DESPEDIDITA

Fue de las primeras personas en enterarse de la boda entre Darren y Amy. No por cotilleos ni rumores, los mismos protagonistas fueron quienes tanto a James como a ella los avisaron puesto que Blue iba a ser el padrino del enlace y Lynn iba a ser una especie de dama de honor, nombrada por la misma novia para el caso. Por eso cuando Jessy la cogió por banda en su facultad, tras las clases y la unió a la conversación con Zelda (a pesar que esta última no era santo de su devoción), escuchó con una sonrisa y asintió cuando Luttrell mencionó el traje de Blue. Claro que sí, lo había ayudado a elegirlo, además dudaba que James fuera a ir con cualquier cosa pero por si las moscas, había ayudado en la elección del traje para el enlace, más por el placer de verlo formal y bien vestido que por colaboración con la organización (la verdad ante todo).

Tras despedirse de ambas féminas, fue a dar sus últimas clases y cuando terminó, James estaba esperándola en la puerta. Ni tiempo tuvieron para pasarlos juntos pues el tiempo se les echaba encima y por proximidad, fueron hasta la habitación de la rubia para adecentarse. El enlace en si era tan precipitado que Aislynn no tenía aún elegido ningún vestido ni para aquella noche ni para la boda aunque la boda preocupaba menos pues echaría mano al comodín de su madrastra a quien ya había enviado una lechuza con un mensaje de socorro pero aquella noche y sin saber donde iban a ir, necesitó la opinión de James.

- ¿Este? – inquirió con uno de tela vaquera pero corto, no recordaba ni donde lo había comprado pero cuando se giró y miró la cara de ensimismamiento de Blue, negó con la cabeza porque a ese paso no iban a ir a ninguna despedida. No, mejor no, descartado.  Luego sacó uno blanco y tras quitarse el sujetador porque no iba acorde con el traje, se lo lanzó a la cara a James que estaba terminando de ponerse el traje de la noche (¿dónde diablos iban tan bien vestidos?) y se colocó el traje con una sonrisa divertida.  Sin calzarse los tacones caminó hasta donde se encontraba el jugador para ponerse de puntillas y colocarle bien la corbata, le dio un beso en los labios largo y tendido antes de separarse para terminar de vestirse ella. Berny estaba tumbado en la cama mientras lo miraba hacer y era irrisorio comprobar cómo la cama quedaba en nada con las dimensiones del cachorro que ya estaba enorme.

Tras subirse en sus tacones negros, caminó hasta James para darle otro beso, esta vez más corto y de despedida – No aparezcas, eh – un mero recordatorio porque sabía que iban a beber hasta el agua de los floreros (el novio era Darren, sin ir más lejos) así que esperaba no perder medio novio en el proceso - ¡Divertiros! ¡Te quiero! –le guiñó un ojo cuando salía de la habitación y le mandó un beso volado mientras cerraba la puerta. Tras ello corrió hasta encontrarse con el resto de las chicas, dando dos besos a Amy y animándola mientras la movía por los brazos.

Limusina, champán rosa y risotadas entre las chicas hasta llegar al local que contaba con chicos ligeritos de ropa que sabían moverse divinamente. Lynn sonrío a Jackson como diciéndole sin palabras “oye, la mejor madrina que pudisteis elegir” y siguió a Luttrell hasta la primera fila para sentarse junto a la novia. Pidió un Sex on the Beach al camarero y observó el show con media estupefacción, media diversión y codazos a Jackson para que no se perdiera ni una parte del show. Y estaba bebiendo el combinado mientras miraba a los chicos que estaban prácticamente ante sus narices cuando escuchó la frase que si bien dicha al oído aún pudo percibir la rubia - ¡Pero si ya lo vimos!– se río mucho recordando el baile sobre la cama de Darren tras el Batcave, desde luego fue lo mejor de la noche – Pero creo que no sirve para este trabajo… su movimiento de caderas es muy cuestionable – y continuó riendo mientras bebía más del sex on the beach a la par que movía las caderas como aquel día Darren.

La verdad era que todo aquello estaba siendo tan precipitado que ni había pensado en lo de la despedida de soltera, y de hecho era algo que gustosamente se hubiera saltado. No había nada más ridículo a su forma de ver que las novias que se paseaban en las calles, con partes masculinas de plástico en la cabeza y con todas sus amigas gritando alrededor. Tal vez lo celebraría con una cena con su círculo más íntimo, pero poca cosa más.

Pero debería haber sabido que Jessy tendría otros planes. De hecho parecía tener otros planes con todo, y desde el momento en que la habían hecho madrina, su ceremonia sencilla con sólo su círculo más íntimo de familia y amigos se había convertido en toda una ceremonia. Lo tenía todo planeado, hasta el más mínimo detalle, y al parecer también iba a pagar una cantidad indecente de dinero para que pudieran celebrarlo en uno de los hoteles de su familia, quién sabía donde. Y precisamente también era por eso que ya no esperaba más amabilidad, ni más regalos ni más organización de cosas relacionadas con la boda. Y por eso cuando la chica entró en su habitación de Ogmios diciéndole (o más bien ordenándole que se vistiera), ella ya estaba en pijama leyendo distraídamente unas revistas de moda muggle que su madre le había enviado por correo aquella misma mañana.
No le quedó más que seguir las instrucciones de Jessy, aunque en esos momentos salir le hacía una pereza tremenda. Ni siquiera prestó atención al vestido que tomaba del armario ni con que zapatos lo combinaba, así que probablemente no lucía el mejor de los aspectos, pero ya todas la esperaban en una limusina que parecía ridículamente cara.

- ¿A dónde vamos? – intentó preguntar, pero nadie lo dijo, así que se limitó a beberse todo lo que le iban dando. Así que para cuando llegaron a ese local, donde claramente iban a ver a hombres desnudándose ya estaba completamente animada, la pereza de salir de su dormitorio completamente olvidada.

No tuvieron que insistirle mucho para terminar sentadas prácticamente en primera fila, y hasta se unió a los gritos del público cuando los bailarines salían al escenario. Desde luego había que aprovechar aquella noche porque a partir de entonces Darren iba a ser el único hombre al que vería desnudo.

- No mencionen a Darren y a su poca habilidad para los streapteases sexys cuando estoy viendo a profesionales. ¡A callar!

Sentada en la silla movía la cabeza de un ladro a otro al compás de la música de los chicos mientras bebía el sex on the beach hasta terminarse por completo la copa. Ya llevaba más alcohol en vena de lo necesario, entre el camino en limusina y el combinado recién entrado (más que ni tiempo a cenar había tenido) estaba en ese estado de embriaguez divertida de seguir la música de cintura para arriba con movimientos lentos mientras coreaba a los profesionales que se movían sobre el escenario. Estaba a punto de pedir otro combinado cuando Jessy se acercó a ella para susurrarle una maldad a la oreja. Aislynn se río a medida que escuchaba las palabras, más porque llevaba ya varias copas de más y porque el aliento de Luttrell le hacía cosquillas en el cuello que por que resultara hilarante la imagen de Jackson siendo acosada por un hombre corpulento excesivamente aceitado.  Un asentimiento y le guiñó un ojo de vuelta mientras la dejaba irse a cumplir con la misión mientras ella distraía a la novia, bailando con el torso y dándole con el hombro suave contra su hombro para que se le contagiara el ritmo.

Uno de los camareros, ataviado con un mero tanga que más pequeño e inexistente, se acercó hasta la mesa donde estaban para traerles una ronda de tequila. Dejó los tragos sobre la mesa y tras dedicarles varios guiños de ojos a las chicas, se largó a atender a otras barras mientras una Jessy apurada llegaba casi corriendo sobre sus tacones para unirse a la ronda - ¡Vaaaa! ¡Corre pequeño pony! –Aislynn cogió su vaso y tendió otro a Amy para que se uniera al brindis de la noche. Alzó el vaso durante el discurso de la noche y río ante las palabras de la muchacha que más acertadas y no podían ser - ¡Y por la futura señora Brackminster! – estaba bebiéndose el chupito de un solo golpe cuando escuchó la sirena. Tardó unos segundos en procesar la información y miró hacia el escenario, justo para ver cómo salía un bombero de entre el telón para dirigirse justo hasta su posición.

No pudo contener la carcajada desmesurada cuando el hombre ofreció una mano a Amy para que lo acompañara hasta el escenario, Aislynn aplaudió y ayudó al hombre para que Jackson subiera al escenario, totalmente entregada a la diversión de la futura novia. Mientras el bombero acomodaba a Amy en la silla justo en medio del escenario, Lynn cambió de asiento para ocupar el de la morena justo al lado de Jessy. Pidió al camarero del tanga una ronda más de tequila que iría a su cuenta y silbó para animar a Amy a que se dejara llevar. Total, una noche es una noche. Y empezó a moverse al compás de la pegadiza música, dándole golpecitos con el hombro a la rubia para que bailara con ella.

Ya sentada, el hombre comenzó a moverse con su minúsculo tanga rojo delante de Jackson, primero de espaldas a ella para enseñarle cuan de bien tenía los glúteos y luego  se volteó para apuntarle con la entrepierna en plena cara. Cogió las manos de la chica y sin pedir permiso (total, era su cuerpo) se las puso en el culo mientras movía la cadera de delante hacia atrás, casi azotando el paquete (uno de los grandes) frente la cara de la chica, sin llegar a darle pero todo por el show. Y sin inmutarse, porque el galán tenía las manos entrecruzadas en su nuca mientras movía las caderas. De hecho, en un gesto sobrado, giró la cabeza hacia la mesa con las invitadas de la futura novia y les guiñó un ojo para que le ayudaran a animar la noche.

Lynn casi que ni necesitó la invitación del hombre pues ya estaba aplaudiendo entre vitoreos a la morena y terminó carcajeándose mientras se bebía el segundo tequila de la noche que el camarero recién traía a su mesa. Luego abrazó a Jessy para darle un beso sonoro a la mejilla, era la mejor madrina desde luego. Y mientras ella agasajaba a la organizadora del evento, el boy decidió medio tumbarse encima de Amy para restregarle el paquete sobre su falda negra como si estuvieran solos en una cama y en privado - ¡¡¡Wuuuu, Amy!!!

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Se casaba Darren. Así de fácil. El niño que conocería en Hogwarts y que era un asno en Pociones, ahora se convertía en todo un hombre para contraer matrimonio con nadie más y nadie menos que Amy Jackson. Cuando recibió la noticia, claramente de labios de Darren, se quedó fría, carburando la realidad. Entonces se le echó a los brazos y lo felicitó como se debía. Por poco y le cumple su deseo de verle los senos, pero se recordó que debía –tanto ella como él– serles fiel a sus respectivas parejas, y más él. Así que trató de buscar la mejor manera de sopesarlo todo yéndose a ver vestidos de fiesta a varios aparadores de Londres junto a una de sus amigas rusas que había decidido visitar Inglaterra. Y también tenía que buscarle un traje a Alfred, porque claro que iba a ir con él. Era su primer evento formal donde asistirían como pareja. Tenía que procurar que se viera bien, aunque claro, sin dejar de ser él. Al final, compró el vestido que se le hizo mejor, unos otros tantos para fiestas casuales, zapatos y un bonito negligé para Amy, así como un traje color azul claro para Alfred.

Ahora que se encontraba en pleno día de la despedida de soltera, dudó si el regalo para Amy era bueno. “Cómo no va a ser bueno. Es un puto negligé de tela francesa. Si ella no me lo agradece, Darren sí que lo hará” se dijo mientras andaba por Brigantia hacia la salida para tomar la limusina, enfundada en un conjunto bastante sobrio. Jessy se lo había dejado muy claro y si no llegaba a la hora, quizá con pocos minutos de retraso, seguro le tocaba ser emborrachada por la rubia como castigo. Y si eso sucedía, se la iba a llevar entre las piernas.

Cuando llegó se abrió paso bruscamente entre la gente y cuando las vio, notó que ahí estaba Aislynn Breen, la novia de James. Si había arribado con una sonrisa, no la borró a fuerza de dignidad. Sus ojos se dirigieron inmediatamente a las bebidas y luego a Amy.

― ¡Llegué tarde! ― exclamó alzando los brazos con la bolsa de lencería en la mano ― Pero llegué. Y juro que con una buena razón que está en esta bolsita ― dijo poniendo la bolsa en la mesa, entre ella y Aislynn ― Cállate, Jessy. No digas nada. No abras el pico. Ya se que me vas a querer implementar un castigo por ser una maldita que llega a estas horas. Nada más te advierto. Nada de hombres, ya soy abstemia en ese tema. De lo demás, hazme lo que quieras. ― finalizó cuando la rubia volvía de la barra,  sentándose para tomar una de las bebidas y hacerla suya. Más se tardó en tomar asiento que cuando sonó una alarma como de bomberos. De repente vio como un fulano lleno de bolas y vestido de bombero se acercó a Amy para invitarla a subir. Zelda se carcajeó con semejante espectáculo.

― ¡Adiós a la soltería, Jackson! ― gritó mientras le daba un trago largo a su bebida.

No estaba muy segura de que Barunka fuera a ir a la despedida, no era gran amiga del resto y aunque adoraba a Amy con todo su corazón, no estaba muy segura de que estuviera tomando la decisión correcta pero no pensaba decírselo. La veía contenta, ¿Qué iba a decirle? “El matrimonio es una locura, lo arruina todo, ¿por qué querrías arruinarlo todo?”. Era ella la que estaba en crisis últimamente así que no tenía porque exteriorizar esas cosas, menos con una amiga a la que quería tanto.

Pero cómoda no estaba, no sólo porque Amy era la única de las asistentes a la que quería en serio –lo de Zelda era de frenemies, no contaba- ni porque todo ese asunto le pareciera mala idea, sino porque no entendía qué diablos le veían a los tipos que bailaban frente a ellas como para convertirse, de pronto, en un gallinero escandaloso.

Mientras estaba sentada frente al espectáculo, solo pudo apoyarse en Ellie, a la que técnicamente le había rogado que fuera para no sentirse fatal, aprovechando que esos últimos días habían estado retomando su antigua amistad. Estaba tan agradecida de verla ahí, tan incómoda, que le dieron ganas de darle un beso en la boca, cosa que obviamente no hizo. La miró y le hizo un gesto simpático con la cara de “ok, tus amigas, bien” mientras se bebía de golpe un vasito de tequila.

-Ojalá me emborrache más temprano que tarde.

Le comentó a Ellie antes de mirar de reojo a Amy y solamente por ella dibujó una sonrisita y negó con la cabeza. Tendría que encontrar otra manera de divertirse porque solamente viendo a los tipos desnudarse…pues no. Miró a Ellie y le señaló a uno de los tipos.

-100 galeones -que obviamente le cobraré a Abner en caso de perder- a que no haces que el de la esquina pierda la concentración por tu extraordinaria belleza.

Le guiñó el ojo bromeando con ella pensando que el suicidio era la mejor de las opciones en ese momento. De nuevo, pensar en Amy, en que Amy era bonita, Amy era feliz. Sí, sonreír, no era tan complicado.

Mientras estuvo sentada entre las chicas, viendo como los hombres se desnudaban y bailaban mejor de lo que seguramente ella podría bailar nunca y bebía cócteles sin prestar demasiada atención a lo que eran todo fue bien. Pero cuando tuvo claro que querían arrastrarla al escenario se resistió, sin importar que estuviera haciendo un espectáculo o que el bombero en cuestión fuera más guapo de lo que debería estar legalmente permitido.

Al final evidentemente él tuvo más fuerza y la arrastró lejos de su asiento, sólo para sentarla en otra silla solitaria justo en medio del escenario. Y una vez allí, ya fueran las luces o que la gente parecía estar lo suficientemente lejos perdió la vergüenza. ¿Por qué no iba a aprovechar? Seguramente nunca más en su vida tendría la oportunidad de tocarle el culo a un ejemplar como aquel que tenía delante. Así que tocó, gritó y hizo lo que se creía típico de una novia que estaba a punto de casarse, porque a pesar de todo aquello era para ella, para celebrar sus últimos coletazos de soltería.

Ni siquiera reparó en que Zelda, Ellie, Frances y Barunka habían llegado hasta que volvió a la mesa, Las saludó con un beso en la mejilla a cada una para luego volver a tomar asiento y señalar a Lynn y a Jessy con un dedo acusador.

- No volváis a hacerlo, que vergüenza. No estoy lo suficientemente borracha para esto. – dijo obviando el hecho de que había disfrutado como obsesa de todo aquello, tocando cosas que seguramente no debía, pero que, oh por Merlín, que gusto tocar uno de esos cuerpos a los que no se tenía acceso muy seguido (o casi nunca a decir verdad). Fue entonces cuando reparó en la presencia de Barunka. Sentía que llevaba semanas sin verla y se estiró para darle un beso sonoro en la mejilla. Y su euforia incontrolada indicaba que ya había bebido más de la cuenta – ¡Barunka! ¿Dónde estabas? Pensé que te habías fugado al Caribe con Gene. – ni siquiera sabía de quien era el cóctel que alcanzó en la mesa y al que dio un trago – ¿Qué hacemos ahora? ¿Van a desnudarse más hombres? – preguntó en general, porque evidentemente ella había sido arrastrada sin previo aviso a todo aquello y no tenía ni idea de cual era el plan.

((¡Perdon por la tardanza! Tuve problemas técnicos-informáticos del nivel que mi ordenador explotó y estaba en el médico curándose. En cualquier caso ya vuelvo a estar por aqui xD))