Tumbas

por **Frances Alechinsky** Miér Ene 14, 2015 12:10 am

Por lo general, en los periodos libres, esos que duraban casi dos horas, aprovechaba para correr a casa de Jens, quien oficialmente se encargaba de los bebés de 9:00 a 5:00 –cuando sus papás no le pedían que se los encargara a ellos – y estar un rato ahí. Pero había veces en que la vida no era tan justa y tenía que usar ese tiempo para adelantar cosas de las clases. Empezaba a odiar realmente esa vida demencial, pero seguramente odiaría mucho más todo si se decidiera a solo estar en su casa, eventualmente enloquecería, lo admitía.

Tenía que terminar de leer un libro aburridísimo que la estaba matando lentamente (Vademécum de ética jurídica) y si iba a casa de Jens terminaría botando el libro y quizá ni siquiera asistiría a la siguiente clase, así que tenía que concentrarse. Odiaba la biblioteca porque alguien siempre la callaba por cualquier cosa, por lo que su opción número 2 fue el lago de Dagda. Caminó hasta ahí armada con su insufrible tarea y buscó un lugar no tan concurrido para ponerse a ello.

Las posibilidades de que se quedara dormida también eran altas, por cierto, lo que no esperaba era encontrarse a Silas Graves ahí mismo. Tuvo la intención de mejor darse la vuelta e irse. No lo encontraba repelente, por el contrario, lo conocía desde que era un niño –cosas de familias- y en algún punto de su vida hasta había tenido un crush con él, pero la guerra no le había dejado las cosas fáciles y se habían roto muchas cosas en su relación en ese periodo, quizá todas.

Abner lo había ayudado con asesoría legal y algunos contactos para salir del hoyo en el que se había metido, además le había dicho a su hermana que confiara en él y que le creyera, pero para Frances, durante mucho tiempo, había sido casi igual a si le hubieran dicho “Anda, cree en la bondad de Damien Holland” o algo así de descabellado. Luego Abner la había ido convenciendo y al final, pues ahí estaba, lo encontraba solo y no le daban ganas de coserlo a patadas y decirle que bailaría sobre su tumba por sus crímenes de guerra.

Frunció los labios antes de terminar de caminar los pasos que la separaban de él y le dio una patadita inocente en el costado para hacerse notar.

-Hazte a un lado, me voy a sentar.

No era la mejor manera de reanudar conversación luego de años de haberla evitado, claro, pero tampoco iba a ponerse ridícula. Ah sí, se suponía que tenía que hacer la tarea, además. Hizo justo lo que había dicho, se sentó a su lado y luego lo miró de reojo, antes de pasarle una mano por el cabello, así como si nada.

-¿Esta es tu cara normal? Siempre tuve curiosidad de saber si no eras más feo y te metamorfoseabas todo el tiempo.

por **Silas Graves** Miér Ene 14, 2015 12:41 am

-Todo el tiempo. No sabes lo difícil que es mantenerse así cuando alguien te pone nervioso- Me puse mi falsa cara “real” por un instante -Oh dios, está pasando…

Un gran actor, eso había aprendido a ser. Me reí y volví a ser “yo”, dándome cuenta que estaba teniendo una conversación con Frances, por extraño que pareciera. Sí, era una de las personas que me recordaban cómo era la vida antes de que todo se hiciera mierda, pero justamente después de ese evento le habían quedado reservas de más y podía decir que ese día de enero, oficialmente, me volvía a hablar por voluntad propia y no por la presión familiar de su hermano. Le sonreí como si no la hubiera visto en diez años y hasta me dieron ganas de abrazarla, pero había que ir paso a paso.

Iba a ser honesto, no esperaba que fuera fácil. Ahí estaba la prueba: una amistad de infancia se intentaba recomponer casi 5 años después por que, bueno, por que no había hecho cosas normales como desarmar al enemigo. Todo el mundo lo sabía, había sido un psicópata y aún despertaba por las noches con esos recuerdos en carne viva, como si hubieran ocurrido ayer. Nunca se difuminaban, siempre eran vívidos, dolorosos y crueles. Pero tenía qué seguir viviendo y también seguir muy consciente de que al menos seguía ahí, y algo habría qué hacer. Sonreí mientras miraba al lago recordando que estaba ahí para echar algunas brazadas y sacarme el estrés.

Eso era algo de lo que hacía constantemente: nadar, correr, hacer ejercicio. Mi vida social no era la más animada del mundo y además era fácil hacerse mala sangre, sí, a pesar de tanto tiempo. Necesitaba mantenerme ocupado y activo, no había mejor manera de continuar viviendo sin demasiadas secuelas. Me dio risa el hecho de que la última vez que hubiera charlado con Frances yo usaba túnicas y ropa de mago. Ahora tenía puesta una camiseta de cualquiercosa muggle por que eran ridículamente baratas de segunda mano y esa era mi vida.

-Tengo planes de semi desnudarme, ya sabes, por si la plática se pone aburrida- le dije sin recatarme mucho, como si de verdad reanudáramos una conversación que hubiéramos tenido a los 17 años -Es que vine a nadar… ¿Cómo estás? ¿Qué has hecho de tu vida?

por **Frances Alechinsky** Miér Ene 14, 2015 1:02 am

Se rio por la asquerosa cara real que ponía y como resultado pasó de agarrarle el cabello a darle una bofetada inocente. Ajá, de nuevo como si tuvieran 17, como si no hubiera pasado el tiempo. Era muy raro porque si lo miraba por más de cinco segundos seguidos sucedía que imaginaba las cosas que se decían de él, de lo que había hecho. No les había tocado coincidir, nunca habían cruzado varitas durante ese periodo convulso pero en ese momento no pudo evitar imaginar qué hubiera pasado si sí, si la habría matado, si ella había hecho lo mismo con él sin pensarlo. Se remojó los labios porque sintió la boca seca, muy seca. Quizá había sido pésima idea darse esa oportunidad. Se puso rara y se le notó enseguida.

Lo volteó a ver de nuevo cuando hablaba sobre los planes de semidesnudarse y por acto reflejo, además de sonreír, bajó la vista hacia la ropa que traía puesta. Fue entonces cuando reparó en su camiseta espantosa, pero de verdad espantosa. Soltó una carcajada horrible, no lo pudo evitar, hasta tuvo que taparse la boca con la mano como si creyera que iba a hacer eco.

-Esa es la playera más horrenda que he visto en mi vida. No sé qué pretendes intentando decirle a todo mundo que eres the sausage king. Consigues muchas chicas así, ¿no?

Ok sí, ser un encanto nunca había sido su fuerte y solamente hablando así se le olvidaba que hacía unos segundos se le habían pasado imágenes horribles por la cabeza que la hacían sentir incómoda.

-No vine a nadar, se supone que estoy haciendo la tarea. ¿Qué he hecho de mi vida? Estoy haciendo un equipo de quidditch con mi marido, ya llevo tres. Dentro de unos años seremos millonarios, ya verás.

Suponía que Abner le había dicho algo, le encantaba quejarse de esas cosas con todo el mundo, pero igual se lo contó, porque de hecho si era eso lo que había hecho de su vida. Sin la parte del quidditch, claro.

-¿Y tú? AAAAH, es aquí cuando te desnudas, ¿verdad? Ya entendí.

Para no hablar de su vida y eso, de hecho se había arrepentido de preguntarle ese “y tú?” cuando en realidad no quería escuchar cómo se había recompuesto, si es que lo había hecho.

por **Silas Graves** Miér Ene 14, 2015 1:50 am

Al reencontrarse con las personas es extraño sentir como si el tiempo volviera atrás, como si al menos por un segundo la familiaridad nunca se rompiera y permaneciera ahí, esperándote. La bofetada de Frances era como las que siempre daba, por cualquier cosa, como si se tratara de un giratiempos. Volver al pasado, sin embargo, era imposible en el punto en el que nos encontrábamos. Ya sabía lo que había sido de su vida y lo que había sido de la mía era mucho menos afortunado, pero ahí estábamos, y algo hacía que volviéramos a hablar. Me reí con lo de la playera, contagiado por su carcajada infame, sí, también muy suya.

-Muchísimas, más que con mi bello rostro- le dije entre risas y bajé la mirada para estirar la tela ajada de esa camiseta roja que me había costado como dos libras -Era barata… y estaba limpia- ¿Alguna vez le contaría que había tenido que aprender solo a ir a la lavandería? por alguna razón me había parecido más fácil ir a uno de esos lugares de lavadoras en Swansea y preguntar, por que los muggles solían ser amables con la gente que preguntaba cosas estúpidas, que intentar usar jabones y cubetas en mi casa. Me había llevado una tarde aprender, y desde entonces más o menos cada dos semanas lavaba mi ropa en donde una señora china que me perdía la paciencia. Al final de la semana, claro, quedaba la ropa más fea… ¿En serio estaba tan mal mi camiseta?

-Lo sé, Abner me tenía al tanto…- por que su hermano mayor era algo así como una salvación para mi, o lo había sido cuando a los dieciocho se me había venido el mundo encima con mi herencia de problemas. De no haber sido por él quizás hubiera reunido los galeones que tenía ahorrados para ir a Estados Unidos y empezar una nueva vida, con otro nombre y todo. Robbie Hayland, me quedaba bien.

-Sí, aquí es cuando me desnudo- Y lo hice. Quiero decir, no me puse completamente en canicas frente a Frances. Sólo me levanté, me quité la camiseta, los pantalones y me lancé al agua (estaba preparado, no estaba haciendo skinny dipping) para después salir mojado a la superficie, bastante cerca de ella -Llevo más de dos años estudiando, como quizás, quizás hayas notado y… ah… ¿Sabías que trabajé en una tienda muggle alguna vez? Duré dos días, me asaltaron con una pistola. No me dio miedo por que no sabía exactamente lo que hacía y pensaron que estaba loco, qué raro-

por **Frances Alechinsky** Miér Ene 14, 2015 2:12 am

Fue hasta ese momento que se dio cuenta de que en verdad tenía que haberla pasado muy muy mal. Y no sólo él, sino su hermana. Se sintió terrible y lo miró con nostalgia. Claro que se había carcajeado de la playera porque era cero empática pero tampoco era como si no se diera cuenta de que, de algún modo, simbolizaba la jodidez en su vida. Tenía que estar diciendo la verdad, no andaba ahí con trajes y túnicas caras como si el mundo lo mereciera tal como pasaba con algunos otros puristas “bajo imperius”, él en verdad había sufrido y ella lo creía, en ese momento lo hacía.

Se rio de nuevo porque en efecto se desnudaba. No completamente, claro, pero aún así lo siguió con la mirada con una media sonrisa velada. Por momentos todo parecía tan natural que olvidaba que habían pasado casi cinco años sin dirigirse la palabra, y solo por la euforia del reencuentro, decidió acompañarlo. Iba a anunciárselo cuando le contó lo de la tienda muggle y la pistola. Lo miró con los ojos muy abiertos, otra vez riéndose.

-¡Eres un mentiroso, no te pasó eso!

Ya sin anunciarle nada, se puso de pie para quitarse los tennis, los jeans y todo lo demás. No era la primera vez que nadaba en ropa interior, tampoco la primera vez que lo hacía en ese lago y mucho menos había adquirido un radar de vergüenza, aunque decididamente su cuerpo ya no fuera exactamente el mismo de hacía unos años, y estaba bastante consciente de ello, pero ya qué más daba. Una vez dentro del agua se sumergió por completo, al salir seguía alucinando por la historia de la pistola.

-¡Pudiste haberte muerto! No te creo nada. Eso fue peligrosísimo, ¿cómo es que no te dieron un tiro por ponerles cara de arrogante? Seguro pensaron que eras retrasado mental y te tuvieron compasión.

Alargó la mano hacia las pestañas de Silas, mojadas, como si el resto de su cuerpo no estuviera empapado y retiró la gota que amenazaba con caerle directo en la mejilla, o volver al lago, según la inclinación. Luego puso los ojos en blanco.

-¿Dónde más trabajaste? Y oye, la próxima vez que vayas a comprar ropa muggle por favor pídeme que vaya contigo, te lo pido de rodillas.

Claro, ella ahí haciendo planes, nadando en el lago tan feliz, bromeando, aún cuando sabía perfectamente que no muchos de sus allegados estarían de acuerdo con ella y con la situación; eso la hizo sentir un poco culpable.

Bueno, sólo un poco.

por **Silas Graves** Miér Ene 14, 2015 10:46 am

Por supuesto que había pasado, y había sido uno de los riesgos más estúpidos que había corrido cuando me había lanzado al mundo muggle sin la menor de las ideas y la mínima guía. Me reí mientras flotaba en el agua, antes de hundirme una vez más; hacía un frío de mierda, realmente ni el clima ni el día estaba como para nadar en el lago, pero decían que templaba los nervios, y a Frances tampoco le importaba. Por supuesto que la miré a detalle (procurando no parecer un depravado) cuando se quedaba en ropa interior y me parecía tan guapa como siempre, pero realmente me importaba más que estuviéramos charlando como si nada, como antes.

-Seguramente, no se, se veían desconcertados. El dueño de la tienda dijo que pudo haber perdido su negocio si me mataban… ¿Ves eso? “Perder su negocio si me mataban” o sea, que le preocupaba más la consecuencia que mi propia muerte. Magos y muggles, todos igual de sensibles…- sí, había sido realmente estúpido reírme con curiosidad cuando me encañonaban y lo aprendí al ser despedido de esa tienda de 24 horas en lo que después me enteré era un barrio bastante feo de Swansea. Parpadée rápido por instinto cuando Frances acercaba la mano a mis pestañas y después sonreí.

-Pues… repartí diarios en Swansea, barrí estaciones de tren y estuve en las cocinas de un restaurante de mercado, mi mejor empleo hasta ahora ¿Sabes que puedo preparar un perfecto desayuno inglés en menos de diez minutos? Sin magia- era cierto, había tenido la dedicación necesaria para no perder ese empleo y no lo había hecho mal. Incluso había hecho amigos con los que salí a beber cerveza como un muggle cualquiera, contándoles mi historia de vida increíble para que se rieran (por que nadie me creía) hasta que llevé a una chica a casa. Al menos las ruinas de la vieja mansión Graves no hicieron que se le quitaran las ganas de acostarse conmigo. Ah, recuerdos.

-Ah vamos, no es TAN fea…- la miré con nostalgia -¿Todavía tienes buen tiempo o ya perdiste condición? ¿una carrera?- le dije apuntando el otro extremo del lago, no tan ancho en la parte donde estábamos.

por **Kristján Sveinsson** Miér Ene 14, 2015 11:53 am

Ya todo mundo sabía que el lugar favorito de Kristján dentro de esa universidad era el Lago de Dagda, no era ninguna novedad, por lo que tampoco era novedad que anduviera por ahí también para nadar un poco, aunque había cambiado de zona porque en ese momento en el lugar recurrente estaban un par de chicas de Cerridwen chapoteando y no había querido interrumpir, ni dar a entender que estaba buscando algo. Se cuidaba mucho más ahora que estaba con Jessy, porque no quería hacerla pensar cosas que no eran a la primera oportunidad.

Se hubiera quedado con las de Cerridwen. Lo que menos quería en ese momento era ponerle una cereza a su pastel de las desdichas encontrando a Frances tan feliz de la vida con Silas Graves. Si la hubiera encontrado follando con Barunka habría sido menos shockeante para él, lo pensaba sin exagerar. Kristján no confiaba en ese tipo y no entendía como Frances podía confiar en él, o al menos esa impresión daba en ese momento, tan contenta y todo.

No lo pudo resistir, primero porque no sabía qué le pasaba a esa idiota y también porque de verdad no soportaba a ese tipo. Como sus puntos de ebullición estaban al máximo en ese momento (últimamente en todos, aunque trataba de controlarse, eran consecuencia de las paranoias y solo lo aliviaba con el deporte) no pensó mucho lo que estaba haciendo y ya había sacado la varita.

-Depulso.-Conjuró contra Graves para luego ver a Frances con una mezcla entre la decepción y el desconcierto.-¿QUÉ SE SUPONE QUE BUSCAS CON ESTE HIJO DE PUTA, QUE TE CORTE LA LENGUA?-No entendía por qué tanto empeño en crucificar a todos y ser muy moralista cuando ella era la primera que hacía cosas como esas por quién sabe qué razones, era estúpido y era hipócrita, lo hacía ponerse de muy mal humor, Silas Graves lo hacía ponerse de muy mal humor. A punto estuvo de decirle “salte y vístete”, ya nada más eso faltaba. Zorra.

por **Frances Alechinsky** Miér Ene 14, 2015 11:00 pm

Asintió dándole la razón acerca de lo sensibles que eran magos y muggles por igual mientras se movía un poco por debajo del agua para controlar el frío. Había sido tan mala idea como la vez que se había metido a buscar hipocampos con James cuando también hacía un frío horrible. Igual las historias de Silas la mantenían interesada, porque su incursión al mundo muggle de verdad había sido muy diferente, a la fuerza, sin tener ni la menor idea. Ella por lo menos había tenido a sus amigos para guiarla en toda esa locura.

Su vida sonaba real, sonaba a que de verdad había sido consecuencia de eventos terribles que él no había elegido. Habría sido fácil para él buscar cobijo con otros puristas, quizá. Si de verdad hubiera estado tan metido en esa guerra habría buscado otros medios para salir adelante, jamás en el mundo muggle, jamás permitiendo que otros que según los estándares del purismo debían ser eliminados, esclavizados y dominados le dieran órdenes. En ese momento prefería que su lógica funcionara así, prefería creer eso a que era el mejor actor del mundo.

-Oh sí sí, lo es, sí sí, lo es. La verdad creo que ya perdí condición pero sí, una carrera estaría bien.

O hubiera estado bien, de no ser por la extraordinaria aparición de Kris, que llegaba como loco lanzando hechizo hacia Silas y a gritonearle como si fuera su papá. Se puso furiosa, en verdad mucho, y habría querido desviar su hechizo pero su varita estaba dentro del bolsillo de su pantalón, no lejos, pero tampoco lo suficientemente cerca para haber previsto el ataque. Lo miro odiándolo muchísimo mientras se acercaba a la orilla para rebuscar su varita y apuntar a Kris, no amenazante, sólo como precaución. No le gritó tampoco porque si comenzaba a subir los decibeles se iba a poner muy mal y era OBVIO que no iba a salir del lago en esas condiciones.

-Cállate, no sabes nada. ¿Por qué no te largas? Seguro estás ebrio. Anda, vete, ya, ya, ya.

Le dijo con su tonito de fastidiosa mientras movía la varita hacia él como corriendo a un animal. Él tenía la culpa por llegar como histérico.

por **Silas Graves** Miér Ene 14, 2015 11:33 pm

La verdad era que me encantaba contar esas historias. Quizás el momento en que las vivía habían sido en verdad deprimentes, pero no me quedaba más que aprender a ser alguien interesante. Para ser honesto hacía bastante tiempo que no le contaba esas cosas a nadie por que todos eran reservados y qué iba yo a decir, me hacía el ecuánime, el “no pasa nada”. ¿No era raro que aún hablara con mis viejos compañeros de trabajo muggle? Hacía más vida social con ellos que en Brigantia, pero tampoco podía contarles gran cosa de mi universidad ni lo que aprendía en ella. En resumen, en cualquier lugar estaba, por así decirlo, incompleto. Me daba gusto que Frances de pronto me hubiera hablado.

Estaba preparándome para esa carrera, mentalizándome como si fuera a ganar una medalla de oro en nado de lago helado en enero, hasta que de pronto sentía un empujón que de no haber estado parcialmente en el agua me hubiera lanzado más metros haca atrás. Había alcanzado a golpearme el pie con una piedra, pero me tragué el dolor, o más bien lo suplí con la sorpresa de ver a Kristján Sveinsson irrumpiendo en escena como si estuviera ultrajando a Frances. Me quedé desconcertado por un momento pero tenía la varita bajo el agua (jamás la dejaba, ni siquiera cuando estaba tan semidesnudo) casi por instinto. Frances regresó a la orilla y yo hacía lo mismo, pero en vez de apuntar a nadie, alcancé a Frances y bajé su varita con calma.

-Vamos a calmarnos ¿Está bien? estábamos hablando, Sveinsson.- no me gustaba tener que darle una explicación, pero no me ponía en plan necio en situaciones como esa. Mojado y helándome el culo, me vestí, secándome con la varita, pero no lo había hecho con mucho cuidado y seguía congelándome. Al menos así no sentía una desventaja moral frente al islandés, explicándome ahí, desamparado como si acabara de salir del útero. Sí, la calma, la madurez, lo que fuera. Me estaba hirviendo la sangre al recordar la sensación de su maldito hechizo alevoso, y sentí aún más coraje al ver que la tela de mis tennis se manchaba de rojo. El golpe había sido más feo de lo que lo había sentido. Me abalancé sobre él, no para golpearlo, sólo para tomarlo por la camiseta y apuntar su ojo con mi varita.

-Pero como vuelvas a lanzarme un hechizo por la espalda, te juro que…- vamos a calmarnos sí, claro.

por **Kristján Sveinsson** Jue Ene 15, 2015 12:04 am

No le contestó a Frances como merecía nada más porque estaba practicando su autocontrol. Qué fácil era decirle que estaba borracho siempre que algo no le parecía. Pues no se iba a largar hasta que ella lo hiciera, si quería él también podía ponerse en un papel muy fastidioso, no era la única experta en eso. Siguió con la mirada a Graves cuando se vestía, pero no le prestó la atención debida. En cambio volteó a ver a Frances con cara de padre que espera a que su hija la rebelde obedezca de una vez por todas. Un error que le costaría caro porque de pronto ya tenía a Graves sobre él, con la punta de su varita muy cerca de su ojos. Con eso tan solo ya podía dar por ganada la batalla. Se rio con ganas aunque su risa era claramente muy falsa.

-Me juras qué….anda ¿me juras qué? ¿vas a aplicarme los hechizos de tortura que te enseñaron tus amiguitos los puristas? Anda, dame esa satisfacción, mentiroso de mierda.-No confiaba en él y todo eso se lo reafirmaba, solo esperaba que a la descerebrada de Frances también le quedara claro. Le dio un empujón a Silas para quitárselo de encima y luego la miró a ella apuntándola con su dedo acusador.

-Y tú estás tan jodidamente mal de la cabeza como tu imbécil marido. Ya veo que tienes un algo por los que lanzan imperdonables. Ya veo.-No podía meterse en un problema más, si lo hacía corría riesgo de terminar expulsado o en el peor de los panoramas, lanzándose de las gradas de quidditch por no poder con tanta locura y tanta paranoia a la vez. Ese momento, lo de Kit, lo de Jessy, el alcohol. Estaba hasta la coronilla de problemas.

-¿Sabes qué? Bien, haz lo que se te de la puta gana.-Se lo decía a Frances, también, cansado de ese asunto y de que fuera una necia por llevar la contraria. De todos modos no apartó la vista de Graves y de su puta varita. -Mantente alejado, Grieves, la próxima vez no estaré tan tranquilo.

Se dio la vuelta para largarse. Si lo atacaba por la espalda quería pensar que Frances no sería tan perra como para no defenderlo a él.

por **Frances Alechinsky** Jue Ene 15, 2015 12:50 am

Tenía muy mala cara ya en el momento en el que Silas hacía que bajara su varita y les dijera que se calmaran. Pero es que el islandés estaba loco, loco de remate. Frances no entendía con qué cara iba ahí a mirarla con cara de juez acusador, era el menos indicado. Siempre estaba mal con algo, siempre había cosas que no le parecían. No tenía que darle explicaciones de nada. Aprovechó que Silas hacía lo mismo para salir de ahí, también secarse con la varita y también ponerse la ropa lo más rápido posible. Estúpido islandés, la hacía sentirse tan tan tan incómoda.

Pero más que eso, se quedó un poco paralizada cuando vio a Silas apuntar a Kris con la varita. Avanzó unos cuantos pasos por inercia, con el corazón a cien, mientras el islandés le contestaba y lo que decía la hacía sentir miserable. Claro, esas reacciones no podían ser normales. Desvió la vista cuando le hablaba, pero solo fueron unos cuantos segundos, nada más porque no quería que el islandés pensara que la podía aleccionar, que estaba haciendo mella en ella.

-¿Qué…..?

Claro que había balbuceado ese “qué” como una idiota porque no entendía qué tenía que ver ahí su marido, ni las imperdonables. Seguía sin saber un carajo de nada de eso. Lo vio darse la vuelta y por un momento quiso seguirlo, tanto para arreglar ese desaguisado como para preguntarle qué diablos había querido decir.

Sólo se quedó atenta a que Silas no moviera la varita para, efectivamente, atacarlo por la espalda. Había vuelto esa punzada de desconfianza, y peor aún, la estaba atacando un intolerable sentimiento de culpabilidad, de saber que había sido demasiado confiada. Afianzaba su varita con fuerza y se sentía muy arrepentida de los últimos quince minutos, aunque le hubiera gustado no sentirse así. Se apresuró a ponerse los tennis, haciendo que entraran bien para mirar a Silas una vez más, aunque en realidad no sabía bien qué decirle, estaba consternada y sentía que todo en su cabeza estaba en desorden.

-Nos vemos después.

Fue lo único que atinó a soltar antes de dar dos pasos al frente, aunque en dirección contraria a la que se había ido el islandés luego de decidir que no quería hablar con él. Sólo que dos pasos después se regresó, porque había dejado el Vademécum de ética jurídica en el pasto y tuvo que recogerlo. Ese simple movimiento la hizo sentir todavía peor por alguna razón, así que se apresuró a hacerlo para pegarlo contra su pecho y volver a sus intenciones de largarse. Estaba odiando a todo el mundo en ese momento.

por **Silas Graves** Jue Ene 15, 2015 1:33 am

Estaba tratando, de verdad. Desde que había entrado a la universidad había intentado a toda costa empezar de nuevo, pero en el mundo mágico eso era una labor bastante imposible, sobre todo con cosas tan horribles ocurridas hacía tan poco. Sobraba decir que mi vida familiar destruída era sólo una de las tantas consecuencias que la guerra había dejado y diario, a cada momento, se pagaba por lo que se había hecho. Me había quedado en silencio escuchando a Sveinsson, las palabras gastadas de siempre

-Mis amiguitos los puristas…- murmuré. Claro, por supuesto.

Sabía que nadie creía en el veredicto que me habían dado en los tribunales, por que muchos puristas convencidos se habían librado con el mismo argumento. En algún momento me sentí traicionado por la gente en la que mis padres supuestamente tanto confiaron, que no quisieron arriesgar nada al verme hecho una mierda con 17 años y una hermana en un orfanato. Nunca me victimizaba en público, pero tenía razones de sobra para no pedir ni deber nada a todas esas supuestas familias conservadoras siempre interesadas unas en otras. Aún quien estuviera interesado en la magia oscura debería ser menos egoísta y juntar a sus adeptos o algo así, pero no, ni siquiera. Era un paria absoluto y más valía resignarse a que no habría punto de acuerdo con nadie.

Al menos por el momento. Me dieron ganas de golpearlo contra la roca más cercana del lago por llegar a arruinar el momento más humano que había tenido en la universidad en un buen rato sólo por que sí, por que todos se sentían héroes de guerra.

-Whatever- ¿Qué quedaba por decir? para ser honesto estaba cansado de esas tonterías. Por un momento me dieron ganas de mandar la Universidad a la mierda y volver a tomar un empleo de esclavo en otro mundo, en esas vidas inventadas que no me había quedado más que vivir. Vi a Frances apresurada, regresando al mismo lugar donde había estado antes, o sea, en el de jamás volver a cruzar palabra conmigo, por que no, por que no estaba bien.

-¿Qué pensabas que iba a hacer, Frances? ¿A lanzarle un crucio por la espalda?, bueno, lamento decepcionarte. exhalé agobiado después de la escenita -No tienes qué hacer esto ¿Sabes? Nada volverá a ser lo mismo, lo tengo muy claro. Si vas a tener que enfrentarte a esto cada que se te ocurra hablarme, en serio, no me ofenderé si no lo haces. Así son las cosas-

Así eran las cosas, no me hacía ilusiones.

por **Frances Alechinsky** Jue Ene 15, 2015 12:50 pm

Se detuvo de golpe cuando mencionaba lo del Crucio por la espalda, como si nada. No había entendido ni la mitad de lo dicho por Kristján pero eso daba igual en esos momentos. Odiaba sentirse tan dividida de repente, sin saber qué decir exactamente, qué hacer. Cuando tenía todo muy claro las cosas eran muy claras, de un solo color: o mandaba a la mierda a la gente o no. Sin embargo con Silas las cosas eran muy difíciles.

-No lo sé, no lo sé, ese es el punto, que no lo sé.

Le dijo al tiempo en que se restregaba la frente con la palma de la mano. ¿En qué maldito momento había decidido hacerse las cosas tan difíciles acercándose a él?. Lo volvió a mirar y caminó unos pasos hacia su dirección, solamente para no tener que gritar.

-¿Tú crees que me importa lo que tenga que enfrentar o no para hablarle a quien se me de la gana? No me importa, eso me da exactamente igual.

Siempre le había dado igual, no estaba donde estaba en primer lugar precisamente por hacer lo que se tenía que hacer. Si hubiera hecho desde el principio de los días, quizá sería ella la que tuviera el brazo jodido, quizá hasta una marca tenebrosa visible, estaría en Azkaban, muerta o también liberada de toda culpa gracias a un abogado agudo.

-Lo que me da conflicto es no saber, no estar segura. Estoy ahí escuchándote hablar como todo un redimido para después verte perder la cordura, lo siento, es shockeante para mi…

Pero estaba siendo hipócrita, ella perdía los estribos por mucho menos, y reaccionaba igual de mal ante las provocaciones. Eran los rastros que había dejado la guerra, ella los entendía bien. O quizá de nuevo estaba buscando justificaciones para sentirse menos culpable de hacer lo que hacía.

-Sólo quiero sentirme segura contigo, no me importa lo demás.

por **Silas Graves** Jue Ene 15, 2015 1:59 pm

Bajé la mirada asintiendo, por que la entendía. O sea, entendía por qué era tan difícil y no esperaba que de un día a otro las cosas fueran distintas, pero a veces me cansaba de esa resignación aunque para ser honesto había pasado mucho, mucho tiempo desde que hubiera tenido un altercado, con todos vivía en una especie de tensa calma. Por un momento pensé que Frances iba a abofetearme por alguna razón, digo, era algo que ella hacía y no sería extraño. Tampoco era extraño que dijera que no le importaba lo que dijeran los demás, pero en eso había algo de sesgo.

-Entiendo que no te importa que te juzguen, pero se honesta y acepta que lo que piensen tus amigos y la gente a la que quieres sí que te importa- le respondí, no por llevarle la contraria, sólo por hacerlo notar. Ok, no se dejaba llevar por las convenciones pero todos teníamos gente en el mundo a la que considerábamos y era absurdo pensar que no nos afectaban esas cosas. Terminé de secarme con la varita y me puse la chamarra que había dejado en una roca al sentir que la piel se me erizaba de frío. Incluso parecía que estaba por llover (de nuevo).

Sonreí con cierta melancolía cuando me decía, muy honesta, que simplemente le costaba confiar en lo que decía. Sólo me encogí de hombros.

-Estaba enojado, arruinó la primera plática que tenía contigo en… ¿Cuatro años?- pues sí, qué iba a ser si no. Era absurdo pensar que sólo los magos oscuros tenían arranques de ira y amenazaban con la varita a quienes les sacaran de quicio. Vamos, ni siquiera ella misma se creería eso. Me acerqué varios pasos a ella, sabía que eso de mirar a los ojos y decir “soy inocente” valía un carajo, y tampoco es que fuera yo por el mundo rogándole a todos que me creyeran. Igual que a ella, sus opiniones tampoco me importaban demasiado si yo tenía claro qué era lo que había pasado conmigo.

-Frances, si salí de ese juicio sin acusaciones no fue por haberle pagado millones de galeones a un abogado. No tenía nada entonces, no tengo nada, mi padre me heredó deudas y esos amigos de familias importantes a los que quería tanto jamás movieron un dedo por mi. Me defendió un abogado de oficio que estaba de prácticas y…- me silencié un momento. No era fácil para nadie revivir esos momentos -No sé qué decirte-

por **Frances Alechinsky** Vie Ene 16, 2015 12:04 am

Se quedó pensando un momento en sí de verdad le importaba lo que pensaran sus amigos y la gente a la que quería. En realidad el único que le importaba al cien era Tobias, los demás podían meterse sus opiniones por donde más les conviniera, por mucho que los quisiera, incluido Sveinsson. Igual como rareza no le llevó la contraria para decírselo.

-Cinco.

Corrigió respecto al tiempo que llevaban sin hablarse. Dicho así parecía una condenada eternidad. Tuvo ganas de decirle que no había arruinado nada, que estaba bien, que si acaso, se había salvado de perder una carrera, pero no se vio capaz de decir nada, ni de hacer la broma, solamente pasó saliva y bajó la mirada, porque en efecto, estaba muy consciente de que no solo los magos oscuros perdían el control de vez en cuando, en especial si eran provocados. Alzó de nuevo la vista para hacer notar que ponía atención a lo que decía.

-Yo tampoco sé qué decirte.

Porque después de lo que acababa de escuchar todo le sonaba a una estupidez. Igual ¿qué podía decir? “Lo siento tanto, has sufrido demasiado” o “estoy aquí para lo que necesites, lo sabes ¿no?”, ese tipo de cosas que se suponía que debían decirse en una situación normal y que ella se sentía casi físicamente incapaz de decir. Quizá no era la mejor opción para Silas buscar contacto humano en ella.

-Suena creíble.

Le dijo por fin pero no como si lo estuviera juzgando, sino casi con tono de broma. Había decidido que le creía, punto. Tenía que aferrarse a eso, ¿qué caso tenía mentir de esa manera? ¿qué caso tenía elegir ser miserable? No iba a abrazarlo y a decirle que todo estaba bien entre ellos, que se iba a esforzar porque lo estuviera. Apretó más el libro contra su pecho y le hizo un gesto con la cabeza para que caminara con ella. Seguía teniendo un muy mal sabor de boca por lo que acababa de pasar.

-¿Puedes ver a Colleen aunque sea de vez en cuando? No se cómo funcionan esas cosas…

por **Silas Graves** Sáb Ene 17, 2015 9:51 pm

Sonreí con algo de tristeza cuando me recordaba que habían sido cinco años. Con un montón de gente tenía el mismo récord y tampoco es que me hubiera esforzado demasiado por cambiarlo. Me pregunté qué hubiera pasado si yo hubiera llegado cerca de Frances, seguramente ni siquiera hubiera intentado decirle nada. Una punzada de culpabilidad me llegó al saber que podía entristecerme y quejarme todo lo que quisiera pero nunca había hecho ningún intento por reparar el daño en mis viejas amistades.

-No es algo que ando diciéndole a todo el mundo por que odio la condescendencia ¿Sabes?- Y era cierto, quizás pecaba de ser demasiado orgulloso. Hasta ese momento no me había dado cuenta de la magnitud de mi orgullo y la conversación con Frances me estaba haciendo plantearme demasiadas cosas que creía resueltas hacia tiempo.

Me reí discretamente cuando me decía que sonaba creíble y de verdad quería pensar que no me decía mentiras; a pesar de los cinco años que habíamos pasado distanciados, seguía sintiendo que la conocía perfectamente. Me dio por pensar con desesperación que habían pasado mil cosas importantes para ella, que tenía hijos, que no los conocía y eso era una situación intolerable si pensaba que Frances era mi amiga. No quería pensarlo como algo en tiempo pasado, irrecuperable. Empecé a caminar a su lado y asentí.

-Sí, con la mayoría de edad ya tenía todas las libertades de hacer lo que le daba la gana, pero la verdad no tenía muchas opciones. Ella no se aventuró en el mundo muggle a lo loco como yo. Se fue a Glasgow con una prima que aún tenemos, creo que piensan abrir un negocio. Algo así.- empecé a decir, siempre pensando que mi hermana lo había pasado peor pero realmente no sabía si eso era muy acertado. Ambos habíamos pasado por cosas horribles y claro, tampoco pensaba que eso fuera exclusivo de nuestra familia. De verdad pensaba, con toda sinceridad, que nadie había sacado nada bueno de esa guerra.

-Tienes hijos- le dije sonriendo, y me guardé mi “con Alechinsky, quién iba a decirlo” por que quizás lo malinterpretaría -No lo puedo creer

por **Frances Alechinsky** Sáb Ene 17, 2015 10:39 pm

Podía entender perfectamente que odiara la condescendencia, aunque siempre había límites para el orgullo, ella lo había aprendido recientemente. Seguía sintiendo un halo de incomodidad extraño, pero seguramente iría desapareciendo poco a poco. Lo escuchó hablar sobre Colleen y sintió una punzada de nostalgia, a ella también la había llegado a apreciar por las veces en que la había visto corretear en esas reuniones que Annapola solía organizar, cuando era más chica.

No se atrevió a preguntarle más por ella, podía notar que las cosas no eran nada fáciles. En lo que a ella respectaba se sentía afortunada, porque después de la guerra había podido aferrarse a sus hijos, a la idea de que nada nunca estaría lo suficientemente mal como para querer matarse si los tenía a ellos, por decir algo. Y sí, precisamente Silas sacaba el tema. Sonrió en automático, el halo de incomodidad se desvanecía.

-¡Tengo tres, es una locura! A veces yo tampoco lo puedo creer.

En verdad, a veces todavía los miraba y parecía sorprendida de que todos fueran suyos. Aunque claro, sabía que jamás habría logrado salir al paso si el padre no fuera precisamente Tobias.

-Es una locura. Y es una locura también estar intentando estudiar una carrera a la vez. Pero son buenas bestias y tienen un tío muy bondadoso. Tres…o sea…tres. ¿Quieres verlos? Traigo una foto en la mochila

Sí, qué horror, ahora era ese tipo de persona a la que le encantaba mostrar fotos de sus hijos haciendo chistosadas. Tres cuando seguro en Hogwarts nadie se la hubiera imaginado como madre de nadie ni de nada más que de Fabelo, y eso era un decir porque Fabelo casi se cuidaba solo desde que ella tenía memoria.

-¿Tú dejaste hijos regados en el mundo muggle?

Casi agregaba algo como “¿pequeños mesticitos liberales, quizá?” pero era demasiado temprano para esas bromitas.

por **Silas Graves** Mar Ene 20, 2015 12:10 am

Sonreí con cierto entusiasmo cuando a ella le volvía el alma al cuerpo apenas mencionar a sus hijos. Parecía que seríamos viejos amigos al meno spo rlo que restaba de esa charla, y no podía pensar en un futuro más optimista al menos si estuviera sólo hablando de los siguientes minutos. Eso ocurría cuando te quedabas en la miseria, vivías el momento. Y no, no lo decía como si fuera algo precisamente bueno, por que también te restaba bastante perspectiva sobre el futuro que a veces hacía falta tener.

-Claro que quiero verlos- le respondí a Frances con honestidad. Me moría por ver si se parecían ella, si tenían sus ojos, o su nariz, o la manera en que eso la había cambiado. No quería decir que no fuera la misma Frances de hacía cinco años pero en definitiva nunca había visto que sus ojos brillaran tanto cuando hablara de algo, o mucho menos que sacara la fotografía de alguien para mostrármela. Me reí con lo de los hijos.

-No creo… y si así fue, seguro no me buscaron para cobrarme nada por que una casa en ruinas no es precisamente una gran herencia.- con eso le dejaba claro que, además, sí que me había acostado con varias chicas (muggles, ninguna bruja me miraría en mis condiciones, desde los diecinueve años). Sería graciosísimo que a los treinta y tantos años llegara una de esas chicas a que le explicara qué demonios era una carta de Hogwarts y “por qué le llegó a nuestro hijo”. Me reí y me detuve un momento esperando que de verdad Frances me mostrara las fotografías de sus hijos. Eso era ya como acaso llegar a conocerlos, por que sabía que estaba lejos de eso.

-Oye, de verdad te extrañé. Fueron tiempos jodidos, y no merezco nada, pero te estoy diciendo la verdad- le dije, por que era lo único que tenía por decirle.

por **Frances Alechinsky** Jue Ene 22, 2015 12:45 am

Miró a Silas con los ojos entrecerrados solamente para averiguar si decía la verdad acerca de las fotos. Claro, no era legeremaga así que no había modo de saberlo, tenía que apostar porque en verdad no estaba siendo una de esas personas que lo último de lo que querían saber era de los bebés aunque fingieran que sí.

Luego de una última mirada de escrutinio pasó su mochila hacia enfrente y la abrió para sacar la foto. Era Per sonriendo como todo un encanto mientras Fabelo intentaba llamar su atención paseándose entre sus piernas, a su lado estaba Aimée en una andadera, y lanzaba algo hacia la cámara –un pato de peluche que terminaba oscureciendo la imagen justo antes del loop- y Hanin en los brazos de su padre, siendo bebé y ya.

-Ese es Per, es de oro. Esa es Aimée y esa es Hanin. Ah bueno y ese es Tobias. Pobre del pato, acabó todo enlodado. ¿Te acuerdas de Fabelo? Le caías bien, creo que eras el único en la sala común que no lo sacaba de quicio.

Miró de reojo la fotografía y asomó una sonrisa por su cara, quizá no eran la familia perfecta y tenían un montón de fallas pero no podría pedir más en ese momento. Debía esforzarse más, lo sabía.

-Yo también te extrañé.

Le dijo por fin, sin evadir aquella aseveración. Y también decía la verdad, aunque las cosas habían salid demasiado mal. Más que nunca, quería creer que lo del Imperius no era solo una coartada.

-Fue muy difícil para mi escuchar todo lo que se decía de ti. Nunca se lo dije a nadie, pero en verdad me dolió mucho, no imaginaba…

Las atrocidades que hacía con los mortífagos o con los aspirantes a serlo, no imaginaba las víctimas, ni las motivaciones, ni los medios.

-…simplemente no podía visualizarte.

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