G. Wildenstein

La guerra no lo tomó por sorpresa pero lo hizo madurar muy rápido, pese a que le guste hacer el papel de tipo desinteresado que antes le salía de forma natural tiene objetivos muy claros ahora, ya no deja nada al azar y algunos lo han tildado de paranoico. Él cree que sólo está siendo más precavido con el rumbo de su vida.
Sigue siendo el tipo que no deja pasar una broma fácil cuando tiene unos tragos encima pero ya nada es igual, sus cambios de humor pueden ser muy dramáticos y hasta impredecibles, ha comenzado a consumir algunas pastillas para dormir y aunque lo hacen un mejor compañero de habitación (ya no ronca) ha comenzado a sentir la necesidad de algo más fuerte.
No es estúpido, no va a acabar como los drogadictos que se inyectan cosas bajos las bancas del campo de Quidditch pero necesita algo más en lo que concentrarse para evitar esos pensamientos. Ha comenzado a forjar la costumbre de hacer cosas que van en contra de su instinto de supervivencia, cualquier cosa que le acelere el pulso parece aplacar esas ideas que no lo van a llevar a ningún lugar bueno. Su cambio exterior no parece dramático, sigue con los mismos amigos, el gusto por las chicas del mismo tipo y el fastidio por cualquiera que parezca llevar una escoba metida en el trasero. Y si hay algo que no aguanta es cualquier comentario respect al regreso de la época oscura de Voldemort y los mortífagos, no cree que sea algo con lo que jugar, se enerva de más porque además de sus convicciones siente cierta culpabilidad ya que sabe que su propia familia está metida en eso.

Decían que su madre era estéril, que era una bruja de mala cepa, que sus tres hermanas sin hijos sólo evidenciaban que el prometedor Anton Wildenstein había hecho una pésima elección al casarse con ella, que seguramente también moriría joven como sus padres, decían que venía de una casa de brujas malditas. Al sétimo año de matrimonio seguían sin hijos, la salud de ella se había comenzado a deteriorar de un momento a otro y tras hacerle algunos exámenes determinaron que era porque estaba embarazada.

El embarazo fue duro pero todo era felicidad en la casa Wildenstein, no en la casa de las hermanas Masalha pues decían que los Wildenstein habían hecho magia oscura para quitarle la vida a su hermana y que así pudiese nacer un hijo de su vientre seco. A cada mes que pasaba de gestación Ava se iba deteriorando, estaba cada vez más delgada, la única evidencia de un niño en su vientre eran los antojos con los que su esposo cumplía sin falta.

Al sétimo mes nació George, fue un bebé robusto pese a todo, eso hizo enojar a las hermanas Masalha, estaban furiosas, seguras de que en eso no había más que magia negra. Su hermana  fue en un hospital mientras que los Wildenstein habían absorbido a padre e hijo. Cuando Ava salió  del hospital le fue impedido verlo, los Wildenstein cerraron toda comunicación con Benjamin y George, fue hasta que el pequeño cumplió dos años que Benjamin volvió a buscarla, seguía enamorado de ella pero ahora no era recíproco. Él había sido un cobarde y ella una tonta.

Lo que Ava no vio venir fue su trágico futuro, tras que le dijese que iba a luchar por la tenencia de George, que iba a decirle a las autoridades de los movimientos ilícitos de su familia y varias cosas del mismo calibre sus hermanas y ella terminaron desapareciendo sin dejar rastro alguno. De las siete hermanas de cabello castaño claro con ojos azules como el cielo y labios delgados no se supo más. Algunos decían que fueron las amenazas de Ava las que acabaron con ellas, con esas siete brujas que decían eran de mala sepa, hijas de la muerte y que sólo podían provocar eso a su paso; sin embargo nadie se atrevía a acusar directamente a los Wildenstein.

George creció dentro de esa familia conservadora y hermética, siendo más intranquilo de lo deseado y más noble de lo esperado. Tuvo un hermano, el hijo de su padre con su segunda esposa que lo trataba como a otro hijo. La vida no siguió mal para el muchacho aunque alguno de sus primos alguna vez le dijo que estaba destinado a morir pronto pues lo llevaba en la sangre. Por comentarios como ese que preferían evitar se mudaron a Inglaterra cuando George cumplió cinco años, a los once entró a Hogwarts y parecía que su familia estaba más que cómoda en un lugar que no conocía las historias de esa enfermiza mujer que literalmente dio su vida para que saliese vida de su vientre.

Inglaterra fue su hogar por mucho tiempo, incluso cuando la Guerra se les fue encima, algunos de sus tíos estaban del lado de Voldemort, los vio hacienda cosas indecibles, tomando vidas que no tenían nada que ver en esa Guerra. Su mismo hermano fue afectado por aquel sinfín de ataques, falleció estando en Hogwarts, escondido con el resto de chicos de segundo año, sin saber si todo acabaría en algún momento. El haberse enterado que murió bajo un muro echado abajo por el hechizo de un mortífago que solo se divertía asustando a los niños, haciéndolos gritar, levitar y vomitar para entretenerse mientras sus compañeros buscaban a los amigos de Potter.

Tras la guerra las cosas cambiaron para todos, las lealtades no eran las mismas, la confianza había mutado en algo similar a la necesidad mutual y por varios años solo se podia rogar porque no fuse una falsa paz.

HABILIDADES
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