We made a vow

Era una mañana agradable y Ellie se había levantado temprano, por naturaleza propia, para terminar unas labores que tenía pendientes de pociones antes de ir a casa de Abner y por que, por qué por supuesto como cada fin de semana Bastian estaba al lado de su cama llamándola para que fueran con su padre. No le molestaba que Bastian estuviera apegándose a él más cada vez, aun que si sentía celos de momentos a momentos acerca de que su hijo no fuera solo suyo de un tiempo para acá.

Como habían acordado, Ellie empaco unas cosas para Bastian, ya tenía algo de ropa en casa de Abner pero aun así sentía que necesitaba más, siempre estaba corriendo y a ella no le gustaba que su hijo luciera como una criatura desamparada del señor lleno de tierra y lodo, era muy pulcra al respecto.

Tomó el traslador tal vez un poco más tarde de lo usual, pero era porque aun tenía un dolor de cabeza horrible por haber bebido tanto la noche anterior. Aun estaba molesta por Abner por haber salido con a saber qué persona en lugar de esperar por ella, pero ya era una persona más racional y sabía que era en parte su culpa por que no le había avisado. De igual manera y a pesar de la borrachera ella había llegado temprano a casa y en una sola pieza gracias a Reghan así que iba a fingir que nada había pasado antes de iniciar una nueva guerra en contra del padre de su hijo.

¡Papá!.. – Bastian fue quién entró gritando a la casa poco antes que ella lo siguiera, como era temprano y en sábado seguramente Abner seguía durmiendo, así que mientras el pequeño subía corriendo a buscarlo, ella se quedó en la sala acomodando en la mesa unos papeles que se había llevado para terminar el bendito trabajo de pociones. Eran pergaminos llenas de cálculos y demás cosas que para el ojo de un extraño seguramente eran peor que incomprensibles.

Estoy en la sala, tengo que terminar unas cosas… ¿Quieres desayunar? Traje algo para todos, yo los acompañare cuando termine… - Dijo sin apartar la vista de los papeles cuando los escuchó bajar. Cuando Ellie se centraba en su trabajo era una persona realmente dedicada.

Estaba calculando la toxicidad de la raíz de belladona cuando los escuchó bajar las escaleras, no apartó la vista de los apuntes porque en ese momento tenía la cabeza llena de cálculos y aun que la imagen de Abner siendo todo un padre con Bastian en brazos era algo que guardaba como uno de los recuerdos más felices que había tenido en los últimos meses, tal vez años, no quería desconcentrarse porque era en verdad un trabajo importante y a ella no le gustaba en lo absoluto la mediocridad.  Por eso tardó un poco en reaccionar a las palabras del mismo cuando fue hacia la cocina.

¿Disculpa? – Tardó en hilar las palabras cuando dejó el pergamino en la mesa y se giró hacia ellos. Se quitó los lentes mismo que quedaron colgando sobre su cuello en la cadena mientras un poco de culpa le pegó en el pecho. Si no hubiese ido a tras nochar en ese bar ridículo con otras personas tal vez si hubiese adelantado un poco el ejercicio, pero ¿terminarlo en una noche?  Obviamente Abner no tenía idea de lo que hablaba. Se aguantó el coraje de reclamarle que había ido a buscarlo pero él se había ido de fiesta a saber dónde y con quién y solamente los siguió hasta la cocina de una manera seria.  Había puesto en la mesa varios recipientes con pancakes de frutas con miel y algunos sándwiches para la tarde, estaban calientes por que los hizo antes de salir, pero no iba a decírselo a Abner.

Sí, a decir verdad estaba ocupada. – Le respondió de manera seria, aun que se acerco a ellos para acariciar la cabeza de Bastian y comenzar a servir las cosas. También sirvió un plato para ella, aun que el enojo interior había ganado terreno al hambre.  Una vez que ellos estuvieron sentados también ella lo hizo y como si fuera cualquier cosa lo soltó.

Fui a buscarte al ministerio para que saliéramos a cenar, me dijeron que te encontraría en el departamento de seguridad mágica y como no estabas y topé con un amigo, fuimos a un lugar con Zelda.  No iba a desperdiciar mi noche así como creo que tu tampoco hiciste, ¿verdad? – No le dijo las cosas que la vieja secretaria le había dicho por qué de una manera estúpida seguía creyendo que en verdad él era incapaz de engañarla. Le había dicho que confiaría en él y era verdad.

Hotcakes *-*

Ella no estaba comiendo en verdad, estaba enojada y solamente movía el cubierto en el plato y cortaba pedazos de hotcake que no se llevaba a la boca, se ocupaba más de mirar a Bastian para asegurarse que no estuviera jugando con la comida y solamente se giró hacia Abner cuando le respondió con quién había salido. No conocía a la mujer de la que hablaba pero cuando escuchó que también Tobias había sido invitado (y ella pensó que los había acompañado) le dio una punzada de culpa y sus hombros se hundieron un poco. Ahora se sentía mal con ella misma por haber sentido celos estúpidos, aun que el hecho seguía ahí, había salido con otros y no con ella.

Es mi culpa, debí avisarte. No lo haré de nuevo. Solo saldremos el fin de semana, así tampoco moveré tu agenda o estilo de vida o lo que lleves.- Tampoco lo dijo en un tono enojado aun que daba la impresión de que lo estaba aun que en verdad estaba dolida y un poco humillada por que el gesto se hubiese desperdiciado. Dejó el tenedor en la mesa y solamente se recargó en la silla con los brazos cruzados.

La cosa con Reghan le molestaba, desde la noche anterior había notado la actitud de Frances y las personas que estaban a su alrededor, como si simplemente no pudiese disfrutar de su vida o salir con personas. Le molestaba muchísimo y más el saber que la hermana de Abner le hubiese mandado un patronus como si, en verdad esperaran que algo sucediera, como si ella fuera una persona desconfiable. Le parecía incluso ridículo tener que explicarle.

No conozco a los compañeros de esa mujer, salí con Reghan porque es un amigo de la familia y hace poco volví a encontrarme con él, me pareció buena idea no desperdiciar la noche ya que incluso me había arreglado para salir. – La última frase de Abner la había hecho enojar así que tras decir estas palabras se levantó de la mesa dedicándole una sonrisa Bastian y se dirigió a la cocina.

¿Esta es la manera en que cuidas tus cosas? Es bueno saberlo - Lo dijo de una manera sínica y luego le dio la espalda para volver al sillón, que pensara lo que quisiera, no le importaba (o fingía que no) no iba a tener una pelea, no con Bastian presente.

¿Qué los podía haber acompañado? ¿Ella? Ni siquiera se molestó en hacer un comentario al respecto. Ellie era una mujer orgullosa que le gustaba las cosas se hicieran a su manera. Quería pasar esa noche con él y nada más con él, sin Tobías por ahí (que se le hacía muy raro) o una furcia lanzándole miradas o sonrisas a Abner frente a ella.  Si no era solo con él no era nada entonces y eso era algo muy definitivo con ella, aun que no pensó que su incursión al bar con Reghan fuera a terminar de tal manera.  Odiaba mucho a Frances por a saber dios que le había dicho a Abner, como si a la gente le divirtiera ver la poca estabilidad que había entre ellos derrumbarse.

Ya no le hizo caso a sus comentarios que de alguna manera le recriminaban él por qué no hubiese querido irse a vivir con él. ¿Cómo conseguía que ella siempre tuviese la culpa de lo que fuera? Era frustrante y la poca paciencia que estaba tratando de mostrarle se desapareció cuando le soltó eso de ponerlo en ridículo.

¿Quién me crees? – Le preguntó seriamente, no gritando pero evidentemente molesta, tenía un pergamino sujeto con ambas manos y lo dejó sobre la mesa.  A eso se resumía todo, la veía como una puta cualquiera que podría irse con el primero que le sonriera.  No imaginaba que Abner tuviera tan poca confianza en ella, que en verdad después de tanto tiempo no pudiera llegar a conocerla bien…. o tal vez que en esos momentos quisiera hacerla ver de esa manera…. ¿Por qué?

Accedí a que estuviéramos juntos, prometí estar contigo y no tengo por qué estar con ningún otro hombre ni estarte dejando en ridículo frente a la gente. Tengo lo que necesito en esta casa y si no quieres creerme pues no lo hagas. No tengo que darte más explicaciones que de igual manera buscarás torcer, cree lo que quieras.

Ellie seguía con una mirada severa los movimientos de Abner en la sala y sobre viendo la escalera, sus facciones estaban rígidas mientras trataba de una manera no muy efectiva de controlar el enojo que estaba creciendo en ella más y más cuando él volvía a recriminarle el no querer vivir en ese lugar y nuevamente dudando. Para ella el asunto de vivir juntos estaba zanjado, no iba a vivir con él porque aun tenía miedo, la asustaba terriblemente que él volviera a irse y esta vez se quedara más sola que antes, al menos viviendo con sus padres si Abner decidía un día que no quería ser más un padre para Bastian o simplemente que no quería estar con ella sería más fácil sobrellevarlo. Ellie siempre pensaba en los peores escenarios y se preparaba para ellos. No entendía aun como es que Abner no la comprendía y más aun, pretendía juzgarla como si fuera cualquier cosa.

¿Tú te pasas la vida preguntándote si voy a dejarte? ¿Crees en verdad que podría dejarte por alguien más?.... Estás loco - Soltó una carcajada llena de ironía y se recargó sobre el sillón con los brazos cruzados y una pierna también - Si estas esperando que corra hacia ti cada vez, te ruegue y “acuda hacia ti pase lo que pase” entonces creo que estas con la persona equivocada, ve a buscarte alguna pobre diabla que se doblegue con cualquier cosa, porque yo no lo haré. – Claro que ella no se imaginaba que en efecto él había buscado a otra que levantarle las faldas, de imaginarlo tal vez ni siquiera hubiese dicho esas palabras pero en esos momentos estaba tan enojada que sentía que con cualquier cosa podría o gritarle o lanzarle algo. Lo primero que ocurriera.

Pues si estas confundido lárgate, eres bueno para eso… - A penas terminó de decir la frase algo le dolió profundo. No quería que se fuera porque lo amaba muchísimo y lo que tenían en esos momentos aun que caótico significaba más que cualquier cosa para ella, sin embargo él la impulsaba a decir esas cosas, a actuar como si fuera una perra desalmada.

Ellie se había puesto en un modo defensivo en el cual respondía cada palabra de Abner con retos y provocaciones o simples negaciones recalcando una y otra vez lo demente que estaba al pensar esas cosas. La comunicación con ellos era difícil porque ambos eran igual de orgullosos y a ninguno le gustaba perder en ese juego.

¿Y dónde estabas tú cuando yo te rogaba que fuéramos una familia, que te quedaras conmigo? Deja de decir estupideces sin sentido. – Justo acababa de manotear al aire, voltearle la cara a Abner y volver a su posición retraída con los brazos cruzados aun en el sillón cuando escuchó la declaración que tardó unos segundos en digerir. Segundos terribles que fueron marcados por un silencio sepulcral de sus labios.

Primero sintió un vacío en el estomago cuando entendió a lo que se refería. No le puso atención a lo arrepentido que estaba o que moría de culpa, eso paraba a segundo plano. El había estado con otra persona, en realidad había sucedido. Parecía que el destino la ponía a prueba una y otra vez con Abner, primero tras la guerra, con el embarazo y ahora cuando sentía que las cosas podrían ir medianamente bien sucedía esto. Poco a poco sintió como el suelo en sus pies se desvanecía y un hueco terrible se le formaba en el pecho, el corazón le latía con fuerza y podía sentirlo en su garganta la cual estaba cerrada.

Voy a llevarme a mi hijo, voy a... - No podía hablar, se puso de pie y tomó su mochila con las manos temblando y metió en ella papeles, frascos, cosas que estaban sobre la mesa sin tener ningún cuidado, como si con cada segundo que pasara ahí todo dolía más y más y más, algunas cosas cayeron al suelo y se rompieron pero no le importaba, no estaba pensando con claridad.

Aquí tienes. Tu. Maldito. Trato… - Se acercó a él con un papel sin nada escrito y lo rompió en su cara para después estampárselo contra el pecho. No quería llorar frente a él, pero estaba en verdad descontrolada. -Espero estés orgulloso, ¿Por eso querías que te dijera que me acosté con Reghan? ¿Para sentir menos culpa? ¿Para sentir que todo estaría perdonado? No, a diferencia de ti yo conozco lo que es la lealtad.

Se echó la mochila al hombro y lo apuntó con la varita.

Puedes hacer lo que quieras, acúsame de lo que desees en el ministerio y pelea lo que quieras, pero no vas a volver a ver a mi hijo. Lárgate de mi vida de una maldita vez, acuéstate con quién desees y deja de destruirnos la vida. – Hablaba apretando la mandíbula, luchando por que la voz le saliera tan firme como se podía. Sabía que no era justo, ni para ella, ni para él, ni para Bastian, pero estaba realmente destrozada.

Las palabras de Abner siempre tenían un efecto en ella, la mayor parte del tiempo negativo, pero en esos momentos escuchar sus risas de indiferencia y sus excusas que buscaban de alguna manera hacerla ver como culpable sinceramente le estaban desgarrando por dentro. Ni siquiera podía verlo a los ojos sin imaginarlo besando a otra mujer, quién fuera o como fuera, la imagen mental la enloquecía. Se sentía estúpida y nuevamente completamente perdida, esta vez todo dolía mucho más porque por primera vez lo había intentado y lo había intentado de verdad, pero ella no era como otras mujeres que se abrían fácilmente al mundo.

La mano que sostenía la varita hacia Abner estaba temblando mientras él hablaba, el labio inferior le temblaba y la mueca firme que tenía en el rostro se fue convirtiendo en una que reflejaba el terrible dolor que sentía en esos momentos.

Iba a decírtelo… iba a decirte lo mucho que te amaba, que quería estar contigo sin importar qué, por eso fui al ministerio y... . – Se mordió el labio inferior antes de terminar la frase, sí derramó un par de lágrimas amargas, pero sin dejar de apuntarle con la varita se las limpió con la muñeca del brazo contrario. Luego, se recompuso y dejó de apuntarlo. Ella era una mujer fuerte, una que había criado sola a su hijo durante casi cinco años, no se iba a permitir a si misma mostrarse débil o herida ante él.

No quería hacerle las típicas preguntas estúpidas de: ¿Valió la pena? ¿Pensaste en mí si quiera? ¿Te importa esa mujer? ¿Cuánto tiempo llevas viéndola? Así que decidió hacerse un favor a ella misma y ahorrarse todo. No iba a permitir que volviera a lastimarla de ninguna manera.

Tienes razón, todo fue mi culpa. Yo te arrastré hasta los brazos de esa mujer y merezco lo que está pasando ahora. ¿Está bien? ¿Eso es lo que quieres escuchar? ¿Te sientes mejor ahora? - Solo estaba diciéndole lo que quería escuchar, estaba pensando a donde podía irse, tenía muchas cosas en la cabeza en esos momentos y no lograba hilar nada en concreto, lo único que sabía es que no podía estar más tiempo frente a él.

No, no lo entendía en lo absoluto. Estaba cansada de escuchar la misma excusa del miedo para cualquier cosa que Abner hiciera para joderle la vida, no quería escuchar nada más, ni una sola excusa pues no iba a permitirse a sí misma volver a creerle, caer nuevamente en sus juegos torcidos para al final conseguir lo que quisiera. No lo apartó cuando la tomó por los hombros, solamente no estaba viéndolo a los ojos, Ellie era ahora como algo distante, impenetrable a pesar de que en efecto las palabras que salían de los labios de Abner eran exactamente lo que quería escuchar.

Ya no hables más, por favor. – Se apartó de él con un movimiento brusco a pesar de no estar enfadada. – Deja de hacerte esto Abner, lo intentamos y no funcionó. No tienes por qué fingir culpa o un amor que estoy segura ni siquiera sientes. Ya basta de todo esto. Por favor.

No estaba creyéndole absolutamente nada, esto era en verdad lo que había terminado por destruirla. Lo amaba con todas sus fuerzas y como le había dicho a Zelda, siempre iba a amarlo, jamás habría otro hombre que si quiera la hiciera sentir la mitad de lo que sentía a su lado, cuando las cosas estaban bien, sin embargo sabía que si volvía con él en esos momentos todo sería peor que un infierno.

No voy a hacerlo, no podría vivir conmigo misma si lo hago. ¿Cómo podría vivir bajo tu techo cuando se que no soy la única mujer que comparte tu cama? No puedo, simplemente esto es demasiado para mí. – Negó en repetidas ocasiones y dio un paso más hacia atrás afianzando más fuerte el tirante de la mochila, iba a decirle que tomaría a Bastian para irse pero justamente cuando iba a poner un pie sobre la escalera el niño se asomo por ella y no le quedó más que fingir.

Cariño, debo irme a casa. La abuela vendrá por ti mañana ¿de acuerdo? - Le dijo al pequeño que se acerco a ella para abrazarla, lo cargó y apretó contra ella con fuerza y antes de soltarse a llorar desapareció del lugar sin dar espacio para replicas. Avisaría a sus padres que pasaran por Bastian como cada fin de semana. Ella no quería ver por lo pronto a Abner, le era imposible.