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A las 11 de la mañana

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Mensaje por Kristján Sveinsson Miér Dic 03, 2014 12:26 pm

No se había olvidado de la promesa/invitación que le había hecho a Amy aquél día en el lago. ¿Quién iba a olvidarla después de haberla besado? Kristján no era precisamente terapeuta pero con tal de pasar un rato con ella valía la pena intentarlo. Lo que tenía claro era que no iba a intentar besarla en el aire cuando estuviera histérica y que eso tenía que hacerse poco a poco.

Le mandó una nota con una lechuza de algún incauto para citarla en el campo de quidditch a las 11:00 am. A esa hora, en ese día (miércoles) no había ningún semestre entrenando y si acaso había unos tres o cuatro jugadores volando por aquí o por allá sin que pusieran atención a lo que hacían los demás. Por lo menos tenían una hora para manejar esa situación.

Cualquiera podría creer que estaba haciendo todo eso solo para ver a Amy de nuevo y ver si tenía un poco de suerte con ella, pero Kristján se estaba tomando muy en serio todo el asunto de ayudarla a que venciera un poco su miedo a las alturas, no estaba haciendo eso solo por quedar bien. Para eso mejor solamente la invitaba a cenar o alguna tontería parecida.

Después de una de las clases teóricas, Kristján se dirigió al campo y esperó ahí a Amy. Solamente llevaba una escoba, la suya, que era lo suficientemente fuerte como para soportar todo el peso que fuera necesario. Llevaba puestos jeans y sudadera, aunque el frío comenzaba a calar un poco más fuerte cada vez.

El islandés esperaba que la chica sí llegara y que no terminara pensando que era malísima idea verse con él otra vez. Por lo menos no la había dejado con tan mala impresión o eso pensaba él. Era distinto verse dando varitazos en medio de una guerra a verse en condiciones en los que lo haría cualquier persona normal. A lo mejor siendo normal no era tan atractivo.
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Mensaje por Amy Jackson Miér Dic 03, 2014 3:15 pm

Hasta que no recibió esa lechuza de parte de Kristján estuvo pensando que quizás lo de ayudarla con su miedo a las alturas fue algo que dijo en aquel momento, pero que cuando las cosas se hubieron enfriado, las heridas curadas y la adrenalina en niveles normales ya no le habría parecido tan buena idea. Y una vez leyó aquel trozo de pergamino que la citaba a las 11 en el campo de quidditch, sus preocupaciones cambiaron, porque aquello quería decir que debería volver a subir a una escoba.

Sin embargo iba a asistir. Había accedido con anterioridad a probar cualquier tipo de idea que pudiera ayudarla con su problema, y ahora no iba a ser menos. Él ya había visto en todo su esplendor su histeria cuando estaba a cierta altura, así que ¿qué podía perder? Además su compañía le había resultado lo suficientemente agradable como para querer repetir, y evidentemente el beso había sido lo suficientemente bueno para actuar como otro estímulo positivo.

Así que a las 11 llegó puntual al campo de quidditch, y aún cuando el sol ya estaba alto en el cielo, el tiempo era frío... Y ella llevaba bastante mal el frío, así que se había puesto varias capas de ropa. Llevaba el jersey de lana más grueso que había podido encontrar en su armario y un par de camisetas debajo, un gorro también de lana que le cubría casi hasta los ojos y guantes. Sabía que el abrigo no haría más que molestarla cuando estuviera en el aire, y tenía la estúpida idea que una bufanda podría terminar enredándose de alguna extraña forma con la escoba y ser un motivo más para el desequilibrio.
Kristján ya la esperaba, así que le dedicó una sonrisa antes incluso de llegar hasta donde él estaba, en parte porque se alegraba de que hubieran terminado concretando aquel encuentro y en parte para intentar ocultar los nervios. Se paró justo frente a él, al tiempo que se metía las manos en los bolsillos de sus vaqueros gastados, pues aún y con los guantes notaba los dedos fríos.

- Buenos días. Vine sin nada, no me dijiste si necesitaba traer algo. Igualmente no tengo escoba, por motivos obvios, porque... – se detuvo antes de empezar su parloteo incansable, señal inequívoca que estaba nerviosa. Soltó un suspiro y le dedicó una sonrisa de disculpa – Antes de que empecemos debo advertirte que cuando estoy nerviosa hablo sin parar. Y como lo estoy mucho… Intentaré controlarme, aunque si necesitas que me calle me lo dices y ya, y haré todo lo que pueda para permanecer en silencio, porque de hecho tarde o temprano se terminaran las cosas que… – se detuvo de nuevo, mordiéndose la lengua – … no importa. Dime, ¿por donde empezamos? – intentó relajarse un poco, porque se había prometido a si misma que sólo estaba nerviosa por lo de la escoba, y que haber quedado con él no tenía nada que ver en eso, pero era difícil concretar del todo los motivos de su nerviosismo, y también lo era tranquilizarse.
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Mensaje por Kristján Sveinsson Vie Dic 05, 2014 11:31 am

Kristján sonrió en automático a la llegada de Amy. No se le pasó por la cabeza que no fuera a llegar, ella no le había dado tiempo para eso porque afortunadamente había sido muy puntual. Se acercó para besarle la mejilla porque haberlo hecho directamente en sus labios habría dado un mensaje confuso, a pesar de todo, el islandés no se sentía con derecho de nada como para ser un patán y besarla sin previo aviso. A lo mejor el beso de la ocasión anterior solamente había sido gracias a felices casualidades que los habían hecho momentáneamente compatibles. No quería que Amy pensara que era un idiota.

-No te preocupes, no necesitabas traer nada. Mi escoba es lo suficientemente fuerte para sostenernos a los dos y en la primera parte necesitas sentirte segura con alguien o no funcionara.-Le aseguró como si fuera un experto aunque en realidad todo eso de hacerla perder los miedos aunque fuera solo un poco no era más que una cosa experimental.

En realidad había buscado excusas para volver a estar semi a solas con ella pero ya que lo pensaba la excusa era bastante mala, porque ella tenía pánico, así que más le valía por lo menos hacer el esfuerzo para que valiera la pena.

Kristján no tenía frío, pero notaba que ella sí. Se le notaba porque tenía las mejillas demasiado pálidas. Antes de empezar y mientras ella parloteaba sin que a él le molestara el incesante sonido de su voz, por el contrario, lo encontraba agradable.

Llevó la palma de la mano hasta la mejilla de Amy y sintió que estaba muy fría.-Parece que te estás congelando. Espero que arriba agarres calor.-No se lo dijo con ningún doble sentido, pero que lo interpretara como quisiera.

Le mostró a Amy su escoba y la invitó a subir. -Yo voy a subir contigo, estaré justo detrás de ti. No nos separaremos mucho del suelo, te lo prometo. A lo mucho será un metro, o quizá hasta menos. Empezaremos muy lento y hasta que te sientas segura, aumentaremos la dificultad. Si comienzas a entrar en pánico lo manejaremos juntos. ¿Vas a confiar en que lo lograremos?-Le preguntó, parecía divertido. Y la verdad fuera dicha toda esa idea lo entusiasmaba un poco, aunque fuera por la posibilidad de ligar un poco con ella en el inter.
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Mensaje por Amy Jackson Vie Dic 05, 2014 4:18 pm

- ¿¡Para los dos!? Pero si… – iba a empezar a enumerarle las razones por la que una escoba no estaba echa para dos personas, y además explicarle que si tenía miedo que la escoba se partiera en dos cuando iba sola, ese miedo se multiplicaría hasta el infinito si la escoba en cuestión soportaba no solo su peso, sino el de Kristján. Pero justo entonces él alargó la palma de su mano hasta tocarle la mejilla, y se le olvidaron todos sus argumentos. O quizás era que el contacto la tranquilizó, porque a fin de cuentas él estaba a diario sobre una escoba, así que con él debería estar segura. Así que sonrió e incluso ladeó un poco la cabeza de forma inconsciente, porque aquello se sentía bien – No te preocupes, siempre tengo frío, estoy acostumbrada. Vine con muchas capas de ropa. Además, si no consigo entrar en calor ahí arriba, tu no dejarías que me congelara del todo, ¿verdad?

La frase salió sin permiso. Juraba que aquellas palabras no habían sido procesadas en su mente y que ni siquiera sabía de donde habían salido. Ni la frase ni su tono coqueto ¿Un par de besos y ya dejaba de pensar con coherencia? Igual que cuando él la había saludado con un beso en la mejilla, por unos instantes había pensado que iba a besarla en los labios. Definitivamente imaginaba cosas. O su subconsciente la traicionaba mostrándole lo que realmente quería. O se estaba volviendo boba con el paso de los años. De cualquier modo ya estaba dicho, y ya solo le quedaba no actuar raro después de eso, así que simplemente se acercó a la escoba, acarició el mango con una mano, más para comprobar que realmente pareciera lo suficientemente fuerte para los dos que por otra cosa, y al final colocó una pierna a cada lado, intentando esconder que temblaba ligeramente, y no precisamente de frío.

- Vale… Confío en ti, y intentaré confiar en que tu escoba no va a romperse por la mitad, así que hagamos esto. – y a pesar de lo seguro que había sonado su tono, no podía estar más asustada con respecto a lo que iba a pasar. Por eso mientras él tomaba su posición justo detrás de ella, Amy se recogió el pelo en una trenza desordenada que le caía por encima de su hombro derecho (ahí iba de nuevo esa estúpida idea que si llevaba el pelo suelto iba a terminar enredado en alguna parte y seria más peligroso) y después se aferraba al mango de la escoba tan fuerte que sus nudillos se volvieron blancos, y casi sin poder evitarlo cerró los ojos esperando sentir el momento en que sus pies se despegaran del suelo – No dejarás que me caiga… ¿verdad? – terminó por preguntar en un hilillo de voz, intentando centrarse en el hecho de que no estaba sola, y que sólo por eso aquella vez era distinta a todas las demás en que lo había probado. No estaba sola encima de la escoba. Todo iba a salir bien.
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Mensaje por Kristján Sveinsson Lun Dic 08, 2014 1:14 pm

Le dio risa que Amy comenzara a argumentar en su contra pero se callara a la mitad del camino. Se notaba que estaba nerviosa pero Kristján no pretendía que entrara en una especie de colapso traumático. El islandés jamás la pondría en peligro, no sólo porque sus amigos se la cobrarían como nueva, sino porque esa no era la intención, al contrario.

-Aún si vinieras solamente con una playera de tirantes, no dejaría que te congelaras en lo absoluto.-Si habían entrado a ese juego de nuevo, a él no le molestaba. ¿Ya había dicho que Amy era muy bonita?. La observó mientras se acercaba a la escoba y parecía comprobar su resistencia solo pasándole la mano por el mango. Notó que temblaba y se enterneció. No quería someterla a ninguna tortura, si veía que eso no funcionaba entonces podrían dejarlo, o intentar la hipnosis, lo que ella quisiera.

-Te juro que no va a romperse por la mitad.-Se rio y se subió detrás de ella. Esperó a que Amy se hiciera la trenza antes de empezar. Negó con la cabeza aunque ella no podía verlo como respuesta a si no iba a dejar que se cayera. -Claro que no, además empezaremos muy lento. -Estiró las manos para acariciar sus muslos desde atrás y depositó un beso en su nuca, en la zona de la piel que había quedado un poco libre, apenas perceptible entre la trenza y su ropa abrigadora. Aferró más sus muslos pero luego la soltó. No quería que pensara que aquella era solo una posición para aprovecharse un poco de ella. Pasó a sus brazos y la hizo sostenerse del mango.

-Agárralo fuerte. Y trata de mantener la estabilidad.-Dio un golpe moderado en la tierra y la escoba se elevó pero lo hizo apenas poco, lo suficiente para despegar los pies del suelo. No se desestabilizó nada pero si subían más, lo haría, entonces Amy tenía que tomar el control. Kristján volvió a aprisionar sus brazos con un toque firme pero no fuerte, para que la mantuviera estable. -Agárrala fuerte y mantenla firme. Es una escoba fuerte pero también muy leal, entenderá lo que necesitas. ¿Cómo te sientes? No estamos tan arriba, ¿cierto? ¿Lista para aumentar medio metro a la altura?
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Mensaje por Amy Jackson Lun Dic 08, 2014 3:29 pm

- Quien sabe… Quizás finja tener mucho frío sólo para descubrir que técnicas para evitar la congelación tienes. Sólo por curiosidad, por supuesto. Debes saber mucho del tema, tu que eres de Islandia. – no podía evitarlo. Aquel juego era demasiado divertido para dejarlo pasar, y ya no tenía ganas de seguir mordiéndose la lengua.

No le había molestado en lo absoluto notar las manos de Kristján en sus muslos, ni le había molestado ese beso en la nuca, que apenas había intuido a través de las mil capas de ropa que se había puesto, sin embargo sirvió para que girara levemente la cabeza y le mirara por encima del hombro, dedicándole una sonrisa y olvidándose por un momento de lo que realmente estaban haciendo ahí. Y de hecho habría soltado algún comentario coqueto más acerca de la forma en que pretendía mantenerla alejada del frío cuando notó que los pies se le despegaban del suelo.
Automáticamente sus manos se aferraron más fuerte al mango de la escoba, dejando vagar su mirada por la madera hasta el suelo. De momento no estaban tan arriba, así que se forzó a respirar hondo y asentir ante lo que Kris le decía, agarrando el mango con un poco más de decisión. Notaba el pulso acelerado, pero intentó ignorarlo ya que contra eso había poco que pudiera hacer.

- Voy bien… Creo. – de momento no sentía necesidad de gritar, o aquella sensación de pánico que ni siquiera la dejaba pensar. Así que probablemente iban bien, a pesar de que estaban a poca altura. Ayudaba mucho el hecho de saber que si se caía a aquella altura como mucho se llevaría algún rasguño de poca importancia. Volvió a respirar hondo antes de asentir de nuevo – Vamos a subir más. Tu sólo no me sueltes.

Volvió a mirar hacía el suelo mientras la distancia aumentaba, igual que el nudo que se había instalado en la boca de su estómago, que intentaba ignorar con todas sus fuerzas. Entendió después que mirar al suelo no mejoraba absolutamente nada, sino más bien lo empeoraba, así que levantó la mirada, fijándola primero en el mango y después en sus propias manos y en las de Kris, sujetas a sus brazos, ayudándola con los movimientos, y después a las gradas que rodeaban todo el campo. Eran altísimas y precisamente por eso también llevaba bastante mal lo de ir de espectadora a algún evento deportivo.

- ¿Crees que podamos llegar arriba del todo de una de las gradas? ¿O es un objetivo imposible para el primer día? – no sabía si le iba a dar el ataque de pánico a mitad de camino, sólo sabía que de momento iba bien y que llegar a las gradas le ofrecería una excusa para quedarse un rato más con él a solas.
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Mensaje por Kristján Sveinsson Jue Dic 11, 2014 12:03 pm

-Para ti tendría una única técnica, te lo aseguro.-Le respondió el islandés al coqueteo. Era cada vez más directo con sus intenciones. Intenciones porque sería hipócrita decir que no tenía ganas de hacer ciertas cosas con ella, ¿quién no las tendría?, en especial cuando lo miraba por encima del hombro de esa forma, con su cabello hacia un lado por la trenza y sus ojos claros, aunque luego su expresión cambiara hacia el terror.

Kristján pudo notar como las manos de Amy se aferraban con demasiada fuerza. Era una suerte que su escoba fuera estable. La mejor inversión que había hecho en su vida. Le había costado bastantes galeones pero cada uno de ellos había valido la pena por tener esa belleza. -¿Segura? No te soltaré, te lo aseguro.-Kristján nunca había tenido ni un poco de miedo a las alturas, siempre le habían gustado. Encontraba fascinante poder hacer levitar una escoba con magia, poder sentir el viento en la cara gracias a eso. Con los inventos muggles no se podía sentir el viento en la cara, ni el frío en las manos, ni que tú tenías el control, siempre estabas a merced de un piloto.

-No mires hacia abajo. Cuando juegas quidditch no miras al piso, a menos que vayas a hacer una pirueta en picada o algo así, o que la quaffle esté cayendo irremediablemente. No mires abajo.- Con suavidad mantenía los brazos de Amy firmes pero la tomaba con fuerza para que se sintiera acompañada. Cuando empezaron a ascender más por petición de ella, dejó de pensar en meterse entre sus piernas para concentrarse en luchar contra su miedo. Como bien le había dicho, no era bueno intentar llegar a algo con una chica cuando estaba preocupada por otras cosas.

-Creo que por el primer día será todo un reto. Vamos a intentar llegar al primer nivel de las gradas. ¿Lista? Inclina un poco el mango hacia ti, no demasiado, con suavidad.-La guió lo más que podía.-Asciende hasta donde quieras, pero no pases del primer nivel de las gradas, no seas mal portada.-Bromeó para tratar de aligerar el ambiente y la tensión que sentía que Amy tenía, mientras la instaba a ir un poco más arriba.-Hazlo despacio, no tenemos ninguna prisa.
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Mensaje por Amy Jackson Jue Dic 11, 2014 5:02 pm

Habría seguido gustosa con su juego de indirectas cada vez más directas de no ser porque de pronto tuvo otras preocupaciones, como la distancia que tenían ya con respecto al suelo, que seguramente no era tan alta pero a ella le parecía monstruosa.

- Vuelve a hablarme sobre tu única técnica contra el frío cuando tenga mis pies de nuevo sobre el suelo firme. – quiso bromear, pero ni siquiera le salió una risa leve, porqué tenía demasiado trabajo apretando la mandibula para no empezar a gritar. No quería hacer un espectáculo, pero pronto le sería complicado.

Inclinó el mango de la escoba hacía ella, tal y como Kristján le indicaba, sabiendo que todavía deberían subir más para llegar al primer nivel de las gradas, intentando centrarse en sus consejos: no mirar al suelo, relajarse, sentirse acompañada y segura, sabiendo que él estaba justo detrás de ella… Pero poco después, cuando todavía no estaba cerca de este primer objetivo, se detuvo. El nudo que se había instalado en la boca de su estómago había crecido tanto que ahora ya hasta tenía la sensación de que le costaba respirar con normalidad.

- No sé si… – “no sé si puedo”, había estado a punto de decir. Sin embargo la frase no salió entera porque Amy podía ser muchas cosas, pero no por nada había sido Gryffindor en Hogwarts, así que como todos los leones tenía un orgullo casi sin límites, que le impedía admitir en voz alta que no podía hacer algo, o que tenía terror a algo. Y sobretodo le parecía ridículo que hubiera querido ir hasta arriba del todo de las gradas y ni siquiera fuera a llegar al primer nivel. Intentó respirar hondo un par de veces, pensando que estaba todo en su mente – Dime que es absurdo que me cueste respirar más aquí arriba, porque no hay nada más que aire a nuestro alrededor. Dime que soy una ridícula y que todo está en mi cabeza. – quizás si se lo oía decir en voz alta se lo terminaría creyendo y quizás, sólo quizás, podría llegar al maldito primer nivel de las gradas.

Intentó tomar aire con inspiraciones profundas un par de veces, queriendo demostrarse a si misma que había oxígeno de sobras y que no se iba a quedar sin de un momento a otro. Se concentró en las manos de él en sus brazos, sujetándola, que le aseguraban que no iba a caerse, y también en lo firme que parecía la escoba. Ni siquiera un crujido, que aseguraba que no iba a romperse a trozos. Todo estaba bien. Y se aferró a aquella afirmación todo lo que pudo.

- Funciono mejor con incentivos. Prométeme algo si llegamos a esas gradas. Que me dedicarás el primer tanto que marques en tu próximo partido, o que me invitarás a una copa o a cualquier cosa, o que volverás a besarme o… no sé. Algo. Cualquier cosa. -  ni siquiera prestaba atención a lo que decía, los nervios haciendo que las palabras fluyeran de entre sus labios sin control. De otro modo ya se estaría muriendo de la vergüenza por haber dicho justamente lo que acababa de decir.
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Mensaje por Kristján Sveinsson Mar Dic 16, 2014 1:47 pm

Kristján podía sentir que Amy estaba cada vez más nerviosa, su cuerpo hablaba y hasta el tono de su voz la delataba. Al menos se atribuía una pequeña victoria a que no estaba gritando como histérica porque no lo habían hecho de golpe y ella tenía el control, además pararían en cuanto ella quisiera que lo hiciesen, no iba a torturarla.

-Claro que puedes.-Amy no había terminado la frase pero Kristján ya conocía muy bien ese sentimiento y adivinó a qué se refería. Sabía que tarde o temprano saldría a relucir su alma de gryffindor, tenía que ser. El islandés no pensaba que fuesen a llegar más allá del primer nivel de las gradas pero si lograban llegar ahí se daría por bien servido en esa tarde y podría presumir de haber hecho un avance considerable con Amy Jackson.

-Es absurdo, Amy. Todo está en tu cabeza. No creo que seas ridícula, de cualquier manera. Pero esto es muy fácil. Sólo tienes que olvidar cualquier cosa que te haya jodido antes, siempre hay formas de volver a empezar. Sobreviviste una guerra ¿no es así? Eso es saber vencer el temor.-Esas palabras también se las dijo a él mismo. Si había sobrevivido a una guerra, si siempre se podía volver a empezar, ¿por qué estaba aferrado él a ciertas cosas que era mejor que dejara ir? Como el miedo a las alturas de Amy, él debía dejar sus adicciones, sus desatinos y sus corazones rotos a un lado. Y empezar otra vez, como fuera, de una vez por todas y sin portarse como imbécil como había hecho con Whitney.

-Todos los miedos son absurdos.-Le repitió y le acarició de nuevo los brazos. Después con una mano la sostuvo bien por la cintura. Esperaba que su agarre fuera firme, lo suficiente como para hacerla sentir protegida.

El islandés dibujó una sonrisa triunfal con lo que Amy pedía. La tenía, había dado un paso firme hacia delante y ahora podía seguir avanzando sin miedo de hacer estupideces. Estaba todo lo que había hablado con Jasmine en el lago, no lo estaba haciendo a un lado pero tampoco podía hacerse el ciego con otras cosas, a lo mejor Jasmine hasta estaba equivocada. -Primero te invitaré a beber lo que quieras, mientras estemos ahí volveré a besarte, si me dejas voy a meterme entre tus piernas al final y al siguiente partido oficial, mis primeros puntos serán para ti. Ahora soy yo el que te suplica que lleguemos al primer nivel de esas gradas, para poder hacer todo eso. -Estaba siendo un poco arriesgado pero tampoco la estaba besando mientras gritaba, él lo estaba haciendo bien, quería pensar.
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Mensaje por Amy Jackson Mar Dic 16, 2014 5:31 pm

Era irracional y todo estaba en su cabeza. Si, por supuesto que lo sabía, pero saberlo no ayudaba a que fuera todo menos terrible. Ni siquiera la comparación con haber superado la guerra ayudaba realmente, porque si, había sido terrorífica y ni siquiera sabía porque no la había alcanzado ningun avada kedavra, pero… En realidad ni siquiera tenía una explicación lógica para eso. Para que hubiera podido superar el miedo a morir en la guerra pero no pudiera superar el terror a una simple escoba.

- Pero algunos miedos son más ridículos que otros. – dijo, sintiéndose más tonta y más niña de lo que se había sentido en mucho tiempo. Ella y su estúpido miedo a las alturas. ¿Qué sentido tenía que por haberse caído una vez ahora organizara aquellos espectáculos absurdos cada vez que estaba a cierta distancia del suelo? Y por primera vez desde que todo aquello había empezado se enfadó consigo misma. Pero evidentemente el enfado no arreglaba nada. Nada arreglaba absolutamente nada, salvo tal vez llegar a aquellas estúpidas gradas.

Y sólo entonces, cuando ya había decidido que por su orgullo de exGryffindor, y por demostrarse a si misma que todavía sabía como ser valiente y dejar las estupideces de lado, iba a seguir subiendo fue cuando él enumeró todas las cosas que haría si lo conseguía. Y por Merlín que con eso hizo que se olvidara por un instante que se suponía que estaba muerta de miedo, porque… Vaya con ese hombre y en su forma de ser directo. Sin embargo podía lidiar con lo directo. Tenía miedo a varias cosas, pero que le dijeran las cosas claras no estaba en esa lista, y de hecho incluso se sintió lo suficientemente valiente como para mirarle una vez más por encima del hombro, con una media sonrisa, antes de volver a inclinar el mango de la escoba hacía arriba, sin saber cuanta parte había de valentía y cuanta de deseo por verle cumpliendo todo lo que acababa de prometer.

Ni siquiera estuvo segura de como lo consiguió. De hecho de lo siguiente que fue consciente fue que ya no había solo aire a su alrededor, sino que a poca distancia de sus pies estaban las maderas de las gradas, y con sólo un tirón hacía abajo sus pies tocaron algo firme. Por fin.
Se soltó de la escoba como si quemara y se dejó caer en el asiento más cercano, sintiendo que las piernas le temblaban demasiado para sostenerla. Echó la cabeza hacía atrás y empezó a reírse. Una risa nerviosa que ni siquiera estaba segura de donde había salido, pero que no podía detener, igual que el leve temblor que la sacudía, más por los efectos de la adrenalina que por frío o miedo.

- ¿Ya ves? Los incentivos sirven de muchísimo. Lo hicimos, y sin gritos histéricos. – dijo cuando pudo tranquilizar un poco la risa, mirándole todavía con una sonrisa amplia – Aunque creo que para bajar usaré las escaleras. – definitivamente había tenido suficiente escoba para un día. – Espero que no prometieras todas esas cosas porqué creyeras que no iba a conseguirlo, porque no voy a dejarte vivir hasta que cumplas hasta el último punto. – y ahí iba. Si él era directo ella también podía serlo reconociendo que quería todas y cada una de las partes que él había enumerado antes.
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Mensaje por Kristján Sveinsson Vie Dic 19, 2014 12:40 pm

Había funcionado, Kristján no se hubiera imaginado en toda su vida que tuviera tanto poder de convencimiento. Cuidó a Amy, que mantuviera la escoba estable y sonrió como un niño al verla volar más alto e intentar llegar al primer nivel de las gradas costara lo que costara. Lo hubiera hecho o no lo hubiera hecho, de cualquier manera Kristján iba a intentar hacer con ella todo lo que le había prometido, no pensaba tener castigos por un ataque de pánico.

El islandés soltó un grito de júbilo auténtico cuando Amy logró su objetivo, pero ni así soltó su cintura aunque hubiera estado a punto de alzar los dos puños en el aire como señal de victoria. Soltarla podía haber resultado fatal, fue una suerte que no lo hiciera. La dejó soltarse de la escoba y dejarse caer porque ya no corría peligro. Le gustó escucharla reírse porque eso quería decir que no estaba odiándolo y que no iba a echarse a correr lejos de él mientras lloraba y lo maldecía a él y a toda su descendencia.

-Estas hecha toda una gryffindor.-Le dijo y se sentó a un lado de ella. No la había ni tocado luego de que bajaran de la escoba aunque su primer impulso había sido lanzarse sobre ella y besarla como loco, pero la dejó tomar aire y recuperarse del susto.

-Tienes derecho a usar las escaleras, es verdad. Y no, no te prometí todas esas cosas porque pensara que no lo ibas a conseguir, al contrario, era para poder más vibras positivas sobre la mesa. Lo único que no tengo claro es el orden en el que quiero hacer las cosas, aunque trataré de seguirlo para que todo siga buen curso.-Se acercó a ella eliminando el espacio que los separaba. Le tomó la cara con las dos manos y después de mirarla a los ojos durante dos segundos enteros, la besó con mucha más decisión de cómo lo hubiera hecho cuando se encontraron con el problema del kneazle y de sus nudillos jodidos. Amy era preciosa, exactamente el tipo de chica que le había gustado toda su vida, con la que le gustaba estabilizarse por momentos, así que estaba disfrutando ese beso hasta altos niveles.

-A menos que tú misma quieras cambiar el orden de las cosas. Tú eres la que manda, tú eres la valiente.-No iba a mentir, luego de toda esa adrenalina que ella le había contagiado, casi quería hacer las cosas al revés, pero le dejaría a ella la opción de hacerlo comportarse como una persona decente.
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Mensaje por Amy Jackson Vie Dic 19, 2014 4:32 pm

Todavía le temblaban las piernas y notaba el pulso acelerado. Pero ya no era causado por el miedo, sino por la adrenalina, por aquella sensación de triunfo y porque por unos instantes se sentía capaz de cualquier cosa (casi de cualquier cosa, todo excepto subir a una escoba y volar más alto), y ya iba a decirle que fueran directamente a tomar esa copa que le había prometido cuando él la besó de nuevo. Y fue un beso que iba muy acorde a como se sentía en esos momentos, así que simplemente llevó ambas manos a agarrarse de su sudadera, para asegurarse de que no se alejaría demasiado y le correspondió, entreabriendo un poco sus labios y profundizando el beso.

Mentiría si dijera que una parte de ella no había asistido a la cita aquella mañana deseando que aquello pasara. Si, quería sacarse de encima aquella estúpida aversión a las alturas, pero quizás si hubiera sido otra persona que se lo hubiera propuesto, habría dicho que no. Hubiera podido vivir algún tiempo más alejada de los lugares elevados. Y desde luego en aquellos instantes podía vivir sin aquella copa durante un rato más.

- Al diablo con el orden de las cosas. – porque si, quizás se comportaba racionalmente la mayor parte del tiempo, pero sinceramente… ¿Quién necesitaba ser decente y racional en un momento como ese?

Se levantó de su asiento sólo para ir a sentarse a horcajadas en su regazo, tomándose sólo unos instantes para dedicarle una sonrisa antes de volver a besarle, rodeándole el cuello con los brazos para mantenerse cerca. Y desde luego por momentos se olvidó del pudor, de que estaban en una gradería a la vista en pleno campo de quidditch y que todavía había varios jugadores dando vueltas por encima de sus cabezas.
Tardó varios minutos en recuperar la cordura, justo cuando notó que le venían sobrando varias de las capas de ropa que se había puesto para evitar el frío matinal, y sonrió pensando cuanta verdad había en lo que él le había dicho hacía un rato.

- Tenías razón, ya no tengo frío. Tus técnicas son buenas. – dijo antes de besarle de nuevo, un beso corto antes – Quizás deberíamos buscar un sitio con… menos público. – dijo señalando con un movimiento de cabeza a los jugadores de quidditch con sus escobas que daban vueltas justo por encima de las gradas. Porque definitivamente pronto los besos no serian suficientes, y había cosas que no podían hacerse al aire libre. Había mandado la decencia al diablo, pero no hasta aquellos extremos.
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Mensaje por Kristján Sveinsson Lun Dic 22, 2014 12:57 pm

Kristján no escondió la sonrisa de satisfacción porque Amy mandaba al diablo el orden de las cosas. Era muy guapa, demasiado guapa, pensaba en ello al menos cada cinco segundos y no se cansaba. Sus labios eran bonitos, sus ojos eran bonitos, su cabello era como para enloquecer, controlarse ante todo eso no estaba en sus planes, mucho menos si ella se sentaba sobre él.

No le importó que nadie viera nada, porque estaba en blanco. Lo único que al islandés le importaba en ese instante era el peso ligero de su cuerpo sobre el de él y la sensación de sus brazos finos rodeando su cuello. Bajó las manos de su cadera a su trasero solo para afianzarla más contra él. A la altura en la que estaban los demás no podrían identificar tan bien en dónde estaban sus manos y no era como si importara, de todos modos el daño ya estaba hecho porque Amy había tenido la capacidad de que se le pusiera dura en menos de un minuto con el movimiento osado de sentarse sobre él.

-Te lo dije…-Persiguió su boca porque no quería dejar de besarla, parecía que había encontrado una obsesión nueva, que era estar pegado a ella. Pero recibió su beso con buena disposición y entendió que ella no iba a quitarse la ropa ahí enfrente de cualquiera. Y mejor, porque él no quería compartirla con nadie, ni siquiera de vista.

-Siempre he tenido curiosidad por saber cómo son los dormitorios de Ogmios.-No quería levantarse, no quería dejar de sentir su cuerpo, pero pensar en lo que le esperaba le daba fuerza de voluntad. Qué mal que no pudieran hacer apariciones dentro de la universidad porque habría querido llegar ahí en un segundo cuando menos. La tomó por la cintura antes de darle un tercer beso y luego esperó a que ella se levantara para él hacer lo mismo.

-Si sigues así voy a pedirte que trabajemos en tu miedo a las alturas todos los días. Aunque puede que hasta resulte favorable y de verdad acabemos con tus fobias.- Se acercó a ella otra vez porque actuaba como un imán para él y la besó en el cuello, haciendo a un lado la trenza y las capas de ropa.
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Mensaje por Amy Jackson Lun Dic 22, 2014 5:15 pm

- Pero es que si seguimos así, pasaremos poco tiempo encima de una escoba, aunque lo hagamos a diario. – fue todo lo que atinó a decir entre besos.

Su fuerza de voluntad era más débil con cada beso, así que no habría pasado demasiado tiempo hasta que hubiera olvidado el pudor y decidido que no tenían porque ir más lejos, que ahí estaban bien siempre y cuando él continuara besándola. Al final, sin saber muy bien como, volvió a poner los pies en el suelo, dispuesta a saciar su curiosidad acerca de como serían los dormitorios de Ogmios (y se ahorró el comentario de que en teoría los dormitorios de todas las facultades eran exactamente iguales).

El camino les fue eterno, en gran parte porque se detenían a cada pocos pasos para besarse de nuevo, como si no pudieran estar separados durante demasiado tiempo. Como si ahora que habían empezado ya no pudieran detenerse. Ni siquiera le importó que hubiera gente en su salón de convivencia, y que quedara más que claro porque pasaban a toda prisa en dirección a los dormitorios, como tampoco parecía importante aquella estúpida norma que la parte de la facultad en la que estaba su dormitorio fuera exclusivamente femenina.

Abrir la puerta también fue un reto. Por supuesto que no era fácil encontrar el pomo de la puerta mientras se estaba con la espalda apoyada contra la madera, con sólo una mano disponible para tantear lo que estaba justo a su espalda, mientras su otra mano reseguía el bajo abdomen de Kristján, mientras sus labios no se alejaban de los suyos. No se soltaría ni siquiera para abrir la puerta. Al final la maldita dejó de resistirse y pudieron entrar. La habitación estaba prácticamente a oscuras, pues no había abierto las cortinas antes de salir aquella mañana, así que no podía verse gran cosa de lo que había alrededor.

- Dormitorios de Ogmios. – dijo brevemente, como si le hiciera una explicación, pero eso fue todo lo que dijo antes de empujarlo hacía atrás, en dirección a la cama, y siguió obligándole a ir en esa dirección hasta que con un último empujón lo tiró encima del colchón, volviendo a situarse encima de él, con una pierna a cada lado de su cuerpo sin dejar pasar demasiado tiempo – Y esta es una típica cama de dormitorio de Ogmios, la primera parada de tu tour guiado. – y mientras dejaba escapar la broma, aprovechó para quitarse el gorro de lana que empezaba a molestarle, a deshacerse la trenza y a quitarse el primer jersey que llevaba, tirándolo por encima de la cabeza de cualquier forma en dirección al suelo. En aquellos momentos no recordaba la estúpida razón por la que había creído conveniente llevar tantas capas de ropa, que ahora solo estorbaban – ¿Algo más que tengas curiosidad por conocer? – y por supuesto la pregunta iba con todo el doble sentido del mundo, y sólo para seguir dejando claras sus intenciones se inclinó para depositar un par de besos en su cuello y susurrarle muy cerca del oído – Puedo enseñarte lo que quieras. – porque ya no había sitio para fingirse inocente.
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Mensaje por Kristján Sveinsson Vie Dic 26, 2014 8:47 pm

A Kristján tampoco le importaba lo que dijeran los demás, ni quién los veía pasar como locos a los dormitorios, ni las ideas que pudieran hacerse. Quería estar con Amy y era lo único que ocupaba su cabeza en ese momento. Si sus labios eran así de adictivos, no quería imaginar el efecto que tendría el resto de su piel. Al entrar, por fin, se dejó guiar por ella hasta la cama y ahogó un gemido de satisfacción al tenerla encima, sensación que se intensificó al cien al escuchar su propuesta. No lo pudo evitar, algo en él se encendió por completo y tomándola por la cintura, de un solo movimiento firme y veloz, la puso contra la cama.

La tomó por las muñecas para inmovilizarla mientras la besaba, usando una sola mano para mantenerla ahí contra la cama. Buscaba su lengua con necesidad en un beso profundo, después mordisqueaba sus labios mientras sus manos buscaban a tientas por debajo de la ropa las formas de sus pechos, que recorrió con sus dedos fríos, esperando que se calentaran con el contacto. La piel de Amy era tal y como la había imaginado, suave y apetecible, se estremeció tan solo con la cercanía.

-Me muero por poner la lengua sobre ti, por recorrerte por completo.-No era una mentira, en verdad moría por hacerlo, desde aquella tarde en el lago se había quedado imaginando a qué sabría su sexo, qué textura tendrían sus pechos bajo su lengua. -Pero para eso necesito que te desnudes.

Amy llevaba muchas capas de ropa encima, así que irlas quitando parecía un gran reto. Lo mejor era que pudiera observarla hacerlo, después de todo, también la había imaginado desnudándose. Le soltó las muñecas justo después de volverla a besar. Tenía unos labios que realmente lo enloquecían. Se le quitó de encima y dejó de tocarla para volver a cambiar de posición. La ayudó a incorporarse y él se sentó en el borde de la cama, y la animó a volver a ponérsele encima.

-Muévete para mi. Y mientras vete quitando todas esas capas de ropa.-Paseó sus manos por su trasero una y otra vez, acariciando por encima de la ropa, deseoso de verla desnudarse.
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Mensaje por Amy Jackson Sáb Dic 27, 2014 8:56 am

No le importó en lo más mínimo que Kristján la pusiera contra la cama, inmovilizándola para continuar besándola. Le gustaba que pareciera pesar lo mismo que una pluma para él. Correspondió a su beso, lengua y todo, porque era lo que necesitaba hacer y prácticamente lo único que su situación actual le permitía, con ambas manos fijas sobre su cabeza.
Soltó un suspiro placentero contra sus labios cuando notó su mano libre sobre sus pechos, por debajo de todas sus ridículas capas de ropa. Sus pezones reaccionaron al instante, volviéndose duros y ella, en respuesta, rodeó con una de sus piernas la cintura del islandés, para mantenerlo todo lo cerca de ella que pudiera.

Cuando él se incorporó, dejándola libre, tardó unos instantes en poder reaccionar, entendiendo qué era exactamente lo que le estaba pidiendo. Y al principio dudó, porqué lo de ser sexy mientras se quitaba la ropa nunca se le había dado bien, pero al final la necesidad de seguir cerca de él hizo que se levantara de la cama y volviera a sentarse encima de él, quitándose casi de inmediato otra de las camisetas que llevaba y pasándola por detrás de la nuca de Kristján y obligándole así que se acercara para volver a besarlo de forma breve, antes de desviar los labios hasta su oreja, mordisqueándole la piel de alrededor.

- No esperes un espectáculo sensual, porque no sé hacerlo… Pero te prometo que lo que viene después si se me da bien. – le susurró, y antes de separarse trazó un corto camino descendente con su lengua a través de su cuello, tal y como había prometido él que haría con todo su cuerpo (y la verdad temblaba de pura anticipación sólo de pensarlo).
Y a pesar de sus palabras intentó provocarle con sus movimientos, con roces de cadera malintencionados, con sonrisas coquetas y caricias perdidas en lugares comprometidos, fingiendo que no se daba cuenta y todo lo que quería era desabrocharse sus propios pantalones.

Al final, después de batallar con demasiada ropa, ya sólo quedaba su ropa interior, que gracias a los cielos hacía conjunto y no era la más ridícula que tenía. Aún así nada de sedas y encajes seductores, sino un simple conjunto de algodón estampado por estúpidos corazoncito. Sería un milagro que Kristján no se echara a reír. Y sólo por la vergüenza de lo que llevaba se levantó de encima de él y volvió a subirse a la cama, justo detrás de él, pegándose a su espalda. Con una mano hábil se desabrochó el sujetador, quitándoselo sin mucha ceremonia y dejando que se balanceara frente a sus ojos antes de dejar caerlo sobre su regazo, donde ella misma había estado hacía unos instantes.

- ¿Crees que poder con lo que queda y con tu propia ropa o también necesitas ayuda? – y a pesar de su pregunta, y manteniendo su posición, pegándose completamente con sus pechos ahora desnudos a su espalda, llevó sus manos hasta el borde de su sudadera para tirar de ella hacía arriba. Ahora era él quien llevaba demasiada ropa encima.
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Mensaje por Kristján Sveinsson Lun Dic 29, 2014 2:48 pm

Kristján no esperaba un espectáculo sensual, simplemente quería verla desnudarse enfrente de él como lo haría en una situación normal, para sentirse un poco voyeur. Un escalofrío navegó por su cuerpo al sentir la lengua de Amy contra su cuello. Su erección fue haciéndose cada vez más evidente al sentir los movimientos de sus caderas. En un instante se sentía loco por tomarla de una vez, pero supo controlarse para no volverse un cavernícola. Sus manos acariciaban su trasero con insistencia, se clavaban en su carne y él sentía que se quemaba mientras ella se terminaba de quitar la ropa. Se acercó para besar su clavícula y dibujar con la lengua la forma de sus pechos que asomaban del sujetador. Quería comérsela entera.

La siguió con la mirada hasta que se puso atrás de él. Sentir sus pechos contra su espalda le arrebató un gemido de satisfacción. Alzó los brazos para quitarle la sudadera pero después él solo se quitó la playera de manga corta que llevaba. Como había dicho, no solía cubrirse mucho del frío de invierno. Se levantó de la cama y la miró, ahí medio arrodillada, todavía con las bragas puestas, preciosa como pocas. Se quitó lo pantalones y se acercó a ella. La besó tomándola por el rostro, sus pulgares recorrieron las finas líneas de su cara, no podía dejar de tocarla.

La hizo acostarse antes de nuevo y una vez que lo consiguió, pasó directamente a besar su piernas, luego el interior de sus muslos, saboreando la carne suave, blanca y perfecta mientras guardaba el mejor premio para el final. Subió más, hasta su abdomen, que comenzó a atacar como si fuera un manjar, besando alrededor de su ombligo, lamiendo. Su mano derecha acariciaba y apretaba la carne interior de sus muslos. Cuando llegó hasta sus pechos, saboreó con la lengua sus pezones, lamió en círculos, ardiendo por la sensación de tenerlos contra su boca. Su mano derecha se metió dentro de sus bragas. Acarició con cuidado primero, con delicadeza, hasta que metió uno de sus dedos en su cálido interior. Sentirla húmeda y caliente le provocó un gemido que acalló contra su pechos, con uno de ellos todavía en la boca. Después metió el segundo dedo y comenzó a buscar sus gemidos, su placer. Él podía esperar por el momento, de todos modos encontraba gratificante complacerla, era evidente en lo dura que la tenía solamente con sus dedos dentro de ella y su piel suave y firme contra sus labios.

-Gime para mi, preciosa. Gime fuerte. Si gimes voy a lamértelo todo hasta que te corras en mis boca, quiero escucharte, anda.-Le susurró cuando subió un momento a su cuello, que besó dando rienda suelta a su animalidad, desesperado, mientras sus dedos seguían dentro de ella y con parte del pulgar rozaba su clítoris para estimularla más. Luego de su cuello volvió a sus pechos, su lengua la buscaba, ya quería comérsela pero podía alargar el tiempo un poco más, lo suficiente.
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Mensaje por Amy Jackson Mar Dic 30, 2014 9:35 am

No solía ser de las que se quedaban tumbadas pasivamente cuando de sexo se trataba, y tampoco planeaba hacerlo aquella vez, pero pronto cambió de idea, cuando notó sus labios en sus piernas, haciendo un trayecto ascendente por sus muslos, su abdomen y finalmente sus pechos. Sus labios se curvaron en una sonrisa de satisfacción al tiempo que sentía su pulso acelerarse sin remedio y su respiración volverse un tanto más irregular.
Un escalofrío de puro placer le recorrió todo el cuerpo cuando notó sus dos dedos colándose en el interior de su sexo, que para ese entonces ya estaba más que húmedo, al mismo tiempo que sus labios volvían a sus pechos. y sin poder evitarlo llevó sus manos hasta la espalda de Kristján, intentando llegar a su trasero sin conseguirlo, así que simplemente las dejó ahí, arañando levemente la piel y echando su cabeza hacía atrás y sin poder hacer nada para evitar que sus gemidos subieran de volumen, y más todavía cuando él la provocó con esas palabras.

Lo besó profundamente cuando dejó sus pechos para volver a darle cuidados en el cuello y en el rostro, y ya que volvía a tenerlo a su misma atura aprovechó para que una de sus manos dejara su espalda para ir directamente al interior de su ropa interior, porque llevaba demasiado tiempo notando aquella erección contra ella para no tener ganas de tocarla directamente. Lo rodeó con los dedos y empezó a acariciarlo, con movimientos erráticos, porque a pesar de todo estaba demasiado perdida en lo que los dedos del islandés estaban provocándole.
No pudo más que separar más las piernas, para dejarle todo el espacio que pudiera necesitar, mientras volvía a besarlo, gimiendo contra sus labios.

- Necesito más que tus dedos - dijo con la respiración entrecortada, con la voz dos tonos más grave de la que solía tenerla ella habitualmente. Porque aquello era extremadamente placentero, pero quería más. – Necesito correrme y necesito probarte también. No necesariamente por este orden. – aquellas eran sus exigencias, pero seguramente eran exigencias que a él no le importaría cumplir, y tampoco le costarían demasiado, porque ya notaba los placenteros cosquilleos en su propio sexo que anticipaban que el orgasmo no estaba lejos. Volvió a besarlo antes de soltar otro gemido contra sus labios, al tiempo que incrementaba un poco los movimientos de la mano que tenía rodeando su miembro.
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Mensaje por Kristján Sveinsson Vie Ene 02, 2015 10:49 pm

A él tampoco le gustaban las chicas que no hacían nada, pero en algunas ocasiones, cuando eran muy guapas y lo merecían, podía hacer excepciones y dedicarse un buen rato a ellas antes de esperar algo para él mismo. En el caso de Amy era así, quería satisfacerla, quería escucharla gemir, verla retorcerse, admirar los gestos que hacía cuando algo le gustaba y podía llevar eso adelante por horas, si ella se lo pedía. Le gustó sentir el suave roce de sus uñas en su espalda, entrando con suavidad en su piel mientras él llenaba sus dedos de ella.

Detuvo un gruñido de excitación al sentir la mano de Amy rodeando su erección, en ese momento pudo haber olvidado todo lo que deseaba complacerla para solamente concentrarse en él mismo, en especial con ese gemido que ella soltó contra sus labios, que lo volvió completamente loco. Pero le tomó la mano y la hizo detenerse, todavía con la cordura suficiente para hacerlo.

-Bien, pero primero quiero probarte yo a ti y saber a qué sabes.-Apostaba que sabía deliciosa, apostaba que no habría manera de que quisiera dejar de estar entre sus piernas.

Cuando hizo que ella lo soltara, no se molestó en más preámbulos y fue directo entre sus piernas, admiró su coño unos segundos antes de tocarla. Comenzó a acariciarla con la lengua primero suavemente, probándola como había dicho y dándose cuenta de que no se había equivocado, que podía chupársela para siempre si ella se lo pedía. Su lengua empezó a trazar círculos con la misma lentitud, pero después volvió a su tarea de ir de arriba hacia abajo y concentrarse en ese punto exacto para hacerla llegar al orgasmo.

Su boca se llenaba de su sabor y a él le encantaba sentirla de ese modo. Sus dedos se aferraban a sus muslos, después hacia su trasero para elevar más su cadera. No quería parar. Si tenía suerte y llegaba el primero, no iba a detenerse, iba a dejarla ahí sobre la cama para seguirla comiendo como un avaricioso hambriento que buscaba que se corriera más de una vez, eso era lo que se quería. Con una chica como esa, uno no era suficiente.
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Mensaje por Amy Jackson Sáb Ene 03, 2015 1:42 pm

Un gruñido de protesta salió de entre sus labios cuando notó como él le apartaba la mano con la que lo estaba acariciando y a la vez retiraba los dedos de su humedad. Pero su descontento duró exactamente los pocos segundos que él tardó en sustituir sus dedos por su boca. Y si, quería poner sus labios encima del cuerpo de Kristján, pero en aquellos momentos se olvidó de todo, porque su mente no pensaba en nada que no fuera lo bueno que era todo aquello. Enredó los dedos en el pelo del islandés y se dejó hacer, echando la cabeza hacía atrás y dejando que los gemidos escaparan ya sin ningún tipo de control, mientras intentaba acompañar los movimientos de la lengua de Kristján con movimientos de su propia cadera, haciendo que acariciara sus puntos más sensibles. Nunca se había sentido tan egoísta con el sexo, pero estaría loca si no estuviera disfrutando del trato preferencial que estaba recibiendo y del que no tenía queja ninguna.

No estuvo segura del tiempo que había pasado hasta que notó como las paredes de su sexo se contraían, señal inequívoca que iba a correrse sin remedio de un momento a otro. Separó un poco más las piernas y alzó la cadera al tiempo que explotaba en un orgasmo delicioso, y el volumen de sus gemidos aumentó tanto que por su mente enturbiada llegó a pasar la idea de que tal vez la hubieran oído desde el salón de convivencia (claro que en esos instantes le importaba tanto como nada). Se quedó tendida en la cama durante unos instantes, mientras notaba el corazón como si se le fuera a salir del pecho, el pulso disparado y la respiración entrecortada, mientras notaba como las últimas olas de placer la iban abandonando.
Cuando se notó con las fuerzas suficientes se medio incorporó, y aprovechó para empujarlo de modo que se tumbara en la cama.

- Mi turno, te guste o no. – porque ahora si no habría nada que le impidiera recorrer su cuerpo.

Se inclinó sobre él, besándolo primero y saboreándose en sus labios. Después empezó un camino descendente con labios, lengua y caricias por su cuello, sus pectorales, su abdomen y cuando sus labios toparon con el inicio de su ropa interior, lo único que quedaba entre ellos, no tardó ni dos segundos en tirar de la prenda hacía abajo. Rodeó su erección una vez más con los dedos, notando como todavía parecía más dura que antes y sin pensárselo mucho se la llevó a los labios, recorriendo toda su longitud de arriba hasta abajo, acariciándole los testículos con una mano libre. Poco a poco fue aumentando la velocidad con la que succionaba, porque quería hacerle disfrutar de la misma forma que lo había hecho él. Sólo esperaba que la avisara antes de terminar, porque no quería dejar ahí la diversión.
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Mensaje por Kristján Sveinsson Miér Ene 07, 2015 10:50 pm

Kristján pudo haberse quedado entre las piernas de Amy toda la vida si ella se lo pedía, pero por suerte se había encontrado con una chica que tenía ganas de ser tan dedicada con él como si se lo mereciera. El sonido de sus gemidos lo volvía loco y quería seguir con eso, pero no la iba a detener si ella quería retribuirle aquello.

Jamás la obligaría a que lo hiciera y encontraba condenadamente excitante que una chica quisiera chupártela porque sí, sin que tuviera que pedírsele y por lo tanto sin que ella estuviera convencida realmente. Eran pocas las chicas que lo hacían con verdadero gusto.

La miró con gesto serio y atento mientras ella bajaba hasta él, cerró los ojos al sentir sus caricias y su boca por fin rodeando su erección. Se sentía demasiado bien. Se cuidó de no agarrarle  la cabeza y presionarla, había aprendido que a algunas no les gustaba eso, así que solo se limitó a retirarle el cabello de la cara para poderla ver bien. Tenía uno labios preciosos y ver cómo subían y bajaban hacía que todo fuera más fuerte para él y que todas las sensaciones se multiplicaran.  

Empezó a arquear la espalda y a gemir mientras ella lo comía con maestría. Cuando sintió que estaba a punto de correrse tuvo el malicioso pensamiento de dejarse llevar y correrse en su boca sin avisarle, la idea le sonaba bastante buena, lo imaginaba y lo deseaba pero decidió ser considerado con ella y avisar, dejarle a ella la decisión de si iba a dejarlo terminar así o si tenía otros planes en mente, cualquier cosa estaba bien para él.

-Estoy a punto…Amy, estoy a punto, si no quieres que termine en tu boca es mejor que pares…-Aunque correrse dentro de ella también sonaba atractivo, pensaba que tendría oportunidad para eso después. -Joder, cómo es que eres tan guapa…-Tenía que decirlo, porque en verdad le parecía demasiado guapa y pensar que estaba ahí con él lo hacía sentir con bastante buena suerte.
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