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Un día normal
2 participantes
Brigantia86 :: Mundo Muggle :: Gran Bretaña :: Londres
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Un día normal
Un día normal era estar en casa, sin sentir que el tiempo se iba absurdamente rápido por toda la cantidad de cosas que se tenían que hacer. Sonaba a argumento de señora cansada y odiaba pensarlo de esa manera, que de lunes a viernes todo era un viacrucis y que la verdadera felicidad no llegaba hasta el estúpido sábado. Encima, de idiota, se había echado parte de la responsabilidad por la cena de navidad esa en la que había convocado a todo dios. No iba a cocinar, eso lo haría Jasmine, pero de todos modos sentía que se arrepentía por intentar ser un encanto.
Las cosas no estaban bien en general, no por nada dentro de su casa, seguía pensando que al menos ahí se sentía segura, pero últimamente todos parecían muy dementes y Frances no sabía cómo manejar ciertas cosas que la consternaban mucho. Por eso, ahora que estaba en su casa, se sentía más segura que en la universidad con toda esa interacción humana que la enfermaba. Ni siquiera quería pensar en ello.
Buscó a Tobias por toda la casa y cuando lo vio por la ventana en el patio fumando soltó una expresión de odio. Iba a salir por él pero antes tenía que enfundarse en su abrigo y ponerse un gorro porque en verdad era muy friolenta. La otra opción era golpear la ventana como loca y hacerle señas, pero Frances creía que él fingía siempre no escuchar que golpeaba el vidrio para no tener que hacerle caso, así que esa técnica realmente no servía. Salió y maldijo para sus adentros que al tonto le gustara fumar al aire libre.
-Prometiste que me ibas a llevar al cine…dijiste que me ibas a llevar a ver Legend, deja de hacerte el loco. Lo prometiste, lo prometiste muchas veces.
No lo había prometido ni una sola vez, pero ella sí le repitió varias que lo había hecho mientras tiraba de una de las trabillas de su pantalón con insistencia, antes de jalarlo más fuerte para besar su mejilla.
-Ya no me amas, ¿verdad?
Le preguntaba eso más frecuentemente de lo normal, no porque lo pensara, sino porque le gustaba escuchar la respuesta, incluso cuando le contestaba que no.
-Si me amaras me llevarías a ver unicornios y goblins al cine. Vamos adentro, hace un frío de mierda.
Las cosas no estaban bien en general, no por nada dentro de su casa, seguía pensando que al menos ahí se sentía segura, pero últimamente todos parecían muy dementes y Frances no sabía cómo manejar ciertas cosas que la consternaban mucho. Por eso, ahora que estaba en su casa, se sentía más segura que en la universidad con toda esa interacción humana que la enfermaba. Ni siquiera quería pensar en ello.
Buscó a Tobias por toda la casa y cuando lo vio por la ventana en el patio fumando soltó una expresión de odio. Iba a salir por él pero antes tenía que enfundarse en su abrigo y ponerse un gorro porque en verdad era muy friolenta. La otra opción era golpear la ventana como loca y hacerle señas, pero Frances creía que él fingía siempre no escuchar que golpeaba el vidrio para no tener que hacerle caso, así que esa técnica realmente no servía. Salió y maldijo para sus adentros que al tonto le gustara fumar al aire libre.
-Prometiste que me ibas a llevar al cine…dijiste que me ibas a llevar a ver Legend, deja de hacerte el loco. Lo prometiste, lo prometiste muchas veces.
No lo había prometido ni una sola vez, pero ella sí le repitió varias que lo había hecho mientras tiraba de una de las trabillas de su pantalón con insistencia, antes de jalarlo más fuerte para besar su mejilla.
-Ya no me amas, ¿verdad?
Le preguntaba eso más frecuentemente de lo normal, no porque lo pensara, sino porque le gustaba escuchar la respuesta, incluso cuando le contestaba que no.
-Si me amaras me llevarías a ver unicornios y goblins al cine. Vamos adentro, hace un frío de mierda.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Un día normal
-¿Cuántas veces te lo prometí exactamente?- preguntó Tobias sin mirarla, sin que se notara que estaba haciendo un chiste, pero ella lo sabría. A diferencia de su señora esposa, él sólo traía puesta una sudadera, así que le tocó sonreír al ver el abrigo y el gorro -¿Y ese abrigo qué?
Le ofreció el porro y el encendedor. De vez en cuando en la semana, sabiendo que sus hijos dormían y que todo en casa estaba en orden, salía a fumar y lentamente se olvidaba de que era padre de 3 a los 24 años. Se rió aún más cuando Frances le decía que si ya no la amaba. Casi nunca le contestaba esas cosas y, quizás por el efecto del cannabis, empezó a recordar que haciendo cuentas nunca le había soltado un “te amo” de esos de película, por que le parecía lo más estúpido del mundo, y cuando se lo decía siempre era a gritos y en alguna situación absurda.
-No, se terminó la magia. Quiero la custodia de los niños Frances era posiblemente la única esposa que no se tomara eso en serio, aunque como mínimo esperaba que le diera un golpe (y tenía la mano bastante pesada… aún sin convertirla en hierro). Accedió a ir adentro, aunque sintió que el efecto de calma callada que tenía en la semioscuridad del patio se desvanecía de golpe con el calor de la casa, la casa familiar, que tenía ya un significado muy distinto desde que era su casa y no la de sus padres.
Tobias exhaló pensando que no podía evitar la conversación por mucho más tiempo. Esa misma mañana había ido a la entrevista de trabajo que Abner, su cuñado, le había conseguido. Estaba yendo contra todos sus principios ahí, aceptando un trabajo de burócrata y consiguiendo el puesto con tráfico de influencias, aunque fuera a un nivel inofensivo. Le entró el pánico de saber que había tomado una decisión importante sin consultar a su mujer, pero la situación tenía que cambiar. Era momento.
-Frances, oye, voy a dejar la universidad- dijo sentándose con calma en el pequeño comedor que estaba unido a la cocina. No podía soportar una conversación seria en la sala, donde sus padres siempre las tenían, sin gritar, sin locuras. Los Alechinsky padres eran el opuesto perfecto de sus "conversaciones serias" con Frances.
Le ofreció el porro y el encendedor. De vez en cuando en la semana, sabiendo que sus hijos dormían y que todo en casa estaba en orden, salía a fumar y lentamente se olvidaba de que era padre de 3 a los 24 años. Se rió aún más cuando Frances le decía que si ya no la amaba. Casi nunca le contestaba esas cosas y, quizás por el efecto del cannabis, empezó a recordar que haciendo cuentas nunca le había soltado un “te amo” de esos de película, por que le parecía lo más estúpido del mundo, y cuando se lo decía siempre era a gritos y en alguna situación absurda.
-No, se terminó la magia. Quiero la custodia de los niños Frances era posiblemente la única esposa que no se tomara eso en serio, aunque como mínimo esperaba que le diera un golpe (y tenía la mano bastante pesada… aún sin convertirla en hierro). Accedió a ir adentro, aunque sintió que el efecto de calma callada que tenía en la semioscuridad del patio se desvanecía de golpe con el calor de la casa, la casa familiar, que tenía ya un significado muy distinto desde que era su casa y no la de sus padres.
Tobias exhaló pensando que no podía evitar la conversación por mucho más tiempo. Esa misma mañana había ido a la entrevista de trabajo que Abner, su cuñado, le había conseguido. Estaba yendo contra todos sus principios ahí, aceptando un trabajo de burócrata y consiguiendo el puesto con tráfico de influencias, aunque fuera a un nivel inofensivo. Le entró el pánico de saber que había tomado una decisión importante sin consultar a su mujer, pero la situación tenía que cambiar. Era momento.
-Frances, oye, voy a dejar la universidad- dijo sentándose con calma en el pequeño comedor que estaba unido a la cocina. No podía soportar una conversación seria en la sala, donde sus padres siempre las tenían, sin gritar, sin locuras. Los Alechinsky padres eran el opuesto perfecto de sus "conversaciones serias" con Frances.
Tobias Alechinsky- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Un día normal
-Miles, miles de veces.
Repitió respecto a eso de ir a ver la película y sólo le hizo un mohín por la mención del abrigo. Negó con la cabeza cuando le ofrecía el porro y el encendedor, ahora le hacía menos falta que antes, así que se podía permitir negarse al placer de la desfachatez por una vez.
-Jamás, estás jodido si crees que te quedarás con mi hijito de oro. Tengo influencias ¿sabes?
Le dio un golpe con el puño en el brazo antes de colgarse de él para entrar. Había hecho esa broma de las influencias sin saber que el imbécil de Abner se había inmiscuido en sus asuntos sólo para sentirse poderoso y superior, ofreciéndole a Tobias una oportunidad.
Al estar dentro de la casa y sin tener pensamientos profundos de ningún tipo, porque no estaba drogada, y porque había decidido dejar a un lado las tonterías que rondaban su cabeza, se quitó el gorro y el abrigo. Lo único que tenía en mente en ese momento era seguir insistiendo que la llevara al cine y que le hablaran a Jasmine y a David para que cuidaran a los niños –Aimeé lloraba en el cine y era insoportable.
Pero antes de poder abrir la boca, le soltaba que dejaría la universidad. Lo miró extrañada. La decisión, todo fuera dicho, no le parecía descabellada, les faltaba dinero, pero así de la nada le sabía raro.
-Pero si la dejas no tendremos lo de tu subsidio y con lo mío no bastaría. Tienes que buscar un empleo antes, tener algo seguro.
Le dio mala espina todo de pronto. Se pasó el cabello por detrás de las orejas en un gesto incómodo. De repente a ella también le entró pánico, porque no se imaginaba a Tobias en un trabajo que odiara, por decir algo.
Repitió respecto a eso de ir a ver la película y sólo le hizo un mohín por la mención del abrigo. Negó con la cabeza cuando le ofrecía el porro y el encendedor, ahora le hacía menos falta que antes, así que se podía permitir negarse al placer de la desfachatez por una vez.
-Jamás, estás jodido si crees que te quedarás con mi hijito de oro. Tengo influencias ¿sabes?
Le dio un golpe con el puño en el brazo antes de colgarse de él para entrar. Había hecho esa broma de las influencias sin saber que el imbécil de Abner se había inmiscuido en sus asuntos sólo para sentirse poderoso y superior, ofreciéndole a Tobias una oportunidad.
Al estar dentro de la casa y sin tener pensamientos profundos de ningún tipo, porque no estaba drogada, y porque había decidido dejar a un lado las tonterías que rondaban su cabeza, se quitó el gorro y el abrigo. Lo único que tenía en mente en ese momento era seguir insistiendo que la llevara al cine y que le hablaran a Jasmine y a David para que cuidaran a los niños –Aimeé lloraba en el cine y era insoportable.
Pero antes de poder abrir la boca, le soltaba que dejaría la universidad. Lo miró extrañada. La decisión, todo fuera dicho, no le parecía descabellada, les faltaba dinero, pero así de la nada le sabía raro.
-Pero si la dejas no tendremos lo de tu subsidio y con lo mío no bastaría. Tienes que buscar un empleo antes, tener algo seguro.
Le dio mala espina todo de pronto. Se pasó el cabello por detrás de las orejas en un gesto incómodo. De repente a ella también le entró pánico, porque no se imaginaba a Tobias en un trabajo que odiara, por decir algo.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Un día normal
Al menos estaban en la misma sintonía y no se engañaban: dos subsidios universitarios funcionarían si no tuvieran tres hijos. Ni siquiera hubo un pero ni una preocupación sobre el futuro de su brillante carrera en las artes oscuras. Se enojó absurdamente por el detalle, pero negó a si mismo que eso le afectara, aunque de inmediato se puso a la defensiva, sutilmente, como cuando creía que nadie lo notaba.
-¿Crees que no tengo un plan?- le preguntó todavía medio sonriendo, pero no de la misma manera. Por supuesto que tenía un plan, por que alguien tenía qué hacerlo. Le retumbaba en las entrañas cada vez que Frances decía con su familia “que muchas gracias pero ellos no necesitaban nada” y él se reunía de vez en cuando con Demetrius Burroughs (con el que se llevaba genuinamente bien, aunque sólo cuando no estaba el resto de su familia presente -Frances incluida-) para aceptar “un poco de ayuda, para mis nietos”. Volvió a exhalar apesadumbrado odiando tener esa necesaria charla.
-Mira, Frances, hoy fui a una entrevista de trabajo en el Ministerio, es poca cosa, pero al menos está en Misterios, así que no estaré muy alejado de mi carrera, por si acaso eso te preocupa, y bueno, la paga es diez veces nuestro subsidio… el de los dos juntos.
Había decidido firmemente jamás quejarse por esa situación ni victimizarse, pero sí lo había dicho en un tono ligeramente agresivo, como para que Frances validara su sacrificio o algo así. Prefería irse por las ramas antes de mencionar a su hermano, o con algo de suerte, nunca mencionarlo, aunque su esposa no era ninguna tonta y sabía que un puesto así no se lo ofrecían a cualquier mago con carrera trunca y la peor de las actitudes.
-Tu padre nos ha estado dando dinero también- sí, se había convertido en esa persona, en un adulto que discutía con su esposa por dinero. Y no había manera de evitarlo.
-¿Crees que no tengo un plan?- le preguntó todavía medio sonriendo, pero no de la misma manera. Por supuesto que tenía un plan, por que alguien tenía qué hacerlo. Le retumbaba en las entrañas cada vez que Frances decía con su familia “que muchas gracias pero ellos no necesitaban nada” y él se reunía de vez en cuando con Demetrius Burroughs (con el que se llevaba genuinamente bien, aunque sólo cuando no estaba el resto de su familia presente -Frances incluida-) para aceptar “un poco de ayuda, para mis nietos”. Volvió a exhalar apesadumbrado odiando tener esa necesaria charla.
-Mira, Frances, hoy fui a una entrevista de trabajo en el Ministerio, es poca cosa, pero al menos está en Misterios, así que no estaré muy alejado de mi carrera, por si acaso eso te preocupa, y bueno, la paga es diez veces nuestro subsidio… el de los dos juntos.
Había decidido firmemente jamás quejarse por esa situación ni victimizarse, pero sí lo había dicho en un tono ligeramente agresivo, como para que Frances validara su sacrificio o algo así. Prefería irse por las ramas antes de mencionar a su hermano, o con algo de suerte, nunca mencionarlo, aunque su esposa no era ninguna tonta y sabía que un puesto así no se lo ofrecían a cualquier mago con carrera trunca y la peor de las actitudes.
-Tu padre nos ha estado dando dinero también- sí, se había convertido en esa persona, en un adulto que discutía con su esposa por dinero. Y no había manera de evitarlo.
Tobias Alechinsky- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Un día normal
No notó que había parecido que le importaba medio knut su carrera. En el momento en que le había dicho que la abandonaría, era cierto, no pensó en eso sino en los riesgos si eso se materializaba sin tener todo controlado. Odiaba pensar que de pronto se había convertido en la mujer que se preocupaba por esas cosas a ese extremo, porque alcanzara para todo y que no hubiera un solo mes que se sintiera como en la miseria. Supo que había sonado como una desgraciada justo cuando él dejaba caer ese sutil reclamo disfrazado, pero no se iba a disculpar, nunca lo hacía a menos que las cosas estuvieran escalando a niveles insospechados.
Como fuera, lo que le decía sonaba bien. Y en un principio no pensó en ningún entramado raro, ni en cómo había obtenido el empleo. Solamente pensó que podrían estar mejor, que ya no tendría que preocuparse por muchas cosas, empezando por el empleo totalmente nepotista que su padre le había ofrecido hacía cosa de un año y que por cierto, seguía sobre la mesa.
-Pues está bien entonces, ¿no es de inefable verdad? Porque nunca podré saber…
No pudo ni acabar su frase. Cuando Tobias le dijo lo de su papá sintió que el mundo le daba vueltas. ¿Había estado aceptando dinero de su padre, de SU padre? Cuando ella se había negado una vez tras otra para no sentirse humillada ante su mamá, para demostrarles que no los necesitaba, iba él y les ofrecía una victoria limpia. Apenas alcanzó a soltar un “¿qué?” muy quedito mientras lo asimilaba. Se giró para no mirarlo y se llevó el dedo índice y el medio a su tabique.
-¿Por qué no me lo dijiste? No…a ver…¿por qué lo aceptaste? ¿Desde cuándo? ¡Eres un idiota! Y yo dándomelas de muy santa con aquello de que no aceptaríamos jamás la puta ayuda de nadie, ¡menos de él! ¿Qué estabas pensando? ¡TÚ! No puedo creerlo de ti, al final eres un hipócrita de mierda y ya.
Ni siquiera estaba gritando, pero no era suficiente, con las palabras que soltaba sin pensar, sin razonar ni medio segundo, bastaba. Estaba enojada, demasiado, porque no se lo hubiera dicho, porque lo hubiera aceptado, porque ella siguiera haciéndose la digna cuando seguro su madre se moría de risa sabiendo lo que pasaba.
-Ya nada más falta que digas que el trabajo también te lo consiguió él. Si tanto te duele dejar tu estúpida carrera mejor pídele que nos pase una pensión con lo que equivaldría tu sueldo, es más fácil.
Pero no había sido papá, sino Abner, lo que de verdad haría las cosas ir a peor. Al menos su papá lo hacía por sus nietos, Abner lo había hecho por ser un imbécil.
Como fuera, lo que le decía sonaba bien. Y en un principio no pensó en ningún entramado raro, ni en cómo había obtenido el empleo. Solamente pensó que podrían estar mejor, que ya no tendría que preocuparse por muchas cosas, empezando por el empleo totalmente nepotista que su padre le había ofrecido hacía cosa de un año y que por cierto, seguía sobre la mesa.
-Pues está bien entonces, ¿no es de inefable verdad? Porque nunca podré saber…
No pudo ni acabar su frase. Cuando Tobias le dijo lo de su papá sintió que el mundo le daba vueltas. ¿Había estado aceptando dinero de su padre, de SU padre? Cuando ella se había negado una vez tras otra para no sentirse humillada ante su mamá, para demostrarles que no los necesitaba, iba él y les ofrecía una victoria limpia. Apenas alcanzó a soltar un “¿qué?” muy quedito mientras lo asimilaba. Se giró para no mirarlo y se llevó el dedo índice y el medio a su tabique.
-¿Por qué no me lo dijiste? No…a ver…¿por qué lo aceptaste? ¿Desde cuándo? ¡Eres un idiota! Y yo dándomelas de muy santa con aquello de que no aceptaríamos jamás la puta ayuda de nadie, ¡menos de él! ¿Qué estabas pensando? ¡TÚ! No puedo creerlo de ti, al final eres un hipócrita de mierda y ya.
Ni siquiera estaba gritando, pero no era suficiente, con las palabras que soltaba sin pensar, sin razonar ni medio segundo, bastaba. Estaba enojada, demasiado, porque no se lo hubiera dicho, porque lo hubiera aceptado, porque ella siguiera haciéndose la digna cuando seguro su madre se moría de risa sabiendo lo que pasaba.
-Ya nada más falta que digas que el trabajo también te lo consiguió él. Si tanto te duele dejar tu estúpida carrera mejor pídele que nos pase una pensión con lo que equivaldría tu sueldo, es más fácil.
Pero no había sido papá, sino Abner, lo que de verdad haría las cosas ir a peor. Al menos su papá lo hacía por sus nietos, Abner lo había hecho por ser un imbécil.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Un día normal
A esas alturas sabía que Frances decía todo lo que se le pasaba por la cabeza cuando se enojaba, sin detenerse a pensar un segundo en nada. Decía generalmente cosas absurdamente hirientes de las que luego no se disculpaba, y las cosas se le pasaban rápido. Por supuesto esa era una que no se le pasaría rápido, y que de hecho, apenas estaba empezando. Se quedó tranquillo mirando a Frances, escuchando las cosas que decía pensando que habían llevado ese asunto del orgullo demasiado lejos pero que nunca se lo había dicho por que pensaba que se podría así, exactamente como en ese momento.
-¿Ya terminaste de hacer tu drama? Ya deja el asunto de la ayuda de los demás, es una tontería. Cuando hace falta, hace falta, la pides y ya, y no te rasgas las vestiduras por el orgullo de bla bla bla, madura un poco, tenemos tres hijos. No creas que me daba muchísimo gusto aceptarlo, ni que me iba a emborrachar con Finnerty con el dinero. No me vengas con esa ingenuidad de pensar que todo iba a ir bien por que sí, los niños tienen necesidades. Y te recuerdo que tú también decidiste seguir estudiando-
Tampoco estaba gritando, pero hablaba como siempre que quería dejar las cosas claras y por supuesto, ese tono para una Frances enojada sería chocante, lo sabía. No le molestaba ceder cuando era adecuado pero en ese momento estaba seguro que tenía que hacerla entender que ya había sido suficiente con el orgullo.
-Es que no te puedo creer, Frances. Si estoy aceptando este trabajo es justamente para que nadie nos tenga que dar nada, pero mira, si algo ocurre y tengo que pedirles ayuda, igual lo haré por que eso hacen los adultos y eso hacen las familias cuando hace falta. No me vengas con un regaño ideológico al respecto, y mucho menos en este momento por que no, el trabajo no me lo consiguió tu padre, Abner me arregló la entrevista y me escribió una recomendación, pero pude ir ahí y cagar la entrevista con mi actitud si hubiera querido. No te atrevas ni por un momento a ponerme como el egoísta aquí por que yo soy el que va a tener un trabajo de mierda con tal de que aquí no falte nada.
-¿Ya terminaste de hacer tu drama? Ya deja el asunto de la ayuda de los demás, es una tontería. Cuando hace falta, hace falta, la pides y ya, y no te rasgas las vestiduras por el orgullo de bla bla bla, madura un poco, tenemos tres hijos. No creas que me daba muchísimo gusto aceptarlo, ni que me iba a emborrachar con Finnerty con el dinero. No me vengas con esa ingenuidad de pensar que todo iba a ir bien por que sí, los niños tienen necesidades. Y te recuerdo que tú también decidiste seguir estudiando-
Tampoco estaba gritando, pero hablaba como siempre que quería dejar las cosas claras y por supuesto, ese tono para una Frances enojada sería chocante, lo sabía. No le molestaba ceder cuando era adecuado pero en ese momento estaba seguro que tenía que hacerla entender que ya había sido suficiente con el orgullo.
-Es que no te puedo creer, Frances. Si estoy aceptando este trabajo es justamente para que nadie nos tenga que dar nada, pero mira, si algo ocurre y tengo que pedirles ayuda, igual lo haré por que eso hacen los adultos y eso hacen las familias cuando hace falta. No me vengas con un regaño ideológico al respecto, y mucho menos en este momento por que no, el trabajo no me lo consiguió tu padre, Abner me arregló la entrevista y me escribió una recomendación, pero pude ir ahí y cagar la entrevista con mi actitud si hubiera querido. No te atrevas ni por un momento a ponerme como el egoísta aquí por que yo soy el que va a tener un trabajo de mierda con tal de que aquí no falte nada.
Tobias Alechinsky- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Un día normal
Tenía ganas de clavarle un tenedor en la yugular por el tono que usaba con ella y por pretender que lo sabía todo y que sus decisiones eran la de un maduro padre de familia que sabía lo que hacía y que era capaz de convertirse en un héroe en medio segundo aunque fuera aceptando el dinero de sus papás. Y que ella era la ingenua que no tenía idea de nada y que solamente portaba orgullos infantiles inadecuados para la madre de tres hijos. O sea, él era el que llevaba la razón, Frances odiaba que pretendiera tener la razón.
-Sí sí, decidí seguir estudiando para poder conseguir un trabajo que valiera la pena después. ¿Eso también es súper ingenuo? Sí, seguro que sí.
Al escuchar que el trabajo no se lo había conseguido su padre, casi respiraba tranquila, pero resultó que había sido el animal de Abner, que seguramente sólo lo había hecho sabiendo perfectamente lo que iba a pasar. Abner no era buena persona, no había hecho eso de buena fe, ella estaba segura de eso.
-¿Y qué? ¿Ahora vas a vivir toda la vida debiéndole un favor al idiota de mi hermano? Lo hizo para humillarte, ¿sí estás consciente de eso? Para restregarte para siempre en la cara que cualquier cosa que le des a los niños es gracias a él. Conozco a mi hermano.
Frunció el ceño. Lo cierto era que sabía que Tobias llevaba en parte la razón –y eso la jodía mucho –pero no lo admitiría. No se podía lavar ese sentimiento de sentirse humillada y hasta un poco traicionada.
-Ya iba siendo hora de que lo hicieras de todos modos. Perdóname, no es que no confíe en tu brillantísimo futuro en las artes oscuras, pero tienes razón, tenemos tres hijos, así que un trabajo está más que bien. Aunque quién sabe, si técnicamente me están manteniendo mi papá y mi hermano… quizá hasta de igual.
Sintió la boca salina apenas decir eso, se arrepintió al segundo, pero igual no retiró lo dicho, ni el sarcasmo por su carrera, ni por estar insinuando que daba igual que él quisiera esforzarse porque su trabajo era cosa de su papá y de Abner, un golpe muy bajo.
-Sí sí, decidí seguir estudiando para poder conseguir un trabajo que valiera la pena después. ¿Eso también es súper ingenuo? Sí, seguro que sí.
Al escuchar que el trabajo no se lo había conseguido su padre, casi respiraba tranquila, pero resultó que había sido el animal de Abner, que seguramente sólo lo había hecho sabiendo perfectamente lo que iba a pasar. Abner no era buena persona, no había hecho eso de buena fe, ella estaba segura de eso.
-¿Y qué? ¿Ahora vas a vivir toda la vida debiéndole un favor al idiota de mi hermano? Lo hizo para humillarte, ¿sí estás consciente de eso? Para restregarte para siempre en la cara que cualquier cosa que le des a los niños es gracias a él. Conozco a mi hermano.
Frunció el ceño. Lo cierto era que sabía que Tobias llevaba en parte la razón –y eso la jodía mucho –pero no lo admitiría. No se podía lavar ese sentimiento de sentirse humillada y hasta un poco traicionada.
-Ya iba siendo hora de que lo hicieras de todos modos. Perdóname, no es que no confíe en tu brillantísimo futuro en las artes oscuras, pero tienes razón, tenemos tres hijos, así que un trabajo está más que bien. Aunque quién sabe, si técnicamente me están manteniendo mi papá y mi hermano… quizá hasta de igual.
Sintió la boca salina apenas decir eso, se arrepintió al segundo, pero igual no retiró lo dicho, ni el sarcasmo por su carrera, ni por estar insinuando que daba igual que él quisiera esforzarse porque su trabajo era cosa de su papá y de Abner, un golpe muy bajo.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Un día normal
Negó con la cabeza cuando hacía el comentario sobre tener un mejor trabajo después, claro. Le dieron ganas de decirle que sí, que era una ingenua que terminaría una carrera dándose cuenta que tampoco garantiza nada y no habrá un carruaje con un lacayo que te diga “Bienvenido al mundo laboral, mago de excelencia”. Pero era una discusión absurda que decididamente no los llevaría a ningún lado. Lo otro en cambio era algo que se tenía qué decir sí o sí aunque Frances estuviera ya en actitud “estamos peleando aquí, y voy a ganar”.
-¿Pero de qué hablas? Es un trabajo, no me dio un riñón, ni me vendió maleficios prohibidos, ni hizo que echaran a nadie para que me quedara con su trabajo ¿Quieres poner las cosas en su justa dimensión? Si alguien estuvo incómodo con la situación fui yo. Fui yo el que tuvo que acceder y agradecerle ¿Y sabes qué? Cualquier cosa que le de a los niños será gracias a mi, por que es UN TRABAJO, y si no trabajo, no me pagan, así tenga la recomendación de Abner ¿Entiendes eso? ¿O crees que tengo cara para ir al Ministerio a cobrar por trabajo que no haré?
Seguía negando con la cabeza y se encendió un tabaco, levantándose sólo para abrir la ventana de golpe y quedarse recargado en la barra de la cocina, sacando la primera bocanada de humo al reírse con ironía cuando escuchaba a Frances todavía soltar un montón de locuras como si acaso él la hubiera ofendido.
-¿Que ya iba siendo hora, dices? ¡Ya iba siendo hora! Claro, Frances, eres totalmente liberal para muchas cosas, liberal para andar por ahí cuando te dan ganas por que sabes que yo no te diría una cosa como “tu lugar está con tus hijos” ni mierdas por el estilo, liberal para andar con tus amiguitos por que somos un matrimonio moderno que no hace escenitas de celos, pero parece que te posée el espíritu de Ethelina Burroughs diciéndome que ya era hora, de que tu maridito buscara un trabajo para mantenerte, eso sí, ni tocar tu estilo de vida liberal.
Tobias no solía decir tampoco esa clase de cosas ni tener reclamos sobre los amigos o amigas de Frances, o las salidas, o que él se quedara con los niños y ella se fuera por ahí (él también lo hacía) por que siempre había sentido que era tan su obligación como la suya, pero no se iba a quedar sin responder. Y claro, sin hacer notar sutilmente que se daba cuenta de que anduviera con Crawford de aquí para allá, hiciera y deshiciera sin que hubiera problemas. Y claro, ya era hora de que él dejara la tontería de las artes oscuras.
-¿Quieres tradición? ¿Quieres que te diga que no es que dude de tu futuro brillantísimo en las Leyes Mágicas pero tienes que ser mi ama de casa? ¿Eso quieres? por eso fue exactamente lo que me acabas de decir, no sé si te diste cuenta
-¿Pero de qué hablas? Es un trabajo, no me dio un riñón, ni me vendió maleficios prohibidos, ni hizo que echaran a nadie para que me quedara con su trabajo ¿Quieres poner las cosas en su justa dimensión? Si alguien estuvo incómodo con la situación fui yo. Fui yo el que tuvo que acceder y agradecerle ¿Y sabes qué? Cualquier cosa que le de a los niños será gracias a mi, por que es UN TRABAJO, y si no trabajo, no me pagan, así tenga la recomendación de Abner ¿Entiendes eso? ¿O crees que tengo cara para ir al Ministerio a cobrar por trabajo que no haré?
Seguía negando con la cabeza y se encendió un tabaco, levantándose sólo para abrir la ventana de golpe y quedarse recargado en la barra de la cocina, sacando la primera bocanada de humo al reírse con ironía cuando escuchaba a Frances todavía soltar un montón de locuras como si acaso él la hubiera ofendido.
-¿Que ya iba siendo hora, dices? ¡Ya iba siendo hora! Claro, Frances, eres totalmente liberal para muchas cosas, liberal para andar por ahí cuando te dan ganas por que sabes que yo no te diría una cosa como “tu lugar está con tus hijos” ni mierdas por el estilo, liberal para andar con tus amiguitos por que somos un matrimonio moderno que no hace escenitas de celos, pero parece que te posée el espíritu de Ethelina Burroughs diciéndome que ya era hora, de que tu maridito buscara un trabajo para mantenerte, eso sí, ni tocar tu estilo de vida liberal.
Tobias no solía decir tampoco esa clase de cosas ni tener reclamos sobre los amigos o amigas de Frances, o las salidas, o que él se quedara con los niños y ella se fuera por ahí (él también lo hacía) por que siempre había sentido que era tan su obligación como la suya, pero no se iba a quedar sin responder. Y claro, sin hacer notar sutilmente que se daba cuenta de que anduviera con Crawford de aquí para allá, hiciera y deshiciera sin que hubiera problemas. Y claro, ya era hora de que él dejara la tontería de las artes oscuras.
-¿Quieres tradición? ¿Quieres que te diga que no es que dude de tu futuro brillantísimo en las Leyes Mágicas pero tienes que ser mi ama de casa? ¿Eso quieres? por eso fue exactamente lo que me acabas de decir, no sé si te diste cuenta
Tobias Alechinsky- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Un día normal
Estaba volviéndose loca por no saber exactamente cómo refutarle todo lo que estaba diciendo. Además ¿a quién engañaba?, incluso había hablado con Jasmine de la posibilidad de aceptar lo que su padre le ofrecía en el ministerio en vez de terminar la carrera de leyes. Pero como no había sido ella la primera, como sentía que le había escondido cosas, estaba furiosa. La falta de argumentos la llevaba a interrumpir su plática tranquila y madura –en sueños- con frases como: “Ya ya cállate, no quiero escucharte” y “Dije que ya te calles, no me importa”.
Dejó de interrumpirlo como loca cuando soltó eso de ser liberal sólo para ciertas cosas pero estar diciendo cosas de vieja loca a la vez. Se puso furiosa, así que no le quedó más que avanzar hacia él. Por un momento pensó en aventarle la mesa usando la varita pero terminó frente a él, enojadísima y sintiéndose completamente vencida, sin argumentos, lo que aumentaba potencialmente su rabia.
-Estás demente, jamás dije eso. Además no hables de mi estilo de vida liberal como si de verdad descuidara a mis hijos por andar “con mis amiguitos”, ¿qué estás insinuando?.
Claro, eso fue lo que más le dolió, porque Frances sabía perfectamente que no era una blanca paloma, que seguía hablándole a Kristján aunque había querido arruinar su boda, que en la facultad se la pasaba con Crawford, lo de James, todo. Estaba fatal y que Tobias siempre le hiciera ver lo que estaba mal era la parte más complicada de todo. Él, siempre él, era el que se atrevía a decirle las cosas tal como eran. Lo amaba por eso pero también la hacía sentir miserable por momentos.
-Lo siento es que no puedo evitarlo, ya sabes, la forma en que me miran y todo eso. Es como adictivo.
Le soltó, con toda la malicia de la que era capaz. Porque se había quedado sin nada más que decir para ganar la batalla y tener la razón. Tal como hacía desde niña, tal como hacía el mismo Abner, pretendía salir ganadora aunque fuera a base de abrir heridas irremediables. Siguió hablando con el mismo tono venenoso, desesperado.
-Pero si tú también quieres que sea una sumisa ama de casa no me importará tener la comida lista cuando llegues del estúpido ministerio de tu trabajo semi-comprado. Y dejar de lado a mis “amiguitos” y lo que quieras. Así de mucho te amo, ¿no ves?
Dejó de interrumpirlo como loca cuando soltó eso de ser liberal sólo para ciertas cosas pero estar diciendo cosas de vieja loca a la vez. Se puso furiosa, así que no le quedó más que avanzar hacia él. Por un momento pensó en aventarle la mesa usando la varita pero terminó frente a él, enojadísima y sintiéndose completamente vencida, sin argumentos, lo que aumentaba potencialmente su rabia.
-Estás demente, jamás dije eso. Además no hables de mi estilo de vida liberal como si de verdad descuidara a mis hijos por andar “con mis amiguitos”, ¿qué estás insinuando?.
Claro, eso fue lo que más le dolió, porque Frances sabía perfectamente que no era una blanca paloma, que seguía hablándole a Kristján aunque había querido arruinar su boda, que en la facultad se la pasaba con Crawford, lo de James, todo. Estaba fatal y que Tobias siempre le hiciera ver lo que estaba mal era la parte más complicada de todo. Él, siempre él, era el que se atrevía a decirle las cosas tal como eran. Lo amaba por eso pero también la hacía sentir miserable por momentos.
-Lo siento es que no puedo evitarlo, ya sabes, la forma en que me miran y todo eso. Es como adictivo.
Le soltó, con toda la malicia de la que era capaz. Porque se había quedado sin nada más que decir para ganar la batalla y tener la razón. Tal como hacía desde niña, tal como hacía el mismo Abner, pretendía salir ganadora aunque fuera a base de abrir heridas irremediables. Siguió hablando con el mismo tono venenoso, desesperado.
-Pero si tú también quieres que sea una sumisa ama de casa no me importará tener la comida lista cuando llegues del estúpido ministerio de tu trabajo semi-comprado. Y dejar de lado a mis “amiguitos” y lo que quieras. Así de mucho te amo, ¿no ves?
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Un día normal
Se le había terminado el cigarrillo, la mitad sólo quemándose entre sus dedos pues apenas le había dado dos caladas entre la discusión y escuchando lo que Frances tenía por decirle. Estaban en ese punto, en el que realmente ya no estaban sacando nada demasiado útil de discutir, pero sabía lo grave que podía ser simplemente darse media vuelta e irse a dormir, quizás significaría una semana de malos humores y honestamente no estaba para eso… en su primera semana de trabajo. La perspectiva de ser un oficinista de traje le hacía sentir miserable, pero había decidido ni siquiera pensar en eso y hacer lo que tenía qué hacer. A Frances parecía no importarle nada más que el orgullo o las ganas de tener la razón.
-¿Dije que descuidabas a tus hijos? Mira, no intentes hacer de esta charla un motivo para que termines siendo la víctima por que no te va a funcionar, no insinué nada, yo no insinúo cosas, te las digo como son. Lo que te estoy diciendo es que no tienes nada que recriminarme siendo yo el que va a dejar su carrera por un trabajo que necesitamos. Y no te lo estoy cobrando, pero como mínimo deberías intentar no culparme por querer que mis hijos vivan bien, sí, con un empleo recomendado o como mierda tenga que ser.
Volvió a sentarse en el comedor sabiendo que eso no terminaría pronto, no sin antes poner el agua caliente para té con gesto mecánico. Se lo acercó con la varita, cosa que casi nunca hacía, pero no tenía paciencia para hacer las cosas como todo un muggle, esa palabrita. Puso los ojos en blanco con las impertinencias de su esposa, pensando que de verdad quería hacerlo enojar por el puro placer de hacerlo.
-No retes mi paciencia, Frances. Si quieres irte a que todo el mundo te mire y te idolatre, adelante, que este proyecto de familia no te detenga- se lo dijo apuntándola con el índice antes de darle un sorbo a su té, demasiado caliente, aguantándose el coraje acumulado por, encima, quemarse la lengua. -Mira, sabes que no quiero nada de sumisiones, pero quizás te vendría bien que fuera un esposo autoritario y tradicional a ver si así maduras un poco.
-¿Dije que descuidabas a tus hijos? Mira, no intentes hacer de esta charla un motivo para que termines siendo la víctima por que no te va a funcionar, no insinué nada, yo no insinúo cosas, te las digo como son. Lo que te estoy diciendo es que no tienes nada que recriminarme siendo yo el que va a dejar su carrera por un trabajo que necesitamos. Y no te lo estoy cobrando, pero como mínimo deberías intentar no culparme por querer que mis hijos vivan bien, sí, con un empleo recomendado o como mierda tenga que ser.
Volvió a sentarse en el comedor sabiendo que eso no terminaría pronto, no sin antes poner el agua caliente para té con gesto mecánico. Se lo acercó con la varita, cosa que casi nunca hacía, pero no tenía paciencia para hacer las cosas como todo un muggle, esa palabrita. Puso los ojos en blanco con las impertinencias de su esposa, pensando que de verdad quería hacerlo enojar por el puro placer de hacerlo.
-No retes mi paciencia, Frances. Si quieres irte a que todo el mundo te mire y te idolatre, adelante, que este proyecto de familia no te detenga- se lo dijo apuntándola con el índice antes de darle un sorbo a su té, demasiado caliente, aguantándose el coraje acumulado por, encima, quemarse la lengua. -Mira, sabes que no quiero nada de sumisiones, pero quizás te vendría bien que fuera un esposo autoritario y tradicional a ver si así maduras un poco.
Tobias Alechinsky- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Un día normal
No recordaba con exactitud la cantidad de veces que le había dicho que lo odiaba a lo largo de todos esos años, desde que lo había conocido en la sala común como el bicho raro hijo de muggles que había entrado a Slytherin por alguna razón que todos parecían desconocer menos ella. Siempre había visto en Tobias el alma de la serpiente, era determinado, astuto, y tenía una habilidad sorprendente para ser un desgraciado, como extra, cuando quería. Frances lo sabía, que para él iba a ser un infierno ese trabajo, y aún así no podía ponerse empática cuando ya había explotado.
-¿Eso quieres? ¿Quieres ser un esposo tradicional? Adelante, ya te dije que no tengo ningún problema con que quieras aleccionarme. No estoy retando tu paciencia, también te estoy diciendo la verdad.
Ya estaba muy cerca de él, de frente. Odiaba que se sintiera tan tranquilo como para hasta hacerse un té mientras ella solamente quería destrozar los muebles, como mínimo. Lo que hizo fue darle un manotazo a la taza de té caliente que Tobias sostenía, para tirárselo encima.
-A partir de ahora voy a ser una esposa modelo, te lo aseguro. ¿Te manchaste tu camisita? ¿quieres que la lave ya? Tenemos que empeñar las joyas que me dejó mi madre para poder comprarte trajes que se vean bien, no puedes ir al Ministerio en fachas. Estoy tan orgullosa de ti, esposo amado.
Todo era veneno, todo era enojo. Quería golpearlo horrible y ya ni siquiera entendía cuál era el punto de la discusión, en el fondo ya había aceptado que el trabajo era lo que tenía que hacerse y que los métodos daban igual mientras fuera por Per, por Aimée y por Hanin. No quería nada más que el bien para ellos. Pero ahora el núcleo ya no importaba, ahora solamente importaba el enojo que se le había acumulado y que había hecho explotar.
-Me da igual como hayas conseguido el trabajo, ¿ya? Está bien. Sé que nos hará bien. Si eso es lo que querías escuchar, ahí está. TE-LO-AGRADEZCO eres un padre modelo y no podría pedir más.
Lo dijo con sarcasmo, pero era muy cierto.
-¿Eso quieres? ¿Quieres ser un esposo tradicional? Adelante, ya te dije que no tengo ningún problema con que quieras aleccionarme. No estoy retando tu paciencia, también te estoy diciendo la verdad.
Ya estaba muy cerca de él, de frente. Odiaba que se sintiera tan tranquilo como para hasta hacerse un té mientras ella solamente quería destrozar los muebles, como mínimo. Lo que hizo fue darle un manotazo a la taza de té caliente que Tobias sostenía, para tirárselo encima.
-A partir de ahora voy a ser una esposa modelo, te lo aseguro. ¿Te manchaste tu camisita? ¿quieres que la lave ya? Tenemos que empeñar las joyas que me dejó mi madre para poder comprarte trajes que se vean bien, no puedes ir al Ministerio en fachas. Estoy tan orgullosa de ti, esposo amado.
Todo era veneno, todo era enojo. Quería golpearlo horrible y ya ni siquiera entendía cuál era el punto de la discusión, en el fondo ya había aceptado que el trabajo era lo que tenía que hacerse y que los métodos daban igual mientras fuera por Per, por Aimée y por Hanin. No quería nada más que el bien para ellos. Pero ahora el núcleo ya no importaba, ahora solamente importaba el enojo que se le había acumulado y que había hecho explotar.
-Me da igual como hayas conseguido el trabajo, ¿ya? Está bien. Sé que nos hará bien. Si eso es lo que querías escuchar, ahí está. TE-LO-AGRADEZCO eres un padre modelo y no podría pedir más.
Lo dijo con sarcasmo, pero era muy cierto.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Un día normal
-¿Ya te viste haciendo estas tonterías? te voy a poner un espejo enfrente a ver si te das cuenta le dijo entre dientes mientras se limpiaba del té derramado. Había aprendido a no responder un montón de las cosas que Frances decía cuando estaba molesta, sobre todo cuando se trataba de necedades que serían una discusión interminable. -No se trata de estar soltando ironías a ver quién jode más a quién, eres agotadora, Frances
Sabía que decirle eso último iba a tener consecuencias, pero tampoco era un templo de paciencia, sobre todo abrumado por todos los cambios que se le venían encima, el trabajo con horario de oficina, la convivencia con los magos burócratas, todo lo que implicaba ser parte del Ministerio y tener valores tan distintos a los de la rancia institución. Pero había que asumir responsabilidades, y sabía que Frances también lo había hecho. No creía que su esposa fuera una inmadura que sólo quisiera parrandear y vivir la vida universitaria, pero se portaba como si él la hubiera acusado de eso.
Volvió a negar con la cabeza al escuchar lo de la manera en que había conseguido el trabajo y adoptando un tono de sarcasmo que no hacía nada por acercarlos a una charla razonable. Eso había quedado atrás hacía un rato; se pasó una mano por el cabello, buscándose un poco de paciencia sin encontrarla. La miró directamente al escucharla, asintiendo lentamente.
-Alguien tenía qué hacerlo, y según tu actitud veo que por supuesto que no ibas a ser tú, con toda esta tontería de recriminarme lo que se hace por necesidad. Créelo o no, pero no todo lo que la gente hace es para joderte o tiene que ver contigo, y si te oculté lo de tu padre es por que no había manera de hacerte entender que no es tan grave como crees. Ahora veo que tenía razón. se levantó para buscar en el perchero su abrigo y comprobar que llevaba algo de dinero encima. Si estaban compitiendo por ver quién decía cosas más hirientes esa sería una carrera inacabable, y cuando estaba llegando al punto de enojarse de verdad lo mejor era dejar de hablar -¿Sabes qué? ya no quiero escuchar nada que tengas que decir-
Pensó que no quedaba bien salir de la casa, pero de todos modos quedarse tampoco le parecía opción, si no quería que el pleito siguiera escalando hasta que volaran cosas por la ventana (según sus cálculos, Frances estaba a nada de romper jarrones). Tomarse algo con Finnerty y volver en media hora siempre era buena opción.
Sabía que decirle eso último iba a tener consecuencias, pero tampoco era un templo de paciencia, sobre todo abrumado por todos los cambios que se le venían encima, el trabajo con horario de oficina, la convivencia con los magos burócratas, todo lo que implicaba ser parte del Ministerio y tener valores tan distintos a los de la rancia institución. Pero había que asumir responsabilidades, y sabía que Frances también lo había hecho. No creía que su esposa fuera una inmadura que sólo quisiera parrandear y vivir la vida universitaria, pero se portaba como si él la hubiera acusado de eso.
Volvió a negar con la cabeza al escuchar lo de la manera en que había conseguido el trabajo y adoptando un tono de sarcasmo que no hacía nada por acercarlos a una charla razonable. Eso había quedado atrás hacía un rato; se pasó una mano por el cabello, buscándose un poco de paciencia sin encontrarla. La miró directamente al escucharla, asintiendo lentamente.
-Alguien tenía qué hacerlo, y según tu actitud veo que por supuesto que no ibas a ser tú, con toda esta tontería de recriminarme lo que se hace por necesidad. Créelo o no, pero no todo lo que la gente hace es para joderte o tiene que ver contigo, y si te oculté lo de tu padre es por que no había manera de hacerte entender que no es tan grave como crees. Ahora veo que tenía razón. se levantó para buscar en el perchero su abrigo y comprobar que llevaba algo de dinero encima. Si estaban compitiendo por ver quién decía cosas más hirientes esa sería una carrera inacabable, y cuando estaba llegando al punto de enojarse de verdad lo mejor era dejar de hablar -¿Sabes qué? ya no quiero escuchar nada que tengas que decir-
Pensó que no quedaba bien salir de la casa, pero de todos modos quedarse tampoco le parecía opción, si no quería que el pleito siguiera escalando hasta que volaran cosas por la ventana (según sus cálculos, Frances estaba a nada de romper jarrones). Tomarse algo con Finnerty y volver en media hora siempre era buena opción.
Tobias Alechinsky- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Un día normal
No era la primera vez que le decía que era agotadora y una parte de ella deseaba con todas sus fuerzas que no fuera la última, tampoco. Y tampoco era el primero que se lo decía. Si había una constante en sus relaciones era esa; terminaba siendo agotadora, pero no sabía como cambiar eso y al parecer, tampoco quería.
-Mira Tobias, está bien. Sólo que no debiste ocultarme que le aceptabas dinero mientras yo me hacía la digna en su sala, ¿me explico? ¿Por qué dices que no había manera de hacerme entender? ¿crees que soy idiota? Claro…
¿Hubiera entendido esos razonamientos válidos –sabía que eran válidos- en otras circunstancias? No estaba segura. Cuando lo vio tomar su abrigo y checar si llevaba dinero, se puso más furiosa aún. ¿Qué ya no quería escucharla? ¿Qué iba a hacer? ¿Irse a quejar de ella con Finnerty?
-¿A dónde vas? Estamos hablando de algo importante. La solución no es hacerte el loco ¿acaso no te importa? ¿te da igual? Un trabajo sólido no hace una familia tampoco, ¿sabes?
Detestaba que siempre tuviera la razón en muchas cosas. Detestaba que fuera tan racional, tan lógico, siempre con argumentos contundentes. Detestaba admirarlo, en cierta forma, por ser como era. Y extrañamente esas eran las mismas razones por las que estaba con él, por las que no quería nada más que seguir aprendiendo cosas a su lado, por más ridículo que sonara.
-Ok, lárgate, pero si te vas ahora te juro que no me vas a encontrar cuando regreses.
-Mira Tobias, está bien. Sólo que no debiste ocultarme que le aceptabas dinero mientras yo me hacía la digna en su sala, ¿me explico? ¿Por qué dices que no había manera de hacerme entender? ¿crees que soy idiota? Claro…
¿Hubiera entendido esos razonamientos válidos –sabía que eran válidos- en otras circunstancias? No estaba segura. Cuando lo vio tomar su abrigo y checar si llevaba dinero, se puso más furiosa aún. ¿Qué ya no quería escucharla? ¿Qué iba a hacer? ¿Irse a quejar de ella con Finnerty?
-¿A dónde vas? Estamos hablando de algo importante. La solución no es hacerte el loco ¿acaso no te importa? ¿te da igual? Un trabajo sólido no hace una familia tampoco, ¿sabes?
Detestaba que siempre tuviera la razón en muchas cosas. Detestaba que fuera tan racional, tan lógico, siempre con argumentos contundentes. Detestaba admirarlo, en cierta forma, por ser como era. Y extrañamente esas eran las mismas razones por las que estaba con él, por las que no quería nada más que seguir aprendiendo cosas a su lado, por más ridículo que sonara.
-Ok, lárgate, pero si te vas ahora te juro que no me vas a encontrar cuando regreses.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Un día normal
Para los estándares de Frances, podía decir que estaba cediendo, y mucho. Ya traía el abrigo puesto cuando le anunciaba que si acaso se le ocurría salir por la puerta nada se iba a resolver. Respiró profundo, reconociendo cuál era su culpa, acumular todo como una olla de presión por no provocar una pelea que, después de todo, llegó.
-Ya lo sé, y tampoco debí tomar el trabajo sin decírtelo antes, es que sentí que estábamos comprometiendo demasiado a los niños. Todos hacemos cosas sin pensar a veces- si Frances cedía, él también.
Aunque sentía que nada sería mejor que salir en ese momento y tomarse algo con Finnerty y sus palabras de sabio bartender, estaba bajo advertencia de empeorar las cosas. Igual no sabía si dar más vueltas a sus asuntos fuera a resolver algo entre ellos.
-Igual no entiendo qué tanto te puede afectar aceptar la ayuda de tu familia... Es tu familia ¿No?¿No es demasiado pelear sin sentido? Con esas cosas parece que te casaste conmigo sólo por joderlos... Y por seguir jodiendo-
No era la primera vez que se lo decía, pero igual seguía siendo una discusión común entre ellos. Lo que estaba haciendo realmente era darle vueltas a sus celos, que por supuesto que tenía, pero le parecía una cosa tan primitiva y retrógrada de exteriorizar que prefería no hacerlo, y eso siempre tenía consecuencias.
-Y ya, demasiada nostalgia con Crawford ¿No?- ella sabría de qué hablaba.
-Ya lo sé, y tampoco debí tomar el trabajo sin decírtelo antes, es que sentí que estábamos comprometiendo demasiado a los niños. Todos hacemos cosas sin pensar a veces- si Frances cedía, él también.
Aunque sentía que nada sería mejor que salir en ese momento y tomarse algo con Finnerty y sus palabras de sabio bartender, estaba bajo advertencia de empeorar las cosas. Igual no sabía si dar más vueltas a sus asuntos fuera a resolver algo entre ellos.
-Igual no entiendo qué tanto te puede afectar aceptar la ayuda de tu familia... Es tu familia ¿No?¿No es demasiado pelear sin sentido? Con esas cosas parece que te casaste conmigo sólo por joderlos... Y por seguir jodiendo-
No era la primera vez que se lo decía, pero igual seguía siendo una discusión común entre ellos. Lo que estaba haciendo realmente era darle vueltas a sus celos, que por supuesto que tenía, pero le parecía una cosa tan primitiva y retrógrada de exteriorizar que prefería no hacerlo, y eso siempre tenía consecuencias.
-Y ya, demasiada nostalgia con Crawford ¿No?- ella sabría de qué hablaba.
Tobias Alechinsky- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Un día normal
Podía sentir que la tensión disminuía, que el aire denso que se había acumulado a su alrededor estaba disminuyendo. El tono de Tobias estaba cambiando y con ello las ganas de Frances de asesinarlo. Asintió a sus palabras de que todos hacían cosas sin pensar a veces. Y luego vino lo de su familia. Frances tenía muchos conflictos con eso. La primera vez que había aceptado que la ayudaran habían terminado exiliados, cazados por los mortífagos. No era sólo asunto de orgullo, era que ya no quería pedirles nada porque sentía que ya de por sí tenía una deuda demasiado grande con ellos. Se lo iba a explicar, se lo iba a tratar de poner sobre la mesa, luego besarlo como loca, decirle que era un imbécil pero que mejor pararan y la llevara al cine cuando soltó eso de que se había casado con él por joderlos. Recordó a su madre vestida de negro como para funeral el día de su boda, en otras circunstancias le hubiera dado risa.
Odiaba que dijera eso. Para Frances era como si demeritara lo que sentía por él, lo que había sentido toda su vida. Le había dicho esa frase desde niños, en diferentes contextos. Primero que sólo le había hablado en la sala común para llevarle la contraria a los demás que lo creían un paria, luego que solo estaba con él para joder a sus padres. Tobias no había aceptado formalmente que eran amigos hasta mitades de segundo grado, año y medio después de que Frances lo acogiera como tal. Y ahora pasaba lo mismo. Era como si él pensara que ella solamente estaba jugando, cuando lo amaba como una desquiciada, lo amaba tanto que se lo comería.
Y después lo de Crawford sólo llevó todo a niveles insospechados de ira. Ni siquiera pensó en Syd, sino en el otro. Se le puso la boca salina y se acercó a él. Le soltó una bofetada, después otra y le pegó con los puños en el pecho sin pensarlo si quiera.
-¿Qué diablos estás diciendo? ¿Estás loco? Eres un idiota. ¿En serio, con qué derecho me hablas de nostalgia? ¿Qué te crees?
Ni siquiera coordinaba y en algún punto había dejado de pegarle aunque seguía furiosa. Su enojo había escalado tanto que de nuevo estaba en ese punto en el que decía cosas sin pensar.
-¿Sabes quién sí llegó nostálgico. Dave Rayder, ¿le recuerdas? Se desapareció de nuestras vidas por año. Como sea, me dijo que no podía estar sin mi, que quería regresar el tiempo, me besó como un loco. Eso es nostalgia, ¿no?
Pasó saliva con dificultad. De hecho pensaba decírselo, porque no tenía secretos con él y no podía vivir con ciertas cosas, pero no de ese modo, jamás se le hubiera pasado por la cabeza hacerlo de esa manera, ni hacerlo sonar de esa forma tan siniestra, tan carente de sensibilidad.
-Anda, ya te puedes ir si quieres.
Odiaba que dijera eso. Para Frances era como si demeritara lo que sentía por él, lo que había sentido toda su vida. Le había dicho esa frase desde niños, en diferentes contextos. Primero que sólo le había hablado en la sala común para llevarle la contraria a los demás que lo creían un paria, luego que solo estaba con él para joder a sus padres. Tobias no había aceptado formalmente que eran amigos hasta mitades de segundo grado, año y medio después de que Frances lo acogiera como tal. Y ahora pasaba lo mismo. Era como si él pensara que ella solamente estaba jugando, cuando lo amaba como una desquiciada, lo amaba tanto que se lo comería.
Y después lo de Crawford sólo llevó todo a niveles insospechados de ira. Ni siquiera pensó en Syd, sino en el otro. Se le puso la boca salina y se acercó a él. Le soltó una bofetada, después otra y le pegó con los puños en el pecho sin pensarlo si quiera.
-¿Qué diablos estás diciendo? ¿Estás loco? Eres un idiota. ¿En serio, con qué derecho me hablas de nostalgia? ¿Qué te crees?
Ni siquiera coordinaba y en algún punto había dejado de pegarle aunque seguía furiosa. Su enojo había escalado tanto que de nuevo estaba en ese punto en el que decía cosas sin pensar.
-¿Sabes quién sí llegó nostálgico. Dave Rayder, ¿le recuerdas? Se desapareció de nuestras vidas por año. Como sea, me dijo que no podía estar sin mi, que quería regresar el tiempo, me besó como un loco. Eso es nostalgia, ¿no?
Pasó saliva con dificultad. De hecho pensaba decírselo, porque no tenía secretos con él y no podía vivir con ciertas cosas, pero no de ese modo, jamás se le hubiera pasado por la cabeza hacerlo de esa manera, ni hacerlo sonar de esa forma tan siniestra, tan carente de sensibilidad.
-Anda, ya te puedes ir si quieres.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Un día normal
Sí, sobraba decir que Alechinsky, desde siempre, había padecido de desconfianza crónica y era ridículo que ocurriera también con su mujer y a pesar de los años, no sólo de matrimonio sino de amistad, siguiera sacando el tema de la supuesta rebeldía de Frances por mantenerse a su lado. Era una de esas cosas de pareja que siempre sería un punto débil y por alguna razón, siempre volvería, en los peores momentos, como ese. Sí, y lo de Crawford era una de las peores provocaciones. Se hizo hacia atrás después del segundo golpe y la tomó por las muñecas con fuerza, apartándola de él varios centímetros para que frenara su arranque.
-¿Qué más quieres que diga? Tengo límites, me gustaría ser la persona más ecuánime del mundo pero qué carajo quieres que diga cuando andas pegada a él todo el tiempo, aunque sea un buen amigo y la mierda que quieras. ¡¿Qué más quieres que diga?!
Pero eso no era lo peor. Frances iba a contraatacar con algo mucho peor, y de la sorpresa soltó sus manos y se quedó netamente sorprendido, mirando el piso, conteniendo algo que oscilaba rápidamente entre la rabia y la depresión total. Sabía que Rayder había estado enamorado de Frances en tiempos de la escuela, pero nunca se le hubiera ocurrido que la cosa hubiera pasado de ahí, que acaso hubiera intentado algo. Qué descaro, con 3 hijos y un marido. Así de poco determinante era en la vida de su propia esposa.
-Entonces siempre va a ser así ¿No? Todo el tiempo vas a estar diciéndome cuánto te desea todo el mundo, a cuántos hombres puedes tener pero decides ser miserable conmigo… No le importaba saber si el supuesto beso la había tomado por sorpresa, o en qué contexto habían ocurrido las cosas. Había sido la peor manera de asincerarse con él y, para ser honesto, si acaso existiera un desliz de parte de ella, hubiera preferido no saberlo. Muchos estarían en contra, pero él definitivamente pensaba que en cuestiones de monogamia, la honestidad estaba sobrevalorada.
-Ya, te lo sacaste de encima, para que dejes de sentirte culpable sin importarte cuanto jodas a los demás. Por supuesto que se iba - Muy bien, vete a la mierda-
-¿Qué más quieres que diga? Tengo límites, me gustaría ser la persona más ecuánime del mundo pero qué carajo quieres que diga cuando andas pegada a él todo el tiempo, aunque sea un buen amigo y la mierda que quieras. ¡¿Qué más quieres que diga?!
Pero eso no era lo peor. Frances iba a contraatacar con algo mucho peor, y de la sorpresa soltó sus manos y se quedó netamente sorprendido, mirando el piso, conteniendo algo que oscilaba rápidamente entre la rabia y la depresión total. Sabía que Rayder había estado enamorado de Frances en tiempos de la escuela, pero nunca se le hubiera ocurrido que la cosa hubiera pasado de ahí, que acaso hubiera intentado algo. Qué descaro, con 3 hijos y un marido. Así de poco determinante era en la vida de su propia esposa.
-Entonces siempre va a ser así ¿No? Todo el tiempo vas a estar diciéndome cuánto te desea todo el mundo, a cuántos hombres puedes tener pero decides ser miserable conmigo… No le importaba saber si el supuesto beso la había tomado por sorpresa, o en qué contexto habían ocurrido las cosas. Había sido la peor manera de asincerarse con él y, para ser honesto, si acaso existiera un desliz de parte de ella, hubiera preferido no saberlo. Muchos estarían en contra, pero él definitivamente pensaba que en cuestiones de monogamia, la honestidad estaba sobrevalorada.
-Ya, te lo sacaste de encima, para que dejes de sentirte culpable sin importarte cuanto jodas a los demás. Por supuesto que se iba - Muy bien, vete a la mierda-
Tobias Alechinsky- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: Un día normal
¿Cómo diablos habían llegado a eso? El corazón se le iba a salir por la garganta, le latía tan rápido que pensó que en medio segundo se le iba a detener y que ahí iba a terminar todo. Morir de amor, literalmente y demás. Le musitó un “suéltame” cuando la había tomado por las muñecas. Lo entendía y se sentía como una idiota, porque lo entendía perfectamente. Quería gritarle que no eran así las cosas, que no significaba nada, que lo amaba y que no comprendía por qué él no podía entenderlo así.
Lo escuchó con cara de enojada cuando le contestaba a lo de Rayder. Se arrepentía de habérselo dicho así, en esas circunstancias. Si pudiera volver unos minutos atrás el tiempo se callaría la boca, pero ya no podía deshacer eso. Quería decirle que no era miserable con él, que nunca se había sentido tan bien, a pesar de todos los problemas, pero lo cierto era que sabía bien que sin un poco de miseria no se podía ser completamente feliz, pero los aspectos más jodidos de su relación con Tobias por lo regular se presentaban en dosis demasiado altas, quizá para equiparar un poco lo mucho que lo amaba, o quizá solamente porque la vida tenía que ser así, una pequeña porquería de vez en cuando.
Antes de que se fuera y aún cuando la hubiera mandado a la mierda, lo tomó por las solapas del abrigo y lo acercó a ella. Tuvo que besarlo porque no sabía cuándo sería la próxima vez que pudiera hacerlo. Casi podría jurar que podía sentir su enojo a través de sus labios y eso dolía mucho, aunque quizá fuera solo su imaginación.
-Me voy, entonces. Vendré por los niños luego.
Sí, ÉL había dicho que se iba pero ella lo hizo primero desapareciendo con un chasquido para llegar a casa de Abner. Al final había tenido la última palabra, al final era ella la que se iba –a la mierda, como él lo pedía- y no se iba precisamente con la promesa de volver más que por sus niños. Estaba realmente hecha un lío, más que nunca, quería llorar pero no lo hizo cuando apareció en la penumbra de la casa enorme de su idiota hermano, al que iba a matar. Ni siquiera le había dejado el gusto de que fuera él quien se marchara.
Ah, también tendría que recoger a Fabelo.
Lo escuchó con cara de enojada cuando le contestaba a lo de Rayder. Se arrepentía de habérselo dicho así, en esas circunstancias. Si pudiera volver unos minutos atrás el tiempo se callaría la boca, pero ya no podía deshacer eso. Quería decirle que no era miserable con él, que nunca se había sentido tan bien, a pesar de todos los problemas, pero lo cierto era que sabía bien que sin un poco de miseria no se podía ser completamente feliz, pero los aspectos más jodidos de su relación con Tobias por lo regular se presentaban en dosis demasiado altas, quizá para equiparar un poco lo mucho que lo amaba, o quizá solamente porque la vida tenía que ser así, una pequeña porquería de vez en cuando.
Antes de que se fuera y aún cuando la hubiera mandado a la mierda, lo tomó por las solapas del abrigo y lo acercó a ella. Tuvo que besarlo porque no sabía cuándo sería la próxima vez que pudiera hacerlo. Casi podría jurar que podía sentir su enojo a través de sus labios y eso dolía mucho, aunque quizá fuera solo su imaginación.
-Me voy, entonces. Vendré por los niños luego.
Sí, ÉL había dicho que se iba pero ella lo hizo primero desapareciendo con un chasquido para llegar a casa de Abner. Al final había tenido la última palabra, al final era ella la que se iba –a la mierda, como él lo pedía- y no se iba precisamente con la promesa de volver más que por sus niños. Estaba realmente hecha un lío, más que nunca, quería llorar pero no lo hizo cuando apareció en la penumbra de la casa enorme de su idiota hermano, al que iba a matar. Ni siquiera le había dejado el gusto de que fuera él quien se marchara.
Ah, también tendría que recoger a Fabelo.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
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