Two Pints of Lager

Kim llevaba un buen rato insistiendo que algo le pasaba, pero David no sabía a qué se refería con eso de que lo notaba raro. La luna llena, sería. En verdad, David no sabía de qué estaba hablando, pero la dejaba seguir como loca. -No tengo nada, en serio. -Le había insistido mientras daba el primer glorioso sorbo a su cerveza. Adoraba a Kim, era de las mejores amigas que tenía y desde que se había declarado lesbiana total, enfrente de todo mundo, hasta la quería más. Por eso le sorprendía que ella le llegara con cuentos de que estaba raro cuando no tenía absolutamente nada. Al contrario, estaba mejor que nunca, ¿qué no se notaba?

-ESTOY ALEGRE, ESTÁS COMO UNA CABRA. TE ESTABA ESCUCHANDO.-Le dijo riéndose y limpiándose con una servilleta la cerveza que se le había derramado en el brazo.-Estaba esperando a que terminaras de contarme, maldita loca.-La empujó cuando le daba ese beso pero después la volvió a atraer hacia él para abrazarla bruscamente.

-No viene nadie más. Ni habrá más festines orgiásticos. ¿No te has enterado que de nuevo soy un lobo con compromiso?-No había tenido una novia desde lo de la rusa que lo había hechizado con sus poderes de semiveela y no recordaba haberle contado a Kim lo de Jasmine aunque todo mundo lo daba tan por hecho que no era una noticia que le hubiera dicho a nadie con seriedad, excepto a Frances por necesitar su consejo femenino mientras Kim perseguía quaffles.

-Pero cuéntame lo de las Harpies bien.-Le daba envidia cuando mis amigos me salían con asuntos de contratos y pruebas para el quidditch profesional. Por supuesto que no había una cláusula especial que prohibiera contratar licántropos, pero aún así nadie los contrataba, haber intentado ir por ese camino habría sido una pérdida de tiempo, encontrar cualquier trabajo teniendo esa maldición era difícil en el mundo mágico de esos días.

David se carcajeó como un loco por la manera en que Kim se ponía. Le gustaba estar con ella porque era desvergonzada y loca. A veces le daba vergüenza que gritara todo como una loca pero era parte de su encanto. Le puso la palma de la mano en la frente y fingió querer alejarla de él cuando se le acercaba a abrazarlo y preguntarle quién era la conquista. Seguramente se iba a reír.

-Ya tiene tiempo pero estás taaaaan ocupada con tus contratos multimillonarios con las Harpies…-Le dijo para ver sus caras de falsa indignada y le apretó la punta de la nariz con el dedo índice y el medio. Bebió un trago largo de su cerveza antes de que Kim se la tirara con otro abrazo de loca y luego la puso sobre la mesa con un duro golpe, con el tarro vacío.-Sigo siendo un ganador en esto de beber cerveza. Cómprame otra.

Estaba haciendo el tonto a propósito antes de decirle, solamente para ver hasta donde llegaban sus ganas de chisme. -Jasmine Hartmann. Volvimos.-Alzó las cejas esperando su reacción aunque no pensaba que fuera a ser negativa después de todo era natural que pasara, que volvieran y que decidieran darse una oportunidad luego de todos los años de locura que habían pasado. Con un gesto pidió otra cerveza para él y otra para Kim.

-No me vayas a salir con tus cosas eh, te lo advierto. Estoy en una pieza.-Con que tenía que haber pasado sus pruebas y que todo era un mal augurio, lo había dicho con la rusa y se había cumplido, Kim era de mal agüero.

Lo miré muy mal cuando me hacía esperar, y como si fuera un pirata pedí dos tarros más de cerveza, apurando la que me quedaba y claro, tardándome más de lo que se había tardado David en acabársela por que mi inocente garganta de muchachuela no podía competir contra su sed bestial. Después de Hogwarts había intentado beber a su ritmo, pero ahora aceptaba que era humanamente imposible. Estaba ya lista para ver a quién tenía qué aprobar cuando soltaba el nombre que menos esperaba, el de Jasmine.

Para empezar, era un poco incómodo que ella y yo hubiéramos tenido algo, que de ese algo quedara amistad y que yo aceptara de vez en cuando que no me había atrevido a seguir con ella por sentirme demasiado vulnerable. Ok, ok, técnicamente habían vuelto pero volver después de una tontería de 16 años y volver ahora era… bueno, era otra cosa. Las locuras y el humor maniaco eran lo mío por regla, pero se me iba, sobre todo cuando me ponía seria. La mejor idea que tuve en ese momento fue darle un trago grosero a la cerveza y limpiarme con una servilleta como una señorita, no como hubiera hecho segundos antes. Me había descolocado bastante, no en plan bobo de decirle “¿Ella? naa, no me gusta como estornuda, es ridículo”

-Wow- iba a ser muy evidente para David que habíamos pasado de cero a cien en cuestión de malos viajes, pero no podía evitarlo. Volví a beber mientras ordenaba mis ideas, deseando alegrarme y pensar que eran el uno para el otro desde siempre pero por alguna razón me sentí como un perro celoso y no sabía siquiera por cuál de los dos era. Algo me parecía raro en todo eso.

-Digo, ha sido tu amiga de toda la vida y… ah… ¡No sé! no sé qué decirte, esperaba que me dijeras cualquier cosa, que tienes una relacion gay con el decano Blackburn o yo que sé- Me encogí de hombros asimilándolo como una computadora leyendo un diskette, casi sentía que mi cerebro emitía un ruido de almacenaje o algo así. -Oye, tengo que ver a Angus, ya sé que te mandaron llamar de su escuela por repetir las majaderías que yo digo, pero sabes que lo hago con el corazón, no para malinfluenciar a tu engendro- por que claro, David me había contado que Angus había llegado a saludar a sus amiguitos del preescolar con un “HOLA, PUTAS” que a la maestra no le había hecho gracia. Sí, había cambiado de tema como una cobarde.

Efectivamente, para David fue muy evidente el cambio de actitud de Kim, aunque intentara hacer su broma sobre su relación gay con el decano Blackburn. La notaba incómoda y no quería indagar en sus sentimientos para ver qué le pasaba y como remediarlo. Estaba claro que no se sentía feliz, eso seguro. Pero él también era cobarde y por eso cuando Kim cambió de tema él no hizo nada por volver a él e indagar. Al contrario, prefirió hablar de Angus y no decir nada más respecto al tema de Jasmine por el momento.

-Sí, pobre niño, no tiene la culpa de tener una tía tan guarra. De todos modos no pasó a mayores, nadie sabía lo que quiso decir, ni él mismo.-No lo pudo evitar y soltó una carcajada de idiota por imaginar a su cachorro saludando de esa manera a sus amiguitos preescolares. La risa fue tan fuerte que hasta olvidó que hacía un segundo habían pasado por un momento muy incómodo. Bebió la mitad de su nueva cerveza.

Le sorprendió la llegada de Hutchins mayor, pero no le molestó, era un buen amigo y eso. -Son unos traidores, si quisiera cometer actos ilegales sería tan fácil dar conmigo…-Bebió más de su cerveza y luego se abalanzó sobre Kim para darle un beso húmedo y encimoso en la mejilla. Cualquier cosa que tuviera en ese momento, cualquier cosa que la hubiera enojado, podía arreglarse.

-¿Qué? ¿A qué viene eso? ¿Cómo para qué me iba a presentar en pruebas para un equipo profesional? Un loco me mordió y ahora soy un licántropo, ¿recuerdan? Paria de la sociedad, ¿no conseguimos trabajo en ningún lado? ¿te suena de algo?-Le dio un zape a Jude, bien merecido y después se hizo para atrás para acabar el resto de la cerveza. Era el día de “ataquen al lobo”.

Para ser honesta, la incursión de Jude Hutchins en escena era lo mejor que podía pasar. David ya había notado que me había puesto rara con eso de que había “vuelto” con Jas Hartmann y la verdad era que no quería terminar discutiendo con él por cosas que ni siquiera tenían sentido lógico, pero me conocía bien. Y él se conocía, tampoco había insistido con el tema ni querido que me emocionara como cuando andaba con esa rusa hermosa que no iba a dejarle nada bueno. Le sonreí a Jude cuando llegaba aparentemente con algo muy particular qué decirle a David. Me emocioné cuando decía que se trataba de quidditch.

-Nunca- respondí de inmediato, seria como analista deportivo en panel de televisión -Justamente por eso, Hutch, por que nadie contrata licántropos ¿Pero qué insinúas, que hubieran cambiado de opinión?- pregunté con el ceño fruncido de concentración.

Sabía la historia de David. Sabía de su vida, y también que tenía un antes y un después de las cosas que había soñado con hacer. El Quidditch, para el que era jodidamente bueno, había sido algo imposible después de haber sido mordido y casi nadie tocaba el tema, por eso me parecía raro -con justa razón- que Jude llegara así tan directo a hablar del tema más sensible respecto a lo que David hubiera querido hacer con su vida. Tenía qué seguir poniendo la nota de buen humor.

-Pero tú qué dices, Hutch, creo que te presentabas a pruebas desde los catorce años cuando ya medías 1,80 y sospechabas que tu cerebro no daba para más- no era mi mejor amigo pero había confianza suficiente para decirle esas barbaridades. Me reí y pedí más cerveza, sólo para forzarlos a beber más rápido aunque todos tuvieran la mitad o poco menos de sus raciones. -Al grano, gigantón ¿Qué vienes a ofrecernos? digo, en plural por que aquí Mr. es sólo 4 centímetros menos idiota que tú, como dice Frances. Yo intercederé por él y su corto intelecto-

David siempre se reía mucho con eso de ser solo 4 centímetros menos idiota que Hutchins y en esa ocasión no fue la excepción aunque ya estuviera tenso por muchas cosas en esa noche, o lo que iba de ella, empezando por la rareza de Kim, aunque ya se le iba poco a poco y acabando con Hutchins que había perdido la cabeza y llegaba a hablar de quidditch como si él hubiera decidido no presentarse a pruebas nada más porque sí, por huevón.

Pero cuando Hutchins empezó a lanzar la propuesta que tenía, David no se lo podía creer. Abrió mucho los ojos y escuchó con mucha atención aunque de pronto lo que escuchaba se convertía en eco. ¿Shorten sabía que era licántropo y aún así lo quería?-Ok, déjame procesar esto… –Se quedó diez segundos mirando hacia la nada mientras bebía otro largo (larguísimo, de hecho) trago de cerveza.

La primera reacción de David fue sentirse eufórico por la noticia de que tendría una oportunidad. Eufórico como un niño que no mide nada, que solo está feliz por poder conseguir lo que desea con todo su corazón. David tenía una buena vida, no podía quejarse, le iba bien con el bar, seguía en pie y funcionando cada vez mejor luego de todos esos años, pero el quidditch seguía siendo su verdadera pasión, su sueño frustrado.

Luego de la primera impresión, ya no se sintió tan seguro. Lo analizó todo, porque podía por ser solo 4 centímetros menos idiota que Hutchins. A los Cannons no les iba nada bien, ni siquiera la prensa los consideraba importantes en ese momento, no tenían relevancia. Sonaba a un sueño dorado tener un jugador competente que a la vez fuera un escándalo en la prensa. Un licántropo en un equipo de quidditch solamente sonaba como una momentánea cuartada publicitaria, otro tipo de discriminación.

-Pero Hutchins…-Empezó a decir. Bebió lo que le quedaba de cerveza. Iba muy rápido pero aguantaba bien, por lo que no se preocupó.-…si acepto estar en este equipo mediocre porque está claro que necesitan refuerzos de donde sea (perdóname si lo digo así, es tu equipo, pero solo tú vales la pena ahí) significará que le estoy dando pie a la misericordia por mi condición y también a venderme de mala manera. No sé si me estoy explicando aquí…

La verdad era que me había emocionado, pero había intentado ocultar el brillo de mis ojos de loca cuando el gigantón de Hutch llegaba con esa noticia y sí, sabía que los Chudley Cannons siempre estaban esforzándose por no descender a la segunda división, pero juraba que si el tipo hubiera llegado con la misma propuesta dirigida a mi, estaría desde ya preguntándole cuáles eran las fechas de mi prueba. Eso sí, en mi el tema no era tan sensible como en el lobo que le daba por lloriquear de todo. Ok, entendía perfectamente lo difícil que era vivir con su maldición pero ¡Era una prueba profesional! ¿De verdad iba a salir con cositas?

Pues claro, hasta parecía que no lo conocía.

-¿Misericordia lobo? ¿Qué equipo tiene misericordia? ¡NINGUNO! ven por sus intereses y punto, no hay misericordia en este mundo y si fueras una mierda de jugador sin licantropía y sin impedimentos de ninguna clase JAMÁS te darían una prueba. Sí ya sé que suena horrible decir que te necesitan aún con tu detallito, pero vamos, a la mierda con eso… ¿No?- Claro que me iba a poner del lado de Hutch. Sobre todo y de manera muy infantil, por que me encantaría ver a David sobre una escoba de nuevo, compitiendo deveras, no sólo queriendo humillar a los pobres diablos de la carrera.

Sí, asentí. Cualquier pobrediablo la mitad de bueno en Birgantia (o sea, como yo por ejemplo) estaría preguntando dónde firmaba. Mi prueba con las Harpies ni siquiera era segura, no tenía una fecha, mucho menos alguien rogándome por presentarme. Ellas esta temporada tampoco tenían una gran chance de ganar la copa por que habían tenido un pésimo inicio de temporada. Zarandée a Finnerty haciendo que su cerveza (de nuevo) se derramara en su vaso.

-YA SÉ YA SÉ antes de que empieces a conmiserarte con las dificultades del licántropo déjame decirte una cosa: jugador de quidditch o no, te van a discriminar. Ahora dime ¿Prefieres que te discriminen en una tienda de abarrotes, O EN UN CAMPO DE QUIDDITCH? carajo David, sabes perfectamente como es la gente. Eso debería más bien incentivarte-

David negó repetidas veces con la cabeza mientras Hutchins y Kim hablaban. Lo veían todo de una forma muy simple, o a lo mejor él ya estaba muy dogmatizado, pero no dejaba de pensar que aquello de los Canons era solo un truco publicitario, un ardid en el que él no saldría ganando.-No, no lo están entendiendo. No soy un jugador con valor en la liga y mi nombre no resuena en el quidditch porque nadie le hace pruebas a licántropos. Por favor, si en una tienda cualquiera de Diagon duras sólo dos días si acaso alguien se entera que eres licántropo. No llevamos precisamente una vida que nos ayude a formar currículum. Lo están viendo todo como lo ve un jugador normal: oportunidades, posibilidades. Lo único que yo veo aquí es un truco publicitario y la casualidad de que hay un licántropo recomendado y con suerte lo suficientemente bueno como para que pueda apoyar al equipo.

No estaba seguro de que lo comprendieran, ni esperaba tampoco lograr que vieran las cosas como él las veía. No quería victimizarse, pero nadie sabía lo que significaba de verdad ser un hombre lobo hasta que…pues eras uno. Siempre le había parecido estúpida toda la discriminación, especialmente en el deporte; eran más fuertes, eran más rápidos, tenían los sentidos más despiertos y cuando la luna llena se acercaban, podían convertirse en un elemento valioso. Pero claro, ¿quién aceptaría argumentos parecidos cuando era el miedo el que dominaba?

-Preferiría que no me discriminaran, eso preferiría.-Le hizo una falsa cara de molestia a Kim por derramar su cerveza por enésima vez. Se bebió lo que restaba de la misma, ¿en cuál iba? ¿la quinta de la noche? Ya ni siquiera las iba a contar, menos después de lo que se estaba cocinando en esa mesa. Quería decir que sí, con todas sus ganas, pero esos detalles lo incomodaban mucho.

-Les apuesto lo que quieran que a que una vez que los Cannons consigan lo que quieren, que es ruido y publicidad, terminarán mandándome al diablo sin razón aparente. ¿Cuánto quieren apostar? En serio. Les doy un año. Me contratarán, será un escándalo, anotaré unos cuantos puntos y luego me correrán.-No se podía hacer ilusiones, desde que lo habían mordido, desde Alex, desde Eugenie, vivir ilusiones no servía de nada.