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¿Uno más? ¡No!
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Brigantia86 :: Campus :: Comedor
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¿Uno más? ¡No!
Ese día estaba particularmente preocupada. La razón era que llevaba todo el día con un apetito atroz. Había desayunado muchísimo, había comido entre clases y ahora, en el comedor, a la hora de la comida, seguía sintiendo que moría de inanición. Fuera de eso no había habido otra cosa rara que la hiciera pensar que quizá estaba esperando a su cuarto hijo, pero el apetito de licántropo no era cosa de todos los días.
Luego de llenar una bandeja con mil alimentos distintos y agradecerle a la vida que la comida ahí fuera gratuita, buscó dónde sentarse. Distinguió la cabellera roja y corta de Jasmine y caminó directamente hacia ella. Era raro verla a esas horas por ahí así que debía aprovechar que no estuviera en su madriguera escondiéndose como murciélago.
-Jasmine, tengo miedo.
Dijo mientras se sentaba, así sin saludar ni pedir permiso ni nada porque al diablo las formalidades. La miró directamente a los ojos mientras ponía su buffet enfrente de ella y luego se lo señaló a Jasmine.
-Tengo el apetito de mil Finnertys, en serio. ¿Crees que esté otra vez…? ¡No puedo!...
Le dijo realmente aterrada, pero también muerta de hambre. Era raro cómo habían cambiado las cosas con ella. Antes ni se le hubiera ocurrido ir a contarle sus profundos miedos ni mucho menos. Aunque en realidad si lo pensaba, Frances jamás había tenido una “mejor amiga” en toda regla, siempre terminaban arruinándose sus relaciones con las chicas de un modo u otro, o bien, no terminaban de hacerse lo suficientemente fuertes. Quizá la única excepción era Amy, el resto no podía definirse de ninguna forma clara, hasta ese momento.
Luego de llenar una bandeja con mil alimentos distintos y agradecerle a la vida que la comida ahí fuera gratuita, buscó dónde sentarse. Distinguió la cabellera roja y corta de Jasmine y caminó directamente hacia ella. Era raro verla a esas horas por ahí así que debía aprovechar que no estuviera en su madriguera escondiéndose como murciélago.
-Jasmine, tengo miedo.
Dijo mientras se sentaba, así sin saludar ni pedir permiso ni nada porque al diablo las formalidades. La miró directamente a los ojos mientras ponía su buffet enfrente de ella y luego se lo señaló a Jasmine.
-Tengo el apetito de mil Finnertys, en serio. ¿Crees que esté otra vez…? ¡No puedo!...
Le dijo realmente aterrada, pero también muerta de hambre. Era raro cómo habían cambiado las cosas con ella. Antes ni se le hubiera ocurrido ir a contarle sus profundos miedos ni mucho menos. Aunque en realidad si lo pensaba, Frances jamás había tenido una “mejor amiga” en toda regla, siempre terminaban arruinándose sus relaciones con las chicas de un modo u otro, o bien, no terminaban de hacerse lo suficientemente fuertes. Quizá la única excepción era Amy, el resto no podía definirse de ninguna forma clara, hasta ese momento.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
Honestamente, decir que estaba a punto de irse a esconder como murciélago no estaba muy lejos de la realidad. Ya a esas horas su batería interna estaba por descargarse por completo. El plan de esa tarde, como lo solía ser de todas las demás, era terminar su almuerzo y marcharse a dormir sin intenciones de despertar hasta después de que el sol se pusiera. Una de las ventajas de estar despierta de noche es que no había distracciones que le impidieran concentrarse en sus trabajos finales así que los había terminado bien y a tiempo. Podía darse el lujo de haraganear un par de horas si es que así le daba la gana.
La comida de la universidad no era la cúspide de la experiencia culinaria pero cumplía su cometido y de vez en cuando uno podía encontrar cosas bastante sabrosas. Aunque quizá por el cansancio, ese día en particular se veía mucho menos interesada en el guiso de carne, y más en el prospecto de ir a clavar la cabeza en la almohada. Sentada sola, como acostumbraba (por elección propia, no por ser alguna clase de paria) bostezó sin mucho cuidado, moviendo un par de habas de aquí para allá en el plato de manera distraída hasta el momento en que Frances, de manera tan intempestiva, llegó y se plantó frente a ella.
- ¿Miedo? ¿Cómo de qué? - Le confundió. ¿Le estarían buscando para encasquetarle un castigo de antología por la paliza que se había dado con Jessy hacía unos días (de la cuál obvio se había enterado)? No, Frances no era de temer a cosas así. Distraída y un poco atolondrada por el sueño la miró a ella y luego al plato, sin hacer la conexión entre una cosa y otra aún. Tuvo que pensar, y pensar mucho, y pensar hasta qué...
- Oh.... OH. OH OK. - Abrió los ojos como plato. Adiós sueño y cansancio. Se inclinó un poco sobre la mesa para poder hablarle más de cerca y en tono más discreto, mirándola también fijo a los ojos. - ¿Tienes retraso o algún otro síntoma? Con Hanin no te podías ni quedar despierta. ¿¿Alguna vez te deja ir con pantalones puestos por la casa?? - No se iba a reír (mucho y en su cara) porque claramente Frances no estaba divertida. ¡Y olé por una vida sexual de esas plenas y saludables en las que al parecer no podían quitarse las manos de encima! En ese sentido hasta los envidiaba. Luego se ponía a pensar que para el tercer bebé uno debería tener ya más claro todo el asunto de andarse cuidando y eso. O eran unos avorazados a los que simplemente les importaba un papalote, o el super esperma de Tobias era a prueba de pócimas y látex. Preocupante, de una u otra forma.
La comida de la universidad no era la cúspide de la experiencia culinaria pero cumplía su cometido y de vez en cuando uno podía encontrar cosas bastante sabrosas. Aunque quizá por el cansancio, ese día en particular se veía mucho menos interesada en el guiso de carne, y más en el prospecto de ir a clavar la cabeza en la almohada. Sentada sola, como acostumbraba (por elección propia, no por ser alguna clase de paria) bostezó sin mucho cuidado, moviendo un par de habas de aquí para allá en el plato de manera distraída hasta el momento en que Frances, de manera tan intempestiva, llegó y se plantó frente a ella.
- ¿Miedo? ¿Cómo de qué? - Le confundió. ¿Le estarían buscando para encasquetarle un castigo de antología por la paliza que se había dado con Jessy hacía unos días (de la cuál obvio se había enterado)? No, Frances no era de temer a cosas así. Distraída y un poco atolondrada por el sueño la miró a ella y luego al plato, sin hacer la conexión entre una cosa y otra aún. Tuvo que pensar, y pensar mucho, y pensar hasta qué...
- Oh.... OH. OH OK. - Abrió los ojos como plato. Adiós sueño y cansancio. Se inclinó un poco sobre la mesa para poder hablarle más de cerca y en tono más discreto, mirándola también fijo a los ojos. - ¿Tienes retraso o algún otro síntoma? Con Hanin no te podías ni quedar despierta. ¿¿Alguna vez te deja ir con pantalones puestos por la casa?? - No se iba a reír (mucho y en su cara) porque claramente Frances no estaba divertida. ¡Y olé por una vida sexual de esas plenas y saludables en las que al parecer no podían quitarse las manos de encima! En ese sentido hasta los envidiaba. Luego se ponía a pensar que para el tercer bebé uno debería tener ya más claro todo el asunto de andarse cuidando y eso. O eran unos avorazados a los que simplemente les importaba un papalote, o el super esperma de Tobias era a prueba de pócimas y látex. Preocupante, de una u otra forma.
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
Asintió a eso de que tenía un retraso, aunque quería atribuírselo a esas pociones que recientemente estaba tomando precisamente para no embarazarse, o sea, una falla en el reloj que había hecho que su sistema hormonal cambiara y nada más.
-Agh, ODIÉ el embarazo con Hanin. No entiendo cómo una cría tan tranquila resultó de ese embarazo infernal. Aunque Aimeé fue mil veces peor.
Hizo un gesto pícaro con lo de los pantalones. Y sí, era cierto que tenían una vida sexual saludable, pero también lo era que se cuidaban bastante, aunque pareciera lo contrario. Se inclinó hacia delante y la miró con los ojos entrecerrados.
-¿Te digo la verdad? A excepción de Per…Hanin y Aimée han sido resultados de peleas horrendas, peleas de antología. Peleas que terminan conmigo amenazándolo con largarme de la casa para siempre o esas cosas. La última vez juro que moría de ganas de ponerle un ojo morado al hijo de puta. En vez de eso…bueno…nada.
En vez de eso terminó follándoselo como nunca porque ¿de qué otro modo se arreglaban los problemas? Y en esos momentos no se preocupaban por protegerse nada.
-Así que las dos niñas son una muestra de mi paciencia y mi amor, y me recuerdan, cuando todo se sale de control, que lo quiero como a nadie.
Bromeó, o más bien lo hizo sonar como broma, pero a esas alturas Jasmine ya sabría que el carácter de Frances era lo suficientemente difícil como para que eso fuera verdad.
-Pero en esta ocasión no sé si fueron las pociones nuevas o por fin tendremos un bebé fruto del amor y no del odio. En fin…cuéntame algo para distraerme mientras me atasco como un animal.
-Agh, ODIÉ el embarazo con Hanin. No entiendo cómo una cría tan tranquila resultó de ese embarazo infernal. Aunque Aimeé fue mil veces peor.
Hizo un gesto pícaro con lo de los pantalones. Y sí, era cierto que tenían una vida sexual saludable, pero también lo era que se cuidaban bastante, aunque pareciera lo contrario. Se inclinó hacia delante y la miró con los ojos entrecerrados.
-¿Te digo la verdad? A excepción de Per…Hanin y Aimée han sido resultados de peleas horrendas, peleas de antología. Peleas que terminan conmigo amenazándolo con largarme de la casa para siempre o esas cosas. La última vez juro que moría de ganas de ponerle un ojo morado al hijo de puta. En vez de eso…bueno…nada.
En vez de eso terminó follándoselo como nunca porque ¿de qué otro modo se arreglaban los problemas? Y en esos momentos no se preocupaban por protegerse nada.
-Así que las dos niñas son una muestra de mi paciencia y mi amor, y me recuerdan, cuando todo se sale de control, que lo quiero como a nadie.
Bromeó, o más bien lo hizo sonar como broma, pero a esas alturas Jasmine ya sabría que el carácter de Frances era lo suficientemente difícil como para que eso fuera verdad.
-Pero en esta ocasión no sé si fueron las pociones nuevas o por fin tendremos un bebé fruto del amor y no del odio. En fin…cuéntame algo para distraerme mientras me atasco como un animal.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
Considerando que las dos estaban inclinadas hacia adelante sobre la mesa, el cómo no estalló en escandalosa carcajada directo en la cara de Frances cuando le confesaba su secreto de diosa de la fertilidad, fue por obra y gracia de los poderes místicos. Cuando se lo explicaba así hasta lógica tenía. - Ah mira tú. Les queda todo eso del folleteo enfurecido. Tiene sentido. - Porque con el tipo de genio que los dos se cargaban seguro las peleas las había a montones y seguido. Sin embargo hasta bonito era eso. Enfurecidos hasta el punto de quererse matar y en vez de romper, follaban. Misterios del amor.
- Bueno ya, supongo que si vas a dejarlo inconsciente por coraje, mejor que sea a polvos y no a puñetazos. Por lo menos sales ganando. - Hasta el asunto del embarazo inesperado, claro. - ¿Segura que no le buscas el lado malo nada más por follar así? Que ya cogiéndole la fórmula ganadora... - Ahora sí, le sonrió con toda la malicia y mala intención posible. No se iba a poner histérica ni a regañarla porque no necesitaba eso. Lo que Frances necesitaba era primero, comer. Segundo, tranquilizarse. Tercero, distraerse. Y cuarto, ir a hacerse una prueba. Sin pánico. Sin perder la cabeza.
Gesticuló un corto "aww" a declaración de amor sobre sus hijas y asintió después - Pues nada. Te conseguimos una prueba y sales de la duda. No vamos a dejar que la incertidumbre te mate. Si resulta que si lo estás, con ese apetito podemos estar seguro que va a ser todo un golpeador danés para Slytherin. - Mejor tomárselo con ligereza y seguir bromeando. No se iba a poner a ennumerarle a Frances en ese momento las cincuenta y siete cosas distintas que implicaría estar embarazada otra vez.
Así que si le pedía que la distrajera, la iba a distraer. Se le quedó mirando, y como si lo hubiera tenido todo deliberadamente planificado, se esperó a que se llevara a la boca un tremendo bocado de puré de patas. - Pues creo que quiero regresar con David. - Y zas, tal cual se lo soltaba. Sin lágrimas ni dramatismos de pobre mujer herida y con el corazón roto. De hecho seguía conservando la sonrisilla maliciosa en los labios, observándola de lo más casual mientras descansaba la cabeza en la palma una mano.
- Bueno ya, supongo que si vas a dejarlo inconsciente por coraje, mejor que sea a polvos y no a puñetazos. Por lo menos sales ganando. - Hasta el asunto del embarazo inesperado, claro. - ¿Segura que no le buscas el lado malo nada más por follar así? Que ya cogiéndole la fórmula ganadora... - Ahora sí, le sonrió con toda la malicia y mala intención posible. No se iba a poner histérica ni a regañarla porque no necesitaba eso. Lo que Frances necesitaba era primero, comer. Segundo, tranquilizarse. Tercero, distraerse. Y cuarto, ir a hacerse una prueba. Sin pánico. Sin perder la cabeza.
Gesticuló un corto "aww" a declaración de amor sobre sus hijas y asintió después - Pues nada. Te conseguimos una prueba y sales de la duda. No vamos a dejar que la incertidumbre te mate. Si resulta que si lo estás, con ese apetito podemos estar seguro que va a ser todo un golpeador danés para Slytherin. - Mejor tomárselo con ligereza y seguir bromeando. No se iba a poner a ennumerarle a Frances en ese momento las cincuenta y siete cosas distintas que implicaría estar embarazada otra vez.
Así que si le pedía que la distrajera, la iba a distraer. Se le quedó mirando, y como si lo hubiera tenido todo deliberadamente planificado, se esperó a que se llevara a la boca un tremendo bocado de puré de patas. - Pues creo que quiero regresar con David. - Y zas, tal cual se lo soltaba. Sin lágrimas ni dramatismos de pobre mujer herida y con el corazón roto. De hecho seguía conservando la sonrisilla maliciosa en los labios, observándola de lo más casual mientras descansaba la cabeza en la palma una mano.
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
Se rió por aquello del folleteo enfurecido. No siempre era así, había aprendido, con él, a ser amorosa y tierna y amable y acomedida, pero las veces que había tenido hijos suyos habían sido en circunstancias distintas. Estuvo a punto de soltar un suspiro ridículo pero por suerte se lo calló. ¿Qué podía decir? No había estado nunca tan segura en toda su vida de nada más que lo segura que estaba de lo que tenía con Tobias, con todo y las posibles peleas.
-A veces me gusta hacerlo rabiar, ya sabes cómo es. Pero cuando a los hijos respecta…esas peleas han sido naturales.
Respiró profundo. ¿Qué importaba un chiquillo más en caso de que se diera? La verdad no se lo decía a nadie, pero su papá no paraba de repetirle que tenía un puesto en el Ministerio si quería, así sin colegio ni nada. No había tomado esa opción porque iba contra todos sus principios pero si llegaba un cuarto hijo…
-Está bien, una prueba será lo mejor. Pero luego de comer.
Porque moría, literal. Comenzó a comerse la sopa con ganas, aunque las sopas no fueran la especialidad brigante, precisamente. A veces se preguntaba si los elfos los odiaban o qué, porque había cosas que sabían a un pedacito de cielo y otras que dejaban mucho que desear. Luego siguió con el puré y la carne y fue justo ahí cuando Jasmine soltó la bomba.
Debía agradecer a los dioses que el puré de papas no se le saliera por la nariz, pero sí tosió muchísimo porque estuvo a punto de atragantarse. Bebió agua y luego miró a Jasmine como si estuviera loca.
-¿En serio? ¿Es en serio? Mira, quiero mucho a David o sea, lo adoro en serio, pero no fue precisamente el novio perfecto cuando tuvo oportunidad. ¿Qué te traes? ¿Quieres vengarte de él o algo? ¿LE HAS DICHO ALGO? ¿TE HA DICHO ALGO?
-A veces me gusta hacerlo rabiar, ya sabes cómo es. Pero cuando a los hijos respecta…esas peleas han sido naturales.
Respiró profundo. ¿Qué importaba un chiquillo más en caso de que se diera? La verdad no se lo decía a nadie, pero su papá no paraba de repetirle que tenía un puesto en el Ministerio si quería, así sin colegio ni nada. No había tomado esa opción porque iba contra todos sus principios pero si llegaba un cuarto hijo…
-Está bien, una prueba será lo mejor. Pero luego de comer.
Porque moría, literal. Comenzó a comerse la sopa con ganas, aunque las sopas no fueran la especialidad brigante, precisamente. A veces se preguntaba si los elfos los odiaban o qué, porque había cosas que sabían a un pedacito de cielo y otras que dejaban mucho que desear. Luego siguió con el puré y la carne y fue justo ahí cuando Jasmine soltó la bomba.
Debía agradecer a los dioses que el puré de papas no se le saliera por la nariz, pero sí tosió muchísimo porque estuvo a punto de atragantarse. Bebió agua y luego miró a Jasmine como si estuviera loca.
-¿En serio? ¿Es en serio? Mira, quiero mucho a David o sea, lo adoro en serio, pero no fue precisamente el novio perfecto cuando tuvo oportunidad. ¿Qué te traes? ¿Quieres vengarte de él o algo? ¿LE HAS DICHO ALGO? ¿TE HA DICHO ALGO?
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
Se quedó en total calma, con esa misma sonrisilla odiosa en los labios y muy relajada sosteniéndose el rostro entre las manos como si acabara de soltar cualquier tontería sobre el clima o los estudios o los elfos cocineros. No iba a negar que había cierto regustillo satisfactorio en ver como Frances se medio ahogaba con la comida. Hasta pesó en acercarle ella un poco de agua para que pudiera pasarse el trago, pero no fue necesario porque la animaga se le adelantaba y lo hacía por su cuenta, como no, dirigiéndole una mirada muy significativa, como si se le acabase de botar un tornillo de forma literal, o como si Per le hubiera vuelto a llenar la cabeza de chicle mágico.
Gracias debía dar de que Frances no la había tomado por los hombros para zangolotearla como muñeca de trapo. - No, NO. CÁLMATE DESQUICIADA, DEJA DE GRITAR. - Ella también le gritaba, pero era por dejar su punto en claro. La verdad le daba igual que más de una persona ya hubiera volteado a verles en el comedor. Ahí no estaba ocurriendo nada más que bulliciosa vida universitaria en todo su esplendor.
- Qué me voy a andar queriendo vengar. ¿Cómo de qué? ¿Media década después? - ¿De que le hubiera puesto tan bonita cornamenta con Alex Chamberlain? La chica estaba muerta. ¿O de que hubiera tenido luego amoríos con Eugenie? Pues vaya, había un patrón. Muy tétrico y escalofriante, pero patrón a fin de cuentas. Cualquier asperesa o rencor por el que vengarse, pues vaya, dejaba de tener importancia cuando se veía desde aquel punto de vista.
- Ya sé, ya sé, fue un idiota. - Con ella y con como había manejado las cosas. - Pero siempre ha sido algo idiota, eso ya no sorprende. No me ha dicho nada que me de a entender que sienta algo por mí de esa manera. Y yo tampoco lo he hecho, para qué te digo otra cosa. Pero existe esta... esta fuerza extraña y mística que me sigue haciendo gravitar hacia él. No importa lo que haga o con quienes esté, él sigue siendo... pues David - David el de siempre. David el de toda la vida. El impertinente, el imprudente, el impulsivo y el despreocupado. El David que ella quería.
Se encogió de hombros y medio empezó a jugar con los guisantes en el plato, los mismos que ya no se iba a comer, pero con los que estaba haciendo un desastre en su plato. - Es como si no importara cuanto tiempo pase, siempre sigue siendo él lo que más me importa, ¿sabes?... pero qué te estoy diciendo, claro que lo sabes. Conoces a Tobias siendo una mocosita y 7 años después deciden que se aman y se adoran y en menos de un mes ya están casados y haciendo bebés. - Estaba gesticulando demasiado con las manos, cosa notoria cuando estaba nerviosa y de más. Hablar sobre sus sentimientos por el licántropo siempre era tema delicado. La mayor diferencia entre antes y ahora, misma que atribuía a eso de crecer y madurar, es que no había temblores tímidos ni sonrojos. Las cosas como eran, en caliente y sin pensarlas de más, lo quería y ya.
- Así que supongo que bien podría dejarme de estupideces, echarle valor y ver que pasa con admitir que sigo queriendo al licántropo que me tiene en la friendzone desde los dieciséis. O eso si no me acobardo a último momento. ¿Nunca te ha dicho nada a ti?... - Pues no, que dudaba que David fuera muy propenso a ponerse a hablar de sus sentimientos y cosas similares con Frances (o que Frances estuviera muy dispuesta a escucharlo según que humor se cargara), pero a fin de cuentas ella también era una de las personas más cercanas a él.
- ¿Debería de preocuparme de que quieras partirme la nariz de nuevo? - Enarcó una ceja y se rio, mirándola divertida. - O crees que es una idea catastrófica. Dime la verdad. -
Gracias debía dar de que Frances no la había tomado por los hombros para zangolotearla como muñeca de trapo. - No, NO. CÁLMATE DESQUICIADA, DEJA DE GRITAR. - Ella también le gritaba, pero era por dejar su punto en claro. La verdad le daba igual que más de una persona ya hubiera volteado a verles en el comedor. Ahí no estaba ocurriendo nada más que bulliciosa vida universitaria en todo su esplendor.
- Qué me voy a andar queriendo vengar. ¿Cómo de qué? ¿Media década después? - ¿De que le hubiera puesto tan bonita cornamenta con Alex Chamberlain? La chica estaba muerta. ¿O de que hubiera tenido luego amoríos con Eugenie? Pues vaya, había un patrón. Muy tétrico y escalofriante, pero patrón a fin de cuentas. Cualquier asperesa o rencor por el que vengarse, pues vaya, dejaba de tener importancia cuando se veía desde aquel punto de vista.
- Ya sé, ya sé, fue un idiota. - Con ella y con como había manejado las cosas. - Pero siempre ha sido algo idiota, eso ya no sorprende. No me ha dicho nada que me de a entender que sienta algo por mí de esa manera. Y yo tampoco lo he hecho, para qué te digo otra cosa. Pero existe esta... esta fuerza extraña y mística que me sigue haciendo gravitar hacia él. No importa lo que haga o con quienes esté, él sigue siendo... pues David - David el de siempre. David el de toda la vida. El impertinente, el imprudente, el impulsivo y el despreocupado. El David que ella quería.
Se encogió de hombros y medio empezó a jugar con los guisantes en el plato, los mismos que ya no se iba a comer, pero con los que estaba haciendo un desastre en su plato. - Es como si no importara cuanto tiempo pase, siempre sigue siendo él lo que más me importa, ¿sabes?... pero qué te estoy diciendo, claro que lo sabes. Conoces a Tobias siendo una mocosita y 7 años después deciden que se aman y se adoran y en menos de un mes ya están casados y haciendo bebés. - Estaba gesticulando demasiado con las manos, cosa notoria cuando estaba nerviosa y de más. Hablar sobre sus sentimientos por el licántropo siempre era tema delicado. La mayor diferencia entre antes y ahora, misma que atribuía a eso de crecer y madurar, es que no había temblores tímidos ni sonrojos. Las cosas como eran, en caliente y sin pensarlas de más, lo quería y ya.
- Así que supongo que bien podría dejarme de estupideces, echarle valor y ver que pasa con admitir que sigo queriendo al licántropo que me tiene en la friendzone desde los dieciséis. O eso si no me acobardo a último momento. ¿Nunca te ha dicho nada a ti?... - Pues no, que dudaba que David fuera muy propenso a ponerse a hablar de sus sentimientos y cosas similares con Frances (o que Frances estuviera muy dispuesta a escucharlo según que humor se cargara), pero a fin de cuentas ella también era una de las personas más cercanas a él.
- ¿Debería de preocuparme de que quieras partirme la nariz de nuevo? - Enarcó una ceja y se rio, mirándola divertida. - O crees que es una idea catastrófica. Dime la verdad. -
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
Se tapó la boca cuando se dio cuenta de que estaba gritando, aunque en realidad le importaba un pepino hacerlo y solo lo hizo por fingir durante un segundo que era una damita o algo así. Miró a Jasmine mientras se mordía con insistencia el labio inferior. Ella misma recordaba su berrinche con David cuando había empezado a andar con Jasmine –aunque recordaba mucho mejor el odio que le nació en el vientre cuando se hizo novia de Tobias- pero eso no quitaba el que ahora pensara muy diferente de “Jasmine la ñoña.”
La escuchó con atención, las palabras de una chica enamorada. Enamorada de verdad, no tonterías. Hasta se le había ido un poco el hambre. Entendía el amor, quizá mucha gente pensara que no lo hacía pero lo había experimentado –en ese sentido, dejando el amor maternal a un lado –dos veces en su vida, ambas de forma rotunda y definitiva. Había cosas que no se dejaban de lado aunque hicieran daño, había cosas que duraban toda la vida. Tobias era la muestra para ella. Lo amaría bajo cualquier circunstancia, siempre, pasara lo que pasara, estaba segura de eso.
Tomó aire y lo soltó lentamente sopesando la situación, no en general, sino la de David. Sabía que el licántropo estaba en un punto complicado y la presencia constante de la perra de Euphemia no le hacía las cosas más fáciles de manejar. No estaba segura de hasta qué punto había olvidado o no a Eugenie, o si ya habría superado eso. Vamos, ni siquiera estaba segura de si todavía le interesaban las mujeres.
-Desde Eugenie no he hablado con David de nada de eso. Yo tengo miedo de sacar el tema y él…no sé, seguro piensa que le voy a exigir que le guarde luto eterno o alguna locura así…
No sabía exactamente la razón de por qué se habían callado en esos aspectos de la vida, por qué habían dejado de hablar de ciertas cosas.
-No…mira, cuando estuviste con David me dieron celos, pero de amiga. Lo de Tobias…ahí sí quería retorcerte el cuello, pero ni siquiera entendía por qué. Ahora lo que el lobo haga o deje de hacer me vale una reverenda sombrilla.
Pero todavía no había respondido a la pregunta principal. Pasó saliva y ella también empezó a juguetear con su comida.
-De todo lo que pasó aprendí que hay cosas que no se pueden dejar pasar. Nunca se sabe cuando va a ser tu último día en este mundo ¿cierto? Y es mejor que no te vayas con dudas…o con ganas.
La escuchó con atención, las palabras de una chica enamorada. Enamorada de verdad, no tonterías. Hasta se le había ido un poco el hambre. Entendía el amor, quizá mucha gente pensara que no lo hacía pero lo había experimentado –en ese sentido, dejando el amor maternal a un lado –dos veces en su vida, ambas de forma rotunda y definitiva. Había cosas que no se dejaban de lado aunque hicieran daño, había cosas que duraban toda la vida. Tobias era la muestra para ella. Lo amaría bajo cualquier circunstancia, siempre, pasara lo que pasara, estaba segura de eso.
Tomó aire y lo soltó lentamente sopesando la situación, no en general, sino la de David. Sabía que el licántropo estaba en un punto complicado y la presencia constante de la perra de Euphemia no le hacía las cosas más fáciles de manejar. No estaba segura de hasta qué punto había olvidado o no a Eugenie, o si ya habría superado eso. Vamos, ni siquiera estaba segura de si todavía le interesaban las mujeres.
-Desde Eugenie no he hablado con David de nada de eso. Yo tengo miedo de sacar el tema y él…no sé, seguro piensa que le voy a exigir que le guarde luto eterno o alguna locura así…
No sabía exactamente la razón de por qué se habían callado en esos aspectos de la vida, por qué habían dejado de hablar de ciertas cosas.
-No…mira, cuando estuviste con David me dieron celos, pero de amiga. Lo de Tobias…ahí sí quería retorcerte el cuello, pero ni siquiera entendía por qué. Ahora lo que el lobo haga o deje de hacer me vale una reverenda sombrilla.
Pero todavía no había respondido a la pregunta principal. Pasó saliva y ella también empezó a juguetear con su comida.
-De todo lo que pasó aprendí que hay cosas que no se pueden dejar pasar. Nunca se sabe cuando va a ser tu último día en este mundo ¿cierto? Y es mejor que no te vayas con dudas…o con ganas.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
La mención de Eugenie hizo que se le tensaran los labios. La metamorfomaga no era un tema que soliera tocar y a decir verdad, cuando la conversación llegaba a girar en torno a ella en el grupo, Jasmine permanecía callada. Podía reconocer e incluso agradecer el riesgo al que se había expuesto, por la causa por la que peleaban y por el amor que le había tenido a Finnerty. Aun así, Jasmine la había encontrado siempre detestable. Podía comprender ahora que ese rechazo absoluto en buena parte se debía a los celos que había llegado a sentir pero no por ello cambiaba su percepción. Y claro que se sentía insegura a causa de su fantasma. Por todo lo que había sido ella por el licántropo y lo que le había dejado: un hijo.
No iba a decírselo a Frances, porque aquel era terreno delicado, y Eugenie McEarchern era uno de esos temas en los que nunca iban a coincidir, porque sabía que la Slytherin sí que la había apreciado, y mucho. Y la constante presencia de Euphemia no hacía otra cosa más que potenciar todas esas inseguridades. Era demasiado parecida a su hermana, en lo físico y en el carácter y en todo lo demás como para no resentirlo; como para no hacer que sintiera – y no se orgullecía de ello – un poco de celos también.
- No lo sé. Quizá hasta sea su idea suya, lo del luto eterno. O simplemente estoy tan hasta el cuello con el rango de amiga que no hay manera de salir del agujero. En cuyo caso no haría otra cosa que el ridículo, pero no sería la primera vez. – Se dejó caer contra el respaldo de la silla, colgando un poco la cabeza hacia atrás. ¿Qué no se suponía que con esto de la adultez los dramas amorosos debían quedar atrás?
Se rio cuando mencionó lo de su breve noviazgo con Tobias. – Como que a veces extraño esconderme de ti en el baño. – Se rio bromeando, aunque lo del temor a que la golpeara había sido algo muy real cuando estudiaban. Era curioso, no solo como habían terminado ellas dos sino todos en general, porque cuando Alechinsky había roto con ella Jasmine había sentido que el mundo se le venía encima. Todo lo que él había hecho por ella nunca se lo iba a terminar de pagar, y lo quería, muchísimo, pero obviamente nunca de la manera en que Frances lo hacía. Lo de esos dos debía estar escrito en algún lado. Y Jasmine realmente quería lo que ellos tenían.
- En eso tienes toda la razón. – Después de la guerra, y los juicios, y los años... Soltó lentamente el aire en sus pulmones, aun con la cabeza hecha hacia atrás. Había cosas que no se podían dejar pasar y el licántropo era una de ellas. Si al final resultaba que no había nada ahí, prefería que sucediera a causa de un rechazo firme que por el no haberse atrevido a dar aquel paso. Se incorporó un poco y luego miró a Frances a los ojos, como queriendo decirle algo… y luego bajó la mirada un poco más abajo.
- A lo mejor sí que estás embarazada. Las tetas se te ven más grandes. Como…. Apretables. – Ladeó un poco el rostro e hizo una garra con el dedo, estrujando un pecho imaginario. Que lo decía para aligerar un poco el aire, pero en realidad si que se le veían más llenas.
No iba a decírselo a Frances, porque aquel era terreno delicado, y Eugenie McEarchern era uno de esos temas en los que nunca iban a coincidir, porque sabía que la Slytherin sí que la había apreciado, y mucho. Y la constante presencia de Euphemia no hacía otra cosa más que potenciar todas esas inseguridades. Era demasiado parecida a su hermana, en lo físico y en el carácter y en todo lo demás como para no resentirlo; como para no hacer que sintiera – y no se orgullecía de ello – un poco de celos también.
- No lo sé. Quizá hasta sea su idea suya, lo del luto eterno. O simplemente estoy tan hasta el cuello con el rango de amiga que no hay manera de salir del agujero. En cuyo caso no haría otra cosa que el ridículo, pero no sería la primera vez. – Se dejó caer contra el respaldo de la silla, colgando un poco la cabeza hacia atrás. ¿Qué no se suponía que con esto de la adultez los dramas amorosos debían quedar atrás?
Se rio cuando mencionó lo de su breve noviazgo con Tobias. – Como que a veces extraño esconderme de ti en el baño. – Se rio bromeando, aunque lo del temor a que la golpeara había sido algo muy real cuando estudiaban. Era curioso, no solo como habían terminado ellas dos sino todos en general, porque cuando Alechinsky había roto con ella Jasmine había sentido que el mundo se le venía encima. Todo lo que él había hecho por ella nunca se lo iba a terminar de pagar, y lo quería, muchísimo, pero obviamente nunca de la manera en que Frances lo hacía. Lo de esos dos debía estar escrito en algún lado. Y Jasmine realmente quería lo que ellos tenían.
- En eso tienes toda la razón. – Después de la guerra, y los juicios, y los años... Soltó lentamente el aire en sus pulmones, aun con la cabeza hecha hacia atrás. Había cosas que no se podían dejar pasar y el licántropo era una de ellas. Si al final resultaba que no había nada ahí, prefería que sucediera a causa de un rechazo firme que por el no haberse atrevido a dar aquel paso. Se incorporó un poco y luego miró a Frances a los ojos, como queriendo decirle algo… y luego bajó la mirada un poco más abajo.
- A lo mejor sí que estás embarazada. Las tetas se te ven más grandes. Como…. Apretables. – Ladeó un poco el rostro e hizo una garra con el dedo, estrujando un pecho imaginario. Que lo decía para aligerar un poco el aire, pero en realidad si que se le veían más llenas.
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
La verdad fuera dicha, ella tampoco había querido mucho a Eugenie al principio, pero después se había convertido en columna vertebral de su vida, aunque doliera admitirlo. Claro, nunca significaría para Frances lo que había significado para David, pero perderla también la había golpeado bastante. Aún así, podría entender perfectamente lo que Jasmine sentía, aunque cuando había mencionado su nombre no había pensado en eso. Euphemia, en cambio, era otro cantar. Era jodidamente insoportable.
-¿David, luto eterno? ¿Con un licántropo salvaje por dentro? No lo creo.
Lo de estar hasta el cuello en el rango de amiga era otra cuestión. Frances se mordió el labio inferior para no decir que era una posibilidad, aunque esa suposición era directamente derivada de su poca empatía con el mundo. Ninguna amiga que se preciara era capaz de decirle a Jasmine en ese momento algo como un “puede ser que sí, y que estés condenada a ese papel”, porque simplemente eso no se hacía. Sus escasas habilidades alcanzaron a salvar eso.
Además, no lo sabía a ciencia cierta. David actualmente era muy reservado, pero Frances sabía que podría preguntar de ser necesario, aunque no sabía qué tanto le gustaría eso a Jasmine. Le sacó la lengua por lo que decía sobre extrañar esconderse de ella en el baño. A veces ella también extrañaba esas estupideces.
-Menos mal que apareció Ewan en mi vida por las mismas épocas y decidí que lo que hiciera “Tobias-cara-de-iguana” me importaba un carajo, o hubieras acabado múltiples veces en la enfermería.
Ya no le dolía hablar de Ewan, no al menos mientras fuera bajo sus propios términos. Así que no se le transformó el rostro, ni pareció ponerse melancólica.
-Ve por él Jasmine, pase lo que pase al menos no te quedarás con la duda, las dudas son lo peor, no te dejarán vivir. David ha cambiado mucho, creo, pero lo ha hecho para bien, no ha dejado que lo carcoma lo peor de él, al contrario, creo que se ha pulido. Lo vale ¿no?
Después de eso y de lo que Jasmine le decía, miró hacia abajo, echando un vistazo a su propio cuerpo. Ojalá que Jasmine no tuviera buen ojo para esas cosas.
-No, creo que se quedaron así desde Aimée. Lo mismo con el tamaño de las caderas, pensé que casi no se notaba pero el otro día caché a Syd dándome una repasada de antología. ¿Puedes creer el descaro?
-¿David, luto eterno? ¿Con un licántropo salvaje por dentro? No lo creo.
Lo de estar hasta el cuello en el rango de amiga era otra cuestión. Frances se mordió el labio inferior para no decir que era una posibilidad, aunque esa suposición era directamente derivada de su poca empatía con el mundo. Ninguna amiga que se preciara era capaz de decirle a Jasmine en ese momento algo como un “puede ser que sí, y que estés condenada a ese papel”, porque simplemente eso no se hacía. Sus escasas habilidades alcanzaron a salvar eso.
Además, no lo sabía a ciencia cierta. David actualmente era muy reservado, pero Frances sabía que podría preguntar de ser necesario, aunque no sabía qué tanto le gustaría eso a Jasmine. Le sacó la lengua por lo que decía sobre extrañar esconderse de ella en el baño. A veces ella también extrañaba esas estupideces.
-Menos mal que apareció Ewan en mi vida por las mismas épocas y decidí que lo que hiciera “Tobias-cara-de-iguana” me importaba un carajo, o hubieras acabado múltiples veces en la enfermería.
Ya no le dolía hablar de Ewan, no al menos mientras fuera bajo sus propios términos. Así que no se le transformó el rostro, ni pareció ponerse melancólica.
-Ve por él Jasmine, pase lo que pase al menos no te quedarás con la duda, las dudas son lo peor, no te dejarán vivir. David ha cambiado mucho, creo, pero lo ha hecho para bien, no ha dejado que lo carcoma lo peor de él, al contrario, creo que se ha pulido. Lo vale ¿no?
Después de eso y de lo que Jasmine le decía, miró hacia abajo, echando un vistazo a su propio cuerpo. Ojalá que Jasmine no tuviera buen ojo para esas cosas.
-No, creo que se quedaron así desde Aimée. Lo mismo con el tamaño de las caderas, pensé que casi no se notaba pero el otro día caché a Syd dándome una repasada de antología. ¿Puedes creer el descaro?
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
- Hey, pero al final todo salió bien, ¿no? Y de Cara-de-Iguana cambió a Billy Idol. Yo diría que saliste ganando. – Le entró la risa abierta por la manera en que hablaba de su flamante esposo. A Ewan lo había conocido poco. La verdad es que siempre le había dado algo de miedo, aunque con ella había sido buena después de lo que había pasado en la pelea en la Torre de Ravenclaw. La historia tan intensa que había tenido con Frances era más que conocida, pero aun así el que ella hubiera terminado con Tobias parecía ser el cauce que las cosas siempre debieron tomar.
Como fuera, agradecía que toda esa historia con Tobias se hubiera dado en el orden que se dio. Podría reír ya y decir con sinceridad que quería a Frances muchísimo, pero en aquel entonces, precisamente el prospecto de terminar múltiples veces en la enfermería era lo que la habían mantenido apartada de su camino.
Se quedó callada pensando en las palabras de Frances. No solo aquellas sobre tener un lobo salvaje dentro, sino sobre el daño que hacían las dudas, sobre lo mucho que había cambiado David. Lo había hecho, para mejorar, aunque siguiera siendo el mismo de siempre en esencia, por lo menos con ella. – Lo hace. – Respondió con una expresión más suave. Lo valía, y mucho, lo bastante como para estarse dispuesta a volver a arriesgarse y volver a pasar por los aros de fuego que tuviera que pasar con tal de tener en claro lo que ocurría. O tenía una oportunidad o no, pero necesitaba tenerlo en claro. Así que lo haría, ir a por él.
- ¿Me vas a creer que sí? – Lo del descaro de Syd, se lo creía todito. Se quedó con la vista fija en los pechos de Frances por un segundo más. – Es un tonto. Pero sí, tus voluptuosidades de diosa de la fertilidad demandan atención. A lo mejor fueron tus feromonas. ¿Le pegaste? Le hubieras pegado. - Se rio entre dientes, sintiendose mucho mas relajada, por lo menos en lo referido a sus lios internos. Echo una mirada a su plato. Ella no iba a comer mas.
Como fuera, agradecía que toda esa historia con Tobias se hubiera dado en el orden que se dio. Podría reír ya y decir con sinceridad que quería a Frances muchísimo, pero en aquel entonces, precisamente el prospecto de terminar múltiples veces en la enfermería era lo que la habían mantenido apartada de su camino.
Se quedó callada pensando en las palabras de Frances. No solo aquellas sobre tener un lobo salvaje dentro, sino sobre el daño que hacían las dudas, sobre lo mucho que había cambiado David. Lo había hecho, para mejorar, aunque siguiera siendo el mismo de siempre en esencia, por lo menos con ella. – Lo hace. – Respondió con una expresión más suave. Lo valía, y mucho, lo bastante como para estarse dispuesta a volver a arriesgarse y volver a pasar por los aros de fuego que tuviera que pasar con tal de tener en claro lo que ocurría. O tenía una oportunidad o no, pero necesitaba tenerlo en claro. Así que lo haría, ir a por él.
- ¿Me vas a creer que sí? – Lo del descaro de Syd, se lo creía todito. Se quedó con la vista fija en los pechos de Frances por un segundo más. – Es un tonto. Pero sí, tus voluptuosidades de diosa de la fertilidad demandan atención. A lo mejor fueron tus feromonas. ¿Le pegaste? Le hubieras pegado. - Se rio entre dientes, sintiendose mucho mas relajada, por lo menos en lo referido a sus lios internos. Echo una mirada a su plato. Ella no iba a comer mas.
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
Si algo tenía Frances era que amaba a sus muchachos hasta decir basta. Hablaba de los casos particulares de David, Kris y Syd. Para ella, en especial el primero, eran todo lo que significaba la palabra ”amistad”, habían superado todo juntos y los veía como el epítome del hombre perfecto, cada uno por distintas cosas. Sabía que Kris, por ejemplo, era un novio dedicado, detallista y súper entregado, que lo daba todo, absolutamente todo, cuando quería a alguien. Sabía que Syd no solo era guapo a rabiar, sino inteligente, y amoroso, y desinteresado.
Y David… bueno, David era la perfección andante ante sus ojos. Siempre preocupado por los demás, siempre responsable, siempre centrado. Lo veía con Angus y pensaba que no había padre más amoroso, ni más dedicado. Y siempre era leal, buen amigo, daba todo por quienes quería.
Siendo así, odiaba la idea de que cualquiera de los tres terminara con cualquier estropajo. Pero Jasmine no era cualquier estropajo. Para el hombre perfecto era necesaria una chica que lo igualara, y aunque jamás se lo iba a decir en voz alta, creía que Jasmine lo hacía, que tenía todo lo que se necesitaba. Que era amable, que era igualmente leal, que era luchona y que nunca se cansaba, que siempre seguía adelante. David era un paquete muy grande, Jasmine también lo era. Por supuesto, jamás se lo diría a la pelirroja de esa manera.
-Deja de verme los pechos, ¡morbosa infernal!
Le dijo cubriéndoselos con un brazo como si muriera de vergüenza, aunque le había dado mucha risa eso de la diosa de la fertilidad.
-No le pegué, la verdad me gusta pensar que aún tengo cierto efecto en los hombres a pesar del matrimonio y eso.
Le sacó la lengua a Jasmine antes de seguir devorando su comida. No estaba siendo deshonesta en ese sentido. Y no le veía nada de malo, tampoco era como si se estuviera comportando como un galgo luciéndose enfrente de nadie. Todo había sido circunstancial.
Y David… bueno, David era la perfección andante ante sus ojos. Siempre preocupado por los demás, siempre responsable, siempre centrado. Lo veía con Angus y pensaba que no había padre más amoroso, ni más dedicado. Y siempre era leal, buen amigo, daba todo por quienes quería.
Siendo así, odiaba la idea de que cualquiera de los tres terminara con cualquier estropajo. Pero Jasmine no era cualquier estropajo. Para el hombre perfecto era necesaria una chica que lo igualara, y aunque jamás se lo iba a decir en voz alta, creía que Jasmine lo hacía, que tenía todo lo que se necesitaba. Que era amable, que era igualmente leal, que era luchona y que nunca se cansaba, que siempre seguía adelante. David era un paquete muy grande, Jasmine también lo era. Por supuesto, jamás se lo diría a la pelirroja de esa manera.
-Deja de verme los pechos, ¡morbosa infernal!
Le dijo cubriéndoselos con un brazo como si muriera de vergüenza, aunque le había dado mucha risa eso de la diosa de la fertilidad.
-No le pegué, la verdad me gusta pensar que aún tengo cierto efecto en los hombres a pesar del matrimonio y eso.
Le sacó la lengua a Jasmine antes de seguir devorando su comida. No estaba siendo deshonesta en ese sentido. Y no le veía nada de malo, tampoco era como si se estuviera comportando como un galgo luciéndose enfrente de nadie. Todo había sido circunstancial.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
- ¡No puedo! Es como la luz a una polilla. Déjame apretarte una, ándale. -
Que efectivamente, ya estaba solamente siendo irreverente y un poco odiosa con ella, pero es que habiendo pasado el nerviosismo de hablar sobre un tema que para ella era tan delicado, se encontraba de muchísimo mejor humor, mas relajada y dispuesta a bromear. No era para menos. Hasta ahora no le había mencionado a nadie siquiera de lejos que estaba pensando tan seriamente el confesarse con David. Y la opinión de Frances pesaba mucho. No solo por lo que confiaba en ella, sino por ese lazo que tenía con Finnerty. No temía tanto a lo de volver a esconderse de ella. Le temía a que, conociéndolos a los dos y habiendo estado en primera fila durante su historia fallida, creyera que lo que tenía en la cabeza no fueran más que telarañas, y que todo augurara a catástrofe.
Ya estaba decidido. Si al final iba a sacarla de clases sin caber de la emoción o se aparecía de noche a sacarla de su cama para que se emborrachara con ella, se vería en cuanto encontrara el momento adecuado para hablar con David.
- Pues claro. No es que te hayas vuelto invisible para los hombres apenas cambiarte el nombre. - Y con tres hijos. Al final quizá y hasta resultaba que tenerlos tan joven llevaba más beneficios de los esperados.
No iba a escandalizarse por lo que decía. No sabía que tan bien o mal estuviera, pero entendía que de tanto en tanto el sorprender a alguien mirándote hacía maravillas por la confianza. Ella misma había pasado por un periodo de creerse esperpento tras haber perdido el ojo, de una manera radicalmente distinta a después de lo que le había pasado con Sandie. Debido a ella los miedos que había sentido eran a volver a ser lastimada y el nunca dejar de sentir repulsión con la cercanía de alguien más. Algo mucho más profundo y mas oscuro. Lo del ojo había sido, llanamente, temor a que nadie volviera a encontrarla atractiva de nuevo.
Además, era Syd. Eso volvía todo aun más inofensivo, ¿no?
- De cualquier forma, yo creía que Syd era más un hombre de culo que de tetas. – Negó un poco con la cabeza. Si alguien le hubiera dicho a su yo de dieciséis años que un día iba a estar hablando así con Frances Burroughs lo hubiera atribuido todo a drogas duras.
- ¿Ya sabes qué clase de prueba te quieres hacer? Te puedo conseguir la que quieras, desde la de caldero hasta la infalible muggle de hacer sobre un palito. - Debería hacer esa, solo por la novedad. - Si si lo estás quiero apadrinarlo. -
Que efectivamente, ya estaba solamente siendo irreverente y un poco odiosa con ella, pero es que habiendo pasado el nerviosismo de hablar sobre un tema que para ella era tan delicado, se encontraba de muchísimo mejor humor, mas relajada y dispuesta a bromear. No era para menos. Hasta ahora no le había mencionado a nadie siquiera de lejos que estaba pensando tan seriamente el confesarse con David. Y la opinión de Frances pesaba mucho. No solo por lo que confiaba en ella, sino por ese lazo que tenía con Finnerty. No temía tanto a lo de volver a esconderse de ella. Le temía a que, conociéndolos a los dos y habiendo estado en primera fila durante su historia fallida, creyera que lo que tenía en la cabeza no fueran más que telarañas, y que todo augurara a catástrofe.
Ya estaba decidido. Si al final iba a sacarla de clases sin caber de la emoción o se aparecía de noche a sacarla de su cama para que se emborrachara con ella, se vería en cuanto encontrara el momento adecuado para hablar con David.
- Pues claro. No es que te hayas vuelto invisible para los hombres apenas cambiarte el nombre. - Y con tres hijos. Al final quizá y hasta resultaba que tenerlos tan joven llevaba más beneficios de los esperados.
No iba a escandalizarse por lo que decía. No sabía que tan bien o mal estuviera, pero entendía que de tanto en tanto el sorprender a alguien mirándote hacía maravillas por la confianza. Ella misma había pasado por un periodo de creerse esperpento tras haber perdido el ojo, de una manera radicalmente distinta a después de lo que le había pasado con Sandie. Debido a ella los miedos que había sentido eran a volver a ser lastimada y el nunca dejar de sentir repulsión con la cercanía de alguien más. Algo mucho más profundo y mas oscuro. Lo del ojo había sido, llanamente, temor a que nadie volviera a encontrarla atractiva de nuevo.
Además, era Syd. Eso volvía todo aun más inofensivo, ¿no?
- De cualquier forma, yo creía que Syd era más un hombre de culo que de tetas. – Negó un poco con la cabeza. Si alguien le hubiera dicho a su yo de dieciséis años que un día iba a estar hablando así con Frances Burroughs lo hubiera atribuido todo a drogas duras.
- ¿Ya sabes qué clase de prueba te quieres hacer? Te puedo conseguir la que quieras, desde la de caldero hasta la infalible muggle de hacer sobre un palito. - Debería hacer esa, solo por la novedad. - Si si lo estás quiero apadrinarlo. -
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
-Nooooo, soy una mujer casada, no me puedes manosear.
Dijo cubriéndose como si encima de todo, fuera pudorosa. En realidad hasta hacía unos años no había sido una chica con un montón de cualidades por delante, los embarazos habían cambiado esa parte de su cuerpo. No podía decir que estuviera feliz, ahora eran un estorbo al correr así que esperaba que pronto apareciera un hechizo para volver a ponérselas de tamaño normal, no le agradaba la idea de ser una mujer de tetas grandes.
Ahora, volviendo a lo importante, resultaba que parte de ella esperaba que Jasmine y David de verdad se arreglaran, si era que Jasmine de verdad daba el paso definitivo. Parecía totalmente natural que lo hicieran. Y quería que David fuera feliz, en verdad se lo deseaba con todo el corazón.
-Oh sí sí, lo es, sí sí, lo es. Pero ese día estaba de frente, no sé.
Soltó una carcajada sin poderlo evitar. Syd Crawford, que con el paso de los años iba poniéndose más guapo y que tenía una mirada radicalmente distinta a cuando había llegado a Estados Unidos. Desde que había tenido que matar para sobrevivir, planear, hermanarse. Ahora era otro, completamente. Eso estaba bien.
-Guacala, la del palito no, ni de chiste. La del caldero será. Tengo nervios, ojalá salga negativo, la verdad es que no podemos hacer más fraude del que ya hicimos con los papeles del subsidio. A veces pienso que debería salirme de la universidad para trabajar con mi papá, me lo ha propuesto infinidad de veces.
No se lo había dicho a nadie, en particular porque le parecía una especie de abuso nepotista que su padre le hiciera esas propuestas, y Frances tenía ciertos estándares bien plantados, pero luego pensaba en sus hijos y ser así de cerrada con esas cosas parecía una empresa complicada.
Dijo cubriéndose como si encima de todo, fuera pudorosa. En realidad hasta hacía unos años no había sido una chica con un montón de cualidades por delante, los embarazos habían cambiado esa parte de su cuerpo. No podía decir que estuviera feliz, ahora eran un estorbo al correr así que esperaba que pronto apareciera un hechizo para volver a ponérselas de tamaño normal, no le agradaba la idea de ser una mujer de tetas grandes.
Ahora, volviendo a lo importante, resultaba que parte de ella esperaba que Jasmine y David de verdad se arreglaran, si era que Jasmine de verdad daba el paso definitivo. Parecía totalmente natural que lo hicieran. Y quería que David fuera feliz, en verdad se lo deseaba con todo el corazón.
-Oh sí sí, lo es, sí sí, lo es. Pero ese día estaba de frente, no sé.
Soltó una carcajada sin poderlo evitar. Syd Crawford, que con el paso de los años iba poniéndose más guapo y que tenía una mirada radicalmente distinta a cuando había llegado a Estados Unidos. Desde que había tenido que matar para sobrevivir, planear, hermanarse. Ahora era otro, completamente. Eso estaba bien.
-Guacala, la del palito no, ni de chiste. La del caldero será. Tengo nervios, ojalá salga negativo, la verdad es que no podemos hacer más fraude del que ya hicimos con los papeles del subsidio. A veces pienso que debería salirme de la universidad para trabajar con mi papá, me lo ha propuesto infinidad de veces.
No se lo había dicho a nadie, en particular porque le parecía una especie de abuso nepotista que su padre le hiciera esas propuestas, y Frances tenía ciertos estándares bien plantados, pero luego pensaba en sus hijos y ser así de cerrada con esas cosas parecía una empresa complicada.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
La carcajada de Frances era contagiosa, tanto que ella misma comenzó a reír de la misma manera. Lo único que faltaría para hacer esa escena aún mejor sería que el mismísimo Crawford apareciera por la puerta del comedor porque entonces sí que iba a terminar llorando de la risa, solamente por aquel grandioso sentido de la oportunidad. No le importaba nada que estuvieran llamando la atención con sus carcajadas. Le gustaba hacer a Frances reír. Le gustaba hacer a la gente reír, en general.
- Te lo digo, es tu aura de diosa de la fertilidad. - Que por mucha preferencia que Syd tuviera por los culos, un par de buenas tetas seguía siendo poderoso distractor. No es que supiera de propia cuenta la clase de preferencias del Cerridwen, pero es que era observadora y eventualmente con el trato y el paso de los años uno se va dando cuenta de esos detalles. Que a Syd le iban más los culos. Que a Kris le gustaban inocentonas y dulces, fácilmente corrompibles. Que James tenía un punto débil por las rubias. David, en contraparte, era un reverendo misterio.
- Pues va, la del caldero será. Puedo hacerla para ti si es que no quieres ir a la enfermería. - Para quedar en evidencia de que otra vez ahí iba con un nuevo embarazo. O por si tenía flojera de ir a comprar una al pueblo. Era una poción básica, cosa de unos minutos. No había mucho problema.
- Vaya, eso suena a que te resolvería bastantes dolores de cabeza. - Lo de que su papá le estuviera ofreciendo trabajo en el ministerio. Siendo sinceros, a Jasmine el tono nepotista de la oferta le importaba un rábano. incluso le hizo acordarse de su papá y sus desvaríos sobre cuando ella fuera una importante abogada y todas aquellas cosas que tan alejadas estaban de la realidad.
- ¿Pero te sentirías tú a gusto con eso? - Dejando la universidad por un trabajo en el Ministerio. Qué sabía ella, seguramente porque no tenía hijos no podía ver las cosas desde otra perspectiva, pero ella creía que de donde ya comían cinco podrían comer seis. Si Frances no estaba tan segura de tomar esa oferta o peor, que el hacerlo le tuviera infeliz, veía eso hasta más perjudicial para los niños. - Seguiría acosándote aunque te fueras. - Su manera de decirle, sin caer en los sentimentalismos, que no le pensaba perder el rastro aún y si terminaba decidiéndose a dejar la carrera. La quería demasiado, contra todo pronóstico.
- Si no estás muy segura de nada todavía y ves que necesitas un par de galeones extras, a mi me gustaría ayudarte. - Tenía un montón de cuentas en los bancos, muggles y mágicos, y ninguna boca extra que alimentar ni vestir ni nada. No sentía ese dinero como algo que se hubiera ganado. Era algo que sus padres le habían dejado, de forma prematura, para sacarla de problemas. En ese mismo espíritu, ayudar a resolver un problema o dos de un amigo era algo que haría sin pensárselo, como cuando le había comprado a Frances la varita que le habían roto mientras su familia estaba escondida. Sabía que las serpientes eran orgullosas, pero la oferta, si la necesitaba, ahí la dejaba.
- Te lo digo, es tu aura de diosa de la fertilidad. - Que por mucha preferencia que Syd tuviera por los culos, un par de buenas tetas seguía siendo poderoso distractor. No es que supiera de propia cuenta la clase de preferencias del Cerridwen, pero es que era observadora y eventualmente con el trato y el paso de los años uno se va dando cuenta de esos detalles. Que a Syd le iban más los culos. Que a Kris le gustaban inocentonas y dulces, fácilmente corrompibles. Que James tenía un punto débil por las rubias. David, en contraparte, era un reverendo misterio.
- Pues va, la del caldero será. Puedo hacerla para ti si es que no quieres ir a la enfermería. - Para quedar en evidencia de que otra vez ahí iba con un nuevo embarazo. O por si tenía flojera de ir a comprar una al pueblo. Era una poción básica, cosa de unos minutos. No había mucho problema.
- Vaya, eso suena a que te resolvería bastantes dolores de cabeza. - Lo de que su papá le estuviera ofreciendo trabajo en el ministerio. Siendo sinceros, a Jasmine el tono nepotista de la oferta le importaba un rábano. incluso le hizo acordarse de su papá y sus desvaríos sobre cuando ella fuera una importante abogada y todas aquellas cosas que tan alejadas estaban de la realidad.
- ¿Pero te sentirías tú a gusto con eso? - Dejando la universidad por un trabajo en el Ministerio. Qué sabía ella, seguramente porque no tenía hijos no podía ver las cosas desde otra perspectiva, pero ella creía que de donde ya comían cinco podrían comer seis. Si Frances no estaba tan segura de tomar esa oferta o peor, que el hacerlo le tuviera infeliz, veía eso hasta más perjudicial para los niños. - Seguiría acosándote aunque te fueras. - Su manera de decirle, sin caer en los sentimentalismos, que no le pensaba perder el rastro aún y si terminaba decidiéndose a dejar la carrera. La quería demasiado, contra todo pronóstico.
- Si no estás muy segura de nada todavía y ves que necesitas un par de galeones extras, a mi me gustaría ayudarte. - Tenía un montón de cuentas en los bancos, muggles y mágicos, y ninguna boca extra que alimentar ni vestir ni nada. No sentía ese dinero como algo que se hubiera ganado. Era algo que sus padres le habían dejado, de forma prematura, para sacarla de problemas. En ese mismo espíritu, ayudar a resolver un problema o dos de un amigo era algo que haría sin pensárselo, como cuando le había comprado a Frances la varita que le habían roto mientras su familia estaba escondida. Sabía que las serpientes eran orgullosas, pero la oferta, si la necesitaba, ahí la dejaba.
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
La sonrisa que le dibujó a Jasmine por su ofrecimiento de hacerle la prueba no tuvo precio. De verdad no quería ir a la enfermería, era el último lugar que querría pisar, especialmente para pedir otra prueba de embarazo, era el colmo. Igual podría ir a comprar una el fin de semana pero no sabía si quería vivir con esa preocupación durante tanto tiempo –unos cuantos días en esas circunstancias, podían hacerse eternos.
-Te amaría por siempre, Jasmine. Más de lo que ya lo hago, en serio. Y si no estoy embarazada te invitaré a beber muchísimo.
Bromeó. Emborracharse hasta quedarse ciega ya no era algo que le interesara mucho, a menos que hubiera ocasiones especiales. Ahora, sobre el otro tema, no sabía muy bien qué pensar. Nunca había querido aceptar ayuda de sus padres, excepto en la guerra y Frances sabía muy bien que eso ya de por sí les había salido muy caro. Volver al status que habían tenido fue cosa de mucha paciencia. El apellido estaba restaurado, pero las cicatrices no.
-No lo sé. Es decir…con el trabajo sí, pero no sé si con la forma en la que lo obtuve, ¿Sabes?
Ni siquiera estaba segura de que valiera la pena seguir en la carrera per se. Le costaba mucho trabajo seguir el paso teniendo otras tres cosas de las que ocuparse. Pero Frances siempre había sido testaruda, no quería sentir que no era capaz de terminar una maldita carrera cuando había sido de las chicas más listas de su generación y de su casa, por toda la magia. Sin contar pociones, claro.
Eso sí, se negó rotundamente a la propuesta de Jasmine, y sabía que Tobias aprobaría su negativa. Claro, no le parecía insultante, como seguramente le hubiera parecido a los dieciséis –le habría soltado un puñetazo a Jasmine, de seguro, por presumida- ahora lo tomaba como lo que era: el ofrecimiento sincero de una buena amiga. Pero no.
-No te preocupes, estamos bien. Uno más quizá sí me haría pensar en el Ministerio, pero por ahora nos las arreglamos bien, en serio.
Le guiñó el ojo antes de seguir concentrada en su comida. Lo suficientemente bien como para no tener carencias, aunque su madre se empeñara en decir que vivían en un cuchitril, cosa que Frances odiaba porque era la casa que antes hubiera sido de los papás de Tobias, y siempre le había parecido linda, quizá solo por nostálgica.
-Oye entonces.. ¿crees que para el baile de Navidad ya vayas formalmente acompañada del hombre perro?
-Te amaría por siempre, Jasmine. Más de lo que ya lo hago, en serio. Y si no estoy embarazada te invitaré a beber muchísimo.
Bromeó. Emborracharse hasta quedarse ciega ya no era algo que le interesara mucho, a menos que hubiera ocasiones especiales. Ahora, sobre el otro tema, no sabía muy bien qué pensar. Nunca había querido aceptar ayuda de sus padres, excepto en la guerra y Frances sabía muy bien que eso ya de por sí les había salido muy caro. Volver al status que habían tenido fue cosa de mucha paciencia. El apellido estaba restaurado, pero las cicatrices no.
-No lo sé. Es decir…con el trabajo sí, pero no sé si con la forma en la que lo obtuve, ¿Sabes?
Ni siquiera estaba segura de que valiera la pena seguir en la carrera per se. Le costaba mucho trabajo seguir el paso teniendo otras tres cosas de las que ocuparse. Pero Frances siempre había sido testaruda, no quería sentir que no era capaz de terminar una maldita carrera cuando había sido de las chicas más listas de su generación y de su casa, por toda la magia. Sin contar pociones, claro.
Eso sí, se negó rotundamente a la propuesta de Jasmine, y sabía que Tobias aprobaría su negativa. Claro, no le parecía insultante, como seguramente le hubiera parecido a los dieciséis –le habría soltado un puñetazo a Jasmine, de seguro, por presumida- ahora lo tomaba como lo que era: el ofrecimiento sincero de una buena amiga. Pero no.
-No te preocupes, estamos bien. Uno más quizá sí me haría pensar en el Ministerio, pero por ahora nos las arreglamos bien, en serio.
Le guiñó el ojo antes de seguir concentrada en su comida. Lo suficientemente bien como para no tener carencias, aunque su madre se empeñara en decir que vivían en un cuchitril, cosa que Frances odiaba porque era la casa que antes hubiera sido de los papás de Tobias, y siempre le había parecido linda, quizá solo por nostálgica.
-Oye entonces.. ¿crees que para el baile de Navidad ya vayas formalmente acompañada del hombre perro?
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
- Me parece justo, acepto tu pago de amores y alcohol. – Le causó gracia la propuesta. Claro que le hubiera ayudado aún sin promesas de amor eterno y comas etílicos. Jasmine lo que buscaba era siempre ayudar, aun y si el tiro le salía al revés y la ayuda que ella creía alguien, se había buscado más de un problema así, pero al final ella no cambiaba. Era parte de su naturaleza.
- Tú no te preocupes. Tengo todos los ingredientes a la mano. – Le aseguró, porque una de las costumbres que había adoptado cuando hubo guerra, y que conservaba a día de hoy, era el de mantener una reserva de ingredientes digna de apotecario profesional. Todas sus muestras bien etiquetadas y conservadas dentro de un baúl encantado que conservaba bajo llave al pie de su cama. Quizá si se ponía a contar todas sus pertenencias, de ropa y otras cosas, podría acomodarlas en una maleta. Era lo que tenía el haber pasado tanto tiempo de aquí para allá sin un “hogar” propiamente dicho, había que viajar ligero. Pero ese baúl tan valioso era vital. Ya ni siquiera había necesidad de tener que preparar litros y litros tras litros de esencia de díctamo para cerrar heridas graves porque eran tiempos de paz, pero ella seguía siendo una pocionista meticulosa y detallista (un tanto obsesiva tal vez).
- Ya, esa sútil y pero castrante diferencia entre ganártelo y que te lo den. – Se cruzó de brazos. Eso lo podía entender. Y de nuevo, insistía que para ella el aceptar una propuesta así, que te dejaran en bandeja un empleo como ese, no tendría nada de reprochable, no con tres chiquitos y una carrera a la que todavía le faltaban sus años para terminar. Y de todas formas, si un trabajo en el Ministerio era algo que podría verse haciendo con gusto, las heridas del orgullo eventualmente dejan de importar. Solo asintió cuando le decía que lo del dinero no era necesario. No iba a insistir pero lo sostenía, la oferta estaba ahí por si algún día lo necesitaba.
Se rio de buena gana con lo del hombre perro, hasta que terminó suspirando y echando la cabeza hacia atrás un momento. – No lo sé, supongo que depende de cuando hable con él. Antes de la luna llena que esté todo ansioso o después cuando ande echo pulpa… dicho así cualquier día es tan bueno como el otro, creo. – Además su sentido de la oportunidad no era el mejor. Tampoco era la más diestra planeando cosas y adecuando todo al mood que necesitaba. Seguro iba a terminar soltándolo todo cuando menos se lo esperara presa de los nervios. – De todas formas si me dice que sí no te aseguro que pueda ni caminar en semanas, si me entiendes. – Se rio entre dientes. No es que tuviera una época de sequía sexual pero había mucha tensión de muchos años acumulada. No iba a negar que moría de ganas por follárselo como nunca.
Aun así, seguía inquieta por muchas otras cosas. – ¿Sabes una cosa? Más que el asunto de su imbecilidad adolescente o el luto eterno o la licantropía… lo que me asusta es, si me dice que sí, dejar de ser la Tía Jasmine. – Se mordió los labios y la miró. – Adoro a Angus, lo sabes... ¿pero si no le gusto como "La novia de papá"? - Su experiencia con niños era esa. La Tía de Angus, de Per, de Aimee y Hanin. La que los cuidaba pero también los malcriaba porque para corregirlos estaban sus papás. Era intimidante.
- Tú no te preocupes. Tengo todos los ingredientes a la mano. – Le aseguró, porque una de las costumbres que había adoptado cuando hubo guerra, y que conservaba a día de hoy, era el de mantener una reserva de ingredientes digna de apotecario profesional. Todas sus muestras bien etiquetadas y conservadas dentro de un baúl encantado que conservaba bajo llave al pie de su cama. Quizá si se ponía a contar todas sus pertenencias, de ropa y otras cosas, podría acomodarlas en una maleta. Era lo que tenía el haber pasado tanto tiempo de aquí para allá sin un “hogar” propiamente dicho, había que viajar ligero. Pero ese baúl tan valioso era vital. Ya ni siquiera había necesidad de tener que preparar litros y litros tras litros de esencia de díctamo para cerrar heridas graves porque eran tiempos de paz, pero ella seguía siendo una pocionista meticulosa y detallista (un tanto obsesiva tal vez).
- Ya, esa sútil y pero castrante diferencia entre ganártelo y que te lo den. – Se cruzó de brazos. Eso lo podía entender. Y de nuevo, insistía que para ella el aceptar una propuesta así, que te dejaran en bandeja un empleo como ese, no tendría nada de reprochable, no con tres chiquitos y una carrera a la que todavía le faltaban sus años para terminar. Y de todas formas, si un trabajo en el Ministerio era algo que podría verse haciendo con gusto, las heridas del orgullo eventualmente dejan de importar. Solo asintió cuando le decía que lo del dinero no era necesario. No iba a insistir pero lo sostenía, la oferta estaba ahí por si algún día lo necesitaba.
Se rio de buena gana con lo del hombre perro, hasta que terminó suspirando y echando la cabeza hacia atrás un momento. – No lo sé, supongo que depende de cuando hable con él. Antes de la luna llena que esté todo ansioso o después cuando ande echo pulpa… dicho así cualquier día es tan bueno como el otro, creo. – Además su sentido de la oportunidad no era el mejor. Tampoco era la más diestra planeando cosas y adecuando todo al mood que necesitaba. Seguro iba a terminar soltándolo todo cuando menos se lo esperara presa de los nervios. – De todas formas si me dice que sí no te aseguro que pueda ni caminar en semanas, si me entiendes. – Se rio entre dientes. No es que tuviera una época de sequía sexual pero había mucha tensión de muchos años acumulada. No iba a negar que moría de ganas por follárselo como nunca.
Aun así, seguía inquieta por muchas otras cosas. – ¿Sabes una cosa? Más que el asunto de su imbecilidad adolescente o el luto eterno o la licantropía… lo que me asusta es, si me dice que sí, dejar de ser la Tía Jasmine. – Se mordió los labios y la miró. – Adoro a Angus, lo sabes... ¿pero si no le gusto como "La novia de papá"? - Su experiencia con niños era esa. La Tía de Angus, de Per, de Aimee y Hanin. La que los cuidaba pero también los malcriaba porque para corregirlos estaban sus papás. Era intimidante.
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
Entendió al momento cuál era el miedo de Jasmine, no porque pudiera relacionarse directamente con ninguna experiencia parecida, sino porque podía comprender la situación. Pero Jasmine tenía algo a favor, y era que Angus, desafortunadamente, nunca había conocido una figura maternal, y Frances apostaría su mano derecha a que al cachorro le hacía falta alguien que cumpliera ese papel que veía que Frances cumplía para con Per, y que seguramente entendía bien. Per la llamaba “mamá” todo el tiempo, él no tenía a nadie que lo hiciera.
Y no, no quería darle el puesto a Jasmine en el acto, era demasiada responsabilidad, pero pensaba que no lo tenía tan complicado. Angus era un niño gentil y cariñoso. Se mordió el labio al pensar que de verdad ahí radicaba lo que daba más miedo. No era la licantropía, no era la imposibilidad de David de ser fiel –podía serlo, Frances lo sabía, había sido devoto con Eugenie – ni ninguna otra cosa, sino la responsabilidad que ambos tenían con Angus.
Por un momento no supo que decir, pero no fue porque pensara que todo estaba en el hoyo sino porque se estaba esforzando en encontrar las palabras adecuadas. Ella, que jamás se esforzaba para nada y dejaba salir las cosas como un vómito verbal, ahora lo estaba pensando bien. Diablos, sí que andaba sensible.
-Angus es un encanto. Mira, creo que por él no habría problema alguno, además te quiere y…lo dicho, es un maldito encanto. Siempre amable y siempre saludando y siempre prestando sus juguetes…
Sí, en luna llena lloraba mucho y se quejaba a morir pero Frances –cualquiera-entendía que así fuera, de hecho le alegraba que se pudiera descargar aunque fuera pataleando si le daba la gana.
-Creo que el problema será…pues tú. No porque seas una perra que no le vaya a dar lo que se merece, sino porque si le dicen algo, tiene que estar ya perfectamente seguros de las cosas, no pueden jugar con sus sentimientos, ¿Sabes a lo que me refiero? Yo guardaría lo de “la novia de papá” hasta que ya fuera algo muy muy seguro entre ustedes dos. Y que tú supieras que quieres esa responsabilidad al cien por ciento.
Y no, no quería darle el puesto a Jasmine en el acto, era demasiada responsabilidad, pero pensaba que no lo tenía tan complicado. Angus era un niño gentil y cariñoso. Se mordió el labio al pensar que de verdad ahí radicaba lo que daba más miedo. No era la licantropía, no era la imposibilidad de David de ser fiel –podía serlo, Frances lo sabía, había sido devoto con Eugenie – ni ninguna otra cosa, sino la responsabilidad que ambos tenían con Angus.
Por un momento no supo que decir, pero no fue porque pensara que todo estaba en el hoyo sino porque se estaba esforzando en encontrar las palabras adecuadas. Ella, que jamás se esforzaba para nada y dejaba salir las cosas como un vómito verbal, ahora lo estaba pensando bien. Diablos, sí que andaba sensible.
-Angus es un encanto. Mira, creo que por él no habría problema alguno, además te quiere y…lo dicho, es un maldito encanto. Siempre amable y siempre saludando y siempre prestando sus juguetes…
Sí, en luna llena lloraba mucho y se quejaba a morir pero Frances –cualquiera-entendía que así fuera, de hecho le alegraba que se pudiera descargar aunque fuera pataleando si le daba la gana.
-Creo que el problema será…pues tú. No porque seas una perra que no le vaya a dar lo que se merece, sino porque si le dicen algo, tiene que estar ya perfectamente seguros de las cosas, no pueden jugar con sus sentimientos, ¿Sabes a lo que me refiero? Yo guardaría lo de “la novia de papá” hasta que ya fuera algo muy muy seguro entre ustedes dos. Y que tú supieras que quieres esa responsabilidad al cien por ciento.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
Frances no mentía. Salvo esos días en los que la luna llena llegaba a mantener su influencia sobre el cachorro al máximo, resultaba un niño encantador. Algo inquieto, claro, y travieso también pero lo propio que uno podría esperar de un chiquillo de su edad porque eso era, un pequeño, no un muñeco. Podía con eso. Con las travesuras, y los juegos rudos, y los berrinches en noches de luna llena. Lo quería, muchísimo, y no haría nada que no llegara a hacer por él.
Le avergonzaba admitirlo y por eso nunca lo hacía en voz alta, pero cuando había nacido sí que había sido recelosa al respecto, solo por el hecho de quien era su madre. No había corrido a cargarlo emocionada apenas se dio la noticia de que había nacido, como había pasado con los hijos de Frances. Y cuando Eugenie había muerto lo que había sentido fue una forma extraña de culpa, como si estuviera convencida de que de bebé Angus contara con algún sexto sentido que le permitiera percibir lo mucho que había detestado a su mamá. Había sido una tontería absurda e irracional. Celosa e irracional. Una maravilla el tener 17 años.
La estupidez se le había tenido que quitar a la fuerza, y eso la traía al día de hoy.
- Lo he pensado mucho, muchísimo, estar bien segura de que esto es lo que quiero. Y te entiendo. – Que no podía pretender cambiar su papel ante los ojos de Angus hasta no estar cien por cien comprometida. No sería justo para él y si algo tenía muy en claro es que los sentimientos del niño y su bienestar es algo que había que proteger. – Ni siquiera me estaría planteando algo con David de nuevo si no estuviera segura de que los necesito. A los dos. Que vienen en paquete, dos licántropos por el precio de uno. – Se permitió bromear un poco, aunque no tenía ninguna duda al respecto.
No le gustaba volver a caer en los fatalismos de antes donde veía todo negro. Si la respuesta era sencilla en realidad: si los quería entonces tenía que hablar. Estaba segura y confiada en lo que sentía. El detalle era que… - Pero es muy fuerte. El saber a los extremos que llegaría por ellos pero que en realidad no depende de mí. – Su decisión ya estaba tomada. Era cosa de David si le… no, cuando le dijera, el aceptar o no lo que ella tenía para ofrecerles. Tomó aire lentamente. Ahí lo tenía Frances, lo último referente a su más nuevo secreto.
- Bueno, ¿qué? ¿Estás lista para esa prueba? -
Le avergonzaba admitirlo y por eso nunca lo hacía en voz alta, pero cuando había nacido sí que había sido recelosa al respecto, solo por el hecho de quien era su madre. No había corrido a cargarlo emocionada apenas se dio la noticia de que había nacido, como había pasado con los hijos de Frances. Y cuando Eugenie había muerto lo que había sentido fue una forma extraña de culpa, como si estuviera convencida de que de bebé Angus contara con algún sexto sentido que le permitiera percibir lo mucho que había detestado a su mamá. Había sido una tontería absurda e irracional. Celosa e irracional. Una maravilla el tener 17 años.
La estupidez se le había tenido que quitar a la fuerza, y eso la traía al día de hoy.
- Lo he pensado mucho, muchísimo, estar bien segura de que esto es lo que quiero. Y te entiendo. – Que no podía pretender cambiar su papel ante los ojos de Angus hasta no estar cien por cien comprometida. No sería justo para él y si algo tenía muy en claro es que los sentimientos del niño y su bienestar es algo que había que proteger. – Ni siquiera me estaría planteando algo con David de nuevo si no estuviera segura de que los necesito. A los dos. Que vienen en paquete, dos licántropos por el precio de uno. – Se permitió bromear un poco, aunque no tenía ninguna duda al respecto.
No le gustaba volver a caer en los fatalismos de antes donde veía todo negro. Si la respuesta era sencilla en realidad: si los quería entonces tenía que hablar. Estaba segura y confiada en lo que sentía. El detalle era que… - Pero es muy fuerte. El saber a los extremos que llegaría por ellos pero que en realidad no depende de mí. – Su decisión ya estaba tomada. Era cosa de David si le… no, cuando le dijera, el aceptar o no lo que ella tenía para ofrecerles. Tomó aire lentamente. Ahí lo tenía Frances, lo último referente a su más nuevo secreto.
- Bueno, ¿qué? ¿Estás lista para esa prueba? -
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
No lo había notado nunca, o no había querido notarlo, el odio que Eugenie había generado en Jasmine. Para Frances era mejor no tocar ese tema, nunca lo haría, ni siquiera hablaba mucho de Eugenie con ella, a menos que se le escapara. Eso lo reservaba para David, porque ni siquiera con Tobias se atrevía a decir gran cosa. Y en ese momento tocó el tema, porque si lo pensaba demasiado entraba en conflicto y no quería entrar al juego de “¿Eugenie habría querido esto?”. Con ella había tenido algo que no volvió a tener con ninguna chica nunca más, una cercanía extraordinaria, un entendimiento perfecto. No quería pensar en ella aunque sonara terrible, no en ese momento, porque dolía demasiado.
En cambio escuchó a Jasmine con atención y creyó completamente en sus palabras, que los quería de verdad, que aceptaba dos licántropos por el precio de uno. No se lo imaginaba, iba a ser un camino muy difícil para la pelirroja si iba por ahí. Por más que ya conocieran bien a David, que lo tuvieran controlado, nunca dejaba de ser una carga, nunca dejaba de ser un suplicio. No se lo iba a decir así, por supuesto, ya no era una loca bocona. No siempre.
-David es raro. ¿Sabes? Sé que piensas que lo conoces pero hay cosas que…a veces es más impulsivo de lo que parece, más demente. A veces no controla lo que hace. Si algún día enloquece por la luna llena, ¿podrás manejarlo?
Frances sabía cosas gracias a Eugenie, cosas que no repetiría pero que le habían dejado muy claro qué clase de persona era al cien su mejor amigo, algo de lo que ni ella misma estaba consciente antes.
-No creas que te estoy diciendo que el perro es un psicópata en el fondo, solo que a veces…no sé, tiene cosas.
Le tomó la mano a Jasmine y se la apretó.
-Estoy lista, mejor saberlo de una vez.
Ahora ella moría de nervios, y en el fondo quería estar embarazada de nuevo, pero al mismo tiempo rezaba porque no fuera así.
En cambio escuchó a Jasmine con atención y creyó completamente en sus palabras, que los quería de verdad, que aceptaba dos licántropos por el precio de uno. No se lo imaginaba, iba a ser un camino muy difícil para la pelirroja si iba por ahí. Por más que ya conocieran bien a David, que lo tuvieran controlado, nunca dejaba de ser una carga, nunca dejaba de ser un suplicio. No se lo iba a decir así, por supuesto, ya no era una loca bocona. No siempre.
-David es raro. ¿Sabes? Sé que piensas que lo conoces pero hay cosas que…a veces es más impulsivo de lo que parece, más demente. A veces no controla lo que hace. Si algún día enloquece por la luna llena, ¿podrás manejarlo?
Frances sabía cosas gracias a Eugenie, cosas que no repetiría pero que le habían dejado muy claro qué clase de persona era al cien su mejor amigo, algo de lo que ni ella misma estaba consciente antes.
-No creas que te estoy diciendo que el perro es un psicópata en el fondo, solo que a veces…no sé, tiene cosas.
Le tomó la mano a Jasmine y se la apretó.
-Estoy lista, mejor saberlo de una vez.
Ahora ella moría de nervios, y en el fondo quería estar embarazada de nuevo, pero al mismo tiempo rezaba porque no fuera así.
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
- ... No se lleva el título de Maldición por mero efecto dramático, lo sé. Y si, puedo. - O eso creía. Si algo le habia quedado de todo lo que habian vivido, es que tenia la capacidad de resistir mas de lo que hubiera pensado de si misma. Y le sonrio a Frances, un poco mas suave y a la vez un poco mas sentida, un tanto mas meditabunda pero no por ello menos convencida. Nunca había visto a David de esa manera que Frances sabía por su cuenta, era cierto. Pero no estaba dispuesta a comprometerse de esa manera solo por estar bajo la ilusión ingenua de que con cariño y paciencia y alguien que lo aceptara todo sería idílico y perfecto y su condición no importaría. Esa manera de pensar la había dejado atrás hacía mucho tiempo. Afectaría, claro que lo haría, y mucho.
- Todos estamos algo dementes al final. - Aunque todos lo demostraran de manera distinta. Quizá ella más de lo que pensaba.
Apreto la mano de Frances de vuelta y le sonrio tranquilizadora. - Ven, vamos a mi habitacion y ahi ya puedes hacer lo que te de la gana. - Se puso en pie y tomo su charola para dejarla en el contenedor de platos sucios. Los dormitorios de Ogmios no estaban muy lejos de ahi. Una caminata de unos cuantos minutos, mismos que se le fueron rapidismo, seguramente cosa de la expectativa y la tension. Llevo a Frances hasta el ala de los dormitorios individuales de la facultad, puesto que de las pocas cosas en las que se permitira despilfarrar Jasmine, su privacidad era una de ellas. Habia pasado siete años de su vida compartiendo cuarto con un millon de niñas y entonces lo habia disfrutado, pero ahora mismo, no podia ni siquiera imaginarse tener que compartir algo así con una extraña sin ponerse de mal humor.
- Un segundo. - Cuando llegaron y abrió la puerta para dejar a Frances entrar, lo primero que saltaba a la vista (por decirlo de alguna forma) es que la habitación estaba completamente oscura, casi imposible de ver nada adentro. Le hizo una seña a Frances de que le esperara y ella se adelantó, lo suficiente apenas como para correr las cortinas y que la luz natural, por poca que quedara antes de que empezara a anochecer, iluminara la sala. Las paredes eran de un gris profundo, y esa que quedaba frente a su cama estaba repleta de fotografías que había acumulado durante sus viajes. La atmósfera de aquella habitación era muy distinta a la que hubiera tenido su rinconcito en los dormitorios de Hufflepuff, sin colores vistozos ni llamativos, sin patrones atrevidos y vivos. Era sencillo, porque Jasmine seguia manteniendose en esa filosofia del ser capaz de moverse cuando lo necesitara, de viajar ligero. No lo que se esperaría quizá pero para ella resultaba de lo mas acogedor posible. De más decir que ella lo prefería y por mucho con las cortinas cerradas. Había un sutil aroma a incienso en el aire, ese que usaba para purificar el aire de los olores que un caldero en ebullicion llegaba a desprender.
- Decir que te pongas comoda en mi cama suena a mala línea de porno. - Bromeo un poco y la invito a pasar mientras ella se acercaba directamente a su mesa de trabajo, buscando el caldero justo que necesitaba.
- Todos estamos algo dementes al final. - Aunque todos lo demostraran de manera distinta. Quizá ella más de lo que pensaba.
Apreto la mano de Frances de vuelta y le sonrio tranquilizadora. - Ven, vamos a mi habitacion y ahi ya puedes hacer lo que te de la gana. - Se puso en pie y tomo su charola para dejarla en el contenedor de platos sucios. Los dormitorios de Ogmios no estaban muy lejos de ahi. Una caminata de unos cuantos minutos, mismos que se le fueron rapidismo, seguramente cosa de la expectativa y la tension. Llevo a Frances hasta el ala de los dormitorios individuales de la facultad, puesto que de las pocas cosas en las que se permitira despilfarrar Jasmine, su privacidad era una de ellas. Habia pasado siete años de su vida compartiendo cuarto con un millon de niñas y entonces lo habia disfrutado, pero ahora mismo, no podia ni siquiera imaginarse tener que compartir algo así con una extraña sin ponerse de mal humor.
- Un segundo. - Cuando llegaron y abrió la puerta para dejar a Frances entrar, lo primero que saltaba a la vista (por decirlo de alguna forma) es que la habitación estaba completamente oscura, casi imposible de ver nada adentro. Le hizo una seña a Frances de que le esperara y ella se adelantó, lo suficiente apenas como para correr las cortinas y que la luz natural, por poca que quedara antes de que empezara a anochecer, iluminara la sala. Las paredes eran de un gris profundo, y esa que quedaba frente a su cama estaba repleta de fotografías que había acumulado durante sus viajes. La atmósfera de aquella habitación era muy distinta a la que hubiera tenido su rinconcito en los dormitorios de Hufflepuff, sin colores vistozos ni llamativos, sin patrones atrevidos y vivos. Era sencillo, porque Jasmine seguia manteniendose en esa filosofia del ser capaz de moverse cuando lo necesitara, de viajar ligero. No lo que se esperaría quizá pero para ella resultaba de lo mas acogedor posible. De más decir que ella lo prefería y por mucho con las cortinas cerradas. Había un sutil aroma a incienso en el aire, ese que usaba para purificar el aire de los olores que un caldero en ebullicion llegaba a desprender.
- Decir que te pongas comoda en mi cama suena a mala línea de porno. - Bromeo un poco y la invito a pasar mientras ella se acercaba directamente a su mesa de trabajo, buscando el caldero justo que necesitaba.
Jasmine Hartmann- Mensajes : 140
Fecha de inscripción : 19/11/2014
Re: ¿Uno más? ¡No!
Frances se levantó de su lugar pero antes de eso, se terminó como una demente lo que había en el plato antes de dejarla en el contenedor. Siguió a Jasmine hasta los dormitorios de Ogmios, que casi nunca visitaba, y en el camino fue pensando en muchas cosas, como la cantidad de veces que había peleado con Finnerty, incluyendo cuando le había gritado que era un traidor por estar con Eugenie, o lo duras que se las habían visto cuando había nacido Hanin. ¿Un bebé más? No, gracias.
Cuando entró a la habitación de Jasmine frunció el ceño. ¿Pero y las mariposas y las cositas bonitas de la Jasmine de Hogwarts? A saber, ya no había ni rastro del micropuff del Señor que había sido antes.
-Te tomaste la estética de David Bowie muy en serio, ¿verdad?
Claro, Frances nunca había sido de esas que tuvieran un sentido del humor muy encantador y adecuado, pero a esas alturas Jasmine ya lo sabría, aunque claro, eso no quería decir que le pareciera bien. Se rio por lo de la mala línea de porno.
-Mira si estás tratando de seducirme así no te va a funcionar. Tengo marido, carajo.
Le sacó la lengua y con una confianza que jamás se esperó tener con la pelirroja, se echó sobre la cama, cuan larga era pero sin subir los pies, con mucho cuidado. Acomodó su cabeza sobre la almohada y miró a Jasmine.
-Estoy lista para verte hacer magia. Nunca pude con las pociones, en serio. Era buena en todo, joder, en todo, menos en eso. De no ser por Syd jamás habría aprobado la materia como era debido para salir con récord impecable del cochino colegio. ¿Cómo es que lo haces?
Cuando entró a la habitación de Jasmine frunció el ceño. ¿Pero y las mariposas y las cositas bonitas de la Jasmine de Hogwarts? A saber, ya no había ni rastro del micropuff del Señor que había sido antes.
-Te tomaste la estética de David Bowie muy en serio, ¿verdad?
Claro, Frances nunca había sido de esas que tuvieran un sentido del humor muy encantador y adecuado, pero a esas alturas Jasmine ya lo sabría, aunque claro, eso no quería decir que le pareciera bien. Se rio por lo de la mala línea de porno.
-Mira si estás tratando de seducirme así no te va a funcionar. Tengo marido, carajo.
Le sacó la lengua y con una confianza que jamás se esperó tener con la pelirroja, se echó sobre la cama, cuan larga era pero sin subir los pies, con mucho cuidado. Acomodó su cabeza sobre la almohada y miró a Jasmine.
-Estoy lista para verte hacer magia. Nunca pude con las pociones, en serio. Era buena en todo, joder, en todo, menos en eso. De no ser por Syd jamás habría aprobado la materia como era debido para salir con récord impecable del cochino colegio. ¿Cómo es que lo haces?
Frances Alechinsky- Mensajes : 319
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