Porque sí [Jessy]

Lo había pensado mucho, le había dado demasiadas vueltas. No había dormido no solo por culpa de Aimeé y Hanin, sino también por sus propios demonios. Empezó la carta miles de veces, borró las palabras con hechizos siempre inconforme de todo lo dicho.  Puso la carta en un sobre que selló con una B gigante de “Burroughs” (era el único sello que tenía a la mano) y la envió con la lechuza de Tobias.

Quizá te sorprendas de recibir esta carta. Y no, sé que lo piensas pero el papel no tiene ningún tipo de veneno, así que no te saldrán ampollas en las palmas de las manos, ni mucho menos. Esto no es consecuencia de que el idiota profesor de la Hermandad me haya querido regañar ni nada por el estilo, tampoco que me haya obligado a pedirte disculpas. De hecho, si me conoces tan solo un poco, sabrás que no hubo ninguna fuerza externa que me obligara a hacer esto.

Solo que me he quedado pensando todos estos días en lo que pasó entre nosotras. Lo estábamos superando ¿no es cierto? Estábamos llevándolo bien. A nuestro modo, pero bien. Casi creí que lo lograríamos. No sé, quizá estamos destinadas a odiarnos, quizá de verdad no haya remedio para nosotras pero, si dicen que Quien-tú-sabes fue vencido por un bebé (sigo sin creérmelo, la verdad) entonces cualquier cosa puede pasar.

Quiero que me disculpes por dos cosas: en primera por mandarte una carta para decirte esto, en segunda por las cosas que he hecho sin que hubiera necesidad. ¿Sabes que hubo un tiempo en el que te envidié mucho? Ewan era tuyo y a mi parecía que no quería tenerme ni tantito cerca. Y yo lo quería, siempre lo quise. Además siempre tuviste lo que a mi me faltaba: era femenina, sabías hablarle a un chico sin que tuvieras lodo en la camisa todo el tiempo y sabías perfectamente cómo hacerle el dobladillo a una falda.

Y tu hermano ¿sabes que también envidiaba el hermano que tenías? Con los míos nunca he tenido una conexión profunda. Y tú la tenías con él. Y John era genial, me consta. No pasé mucho tiempo con él pero el que tuvimos fue más que suficiente para saberlo.

Tú has estado ahí siempre, en todo momento. Y te las has arreglado para ser buena amiga incluso aunque las circunstancias nunca parecieran favorables. Eres la única que me conoce bien, quizá incluso mejor que Tobias, aunque sea raro decirlo. Eres la única que puede entenderme tan bien, que sabe a la perfección cómo desarmarme, y aún así no lo has hecho. Y te admiro por eso.

No he cambiado, es cierto. Pero sí soy capaz de entender ahora que estoy dejando ir a la única persona que ha estado conmigo todo el tiempo, bajo cualquier cosa. Y hemos luchado juntas, hemos llorado a las mismas personas. Yo sigo aquí, y tú también. Y tú eres mi conexión a este mundo.

No voy a dejar que nadie te lastime de nuevo, ni siquiera yo misma. Sólo necesito que me perdones y que te quedes conmigo.

Lo siento, en serio.

Frances

P.D. Abre con cuidado la caja, debe llegar en cualquier momento.

P.D. 2 - No es contrabando, es legal y está domesticado.  

Una caja, en efecto, también llegó, cargada por unas cinco lechuzas. La dejaron en el piso y se largaron. En el interior, había un regalo que Jessy tendría que seguir domesticando y que había sido elegido en base al patronus de la Gryffindor. Era una responsabilidad, pero también la mejor ofrenda de paz que se le había ocurrido.

REGALO:

La carta llegó a Jessy cuando aun estaba en la enfermería. Una lechuza insistente picoteaba la ventana. La rubia se incorporó, aprovechó que no había nadie dando vueltas y le abrió. La brisa exterior era un placer, pero le recordaba más sus ganas de fumar que el dulce aroma de la libertad. Una mierda que no se pudiera fumar allí. Una mierda que le faltaran algunos días aun para poder irse de allí sin mayores escándalos. Lo que no era una mierda era recibir una carta, con eso se le pasaría un rato de esa infernal esclavitud, fuera de quien fuera. Quizá era de su madre que se había enterado de lo sucedido, pero lo dudaba mucho.. Algún hermano?... No. La B de Burroughs. Conocía el sello porque los sellos familiares eran todos muy distintivos y entre las familias clásicas era típico ese saber.

La lechuza dejó la carta sobre su regazo y Jessy aprovechó para ofrecerle toda la comida que ella no pensaba ingerir. Al menos algo de provecho sacaría de eso, mientras miraba el sobre con recelo. No sabía de que B podía llegar a ser, pero ninguno le daría buenas noticias y Frances menos aun. Se tardó tanto en abrirlo que otras cinco lechuzas con una caja entraron por la misma ventana a posarse en su misma camilla. Les tuvo que desatar el paquete con la varita obvio (ni loca que estuviese hubiera tocado esos bichos) para que pudieran también ella ponerse a comer. Apoyó la espalda contra el respaldo, cruzó las piernas, miró la caja, el sobre, las lechuzas comelonas, la caja de nuevo... la caja se movía... LA CAJA SE MOVÍA! por dios santo!!!!!!!!

Casi se le para el corazón de un susto. Acto reflejo, se hizo un bollito, pegando las rodillas al pecho y abrazándose con ambas manos varita incluida. No se le hubiera ocurrido que el pergamino tuviera veneno, pero si que ahí dentro había una cobra venenosa que iba a matarla o algo.... Quizá una bomba animada... quizá la misma Frances convertida en escorpión. No era posible! Jessy deja de pensar estupideces, ese no es el estilo de la sly... Respiró profundo y agudizó el oído. No fue hasta muchos segundos después, cuando pudo individualizar entre todos los sonidos, lechuzas comiendo incluidas, un ruido que le era familiar. Un aullido?... un gemido bebé?... hasta el olor le recordaba a algo. Le recordaba a infancia y fines de semana de caza.

Tomo aire, sintiéndose una estúpida y volviendo a mirar que no hubiera nadie estiró las piernas y se acercó la caja con la varita, hasta tenerla entre ellas. También tomó la carta, la miró a tras luz y la dejó sobre la mesa auxiliar. Jessy era ordenada hasta cuando se encontraba en la enfermería. Tanto tiempo había pasado que ya no estaban ni las lechuzas, tanto tiempo, que hasta había sacado conclusiones sin siquiera abrir los paquetes. Solo por pensar. Necesitaba tiempo, pero funcionaba... pensar.... incluso para Jessy.  No quería leer la carta, pero sabría que lo haría tarde o temprano. Así que primero abrió el paquete y le sonrió al zorrito, tan pequeñito y pulgosamente adorable. – Eres una idiota Frances… - murmuró para si misma.

No lo iba a dejarlo salir de la caja, pero al menos tuvo la decencia de dejar caer dentro un trozo de la carne que ni ella, ni las aves habían comido. Era un gesto hermoso,( la mascota, no el darle de comer), sino fuera que venía de la perra de Burroughs. Era irónico, pero hasta Frances podía ser más linda con ella que Kris. Y hasta Frances la quería y conocía más que lo que Kris…. Así las cosas.

- A ver que tienes para decir… - Con la caja entre las piernas y mientras el bicho comía, Jessy tomó la carta y la leyó de un tirón, pero con tranquilidad. Sonriéndose a cada línea y amargándose hacia el final. Porque si, porque Jessy se amargaba. Tanto como para que se le hiciera un nudo en la garganta o tuviera que repasarse los ojos para que no se le escapase ninguna lágrima. Estaba sola y eso facilitaba las cosas. Además…

Además Frances decía verdades... O bueno, Jessy estaba de acuerdo. Para ser sinceros también era una carta llena de elogios… y ternura y pedía perdón… y le regalaba un ser vivo…. Es decir, quién podría no ablandar su corazón ante tan hermoso mensaje de paz?... Y ahí fue cuando la ira la asaltó y casi manda a volar al zorro y su caja de una bien puesta patada. No hizo eso, pero se lo pensó. Se lo pensó toda la tarde hasta que llegó la enfermera y le quitó al bicho de la camilla, porque “ese no era un lugar donde tener mascotas”. Siquiera preguntó que iba a hacer con él. Le daba igual. O no, pero lo más probable era o qué bien se lo guardase hasta que cumpliera su sentencia y pudiera salir en libertad, o bien se lo entregase a algún amigo de Jessy que viniera a visitarla.

Porque le produjo ira la carta? Porque de nuevo Frances quedaba como una reina, una reina que hasta sabía pedir disculpas, y qué bien que sabía hacerlo! El problema no era grave pues nadie vería la carta, Jessy la rompería en mil pedazos, luego la incendiaría y luego escupiría sobre las cenizas. Pero ella ya la había leído y no se le olvidaría.

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A la mañana siguiente pidió a la enfermera un pergamino y pluma y luego del ritual antes mencionado, saliva incluida escribió de un tirón porque ya había pensado demasiado. Era algo de lo que seguro se iba a arrepentir, porque siempre lo hacía, de todas sus acciones. Pero bueno, no se decidía a que mejor sería no responder nada. Ella aun conservaba cierta fe.

Francés,
Sinceramente creo tus palabras…  Lo que no creo, es que tú te las creas…
Así de estúpido como suena.
O que harás de ellas un barrilete cuando mejor te convenga.
Pero nada de esos importa, porque el mundo continuará girando, y tu y yo seguiremos aquí enterrando muertos…
Feliz Navidad!