de esperar estabilidad y comprensión en vez de locura extrema.

-Tú no sabías que Sandra estaba embarazada cuando me encontraste, así que no es culpa tuya ni mía.

Claro, aquello no era totalmente cierto, podrían no haber sabido lo de su embarazo pero sí existía la relación.

-Ella no tiene derecho a hablarle mal de ti ni mucho menos, más por el bien del niño que el tuyo. Y si en algún momento precisa explicaciones solamente le dirás que funcionaban mejor separados que juntos, pero que de todas formas lo amas como a nada. Porque lo amarás como a nada. Cuando lo conozcas quizá hasta me olvides definitivamente.

Sonrió y entonces sí, estiró la mano para tocar su brazo, para atraerlo un poco hacia ella, aunque no llegó a completar un abrazo, tampoco un beso.

-Nadie está atado a nadie, Dave, no en el terreno de parejas. Estar con Sandra aunque ya no quieras sólo le haría daño al bebé, sería un ambiente hostil, lleno de tensión. Sandra es idiota pero quiero creer que hará lo mejor para todos al final.

Pasó saliva y soltó lentamente el agarre antes de remojarse los labios otra vez, sentía la boca seca.

-¿Dejar de quererme te ayudaría a algo?

[Dave Rayder]

Evitó el decirle que le pasó con ella lo mismo que a ella con Tobías, iba a ser demasiado trágico sacarlo a colación y no tendría mayor validez que la de un desesperado intento de demostrar que podía ser algo que ella no quería que fuese.

Estaba seguro de que lo iba a querer como a nada, más que a su vida, y quizá en ese momento podría dejar de desear una vida con todas esas cicatrices que lo hiciesen sentir vivo. Quizá esa fuese su futura razón para hacer con su vida lo que debía, pero ahora aún parecía tan lejano que no le afectaba del modo en que debería.

Trabajaba de más para que no le falta nada a su futuro hijo o hija pero seguía sin pensar en una vida que significase recogerlo de la escuela al acabar el semestre o en ir al parque a verlo jugar. Seguía esperando poder hacer giras y dormir en camas de hotel con sábanas ajenas por una o dos noches que más que noches eran mañanas.

Se acercó a ella cuando le dijo que hasta quizá la olvidaría sin pensar que ese contacto significaba algo o que la cercanía tenía algún trasfondo, estaba ocupado tratando de racionalizar un poco lo que sentía por ella porque quería explicarle por qué no creía que fuese capaz de dejarla de querer. Hasta ignoró lo de que Sandra era idiota.

-Quererte me jode la vida, pero en parte también me la alegra. Siempre es bueno saber que se puede seguir siendo tan básico como para querer a alguien y ya, sin planear tanto, es querer y es válido por sí mismo. Es como cuando quise irme echando dedo hasta donde me llevase la vida, sin magia y sólo con la púa de mi guitarra en el bolsillo; es irresponsable, irracional y demasiado…bueno, emocionante, no sé, demasiado de todo eso como para poder dejarlo de lado.

Esta vez sí se le quedó mirando por algunos segundos y hasta le sonrió creyendo firmemente que su comparación era la más cercana que pudo haber encontrado.

-Estar cerca de ti hace que me pique absolutamente todo, de bueno modo…es agradable, pero siendo que debo saltar o hacer un movimiento violento para compensar esa sensación, como si fuese la expectativa de algo.-le pasó una mano por el cabello pero la quitó pronto, tuvo que mirar a otro lado y buscó cualquier otra cosa para decir antes de que eso fuese más incómodo.-

-Blackburn me aceptó en Arianrhod, creí que me iba a dejar fuera por aparecer hasta ahora.

[Frances Alechinsky]

Las cosas que le dijo, más que la forma en que lo había hecho, hicieron mella en ella como pocas cosas lo habían hecho en su vida, al menos en materia sentimental-romántica. No recordaba que alguien le hubiera dicho palabras tan exactas en cuando a lo que sentían por ella, ni que el gustaran tanto, y eso hizo que su corazón palpitara tanto aunque al mismo tiempo se sintió rabiar, quería explotar. Tuvo ganas de besarlo, como si sintiera que no podía hacer otra cosa, que se lo merecía, pero obviamente eso solamente le complicaría más las cosas, ladeó la cabeza como un gato al sentir que tocaba su cabello.

Habría querido seguir jugando con él pero escucharlo decir esas cosas le había podido demasiado. Le gustaba saber que era como una droga para él, una dañina pero que a la vez te podía llevar a la mejor versión de ti mismo, aunque fuera solo pasajero y algo terrible.

-Te besaría ahora mismo, por lo que has dicho, y cómo lo has dicho.

Se rio y negó con la cabeza. Al final no podía separarse del juego eterno, de ese “jugar al gato y su presa” que Kit le había dicho con tanta razón. Se acercó a él y lo tomó por la nuca antes de darle un en apariencia castísimo beso en la mejilla mientras acariciaba con el dedo pulgar la piel de su cuello que le quedaba al alcance.

-Tendré que conformarme con eso.

No le importaba si cambiaba el tema o no, en el fondo no quería que Dave dejara de quererla, porque si él no lo hacía ¿entonces qué?.

-Eso debió ser cosa de Lovecraft.

O sea del decano Lovecraft y no tanto de Blackburn, que era un tirano. Como fuera mencionar ese apellido la hizo sentir incómoda al pensar en James y en esa sensación que tenía de estar demasiado enganchada en ese intercambio intelectual. Y se sintió culpable, no solo por su matrimonio en sí, sino por Dave, por todo. ¿Cuándo iba a dejar de hacer un lío espantoso con su vida? ¿Hasta cuándo?

-Como sea, supongo que no nos veremos mucho. Pero cuando quieras…estaré en Cerridwen.

[Dave Rayder]

Por un segundo o dos tuvo el impulso de besarla y ya, al carajo todo lo dicho y el intento de ser un mejor tipo que no se iba tras el fantasma de su musa de la escuela que ni le hacía caso.

-De haberlo sabido hace ocho años no hubiese pasado por el más grande idiota de la escuela. La solución siempre es una metáfora poco elaborada, debo recordarlo.-golpeó su cabeza un par de veces como para reafirmar su punto y sonrió ante su propia broma, no sabía si aquella sensación de falsa tranquilidad debería hacerlo sentir tranquilo o no.-

No respondió a lo del beso y se lo tomó directamente como una broma porque no iba a pasar por eso de nuevo, ni siquiera la miró para evitar cualquier rastro de impulso que tan fácilmente saldría de su pecho en cualquier momento. Era raro hablar con ella de nuevo, hablar con ella sin gritar o sin recriminarse cosas mutuamente, hablar con ella como si no pasase nada, como si la vida fuese sencilla, podía acostumbrarse a ese repentino bienestar.

Sintió cómo se estremecía como un chiquillo cuando le acarició la nuca, adelantó los hombros para luego hacer un movimiento circular hacia atrás como quien acaba de recibir unas gotas de agua helada en la cara. Disimular el efecto de ese simpe roce iba a ser difícil, bueno, más bien imposible. Se rascó en lugar en el que lo había acariciado como para alejar la sensación anterior.

Sonrió torpe –como siempre- y tomó a bien el cambio radical del tema aunque eso último le sonó lo suficientemente cercano a una invitación como para abrir de más los ojos, cuestionándola sin querer, esperando a que le diga que era una broma o que acababa de cambiar de lugar con una versión menos agresiva de sí misma.

-No te lo tomes a mal, pero me voy a alejar un poco antes de echarme sobre ti. No puedes echarle invitaciones así de casuales a alguien que está en pleno rehab, menos después del manoseo. Respétame que voy a ser padre.-dio un paso hacia atrás porque de verdad sentía que la cercanía hacía que su instinto se volviese un poco más voraz.

[Frances Alechinsky]

Frances le dio a Dave en el brazo con el puño cerrado cuando decía sobre la fácil solución de la metáfora. Lo miró, le brillaban los ojos con cierta inevitable picardía. No se lo diría pero ella viviría también con la necesidad constante de tenerlo cerca, aunque quizá su asunto fuera un problema de ego. Y en ese momento se sentía en paz, pero tenía ese sabor en la boca, el de querer que todo fuera explosivo de nuevo al siguiente segundo, así tuviera que provocarlo ella misma.

-¿Invitaciones? Te estoy ofreciendo un hombro amigo, quizá lecciones sobre crianza. No mi cama. Todavía.

Claro, no había necesidad de agregar ese “todavía”, no tal cual, pero aun así lo hizo, porque no importaba de todos modos. Porque sí, era madre, estaba casada, amaba a su marido, pero necesitaba esa adrenalina extraña, esa sensación de sentirse deseada que últimamente le hacía tanta falta. Estaba muy mal pero aún así se había lanzado a eso. Sabía que lo único que necesitaba era ser comprensiva, paciente, amorosa con su marido, pero aún era demasiado impulsiva e inmadura para eso, aunque jamás lo admitiera. No lo iba a engañar, pero sí podía fingir que era capaz.

-¿Cuánto tiempo le falta a Sandra? ¿Cuándo nacerá? ¿Crees que se enamore de Hanin cuando sea grande? Al menos Hanin crecerá para ser un encanto, seguramente tu niño o tu niña no tendrá problemas con ella. Ya le acumulaste suficiente buen karma.

Aunque él había dado par de pasos hacia atrás, ella lo dio hacia delante para meter un par de dedos en el cuello de su camiseta, sólo para guardarle la etiqueta.

-Nadie se quería enterar de que era una camiseta de segunda mano, Rayder.

[Dave Rayder]

-No creo que entremos los tres, Tobías mide como dos metros y yo pateo cuando duermo. Tú me puedes aguantar pero él tiene cara de que o es lecho de rosas o nada.-bromear era la mejor forma de alejar cualquier idea de su cabeza, cualquier idea que la tuviese a ella y a una cama no iba a ser de las más sanas para su atolondrada mente. Sí, bromear era la mejor forma de engañarse a sí mismo aunque ella no le fuese a creer el buen humor.-

Sonrió pero fue en parte resignación y tuvo que rascarse la nuca para que pareciese esa la causa de la forma en la que colisionaban sus labios en una mueca que no era de ninguna forma una señal de conformidad.

-En unos siete meses, la verdad voy a necesitar las lecciones de crianza. Te puedo decir cada corte de guitarra que hay y hasta como de qué año es la que me pongas en frente, pero de niños no sé nada de nada.-no tenía la más mínima idea, se pasó una mano por el rostro hasta acabar en su cabello y también lo jaló hacia atrás por el golpe de realidad que sentía cada vez que lo recordaba.-Lo del karma está medio balanceado ahora, yo reencarnaré en lagartija seguramente pero espero que le toque todo lo bueno a él o ella.

Esperaba que fuese un niño porque no se imaginaba a una niña suya siendo presa de patanes como…cualquiera. No la quería ver envuelta en asuntos como los de Frances o como las de la misma Sandra, no iba a querer que nadie se le acerque, iba a ser uno de esos padres que nadie soporta porque no saben diferenciar la vida personal de sus hijos con el estar al cuidado de ellos. No, no podría, esperaba que gente como el islandés no tuviesen hijos varones para que nunca se la crucen si le salía mujer, era buen tipo pero…pues tenía su historia.

Movió de nuevo los hombros como si quisiese sacarse un insecto de los hombros cuando ella le metió la etiqueta. ¿Iba a seguir tocándolo? No podía darle un segundo de paz, de calma, un instante en el que no quisiese fundirse con ella en alguna cosa que no conseguía con un beso, jugó con sus dedos, los movía como intentando reconocer cada una de s articulaciones en un intento de liberar tensión pero fue inútil.

La jaló hacia él y la besó como no quería hacer, con desesperación y aquella sensación que continuaba desde sus labios a su estómago. Antes de dejarla ir tras algunos segundos acarició su cabello y jaló ligeramente de él sin pretenderlo. La soltó pronto y sonrió ya liberado, sabiendo que era lo mismo que haber dado otra esnifada cuando no debía, pero si ella lo tomaba como casual sería mejor para todos.

-Es de tercera, se la dieron a Ed cuando era de segunda y él me la heredó. ¿Tienes un cigarro o algo?

[Frances Alechinsky]

Frunció los labios ante la mención de Tobias pero fingió cualquier rastro de incomodidad disfrazándolo con una sonrisa, como si le hubiera gustado su broma aunque en realidad solo la puso un poco de malas. Prefirió concentrarse en el asunto de la crianza. Dudaba que Sandra tuviera mucho material de madre aunque quizá solamente estaba siendo muy prejuiciosa. A decir verdad, tampoco habría imaginado jamás a Tobias como padre y resultaba que era el mejor de todos, quizá Rayder y su mujercita dieran la sorpresa y terminaran criando un niño de oro, juntos o separados, eso daba igual.

Iba a decir algo sobre si ya había pensado en algún nombre cuando sintió que la jalaba. La tomó por sorpresa pero no puso resistencia tampoco. Un extraordinario escalofrío le recorrió la espalda, se impulsó en la punta de sus pies antes de rodearlo con el brazo y corresponder a su beso en un impulso arrebatado, ¿qué más daba ya?

Al separarse de él lo miró con los ojos entrecerrados, parecía furiosa a pesar de haber correspondido.

-¿Lo ves? Me besas justo…minutos después de mencionar el nombre de Tobias. Lo único que quieres es que me sienta miserable, manipularme, que me sienta culpable. Felicidades, lo lograste.

Porque sí, claro que aquella primera broma había hecho mella en ella pero no de la forma correcta.

-¿Cómo puedo corresponderte si lo único que haces es recordarme que cualquier cosa que puedas despertarme es algo estúpido, incorrecto? Estás loco.

¿Estaba jugando otra vez? Al parecer así era. Crear manipulaciones, acomodar las cosas a su conveniencia solamente para saber hasta dónde se podía llegar.

[Dave Rayder]

Besarla siempre era bueno, le gustaba hacerlo aunque fuese sólo un instante y aunque tuviese claro que no iba a ser nada más de lo que ya era. No se iba a hacer ilusiones por un beso pero le bastaba con un momento, no porque sea un capricho, era como morir de hambre y comer un bocado, no es suficiente pero ayuda, calma un poco y así se sentía él en ese momento.

El ser correspondido había sido un algo extra, sintió cómo colocaba un poco de su peso sobre él al momento del contacto y sonrió pese a la furia que luego descubrió en la mirada de Frances, por supuesto venía acompañado de un reproche.

-Por raro que te parezca, no todos mis pasos están medidos, no soy tan listo o calculador como para que sea así. Mi vida sería más sencilla, me hubiese robado los floreros de tu mamá cuando iba a tu casa o algo así.

Negó con la cabeza un par de veces hasta que llegó el siguiente reproche que lo hizo sonreír un poco, le sonó a una excusa mucho menos dura que la anterior como si acabase de inventarla.

-Perdona si te molestó pero no ha sido con el afán de revolverte la mente, no volverá a pasar, espero.-con el rostro estoico levantó la mano derecha para darle formalidad al asunto a ver si ella encontraba en eso alguna tranquilidad.-Y no sé por qué me dices aquello de que si es algo sea estúpido o incorrecto, uno se muere de conformismo, no de estupidez.

La etiqueta de su camiseta se había salido nuevamente y tuvo que acomodarla porque le picaba, se le quedó mirando sin saber qué más decir a eso, toda la situación se le hacía tan atractiva que su visión parecía hacerse borrosa de a pocos.

-No tienes un cigarrillo, ¿no?

[Frances Alechinsky]

Se remojó los labios y negó con la cabeza. En medio segundo tomó la decisión de no caer en ese juego, ni jugar más ella tampoco. No más meterle la etiqueta de vuelta al interior de su camiseta, ni lanzar miraditas con doble sentido. No valía la pena si al final Dave iba a volver a brazos de sus putitas a decirles que era ella la que tenía la culpa de todo, ¿por qué iría ella a arriesgar su matrimonio cuando él no tenía nada que perder? cuando siempre podía salir al paso diciendo que ella era la que lo manipulaba, y todo mundo le creería porque claro, eso era lo que ella hacía.

No entendía lo que quería, tampoco le estaba diciendo que pensaba hacer algo para estar con ella, ni mucho menos. Así que quizá lo más sano era dejar de jugar a todo eso. Ella sí tenía mucho que perder, por más que las cosas con Tobias no fueran un lecho de rosas. Además nada le garantizaba que Dave luego no fuera a cantarlo –literalmente- en un bar lleno de conocidos y desconocidos. Claro, estaba enojadísima.

-No, no tengo un cigarrillo. Ya no fumo.

La última vez que lo había hecho había sido con Blue y de eso ya tenía bastante tiempo. O quizá con Jessy o con Ellie, ni siquiera recordaba bien. Lo miró con los ojos entrecerrados y por fin se atrevió a decir algo en lo que ni siquiera creía, pero que pensaba que era lo correcto. Aunque claro, también tenía que ver con su perspectiva actual de la vida.

-No tienes nada que hacer conmigo. Busca a Sandra y trata de reconciliarte con ella. La emoción no es todo en la vida. A veces se acaba y ya está. No puedes pretender que exista alguien que te haga sentir como una montaña rusa toda la vida. Búscala y estabilízate. En algún momento tendrás que olvidar las locuras.

[Dave Rayder]

Se sintió como un niño de diez años, quería bufar y gritarle que se equivocaba, que ya no se parecían tanto, que ella había traicionado cualquier tipo de liberalismo que defendía. Se calló para no decirle nada que sonase muy altisonante, no quería acabar soltándole que ella era la que ahora traicionaba sus ideas por su marido de escritorio y un futuro que le habían puesto sobre la mesa.

-Quizá estoy destinado a morir joven y a continuar con mi inmadurez por siempre. Me tiraría un balazo aquí de saber que debo estar de saco y corbata alguna vez o que estoy destinado a una rutina eterna.-juntó sus dedos índice y medio para similar una pistola y la disparó falsamente contra su propia cabeza con frustración, de verdad contemplaba esa como una posibilidad, por estúpido que estuviese siendo, por egoísta que sonase todo aquello.-

Resopló ante la idea de que era una cosa o la otra, todos tenían que acabar siendo una pieza más de ese sistema opresor que los obligaba a vivir en un molde o a no vivir, él prefería no vivir pero ya no se trataba solamente de él.

-Pero antes de echarme al hoyo necesito dejarle alguna cosa a mi cachorro, algo con lo que vivir sin un padre sin preocuparse de rentas y eso. Y no me vengas con que necesita el cuidado de su padre y eso que ya lo sé, déjame alucinar un poco.

Quitó la vista de ella porque no se sentía capaz de sostenerle la mirada, no se sentía capaz de hablarle cuando se le hacía tan extraña, pensó que ella iba a entender un poco más pero ahora se daba contra un muro de concreto cuando ella le hablaba casi como una burócrata, como uno de sus hermanos.

-¿Me vas a decir que no te mata el saber que sabes cómo será el resto de tu vida? ¿Qué no te puedes largar a Alemania sin saber el idioma a vivir en un hotelucho? ¿No extrañas el no saber algunas cosas? Mata cualquier tipo de ilusión el estar estable, el saber que nada va a cambiar, que todo está cronometrado…que hay un solo camino a esa disque realización.-la miró fijamente tras aquello, metió el labio inferior y luego dejó que su boca se convirtiese en una simple línea recta antes de hablar de nuevo.-Eres una persona totalmente distinta ahora, yo quizá no pueda adecuarme como tú acabaste haciendo.

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